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Mitos cosmogónicos: Los orígenes según los aztecas.

Al principio existía la Pareja Divina, el señor de la luz del centro y la señora del cielo
nocturno. La Pareja Divina, creó a cuatro dioses que dieron lugar al fuego, al calendario,
al mar, a los cielos y la tierra. Finalmente, los dioses creadores, por medio de la palabra,
hicieron emerger la tierra y los seres que la habitaban: árboles, plantas y animales. Los
animales fueron interrogados por los dioses para saber si podían reconocerlos y
venerarlos, pero no fueron conscientes ni supieron hablar.

Entonces los dioses formaron, en sucesivas etapas o edades cósmicas, hombres de barro
y de madera, que no respondieron a sus deseos. Los de barro fueron destruidos por un
diluvio de agua y los de madera se transformaron en monos, que vivieron en su mundo
hasta la llegada de un diluvio de resina ardiente que les hizo desaparecer.

Finalmente, los creadores encontraron la materia sagrada: el maíz, que mezclado con
sangre de serpiente y de tapir, dio como resultado al hombre requerido: un hombre
consciente de los dioses y de sí mismo, como sustentador de ellos. Continuador de los
dioses por llevar en su propia constitución física los elementos sagrados: maíz y sangre
de los dioses, que le dieron la conciencia. El hombre es el ser creado con la misión de
sustentar y venerar a los dioses, y el mundo es su habitación. Sin el hombre los dioses
perecen y sin los dioses, el universo entero muere.

Mitos teogónicos: Hermes.

Hermes es conocido como otro hijo de Zeus, el más joven. Se dice que fue concebido en
una caverna del sur de la región en una noche donde todos los dioses, y todos los demás
habitantes estaban dormidos. Hermes usaba un sombrero llamado petasos, y unas
sandalias llamadas pedilla.

Le llamaban mensajero porque era el encargado de hacer llegar los mensajes de los
dioses y cumplir su divino deseo siendo así el protector de los viajeros y el promotor de
los comercios. Era encargado de llevar a los muertos al mundo subterráneo y también lo
consideraban ladrón, según dicen su primer robo fue robar una manada de ganado que le
pertenecía a su hermano. Se dice que Hermes fue el inventor del lenguaje escrito,
también se le acredita la invención de la gimnasia y el boxeo.

Mitos etiológicos: El origen del árbol de laurel.

Dafne fue perseguida por Apolo, a quien Eros había disparado una flecha dorada para que se
enamorase de ella, pues estaba celoso porque Apolo había bromeado sobre sus habilidades
como arquero, y también afirmaba que el canto de éste le molestaba. Dafne huyó de Apolo
porque Eros le había disparado a su vez una flecha con punta de plomo, que provocaba
desprecio y desdén. Durante la persecución, Dafne imploró ayuda al dios del río Peneo (padre
de Dafne), quien la transformó en laurel, árbol que desde ese momento se convirtió en
sagrado para Apolo.

Mitos morales: El mito de Giges.

“Después de una borrasca seguida de violentas sacudidas, la tierra se abrió en el paraje


mismo donde pacían sus ganados; lleno de asombro a la vista de este suceso, bajó por
aquella hendidura y, entre otras cosas sorprendentes que se cuentan, vio un caballo de
bronce, en cuyo vientre había abiertas unas pequeñas puertas, por las que asomó la
cabeza para ver lo que había en las entrañas de este animal, y se encontró con un
cadáver de talla aparentemente superior a la humana. Este cadáver estaba desnudo, y
sólo tenía en un dedo un anillo de oro. Giges lo cogió y se retiró. Posteriormente,
habiéndose reunido los pastores en la forma acostumbrada al cabo de un mes, para dar
razón al rey del estado de sus ganados, Giges concurrió a esta asamblea, llevando en el
dedo su anillo, y se sentó entre los pastores. Sucedió que habiéndose vuelto por
casualidad la piedra preciosa de la sortija hacia el lado interior de la mano, en el momento
Giges se hizo invisible, de suerte que se habló de él como si estuviera ausente.
Sorprendido de este prodigio, volvió la piedra hacia fuera, y en el acto se hizo visible.
Habiendo observado esta virtud del anillo, quiso asegurarse repitiendo la experiencia y
otra vez ocurrió lo mismo: al volver hacia dentro el engaste, se hacia invisible; cuando
ponía la piedra por el lado de afuera se volvía visible de nuevo. Seguro de su
descubrimiento, se hizo incluir entre los pastores que habían de ir a dar cuenta al rey.
Llega a palacio, corrompe a la reina y con su auxilio se deshace del rey y se apodera del
trono”.

Giges se aprovecha del poder – del anillo en este caso – para cometer una injusticia y
establecer la tiranía. En el mito de Platón, Glaucón nos muestra la capacidad del hombre
para obrar mal cuando dispone los instrumentos para cometer toda injusticia sin temor
alguno. El hombre es perverso por naturaleza, así lo expondrá Toma Hobbes en Leviatán
con la célebre frase homo homini lupus – tomada de Tito Maccio Plauto –. ¿Pero el
hombre es malo por naturaleza y sólo obra el bien para no ser visto actuando
injustamente? El Aquinate indica en la Summa Theologica que “puesto que el hombre fue
creado a semejanza de Dios, después de tratar de Él, modelo originario, nos queda hablar
de su imagen, el hombre”. Si apreciamos el sentido de esta proposición observamos que
la moral es doctrina sobre el hombre, es decir, hablar de la moral es hablar de la imagen
del mismo hombre y que hacer el bien y el mal afectan al ser del hombre, elevándolo o
destruyéndolo. La actuación moral – el bien y el mal – no sólo incumben en la acción, sino
en el ser mismo de la persona. Los cristianos hemos de ser ante todo otro Cristo:
“Vosotros pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial” (Mt, 5, 48). Como
bien dice Benedicto XVI no hay dos principios, uno bueno y uno malo, sino que hay un
solo principio, el Dios Creador, y este principio es bueno, sin sombra de mal. El hombre,
substancia individual de naturaleza racional – Boecio y Santo Tomás – e imagen de Dios
es bueno por naturaleza. El mal, su existencia, sólo procede de una libertad creada y
abusada – el hombre cuando se cree Dios -, pero por no proceder de la fuente del mismo
ser el hombre puede liberarse – trabajo de las virtudes – del mal – mediante la
resurrección –.

Mito fundacional: Rómulo y Remo.

Después de la guerra de Troya, Eneas, un príncipe troyano que sobrevivió a la destrucción de su


ciudad, se refugió con su familia en la llanura del Lacio. Algunos años después su hijo, Ascanio,
fundó la ciudad de Alba Longa.

Cuatro siglos más tarde, uno de los reyes de Alba Longa, Numitor, fue destronado por su hermano
menor Amulio. Para garantizar su seguridad, el usurpador mató a todos los hijos varones de su
hermano y obligó a su sobrina, Rea Silvia, a hacerse sacerdotisa, para que así permaneciera
virgen. Pero el dios Marte hizo madre a la hija de Numitor, dándole los gemelos Rómulo y Remo.
Amulio, enfurecido, ordenó que los niños fueran arrojados a las aguas del río Tíber. Pero la
canasta en la que habían sido depositados quedó varada en la orilla y una loba (Luperca) encontró
a los hermanos y los amamantó como si fueran sus propios hijos. Más tarde fueron recogidos y
criados por el matrimonio de pastores Fáustulo yAca Larentia.

Los gemelos descubrieron su origen. Buscando venganza, volvieron a su ciudad natal para matar a
su tío abuelo y reponer en el trono a su abuelo Numitor. Éste, en agradecimiento, les entregó
territorios al noroeste del Lacio. Con 18 años (753 a. C.) decidieron fundar una ciudad justo donde
la loba los encontró. Discutiendo sobre el lugar de la ciudad, decidieron que lo elegiría aquel que
viera más pájaros, prueba que superó Rómulo. Remo decía que era un augurio las seis aves que
señalaban el monte Aventino, mientras que Rómulo entendió como otro augurio las doce aves que
señalaron el monte Palatino. Este último, tras una discusión, decidió marcar los límites de la futura
ciudad ―Pomerium― y amenazó con matar a todo aquel que los cruzara. Remo le desobedeció y
cruzó con desprecio la línea, diciendo que nunca llegaría a ser rey. Rómulo no lo dudó y acabó con
su vida. Arrepentido, decidió enterrar a su hermano en la cima del Palatino, y en honor a su propio
nombre llamó a la nueva ciudad con el nombre de Roma. Luego emprendió una nueva etapa como
único rey de Roma.
Mito escatológicos: El choque te la Tierra con el planeta Nibiru.

Supuestamente nuestro planeta impactará con otro llamado Nibiru, o Planeta X, el cual no
existe. En la NASA han recibido varios mails y cartas de personas preocupadas por esta
amenaza. Al no recibir respuesta, muchos sospechan que el gobierno y distintos
organismos están ocultando información. Sin embargo, según fuentes científicas e
históricas, si un planeta así existiera en nuestro sistema solar, lo habríamos sabido desde
hace tiempo. Además, si realmente ese planeta se estrellara en diciembre, ya debería ser
visible a simple vista desde la Tierra.

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