Está en la página 1de 2

La mitología del Rey Mono

El Rey Mono es uno de los personajes más populares de la mitologia china,


siendo el protagonista de la novela clásica «Viaje al Oeste» de Wu Ch’eng-En,
considerada una de las cuatro novelas clásicas de la literatura china, y
basada en la historia real de un monje famoso, Xuan Zang de la dinastía
Tang. Según la leyenda, el Rey Mono nació de una roca mítica. Tras saltar de
una cascada en la Montaña de las Flores y las Frutas, fue proclamado Rey de
los Monos por otros monos debido a su hazaña. No obstante, pronto se dio
cuenta de que un día le llegaría la muerte y comenzó a buscar la
inmortalidad. Para ello viajó en balsa a nuevas tierras y acabó siendo un
discípulo de Subhuti, dominando pronto los infinitos poderes de la
transformación y logrando la capacidad de trascender la forma y la
existencia de 72 formas diferentes. Era incluso capaz de volar entre nubes y
dar saltos de 8000 millas.

El Rey Mono descubrió entonces una vara mágica llamada «Ru Yi Bang», que
originalmente era un tesoro del Rey Dragón usado para
mantener el equilibrio de las mareas en su palacio del mar. La vara se
extendía desde el fondo del mar hasta los cielos y pesaba unos 7000
kilos. El Rey Mono redujo su tamaño al de una aguja y se la llevó, causando un
cataclismo en el mar.

En un intento por domar al Rey Mono, el gran Emperador de Jade, la única


autoridad sobre el cielo, el mar, la tierra y el mundo subterráneo, le invitó a
su reino celestial con la oferta de un título, pero le recibió con un
ataque. El Rey Mono se tragó los «Melocotones de la Inmortalidad» de
la Emperatriz, y el «Elixir de la Longevidad» del maestro Lao Tzu, lo que le
hacía prácticamente indestructible. El Rey Mono consiguió derrotar a todos
los 100.000 guerreros que el Emperador mandó para detenerle.

Al final, el Rey Mono fue capturado por una fuerza conjunta de numerosos
guerreros celestiales y sentenciado a la pena capital. Al no poder la espada
contra él, fue arrojado a una fragua sagrada donde se quemó durante 49
días. Tras ese tiempo, la propia fragua explotó y de ella emergió el Rey Mono,
más lleno de furia que nunca.
Habiendo agotado todos sus recursos, el Emperador fue en busca del propio
Buda, quien retó al Rey Mono a que no sería capaz de saltar de la palma de su
mano. Si el Rey Mono perdía la apuesta sería exiliado a la tierra de los
mortales. El Rey Mono aceptó la apuesta pidiendo el título de Emperador si
ganaba. Con sus grandes habilidades, dio el mayor salto que pudo. Tras su
salto vio cinco enormes pilares y pensando que había llegado al final de los
cielos escribió en uno de ellos «El Gran Sabio, estuvo aquí.”

Cuando volvió a ver a Buda, el Rey Mono quedó sorprendido de ver su


escritura en uno de los dedos de Buda. No había logrado saltar más alla de
la palma de la mano de Buda y había, por tanto, perdido la apuesta. Al
intentar escapar, Buda transformo sus dedos en la Montaña de los Cinco
Picos donde encerró al Rey Mono durante los siguientes 500 años.
Eventualmente, el Rey Mono tuvo una oportunidad de redención
cuando el Buda le envió a una misión para proteger a Xuan Zang a su viaje a
la India. Así es como comienza la épica «Viaje al Oeste».

También podría gustarte