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CLASE 3 - En la Clase 1 focalizamos la atención en las políticas públicas y educativas que

reponen condiciones para favorecer la escolarización y las condiciones de trabajo.


Reparamos en leyes desde la perspectiva del derecho, de la participación de las y los
trabajadores de la educación a través de sus organizaciones en el marco de la paritaria
docente. En la clase 2 promovemos el reconocimiento de categorías tomadas desde la
sociología del trabajo para conceptualizar sobre el puesto de trabajo, las categorías de
organización escolar, curricular y laboral.

Uds. compartieron experiencias enmarcadas en estos conceptos tanto en el Foro de Clase 1


como en la Actividad de la Clase 2.

A partir de esto, les proponemos que seleccionen algún fragmento de la clase 3 que les
haya resultado interesante para conceptualizar acerca de las experiencias escolares
subjetivas. Relean el texto de Flavia Terigi, qué desafíos se deben asumir para poner en el
centro la enseñanza y que todos y todas sus estudiantes accedan a los aprendizajes
esperados.

¿Qué cambios/intervenciones podrían realizarse desde la Escuela para fortalecer esas


trayectorias? ¿Qué aportes pueden recuperar de la conferencia de Carina Kaplan acerca de
la experiencia subjetiva de las trayectorias estudiantiles?

INTERVENCION EN FORO:

“Resulta necesario, entonces, interpelar el supuesto de que todos nuestros estudiantes son
iguales, que los que se esfuerzan son los que triunfan y los que fracasan es porque no
hicieron lo suficiente. La igualdad de oportunidades es una falacia que invisibiliza la relación
entre las condiciones materiales y simbólicas y la experiencia educativa en la escuela.”

Todo docente ha experimentado alguna vez, en cuanto al uso de palabras o frases pre concebidas que pueden
marcar la trayectoria de cualquier alumno, así como también condicionarlos durante gran parte de su camino
educativo. Podemos visibilizar diferentes agentes implicados en el fenómeno del Fracaso Escolar, como
alumnos que han tenido experiencias de fracaso escolar en la ESO o los profesores que tiene una larga
experiencia en el trato de estudiantes con éstas características o aportaciones de profesores ya jubilados , que
nos pueden permitir conocer sobre factores que incidieron determinando la posible influencia de la propia
escuela y la docencia; las actuaciones de escuela y profesores para evitar, en lo posible, futuras situaciones de
fracaso.
Volviendo al uso de las palabras, en cuanto al uso del “siempre”, cuando nos referimos al desempeño de un
alumno, también existen otras de igual fuerza como su antónimo “Nunca” o el “no pudo”, o “no puede”, que
suelen ser utilizada en múltiples ocasiones para hablar del nulo desempeño de uno o más alumnos en alguna
materia. Es muy importante hacer una crítica de nuestro vocabulario como docentes, charlar con aquellos que
tienen más experiencia y empaparnos de las mejores formas y maneras de poder hacer devoluciones más
constructivas y significativas hacia los estudiantes, para evitar encasillar o estigmatizar a los mismos sin
intención alguna. Al encasillar o ponerles expectativas a nuestros alumnos, vamos dejando “marcas”,
“rótulos” que determinan su rendimiento escolar y en muchas ocasiones puedan ir más de su paso por la
escuela. Si ponemos estigmas sobre aquellos que transitan un contexto socioeconómico vulnerable, no
estamos ayudando para nada, sino que nos alejamos del propósito de la igualdad. Algo que recupero de la
conferencia de Carina Kaplan, es su forma de pensar, muy similar a la de tantos colegas, sobre la justicia
afectiva, los traumas sociales, la re vinculación socio afectiva, y como nos plantea revalorizar la palabra, el
reencuentro, la trama afectiva desde lo colectivo, así también como la idea de que “la escuela es una
institución capaz de reparar las heridas sociales”, pero que necesita de mucho tiempo y dialogo para lograr
reparar lo roto, observar y mirar con otros ojos para poder recomponer el sentido de los vínculos.
Hoy en día se charla en la Provincia de Santa Fe sobre la nueva circular donde nos dicen a los docentes que ya
no podemos tomar evaluaciones a los alumnos a fin de año, algo que nos parece despropósito, pero que sirve
de ejemplo en este caso. Cuando desde las autoridades educativas comienzan diciendo: “No les pidamos
tanto a nuestros alumnos, no tienen en sus hogares el ambiente adecuado para estudiar, tratemos de que
aprueben el curso solo con la asistencia, así con un diploma secundario podrán aspirar a algún trabajo menor,
la universidad no es para ellos” o “Este chico es extraño, nada le interesa, no hay modo de motivarlo”, etc.; de
esta manera se da por seguro de que ya no saldrán de esa situación que aparece como irreversible y los
condicionará de por vida. No debemos normalizar esto, ni descansar en el consuelo de que el próximo año
quizás lleguen alumnos con más ganas. Lo que decimos o hacemos como docentes puede o no dejar heridas
profundas en la psiquis del alumno. La escuela tiene que ser creadora de confianza, de autoestima y de
valorización personal, para que cuando el estudiante salga al mundo adulto esté preparado para enfrentar los
prejuicios y las discriminaciones, viéndose a sí mismo como un ser digno y valioso, pero si ya en la propia
escuela lo desvaloraron o encasillaron, entonces será muy poco probable en que no se acostumbre a la
frustración y a la idea de que es imposible pelear contra un sistema injusto y solo para pocos.

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