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Perlas Nutricion INCMNSZ
Perlas Nutricion INCMNSZ
DE LA NUTRICIÓN
EN ENFERMEDADES HEPÁTICAS
Dra. Eira Cerda Reyes
Dra. Graciela Elia Castro Narro
Dra. Sophia Eugenia Martínez Vázquez
coordinadoras
Las perlas de la nutrición
en enfermedades hepáticas
DR © Ediciones Franco
ISBN: 978-607-8837-
Prólogo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
Dr. Juan Ramon Aguilar Ramírez
HÍGADO GRASO
CIRROSIS HEPÁTICA
TRASPLANTE HEPÁTICO
6
XXII. Alimentación en cirrosis alcohólica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147
Dra. Sofía Murúa Beltran-Gall, Dra. Lorena Lanz-Zubiriá,
Dr. Y. Iván López-Méndez, Dra. Eva Juárez-Hernández
ÍNDICE
7
A pacientes y médicos que nos inspiran a actualizarnos
para entregar los mejores conocimientos
do por los segmentos VI y VII. El sector medial derecho se forma por los segmen-
tos V y VIII. El sector lateral izquierdo se forma por segmentos II y III. El sector
medio izquierdo está formado por segmento IV y I. Cada segmento tiene su propia
vascularización de la vena porta y arteria hepática con su drenaje biliar y venoso
hacia las venas suprahepáticas, cada segmento puede extirparse de forma inde-
pendiente. 2,3,4
• Peritoneo: Una membrana que cubre el hígado que forma el exterior, pero se
separa de éste en su cara diafragmática superior por el ligamento falciforme, en
la posición posterior por el ligamento coronario y en la visceral por el omento
menor.5
• El hígado tiene una red linfática superficial y otra profunda a través de la cual
drena la linfa producida en el hígado. La red profunda es responsable de un ma-
yor drenaje linfático hacia los ganglios frénicos laterales a través de las venas
hepáticas y hacia el hilio a través de ramas de la vena porta. La red superficial se
encuentra dentro de la cápsula de Glisson con una superficie anterior y posterior,
la superficie anterior drena e a los ganglios linfáticos frénicos a través del área
12
desnuda del hígado para unirse a las redes linfáticas mediastínicas y mamarias
internas. La red de la superficie posterior drena a los ganglios linfáticos hiliares,
incluidos el conducto cístico, el colédoco, la arteria hepática y los ganglios linfá-
ticos peripancreáticos, pericárdicos y celíacos. Los patrones de drenaje linfático
tienen implicaciones quirúrgicas con respecto de la linfadenectomía realizada
para trasplante hepático y cáncer de vesícula biliar, hígado y páncreas.
• Como el resto del cuerpo, el hígado tiene inervación neural parasimpática y sim-
pática. Las fibras nerviosas se derivan del plexo celíaco, los ganglios torácicos
inferiores, el nervio frénico derecho y el vago. Los nervios vagos se dividen en
una rama anterior izquierda y una posterior derecha y a medida que discurren
desde el tórax hacia el abdomen. El vago anterior se divide en cefálica y hepática,
de las cuales la última va a través del epiplón menor para inervar el hígado y es
responsable de la inervación parasimpática. La inervación simpática surge predo-
minantemente del plexo celíaco, así como de los nervios esplácnicos torácicos.6,7,8
13
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II NUTRICIÓN, METABOLISMO E HÍGADO
Dr. José Luis Pérez-Hernández*
Dr. Jorge Emilio Lira-Vera**
Tabla 1
Funciones metabólicas principales del hígado en la nutrición
Metabolismo de Metabolismo de Metabolismo de Vitaminas y
Otras
carbohidratos proteínas grasas minerales
Conversión de Transaminación Conversión de Depósito de vita- Sintetiza proteí-
galactosa y fruc- ácidos grasos en minas A, D, E, K, nas transporta-
tuosa en glucosa acetil-coenzima y B12 doras de las vita-
A mediante la minas A y B12
β-oxidación
Glucogenólisis Desaminación Producción de Depósito de hie- Sintetiza lipopro-
cuerpos cetóni- rro, cobre, zinc y teínas que trans-
cos manganeso portan la vitami-
na E
El mantenimiento de la salud se debe en gran medida a una dieta adecuada y a los nu-
trientes que llegan a la circulación sanguínea a través del hígado. La estrecha relación
entre el hígado y la nutrición hace que una alteración hepática pueda provocar defi-
ciencias nutricionales, mientras que diferentes estados de desnutrición u obesidad se
asocian a enfermedades hepáticas.2
Dado que toda la sangre proveniente del sistema digestivo pasa a la vena porta, el
hígado desempeña un papel fundamental en el metabolismo y el almacenamiento de los
carbohidratos, los lípidos y las proteínas que se derivan de la dieta. Los carbohidratos
Fisiología, nutrición y metabolismo hepático
16
Las proteínas que son ingeridas se descomponen en el sistema gastrointestinal en
los aminoácidos que las integran antes de ser absorbidas por el hígado. A diferencia de
la glucosa y los ácidos grasos, los aminoácidos no pueden almacenarse en el hígado. En
su lugar, se metabolizan en él a través de la desaminación para proporcionar energía o
para ser utilizados para la síntesis de aminoácidos no esenciales o de glucosa. El amonio,
metabolito tóxico resultante, puede convertirse en urea, que resulta menos tóxica y se
excreta por la orina.5
Además, los hepatocitos tienen múltiples sistemas enzimáticos que metabolizan mu-
chas moléculas extrañas (xenobióticos) en metabolitos más polares, con mayor solubili-
dad en agua para permitir su eliminación en la orina o la bilis. Muchas de estas enzimas
pueden metabolizar múltiples sustratos con un reconocimiento muy amplio de dichos
sustratos, por lo que los fármacos pueden ser metabolizados de formas muy diferentes
en uno o varios metabolitos.6 (Tabla 2).
Tabla 2
Vías hepáticas para el metabolismo de fármacos
Vía Descripción
El metabolismo hepático de la glucosa, los ácidos grasos y los aminoácidos está estre-
chamente controlado por múltiples señales nutricionales, hormonales y neuronales. La
disfunción de la señalización y el metabolismo hepático puede causar enfermedades
metabólicas del hígado, como la esteatosis hepática asociada a disfunción metabólica
(mafld, por sus siglas en inglés), y/o la diabetes mellitus tipo 2. De igual forma, el meta-
bolismo de los fármacos en el hígado se ve afectado por diversos estados fisiológicos y
patológicos.7
17
Tabla 3
Etiología multifactorial de las alteraciones en la nutrición
y metabolismo del paciente con enfermedad hepática crónica
Etiología Factor Impacto clínico
• Anorexia
Inflamación crónica / • Cambios en el gusto, aversión por sabo-
Estrés oxidativo res dulces
• Incremento del gasto energético
• Saciedad precoz
Ascitis • Plenitud postprandial
• Anorexia
• Náusea
• Saciedad precoz
Gastroparesia / Disfun- • Plenitud postprandial
ción autonómica • Anorexia
Ingesta alimentaria
• Dolor abdominal
inadecuada
• Distensión abdominal
• Leptina: el incremento en su nivel pro-
mueve menor ingesta de alimentos y
Hormonas del hambre aumento del gasto energético en reposo
• Grelina: sus picos bajos preprandiales
provocan bajo apetito
• Dificultad para ingerir alimentos
Encefalopatía hepática
• Consumo muscular y sarcopenia
• La restricción de sodio impacta negati-
Dietas poco apetecibles
vamente en el sabor de los alimentos
• Se asocia a deficiencia de zinc y vitami-
Cambios en el gusto
na A
Aumento del gasto
• Desnutrición y menor masa muscular
Fisiología, nutrición y metabolismo hepático
energético
• Reducción en el depósito de glucógeno
• Aumento de gluconeogénesis, uso de
glucógeno muscular, deaminación, oxi-
Alteración en el me- dación de ácidos grasos libres y produc-
tabolismo ción de cuerpos cetónicos
Metabolismo alterado
• Cambio metabólico de la fuente prima-
de macronutrientes
ria de energía de la glucosa a los ami-
noácidos y ácidos grasos
• Rápida oxidación de los lípidos en es-
tado de ayuno, lipólisis periférica y ma-
labsorción de grasas
• Malabsorción de grasas y vitaminas li-
Colestasis
posolubles (A, D, E, K)
Enteropatía portal hi-
Malabsorción • Disminución de absorción de nutrientes
pertensiva
Alteración en la per-
• Disbiosis
meabilidad intestinal
18
Desde el punto de vista del metabolismo de los lípidos, cuando el hígado está dañado
hay una disminución de la producción de sales biliares, lo que altera la absorción de las
grasas y de las vitaminas liposolubles y provoca una disminución de los ácidos grasos
esenciales y poliinsaturados. En cuanto a las proteínas, hay una disminución de la pro-
ducción de albúmina en el hígado. Esta hipoalbuminemia produce edema en la mucosa
intestinal que dificulta la absorción de nutrientes. Además, dada la necesidad de proteí-
nas para obtener energía, se produce una disminución de la masa muscular. La sarcope-
nia se observa comúnmente en pacientes con enfermedad hepática crónica.9 (Tabla 4).
Tabla 4
Nutrientes y su relación con enfermedad hepática
Nutriente Relación con la enfermedad hepática Síntomas/Signos asociados
Pérdida muscular –
Sarcopenia
Proteínas Disminución en su síntesis y transporte
Edema
Ascitis
Piel escamosa
Grasas Disminución en su absorción
Uñas blandas/quebradizas
Aumento de sus requerimientos, espe-
Vitamina B1 (tiamina) cialmente en la enfermedad hepática Queilitis
alcohólica
Vitamina B6 (piridoxi-
Aumento de su degradación Debilidad
na)
Vitamina B12 (cianoco-
Malabsorción Neuropatía
balamina)
Ácido fólico Deficiencia Anemia
Ceguera nocturna
Queratosis
Vitaminas liposolu-
Malabsorción Osteoporosis
bles (A, D, E, K)
Neuropatía
Riesgo de hemorragia
19
metabolismo de la glucosa, se produce una disminución de las reservas de glucógeno,
hiperinsulinemia, disminución de la oxidación de la glucosa en el hígado, intolerancia a
la glucosa y un mayor riesgo de diabetes mellitus de tipo 2. La alteración del metabolis-
mo de las proteínas conduce a un mayor catabolismo de éstas y a la aceleración de la
gluconeogénesis a partir de los aminoácidos. Por último, la alteración del metabolismo
de los lípidos conduce a un aumento de la oxidación de los mismos que genera especies
reactivas de oxígeno, lo que da lugar a lipotoxicidad hepática y a deficiencia de ácidos
grasos esenciales.11 Debe evitarse a toda costa el ayuno prolongado de los pacientes con
cirrosis, pues un ayuno de 10 horas puede resultar equivalente a un ayuno de 72 horas
en un sujeto con hígado sano.12
Se deben tener en cuenta los procesos hepáticos de la nutrición y el metabolismo en
la salud y la enfermedad hepática. Pues los cambios en un estado patológico influyen
negativamente en el estado del paciente, ocasionando desnutrición y complicaciones
que disminuirán no solamente la calidad de vida, sino también, aumentarán las descom-
pensaciones y mortalidad de la enfermedad hepática crónica.
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20
III MICROBIOTA E HÍGADO
M en C. Elisa Gómez Reyes*
INTRODUCCIÓN
EL EJE INTESTINO-HÍGADO
En el eje intestino-microbiota-hígado están involucradas una serie de interaccio-
nes metabólicas, inmunitarias y neuroendocrinas. En primera instancia, la sangre
venosa del intestino llega directamente al hígado a través de la vena porta; por lo
que los nutrimentos, productos y metabolitos microbianos, así como las toxinas in-
testinales llegan al hígado en primera instancia y antes que a cualquier otro órgano.
Otra vía de comunicación entre el hígado y los productos microbianos del intestino
son los vasos linfáticos, que viajan a través del conducto torácico y la circulación
sistémica. Adicional a ello, el hígado está conectado con el intestino a través del
sistema biliar. La bilis y los ácidos biliares son secretados por el hígado y llegan
al intestino delgado a través de los conductos biliares para apoyar la digestión.
Cuando la barrera intestinal está intacta, el intestino absorbe de forma natural los
nutrientes mediante los enterocitos y los transporta al hígado y funciona como una
barrera natural que impide el paso de toxinas y productos microbianos; cuando la
barrera intestinal se encuentra permeable habrá una traslocación de productos
microbianos, toxinas y sustancias proinflamatorias dañando al hígado.3,4
Á C I D O S G R A S O S D E C A D E N A C O R TA
Los ácidos grasos de cadena corta (agcc) son metabolitos de la fermentación bacteriana
principalmente de carbohidratos en el tracto gastrointestinal. Los más abundantes en
el colon son acetato, propionato (producidos principalmente por los Bacteroidetes) y
butirato (producido principalmente por los Firmicutes); seguidos de otros como valerato
y caproato. Los agcc se pueden absorber rápidamente en el colon a través de la difusión
Fisiología, nutrición y metabolismo hepático
pasiva para liberarse a la circulación sanguínea y al hígado donde puede ser usado como
energía por los hepatocitos. La presencia y cantidad de agcc se han relacionado con
múltiples enfermedades hepáticas. Por ejemplo, se observaron niveles fecales más altos
de propionato y acetato, y una mayor abundancia de Fusobacteriaceae y Prevotellaceae,
en pacientes con nafld en comparación con controles sanos. Una dieta suplementada
con agcc se ha asociado con menores niveles de adiposidad y resistencia a la insulina
inducidas por una dieta alta en grasas en ratones, gracias a la regulación negativa del
receptor activado por pparγ en el hígado y el tejido adiposo blanco. Adicionalmente la
administración de butirato ha demostrado en modelos murinos la protección para nash;
y uno de los mecanismos de acción propuestos, es que el butirato redujo la abundancia
de bacterias Bilophila que es productora de lipopolisacárido (lps) y promovió la abun-
dancia del género Akkermansia. E inclusive, la suplementación con simbióticos compues-
ta por bacterias productoras de butirato (Faecalibacterium prausnitzii) y un prebiótico
productor de butirato (almidón de papa) mostró efectos protectores contra la esteatosis
hepática inducida por etanol. Y de la misma forma el uso de inulina aumentó los niveles
de propionato, butirato y valerato mejorando la inflamación hepática en ratones someti-
dos a daño por etanol. Por lo que la manipulación en la producción de agcc está siendo
22
observada como un posible mecanismo para la prevención o tratamiento de enferme-
dades hepáticas; sin embargo, no existe una conclusión generalizable a todas ellas, sino
que su beneficio debe ser evaluada caso por caso.1,2
ÁCIDOS BILIARES
Los ácidos biliares se sintetizan en el hígado a partir del colesterol y funcionan facilitan-
do la digestión y la absorción de lípidos en el intestino. La mi juega un papel importante
en el mantenimiento de la reserva de ácidos biliares mediante la modulación de los
ácidos biliares a través de la desconjugación, deshidroxilación, esterificación, oxidación
y desulfatación de la bilis en el intestino. Los ácidos biliares y la microbiota pueden re-
gularse entre sí. Esto se demostró en un estudio donde se alimentó a ratas con una dieta
suplementada con ácido cólico (ca), en el cual presentaron una reducción significativa
en el número y variedad de bacterias totales, probablemente debido a la actividad anti-
microbiana directa de ca. Adicionalmente, estos ratones presentaron un incremento en
el phylo Firmicutes y varias bacterias de las clases Clostridia y Erysipelotrichi comparado
con un grupo control. Por otra parte, se ha reportado, una conexión entre la concentra-
ción de ácidos biliares fecales, la cirrosis hepática y la composición de la microbiota. A
mayor progresión de la cirrosis hepática, mayor grado de disbiosis (con un predominio de
Enterobacteriaceae) y menor flujo de ácidos biliares en el intestino. Lo cual confirma que
una microbiota intestinal disbiótica, conduce a la disminución de la síntesis de ácidos
biliares secundarios contribuyendo a la retención de sales biliares y a la traslocación en
el intestino delgado y el sobrecrecimiento bacteriano, lo que finalmente conduce a daño
hepático.5
O T R O S P R O D U C TO S B A C T E R I A N O S
El lipopolisacárido bacteriano (lps) es el principal componente de la membrana celular
externa de las bacterias Gram-negativas.1 La evidencia sugiere que los lipopolisacáridos
bacterianos (endotoxinas), así como también una dieta alta en grasa (que disminuye la
cantidad de bifidobacterias) ocasionan un efecto gatillo en el comienzo de la inflamación
y de la resistencia a la insulina, lo cual, junto con sobrecrecimiento bacteriano en el in-
testino delgado o sibo, permiten la translocación de endotoxinas bacterianas al torrente
sanguíneo (endotoxemia) que, a su vez, puede activar el receptor tipo Toll-4, activando
rutas metabólicas que favorecen la inflamación. Adicionalmente, la endotoxemia podría
contribuir a la fibrosis activando células implicadas en el proceso de fibrogénesis como
células de Kupffer y células estrelladas a través de la vía Toll-4. Por otra parte, se ha ob-
servado que la suplementación con algunos géneros bacterianos de Bifidobacterium pp
III MICROBIOTA E HÍGADO
M I C R O B I OTA I N T E S T I N A L Y E N F E R M E D A D E S D E L H Í G A D O
La mi se compone normalmente de cinco phyla, los Firmicutes (79.4%, de los cuales for-
man parte los Ruminococcus, Clostridium y Eubacteria); los Bacteroidetes (16.9%, de los
cuales forman parte Porphyromonas y Prevotella); las Actinobacterias (2.5% de los cuales
forman parte los Bifidobacterium), las Proteobacteria (1%) y Verrumicrobia (menos del
0.5%). Se han identificado que cambios en la relación entre estas phyla se relacionan
23
con un aumento en la permeabilidad intestinal y la translocación bacteriana, lo cual po-
dría implicar que haya una mayor permeabilidad tanto para el paso de microorganismos
como sus metabolitos hacia el hígado, afectando el metabolismo de los ácidos biliares,
la dismotilidad y la inflamación sistémica por el mecanismo previamente descrito. Los
principales descritos en el daño hepático son principalmente en la composición de los
filos Bacteroidetes y Firmicutes, incluidas Ruminococcaceae, Lachnospiraceae y Clostri-
diales, que producen agcc y que son una de las principales fuentes de energía para las
células del epitelio intestinal, y que también regulan el metabolismo secundario de los
ácidos biliares (ba) y la producción de IgA. Estas condiciones agravan la misma disbiosis,
que por ende también agrava el daño hepático convirtiéndose en un círculo vicioso, de
tal manera que se ha observado que el grado de lesión del hígado y la disbiosis intestinal
se correlacionan entre sí (tabla 1).
Tabla 1
Cambios en la composición de la microbiota intestinal
reportados en las enfermedades hepáticas2
Cambios en la composición de la MI Enfermedad
Disminución en la relación entre Bifidobacterias/Enterobacte-
rias. (Menos concentración de Bifidobacteria y Lactobacilos/ Hepatitis crónica por virus B
mayor concentración de Enterococcus y Enterobacteriaceae)
Disminución de Bacteroidetes e incremento de Proteobacteria Cirrosis hepática por virus B
Disminución de Bifidobacterium. Incremento en Prevotella y
Hepatitis crónica por virus B
Faecalibacterium
Disminución de Lactobacillus spp., Bifidobacterium spp. y En-
terococcus spp. Carcinoma hepatocelular
Incremento en Escherichia coli
Producción de amonio y endotoxinas por bacterias producto-
Encefalopatía hepática
ras de ureasa, como Klebsiella y Proteus
Fisiología, nutrición y metabolismo hepático
24
pueden activar factores nucleares como el factor nuclear kappa Beta (nfkβ) y que a tra-
vés de receptores tipo toll (tlr) y receptores tipo nod (nlr), incrementan la producción
de citocinas y quimiocinas que ingresan a la circulación portal, causando daño hepático
y la promoción de la fibrosis.
OPCIONES TERAPÉUTICAS
La modificación dietética es uno de los pilares del tratamiento médico-nutricio de las
enfermedades hepáticas. En las últimas décadas, y ante el conocimiento de la relación
entre la mi y el daño hepático; el uso de probióticos, prebióticos y simbióticos están
ganando cada vez más importancia como una opción para acompañar el tratamiento
estándar de las diferentes enfermedades hepáticas (tabla 2).
Tabla 2
Ejemplo del uso de probióticos, prebióticos
y simbióticos en diferentes enfermedades hepáticas2,7
Enfermedad Probiótico, prebiótico o simbióticos
“VSL #3” (Streptococcus thermophilus, Bifidobacterium breve, B. longum, B.
infantis, Lactobacillus acidophilus, L. plantarum, L. paracasei, L. bulgari-
cus) para reducción del daño hepático
Yogur (con Lactobacillus bulgaricus y Streptococcus thermophilus) enri-
Enfermedad por
quecido con L. acidophilus La5 y Bifidobacterium lactis Bb12 para la mejo-
hígado graso no
ría en niveles de aminotransferasas
alcohólico
Mezcla de Lactobacillus casei, L. rhamnosus, Streptococcus thermophilus,
Bifidobacterium breve, L. acidophilus, B. longum, y L. bulgaricus + fruc-
to-oligosacáridos mejora las aminotransferasas, índice de HOMA y elasto-
grafía transitoria.
Lactobacillus bulgaricus y Streptococcus thermophilus para mejoría de
Esteatohepatitis no aminotransferasas
alcohólica Bifidobacterium longum W11 + FOS para la mejoría de aminotransferasas y
la puntuación de la actividad histológica de la esteatohepatitis
Mezcla que contiene cepas de Lactobacillus plantarum, Lactobacillus ca-
sei, Lactobacillus acidophilus, Lactobacillus delbrueckii subsp. bulgaricus,
Bifidobacterium infantis, Bifidobacterium longum, Bifidobacterium breve
y Streptococcus salivarius subsp. Thermophilius como profilaxis primaria
para la encefalopatíe hepatica.
Mezcla que contiene cepas de Lactobacillus plantarum, Lactobacillus ca-
Encefalopatía
sei, Lactobacillus acidophilus, Lactobacillus delbrueckii subsp. bulgaricus,
hepática
III MICROBIOTA E HÍGADO
25
CONCLUSIÓN
La microbiota intestinal humana está directamente relacionada con la salud hepática,
gracias a la estrecha relación bidireccional tanto anatómica como funcional que se tiene
entre el intestino y el hígado, principalmente a través de la circulación portal, la circula-
ción biliar y la circulación sistémica. Ciertos productos intestinales, como los metabolitos
microbianos, los ácidos grasos de cadena corta y los patrones moleculares asociados a
microbios (mamps), se transportan al hígado a través de la vena porta e influyen en la
función hepática. De forma paralela, el hígado transporta sales biliares y moléculas an-
timicrobianas al intestino a través del tracto biliar para mantener la eubiosis intestinal
al controlar el sobrecrecimiento bacteriano. Por lo tanto, la presencia disbiosis puede
provocar trastornos metabólicos en el hígado y a su vez daño hepático. Además de que
un mayor daño hepático se ha relacionado con una mayor disbiosis. Esto confirma que el
mantenimiento de una Eubiosis es importante no sólo en el mantenimiento de la salud
intestinal sino también en el mantenimiento de la salud de otros órganos como el híga-
do. No se deberá ignorar el papel de la microbiota en las enfermedades hepáticas, que
usualmente no es considerada en el modelo típico de tratamiento médico-nutricional.2,3
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26
IV ANTIOXIDANTES Y VITAMINAS
EN ENFERMEDADES HEPÁTICAS
Dr. José Antonio Velarde Ruiz Velasco*
INTRODUCCIÓN
D entro de las múltiples funciones del hígado destacan la regulación del volumen
sanguíneo, el adecuado funcionamiento del sistema inmunitario, el control en-
docrino de las vías de señalización del crecimiento, la homeostasis de los lípidos
y el colesterol y la descomposición de los compuestos xenobióticos, incluidos mu-
chos fármacos actuales. Adicionalmente, este órgano, dentro de sus propiedades,
participa en procesos bioquímicos tales como el metabolismo de macronutrientes
y almacenamiento de vitaminas, por tanto, la pérdida de sus funciones dada por
enfermedades hepáticas influye en la deficiencia de las reservas de dichos nutrien-
tes necesarios para el organismo. La deficiencia de vitaminas y minerales es de
común prevalencia en pacientes con colestasis y en el contexto tanto agudo como
avanzado de las diversas formas de enfermedad hepática.1,2,3
ENFOQUE TERAPÉUTICO
El beneficio en la suplementación de micronutrientes y macronutrientes no está
completamente esclarecido, sin embargo, el tratamiento de dichas deficiencias se
orienta según la confirmación de la disminución en sus niveles o la sospecha clí-
nica, corrigiendo los mismos según las recomendaciones generales en la práctica
clínica usual.2,4 La dosis recomendada de suplementación de estos nutrientes y
antioxidantes se encuentra en la Tabla 1.
Tabla 1
Dosis de suplementación de micronutrientes en hepatopatías
Micronutriente Dosis de reposición
Vitamina A 2,000 – 200,000 UI/día de 4 a 8 semanas
50,000 UI/semana D2 y D3 por 8 semanas y mantenimiento
Vitamina D
1,500-2,000 UI/día
Vitamina E 400-800 UI/día de alfatocoferol actetato
* Jefe del Servicio de Gastroenterología. Hospital Civil de Guadalajara Fray Antonio Alcalde.
Micronutriente Dosis de reposición
V I TA M I N A S
La deficiencia de vitamina A se ha relacionado con desórdenes en el sistema inmunitario
y a un curso más severo de la enfermedad hepática,4 además de tener beneficios en cre-
cimiento de células epiteliales, curación de heridas y salud ocular. Se ha visto deficiencia
común en enfermedades hepáticas colestásicas como colangitis biliar primaria, colangi-
tis esclerosante primaria y colangiocarcinoma por secreción disminuida de sales biliares
que predispone a malabsorción de ésta entre otras vitaminas liposolubles,1 sin embargo,
a la vez se ha reportado mayor deficiencia en pacientes con cirrosis hepática con mayores
puntuaciones de meld y Child Pugh,2 con estudios que evidencian asociación entre su
depleción con mayor riesgo de carcinoma hepatocelular, menor respuesta a terapia anti-
viral en virus de hepatitis C y reducción en niveles de retinol en encefalopatía hepática.5,6,7
La deficiencia de vitamina D es común en pacientes con enfermedad hepática la cual,
dependiendo la etiología, puede estar relacionada con baja ingesta, malabsorción, defi-
ciencia de sales biliares o pérdida de funciones hepáticas,5 contribuyendo a la disminu-
ción en las proteínas de unión plasmáticas, viéndose el doble de incidencia en pacientes
Fisiología, nutrición y metabolismo hepático
con cirrosis hepática. Por tanto, debe suplementarse, en conjunto con un aporte de cal-
cio, a los pacientes con niveles <20ng/ml hasta llegar a un nivel >30ng/ml ya que valores
en el intermedio pueden considerarse insuficientes, pudiendo ser necesario mayores do-
sis en pacientes con enfermedad hepática grasa no alcohólica.2 Su deficiencia se asocia
a menor supervivencia y al grado de disfunción hepática y severidad de la enfermedad7
además puede llevar a esteatosis más grave, progresión de fibrosis y mayor incidencia
de carcinoma hepatocelular. Los valores <10ng/ml se han descrito como factor de riesgo
de mortalidad en dicha neoplasia.1
La vitamina E actúa como antioxidante neutralizando radicales libres y disminuyendo
el estrés oxidativo, su deficiencia contribuye a agregación plaquetaria, disminución su-
pervivencia células rojas, degeneración neuronal y a nivel hepático progresión de hígado
graso a esteatohepatitis.5 Debido a su rol en mecanismos moleculares de fibrosis, ésta
puede exacerbarse a nivel hepático en caso de disminución en sus niveles. Por tanto, se
ha demostrado beneficio en disminuir niveles de transaminasas y cálculo de puntua-
ciones de fibrosis en pacientes con esteatohepatitis confirmada por biopsia, además de
la necesidad de suplementarse en caso de confirmar su déficit en otras enfermedades
hepáticas para mantener el beneficio de sus propiedades antioxidantes.1
28
La vitamina K dentro de sus funciones en la coagulación al ser deficiente puede tener
manifestaciones clínicas, no obstante, por la pérdida de las funciones propias del hígado
independientemente del estado de esta vitamina puede ocurrir sangrado o coagulación
inapropiada.1 Esta deficiencia debe pensarse mayormente en pacientes con enfermeda-
des hepáticas colestásicas reportándose en éstas hasta en 25% de los casos.5 Para eva-
luar su déficit se usa de referencia el tiempo de protrombina lo cual no es específico por
alteraciones además en la síntesis, y en los casos de cirrosis hepática no se ha demostra-
do beneficios en su administración para corrección de coagulopatía.8 Su administración
se recomienda en casos de enfermedades del tracto biliar para corregir coagulopatías,
además se ha descrito un rol importante de esta vitamina en casos de heaptocarcinoma
vinculándose la disminución de sus niveles con riesgos asociados a dicha enfermedad
hepática.9
La vitamina C interviene con procesos de estrés oxidativo reduciendo la formación de
especies reactivas de oxígeno y mejorando la actividad de enzimas antioxidantes como
glutatión peroxidasa y superóxido dismutasa, además de interferir en la regulación de la
adiponectina que reduce la acumulación de lípidos en el hígado. Por tanto, el rol de esta
vitamina se ha propuesto en enfermedad hepática grasa no alcohólica.9 Aunque algunos
estudios demuestran beneficios en mejorar la salud hepática, actualmente la vitamina
C no se recomienda para uso rutinario ya que los resultados no han sido concluyentes.10
El grupo de vitaminas B consta de compuestos que son solubles en agua con funcio-
nes esenciales como coenzimas en una amplia gama de reacciones enzimáticas catabó-
licas y anabólicas. Además, el llamado complejo B también es un intermediario para la
biosíntesis de numerosos compuestos clave, como aminoácidos, ácidos grasos y piri-
midinas. Las ocho vitaminas de este grupo son tiamina (B1), riboflavina (B2), niacina (B3),
ácido pantoténico (B5), piridoxina (B6), biotina (B7), folato (B9) y cobalamina (B12). La fuente
ANTIOXIDANTES
Los antioxidantes juegan un papel clave en la mayoría de las etiologías de enfermedad
hepática crónica, debido a que inhiben la oxidación, lo que neutraliza los efectos nocivos
causados por las especies reactivas de oxígeno manteniendo el estado redox homeos-
tático. Existen antioxidantes endógenos como el glutatión-gsh, superóxido dismutasa,
sod2, también se pueden adquirir de alimentos de la dieta. Las antocianinas, el licopeno,
la coenzima Q10, los flavonoides, el β-caroteno, el selenio y las catequinas son sustancias
normalmente presentes en una dieta con alta actividad antioxidante.9
29
El zinc en sus funciones protectoras se encuentra vinculado a regulación inmune,
disminución de estrés oxidativo y respuesta inflamatoria. Se ha descrito el rol de este
elemento trazó en enfermedades hepáticas contribuyendo a disfunción mitocondrial,
injuria mediada por especies reactivas de oxígeno y depleción de glutatión.9 Su deficien-
cia es común en hepatopatías crónicas, en las cuales algunos estudios han demostrado
beneficios asociados a la suplementación sobre mejorías en la función hepática y estado
nutricional.7 Diversos estudios se han desarrollado con el interés del rol de la suplemen-
tación con zinc oral sobre la encefalopatía hepática con los cuales se ha demostrado
beneficios en este contexto.11 La evidencia actual sobre el comportamiento del balance
de vitaminas y antioxidantes en diversas enfermedades hepáticas es conocido, desde
las implicaciones fisiológicas hasta el papel fisiopatológico. En la tabla 2 se expresa el
comportamiento de vitaminas, antioxidantes y oligoelementos en 4 entidades clínicas
diferentes.
Tabla 2
Comportamiento de vitaminas y antioxidantes en enfermedad hepática alcohólica (eha), enferme-
dad hepática grasa no alcoholica (ehgna), cirrosis y carcinoma hepatocelular (chc). Modificado con
datos de Licata A. et al..9
eha ehgna Cirrosis chc
Vitaminas
Vitamina A Disminuida Disminuida Disminuida
Vitamina C Disminuida
Vitamina D Disminuida Disminuida Disminuida Disminuida
Vitamina E Disminuida Disminuida Disminuida Disminuida
Vitamina K Disminuida Disminuida
Complejo B Disminuida
Antioxidantes y oligoelementos
Fisiología, nutrición y metabolismo hepático
Disminuida/
Cobre
aumentado
Hierro Aumentado
Zinc Disminuido Disminuido
Superoxido dismutasa Disminuida
Coenzima Q10 Disminuida
Glicopeno Disminuida
Falvonoides Disminuida
Glutation Disminuido
CONCLUSIONES
El papel de las vitaminas y antioxidantes debido a que las deficiencias son muy comu-
nes en la enfermedad hepática crónica es de especial interés para el clínico. Este rubro
representa un reto especial en las etapas avanzadas, por ello, las estrategias de suple-
mentación pueden ayudar a mejorar el estado redox y la inmunidad de los pacientes.
30
Las deficiencias vitamínicas en la enfermedad hepática están relacionadas con disfun-
ción hepática, reservas disminuidas y con el aumento de la gravedad de la enfermedad,
ingesta dietética inadecuada y malabsorción. Por lo antes expuesto, en los pacientes
con enfermedades hepáticas crónicas se sugiere administrar micronutrientes y vitaminas
para tratar la deficiencia cuando ésta sea confirmada o sospechada clínicamente.
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Clinical Practice Guideline on the Management of Coagulation Disorders in Patients
31
V DIAGNÓSTICO DEL ESTADO NUTRICIONAL
EN ENFERMEDADES HEPÁTICAS
INTRODUCCIÓN
TA M I Z A J E N U T R I C I O N A L
Como se mencionó anteriormente en las hepatopatías se encuentran diversas al-
teraciones nutricionales que pueden desembocar en la desnutrición por lo que es
de suma importancia determinar tempranamente si la persona presenta el riesgo
a desarrollar desnutrición.
R OYA L F R E E H O S P I TA L- N U T R I T I O N A L P R I O R I T I Z I N G TO O L ( r f h - n p t )
Tiene como objetivo detectar el estado nutricional en las personas con hepatopatía
crónica, basándose en 5 medidas: Índice de Masa Corporal (imc), pérdida de peso
no intencional, ingesta dietética, gravedad de la hepatitis y la interferencia con la
ingesta de alimentos provocada por complicaciones o descompensaciones presen-
34
tes (ascitis o sobrecarga de líquidos), categorizando así a las personas en: riesgo bajo,
riesgo moderado y riesgo alto. Para lograr determinar en qué categoría se encuentra la
persona, el rfh-npt se divide a sí mismo en tres pasos diferentes:
• Se debe considerar como persona de alto riesgo aquellas que presenten hepatitis
alcohólica o reciban alimentación por sonda. Si la persona presenta alguna de
estas características continuará al siguiente paso.
• Se valorará si la persona tiene sobrecarga hídrica o no.
- En personas que presenten sobrecarga hídrica se deberá evaluar sí la misma
sobrecarga interfiere con la ingesta de alimentos, sí la ingesta de alimentos se
ha reducido al menos el 50% en los últimos 5 días y sí tuvo pérdida de peso
en los últimos 3-6 meses.
- En caso de que no presente sobrecarga hídrica se evaluará el imc, la pérdida
de peso no voluntaria en los últimos 3-6 meses y la gravedad de la enferme-
dad junto con baja o ninguna ingesta de alimentos en los últimos 5 días.
• Se determinará la puntuación obtenida de los pasos anteriores y se clasifica
como bajo riesgo (puntuación de 0), riesgo moderado (puntuación de 1) o riesgo
alto (puntuación 2-7).6
35
procesos metabólicos activos, abarcando el agua corporal total, minerales óseos,
tejido blando, proteínas viscerales y glucógeno.10
Esta se puede evaluar por medio de masa libre de grasa, índice de masa magra
y masa músculo esquelética.
• Masa muscular fragmentada (mmf), nos permite observar la distribución de masa
muscular segmentaria en el cuerpo.
• Masa musculoesquelética (mme): Son aquellos músculos que podemos controlar
voluntariamente encargado de producir las contracciones necesarias para el mo-
vimiento, postura y de protección, se sitúa en las extremidades superiores e infe-
riores, tronco, cabeza, cuello y cara de manera abundante, es decir, son aquellos
músculos que en su mayoría se sitúan más superficiales.
La masa muscular debe ser evaluada con regularidad, ya que la sarcopenia
(reservas de masa muscular disminuidas) se ha asociado con descompensaciones
hepáticas como ascitis, encefalopatía hepática e infecciones.11
• Impedancia Bioeléctrica: Basada en la aplicación de corrientes de baja amplitud y
bajo potencial a diferentes frecuencias transmitidas de diferentes formas a través
de la masa grasa (mg) y la mlg. Es muy sensible a los cambios repentinos de re-
tención de líquidos corporales, entre sus ventajas destacan, inocuidad, sencillez
de manejo y baja variabilidad interobservador. Este método nos ayuda a obtener
el valor de ángulo de fase (PhA) el cual se utiliza para determinar la integridad
de la membrana celular, distribución de agua entre los espacios intracelular y
extracelular y predicción de la masa celular corporal. La desnutrición, la inflama-
ción y el estrés oxidativo deterioran las propiedades eléctricas de los tejidos y
producen valores más bajos de PhA. En personas con hepatopatías, se encontró
consistentemente que el PhA está relacionado con el estado nutricional y la com-
posición corporal, particularmente con el agotamiento de la masa corporal magra
y la sarcopenia. Se ha asociado con el pronóstico, el estadio de la enfermedad, la
gravedad y se ha demostrado que es útil para controlar los cambios de fluidos y
la respuesta a las intervenciones.12
Fisiología, nutrición y metabolismo hepático
36
Karnofsky, por sus siglas en inglés kps (Karnofsky Performance Status Scale) y la
prueba de caminata de 6 minutos (PC6M).11
37
sangre es uno de los hallazgos característicos de los cuadros colestásicos y se
acompaña de elevación de fosfatasas alcalinas y ggt. Su aumento puede estar
dado por varias causas como lo son la Obstrucción de la vía biliar, Enfermedades
hepáticas colestásicas, Cirrosis o Hepatitis agudas
Albúmina: proteína transportadora que mantiene la presión oncótica del plasma.
Esta proteína representa 50 a 60% de la proteína sérica total y sus reservas son
las más abundantes. La medición de la albúmina en sangre actúa como indicador
de la función sintética del hígado, es decir, de la capacidad del hígado de formar
las proteínas que normalmente produce. La disminución de los valores de albú-
mina se relaciona con morbilidad y mortalidad elevada en personas hospitaliza-
das, con la gravedad del padecimiento y con el estado de nutrición, asociándose
a edema de extremidades y ascitis.18
38
de zinc bajas en personas con esta condición, así como concentraciones de amonio en
sangre inversamente proporcionales.20
• Vitamina E sérica: nutriente liposoluble presente en muchos alimentos. En el
cuerpo, actúa como antioxidante, al ayudar a proteger las células contra los da-
ños causados por los radicales libres. Por su función antioxidante se ha recomen-
dado vigilar el efecto de la vitamina E sobre el receptor gamma de peroxisoma
activado por proliferador y la resistencia a la insulina.16
• Prealbúmina: Es también llamada transtirretina, la cual es la encargada del trans-
porte de tiroxina, la concentración de esta proteína sérica se relaciona a cambios
de la reserva de proteínas de corto plazo, lo cual su vida media es de 2 a 3 días,
se utiliza para evaluar el consumo de alimentos y el tratamiento nutricio opor-
tuno, la respuesta de la prealbúmina muestra la severidad de la enfermedad y el
pronóstico de la morbimortalidad, en caso de que el laboratorio cuente con el
equipo necesario para realizar la prueba se puede solicitar.21
Figura 2
Evaluación del estado nutricional en personas con enfermedad hepática
39
Total. B.I: Bilirrubina Indirecta. B.D.: Bilirrubina Directa. dexa: Absorciometría radiológica
de doble energía.
El Proceso de Atención Nutricia (pan) es un método sistemático utilizado por los nutriólo-
gos para la realización de problemas relacionados con la nutrición, este fue desarrollado
por la Academy of nutrirition and dietetics (and). El cual permite garantizar una calidad
de atención nutricional la cual será efectiva y segura, utilizando el pensamiento crítico
y una toma de decisiones de la manera correcta. Consta de 4 fases para su realización:
1. Evaluación y reevaluación nutricia: en el cual se obtiene y analiza la información
para poder interpretarla
2. Diagnostico nutricio: en el cual se va a identificar el problema para poder deter-
minar su etiología en conjunto con los signos y síntomas para de esta manera
realizar un diagnóstico en formato pes, donde se interpreta el Problema, su Etio-
logía y los signos y síntomas.
3. Intervención nutricia: en el cual se determina la prescripción, educación y la con-
sejería nutricia, para de esta manera poder formular y establecer metas las cua-
les implementando ciertas acciones se llegarán a su objetivo.
4. Monitoreo nutricio: en este último paso se seleccionan los indicadores de calidad
para poder monitorear y evaluar con seguimiento el avance a la resolución del
diagnóstico nutricio.
En cada una de las fases se deben desarrollar con pensamiento crítico de esta manera
poder realizar las intervenciones necesarias de los diagnósticos, al finalizar las 4 fases se
debe reiniciar el pan para evaluar la eficacia de la intervención realizada.22
CONCLUSIÓN
Las alteraciones hepáticas predisponen el desarrollo de diversas alteraciones nutricio-
Fisiología, nutrición y metabolismo hepático
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Fisiología, nutrición y metabolismo hepático
42
VI LO QUE UN MÉDICO GENERAL DEBE SABER SOBRE LA DIETA
EN LAS ENFERMEDADES HEPÁTICAS
Dra. Ana L. Ordóñez Vázquez*
Dr. Raúl A Gómez Mendoza*
Dra. Eva Juárez Hernández**
Dr. Iván López Méndez***
INTRODUCCIÓN
E V A L U A C I Ó N D E L E S TA D O D E N U T R I C I Ó N
El tamizaje nutricional en pacientes con ch debe realizarse desde la primera evaluación
con el objetivo de identificar el riesgo de dn, tratar deficiencias específicas y evitar com-
plicaciones asociadas. En el primer nivel de atención debe asumirse que los pacientes en
clase cp-c y/o índice de masa corporal <18.5 kg/m2 cursan con dn.7 Existen herramientas
validadas en estos pacientes que ayudan a determinar el riesgo nutricional de forma
sencilla y práctica tanto en pacientes ambulatorios como hospitalizados. La Priorización
Nutricional del Royal Free Hospital, permite clasificar a los pacientes de acuerdo con su
riesgo nutricio y ha demostrado tener correlación con el deterioro clínico y la gravedad
de la enfermedad, así como con complicaciones como ascitis, síndrome hepatorrenal y
encefalopatía hepática (eh). La identificación del riesgo nutricional debe realizarse cada
1-6 meses en el ámbito ambulatorio y para pacientes hospitalizados, al ingreso y periódi-
camente durante la estancia hospitalaria. Las escalas nrs-2002 y must, son herramientas
validadas para pacientes hospitalizados y recomendadas por las guías de la espen (Socie-
dad Europea de Nutrición Enteral y Parenteral) para la evaluación de pacientes con ch.8
Dada la relación entre el riesgo nutricio y el grado de disfunción hepática, una vez
identificado el riesgo nutricional, los pacientes cp-a (compensados) deben seguir las
recomendaciones para una dieta saludable similar a la población general mientras que
Fisiología, nutrición y metabolismo hepático
T R ATA M I E N TO N U T R I C I O
Los objetivos del tratamiento nutricio en pacientes con CH son: 1. promover la ingesta
adecuada de macro y micro nutrimentos, 2. mantener la ingesta adecuada y suficiente
de proteínas y 3. establecer intervalos correctos de las comidas, evitando ayunos pro-
longados.2
44
y restricción del consumo de sodio; por otro lado, la hipertensión portal contribuye a la
alteración de la motilidad intestinal, disminución de absorción de nutrimentos y entero-
patía perdedora de proteínas. La restricción inadecuada de proteínas en la dieta, la hospi-
talización con períodos de ayuno para procedimientos diagnósticos y terapéuticos, la eh y
hemorragia gastrointestinal son otros factores que promueven la ingesta inadecuada;7 esta
se ha asociado con menor sobrevida libre de trasplante, por lo que asegurar y mantener
una ingesta adecuada puede prevenir el catabolismo muscular, sarcopenia y fragilidad.2
De acuerdo con las guías de espen, el aporte calórico debe ser de 35 kcal/kg/día en
pacientes no obesos; ajustando por el peso seco en pacientes con ascitis y/o edema
periférico; el ajuste se puede realizar restando un porcentaje al peso de acuerdo con la
gravedad de la ascitis: leve -5%; moderado -10%; grave -15%; con un 5% adicional restado
si hay presencia de edema bilateral en piernas.8
VI LO QUE UN MÉDICO GENERAL DEBE SABER SOBRE LA DIETA EN LAS ENFERMEDADES HEPÁTICAS
ciente de proteínas.
Anteriormente, se restringía la ingesta de proteínas en pacientes con ch descompensa-
da para limitar la síntesis de amonio y la desaminación a aminoácidos aromáticos, sin
embargo, se ha demostrado que la ingesta normal o alta de proteínas no empeora des-
enlaces ni precipita la eh,10 incluso, puede mejorar el estado mental y es esencial para
prevenir la pérdida de masa muscular y revertirla en aquellos que presentan sarcopenia.
La ingesta de proteínas recomendada es de 1.2-1.5 g/kg/d,8 de origen animal o vege-
tal, específicamente, la proteína láctea ofrece mayor aporte de aminoácidos de cadena
ramificada (bcaa), principalmente L-Leucina, los cuales se encuentran disminuidos por
cambios en el metabolismo de aminoácidos y resistencia a la insulina, comprometiendo
la síntesis de proteínas en el músculo. El aumento en el aporte de bcaa ha demostrado
mejorar el apetito, la eh y aumentar la síntesis muscular con impacto positivo en la
calidad de vida.10 Aportar exclusivamente o en mayor porcentaje proteínas de origen
vegetal, puede limitar el alcance del requerimiento proteico total y la preservación y/o
recuperación de la masa muscular.
3. Intervalos correctos
En pacientes con ch, la capacidad del hígado para almacenar glucógeno es limitada,
la ingesta de hidratos de carbono junto con proteína asegura la asignación adecuada
de proteínas para el mantenimiento y la reconstrucción muscular por lo que se debe
recomendar que los pacientes tengan comidas y refrigerios a intervalos regulares y fre-
cuentes, sobre todo incluyendo una colación nocturna que acorte el período de ayuno,
principalmente en pacientes descompensados. Esto ha demostrado ayudar al paciente a
satisfacer las necesidades nutricionales, reducir el estado catabólico, prevenir la inani-
ción acelerada y la proteólisis relacionada.2
O T R O S M I C R O N U T R I M E N TO S
Las deficiencias vitamínicas en pacientes con ch están relacionadas con la disfunción
hepática, disminución de las reservas, gravedad de la enfermedad, ingesta inadecuada
y malabsorción. Las vitaminas del complejo B, vitamina D, vitamina K y el sodio son los
micronutrimentos con mayor déficit en los pacientes con ch.
45
Las deficiencias de vitaminas de complejo B, (B6, B9 y B12) son resultado de la disminu-
ción del almacenamiento hepático, por lo que la suplementación vitamínica oral podría
justificarse hasta mejorar la condición nutricia global; en pacientes con ch relacionada al
consumo excesivo de alcohol, la deficiencia de B1 es más común, y en caso de sospecha
de encefalopatía de Wernike, la suplementación parenteral de tiamina es obligatoria.11
La deficiencia de vitamina D se ha reportado hasta en 64% en pacientes con ch, prin-
cipalmente en pacientes con colestasis. Se recomienda suplementar con dosis de 25-hi-
droxi-vitamina D (400–800 UI/d) hasta alcanzar un nivel sérico superior a 30 ng/ml y
asegurar la ingesta adecuada de calcio mediante suplementos que aporten 1 000–1 500
mg/d.12 Respecto a la vitamina K, la deficiencia debe considerarse en pacientes con ic-
tericia o enfermedad hepática de origen colestásico, en estos escenarios puede consi-
derarse la suplementación parenteral, aunque la evidencia de esta recomendación es
controversial.2
La hiponatremia es común en pacientes con CH, debido a la disminución en la ingesta
o a restricciones innecesarias, por lo que se requiere un monitoreo de la ingesta de sodio
y agua. Con evidencia controversial, la restricción de sodio solo es recomendada en pa-
cientes con ascitis, sin embargo, se ha establecido que la ingesta de sodio en pacientes
con ch no debe reducirse por debajo de 60 mmol/día ya que esto hace que la dieta sea
desagradable comprometiendo el aporte calórico y protéico.8
R E C O M E N D A C I O N E S E S P E C Í F I C A S E N LO S PA C I E N T E S C O N C I R R O S I S D E S -
COMPENSADA: ASCITIS Y EH
Adicional al tratamiento farmacológico, existen medidas nutricionales que han mostrado
beneficio en el tratamiento de las descompensaciones de la ch. El monitoreo del con-
sumo de sodio en estos pacientes es importante para evitar restricciones innecesarias;
de acuerdo con las guías de aasld (Asociación Americana para el Estudio del Hígado),
se recomienda que la ingesta diaria de sal en pacientes con ascitis sea ≤2 gr/día, con la
finalidad de disminuir la acumulación de líquido intraabdominal y la probabilidad de
Fisiología, nutrición y metabolismo hepático
resistencia a los diuréticos de asa. La estrategia más práctica para alcanzar el objetivo es
utilizar la sal necesaria para la sazón, sin añadir cantidades extra al momento de servir,
evitar alimentos industrializados, enlatados y/o embutidos en exceso. La restricción ab-
soluta o muy alta puede condicionar el incremento de hiporexia, dn, hiponatremia indu-
cida por diuréticos y/o falla renal.13 Respecto a la ingesta de líquidos, debe ser suficiente
para satisfacer la sensación de sed de cada paciente. La restricción está recomendada
en caso de una determinación sérica de sodio ≤125 mmol/L, con una ingesta no mayor a
1.0 a 1.3 L/día.14
En cuanto a las medidas dietéticas para prevenir el desarrollo de eh se recomienda
el consumo de proteínas de 1.2-1.5 gr/kg día y la suplementación con bcaa lo cual ha de-
mostrado reducir el riesgo de eh (rr: 0.76, 95% IC: 0.63 - 0.92), así como evitar periodos
de ayuno prolongado.15
CONCLUSIONES
La evaluación del estado nutricio y la identificación del riesgo de dn en pacientes con ch
debe formar parte del abordaje clínico rutinario, con el objetivo de implementar de ma-
nera temprana, estrategias que permitan tratar y prevenir deficiencias y complicaciones
46
asociadas a la alteración en el consumo de alimentos. La atención nutricional multidisci-
plinaria e individualizada de acuerdo al estadio de la enfermedad es prioritaria para pre-
venir descompensaciones asociadas a la dn y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
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47
Hígado graso
VII ENFERMEDAD HEPÁTICA NO ALCOHÓLICA
EN PERSONAS DELGADAS
MPSS José Pablo Perea Rovelo*
Dr. Raúl Contreras Omaña**
se comporta diferente a la grasa visceral, esta última siendo la más importante para el
desarrollo de la enfermedad y para su progresión, así como para los daños colaterales
de la misma. La grasa visceral corresponde a un menor porcentaje de la grasa corporal
total, no obstante, es metabólicamente más activa; es la que produce la mayor parte de
los ácidos grasos libres que eventualmente se depositan en el parénquima hepático y se
50
encarga de producir citocinas proinflamatorias y fibrogénicas clave para la progresión de
la enfermedad, además de que los ácidos grasos libres provenientes de este tejido tienen
mayor afluencia portal hepática. Hasta el momento, se han investigado diferentes méto-
dos para valorar la grasa visceral (impedancia, espectofotometría y el perímetro anterior
abdominal), este último mencionado puede ser fácilmente aplicable en la práctica clínica
diaria, ya que es similar a la medida de circunferencia de la cintura, pero se realiza con
el paciente en decúbito supino, lo que desplaza la grasa subcutánea.9
Se ha observado que los individuos no obesos pero que desarrollan ehna, tienen
perfiles metabólicos alterados, suelen padecer dislipidemias, tienen grados variables de
resistencia a la insulina y tienen mayor riesgo de padecer diabetes mellitus tipo 2 o morir
a causa de enfermedades cardiovasculares. Además de que la ehna por sí misma es una
causa de mortalidad independiente al estatus metabólico. Para esta población, se ha
acuñado el término de individuo metabólicamente obeso, con peso normal.1,11
La patogénesis de la enfermedad en población no obesa es parecida a la patogéne-
sis de la ehna clásica, se debe a una sobrecarga de ácidos grasos libres hacia el hígado
(principalmente provenientes de la grasa visceral). Los mecanismos para la depuración
de estos ácidos grasos libres se superan por la cantidad de los mismos (beta-oxidación
y exportación de los mismos hacia la circulación en forma de lipoproteínas de muy baja
densidad) por lo cual éstos se depositan en el parénquima hepático y eventualmente
51
ciones éticas y en el contexto clínico por cuestión de accesibilidad. La modalidad diag-
nóstica más utilizada es el ultrasonido hepático, no obstante, éste tiene la desventaja de
no ser capaz de detectar esteatosis menor al 30% del parénquima y es operador-depen-
diente. Recientemente se ha estudiado el uso de la resonancia magnética con espectro-
fotometría, la cual tiene mayor sensibilidad y especificidad que el ultrasonido, además
de poder detectar esteatosis menores a 30%. No obstante, se ha visto que es posible
mejorar el rendimiento diagnóstico del ultrasonido hepático con el uso de distintas he-
rramientas como la elastografía transitoria (que se usa sobre todo para detectar fibrosis
hepática), el fib-4, el score de esteatosis simple y el nafld fibrosis score.15, 16
En cuanto al tratamiento de estos pacientes, se ha observado que lo más efectivo, al
igual que en sus contrapartes con obesidad es el cambio en los estilos de vida, evitar el
incremento de peso, aunque éste siga siendo dentro de los rangos de normalidad para el
imc, promover la disminución del peso corporal, a pesar de que la persona se encuentre
dentro de los rangos de normalidad para el imc e incrementar el ejercicio físico, sobre
todo de tipo aeróbico.14 En cuanto a tratamiento farmacológico, actualmente solo existen
estudios en fase III para esta indicación, algunos de ellos utilizados en el control glucé-
mico en la diabetes mellitus tipo 2, como son los ppar-α, ppar-γ e incluso un no selectivo
ppar-α/γ, antagonistas del glp-1 e inhibidores del sglt2. Entre otros fármacos estudia-
dos, también está la vitamina E, terapia dirigida hacia la microbiota intestinal como el
agonista del receptor farnesoide X (fxr).14
En conclusión, la ehna está históricamente asociada a la presencia de sobrepeso y
obesidad, no obstante una proporción importante de las personas que padecen de la
enfermedad no cumplen la definición para categorizarse ni en obesidad ni en sobrepeso,
importantemente, se ha visto que en personas asiáticas ésta se desarrolla aún en valores
antropométricos más bajos que en personas occidentales. Aún no se cuenta con datos
epidemiológicos fiables debido a la heterogeneidad de los estudios de esta índole que
se han realizado. Las personas delgadas y no obesas con ehna experimentan un proceso
patogénico casi idéntico a sus contrapartes y desenlaces igualmente fatídicos, con im-
portante repercusión en la calidad de vida, incremento en la presencia de enfermedades
crónicas como diabetes mellitus tipo 2 y enfermedad cardiovascular, así como una mor-
talidad incrementada derivada de las complicaciones de las mismas, siendo las causas
cardiovasculares las más frecuentes. Tiene relativamente poco tiempo que se ha identifi-
cado esta patología en individuos delgados y no obesos, sin embargo, se ha comprobado
que estas personas a pesar de ser fenotípicamente sanas, presentan perfiles metabólicos
alterados, muy parecidos a los que presentan las personas con sobrepeso y obesidad, de
forma que intervienen factores distintos a aquellos involucrados en las formas clásicas
de la enfermedad, destacando la importancia de la cantidad de grasa visceral, factores
genéticos y estilos de vida poco saludables. En cuanto a modalidades diagnósticas, lo
más utilizado y disponible para la práctica clínica es el ultrasonido hepático, cuya eficacia
puede incrementarse con el uso de herramientas como la elastografía, el fib-4 y el score
Hígado graso
de fibrosis en ehna; los demás métodos diagnósticos son limitados debido a disponibili-
dad, costos y probables complicaciones, aunque el estándar de oro permanece siendo la
biopsia hepática. Principalmente, el tratamiento consiste en orientar a los cambios en el
estilo de vida, a mantener un peso estable, evitar incrementos en el mismo y reducirlo a
pesar de que la persona se encuentre en valores no consistentes con sobrepeso u obesi-
52
dad; las principales intervenciones son la dieta y el ejercicio, sobre todo de tipo aeróbico.
El tratamiento farmacológico ha presentado avances en los últimos años, sin embargo,
no existe aún una indicación precisa para usar fármacos en esta patología y la mayor
parte de ellos aún se encuentran en estudios de fase III. Finalmente, podemos decir que
la EHNA en personas delgadas y no obesas es muy parecida a la enfermedad en personas
que sí padecen dichas enfermedades, sobre todo hablando a nivel metabólico, es una
enfermedad que no se debe descartar porque la persona se encuentre en parámetros
de normalidad de imc, se deben de realizar los estudios pertinentes e iniciar medidas de
tratamiento en cuanto esta entidad se detecte.
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Hígado graso
54
VIII ROL DE LA MICROBIOTA EN LA MAFLD
Dra. Ana Teresa Abreu y Abreu*
INTRODUCCIÓN
Las acciones de la microbiota se han integrado desde hace algunos años a partir
de su nicho ecológico, en este caso el intestino y los órganos blanco u órganos de
repercusión o efectores de las conductas metabólicas de la misma, involucradas
con la mafld tenemos a los ejes intestino-hígado, intestino-corazón, eje entero-en-
dócrino e intestino-tejido adiposo.1
La mafld la encontramos en pacientes con esteatosis hepática, sean delgados,
con sobrepeso, pero con hipertensión, dislipidemia, resistencia a la insulina, reac-
tantes de fase aguda altos o con mayor índice cintura-cadera; todos estos factores,
asociados de forma individual a alteraciones en los perfiles de la microbiota intes-
tinal generalizados en el término de disbiosis, desde donde podemos encontrar
efecto de la microbiota en:
a. Metabolismos de la colina, etanol, sales biliares, ácidos grasos de cadena
corta (agcc).
b. Disrupción del ciclo circadiano relacionado con esteatosis.
c. Inmunosenescencia.
d. Eje enteroendócrino vías cortisol y glp-1 (péptido similar a glucagón tipo
1).2
y xantina.8
Finalmente, los mecanismos de daño hepático a partir de la microbiota intestinal, se
dan por:
1. Cambios en la extracción calórica de la dieta (obesidad).
2. Alteración de la permeabilidad intestinal.
56
3. Modulación del metabolismo de colina.
4. Producción endógena de etanol.
5. Regulación de ácidos biliares.
6. Regulación del metabolismo de lípidos.
7. Complicaciones de cirrosis.9
CONCLUSIONES
Mientras que los estudios en animales han demostrado un papel causal potencial de la
microbiota intestinal en la enfermedad del hígado graso no alcohólico, los estudios en
humanos apenas han comenzado a describir las firmas del microbioma en nafld.
Las proteobacterias se enriquecen constantemente en la esteatosis y la esteatohepa-
titis no alcohólica.
La invasión de bacterias orales (como Prevotella o Veillonella) en el intestino distal es
observado en la cirrosis.
La abundancia de Faecalibacterium prausnitzii se reduce en la cirrosis y otras enfer-
medades, incluyendo diabetes, obesidad.
Las firmas bacterianas (Clostridium y Lactobacillus) se superponen entre nafld y en-
fermedades metabólicas (diabetes mellitus tipo 2).
Las firmas de microbiomas discrepantes entre los estudios podrían estar relacionadas
con la heterogeneidad de regiones geográficas, etnicidad, características de la población,
secuenciación del microbioma herramientas, herramientas de diagnóstico nafld, espec-
tro de enfermedades, consumo de drogas y circadiano ritmo.
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57
IX OBESIDAD SARCOPÉNICA EN PACIENTES CON MAFLD
Dr. Juan Pablo Soriano-Márquez
Dr. Y. Iván López-Méndez
Dra. Graciela Elia Castro-Narro
INTRODUCCIÓN
E P I D E M I O LO G Í A
La prevalencia reportada de mafld es de 25% a nivel mundial9 y se estima que en
el 2030 incrementará 21%, con aumento de 63% en esteatohepatitis.10 La presencia
de sarcopenia tiene una prevalencia de 9% en pacientes con esteatosis simple, 35%
con esteatohepatitis y 67% con fibrosis avanzada.4 Los pacientes con esteatosis he-
pática y sarcopenia tienen 2.3 veces mayor riesgo de presentar esteatohepatitis y
2.4 veces más de desarrollar fibrosis avanzada.8 Respecto a la os, esta se encuentra
presente aproximadamente en 10% de los pacientes con obesidad, siendo un factor
independiente asociado a mafld.5
F I S I O PATO LO G Í A
El desarrollo de MAFLD se encuentra acelerado por el efecto sinérgico entre la sar-
copenia y obesidad, siendo los principales factores asociados la adiposidad cen-
tral, sedentarismo, inflamación crónica y deficiencia de vitamina D, todos estos
relacionados con alteraciones en la masa muscular.4,5
Además de la acumulación de lípidos a nivel hepático, la lipotoxicidad aumenta
el contenido lipídico muscular, conocido como mioesteatosis, que a su vez produce
la degradación muscular, por otro lado, la baja ingesta proteica induce oxidación
alterada de ácidos grasos de cadena larga por disfunción mitocondrial resultando en
esteatosis hepática y pérdida de masa muscular.4
El sedentarismo se relaciona con atrofia muscular, menor consumo energético, balan-
ce energético positivo y aumento de grasa abdominal, creando un estado de inflamación
sistémica y resistencia a la insulina que promueve mafld y os.5
Otro de los mecanismos relacionados a sarcopenia y esteatosis hepática es la defi-
ciencia de vitamina D la cual se ha visto implicada en el proceso de activación de las cé-
lulas estrelladas en modelos animales, promoviendo el desarrollo de fibrosis hepática.5
DIAGNÓSTICO DE SARCOPENIA
Se ha establecido que la alteración de la composición corporal en función de la pérdida
de masa muscular tiene una asociación importante con la resistencia a la insulina y la
acumulación de lípidos hepáticos, por lo que la evaluación e identificación temprana de
sarcopenia debe ser parte de la evaluación del paciente con mafld de tal forma que pue-
da prevenirse la progresión de ambas entidades.5 El diagnóstico de sarcopenia requiere
de evidencia de la disminución de masa muscular, evaluada por el índice de músculo
esquelético (ime), así como alteraciones en la fuerza y/o función, estas últimas son eva-
luadas por la fuerza de agarre determinada por dinamometría y pruebas específicas de
rendimiento físico.3
Existen diferentes herramientas para la evaluación del ime. La determinación de ime
por tomografía y resonancia magnética son el estándar de referencia para la evaluación
de sarcopenia con una precisión diagnóstica >90%, no son afectados por estado de hi-
dratación; específicamente la medicón de L3 por medio de tomografía correlaciona con la
masa muscular corporal, reduciendo exposición a radiación y con posibilidad de evaluar
tomografías previas realizadas al paciente por otras indicaciones, permitiendo el segui-
miento en los cambios de la composición corporal.4,5 Los puntos de corte establecidos
para determinar sarcopenia en mujeres es <39 cm2/m2 y para hombres <50 cm2/m2,; estos
valores fueron establecidos en población cirrótica norteamericana, en población con ma-
fld los puntos de corte no han sido establecidos.11 La bioimpedancia es una herramienta
sencilla que permite evaluar la masa muscular en diferentes escenarios clínicos, sin em-
bargo puede sobreestimar la prevalencia de sarcopenia en pacientes con obesidad, con
sensibilidad de 82% y especificidad de 52%.4,12 Si bien las mediciones antropométricas
son seguras y de bajo costo, el rendimiento diagnóstico es inferior a los estudios de ima-
gen (sensibilidad 38% y especificidad de 88%) y requieren personal entrenado.5
Respecto a la evaluación de la funcionalidad y fuerza muscular, la fuerza de agarre
(handgrip) medida por dinamometría, es la herramienta más utilizada y con mayor evi-
dencia para evaluar la fuerza muscular; ésta puede ser realizada de manera seriada para
evaluar respuesta a intervención terapéutica y ha demostrado ser mejor predictor de
desenlaces adversos en comparación con la medición del ime, los valores de corte para
sarcopenia por dinamometría es una fuerza de agarre <27 kg-fuerza en hombres y <16
Hígado graso
60
T R ATA M I E N TO
Hasta el momento, no se cuenta con algún tratamiento farmacológico efectivo para la
resolución del mafld, debido a su multicausalidad, es difícil que una sola molécula pue-
da mejorar los desenlaces metabólicos y nutricionales de estos pacientes. De igual for-
ma no se ha desarrollado algún fármaco que permita la prevención o tratamiento de la
sarcopenia, por lo tanto, para ambas entidades la principal estrategia de tratamiento
es la modificación en el estilo de vida con intervenciones que incluyan actividad física,
planes de alimentación individualizados, control adecuado de parámetros bioquímicos
como glucosa y triglicéridos y control del consumo de alcohol, el cual también ha sido
relacionado a la alteración en la masa muscular.4,8
A pesar de que el sobrepeso y la obesidad son características clínicas del mafld, en
conjunto con la sarcopenia, es común que estos pacientes cursen o presenten riesgo de
desnutrición, principalmente secundaria al inadecuado consumo de proteínas, por lo
tanto las intervenciones nutricias para la pérdida progresiva y controlada de peso deben
adecuarse para la preservación y aumento de la masa y fuerza muscular. En pacientes
con os se recomienda una dieta hipocalórica moderada (reducción 500-800 kcal/día),
con una adecuada ingesta de proteína para prevenir el catabolismo y la progresión de la
sarcopenia, el requerimiento recomendado de proteína en estos pacientes es de 1.5-2 gr/
kg/día.12 Siendo las enfermedades cardiovasculares la principal causa de mortalidad en
los pacientes con mafld, la dieta mediterránea es alta en antioxidantes y se encuentra
asociada con disminución en vías metabólicas inflamatorias, ha mostrado eficacia en pa-
cientes con mafld, con reducción de riesgo cardiovascular, resistencia a la insulina, com-
posición de grasa corporal y esteatosis hepática. Sin embargo el apego y accesibilidad a
este régimen es variable en cada población y finalmente la evidencia actual recomienda
que independientemente del tipo de dieta ya sea mediterránea o baja en carbohidratos
o grasas la recomendación general es que se prescriba una dieta hipocalórica.13
El inicio o incremento de la actividad física en estos pacientes, no sólo se recomienda
para optimizar el gasto energético y promover la pérdida de peso, la combinación de
61
CONCLUSIONES
La presencia de os en mafld se encuentra asociada con el incremento de riesgo para
esteatohepatitis y fibrosis avanzada, por lo cual la identificación temprana de la pérdi-
da de la masa y función muscular en pacientes con sobrepeso debe formar parte de la
evaluación clínica de estos pacientes. La intervención y seguimiento de la modificación
en el estilo de vida en estos pacientes debe estar orientada a cubrir los requerimientos
de proteína e identificar los factores individuales asociados al sedentarismo y tipo de
actividad física que intervengan en el desarrollo y preservación de la sarcopenia, con el
objetivo de lograr la disminución del riesgo cardiovascular y la mejoría de la calidad de
vida de pacientes con mafld.
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63
X INTERVENCIONES NUTRICIONALES EN MAFLD
LN. Ana Paulina Herrera López*
INTRODUCCIÓN
TERAPIA NUTRICIONAL
Tomando en cuenta que la mayoría de los individuos con mafld presenta algún
grado de sobrepeso u obesidad, el principal objetivo de la terapia nutricional es
alcanzar la pérdida de peso corporal. La reducción moderada de peso de 5% ha
demostrado disminuir la esteatosis hepática, mejorar la sensibilidad a la insulina y
el perfil hepático, mientras que la reducción de peso de 7 a 10% es necesaria para
disminuir la actividad histológica de la enfermedad, la inflamación y la fibrosis
hepática.1 Cabe mencionar que esta reducción de peso debe ser gradual, ya que la
pérdida de peso acelerada podría exacerbar la esteatohepatitis.3
R E S T R I C C I Ó N C A LÓ R I C A
Para alcanzar el objetivo de pérdida de peso se recomienda realizar una restricción
de 500-1000 kcal al día.1,2 Esta restricción calórica ha demostrado reducir los niveles
de transaminasas, la ri y la esteatosis hepática, independientemente de la compo-
sición de la dieta, ya sea baja en grasas o en hidratos de carbono.1
R E Q U E R I M I E N TO E N E R G É T I C O
Existen diferentes métodos para estimar las necesidades energéticas de los pa-
cientes. El estándar de oro para esta determinación es la calorimetría indirecta, sin
embargo, si este método no se encuentra disponible, pueden emplearse diferentes
fórmulas predictivas (Tabla 1).3,4 La Academia de Nutrición y Dietética de los Estados
Unidos recomienda el uso de la fórmula Mifflin-St. Jeor para la estimación del gasto
energético de adultos con sobrepeso y obesidad.5
* Consultora independiente
Tabla 1
Fórmulas para la estimación del gasto energético3,4
Fórmula Ecuación
Hombre: [9.99 x peso (kg)] + [6.25 x talla (cm)] – [4.92 x edad (años)] + 5
Mujer: [9.99 x peso (kg)] + [6.25 x talla (cm)] – [4.92 x edad (años)] - 161
Mifflin-St. Jeor
* Multiplicar por el factor de actividad: 1.0–1.4 sedentario, 1.4–1.6 baja
actividad, 1.6–1.9 activo, 1.9–2.5 muy activo
Hombre: 66.47 + [13.75 x peso (kg)] + [5 x talla (cm)] – (6.75 x edad)
Harris-Benedict
Mujer: 655.09 + [9.563 x peso (kg)] + [1.84 x talla (cm)] – (4.676 x edad)
Mujer:
18-30 años: 11.02 x peso
Hombre:
(kg) + 679
18-30 años: 13.37 x peso (kg) + 747
oms/fao 30-60 años: 10.92 x peso
30-60 años: 13.08 x peso (kg) + 693
(kg) + 677
> 60 años: 14.21 x peso (kg) + 429
> 60 años: 10.98 x peso
(kg) + 520
Estimación rápida Hombre: 17 x peso actual (kg)
(Carrasco y Rojas) Mujer: 12.6 x peso actual (kg)
D I ST R I B U C I Ó N D E N U T R I M E N TO S
En la actualidad, existe controversia sobre la composición ideal de nutrimentos de la
dieta para mafld, ya que tanto dietas bajas en grasa como dietas bajas en hidratos de
carbono han demostrado efectos comparables en la reducción del peso y la esteatosis
hepática. El denominador común de ambas intervenciones parece ser la restricción ca-
lórica, por lo que independientemente de la composición de la dieta, hay que tener en
cuenta los componentes cualitativos de los alimentos.1 En la Tabla 2 se describen las
recomendaciones de nutrimentos para pacientes con mafld.
Tabla 2
Distribución de nutrimentos recomendados para mafld3
Nutrimento Recomendación
Energía Reducción de 500-1000 kcal del consumo total
Proteínas 20% del valor calórico total
30% del valor calórico total
13% ácidos grasos monoinsaturados
Lípidos
<10% ácidos grasos poliinsaturados
<7% ácidos grasos saturados
50% del valor calórico total
Hidratos de carbono
Hígado graso
<10% simples
Fibra dietética 25–35 gramos al día
Se recomienda hacer énfasis en una dieta alta en fibra y baja en grasas saturadas, grasas
trans e hidratos de carbono simples, limitando el consumo de alimentos altos en fruc-
66
tosa, especialmente si ésta proviene de bebidas azucaradas y alimentos industrializa-
dos.3 En este contexto, se han descrito algunos patrones de alimentación y nutrimentos
específicos que podrían tener un beneficio adicional en el tratamiento de mafld, espe-
cialmente aquellos que mejoran la sensibilidad a la insulina, dada la patogénesis de la
enfermedad.6
D I E TA M E D I T E R R Á N E A
La dieta mediterránea presenta importantes beneficios sobre los factores de riesgo car-
diometabólicos asociados a síndrome metabólico,2 y ha demostrado mejorar la sensi-
bilidad a la insulina y el contenido intrahepático de grasa, independientemente de la
pérdida de peso en pacientes con mafld.1
A pesar de que no existe una definición única de la dieta mediterránea este modelo de
alimentación aporta alrededor de 20% de proteínas, 40 a 50% de hidratos de carbono, 30
a 40% de grasas, principalmente ácidos grasos monoinsaturados (agmi) y ácidos grasos
poliinsaturados (agpi) y un alto contenido de fibra (25-35 g al día). Se caracteriza por un
elevado consumo de aceite de oliva extra virgen (aoev), verduras y frutas frescas, cereales
integrales, leguminosas y frutos secos, moderado consumo de carnes magras (aves, pollo
y pescados grasos) y lácteos bajos en grasa (leche descremada, queso y yogurt), y bajo
consumo de carnes rojas, azúcares simples y alimentos procesados.8
Es importante señalar que la transferencia de este patrón alimentario a otros países
es factible, sin embargo, puede no ser práctico para todos los individuos, por lo que
se ha propuesto una actitud de “sabias elecciones”, mediante el cual se llevan a cabo
mejores elecciones nutricionales, intentando mantener algunos principios de la dieta
mediterránea, dado sus diferentes componentes han demostrado efectos positivos en
la enfermedad.2
A L I M E N TO S Y N U T R I M E N TO S C O N B E N E F I C I O S E N m a f l d
En el siguiente apartado se describen los alimentos y nutrimentos que han demostrado
beneficios en el tratamiento de mafld, así como algunas recomendaciones de su consu-
mo (Tabla 3).
67
Componente Beneficio en mafld Recomendación
Los componentes del café como la ca-
feína, el cafestol y el ácido clorogénico
actúan sobre las vías de señalización que
Consumir de 2 a 3 tazas de café al
Café disminuyen la actividad del factor de cre-
día.12
cimiento del tejido conectivo, por lo que
el consumo habitual de café puede redu-
cir la fibrosis hepática.12
El consumo de cereales de grano entero
se asoció a disminución de las transami- Consumir al menos la mitad de las
nasas y resolución de esteatosis hepá- porciones diarias de cereales en
Cereales de gra- tica. Estos beneficios pueden deberse a forma de granos enteros: amaran-
no entero su alto contenido de fibra y sus efectos to, arroz integral, avena, cebada,
sobre la microbiota intestinal, y a las centeno, maíz, mijo, quinoa, sorgo,
propiedades antiinflamatorias y antioxi- trigo.13
dantes de sus compuestos fenólicos.13
El consumo elevado de agmi disminuye
los factores de riesgo cardiovascular aso-
Ácidos grasos Aumentar el consumo de aceite de
ciados a mafld como la circunferencia de
monoinsatura- oliva extra virgen, aceitunas, frutos
cintura, la glucemia y el perfil de lípidos,14
dos secos, semillas y aguacate.
además de mejorar la sensibilidad a la
insulina y reducir la esteatosis hepática.10
Los ácidos grasos omega 3, gracias a sus
Consumir dos a tres porciones de
propiedades inmunomoduladoras y an-
100 a 150 gramos de pescado azul
Ácidos grasos tinflamatorias, han demostrado mejorar
(arenque, atún, anchoas, jurel, bo-
omega 3 la sensibilidad a la insulina, las transa-
querón, salmón, sierra, sardinas,
minasas, el contenido intrahepático de
trucha) a la semana.8
grasa y la esteatohepatitis.12
En el estudio pivens, la suplementación Suplementar 800 UI de vitamina E
de 800 ui de vitamina E (-tocoferol) se al día, sin embargo, su utilización
asoció a una disminución de las transa- a largo plazo podría aumentar el
Vitamina E
minasas, la esteatosis hepática y la in- riesgo de mortalidad, por lo que
flamación, e indujo a la resolución de la se debe prestar especial atención
esteatohepatitis.2 a esta suplementación.15
ACTIVIDAD FÍSICA
Realizar actividad física ha demostrado disminuir la esteatosis hepática y los marcadores
de daño hepatocelular, independientemente de la pérdida de peso. Una revisión sistemá-
tica y metaanálisis que evaluó los efectos del ejercicio aeróbico y de resistencia en indivi-
duos con mafld, concluyó que ambas intervenciones son igual de eficaces en la reducción
del contenido intrahepático de grasa.7 Cabe destacar que la combinación de ejercicio
Hígado graso
68
desplantes, ligas de resistencia).1 Es necesario tener en cuenta que el tipo de actividad
física ya sea aeróbica y/o de resistencia, debe ser recomendado en función de factores
individuales como las preferencias personales, el nivel de condición física y la tolerancia
al ejercicio.8
CONCLUSIÓN
El abordaje nutricional de sujetos con mafld debe enfocarse en mejorar los marcadores
bioquímicos e histológicos de la enfermedad. Intervenciones nutricionales como la dieta
mediterránea o dietas hipocalóricas que favorecen el consumo de fibra y ácidos grasos
insaturados, y reducen el consumo de alimentos de alto índice glucémico y grasas satu-
radas tienen efecto positivo en la disminución de la esteatosis hepática.
El tratamiento nutricional debe estar dirigido a implementar cambios estructurados
en el estilo de vida hacia una dieta saludable y actividad física habitual. El plan de ali-
mentación debe individualizarse según las necesidades y características de cada indi-
viduo, así como del área geográfica, por lo que elegir alimentos locales de alta calidad
como cereales integrales, semillas, frutas, verduras, y fuentes de ácidos grasos monoin-
saturados y poliinsaturados es imprescindible al prescribir cualquiera de los enfoques
dietéticos.
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Hígado graso
70
XI TENDENCIAS DE LAS INTERVENCIONES NUTRICIONALES Y
DEL ESTILO DE VIDA EN MAFLD
Dra. Sophia E. Martínez Vázquez*
INTRODUCCIÓN
D E S A R R O L LO
Factores de riesgo
Productos alimenticios ultraprocesados
Los productos alimenticios ultraprocesados (Up) debieran reconocerse como eso, no
como alimentos debido a que la modificación que se hace para convertirlos en co-
mestibles les confiere cantidades desproporcionadas de nutrimentos que los hace
hiperenergéticos además que los aditivos que contienen producen modificaciones
negativas para la microbiota.1 Los Up han recibido atención desde el punto de vista
de la salud pública, casi a la par de la epidemia de la enfermedad por hígado graso
asociada a disfunción metabólica (anteriormente llamada enfermedad por hígado
graso no alcohólica), debido a la estrecha relación que existe entre el consumo de
éstos y el síndrome metabólico.2 El estudio de cohorte más reciente es asiático y
en éste se describe como el consumo mayor de Up se asoció con mayor estadio
de esteatosis hepática y que por cada 67.2 g/ 1000 kcals/día de estos productos el
riesgo de presentar esteatosis aumenta (HR 1.06; 1.03- 1.09, p= 0.0001). Al ser de alto
consumo estos productos a nivel mundial, será necesario que se instauren políticas
públicas en cada país para regular desde la producción hasta su expendio.3
FAT I G A
Es necesario reconocer que esta enfermedad tiene pocas manifestaciones clínicas
aunque se han descrito síntomas abdominales y sistemáticos, fatiga y pérdida de
energía para realizar actividades de la vida cotidiana, siguen siendo no patognomó-
nicos. En un estudio global que incluyó 5691 personas con la enfermedad, se detec-
tó a través del cuestionario validado Chronic liver disease questionnaire- NASH and
En donde, ABrcm2 = perímetro del brazo cm2/ 4, AGBrcm2 = perímetro del brazo cm x (pliegue tri-
cipital cm/ 2) contrastando los valores obtenidos con las tablas de referencia (Tablas 1 y 2).
SARCOPENIA
La evaluación de la sarcopenia en esta enfermedad cada vez cobra más fuerza debido a
la alta relación que tiene con la progresión y el pronóstico incluso si es que se debiera
llegar a un trasplante hepático por cirrosis.10 En una revisión reciente se describe una
prevalencia hasta de 60% en estadios avanzados ya que se ha identificado que mientras
más factores de riesgo (obesidad, síndrome metabólico y resistencia a la insulina), mayor
es la probabilidad de presentarla y, dentro de la misma enfermedad, se ha hallado que
se relaciona fuertemente con fibrosis y una mayor cantidad de masa muscular también
puede disminuir el riesgo de desarrollo y progresión o bien, si se logra un incremento de
ésta, puede haber reversión de la enfermedad.11
La sarcopenia parece ser un factor de riesgo independiente de otros factores ya des-
critos para la enfermedad pero altamente asociada a la resistencia a la insulina. Se ha
descrito que cuando ésta ocurre en los miocitos, se observa una reducción en la síntesis
proteica, incremento en el catabolismo que contribuye a la pérdida de masa muscular.
Otros factores que están asociados a este fenómeno son la inflamación crónica de bajo
grado con mayor evidencia y la deficiencia de vitamina D con resultados no concluyentes
de forma universal.11,12
CALIDAD DE SUEÑO
Aunque el mecanismo no está cabalmente descrito, se considera que la alteración en el
metabolismo de la melatonina, algunos mecanismos neuromusculares provocados por
trastornos del sueño y termorregulación anormal; los ciclos viciosos de sueño-vigila alte-
Hígado graso
rados pueden influir en la progresión del daño hepático.13 Hay pocos reportes pero tres es-
tudios recientes que se resumen en estos párrafos tratarán de establecer la relación entre
la calidad de sueño y la enfermedad por hígado graso asociada a disfunción metabólica.
El primero con un diseño transversal en personas con hígado graso y sin éste, en el que
se indagaron las alteraciones del sueño, a través del cuestionario de calidad de sueño Pi-
72
ttsburgh, donde se encontró que las personas con la enfermedad tuvieron mayor puntua-
ción y, por tanto, alteración del sueño obteniendo estimadores de riesgo altos sobre todo
más en hombres (or= 2.82, 1.39- 5.75) que en mujeres (OR= 2.08; 1.10- 3.92), con por lo que
concluyen que las alteraciones en el sueño se relacionan con la enfermedad de hígado
graso.14 En el segundo estudio con un diseño de casos y controles en el cual se pudo saber
que un factor importante que puede también asociarse al desarrollo de la enfermedad por
hígado graso es el cambio de horarios de alimentación por la noche en personas que se
desvelan. En ese estudio en el que se compararon personas con la enfermedad y sanos, se
pudo conocer que las primeras duermen menos, tardan en conciliar y su calidad de sueño
es peor que las personas que se mantienen sanas aunque compensen el tiempo de dor-
mir en el día. Los marcadores séricos de la enfermedad también correlacionaron con esa
compensación que no es suficiente para evitar la enfermedad.15 Finalmente el estudio con
mayor solidez metodológica, un estudio de seguimiento a 12 meses permitió determinar
que las personas que durmieron menos de 6 y más de 9 horas con mala calidad de sueño
tuvieron mayor riesgo de presentar hígado graso que aquellas que durmieron entre 7 y 8
horas con buena calidad de sueño y mientras menos horas se durmieron con peor calidad,
FA C TO R E S D E P R OT E C C I Ó N
Ayuno intermitente
Ante la falta de adherencia a la dieta, se puede usar la estrategia del ayuno intermitente
en cualquiera de sus modalidades aunque los esquemas de tiempo restringido de ayuno
8:16 horas o el de días alternados de ayuno 5:2 días son los más estudiados, todavía no
se puede presumir que un esquema en particular sea el que mayor beneficio aporte al
tratamiento de la enfermedad; sin embargo, el de días alternados ha mostrado disminuir
con mayor eficacia los lípidos séricos así como el índice de hígado graso (ihg o fli en
inglés).17 Básicamente el mecanismo es la producción y liberación de cuerpos cetónicos a
la circulación lo cual aumenta la termorregulación y disminuye la resistencia a la insuli-
na a través de un aumento en la inducción de tejido adiposo blanco en el tejido pardo.18
Este efecto no se ha demostrado usando dietas cetogénicas ya que hasta el momento los
estudios no muestran cambios significativos en los marcadores e índices de la enferme-
dad; en cambio, si se usan dietas cetogénicas muy bajas en energía el cambio en el tejido
adiposo, la dislipidemia y los índices de la enfermedad es contundente.17,19
Curcumina
Una serie de ensayos clínicos en los que se ha puesto a prueba la curcumina fitosomada
en forma de suplementación han señalado que cantidades de 200 a 250 mg de éste ex-
tracto combinado con fosfatidilserina y piperina, puede mejorar los factores glucémicos,
la función hepática y los niveles de cortisol en personas con sobrepeso y glucosa sérica
alterada aunque no se ha demostrado que reduzca los productos de glicación avanzada
(característicos en la enfermedad por hígado graso) y la cintura aunque si pudiera evitar
73
la progresión de la enfermedad por control directo sobre el daño al dna.20 Un estudio más
que abona a la evidencia de este rubro es aquel en donde se describe que la suplementa-
ción con 500 mg/día por 8 semanas a personas con la enfermedad, produjo disminución
en el perfil lipídico, transaminasas, contenido de grasa e índices antropométricos en los
participantes que la tomaron, a diferencia de los que recibieron placebo.21 La evidencia
derivada de ensayos clínicos pudiera resumirse en que la curcumina ejerce un efecto be-
néfico sobre la enfermedad por hígado graso aunque faltan estudios en donde se señale
la posología y los desenlaces a evaluar en la práctica clínica.
Silimarina
Con respecto a ésta molécula, los ensayos clínicos aleatorizados en los últimos 5 años,
han concluido que no hay beneficio específico de ésta sobre parámetros séricos ni his-
tológicos de la enfermedad, ya sea dada de forma aislada22,23 o en compuesto con otras
moléculas antioxidantes o fármacos como la metformina, pioglitazona, vitamina E, vita-
mina D, colina, curcumina y fosfatidilcolina,24-26 por lo que en estricto sentido no debería
utilizarse para tratar esta patología pero queda a criterio personal de cada profesional
de la salud ya que su seguridad se ha demostrado pero no así su eficacia.
Yogurt
Tres ensayos clínicos en los últimos 5 años han permitido conocer el posible mecanismo
por el cual el yogurt sólo o como simbiótico (con probióticos Biffidobacterium animalis
más inulina), dado por 6 meses, tiene un efecto sobre la esteatosis hepática y, es qué, al
mejorar la resistencia a la insulina, disminuir la grasa hepática detectada por métodos
imagenológicos así como las transaminasas, se podría utilizar dentro del tratamiento no
farmacológico de la enfermedad.27-29 Queda todavía la duda si es el proceso de fermenta-
ción del alimento, su composición o la combinación con otros probióticos y prebióticos
la que produce tales cambios, sin embargo, se debe poner atención en los siguientes
ensayos clínicos por que parece prometedor.
CONCLUSIONES
Dados los descubrimientos en la búsqueda de factores de riesgo y protección en la en-
fermedad por hígado graso asociada a disfunción metabólica, es necesario otorgar la
suficiente atención a aspectos de la vida cotidiana como la calidad de sueño, la reali-
zación de ejercicio para no perder masa muscular, la fatiga y el consumo de productos
ultraprocesados como factores de riesgo y en cambio consumir alimentos con predomi-
nancia natural como el yogurt y la curcumina o realizar ayuno intermitente en caso de
falla a la adherencia o respuesta con la dieta Mediterránea como factores de protección.
Hígado graso
74
Tabla 1
Percentiles de la superficie muscular del brazo (cm2)
de acuerdo con la edad en mujeres de 18 a 74 años+
Percentiles de la superficie muscular del brazo (cm2) por edad para mujeres de 18 a 74 años.
18 - 24 23 28.2 36.8
25 - 29 23.5 29.5 38.5
30 - 34 24 31 41.5
35 - 39 25 32 43.5
40 - 44 25.2 32.3 44.5
45 - 49 25.5 32.8 45.8
50 - 54 26 33.5 46.5
55 - 59 26.2 34 46.8
60 - 64 26.5 34.2 46.7
Tabla 2
Percentiles de la superficie muscular del brazo (cm2)
de acuerdo con la edad en hombres de 18 a 74 años+
Percentiles de la superficie muscular del brazo (cm2) por edad para varones de 18 a 74 años.
Rango de edad Percentil 15 Percentil 50 Percentil 85
18 - 24 35 49.5 62
25 - 29 36.9 52.5 65.5
30 - 34 38 54 67.8
35 - 39 38.5 55.4 68.5
40 - 44 38 55.5 68.3
45 - 49 37.2 55 68
50 - 54 36.5 54 67.2
55 - 59 35.3 53 66
60 - 64 33.5 51.5 63.8
65 - 69 31.5 49 62
70 - 74 30 47.5 59
Basado en tablas antropométricas de (30)
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77
Cirrosis hepática
XII NUTRICIÓN EN CIRROSIS COMPENSADA
L.N. Niko Alain Cruz Sancén*
L a malnutrición es una entidad común en las personas que viven con cirrosis he-
pática (ch). El grado de malnutrición incrementa conforme disminuye la función
hepática y a su vez el deterioro del estado nutricio conlleva a un mayor deterioro
de la función hepática y por consiguiente al incremento del riesgo de desarrollar
complicaciones asociadas, que conllevan a un incremento en la frecuencia de aten-
ción hospitalaria hospitalizaciones y mortalidad.1
CAUSAS DE LA MALNUTRICIÓN
La malnutrición es un término que engloba cualquier desbalance nutricional, que
puede ir desde un exceso hasta la deficiencia de uno o varios nutrimentos, debido
a una ingestión inadecuada, alteraciones en la absorción y/o en la metabolización
de nutrimentos.2
La malnutrición en ch generalmente se asocia con la presencia de sarcopenia, la
cual se define como la depleción de la masa muscular y su función. La sarcopenia
en CH es un factor predictor para el desarrollo de complicaciones relacionadas con
la enfermedad, como la encefalopatía hepática, ascitis, infecciones bacterianas y
complicaciones perioperatorias en pacientes receptores de trasplante hepático.3
Es importante destacar que la sarcopenia puede coexistir con la obesidad, lo cual
es cada vez más común en el contexto de cirrosis secundaria a esteatosis hepática
asociada a disfunción metabólica.4
En personas con ch compensada (A o B en escala de child-Pugh) será necesa-
rio identificar las causas principales presentes o previstas que puedan afectar su
estado nutricio. De manera ideal todo paciente con cirrosis hepática deberá contar
con una evaluación del estado nutricio detallada y realizada por un nutriólogo. En
caso de no disponer del personal calificado para todos los pacientes, como sucede
en el ámbito hospitalario, se deberá aplicar algún método de tamizaje nutricional
validado como el “Royal Free Hospital Nutritional Prioritizing Tool” cuyo objetivo es
identificar a los pacientes con ch con riesgo moderado o severo de presentar mal-
nutrición de los que no lo tienen. Se deberá priorizar que los pacientes con riesgo
moderado y alto de desnutrición acorde a los resultados del tamizaje nutricional
se les realice una evaluación del estado nutricional completa.5,6
La evaluación del estado nutricio involucra un proceso sistematizado de ob-
tención, análisis e integración de los indicadores antropométricos, bioquímicos,
clínicos y dietéticos provenientes de un paciente, con el objetivo de establecer el o
los diagnósticos nutricionales, jerarquizados acorde a las prioridades individuales
del paciente y que dicte las bases para la prescripción y monitorización del trata-
ENERGÍA
La prescripción adecuada de energía en la dieta de las personas con cirrosis hepática
puede ser todo un reto, debido a la variabilidad entre cada individuo, así como la presen-
cia de variables como la edad, la etiología de la cirrosis, los medicamentos, las comorbi-
lidades y el grado de actividad física.7
Las personas con ch presentan un incremento de un 18-30% del gasto energético
en reposo en comparación con sujetos sanos. Dada la heterogeneidad de resultados
se recomienda el uso de calorimetría indirecta como método para determinar el gasto
energético de personas con ch.7 De no disponer de la calorimetría indirecta el cálculo de
requerimientos de energía se puede realizar multiplicando 30-35 Kcal/Kg de peso/día.8,9
Es importante procurar que las personas con ch mantengan una ingestión adecuada
de energía en la dieta para mantener un adecuado estado nutricional, a la diferencia
entre la cantidad de energía ingerida de la dieta y el gasto energético en reposo más el
propiciado por la actividad física, se le conoce como balance energético. Los estados
de desnutrición se favorecen ante un contexto de un balance energético negativo, el
cual se puede favorecer por el incremento en el gasto energético en reposo que pueden
presentar algunos pacientes, especialmente relacionado con el deterioro de la función
hepática y la presencia de comorbilidades, como procesos infecciosos, encefalopatía
hepática, entre otros.8
Una causa frecuente de ingestión insuficiente de energía es la anorexia, la cual puede
deberse a la misma enfermedad y sus complicaciones, propiciado por una respuesta
inflamatoria crónica, que favorezca la inhibición del apetito debido al aumento de la se-
creción de citocinas proinflamatorias. También el efecto de ciertos medicamentos (anti-
virales, antiinflamatorios, antibióticos) y tratamientos (ligadura de várices, paracentesis,
ayuno debido a estudios) puede ayudar a una menor ingestión de energía en la dieta.3,8,9
En ch secundaria a esteatosis hepática asociada a disfunción metabólica, es frecuente
la presencia de obesidad y sarcopenia; esto representa un reto ya que se debe favorecer
una disminución progresiva y paulatina de peso corporal mediante una restricción de
cirrosis hepática
500-1000 Kcal con respecto a su gasto energético total, para favorecer disminución de
masa grasa y evitar efectos colaterales sobre la masa muscular.8,10
P R OT E Í N A
Cada vez existe mayor evidencia para incentivar la ingestión de proteínas en la dieta de
las personas con ch, ya que a medida que aumenta el grado de disfunción hepática las
80
alteraciones en el metabolismo de los nutrimentos se van acentuando, como el aumen-
to del catabolismo de los aminoácidos los cuales son utilizados como sustratos para la
gluconeogénesis, particularmente en los periodos de ayuno nocturno.8,9,11
Para evitar la progresión de los estados de desnutrición proteínica que favorezcan la
disminución de la masa y función muscular, se debe favorecer un consumo de proteína en
la dieta de 1.2-1.5 g/Kg de peso/día.8,9 La recomendación de restricción proteínica como
medida de prevención o tratamiento de encefalopatía hepática no es recomendable en
el contexto de ch compensada, debido a los efectos deletéreos sobre el metabolismo
muscular, lo que conlleva a un mayor riesgo de presentar estas complicaciones, ya que
la proteólisis muscular conlleva a un aumento de la transaminación y desaminación de
aminoácidos lo que favorece un incremento en la acumulación de amonio neurotóxico.9
Se ha establecido que la respuesta metabólica al ayuno nocturno que presentan las
personas con cirrosis hepática descompensada se equipara a la respuesta metabólica
al ayuno prolongado.9 La disminución de los tiempos de ayuno favorece la disminución
del catabolismo proteínico, lo cual ha sido demostrado mediante la instauración de una
dieta dividida en 3 tiempos fuertes de comida más 3 colaciones, incluyendo una noctur-
na con un aporte mínimo de 50 g de hidratos de carbono complejos, el cual tiene efecto
favorable sobre el mantenimiento de la masa muscular,12 lo cual puede ser favorable para
la prevención de sarcopenia.
M I C R O N U T R I M E N TO S
Las deficiencias de micronutrimentos son comunes en personas con cirrosis hepática,
lo cual es favorecido por la ingestión inadecuada por periodos de tiempo prolongados,
alteración en la absorción o en su metabolismo.8,9
La vitamina D se sintetiza a partir de la exposición de la piel a la luz uvb, para pos-
teriormente sintetizar la forma activa de la vitamina D calcitriol (1,25 di hidroxi vitamina
D), seguido de dos reacciones de hidroxilación, donde la primera se lleva a cabo en el
hígado, donde se sintetiza el compuesto 25 hidroxi vitamina D; el cual es un biomarcador
sérico para establecer el estatus de vitamina D en los humanos. Es por ello que la defi-
ciencia de vitamina D en personas con cirrosis es frecuente, lo que además contribuye
al incremento del riesgo de osteoporosis, sarcopenia, alteración de la respuesta inmu-
81
FIBRA DIETÉTICA
Se les denomina fibra dietética a los polímeros de hidratos de carbono que forman parte
de las estructuras de las verduras, frutas, cereales integrales y leguminosas que confor-
man nuestra dieta, los cuales no pueden ser digeridos por parte de nuestras enzimas
digestivas humanas, por tanto, constituye un elemento importante para la composición
y función de la microbiota intestinal.14
Se han descrito alteraciones en la composición de la microbiota intestinal de per-
sonas con ch, caracterizada por el incremento en la abundancia relativa de bacterias
potencialmente patógenas pertenecientes al phyllum de las Proteobacterias, aunado a
una disminución en la diversidad de especies bacterianas. Dichos cambios se ven acen-
tuados conforme aumenta el grado de disfunción hepática y lo cual se relaciona con el
desarrollo de complicaciones como la peritonitis bacteriana espontánea y encefalopatía
hepática.15
La dieta es el principal determinante de la estructura y función de la microbiota in-
testinal humana, en estudios realizados en personas con ch provenientes de Estados
Unidos, Turquía y México; se identificaron algunas familias de bacterias, como Prevotella-
ceae, Ruminococcaceae y Lachnospiraceae, relacionadas a un menor riesgo de hospita-
lizaciones y menor prevalencia de encefalopatía hepática a tres meses. Dichos hallazgos
fueron relacionados a la composición de la dieta, la cual se relaciona a un mayor consu-
mo de fibra dietética y menor consumo de alimentos procesados.16,17
El objetivo del tratamiento nutricional en personas con ch compensada es prevenir el
desarrollo de estados de malnutrición, a fin de retrasar la progresión de la enfermedad
y con ello la incidencia de comorbilidades, además de ampliar el tiempo de “ventana
terapéutica” para disminuir el riesgo de complicaciones asociadas a tratamientos como
el trasplante hepático.
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XIII NUTRICIÓN EN CIRROSIS DESCOMPENSADA
Dra. Astrid Ruiz Margáin*
INTRODUCCIÓN
D E S A R R O L LO
Tratamiento nutricio
Una vez establecido un diagnóstico nutricional, debe siempre prescribirse un plan de
alimentación individualizado, dicha prescripción debe estar basada siempre tomando
en cuenta factores como la etiología y severidad de la enfermedad, el grado de desnu-
trición, las comorbilidades y complicaciones específicas de la cirrosis, así como el grado
de actividad física del paciente.
Lo primero que hay que establecer es el requerimiento energético del paciente, el
estándar de oro para su determinación es la calorimetría indirecta, pero dado que es un
método poco disponible, suelen utilizarse fórmulas rápidas. Se recomienda que se den
al menos 35 kcals/kg de peso en pacientes con cirrosis descompensada, aunque el rango
recomendado va de 30-45 kcals kg de peso, si el paciente presenta obesidad la recomen-
dación es de 18-25-kcals/kg/día utilizando el peso actual.12,13
Se sugiere que los hidratos de carbono aportan el 45-60% del requerimiento ener-
gético total (ret), en pacientes con diabetes mellitus descontrolada, puede utilizarse el
rango inferior, sin embargo, dar una menor cantidad de 45% del ret, está contraindicado,
debido a las alteraciones en el metabolismo de hidratos de carbono que genera que su
absorción, metabolismo, almacén y síntesis de novo están disminuidas.12
La cantidad de proteína sugerida está entre 1.2-1.5 g/kg/día dependiendo de las ca-
racterísticas del paciente, e incluso en pacientes con carcinoma hepatocelular (hcc) o en
aquellos con desnutrición severa, el aporte puede aumentarse a 2 g/kg/día. El requeri-
miento proteico es de al menos 1.2 g/kg/día para poder contrarrestar el catabolismo; por
lo cual, dar una dieta con menor aporte puede generar mayor sarcopenia. No se reco-
mienda restringir la cantidad ni el tipo de proteína, se recomienda incluir tanto proteínas
de origen animal como de origen vegetal en la dieta, para obtener proteínas completas,
micronutrientes como hierro, zinc y vitamina B12 proveniente de las proteínas de origen
animal y obtener otros micronutrientes y sobre todo fibra proveniente de proteínas de
cirrosis hepática
origen vegetal.12,14,15
En cuanto al sodio, se recomienda restringir su consumo cuando hay presencia de as-
citis, es importante que se restrinja el consumo, pero no que se prohíba en su totalidad,
puesto que esto puede generar hiponatremia y complicaciones derivadas de la misma.
En pacientes con ascitis leve se indica <2 g sodio/día, en ascitis moderada <1.5-2g sodio/
día y en ascitis severa <1 g sodio/día. Es importante tomar en cuenta sobre todo en pa-
86
cientes hospitalizados el sodio que se administra con medicamentos y soluciones, ya que
muchas veces la cantidad administrada intravenosa excede por mucho la recomendación
del consumo de sodio, por lo cual restringirlo en la dieta no tendrá ningún efecto.16
Una estrategia nutricional, que cada vez se indica con mayor frecuencia, es la colación
nocturna, que consiste en una comida de entre 200-400 kcals con al menos 20g proteína,
que contenga fibra e hidratos de carbono complejos; los estudios publicados sobre cola-
ción nocturna recomiendan que dicha colación se consuma entre las 9:00 y las 10:00 de
la noche. Se sugiere que implementar el consumo de la colación nocturna disminuye el
catabolismo, al disminuir los periodos largos de ayuno, mejora la masa muscular e inclu-
so disminuye el amonio en sangre. Existen estudios que han evaluado la suplementación
con aminoácidos de cadena ramificada (aacr) como opción de colación nocturna, en
donde se ha demostrado que tienen un mayor efecto en el aumento de la masa muscular,
en comparación con colación o suplementos estándar.17-19
Finalmente es importante mencionar que en pacientes con cirrosis descompensada
con frecuencia se observa la presencia se hiporexia y saciedad temprana por lo que en
ocasiones es difícil que los pacientes alcancen su ret por medio de la dieta únicamente,
por lo cual pueden utilizarse suplementos nutricionales. El tipo de suplemento depen-
derá de la evaluación dietética del paciente, para poder suplementar los nutrientes que
hagan falta. En general se pueden utilizar fórmulas poliméricas estándar o hipercalóricas,
en pacientes cuyo requerimiento de energía no se esté alcanzando, de igual manera pue-
den utilizarse módulos proteicos o bien fórmulas especializadas con aacr.
El uso de fórmulas especializadas con aacr ha sido ampliamente estudiado en pa-
cientes con cirrosis, se ha reportado en diversos estudios que los aacr tienen múltiples
ventajas en pacientes con cirrosis; aumentan la masa muscular, disminuyen los episodios
de encefalopatía hepática abierta, mejoran la calidad de vida, mejoran la reserva hepá-
tica de albúmina, y mejoran la respuesta al tratamiento loco regional y sistémico para
carcinoma hepatocelular.20-25
CONCLUSIONES
La desnutrición es una complicación muy frecuente en pacientes con cirrosis descom-
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89
XIV MITOS Y REALIDADES DE LA DIETA EN ENCEFALOPATÍA
HEPÁTICA
Dr. Juan Miguel Abdo Francis*
Dra. Aurora Serralde Zuñiga**
INTRODUCCIÓN
P R OT E Í N A S
La restricción de proteínas en la dieta se ha utilizado para prevenir la aparición o coad-
yuvar en el tratamiento de la eh, con el argumento de que disminuye la producción de
amoniaco intestinal. No obstante, múltiples estudios han revelado la importancia del
balance positivo de nitrógeno y las dietas con un contenido normal de proteínas, meta-
bólicamente más adecuadas; que se pueden administrar con seguridad a los pacientes
con cirrosis con eh episódica. Actualmente se recomienda aportar 1.2-1.5 g/kg/día5 y
>1.5 g/kg/día si el paciente está desnutrido.6 Lo anterior, debido a que la restricción de
proteínas no sólo no ha demostrado mejoría de la eh, sino que aumenta el catabolismo
proteico, puede deteriorar el estado nutricional contribuyendo a la sarcopenia, y empeo-
rar así la condición clínica del individuo.7 Por ello rara vez está justificada esta práctica,
siendo útil en pacientes con enfermedad hiperaguda grave con eh y amonio arterial muy
elevado que están en riesgo de edema cerebral, cuando el apoyo proteico puede ser
diferido durante 24-48 h hasta controlar la hiperamonemia.4
Se recomienda frecuentemente evitar el consumo de proteínas de origen animal, es-
pecialmente de carnes rojas ya que puede desencadenar eh o exacerbarla. La fuente de
proteína (carne vs vegetal) ha sido estudiada extensamente. La proteína derivada de la
carne contiene más metionina, que es metabolizada por las bacterias intestinales a mer-
captanos, que son precursores de los falsos neurotransmisores. Por otro lado, además
de que las proteínas de origen vegetal tienen cantidades significativamente más bajas
de metionina, tienen un mayor contenido de aminoácidos de cadena ramificada (aacr)
que incluyen leucina, isoleucina y valina, que son una eficaz fuente de energía como
cirrosis hepática
alternativa a las alteraciones metabólicas; por lo que se toleran mejor en pacientes con
cirrosis y eh. Se ha demostrado que consumir cantidades más altas de proteínas ve-
getales (ingesta diaria de 30 a 40 g) favorece la mejoría clínica con disminución de las
puntuaciones del índice de eh, del rendimiento intelectual de tareas y reducción en las
concentraciones de amonio. En el caso de fibra dietética se recomienda un consumo de
92
30 g/día, y se ha propuesto que las dietas vegetarianas pueden ser útiles para modular
la microbiota intestinal.
Además, los aacr se agotan rápidamente de la circulación, ya que el músculo esquelé-
tico los utiliza para sintetizar glutamina, esencial para la eliminación del amonio que no
se elimina de manera eficiente por el hígado.8 La suplementación de aacr ha demostrado
ser efectiva en aliviar los síntomas de la eh a través de inhibir la proteólisis, mejorar el
uso de la glucosa y estimular la síntesis de proteínas, por lo que ayudan a disminuir la
gluconeogénesis. Además, los pacientes con cirrosis avanzada no pueden utilizar los
aminoácidos aromáticos (tirosina, triptófano y fenilalanina), lo que lleva a un aumento
en relación con los aacr. Sin embargo, sigue siendo limitada la evidencia y se requieren
más ensayos clínicos para que sea más sólida su recomendación.9
S I M B I ÓT I C O S
Aunque se considera que la EH se asocia con las altas concentraciones de amonio, los
productos de bacterias productoras de ureasa como Klebsiella y Proteus también están
involucrados en su desarrollo, como los metabolitos de aminoácidos (indoles, oxindo-
les) y endotoxinas. Se ha identificado una disbiosis funcional en pacientes con cirrosis,
que se asocia con aumento de los marcadores de inflamación sistémica y eh.10 Incluso se
ha demostrado que la microbiota del colon sigmoide difiere en aquellos pacientes con
y sin eh.11 Por esto se han utilizado prebióticos, probióticos y trasplante de microbiota
fecal con el objetivo de aumentar la abundancia de taxones potencialmente benéficos,
mientras que los antibióticos se han utilizado para disminuir la abundancia de taxones
potencialmente dañinos,12 para mejorar la función cerebral y la cognición.13
SODIO
En aquellos pacientes que presentan ascitis y/o edema se debe restringir la cantidad de
sodio (<2 g/día). Sin embargo, la hiponatremia puede causar inflamación de astrocitos y
favorecer la eh. El riesgo de desarrollarla aumentó 8% por cada disminución de mmol/L
en el sodio sérico. Aunque la prevención de la hiponatremia reducirá el riesgo de eh, no
se puede inferir aún que una intervención para aumentar el sodio sérico pueda beneficiar
a los pacientes.16
CONCLUSIONES
La EH conduce a una disminución en la calidad de vida, causa mayor dependencia de
los cuidadores para el desempeño de las actividades diarias, así como un aumento en
las hospitalizaciones. También se ha reportado que estos pacientes tienen un deterioro
importante en la interacción social, el estado de alerta, el comportamiento emocional,
93
el sueño, el trabajo, el manejo del hogar, la recreación y los pasatiempos. En ese sentido,
los resultados de las pruebas relacionadas con la salud en los pacientes con enfermedad
hepática crónica muestran disminución en la calidad de vida.
Diversas investigaciones han resaltado la mejoría en la calidad de vida, con el trata-
miento de la encefalopatía hepática. Muchos se han enfocado en la encefalopatía hepá-
tica mínima, con diferentes tratamientos como dieta, aminoácidos orales de cadena ra-
mificada, monosacáridos no absorbibles, antibióticos no absorbibles como la rifaximina,
neomicina, metronidazol, flumazenil, y el uso de la L-ornitina-L-aspartato.
Es importante identificar la evidencia que justifique las recomendaciones dietéticas
para los pacientes, ya que como vimos algunas de ellas no tienen sustento o incluso
pueden ser perjudiales. Por otro lado, existen indicaciones dietéticas que pueden me-
jorar el estado clínico, y será de utilidad que éstas sean simples y claras, para su fácil
comprensión.
Aunque los pacientes por lo general tienen la intención de seguir las recomendacio-
nes dietéticas, es una realidad que a menudo les resulta difícil hacerlo: muchos tienen
poco apetito, por saciedad temprana por la ascitis, eh, gastroparesia y disfunción auto-
nómica, cambios en el gusto y dietas restringidas (ej. dieta baja en sodio).
En la actualidad no existe evidencia de que una dieta baja en proteínas mejore el
curso de la encefalopatía hepática y sí de que empeore el estado nutricional y favorezca
la aparición de distintas complicaciones relacionadas con la desnutrición. 17-18
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95
XV SUPLEMENTACIÓN DE AMINOÁCIDOS DE CADENA RAMIFICA-
DA EN PACIENTES CON CIRROSIS
Dra. Fátima Higuera de la Tijera*
Dr. Ernaldo J. Morales Mairena**
INTRODUCCIÓN
L a mayoría de los pacientes con cirrosis (74.7%) están desnutridos y presentan una
reducción significativa de la masa muscular; por tanto, presentan compromiso
en la fuerza muscular (80.8%) lo que los hace más propensos a la fragilidad.1 La
disminución de la ingesta de energía y proteínas, la inflamación, la malabsorción, el
metabolismo de nutrientes alterado, el hipermetabolismo, los trastornos hormona-
les y la disbiosis del microbioma intestinal pueden contribuir a la desnutrición. La
sarcopenia en el paciente con cirrosis ocurre como resultado de dos procesos prin-
cipales, el primero, el hipercatabolismo con proteólisis y el segundo, la disminución
de la síntesis de proteínas derivada de la disfunción hepatocelular; adicionalmen-
te relacionado a múltiples factores dentro de los cuales cuentan la hiporexia, la
saciedad temprana debida a presencia de ascitis, prescripciones inadecuadas y
restrictivas; muchos de estos pacientes presentan una menor ingesta de alimentos
ricos en proteínas. Factores que adicionalmente contribuyen a la desnutrición en
estos pacientes son: la inflamación, la malabsorción, el metabolismo alterado de
nutrientes, los trastornos hormonales y la disbiosis.2
Los pacientes gravemente desnutridos tienen 2.5 veces más probabilidades de
morir antes de ser trasplantados; así que, las estrategias para disminuir la pérdi-
da de masa muscular en la enfermedad hepática crónica son indispensables para
evitar progresión de la enfermedad y las complicaciones relacionadas. Una inter-
vención oportuna mejora de la calidad de vida y reduce la necesidad de reingreso
hospitalario 90 días posteriores al egreso.3
Figura 1
Factores ambientales relacionados al desarrollo de sarcopenia en pacientes con cirrosis
Alteración en la Sarcopenia
percepción
Anorexia
Ascitis
Nivel socio-
económico bajo
Encefalopatia
hepatica
del gusto
LO S A M I N O Á C I D O S D E C A D E N A R A M I F I C A D A ( a a c r )
Los aacr, leucina (Leu), isoleucina (Ile) y valina (Val), desempeñan diversas funciones en
el organismo; son aminoácidos esenciales y sustratos para la síntesis de compuestos ni-
trogenados, también sirven como moléculas de señalización que regulan el metabolismo
de la síntesis de glucosa, lípidos y proteínas, la salud intestinal y la inmunidad a través
de una red de señalización, especialmente la vía de la fosfoinositida 3-quinasa/proteína
quinasa B/objetivo de rapamicina en mamíferos (PI3K/AKT/mTOR).10 Los aacr esenciales
L-valina, L-leucina y L-isoleucina, son fuente de glutamato, lo que facilita la detoxificación
del amonio mediante la síntesis de glutamina, esta reacción es catalizada por medio de
cirrosis hepática
a a c r Y M E J O R Í A D E L E S TA D O N U T R I C I O N A L
Hernández-Conde y cols.11 evidenciaron una mejoría significativa en la masa muscular de
pacientes cirróticos con sarcopenia, tras doce semanas de suplementación con aacr y
98
actividad física. Además, hubo una tendencia a una mejoría de los niveles de albúmina en
el grupo que recibió aacr versus el placebo. Ruíz-Margain y cols.12 también demostraron
que la suplementación con aacr más una dieta alta en proteína y fibra es una interven-
ción segura en los pacientes con cirrosis que ayuda al incremento de la masa muscular
sin elevar los niveles de amonio o de glucosa. Kitajima et al.,13 en una cohorte de pa-
cientes con cirrosis, adicionalmente demostraron que la suplementación con aacr tras
48 semanas se relacionó con la mejoría en las cifras de albúmina sérica y esto a su vez
correlacionó con una disminución de la acumulación de grasa en el músculo esquelético,
el mantenimiento de la masa muscular esquelética y una mejor sensibilidad a la glucosa,
todos ellos factores que pueden contribuir a mejorar la supervivencia de los pacientes
con cirrosis.
Una revisión sistemática con meta-análisis reciente, que incluyó doce estudios con
1225 sujetos en la síntesis cualitativa y cinco en la síntesis cuantitativa. Los sujetos que
recibieron suplementación con aacr tuvieron una mejora significativa en el índice del
músculo esquelético y en la circunferencia muscular media del brazo. Si bien, no hubo
a a c r Y P R O G R E S I Ó N D E L A E N F E R M E D A D H E PÁT I C A A V A N Z A D A
Interesantemente, algunos estudios demuestran que la suplementación con aacr a largo
plazo se relacionan con mejoría en parámetros indirectos de función hepática. Park JG
et al.,17 en un estudio multicéntrico que incluyó pacientes con cirrosis descompensa-
da con puntuación de Child-Pugh entre 8 a 10, y que recibieron suplementación con
12.45 gramos de gránulos de aacr diarios durante 6 meses. Posteriormente los pacientes
fueron seguidos hasta por 24 meses. Se incluyeron 63 pacientes en el grupo de aacr y
61 en el grupo control. La puntuación del Model for Edstage Liver Disease (meld) y la
puntuación de Child-Pugh mejoraron significativamente en el grupo que recibió aacr en
comparación con el grupo control. La supervivencia libre de eventos acumulada mejoró
significativamente en el grupo suplementado con aacr en comparación con el grupo
control (hr = 0,389, IC al 95% = 0,221-0,684, p < 0,001). Kawamura E et al.,18 también de-
mostró que los aacr preservan la reserva hepática y reducen los principales eventos de
descompensación clínica en pacientes con cirrosis permitiendo optimizar el tiempo de
espera en la lista para recibir un trasplante. Hayaishi S et al.,19 también demostraron que
la suplementación a largo plazo (> 6 meses) con aacr reducen la incidencia de eventos
clínicos de descompensación y reducen la incidencia de desarrollo de hepatocarcinoma
en pacientes con cirrosis.
a a c r Y E N C E FA LO PAT Í A H E PÁT I C A
En este terreno, la suplementación con aacr también ha demostrado beneficios. Una
revisión sistemática realizada por Gluud LL, et al.20 encontró, que si bien los estudios
recopilados fueron bastante heterogéneos en calidad, si hubo un beneficio en lograr
mejoría en el estado mental de pacientes con encefalopatía hepática manifiesta o clí-
nica; debe tomarse en cuenta que en estos estudios se describió a la náusea y vómito
99
como efectos secundarios de los aacr, sin embargo, la presencia de dichos síntomas no
repercutió en el estado nutricional de los pacientes, por lo que en términos generales
se considera a los aacr como una estrategia segura. El número necesario a tratar es de
5 para conseguir evidenciar el efecto benéfico en pacientes con encefalopatía hepática
tras recibir suplementación con aacr.21 Espina S, et al., proponen un efecto protector para
evitar la encefalopatía hepática mínima tras suplementar la dieta con aacr ya que estos
favorecen la detoxificación de amonio.22
CONCLUSIONES
La suplementación con AACR en el paciente con cirrosis tiene beneficios importantes
demostrados, previene y mejora la sarcopenia y la fragilidad, puede ser un coadyuvan-
te para prevenir la progresión de la enfermedad hepática y la descompensación de la
enfermedad, además favorecen la detoxificación de amonio con lo cual tienen el poten-
cial de prevenir el desarrollo de complicaciones como la encefalopatía hepática. Todo
estos beneficios hacen que la suplementación de AACR sea una estrategia nutricional
que debe considerarse en el manejo integral de paciente con enfermedad hepática
crónica avanzada.
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101
XVI IMPORTANCIA DEL EJERCICIO EN LOS PACIENTES
CON SARCOPENIA Y CIRROSIS HEPÁTICA
Dr. Aldo Torre Delgadillo*
A B R E V I AT U R A S
HU: Unidades Houensfield.
SMI: Skeletal Muscle Index.
IGF-1: Factor de crecimiento semejante a la insulina 1.
BCAA: Aminoácidos de cadena ramificada.
mTor: Complejo de rapamicina.
IL-6: Interlecuina 6.
PCEP: Prueba de ejercicicio cardiopulmonar.
6MWY: Prueba de caminata de 6 minutos.
V02peak: Pico de captación de oxígeno.
MELD: Model for End Stage Liver Disease.
CT SMI: Skeletal Muscle Index por tomografía.
THO: Trasplante hepático ortotópico.
INTRODUCCIÓN
L a sarcopenia (depleción muscular severa) tiene una alta prevalencia en los pa-
cientes con cirrosis y se asocia con un incremento en las complicaciones pre y
post trasplante hepático. Su patogénesis es multifactorial y es producto de un des-
equilibrio entre la síntesis y degradación proteíca. Los métodos para la detección
de sarcopenia son variados, pero al momento la medición del área muscular en
(cm2) a nivel de la tercera vértebra lumbar es el estándar de oro.1 El músculo es-
quelético muestra rangos de atenuación entre -29 y 150 unidades Hounsfield (hu),2
debiendo seleccionar el software para cuantificar masa muscular, así como aplicar
medio de contraste. Recientemente se ha establecido un punto de corte que asocia
mortalidad con índice muscular esquelético (smi) en pacientes en lista de espera
para trasplante hepático; smi < 50 cm2/m2 en hombres, y < de 39 cm2/m2 en mujeres
son condición de mayor mortalidad en la lista de espera.3
I M P O R TA N C I A C L Í N I C A D E L A S A R C O P E N I A
La prevalencia de sarcopenia en los pacientes con cirrosis oscila entre 40 y 70%.4
La sarcopenia ha sido identificada como un predictor independiente de mortalidad
C A R A C T E R Í S T I C A S D E L M Ú S C U LO E N E L C I R R ÓT I C O
Un concepto importante en el paciente con cirrosis, a parte de la sarcopenia, es entender
las características del músculo esquelético. El músculo esquelético comprende 40% del
peso corporal en condiciones normales y está involucrado principalmente en las fun-
ciones mecánicas que requieren las fibras musculares. En respuesta a las contracciones
musculares, los miocitos sintetizan una serie de proteínas denominadas miocinas. Las
miocinas no sólo mantienen la masa muscular, función y contractilidad, sino que regulan
el metabolismo muscular en otros orgános y tejidos, incluyendo el hígado y el tejido
adiposo.10 La miostatina es la primera mioquina identificada altamente expresada en
el músculo esquelético atrófico. La activación de la miostatina estimula el catabolismo
proteíco, previene la síntesis de proteínas e inhibe el crecimiento muscular.11 Por otro
lado, también se han identificado varias citoquinas que regulan el crecimiento y atrofia
muscular como el factor de crecimiento semejante a la insulina 1 (igf-1), el factor de cre-
cimiento fibroblástico, interleucina 4, e interleucina 6.
El recambio proteíco, el balance en la síntesis de proteínas y la degradación, son los
condicionantes de la regulación de la masa muscular. Varios factores como la energía
celular, la capacidad de tener substratos metabólicos (aminoácidos de cadena ramificada
bcaa), alteraciones en el sistema endocrino (resistencia a la insulina, niveles circulan-
tes de insulina, igf-1, corticoesteroides, testosterona) citoquinas, miostatina y ejercicio,
están involucrados en regular la masa muscular.12 La masa muscular es regulada positi-
vamente por la señal de activación Akt (proteínas cinasas) mediada a nivel celular por
mtor.13 La activación de Akt en respuesta a la insulina o al igf-1 estimulan el complejo de
rapamicina 1 (mTORC1) el cual juega un rol primario en la síntesis de proteínas a través
de mTor.
La degradación muscular por su parte es regulada por 3 sistemas proteolíticos que
incluyen el anclaje de proteínas mediadas por caspasas, sistemas proteosómicos de ubi-
quitina dependiente de atp y autofagia. El anclaje de miofibrillas a través de caspasa 3
provee substratos para el sistema ubiquitina proteosoma.12
Las proteínas Forkhead box O (Fox O) son una familia de proteínas que abarca factores
de transcripción que regulan genes relacionados con atrofia muscular (Fbxo32 y Trim63).
La expresión de Fox 1 y Fox 3 sobreregula las condiciones catabólicas tales como cáncer,
caquexia, sepsis y ayuno, requiere localización nuclear para estimular ubiquitina/proteo-
soma y vías de autofagia lisosomal.14 Un incremento en Akt condiciona aumento en Fox O
del citoplasma al núcleo, induciendo la expresión de principal ubiquitina relacionada a
atrofia, llevando a reducción en la masa muscular y número de fibras musculares.15
La autofagia programada conlleva muerte celular, y tiene un importante rol en la
cirrosis hepática
104
transitoria, mientras que en las fases avanzadas de la enfermedad contribuye a la atrofia
muscular en combinación con otros mediadores.16 El factor de necrosis tumoral a (TNF-a)
promueve la activación de factor nuclear kb (NFkb), el cual lleva a la activación de proteí-
nas de degradación (MuRF1), atroginina 1 lo que lleva a mayor atrofia muscular.17
Por último, las fibras musculares se encuentran afectadas en los pacientes con cirrosis
hepática. En condiciones normales las fibras musculares tipo 1 se caracterizan por un
acortamiento lento, y las tipo 2 presentan una contracción rápida. Mientras progresa el
daño hepático los lípidos almacenados en el músculo provocan el depósito de vesícu-
las lípidicas intramusculares, depósitos mayormente detectados en la fibras musculares
tipo 2, lo cual compromete la contracción muscular rápida.18 Este fenómeno denominado
mioestatosis compromete el metabolismo de lípidos, beta oxidación, disfunción mito-
condrial con el resultado final de atrofia muscular.19
F I S I O PATO LO G Í A D E L A S A R C O P E N I A E N L A C I R R O S I S
La hiperamonemia, autofagia muscular, bajos niveles de testosterona, hormonas de cre-
XVI IMPORTANCIA DEL EJERCICIO EN LOS PACIENTES CON SARCOPENIA Y CIRROSIS HEPÁTICA
cimiento o aminoácidos ramificados son considerados mecanismos potenciales de la
sarcopenia.
La hiperamonemia es común en los pacientes con daño hepático. La disfunción he-
pática, y la presencia de corto-circuitos porto-sistémicos comprometen la capacidad de
detoxificación del amonio en el daño hepático, siendo el músculo el segundo lugar de
detoxificación del amonio.20 La detoxificación del amonio a nivel muscular ocurre en la
mitocondria21 y requiere de la formación de glutamina, la cual depende de la producción
de glutamato. La glutamina generada de la detoxificación del amonio es vertida a la cir-
culación general e intercambiada con bcaa.22 El incremento en la captación de bcaa y el
metabolismo de los mismos a nivel muscular en los estados hiperamonémicos depleta
la reserva de los mismos requerida para la síntesis de proteínas.23
La hiperamonemia por otro lado disminuye la síntesis muscular de proteínas por ac-
tivación de la miostatina vía NF kb, promoviendo estrés oxidativo y función mitocondrial
comprometida, con pérdida energética, incrementado la autofagia de proteínas nitroge-
nadas.24 Como resultado la hiperamonemia a nivel muscular incrementa el estrés oxida-
tivo, con daño caracterizado por lipoperoxidación exacerbando la sarcopenia.25
I N T E R V E N C I O N E S PA R A R E V E R T I R L A S A R C O P E N I A , R O L D E L E J E R C I C I O
La pérdida muscular en la cirrosis es multifactorial, y la combinación de intervenciones
nutricionales, físicas y farmacológicas son necesarias para revertir la sarcopenia.
En relación al ejercicio debemos entender algunas definiciones para mostrar las ven-
tajas de la intervención del ejercicio en los pacientes con cirrosis.
La actividad física hace referencia al movimiento corporal producido por la contrac-
ción del músculo esquelético, mientras que el ejercicio se refiere a los movimiento repe-
tidos, planeados y estructurados que mejoran o mantienen la actividad física. Aunado a
esto para tener un buen acondicionamiento físico debemos contar con una resistencia
cardiopulmonar adecuada, entendiendo por resistencia cardiopulmonar la integridad del
corazón y pulmones para mantener las demandas del músculo esquelético.
Los métodos más comunes para evaluar la resistencia cardiopulmonar son: la prueba
de ejercicio cardiopulmonar (pecp) y la prueba de caminata de 6 minutos (6mwt).
105
La pecp es realizada a través de un cicloergometro fijo o estacionario, monitorizando
la frecuencia cardiaca, presión sanguínea, cambios electrocardiográficos, síntomas, e in-
crementos progresivos en la carga de trabajo. Simultáneamente el intercambio gaseoso
es medido, resultando en la captación de oxígeno, ventilación, y gasto de dióxido de
carbono, siendo el pico del consumo de oxígeno (V02pico) el parámetro mas usado en
pecp.26 Por su lado la 6mwt es una prueba sencilla donde al paciente se le pide caminar
rápido sobre una superficie plana durante 6 minutos, y se cuantifica la distancia recorrida
en dicho tiempo, requiriendo una superficie plana de al menos 30 metros, un oxímetro
de pulso, y un contador de pasos.27
pacientes con cirrosis antes del tho. Debette-Gratien y cols. encontraron mejoría en
el acondicionamiento físico y fortaleza muscular. Los principales hallazgos fueron un
incremento en VO2 peak de 21 a 23 ml/min/minuto, mejoría en la prueba de caminata de
6 minutos de 481 a 521 metros, y en la fortaleza muscular con incremento en la fortaleza
del cuadriceps de 30 a 37 kg/fuerza.44
Roman y cols. evaluaron, a través de un estudio clínico aleratorizado, a veinte pa-
cientes cirróticos con un complemento agregado de leucina. 17 pacientes terminaron
106
el estudio, ocho en el grupo control, y ocho en el grupo de ejercicio. La mayoría de los
pacientes con daño hepático compensado (Child A ). Al final de la maniobra la prueba de
caminata de 6 minutos mejoró de 445 a 500 metros, la medición indirecta de la circunfe-
rencia del muslo también se vió incrementada de 41 a 46 cm, y finalmente los dominios
de los cuestionarios de calidad de vida se vieron impactados positivamente en 3 de 8
del cuestionario SF 36. El acondicionamiento físico mostró cambios significantes en la
V02peak de 5 mL/kg/minuto comparado con el grupo control, y la caminata de 6 minutos
se incrementó de 529 a 571 metros.45
Macias Rodríguez y cols. evaluaron los efectos de 14 semanas de ejercicio combinado
aérobico (bicicleta ergométrica) o de resistencia-fuerza (kinesioterapia) más interven-
ción nutricional en 29 pacientes compensados con cirrosis (Child A). Todos los pacientes
recibieron beta bloqueo durante el estudio en el orden de prevenir incrementos en la
presión portal durante el ejercicio. Once pacientes por grupo completaron el estudio, y
al final se observó un descenso en el gradiente venoso portal de los pacientes sometidos
a ejercicio de – 2.5mmHg en promedio, con un incremento de 4 mm Hg en los controles.46
Por último, Berzegoti mostró el efecto benéfico del ejercicio y dieta hipocalórica por
XVI IMPORTANCIA DEL EJERCICIO EN LOS PACIENTES CON SARCOPENIA Y CIRROSIS HEPÁTICA
16 semanas en pacientes cirróticos con obesidad e hipertensión portal por arriba de 6
mm Hg. El ejercicio constó de sesiones semanales personalizadas de 60 minutos en un
gimnasio local, con intensidad de leve a moderada. El apego al ejercicio y la dieta fue de
88 y 84% (ejercicio / control), con disminución del gradiente venoso portal en prome-
dio -1.7 mmHg al final del programa de ejercicio, e incremento en la VO2peak de 21 a 26
mL/kg/minuto. Así mismo, hubo un descenso importante en el peso corporal, grasa, sin
afección en la masa muscular. Es de notar que el mayor descenso en la presión portal se
observó en los pacientes con mayor pérdida ponderal (> 10%), mejorando así mismo la
resistencia a la insulina, leptina, y colesterol total.47
T I P O , I N T E N S I D A D Y D U R A C I Ó N D E L E J E R C I C I O E N LO S PA C I E N T E S C O N
CIRROSIS
Con base en los estudios mencionados se deberán tener sesiones de 40 a 70 minutos 3
veces por semana bajo vigilancia, de moderada intensidad (bicilceta o caminadora son
una recomendación favorable. O bien, 30 a 60 minutos de sesiones combinadas de ae-
róbico con resistencia, tratando de cumplir más de 150 minutos por semana. Esa es una
recomendación razonable.48
CONCLUSIÓN
En los pacientes con sobrepeso, la pérdida ponderal es apropiada por el impacto en el
gradiente venoso portal, debiendo acompañar a estos pacientes de beta bloqueo si no
hay contraindicaciones para el mismo. La duración del ejercicio mínimo debe ser por 3
meses, en el orden de ver la adaptación física y empezar a ver los efectos benéficos del
mismo, ya que no se verán antes de este tiempo.
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Tabla 1
Sarcopenia e implicaciones clínicas
Autor Prevalencia sarcopenia n Implicación clínica
cirrosis hepática
110
Autor Prevalencia sarcopenia n Implicación clínica
Pre-THO: 36%
Tsien (34) 53 Mortalidad post THO
Post-THO: 46%
Mujeres: 33% Mortalidad en lista de espera de
Carey (35) 396
Hombres: 50% THO.
Belarmino (36) 14.7% 144 Mortalidad
Mayor estancia hospitalaria y
Kalafateli (37) 24.6% 232
riesgo de infecciones
Hospitalización y estancia hospi-
Sinclar (38) 32% 587
talaria
XVI IMPORTANCIA DEL EJERCICIO EN LOS PACIENTES CON SARCOPENIA Y CIRROSIS HEPÁTICA
111
Trasplante hepático
XVII BLANCOS TERAPÉUTICOS NUTRICIONALES
EN PACIENTES PREVIOS AL TRASPLANTE HEPÁTICO
L.N. Alondra Vázquez Delgadillo*
Dra. Eira Cerda Reyes**
INTRODUCCIÓN
M A L N U T R I C I Ó N E N E N F E R M E D A D H E PÁT I C A C R Ó N I C A
La prevalencia de desnutrición en pacientes con hepatopatía candidatos a trasplan-
te hepático oscila entre el 25-80%. El desarrollo de desnutrición no está vinculado
a la causa de la hepatopatía, pero es más frecuente en las fases más avanzadas de
la enfermedad.3
Son varios los factores que pueden ser causa de la malnutrición en los pacientes
con hepatopatía candidatos a trasplante hepático entre los cuales destacan (tabla I):
1. Ingesta dietética disminuida: Causada por síntomas digestivos como anore-
xia, náuseas y saciedad precoz, que puede estar motivado por alteraciones
de la leptina, déficit de cinc, ascitis resistente que disminuye la capacidad
* Consultora independiente
** Hospital Central Militar.
de expansión del estómago, alteraciones en las citocinas o en la percepción de
sabores, prescripción de dietas restrictivas, ingesta elevada de alcohol y altera-
ciones neurológicas (Encefalopatía hepática).
2. Malabsorción de nutrientes: Descenso en la secreción biliar, ocurre como conse-
cuencia de la presencia de colestasis como en los casos de colangitis esclerosan-
te, colangitis biliar primaria, colangiopatía autoinmunitaria, lo que puede llegar a
producir esteatorrea con déficit asociado de vitaminas liposolubles, disminución
del peristaltismo intestinal, sobre crecimiento bacteriano, pérdidas de proteínas
en forma de sangrado crónico imperceptible, insuficiencia pancreática, especial-
mente en los casos en los que se asocia pancreatitis crónica de origen etílico.
3. Tratamientos farmacológicos.
4. Alteraciones metabólicas: Elevación del metabolismo hasta en 34% de los pacien-
tes con un gasto energético en reposo igual a 120% del valor esperado.
La malnutrición en pacientes con hepatopatía crónica es de componente ca-
lórico y proteico (dcp) debido a que se pierde tanto masa grasa como masa pro-
teica. El perfil metabólico de los pacientes con hepatopatía crónica desnutrido
se asemeja mucho al que se produce en situaciones de ayuno prolongado o de
inanición con un descenso de los compartimentos muscular y graso.
Se presenta una disminución de la síntesis proteica y un aumento en la de-
gradación de proteínas del músculo esquelético, sarcopenia es la complicación
más común.
El metabolismo de los hidratos de carbono en la hepatopatía crónica produce
intolerancia a la glucosa, producida por una alteración a nivel posreceptor intra-
celular, tanto en el hígado como en el músculo, hay un descenso en los niveles de
glucógeno hepático y muscular lo que condiciona una menor disponibilidad de
glucosa como sustrato energético y una precoz utilización de grasas y proteínas
como fuente energética.
5. Descenso de actividad física: La nula actividad física y/o el descenso de esta en
los pacientes con hepatopatía crónica conduce a un decremento de síntesis mus-
cular.5-6
Tabla 1
Causas de desnutrición en pretrasplante hepático
Descenso en la ingesta de nutrientes:
- Anorexia.
- Náuseas.
- Dietas restrictivas.
- Disgeusia.
Trasplante hepático
- Saciedad precoz.
- Hemorragia digestiva.
- Alteraciones neurológicas.
- Disnea.
- Hipoxia.
- Ingesta elevada de alcohol.
114
Malabsorción de nutrientes:
- Descenso en la secreción biliar.
- Disfunción pancreática.
- Enteropatía por hipertensión portal.
Tratamientos farmacológicos:
- Corticoides.
- Colestiramina.
- Neomicina, Lactulosa.
Alteraciones metabólicas:
- Hipercatabolismo, Resistencia a la insulina.
- Descenso en los niveles de glucógeno hepático y muscular.
- Disminución de la síntesis proteica.
Descenso de actividad física:
- Disminuye síntesis de masa muscular.
115
La obesidad también puede afectar negativamente a los receptores de trasplantes de
hígado. Este grupo de pacientes han mostrado tasas más altas de infecciones en el sitio
de la cirugía y una mayor mortalidad en pacientes trasplantados obesos.8-9
CONCLUSIÓN
La valoración nutricional de los pacientes candidatos a trasplante hepático es de vital
importancia para la prevención de complicaciones postoperatorias relacionadas con la
nutrición. Una valoración nutricional es esencial, tanto para la preparación, como para la
recuperación del individuo una vez trasplantado y, de acuerdo con ella, una intervención
nutricional destinada a mejorar la situación de los pacientes antes de la cirugía.
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Trasplante hepático
116
XVIII BLANCOS TERAPÉUTICOS NUTRICIONALES
EN PACIENTES POST-TRASPLANTE HEPÁTICO INMEDIATO
Dra. Rosalba Moreno Alcántar*
INTRODUCCIÓN
E V A L U A C I Ó N D E L E S TA D O D E N U T R I C I Ó N
En pacientes con cirrosis se han desarrollado métodos específicos para identificar
a pacientes con riesgo o sospecha de desnutrición (condición prevalente en la fase
avanzada de la enfermedad, presente hasta en un 95%);12,13 con fines prácticos, en
este capítulo se describirá el índice de masa corporal, que aunque individualmente
no es una herramienta precisa al identificar la desnutrición o sobrenutrición del
paciente con cirrosis, es fácil de calcular y puede usarse al ajustar el resultado por
el peso seco del paciente ante la probable o evidente retención hídrica, presente
hasta en 73% de los pacientes;5 la evaluación del peso debe realizarse continuamen-
te, en un periodo anterior al trasplante, al momento de la admisión hospitalaria,
así como documentar la ingesta oral y las recomendaciones o modificaciones de
asesoramiento en la dieta;14,15 con el fin de identificar al menos dos situaciones
extremas:
A P OYO N U T R I C I O P O S T E R I O R A L T R A S P L A N T E H E PÁT I C O
Posterior al trasplante hepático se espera una corrección de las anormalidades del esta-
do de nutrición dado que un nuevo hígado funcional ha reemplazado al hígado enfermo.17
Sin embargo, pueden esperarse diversos desenlaces que requieren atención específica. A
corto plazo y durante la estancia hospitalaria, el enfoque del tratamiento dietético debe
centrarse en ciertas condiciones y objetivos post-trasplante (Cuadro 1) con complicacio-
nes nutricias a considerarse en el tratamiento integral del paciente.
Cuadro 1
Objetivos de tratamiento post-trasplante y condiciones que interfieren en la nutrición
Objetivo post-trasplante:14,15,17,19,20
Evitar rechazo de injerto
Corticosteroides
Complicaciones nutricias: Producen incremento en el apetito, así como aumento en depósito de grasa
y disminución de su oxidación. Existe incremento proteólisis y falla síntesis de proteína.
Efectos adversos: Hiperglucemia, pérdida de potasio y calcio, catabolismo muscular, hiperlipidemia,
diarrea, vomito, anorexia.
Ciclosporina
Complicaciones nutricias: Afecta metabolismo de energía, el crecimiento y regeneración del musculo,
favorece el incremento de peso.
Efectos adversos: Hiperlipidemia, hipomagnesemia.
Interacción fármaco-nutrimento: Su absorción aumenta con administración hidrosoluble de vitamina
E, el jugo de toronja aumenta su biodisponibilidad inhibiendo la enzima cyp3a4.
Trasplante hepático
Tacrolimus
Complicaciones nutricias: Incrementa gasto energético, afecta el crecimiento y regeneración del mus-
culo.
Interacción fármaco-nutrimento: jugo de toronja aumenta biodisponibilidad inhibiendo a la enzima
cyp3a4.
Tratamiento de infecciones
118
Antibióticos
Efectos adversos: Nausea, vómito, diarrea, anorexia, disgeusia.
Condiciones que interfieren en la nutrición
Presencia de sepsis
Aumento en el requerimiento energético.
Insuficiencia renal
Necesidad de ajuste de proteína, sodio, potasio y líquidos.
Complicaciones intestinales
Interferencia en vía de alimentación.
Complicaciones biliares
Los aspectos clave del cuidado postoperatorio consisten en evitar largos periodos de
ayuno, reestableciendo la alimentación oral tan pronto como sea posible (dentro de las
primeras 12 horas postcirugía) sí hay estabilidad hemodinámica, no hay nausea o vomi-
to.14,15 Además de considerar el control metabólico, la reducción de factores que exacer-
ben el estrés, y la movilización temprana para maximizar la síntesis de proteína y función
muscular, se deben alcanzar requerimientos mínimos de macronutrimentos (cuadro 2) y
controlar la ingesta de micronutrimentos, sobre todo en presencia de hipomagnesemia
e hipercalemia (cuadro 3) a través de las diferentes vías de alimentación.14,15,17 Conscientes
de la existencia de infecciones transmitidas por alimentos, se debe poner atención al
correcto manejo de frutas, verduras y carnes.
Alimentación oral: Debe ser la primera elección e iniciarse inmediatamente después
de la cirugía (en las primeras 24 horas).
Alimentación enteral: Se recomienda cuando la vía oral no está disponible, excepto en
casos como obstrucciones intestinales, shock grave, isquemia intestinal, fistula de alto
gasto, o hemorragia intestinal grave. Debido al riesgo de infección y la probabilidad de
bloqueo del tubo de alimentación con el uso de una dieta artesanal, una formula están-
dar de proteína es adecuada.
Alimentación parenteral: Sí en un periodo de siete días no se cubre requerimiento de
nutrientes por vía oral y enteral (<50% del requerimiento), se recomienda la combinación
de alimentación a través de las vías enteral y parenteral. La nutrición parenteral exclusiva
deberá administrarse tan pronto como sea posible sí está indicada y hay contraindica-
ción para nutrición enteral, sobre todo en aquellos con alto riesgo nutricio. El uso de
suplementos con ácidos grasos omega-3 se utiliza en pacientes que de forma exclusiva
se alimentan vía parenteral, aunque no influye en desenlaces clínicos del paciente, si en
un promedio de disminución de dos días de estancia hospitalaria.21,22
119
Cuadro 2
Requerimientos de macronutrimentos en el post-trasplante inmediato.
Macronutrimento Requerimiento14,15,17,23
Cuando la calorimetría indirecta no está disponible para identificar el re-
querimiento de energía, éste se reconoce mediante los siguientes cálculos:
Pacientes con IMC normal o <18.5 kg/m2:
25-30 kcal/kg/d considerando el peso seco.
Energía
20-30 kcal/kg/d mediante uso de peso ideal.
Pacientes con IMC ≥40 kg/m2:
11-14 kcal/kg/d usando el peso actual o peso seco.
20-25 kcal/kg/d utilizando el peso ideal.
Pacientes con IMC normal o <18.5 kg/m2:
1.5-2 g/kg/d considerando peso seco o peso actual.
Proteína
Pacientes con IMC ≥40 kg/m2:
2.0-2.5 g/kg/d considerando el peso ideal.
Cuadro 3
Requerimientos de micronutrimentos en el post-trasplante inmediato
Micronutrimento23,24 Fuente:
Contenido alto (>100 mg/100 g): Bolillo, cocoa en polvo, ce-
Magnesio
real de salvado, almendras, mango ataulfo.
Requerimiento: 400 mg/día.
Contenido moderado (25-100 mg/100 g): Espinaca cocida,
Efecto adverso: Diarrea al suple-
tortilla de maíz, aguacate, sardinas, dátiles, papa cocida,
mentar con oxido de magnesio.
plátano, galletas marías, frijol negro cocido.
Peso seco, peso actual, o peso ideal: No siempre se cuenta con el peso exacto de los pacientes,
Trasplante hepático
por ello se puede hacer uso de las siguientes herramientas para identificar el peso aproximado
al actual.
El peso seco se calcula al sustraer la cantidad de peso asociada a la retención hídrica, mediante:
1. Restar el peso estimado de la paracentesis cuando sea posible.
2. Sustraer un porcentaje del peso de acuerdo con la retención hídrica
120
Ascitis leve (5% del peso)
Ascitis moderada (10% del peso)
Ascitis grave (15% del peso)
Edema bilateral (5% del peso).
3. Puede existir una combinación mixta entre los métodos, es decir calcula el peso a partir
del peso estimado de la retención por paracentesis y se substrae el porcentaje de peso por
edema.
Peso actual: El peso seco es un estimado del peso actual, sin embargo, si se conoce el peso an-
terior al procedimiento quirúrgico o al momento de ingreso hospitalario, puede utilizarse este
valor, siempre y cuando no haya retención hídrica.
Peso ideal: Es el peso esperado para la talla del paciente, se calcula a partir de:
Peso ideal: 23*(talla en metros2)
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XIX CUIDADOS DEL ESTADO NUTRICIONAL
EN EL PERIODO POST TRASPLANTE HEPÁTICO TARDÍO
M. en C. Elisa Gómez Reyes*
Dra. Sophia E. Martínez Vázquez**
INTRODUCCIÓN
D E S A R R O L LO
124
b. Los inhibidores de la calcineurina, como la ciclosporina y el tacrolimus, pue-
den afectar el metabolismo energético y la masa muscular, particularmente
el tacrolimus se ha relacionado con el desarrollo de diabetes mellitus y se
ha reportado que la ciclosporina es un factor asociado con hipertensión y al
aumento de peso posterior al trasplante, mientras que el tacrolimus aumen-
ta el gasto energético. Y que ambos, pueden contribuir al deterioro muscular
al inhibir la calcineurina, que ejerce sus efectos sobre la diferenciación del
músculo esquelético y la hipertrofia.
c. El sirolimus y el everolimus, se han relacionado con un deterioro en la masa
muscular al inhibir el complejo diana de la rapamicina en los mamíferos
(mtor), que es un regulador clave de la síntesis de proteínas.
Por otro lado, el uso de antimetabolitos como el micofenolato tiene menos efectos per-
judiciales sobre las comorbilidades relacionadas con el síndrome metabólico. Pero es
razonable pensar que estos agentes aunados a todos los factores antes descritos influ-
XIX CUIDADOS DEL ESTADO NUTRICIONAL EN EL PERIODO POST TRASPLANTE HEPÁTICO TARDÍO
yen directamente en el metabolismo, el estado nutricional y el estado inflamatorio de
los pacientes.5
125
MMEA kg= 0.215 x circunferencia de pantorrilla (cm) + 0.093 x fuerza de prensión
de la mano (kg) + 0.061 x peso (kg) + 3.637 x sexo + 0.112 x talla (cm) – 16.449; donde
sexo: masculino= 1, femenino= 0.
Tabla 1
Diagnóstico antropométrico tipo pes*
Problema Etiología Signos y síntomas
Obesidad Dieta inadecuada y Mediciones y estimaciones de masa corporal y grasa au-
sarcopénica desequilibrada mentadas así como de masa muscular disminuida.
Trasplante hepático
126
Tabla 2
Diagnóstico bioquímico- nutricional tipo pes*
Problema Etiología Signos y síntomas
Valores de labora- Mala selección de alimentos altos Valores de glucosa y lípidos séricos
torio alterados en grasas saturadas y trans. por fuera de los valores de referencia.
*De acuerdo a la sugerencia de diagnóstico establecido por la and24
Tabla 3
Diagnóstico clínico tipo pes*
Problema Etiología Signos y síntomas
Ganancia de peso corporal de
XIX CUIDADOS DEL ESTADO NUTRICIONAL EN EL PERIODO POST TRASPLANTE HEPÁTICO TARDÍO
Sobrepeso y disminución de fuer- acuerdo a mediciones en los últi-
Fatiga atípica
za muscular. mos 6 meses y detección de dismi-
nución de masa muscular.
*De acuerdo a la sugerencia de diagnóstico establecido por la and24
El cuadro anterior sugiere que se trata de una persona que está transitando a un estado
nutricional deteriorado que puede dar pauta al desarrollo de novo de hígado graso que
desemboque en cirrosis hepática y, por consecuencia, del planteamiento de un nuevo
trasplante hepático, por lo que hay que estar nuevamente insistiendo en adherencia a
intervenciones nutricionales para evitar dicha progresión.
127
Tabla 4
Distribución de nutrimentos principales en la prescripción dietética sugeridos
para personas post trasplante hepático tardío.
Proteínas totales 15-20% del total de calorías
Origen vegetal 50% del total de proteínas
Origen animal 50% del total de proteínas
y generalizada para todos los pacientes en el post trasplante tardío, se recomienda que
sea siempre individualizada, priorizando aquellos nutrientes que frecuentemente se en-
cuentran en deficiencia o insuficiencia en esta población. (Ejemplo: deficiencia de vitami-
na D, deficiencia de magnesio, deficiencia de calcio, deficiencia de zinc, anemia, etc). Y en
el caso de pacientes con sarcopenia, un estudio piloto aleatorizado y controlado reportó
que la suplementación con 3 gramos al día de beta-hidroxi-beta-metilbutirato (hmb) du-
rante 12 semanas posteriores al trasplante de hígado presentó mejoría significativa en el
índice de masa muscular apendicular medido por dexa, en la fuerza de prensión manual
128
y el área muscular media del brazo de los pacientes a las doce semanas y que persistía a
los 12 meses de seguimiento de los pacientes comparado con el grupo control.27
Ejercicio
Es indudable que el ejercicio confiere protección a la salud y en el periodo post tras-
plante no debe ser la excepción realizarlo28 no sin antes considerar la condición y sobre
todo la cardiopulmonar de la persona previo al trasplante como sugieren en una revisión
sistemática el grupo de Ney y cols.29 en donde establecen que realizar pruebas y propo-
ner estrategias de intervención adecuadas deben ser parte del programa de trasplante
en todos los protocolos a nivel mundial ya que dichas pruebas incluso podrían predecir
incluso la mortalidad en ese grupo. Hay que recordar que la sarcopenia y la fragilidad al
ser usados como parte de los indicadores de éxito del trasplante también debe seguirse
vigilando en el periodo post trasplante por lo que la inclusión de la prescripción de ejer-
cicio debiera implementarse desde la planeación de trasplante30 para evitar pérdidas de
masa muscular que impacten negativamente en la evolución.
XIX CUIDADOS DEL ESTADO NUTRICIONAL EN EL PERIODO POST TRASPLANTE HEPÁTICO TARDÍO
CONCLUSIÓN
Vigilar y cuidar el estado de nutrición, la alimentación y estilo de vida por el resto de los
años a las personas que fueron sometidas a un trasplante hepático debe ser parte de un
programa constante en los protocolos de atención contribuyendo a mejorar la calidad
de vida de los pacientes, el incremento en su sobrevida y la disminución de sus comor-
bilidades. Es imperante que se realicen intervenciones basadas en evidencia, y que se
continue con la investigación clínica en estos casos valiosos para la vida, la ciencia y la
implementación de terapias costo-efectivas como es la nutrición y el ejercicio.
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131
Nutrición en otras
entidades hepáticas
XX TRATAMIENTO NUTRICIONAL EN ENFERMEDADES
HEPÁTICAS AUTOINMUNES
Dra. Juanita Pérez-Escobar*
INTRODUCCIÓN
H E PAT I T I S A U TO I N M U N E
La hai puede definirse como una inflamación hepatocelular sostenida por la pérdi-
da de tolerancia inmunológica de los hepatocitos, de causa desconocida, y caracte-
rizada por cambios histológicos específicos, hipergammaglobulinemia y positividad
de autoanticuerpos séricos.2,3
La hepatitis autoinmune se trata con frecuencia con corticosteroides a largo
plazo. Los efectos secundarios con corticoesteroides incluyen aumento del ape-
tito, aumento de peso, retención de líquidos y cambios en el estado de ánimo a
corto plazo. Los efectos secundarios a más largo plazo incluyen aumento de peso,
obesidad central, enfermedad ácido-péptica, desarrollo de diabetes mellitus e hi-
pertensión inducida por esteroides, o deterioro en el control de diabetes y/o hiper-
tensión preexistentes, aumento del riesgo de fracturas secundarias a osteopenia,
osteoporosis y necrosis ósea avascular, pancreatitis y psicosis. Se ha encontrado
osteoporosis con compresión vertebral y diabetes en 27 y 20% de los pacientes con
hai, respectivamente.4
Los pacientes con mayor riesgo de sufrir estos efectos secundarios relaciona-
dos con los medicamentos incluyen mujeres en la posmenopausia, personas con
osteoporosis preexistente, diabetes, inestabilidad emocional u obesidad.
134
• En la cbp, los lípidos séricos pueden estar notablemente elevados,10,11 aunque los
estudios sugieren que no existe un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular.
Sin embargo, si hay antecedentes familiares de anomalías en los lípidos o en-
fermedad cardiovascular, es posible que se deba considerar el tratamiento con
medicamentos para reducir el colesterol.
• Reacción adversa a medicamentos: La colestiramina utilizada para tratar el pru-
rito puede causar distensión abdominal, estreñimiento y diarrea.
• Coexistencia de otras enfermedad autoinmunes, La enfermedad celíaca se ha
encontrado en 3-7% de los pacientes con cbp y en 2-3% de los pacientes con cep.
La enfermedad inflamatoria intestinal se ha encontrado en menos de 5% de los
pacientes con cbp y 60-80% de los pacientes con cep, con 48-86% de los que tie-
nen colitis ulcerativa crónica inespecífica (cuci).12
La recomendación nutricional para los pacientes con cirrosis con cbp y cep es el mismo
que para otros pacientes cirróticos, es decir, comidas y refrigerios regulares, incluido un
refrigerio antes de acostarse que contenga carbohidratos, para prevenir el catabolismo
proteico y este último para promover el equilibrio de nitrógeno. Los pacientes no desnu-
tridos con cirrosis compensada deben ingerir 1,2 g/kg/d de proteína. Para la reposición
de pacientes cirróticos desnutridos y/o sarcopénicos se debe ingerir la cantidad de 1,5
g/kg/d de proteína.13
135
CONCLUSIONES
1. En las enfermedades hepáticas autoinmunes deben tomarse en cuenta en la eva-
luación nutricional: los síntomas propios de la enfermedad, los efectos y dura-
ción de los medicamentos, la afectación de la densidad mineral ósea, datos de
malabsorción y coexistencia de otras enfermedades autoinmunes.
2. En la cirrosis hepática por enfermedad hepática autoinmune, se deben cumplir
las recomendaciones generales sobre nutrición establecidas para las otras etio-
logías .
Tabla 1
Recomendaciones sobre evaluación de densidad ósea,
suplementación con calcio y vitaminas liposolubles en pacientes con cbp y cep16
Evaluación de la densidad ósea
Determinación de la densidad mineral ósea en el momento del diagnóstico. Reevaluación cada
2 a 4 años en pacientes con cbp según la densidad ósea al inicio y la gravedad de la colestasis;
cada 2-3 años en pacientes con cep.
En casos de colestasis grave debe evaluarse anualmente.
Suplemento con calcio y vitamina D
Calcio 1,0–1,5 g/día
25-hidrovitamina D 400-800 UI/día o calcitriol 0.25 mcg dos veces al dia.
En la dieta y como suplemento si es necesario Bisfosfonatos para pacientes con osteoporosis en
ausencia de várices y úlceras esofágicas. Si el primero está presente, se sugiere la terapia con
bisfosfonatos parenterales.
Vitaminas liposolubles
Las vitaminas A, D, E y K en pacientes ictéricos / colestásicos con cbp deben controlarse anual-
mente. No hay recomendaciones específicas para cep.
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137
XXI NUTRICIÓN Y VIRUS DE HEPATITIS C
M. en C. Ileana Rodríguez Vázquez*
INTRODUCCIÓN
A LT E R A C I O N E S D E I M P O R TA N C I A
Diabetes
La prevalencia de dm2 en pacientes con infección por vhc es de alrededor de 67.4%,
siendo más común en aquellos mayores de 40 años. A esta asociación, se suman
alteraciones como: la sobreproducción de citoquinas proinflamatorias, mayor es-
trés oxidativo y disfunción de las células beta pancreáticas.4-6
D E F I C I E N C I A S N U T R I C I O N A L E S E N E L PA C I E N T E C O N v h c
Tabla 1
Papel de los micronutrimentos sobre la infección por vhc
Micronu- Impacto sobre el ciclo de
Deficiencia/Exceso Respuesta al tratamiento
trimento vida del virus
La suplementación con
Deficiencia reportada has-
Participa como un regula- zinc podría integrarse en el
ta en el 98% de los pa-
dor negativo de la repli- desarrollo de estrategias
cientes con cirrosis des-
Zinc cación del vhc en células para el tratamiento, pues
compensada, ésta se ve
replicantes de arn del vhc se ha evidenciado que, re-
condicionada por los nive-
de longitud genómica duce la replicación del vhc
les de albúmina
in vitro
Su exceso está asociado a
La flebotomía terapéutica
una mayor prevalencia de
se ha asociado a la reduc-
hepatitis crónica por vhc. Su exceso, puede favo-
ción de ast y necroinfla-
Los niveles incrementados recer el aumento de las
Hierro mación en pacientes no
de hierro hepático y ferriti- proteínas y los factores de
respondedores a interfe-
na pueden utilizarse como unión celular del vhc.
rón, sin impactar sobre la
marcador de inflamación
carga viral.
del hígado
Nutrición en otras entidades hepáticas
La suplementación con-
junta de selenio, ácido al-
El vhc codifica genes de-
fa-lipoico y Silymarin me-
Su deficiencia se ha visto pendientes de Selenio y,
joran las concentraciones
relacionada con el grado como consecuencia de
Selenio de alt.
de fibrosis hepática en pa- su replicación, es posible
Su coadministración con
cientes con vhc identificar escasez circu-
vitamina E y ácido ascór-
lante.
bico no modifica la alt y
carga viral.
140
Micronu- Impacto sobre el ciclo de
Deficiencia/Exceso Respuesta al tratamiento
trimento vida del virus
Se han identificado nive-
les disminuidos de retinol
hepático en pacientes con
Vitamina Su deficiencia puede favo-
hepatitis crónica con fibro-
A recer la replicación viral.
sis moderada a severa en La deficiencia conjunta de
comparación con los de vitamina A y D es un pre-
fibrosis aguda. dictor independiente de la
falta de respuesta a la te-
Su deficiencia en presen-
rapia antiviral.
cia de vhc está relacio-
Vitamina Aún no se identifica una
nada con el desarrollo de
D asociación clara.
varios tipos de cáncer (he-
patocelulares)
Adaptado de: Gupta S, Read SA, Shackel NA, et al. The Role of Micronutrients in the In-
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E V A L U A C I Ó N D E L E S TA D O N U T R I C I O N A L Y PA U TA S N U T R I C I O N A L E S
141
Figura 1.
Adaptado de:13 Bischoff SC, Bernal W, Dasarathy S, Merli M, Plank LD, Schutz T, et al. [ESPEN]
La malnutrición puede Uno de los métodos más uit- Para pacientes con enfer-
provocar alteraciones de lizados para la volaración de medad hepática aguda y
las funciones hepáticas. Es pérdida de fuerza muscular cirrosis, el gasto energético
importante la utilización de es la medición de la fuerza en reposo (GER) es mayor.
herramientas para diagnos- de prensión de la mano o En hígado graso el GER es
ticarla adecuadamente dinamometría normal
Practical Guideline: clinical nutrition in liver disease]. Nutr Hosp. 2022;39(2):434-72. cmb;
Circunferencia muscular de brazo, dexa; absorciometría de rayos X de energía dual, tc;
tomografía computarizada, RM; resonancia magnética y bia; análisis de impedancia bio-
eléctrica
142
Tabla 2
Escala de control nutricional (conut)
Variable Normal Leve Moderada Severa Clasificación
0-1= Normal
Albúmina sérica (g/dL) ≥3.5 3.0-3.49 2.5-2.99 <2.5
Pautas nutricionales
Los pacientes con vhc, suelen cursar con una ingesta deficiente de diversos nutrimentos,
asociado a complicaciones propias de la enfermedad (ascitis; acumulación de líquido a
nivel abdominal), y a síntomas como náusea, falta de apetito y saciedad temprana, que
condicionan a una menor ingesta alimenticia y por consiguiente a una malnutrición, la
cual suele no ser diagnosticada de manera adecuada.14, 15
La intervención nutricional (in) se ha propuesto como tratamiento coadyuvante, ya
que una ingesta adecuada de macro y micronutrimentos está asociada a la reducción de
factores como, resistencia a la insulina, procesos inflamatorios y acumulación de grasa
hepática.16 La in debe ser individualizada y sin restricciones dietéticas a menos que el
paciente curse con complicaciones que así lo ameriten.11 En la tabla 3 y 4, se muestran
las recomendaciones nutricionales para pacientes con infección por vhc de acuerdo al
estadio de la enfermedad.
143
Tabla 3
Pautas Nutricionales de Energía y Macronutrimentos en pacientes con vhc
Sodio y Líquidos
de Carbono (%)
Estadio de la
Enfermedad
(kcal/kg/d)
Grasas (%)
(g/kg/día)
Energía†
Hidratos
Proteína
(Al día)
Metas
-Hepatitis 25-40* o 1.2-1.5 45-65 25-30 Líquidos: 1mL/ -Prevenir malnutrición.
aguda 1.1.-1.4 x Kcal o 35 mL/ -Apoyar a la regeneración hepá-
-Hepatitis GEB (Al- kg tica.
crónica canzar o (20-55 años) -Retardar la progresión de la en-
(no cirrosis) fermedad
CONCLUSIÓN
La evidencia demuestra la importancia de realizar una adecuada evaluación nutricional
en los sujetos con vhc, ya que se observa una alta prevalencia de malnutrición, reflejada
en la deficiencia de macro y micronutrimentos que pueden condicionar la óptima res-
puesta al tratamiento, el desarrollo de un mayor número de complicaciones, afectando
así la calidad de vida y pronóstico de los pacientes. Por lo que, implementar una inter-
vención nutricional individualizada, que prevenga la progresión acelerada de la enferme-
dad y las fallas durante el tratamiento resulta de suma importancia.
145
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Nutrición en otras entidades hepáticas
146
XXII ALIMENTACIÓN EN CIRROSIS DE ETIOLOGÍA ALCOHÓLICA
Dra. Sofía Murúa Beltran-Gall*
Dra. Lorena Lanz-Zubiriá*
Dr. Y. Iván López-Méndez**
Dra. Eva Juárez-Hernández***
INTRODUCCIÓN
A LT E R A C I O N E S N U T R I C I O N A L E S E N c h a
E V A L U A C I Ó N D E L E S TA D O N U T R I C I O
Debido a la alta prevalencia de desnutrición y su asociación con el aumento en la mor-
talidad, en pacientes con cha, es recomendable realizar una evaluación nutricional com-
pleta para identificar el riesgo nutricio y deficiencias que pudieran aumentar el riesgo de
descompensación, sin embargo, hasta el momento no se ha desarrollado una herramien-
ta específica para la evaluación nutricional de estos pacientes.
Las guías de práctica clínica recomiendan la evaluación con herramientas y periodici-
dad validadas para pacientes con cirrosis: La Free Hospital-Nutrition Priritizing Tool, con
repetición de la evaluación de 1 a 6 meses en pacientes ambulatorios y de manera sema-
nal en pacientes hospitalizados; y la Evaluación Global Subjetiva que permite identificar
cambios en peso, ingesta y sintomatología en un periodo de dos semanas.7-9 Al igual
Nutrición en otras entidades hepáticas
que en los pacientes con ch de cualquier otra etiología, la valoración nutricional debe
incluir: evaluación de la masa y función muscular, parámetros bioquímicos y análisis de
la ingesta nutricional.9
Priorizar la evaluación de la composición corporal es necesario en estos pacientes
debido al efecto que tiene el consumo de alcohol en la masa muscular, el etanol y el
acetaldehído suprimen la actividad de la vía de la diana de mamíferos del complejo de
rapamicina 1 (mtorc1), la cual se encarga de estimular la síntesis proteica y suprimir la
autofagia, causando alteraciones en los mecanismos de autofagia y perpetuando la sar-
copenia,3 la cual es considerada como uno de los principales determinantes del estado
nutricio de los pacientes con cha relacionados con la morbimortalidad.9 Por otro lado, la
función muscular es un elemento importante en el diagnóstico de la sarcopenia; la fuerza
de agarre, el ángulo de fase (medido por impedancia bioeléctrica) o la batería corta de
desempeño físico son herramientas útiles, que brindan un valor predictivo de morbilidad
y mortalidad independientemente de la disminución de la masa muscular.7
148
Un elevado porcentaje del aporte calórico en estos pacientes corresponde al consumo de
alcohol, por lo que evaluar la ingesta calórica proveniente de alimentos es importante para
identificar deficiencias y diseñar estrategias que permitan modificar el principal origen del
consumo de kcal. Esta evaluación puede realizarse con un registro de 3 días o recordatorios
de 24 horas en días alternos que incluyan el consumo de alimentos, líquidos, suplementos
alimenticios, número de comidas por día, horarios de alimentación e intervalos entre ali-
mentos; adicionalmente, es importante identificar síntomas que puedan limitar la ingesta.7
T R ATA M I E N TO N U T R I C I O
El tratamiento nutricio en estos pacientes tiene 3 puntos esenciales: abstinencia de alco-
hol, intervenciones nutricionales adecuadas a requerimientos y deficiencias y aumento
de la actividad física; el éxito de las intervenciones clínicas y nutricias depende en gran
parte de lograr la abstinencia del consumo de alcohol, para lo cual es necesario que el
paciente y familiares cuenten con apoyo especializado (psicológico, psiquiátrico o grupos
de apoyo) para atender y controlar la adicción al alcohol.10
A pesar de que los pacientes con consumo crónico de alcohol tienen un gasto ener-
gético en reposo (ger) similar a la población general, cuando este se ajusta por la masa
muscular, este gasto aumenta hasta un 26% cuando ya existe un daño hepático crónico
y el paciente tiene consumo activo de alcohol,7,11,12 esto a su vez incrementa el requeri-
miento total de kcal, en pacientes con cha y sedentarismo se recomienda incrementar
1.3 veces el ger, calculado por el peso real y por el peso ideal en presencia de ascitis. De
acuerdo con las principales guías de práctica clínica para la ch, el requerimiento de kcal
y proteínas (30-35 kcal/kg/día y 1.2-1.5 g/kg/día) no varía significativamente de acuerdo
a la etiología de la cirrosis, sin embargo, en pacientes con cha debe asegurarse el cum-
plimiento de los requerimientos de proteína y kcal debido al riesgo incrementado de
149
Respecto a la vitamina D, la deficiencia grave (<10 ng/mL) se ha asociado, de manera
independiente, con aumento del riesgo de esteatohepatitis alcohólica (OR 8.46, IC 95%
2.05-34.80), con aumento de fibrosis, inflamación y mortalidad;13 en pacientes con cha el
riesgo de deficiencia aumenta y se correlaciona negativamente con el score de Child-Pu-
gh, por lo que se recomienda una suplementación de 400-800 UI/día hasta lograr un nivel
sérico superior a 30 ng/ml.9
Las alteraciones hidroelectrolíticas son comunes por el aumento de la excreción re-
nal y la disminución de la absorción intestinal secundaria a la presencia de alcohol;14 sin
embargo, la reducción de la ingesta de sodio (<2 gr/día) sólo se indica en pacientes con
ascitis. Respecto al magnesio, no existe suficiente evidencia de que la suplementación
con magnesio ayude a evitar el síndrome de abstinencia, los requerimientos y metas de
magnesio, en estos pacientes, tampoco se han definido; magnesio pueden evitar compli-
caciones cardiovasculares, por lo que, en pacientes críticamente enfermos por ingesta
crónica de alcohol, se ha sugerido una suplementación de 32 - 64 mg/kg/día.14,15
CONCLUSIONES
La nutrición en pacientes con enfermedad hepática crónica por alcohol, es una de las
piedras angulares del tratamiento. Para lograr los objetivos nutricios es necesario un
equipo multidisciplinario, que incluya rehabilitación del alcoholismo. Identificar el riesgo
nutricio, las deficiencias de micronutrimentos y el origen principal del aporte calórico en
estos pacientes es fundamental para realizar intervenciones que disminuyan el riesgo
de descompensaciones, impacten positivamente en la calidad de vida y mejoren el pro-
nóstico de la cha.
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151
XXIII NUTRICIÓN EN PACIENTES
CON CARCINOMA HEPATOCELULAR
Dr. Carlos Moctezuma Velázquez*
M. en C. Osvely Méndez Guerrero**
R E S E R V A D E L A F U N C I Ó N H E PÁT I C A
La mayor parte de los pacientes con hcc tienen cirrosis, lo cual no se debe de mi-
nimizar el grado de disfunción hepática. Es decir, debemos seguir las mismas reco-
mendaciones del paciente con cirrosis, tomando en cuenta las limitaciones de los
métodos para evaluar el estado nutricio en esta población, los requerimientos de la
misma, la necesidad de una colación nocturna, la restricción del sodio en pacientes
con sobrecarga hídrica y el adecuado aporte de proteínas. Cuando la función hepá-
tica ya está muy deteriorada (por ejemplo, Child-Pugh C), el pronóstico del paciente
estará dado por ésta (sobrevida promedio de 3 meses) y no por el hcc, por lo cual
se considera que esos pacientes están en estadio terminal y el objetivo del manejo
nutricio se reduce a mantener la calidad de vida.
C A PA C I D A D F U N C I O N A L D E L PA C I E N T E
Ésta es un predictor independiente de mortalidad en el paciente con hcc, por lo
cual es muy importante valorarla. La escala que más se utiliza es la escala del
Eastern Cooperative Oncology Group (ecog), con base en ello se considera que los
pacientes con ecog 3 (por ejemplo, postrados más de 50% del tiempo y requieren
asistencia para su cuidado) están también en fase terminal, en cuyo caso las me-
didas se deben centrar en la comodidad del paciente. Dicho esto, el ecog es una
medida de la fragilidad del paciente, que como sabemos, es una pieza cardinal de
la valoración nutricia del paciente con cirrosis, y como tal es susceptible de mejora
CARGA TUMORAL
Es un elemento especialmente importante ya que resulta poco probable que un tumor
temprano (por ejemplo, lesión única de 2 cm) implique una carga nutricia importante,
mientras que una lesión avanzada (por ejemplo, hcc multinodular o lesión única de 8 cm)
puede inducir caquexia asociada al cáncer.
I M P L I C A C I O N E S D E L E S TA D O N U T R I C I O E N PA C I E N T E S C O N H C C
Los aspectos nutricionales se han visto implicados tanto en la carcinogénesis como en el
pronóstico y respuesta a tratamiento de los pacientes con hcc. Por ejemplo, los niveles
de folato y homocisteína son más bajos y altos, respectivamente, en pacientes con hcc
en comparación a pacientes con cirrosis, sugiriendo su participación en carcinogénesis,
muy probablemente dado que el folato participa en el metabolismo del carbono,9 en la
síntesis, reparación, y metilación del adn, particularmente generando hipometilación.
También los niveles bajos de folato pueden generar disfunción mitocondrial y subse-
cuente incremento en hcc. Las bajas concentraciones de Zinc (Zn) (por ejemplo, <65 mg/
dl) también se han asociado a más complicaciones postquirúrgicas, menor sobrevida
global y menor sobrevida libre de enfermedad.10 en pacientes sometidos a hepatectomía
por hcc, sin embargo, es difícil saber si el Zn es simplemente un marcador de disfunción
154
hepática, ya que guarda una correlación estrecha con la albúmina y con el grado de
fibrosis.11 El Zn es un cofactor de numerosas enzimas, y está implicado en cicatrización,
síntesis de adn, síntesis proteica, y función inmune. En la misma línea, el adecuado con-
sumo proteico parece ser un elemento muy importante en el paciente con hcc, ya que el
consumo sub-óptimo se ha asociado a mortalidad general y mortalidad asociado a hcc
en estos pacientes.12 En sentido contrario, estudios observacionales han mostrado un
efecto protector del café y los polifenoles frente al desarrollo de hcc; también la fibra,
la niacina, el aceite de pescado, frutas y verduras (consumo de fibra), se han asociado
a efecto protector,13-1 y en general, un adecuado apego a una buena alimentación se ha
asociado a menor mortalidad en pacientes que ya cuentan con diagnóstico de HCC.16
Muchos de los estudios en relación a nutrición y hcc se han enfocado a pacientes
sometidos a resección quirúrgica. Un meta-análisis reciente demuestra que los niveles
bajos de prealbúmina, que bien pueden reflejar disfunción hepática y/o malnutrición,
se asocian a menor sobrevida y sobrevida libre de enfermedad y mayor riesgo de in-
suficiencia hepática postquirúrgica en pacientes sometidos a resección de hcc.17 De la
misma forma, la malnutrición, definida como la presencia de sarcopenia y/o caquexia,
se ha asociado a mayor mortalidad postquirúrgica en pacientes que se someten a hepa-
tectomía por hcc, y también a mayor estancia hospitalaria y complicaciones postquirúr-
gicas (por ejemplo, infecciones, sangrado, complicaciones de la herida quirúrgica, falla
respiratoria).18 También distintos índices nutricios prequirúrgicos se han asociado a peor
sobrevida y a mayores complicaciones postquirúrgicas luego de hepatectomía por hcc,
sin embargo, la mayor parte de estos índices incluyen albúmina y marcadores de infla-
mación en sus ecuaciones, lo cual deja duda de si realmente es el estado nutricio o si
es realmente la disfunción hepática y/o el estado proinflamatorio los que tiene peso en
155
muscular y/o el tejido subcutáneo se asocian a peor sobrevida,25 y consonantemente, la
grasa subcutánea se asocia a mejor pronóstico en pacientes sometidos a tace y quimiote-
rapia intra-arterial,26 muy probablemente porque la grasa subcutánea funciona como una
reserva de energía que puede proteger a los pacientes frente a los efectos de la caquexia.
Por otro lado, la grasa visceral se ha asociado a menor sobrevida en pacientes que re-
ciben sorafenib, y a progresión tras el inicio del mismo, sugiriendo que la grasa visceral
pueda ser predictor de pobre respuesta a tkis (tyrosine kinase inhibitors).27
Como tal la caquexia definida como pérdida de peso en el paciente con hcc ha sido
poco estudiada. En un estudio reciente en el cual se contaba con el peso de los pacien-
tes al momento del diagnóstico de hcc y 6 meses antes, se encontró que la caquexia,
definida como una pérdida ponderal mayor a 5% entre estos 6 meses, se asoció a menor
sobrevida, independientemente de la función hepática y el estadio tumoral.28 De forma
importante, prácticamente uno de cada tres pacientes tenía caquexia, y la frecuencia fue
de 19%, 24%, 35% y 34% en los estadios 0/A, B, C, y D del bclc, respectivamente. También
el índice de caquexia bajo, que se obtiene a partir del L3-smi, los niveles de albúmina y
el índice neutrófilo/linfocito, se ha asociado a menor sobrevida en pacientes que reciben
lenvatinib,29 además, los pacientes con índice bajo tuvieron menor respuesta al trata-
miento, y desarrollaron más anorexia en las primeras semanas del uso.
R E C O M E N D A C I O N E S PA R A E L PA C I E N T E C O N h cc
El objetivo primordial debe ser detectar malnutrición, sarcopenia, y/o caquexia en forma
oportuna, antes de que lleguen a una etapa refractaria en la cual las intervenciones no
logren cambiar el curso natural. La inflamación sistémica promovida por el cáncer gene-
ra depleción de tejido muscular y adiposo, fatiga, y deterioro de la clase funcional del
paciente.30 A todos los pacientes con hcc se les debe realizar tamizaje del estado nutricio
como el que haríamos con cualquier paciente con cirrosis hepática, pero hay que poner
especial atención a la presencia de anorexia y a una ingesta nutricia inadecuada, definida
como la ausencia de ingesta por una semana, o bien el consumo de calorías menor a 60%
de los requerimientos estimados por 1-2 semanas. En el paciente con cáncer, el manejo
nutricio debe ser componente importante del tratamiento multimodal que reciben estos
Nutrición en otras entidades hepáticas
156
recomienda aumentar la ingesta calórica diaria en 300-400 kcal si a pesar de estar cum-
pliendo con el requerimiento calórico diario, el paciente se encuentra perdiendo peso.
Además, al adecuado aporte proteico, ya de por sí importante en cirrosis, cobra mayor
relevancia, y debemos asegurar un consumo proteico de 1.5 g/kg/d, que puede favorecer
el anabolismo en pacientes con cáncer.4,3 Dicho lo anterior, ensayos clínicos enfocados a
mejorar el estado nutricio de los pacientes, no han demostrado mejoría en mortalidad, a
pesar de aumentar la ingesta calórica,32 pero en algunos estudios se han asociado a me-
joría en la calidad de vida de los pacientes.33 Si el paciente no puede ingerir las calorías
requeridas, se sugiere iniciar suplementos orales con aporte de macro y micronutrientes,
y si a pesar de esto no se cumplen los requerimientos calóricos (i.e. más de 2 semanas
ingiriendo menos de 60>% de los requerimientos), se puede considerar soporte nutricio
artificial (enteral o parenteral).34
Algunos expertos recomiendan utilizar suplementos orales con efecto anti-
inflamatorio y/o anti-catabólico para mejorar la masa muscular, como aquéllos con ami-
noácidos esenciales o leucina a dosis altas, pero no existe evidencia contundente. 35,36
La suplementación con ácidos grasos omega-3 también está bajo investigación, ya que
en algunos estudios ha mejorado el apetito, la masa muscular y la calidad de vida, 37,38
y ante la ausencia de efectos adversos de importancia, se puede considerar su uso. Un
meta-análisis encontró que la suplementación con bcaa en pacientes con hcc que reci-
ben distintas terapias se asocia a mejor calidad de vida, mejores niveles de albúmina, y
menor desarrollo de ascitis y edema,39 pero no se encontraron beneficios en mortalidad,
o recurrencia; en el caso de pacientes sometidos a resección, se han asociado a menor
estancia intrahospitalaria y mejor sobrevida.40,41 Por lo anterior, consideramos adecuada
la suplementación con bcaa en pacientes que no cumplan sus requerimientos proteicos
157
na, el aceite de pescado, se han asociado a efecto protector,13-15 así como los suplemen-
tos de bcaa también se han asociado a menor riesgo de hcc en pacientes con cirrosis,
principalmente en aquellos con sobrepeso/obesidad,45 por lo cual, en pacientes que no
cumplen con sus requerimientos proteicos a través de la dieta, la suplementación con
bcaa puede ser una estrategia idónea, como se recomienda en guías internacionales.
CONCLUSIÓN
En conclusión, el estado nutricio del paciente con hcc tiene implicaciones importantes en
el manejo de estos pacientes. Es imprescindible el tamizaje nutricio en estos pacientes
para detectar en forma incipiente la malnutrición e incidir en forma oportuna. El manejo
de la malnutrición debe involucrar un tratamiento especializado basado en dieta, ejerci-
cio, suplementación, que debe ir de la mano con el tratamiento multimodal del cáncer.
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Nutrición en otras entidades hepáticas
160
Menú para pacientes
con enfermedades
hepáticas
L os siguientes menús son un apoyo para los enfermos, recordar que los menús
se deben de realizar de manera individualizada y siempre con la valoración de
un nutriólogo.
Ejercicio
Dieta Limita el
saludable consumo de
alcohol
Apoyo
de expertos
nutriólogos y
gastroenterólo-
gos o hepatólo-
gos
XXIV MENÚS PARA PACIENTES CON MAFLD
L.N. Ana Paulina Herrera López*
Tabla 1
Distribución de macronutrimentos para menú de 1400 kcal
* Consultora independiente
Tabla 2
Menú de 1400 kcal bajo en grasa saturada, grasas trans y fructosa para pacientes con mafld
Yogurt con Pan tostado Avena cocida Hummus Yogurt con Pan tostado Yogurt con
fruta con crema de con manzana 5 cucharadas fruta con crema de fruta
1 taza de cacahuate ½ taza de de hummus 1 taza de cacahuate ½ taza de
yogurt natural 1 rebanada de avena en ½ taza jícama yogurt natural 1 rebanada de yogurt natural
bajo grasa pan integral hojuelas en tiras bajo en grasa pan integral bajo en grasa
Colación
½ taza de nes enteros, papa cocida 1 taza de sopa de lechuga, verduras joles cocidos
puré de cebolla y 1 cucharada de pasta jitomate y 1 cucharada 1/3 aguacate
camote pimiento en de aceite Ensalada: 1 pepino de aceite Hass
Ensalada: cubos y 1 ½ taza de taza de espi- 1 cucharada 1 tortilla 1 taza de bró-
2 tazas de cucharada de arroz naca cruda, de aceite de coli y coliflor
lechuga y aceite ½ jitomate oliva cocido
jitomate ¼ taza de rebanado y ¼ taza de
rebanado con arroz 1 cucharada arroz
1 cucharada ½ taza de de aceite de
de aceite de lentejas oliva
oliva
166
Día 1 Día 2 Día 3 Día 4 Día 5 Día 6 Día 7
1 manzana 2 chabacanos 1 taza de 1 taza de 1 taza de piña 2 mandarinas ½ plátano
Colación
7 nueces en 18 pistaches sandía mango 9 almendras 18 pistaches ¼ taza de
mitad 7 nueces en ¼ taza de cacahuates
mitad cacahuates tostados
tostados
Molletes Cóctel de Pan tostado Cereal con Ensalada de Tostadas con Ensalada de
1 bolillo frutas con jamón y leche garbanzo nopales y atún
1/3 taza de 1 taza de queso 1 taza de ½ taza de queso 1 lata de
frijoles mo- yogurt natural 1 rebanada de leche descre- garbanzo 2 tostadas atún en agua
lidos sin azúcar pan integral mada ½ taza de horneadas drenado
20 g de queso ½ manzana, 1 rebanada ½ taza de jitomate, 20 g de queso Limón y
fresco ½ taza de de jamón de fresas picadas pepino, panela pimienta
Cena
Tabla 3
Distribución de macronutrimentos para menú de 1600 kcal
Tabla 4
Menú de 1600 kcal bajo en grasa saturada, grasas trans y fructosa para pacientes con mafld
Día 1 Día 2 Día 3 Día 4 Día 5 Día 6 Día 7
gas cocidas
½ taza de bajo en grasa queso panela 1 vaso de 40 g de queso sin azúcar
1 cucharadita
espinaca y 1 taza de ¼ taza de leche descre- fresco 1 taza de
de aceite
champiñones frutos rojos pico de gallo mada 2 tazas de leche descre-
40 g de queso
1 cucharadita ½ taza de ½ taza de 1 manzana lechuga con mada
panela
de aceite amaranto frijoles roja en cubos rodajas de 1/3 taza de
2 rebanadas
2 tortillas de tostado 3 tortillas de 2 cucharadas jitomate fresas picadas
de pan inte-
maíz maíz de almendra 1 taza de
gral
1/3 aguacate 1/3 aguacate fileteada yogurt natural
Hass Hass bajo en grasa
167
Día 1 Día 2 Día 3 Día 4 Día 5 Día 6 Día 7
Pan tostado Pan tostado
Yogurt con Hummus Yogurt con Yogurt con
con crema de Pudin de chía con crema de
fruta 3 cucharadas fruta fruta
cacahuate ½ taza cacahuate
1 taza de pa- de hummus 1 taza de 1 taza de fruta
1 rebanada de de leche 1 rebanada de
Colación
paya picada de garbanzo fresas picada
pan descremada pan
1 taza de 3 palitos de 7 nueces en ½ taza de
1 cucharada 3 ½ cuchara- 1 cucharada
yogurt natural pan mitad yogurt natural
de crema de das de chía de crema de
bajo en grasa ½ taza de 1 taza de bajo en grasa
cacahuate ½ taza de cacahuate
7 nueces en jícama en yogurt natural 7 nueces en
moras ½ plátano
mitad tiras bajo en grasa mitad
rebanado
Ceviche de
Atún a la
Salpicón de pescado
plancha Carne asada
Enchiladas res Fajitas de 100 g de sie-
120 g de atún 90 g de carne Tostadas de
verdes 100 g de falda pollo rra fileteada
fresco con 1 de res asada pollo
90 g de de res con 1 90 g de con 1 taza
cucharada 1 cucharadita 2 tostadas
pechuga de taza de jito- pechuga de jitomate,
de aceite de de aceite con 1/3 taza
pollo desme- mate, cebolla, de pollo en cebolla chile
oliva ¼ taza de de frijoles
nuzada chile serrano, fajitas cruda serrano, ½
½ taza de arroz molidos
Comida
1 taza de
1 manzana 1 taza de 2 guayabas 2 naranjas
Menú para pacientes con enfermedades hepáticas
Colación
168
Tabla 5
Distribución de macronutrimentos para menú de 1800 kcal
Tabla 6
Menú de 1800 kcal bajo en grasa saturada, grasa trans y fructosa para pacientes con mafld
169
Pescado a la Chop suey de
Tacos de
Enfrijoladas veracruzana pollo Bistec con
pescado Picadillo de
3 tortillas de 100 g de 90 g de pe- papas
160 g de mero pollo
maíz Fajitas de res huachinango chuga de po- 120 g de bis-
fileteado 120 g de pica-
½ taza de 90 gr de bis- fileteado llo en cubos tec de res
1 cucharadita dillo de pollo
frijoles tec de res con 1 taza con 1 ½ taza 1 pieza de
de aceite cocido con ½
20 g de queso 1 ½ taza de de pimien- de brócoli, papa cocida y
3 tortillas taza de zana-
Comida
1 mango 1 taza de
1 pera ½ plátano ¼ taza de 2 naranjas 1 manzana
manila melón
7 nueces 18 pistaches cacahuates 7 nueces 18 pistaches
9 almendras 9 almendras
horneados
Ceviche de
Tostadas de
Sándwich de atún con Pan tostado
Yogurt con pollo
pollo jícama con jamón y Molletes
granola 2 tostadas
2 rebanadas 1 lata de Huarache de queso 1 bolillo
1 taza de fruta horneadas
de pan inte- atún en agua nopal con 1 rebanada de 1/3 taza de
picada 1/3 taza de
gral drenada queso pan integral frijoles mo-
1 taza de frijoles mo-
60 g de 1 taza de jíca- 2 nopales 1 rebanada lidos
yogurt bajo lidos
pechuga de ma, pepino, asados con de jamón de 40 g de queso
Cena
en grasa 60 g de pollo
pollo a la cilantro y 40 g de queso pechuga de fresco
3 cucharadas desmenuzado
plancha con chile serrano panela pavo ½ taza de
de granola ½ taza de
1 cucharadita 1 cucharada 2 tostadas 20 g de queso pico de gallo
2 cuchara- lechuga y
de aceite de aceite de horneadas panela 1/3 aguacate
das de coco jitomate
Menú para pacientes con enfermedades hepáticas
170
BIBLIOGRAFÍA
1. Pérez Lizaur BA, Palacios González B, Castro Becerra AL, Flores Galicia I. Sistema mexica-
no de alimentos equivalentes. 4ª edición. México. Cuadernos de nutrición (Fomento
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171
XXV MENÚS PARA PACIENTES CON HEPATITIS ALCOHÓLICA
MENÚ EN HEPATITIS ALCOHÓLICA
tza de rajas tza) de queso jitomate salsa de to- lidos y 1 reb 1 paquete
poblanas 80gr de panela ½ taza de mate y 40 g de jamón de de galletas
2 duraznos queso pa- 1 tortilla de cebolla de pechuga pavo de maíz
nela maíz 1 tortilla de de pollo Pico de 1 licuado de
2 tortillas de 1 pera maíz 3 reb de gallo fresa (½ tza)
maíz 1 manzana aguacate con 1 tza de
1 manzana leche des-
cremada
174
XXVI MENÚS PARA PACIENTES PACIENTES
CON CIRROSIS HEPÁTICA
L.N. Carlos I. Mulia Mejía*
L.N. José Miguel Corral Ceballos*
L.N. Alondra Vázquez Delgadillo (consultora independiente)
Agradecimiento a: Dra. Valeria Ailyn Cortés Mollinedo. Dr. Fabian Enrique Rivera López*
A B R E V I AT U R A S :
Cdta: Cucharadita
Cda: Cucharada
Pza: Pieza
Reb: Rebanada
Tza: Taza
Tabla 1
Factores nutricionales en Cirrosis hepática, control en trastornos y complicaciones
Cirrosis hepática
Factores Trastorno o complicaciones
Anorexia
Desnutrición crónica
Náuseas
Ascitis
Retraso del vaciamiento Desnutrición aguda
Saciedad temprana
Mal manejo de la dieta
restricción de proteína
Edema. Hipertensión portal. Sarcopenia Varices eso-
sodio
fágicas
líquidos
consistencia de la dieta
Ayunos prolongados Glucosa circulante
Interacción fármaco-nutriente
Deficiencias nutrimentales
Mala digestión y malabsorción
Menú para pacientes con enfermedades hepáticas
Se tiene como herramienta de puntuación para riesgo nutricional el tamizaje Royal Free
Hospital-Nutritional Prioritizing Tool (rfh-npt) que se correlaciona con el deterioro clíni-
co, la gravedad de la enfermedad (puntuación Child-Pugh, modelo para la puntuación de
la enfermedad hepática en etapa terminal (meld) y complicaciones clínicas como ascitis,
síndrome hepatorrenal y episodios de eh. En un estudio realizado en 84 personas con ch
el tamizaje rfh-npt fue un predictor independiente de deterioro clínico y supervivencia
libre de trasplante.⁴
R E Q U E R I M I E N TO S E N E R G É T I C O S
La cirrosis es un estado de inanición acelerada caracterizada por reducción en el co-
ciente respiratorio, disminuyendo la síntesis de proteínas estructurales y aumento de la
gluconeogénesis a partir de aminoácidos, requiriendo proteólisis lo que contribuye a la
sarcopenia. En personas con cirrosis hepática el aporte energético total es suministrar
al menos aproximadamente 35 Kcal/kg de peso/día con peso real corregido por ascitis.⁵
176
P R OT E Í N A S E N L A D I E TA
En la cirrosis alcohólica, el balance de nitrógeno positivo con ingestas de 0,8 g/kg de
peso/día de proteína dietética se confirmó en estudios en personas con ch que recibie-
ron dietas hiperproteicas, mientras que la ingesta recomendada en personas con diag-
nóstico de cirrosis hepática se sugiere entre 1,2 a 1,5 g/kg de peso/día para prevenir y/o
revertir la pérdida muscular en aquellos con sarcopenia. La ingesta normal o alta de
proteína no precipita la eh.⁵ (ver Tabla 2)
Tabla 2
Intervención nutrimental en cirrosis
Cirrosis
Energía 35 kcal/kg de peso al día con peso corregido por ascitis
Proteína 1,2 a 1,5 g/kg de peso/día (Bajar carnes e incrementar de origen vegetal)
XXVI MENÚS PARA PACIENTES CON ENFERMEDADES HEPÁTICAS. PACIENTES CON CIRROSIS HEPÁTICA
Lípidos En presencia de esteatorrea, los tcm y grasas omega-3 puede ayudar
Sodio Restringir 2-3 g equivalente a 5 g de sal, si hay edema o ascitis
Posible restricción en presencia de ascitis (1.0 a 1.5 L/d) depende de uso de
Líquidos
diurético
Adaptado: Width M. Reinhard T. Nutrición clínica, 2018; 2: 367
½ tza de 5 galletas 1 tza gelatina 1 pza pera ⅓ tza camote 1 galleta Tapitas de
avena cocida tipo 10 almendras cocida cocido arroz inflado manzana con
con ½ pza maria ½ tza 3 pza 3 pzas gua- con 2 cditas aceite de
Colación matutina
177
Lunes Martes Miércoles Jueves Viernes Sábado Domingo
1 tza melón 1 tza papaya 1 tza mango 5 galletas 1 tza gelatina ½ pza pera 1 tza gelatina
vespertina
Colación
3 pzas nuez 3 pzas de ½ pza plá- 1 tza de 1 tza papaya 1 tza de 1 tza de me-
Colación
Menú para pacientes con enfermedades hepáticas
(9 g) ½ tza guayaba tano fresas picada (140 g) avena cocida lón picado
octurna
frijol 2 reb 1/2 tza frijol 1 tortilla ½ tza cha- 3 tortillas huevo
cocido pechuga de cocido 1 pza yote ½ tza cham- ½ tza de
3 tortillas pavo 40 g de aguacate cocido piñones espinacas
maíz ⅔ pza agua- queso 40g de queso cocidas
½ tza acelga cate blanco 1/2 panela 3 tortillas de
cocida Lechuga tza maíz
calabaza
cocida
178
Lunes Martes Miércoles Jueves Viernes Sábado Domingo
Pan bolillo 5 galletas 1 tza gelatina 1 pza pera ⅓ tza camote 1 galleta Tapitas de
2 cdta mer- tipo 1 cdta mer- cocida cocido arroz inflado manzana con
melada maría melada 3 pza 3 pzas gua- con 2 cditas aceite de
½ pza plá- ½ tza nuez yaba de crema de oliva
matutina
Colación
XXVI MENÚS PARA PACIENTES CON ENFERMEDADES HEPÁTICAS. PACIENTES CON CIRROSIS HEPÁTICA
dura cocida huevo cocida con 1 90 g molida de pescado 1 3 tortillas pechuga de
½ tza arroz 1 pza de tza ejotes de res tza zanahoria ½ tza pollo pollo
Comida
1 tza melón 1 tza papaya 1 tza mango 2 pza pan 1 tza gelatina ½ pza pera 1 tza gelatina
vespertina
Colación
3 pza nuez 3 pzas de 1/2 pza plá- 1 tza de 1 tza papaya 1 tza avena 1 tza de me-
nocturna
Colación
179
Menú 1800 kcal hiperproteica
Lunes Martes Miércoles Jueves Viernes Sábado Domingo
Huevo con Torta de Omelette con Huevo con Papa y cha- Quesadillas Claras de
espinacas frijoles con calabacitas nopales yote cocido de champi- huevo con
2 huevos queso 3 tortillas 1 tza nopal 1 pza papa ñones: espinaca
1 tza de frijol 1 pza pan maíz cocido cocida 3 tortillas 4 pzas de
cocido bolillo 1 tza calabaza 1 pza huevo 40 g queso ½ tza cham- claras de
Desayuno
½ pza plá- ½ tza manza- 1 tza gelatina 3 pza nuez 3 pzas guaya- 1 galleta Tapitas de
tano na cocida ½ tza man- ba cocida arroz inflado manzana con
5 pzas galle- zana con 2 cditas aceite de
Colación matutina
cocida ½ tza frijol cocida con ½ de res ½ tza zana- 80 g queso pollo
½ tza arroz cocido tza de ejotes ½ tza de horia fresco ½ tza de
cocido 2 pzas 90 g pechuga arroz cocido cocida Acompañar arroz
Menú para pacientes con enfermedades hepáticas
1 tza melón 1 tza papaya 1 tza mango 1 tza gelatina 1 tza gelatina ½ pza pera 1 tza gelatina
vespertina
Colación
180
Lunes Martes Miércoles Jueves Viernes Sábado Domingo
3 pzas nuez 3 pzas de ½ pza plá- 1 tza de 1 pza pera ½ tza de 1 tza de me-
nocturna
Colación
½ tza guayaba tano fresas cocida picada avena cocida lón picado
manzana cocida 3 pza con ½ pza 3 cdas de
cocida nuez manzana granola
cocida
BIBLIOGRAFÍA
1. Sharma B, John S. Cirrosis hepática. Stat Pearls, treasure Island, 2022.
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XXVI MENÚS PARA PACIENTES CON ENFERMEDADES HEPÁTICAS. PACIENTES CON CIRROSIS HEPÁTICA
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181
XXVII MENÚS PARA PACIENTES CON
CARCINOMA HEPATOCELULAR
M. en C. Osvely Méndez-Guerrero*
Dr. Carlos Moctezuma-Velázquez**
INTRODUCCIÓN
CASO CLÍNICO
Mujer de 59 años con cirrosis hepática compensada, la etiología es infección crónica por el virus
de la hepatitis C, actualmente con respuesta viral sostenida. La paciente tiene hipertensión por-
tal clínicamente significativa, no hemorrágica (várices esofágicas pequeñas), y tiene un hcc de 8
cm en segmento VIII, al cual se le planea realizar quimioembolización transarterial.
Antropometría: Resultados de laboratorio:
Peso: 43.5 kg Glu: 83, Cre: 0.6, Na: 132.7, K: 4.8, Cl:106, Ca: 8.6, P: 4,
Talla: 1.50 m Mg:1.75, Hb:14.2, Leuc: 4.3, Plq:133, Linf:21%, Neu:61%,
IMC: 19.33 kg/m2 tp:11.4, ttp:37.4, inr: 1.10, bt: 1.6, bd:0.7, alt:86, ast:124,
fa: 245, Prot: 6.3, Glob:4, Alb:2.3, nlr:2.85, afp:5
Pruebas f ísicas:
ecog: 0 meld:10 meld Na:15 Child-Pugh: B (7 pts)
Estudios de Gabinete:
Lesión 8 cm lóbulo derecho, de compor-
tamiento típico. Ausencia de metástasis
a distancia
D E S A R R O L LO D E L C A S O
1. Considerar reserva de la función hepática. Paciente compensada, es decir sin
complicaciones propias de la cirrosis hepática, se encuentra con un Child-Pugh
grado B, 7 puntos (supervivencia de 81% al año de seguimiento) y meld 10, meld-
Na 15. Actualmente no candidata a trasplante hepático por estar fuera de criterios
de Milán.
2. Considerar capacidad funcional del paciente. Se calificó con ecog 0 lo cual la cata-
loga como una paciente funcional, que realiza sus actividades de manera normal,
equivalente a Karnofsky con puntaje 100.6
3. Considerar carga tumoral. La paciente tiene una lesión única de 8 cm (alerta de
caquexia asociada al cáncer). Se debe considerar el tratamiento que será en este
caso una quimioembolización transarterial, la cual tiene como finalidad reducir la
carga del tumor, y en el mejor de los casos lograr llevarla a criterios de trasplante.
La quimioembolización suele ocasionar efectos secundarios como el síndrome
postembolización, que muchas veces se acompaña de nausea y vómito, por lo
184
que debemos recomendar durante estos días consumir alimentos más secos o
utilizar popotes para minimizar estos malestares.3
4. Evaluar el estado de nutrición. Este es uno de los puntos más importantes ya
que en esta población es sumamente complicado basarnos en los métodos co-
múnmente utilizados, dependerá del estatus actual del paciente (e.g. si presenta
ascitis, o encefalopatía hepática). El método considerado estándar de oro para
evaluar la masa muscular en esta población es el índice de músculo esquelético a
nivel de L3 (L3-smi) derivado de la tomografía axial computarizada (tac), pero en
la mayor parte de los pacientes es poco práctico para realizar seguimiento debido
al costo y la exposición de radiación. Sin embargo, los pacientes con hcc son una
XXVII MENÚS PARA PACIENTES CON ENFERMEDADES HEPÁTICAS. PACIENTES CON CARCINOMA HEPATOCELULAR
población que por su patología de base tendrá habitualmente tacs seriadas, lo
cual puede aprovecharse para medir L3-smi.
A esta paciente se le calculó su área muscular con tac dando un total de 113.60
cm al estandarizarlo para la talla (1.50 m) nos dio como resultado un L3-smi
2
de 50.48 cm2/m2. Los puntos de corte validados en pacientes con cirrosis para
diagnosticar sarcopenia son <39 cm2/m2 y < 50 cm2/m2 en mujeres y hombres,
respectivamente,7,8 lactulosa, rifaximina con lo cual podemos concluir que nuestra
paciente no tiene sarcopenia.
5. Cálculo de energía y macronutrimentos. Según lo recomendado por las pautas
internacionales se recomienda utilizar fórmulas rápidas basadas en el peso en
caso de no contar con calorimetría indirecta (rango de 25-40 kcal/kg/peso);4 la
decisión de cuantas kcal por peso utilizar dependerá de los puntos 1 al 4 ya men-
cionados.
En esta paciente utilizaremos 35 kcal por peso actual, esto debido a que no
tiene complicaciones, es una paciente funcional, actualmente no tiene sarcope-
nia, pero por la carga tumoral tiene riesgo de caquexia asociada al cáncer, así que
se recomiendan aumentar de 300-400 kcal.4,8
C U A D R O D I E TO S I N T É T I C O
(35 kcal x peso)
Energía (35 kcal x 43.5)
=1522.5 kcal + 300 kcal =1822.5 kcal
Proteína
Macronutrimentos (1.5 x peso) Carbohidratos Lípidos
(1.5 x 43.5)
Gramos 66 g 250 g 61
kcal 264 kcal 1002 kcal 546 kcal
% 15 % 55% 30%
185
Porciones Proteína Carbohidratos Lípidos
Grupos de alimentos
equivalentes (66 g) (250 g) (61 g)
Cereales 89 18 135 0
Lácteos 0 0 0 0
Leguminosas 1 8 20 1
aoa bag 4 28 0 12
Frutas 3 0 45 0
Verduras 3 6 12 0
Grasas sin proteína 6 0 0 30
Grasas con proteína 3 9 9 15
Azúcares sin grasa 3 0 30 0
aoa (Alimentos de origen animal), bag (Bajo aporte en grasas)
7. Plan de alimentación por equivalencias. Una vez obtenidas las equivalencias del
tratamiento nutricional se procede a dividir por horarios de alimentación, re-
comendando al paciente realizar comidas frecuentes, incluyendo una colación
nocturna que ayudara a preservar la masa muscular del paciente.10,11
Ejemplo de menú
Enfrijoladas:
3 tortillas maíz
½ tza de frijol
40 gr de queso fresco
Desayuno
⅓ de aguacate
1 cda de cebolla (10 gr)
½ jitomate en rodajas
Menú para pacientes con enfermedades hepáticas
50 gr de lechuga
1 pera
Colación matutina
7 mitades de nuez
Arroz blanco con pollo:
60 gr pechuga asada (cocinar con 1 cdta de aceite)
Comida ½ tza de arroz blanco (cocinar con 1 cdta de aceite)
½ tza de brócoli
1 pza de tortilla
Colación vespertina 1 pza de manzana cocida
Quesadillas de huitlacoche
2 pzas tortilla de maíz
Cena 40 gr de queso panela
½ tza de huitlacoche
acompañado de guacamole
Bolillo con crema de cacahuate plátano:
½ pza de plátano
Colación nocturna ½ pza de bolillo
1 cda de crema de cacahuate
120 ml de leche descremada
186
8. Plan de alimentación. De acuerdo con las equivalencias ya calculadas y divididas
a lo largo del día se procede a crear un menú personalizado para el paciente
donde se deben considerar alimentos con alto contenido en omega 3, fibra, zinc,
y polifenoles, que en estudios observacionales se han asociado a un mejor pro-
nóstico y a disminuir inflamación sistémica.1,12 La valoración del apego a la dieta es
vital para corroborar si el paciente está logrando cubrir las necesidades de ener-
gía y macronutrimentos, de no ser así se deberá suplementar con aminoácidos
de cadena ramificada (0.25 g/kg) y/o fórmulas poliméricas (Tabla 2). Si el paciente
no logra cubrir requerimientos por vía oral se deberá iniciar soporte nutricio.
XXVII MENÚS PARA PACIENTES CON ENFERMEDADES HEPÁTICAS. PACIENTES CON CARCINOMA HEPATOCELULAR
CONCLUSIÓN
La prescripción dietética deberá personalizarse para el paciente considerando todos los
aspectos de la enfermedad, tratamiento y estado nutricio, tomando en cuenta aspectos
socioeconómicos, ya que en un porcentaje de pacientes suele dificultarse el acceso a su-
plementación, por lo cual debemos corroborar el conteo de micronutrimentos en el plan
indicado, evitando la sobre- suplementación, al menos que el paciente no logre cubrir
sus requerimientos.
Los nutriólogos son el personal de salud capacitado para la formulación de un plan
de alimentación adecuado y la guía aquí mencionada requiere conocimientos sobre el
manejo de porciones basadas en el sistema mexicano de alimentos equivalentes para
lograr ser comprendida integralmente.
El trabajo multidisciplinario es vital para esta población, el tener una valoración co-
rrecta, tratamiento personalizado y, sobre todo, un seguimiento oportuno nos acerca a
mejorar la calidad de vida del paciente.
Tabla 1
Recomendaciones de energía y macronutrimentos en cáncer hepático
Energía 25-40 kcal/kg/peso
Proteína Carbohidratos Lípidos
Macronutrimentos
1.2-1.5 g/kg/día 45-60% 25-30%
Tabla 2
Fórmulas enterales en México
Energía Proteína HC Lípidos Agua Sodio Osmolalidad
Producto
(Kcal) (g) (g) (g) (ml) (mg) mOsm/kg (H20)
Fórmulas oncológicas
Supportan 200 m 300 20 24.8 13.4 152 95 575
Prosure 250 ml 308 17 46 6.4 198 375 599
Fórmulas hepáticas
Enterex HPT 110 g 500 18.6 71.1 15.7 350 . 560
Fórmulas poliméricas
Ensure 237 ml 246 9 39 6 190 200 480
187
Energía Proteína HC Lípidos Agua Sodio Osmolalidad
Producto
(Kcal) (g) (g) (g) (ml) (mg) mOsm/kg (H20)
Ensure advanced 237
252 13 32 8 195 239 740
ml
Ensure clinical 237 ml 336 12.5 47 10.93 180 220 680
Fresubin 236 ml 242 8.8 34.8 8.3 200 139.4 460
Boost 237 ml 236 9 41 4 195 150 628
Enterex 237 ml 250 9 34 9 195 200 379
Módulos nutrimentales
Casec 5 gr 17.5 4.3 0 0 0 1
Proteinex 5 gr 20 5 0 0 0 0 -
Glutapak 10 15 gr 60 10 5 0 60-120 25 -
Tabla 3
Aporte nutrimental de diferentes grupos de alimentos según el smae.
Grupos de alimentos Energía Carbohidratos Proteínas Lípidos
Cereales sin grasa 70 15 2 0
Lácteos descremados 95 12 9 2
Leguminosas 120 20 8 1
aoa bajo aporte grasa 55 0 7 3
Frutas 60 15 0 0
Verduras 25 4 2 0
Grasas sin proteína 45 0 0 5
Grasas con proteína 70 3 5 3
Azúcares sin grasa 40 10 0 0
Menú para pacientes con enfermedades hepáticas
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Este libro se terminó de editar en mayo
de 2023 en los talleres de Ediciones del
Lirio SA de CV, ubicados en Azucenas 10,
San Juan Xalpa, Iztapalapa, CP 09850,
Ciudad de México. El tiraje consta de
1,000 ejemplares.