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Guía para Propietarios e Inquilinos
Guía para Propietarios e Inquilinos
Especialistas explican los derechos y las obligaciones de ambas partes ante los reiterados
conflictos; letra chica, falta de conocimiento o malas prácticas ocasionan fuertes disputas
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Letras chicas, falta de conocimiento o malas prácticas, suelen llevar a fricciones de diversa
índole entre dueños e inquilinos, que en ocasiones desembocan en pleitos que pueden ser
evitados. Los desacuerdos se suceden en tres instancias de la relación: previo a la firma del
contrato, durante el transcurso del mismo y en su finalización.
A la vez, un problema que suelen enfrentar los propietarios en esta instancia es la falta de
solvencia del inquilino y la validez de la garantía. Con el afán de alquilar la propiedad,
muchos locadores que no requieren los servicios de inmobiliarias, no piden garantías o bien
no verifican adecuadamente su situación: "Se encuentran con personas muy inescrupulosas
que salen como garantes, las denominadas "garantías compradas". Al tiempo esa garantía
cambia de titular y ante una potencial falta de cumplimiento de su inquilino, si quieren
ejecutar, se encuentran con que el garante no tiene más esa propiedad" destaca Armando
Caputo, Directivo de la Cámara Argentina de la Propiedad Horizontal.
Para evitar riesgos futuros, es necesario que el dueño invierta el tiempo y dinero necesarios
en corroborar el perfil de su locatario. "Los contratos cubren al propietario, pero es
necesario chequear que el inquilino tenga los ingresos necesarios para hacer frente a sus
obligaciones, saber quién es y qué hace" afirma Caputo.
El estado del inmueble
El estado del inmueble también es otro punto de fricción. Al momento de la firma del
contrato es necesario constatar el perfecto estado del mismo. "La particularidad que tiene el
contrato de locación es que el locatario debe cumplir con su obligación dándole al locatario
el uso y el goce de las cosas, habitabilidad y funcionalidad", indica Griselli. Un problema
muy frecuente con los departamentos a estrenar suele ser que tenga luz de obra o el gas no
esté habilitado. Pero en departamentos de años, también es frecuente que no funcione bien
el horno, el calefón o esté tapada una cañería.
Por ello, es recomendable el detalle más exacto posible del estado del inmueble: "A esos
efectos, es conveniente especificar por contrato lo que se entrega (muebles de cocina, baño
completo, etc). Suele ser más común en los departamentos de nivel, donde también se
indican los materiales de los mismos", señala Restivo.
De todas formas, muchos inquilinos no reparan en este punto y avanzan con el contrato: "A
veces firman el contrato igual porque el dueño se compromete a arreglarlo en cierta
cantidad de tiempo, pero el contrato empieza a transcurrir y el arreglo no se hace", aporta
Griselli.
La salida, si no hay consensos, es iniciar un reclamo con envío de cartas documento, que
muchas veces termina con mediaciones que no siempre tienen un resultado favorable. "El
dueño argumenta que el inquilino sabía lo que estaba firmando (que el inmueble se entrega
en condiciones óptimas de uso). En un porcentaje menor de los casos, suele haber una
suerte de descuento en el alquiler y, raramente, un reintegro total de lo que se abonó al
inicio del contrato en término de comisión y depósito en garantía", comenta Griselli.
Para el inquilino, no suele ser recomendable accionar por propia cuenta: "Mucho para
discutir el locatario no tiene si ya ha firmado. Si el inmueble cuenta con un falencia grande
(vicio oculto), nunca es recomendable responder con un recorte en las expensas o en el
monto del alquiler, porque no hay seguridad de ganar el reclamo. Lo que conviene es hacer
el reclamo formal y continuar pagando normalmente", sugiere Restivo.
En el punto de pago de expensas y servicios, una gran responsabilidad que suelen olvidar
los propietarios es el control sobre el cumplimiento de su pago. Si la inmobiliaria se
encarga de controlar la propiedad, hay un seguimiento sobre los gastos que, de lo contrario,
puede ser un gran dolor de cabeza. Por desidia o por asumir que existe un contrato privado,
algunos titulares no controlan esos gastos y sólo les interesa que estén con el alquiler al día.
"Tienen que saber que si hay mora en el pago de las expensas, e independientemente del
contrato privado, el responsable del pago de las expensas ante la administración es el
propietario, porque cuando compra declara conocer el reglamento de co-propiedad que rige
al edificio. No puede invocar la falta de conocimiento de esa situación", señala Caputo.
El problema se presenta porque los propietarios suponen que si las expensas están a cargo
del inquilino, éste las tiene que pagar sí o sí. "Es así por una cuestión contractual, pero si no
las paga, la acción va contra el titular de la unidad. Lo ideal ante esa situación sería
concurrir a la administración, ponerse al día con las deudas y, en lo privado sí, notificar la
irregularidad ante el garante correspondiente", puntualiza Caputo.
Roturas y arreglos
Entre los problemas domésticos más comunes se encuentran la rotura de una cocina,
calefón o de un caño. Los parámetros para definir a quién le corresponden los gastos tienen
que ver con el tipo de artefacto que sufre los desperfectos: "Humedad o filtraciones por
humedades son arreglos estructurales que jamás debe asumir el locatario porque implica
arreglarle el inmueble al locador cuando éste último tiene que asegurar las condiciones de
habitabilidad", señala Griselli.
Cierto es que en este ámbito existen zonas grises derivadas del uso que resultan difícil de
esclarecer. "El inquilino debe mantener los artefactos [cocina, calefón, estufa, etcétera] en
el mismo buen estado que los recibió, pero también es igualmente cierto que existe un
tiempo que los desgasta por un uso normal y no abusivo. Son cuestiones ambiguas que
generan rispidez", reconoce Caputo.
Otra sorpresa con la que pueden encontrarse los dueños, es que la propiedad ha sido
subalquilada con otros fines. "Todo contrato debe incluir la cláusula de prohibición del
subalquiler. A veces ocurre que los dueños lo ponen formalmente, pero en la práctica
piensan que si el alquiler se paga y la convivencia con el resto es buena, no importa quién
sea, pero es un peligro potencial", advierte Restivo.
En los contratos se tiene que dejar claro que una parte es el locador y otra, el locatario. "Si
se subalquila a terceros se estaría facultando al inquilino para que disponga de esa unidad a
su gusto. Si se demuestra esto último se puede pedir el desalojo", aclara Caputo.
"Si bien no existe ajuste por inflación, no es menos cierto que lo que se pactó hace un año,
hoy tiene otros valores -apunta Caputo- De manera que los propietarios tiene que tomar
recaudos para que de común acuerdo entre las partes se llegue a un valor que permita una
rentabilidad potable. Es un tema complejo sin un valor dólar concreto o algún tipo de
variable a la cual referenciar"
Respecto de la indexación o algún tipo de ajuste en el costo del alquiler, Griselli aclara que
está absolutamente prohibido. "Cualquier cláusula en ese sentido es nula, como también las
que indican que cada seis meses se van a sentar a renegociar el monto del alquiler",
advierte.
La mayoría de los contratos que hacen ahora sortean esa prohibición estableciendo un
aumento preacordado para el segundo año de contrato. "La forma de sortear los costos por
inflación es calcular el costo total de alquiler en dos años y establecer un monto para el
primer año y otro para el segundo. Con ese ajuste de un 20%, 30%, el dueño espera
equilibrar la inflación esperada para el próximo período sin desvalorizar la propiedad con el
consentimiento del locatario", resume Restivo.
Si se rescinde el contrato antes del año se paga a modo de penalidad un mes y medio de
alquiler. Superado el año, el equivalente es a un mes, sujeto a devolver el inmueble sin
deudas y en condiciones.
Por el lado de los propietarios, la voluntad de rescindir el contrato sólo es válida en caso de
incumplimiento del inquilino. "Si incumple alguna de las cláusulas que firmó es causal de
rescisión a plena voluntad del locador. En ese caso se envía la carta documento
correspondiente informado la rescisión del contrato y se anulan los derechos y obligaciones
a partir de esa fecha. Tema posterior será la ejecución de las deudas posibles que tenga el
inmueble y el pedido de desalojo", subraya Restivo.
Por fuera de esta situación puntual, el locador no está facultado a actuar en este sentido.
"Sólo si el contrato dice expresamente que se lo puede rescindir en cualquier momento, no
es posible, a menos que se llegue a un convenio con el inquilino. Si éste cumple con todo,
nunca puede pedir el desalojo porque necesite disponer del inmueble u otro motivo, la ley
en ese caso es proinquilino , agrega el especialista.
La devolución del depósito en garantía es un gran problema común a casi todos los
contratos. "El depósito es un contrato adicional que se firma entre las partes donde el dinero
se entrega a condición de entregar el inmueble en las condiciones que se brindó
originalmente, libre de deuda de expensas y servicios", afirma Restivo.
Sin embargo, el uso del depósito en garantía no es discrecional. "Para evitar esta situación
locador y locatario deben revisar el mismo al finalizar el contrato, constatar el estado y
devolver en el acto el depósito, de lo contrario alguna persona puede haber entrado al
inmueble y generar algún daño, no es posible saberlo con seguridad. No existe motivos para
no devolverlo si el inmueble está en condiciones" señala Griselli.
Pero tampoco es un dinero del que tenga que disponer el inquilino, si bien algunos lo
canjean por el pago de los últimos dos meses de alquiler, de forma convenida con el titular.
"Si el locador no lo quiere usar para eso, el inquilino quedaría debiendo los dos últimos
meses de locación, lo que acarrearía problemas. El locatario tampoco dispone del depósito
a discreción, sólo se le devuelve al constatar el estado del inmueble y el libre deuda una vez
finalizado el contrato", concluye Restivo..