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MITO NAYLAMP

En 1586, el cronista Miguel Cabello de Balboa dio a conocer esta historia. Hace mucho tiempo llegó a las costas de
Lambayeque una flota de barcas, que tenía al mando a un hombre llamado Naylamp con su esposa Ceterni y
muchas concubinas, cuarenta oficiales, gran cantidad de soldados y servidores.

Tras algunos días de navegación, al ver una playa que le pareció adecuada para sus proyectos, emitió orden de
desembarcar. Las naves fueron hacia el éste y poco después, la proa de la nave en la que iba había llegado a tierra
firme.
Fueron media legua adentro, se asentaron y construyeron palacios y un templo llamado Chot, en donde se colocó un
ídolo que representaba a Naylamp al cual bautizaron con el nombre de Yampallec, de donde nace posteriormente el
nombre del departamento.
Durante muchos años vivieron en paz y prosperidad. Cuando Naylamp estaba muy anciano, con el fin de perpetrar su
autoridad y mandato, lo enterraron de manera secreta en el mismo palacio, diciendo que había volado hacia el cielo.
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Sus fieles y seguidores creyeron que Naylamp sí había partido a otro lugar volando y lo buscaron, así es como sólo
quedó gente joven en el reino.
Al fallecer, el gobierno pasó al mando de su hijo Cium casado con Zolzoloñi, y este tuvo doce hijos y gobernó muchos
años, vivió también con sus concubinas.
Cada uno de los doce hijos de Cium fue jefe de una tribu, su pensamiento era igual al de su abuelo y su padre,
perpetuar su madato. Sus sucesores fueron Escuñain, Mascuy, Cuntipallec, Allascunti, Nofanech, Mulamuslan,
Llameooll, Lapinat-cum, Acunta y Fampellec.
EL último rey decidió trasladó el reino a otro lugar, pero fue tentado por el demonio que tomó la forma de una
hermosa mujer con quien tuvo un encuentro carnal, como castigo se desató un diluvio de treinta días y un año de
hambruna y esterilidad.
Los sacerdotes pusieron al pueblo en contra del rey y lo arrojaron al mar atándolo de manos y pies previamente. Al
quedar sin rey, fueron conquistados por Chimu-Capac del Gran Chimú que puso a gobernar a Pongmassa y dejó
como sucesor a Oxa.
La leyenda cuenta la historia de don Demetrio, quien fue un minero viudo y vivía con su hijo de
ocho años, llamado José. Un día, don Demetrio mandó a su hijo José a que fuera al río a recoger
agua, pues tenían un actividad en su casa y requerían de este liquido para poder preparar la
"patasca". Ya habían pasado 4 horas desde que el padre le había dado el encargo, y el padre,
preocupado, decidió ir a buscarlo. Al encontrarlo cerca del río, lo sorprendió jugando con una
pequeña criatura, que reconoció de inmediato, era el Muqui. Sin pensar en las consecuencias,
don Demetrio se lanzó sobre el duende, tomó su shicullo lo enredo en la pierna derecha y atrapó
al muqui, quien no mostró resistencia alguna.

Este, a cambio de su libertad, prometió trabajar todos los días recolectando oro de una ciudad
oculta debajo de la tierra para el anciano. Desde entonces, don Demetrio se convirtió en el minero
más rico de toda su región.

Atrapar al Muqui es ambición de todo minero, pues este capturado al pedir su libertad se ve
obligado a trabajar por el minero, en unos casos; en otros, lo hace depositario de una
determinada cantidad de oro, con la que el minero se enriquece.

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