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La exposición es una técnica didáctica que ofrece varias oportunidades como permitir que los estudiantes argumenten y discutan, considerándose sujetos con derechos y saberes propios. También permite que los docentes entren en diálogo con los estudiantes. Una selección efectiva de contenidos para exposiciones debería considerar criterios como la representatividad, significatividad y transferibilidad del conocimiento, así como su conexión con situaciones de la vida real de los estudiantes.
La exposición es una técnica didáctica que ofrece varias oportunidades como permitir que los estudiantes argumenten y discutan, considerándose sujetos con derechos y saberes propios. También permite que los docentes entren en diálogo con los estudiantes. Una selección efectiva de contenidos para exposiciones debería considerar criterios como la representatividad, significatividad y transferibilidad del conocimiento, así como su conexión con situaciones de la vida real de los estudiantes.
La exposición es una técnica didáctica que ofrece varias oportunidades como permitir que los estudiantes argumenten y discutan, considerándose sujetos con derechos y saberes propios. También permite que los docentes entren en diálogo con los estudiantes. Una selección efectiva de contenidos para exposiciones debería considerar criterios como la representatividad, significatividad y transferibilidad del conocimiento, así como su conexión con situaciones de la vida real de los estudiantes.
Sintetice en no más de 10 ideas, las oportunidades que tiene la exposición como
técnica didáctica. Fundamente con argumentos del texto.
“La escuela en su sentido más amplio cambió significativamente en el siglo XX y
más aún, en sus últimas décadas. Como dice I. Dussel, “Los chicos de hoy argumentan y discuten, se consideran sujetos de derechos, portadores de saberes, deseos e intereses que quieren sean tenidos en cuenta”….y los docentes también son otros, no sólo menos acartonados, menos “dueños del saber”, sino más dispuestos a entrar en dialogo y discusión con los alumnos y sus familias” (pag. 86). Los cambios de fin de siglo recorren también la esfera de producción, circulación y apropiación de los saberes culturales y del conocimiento científico y tecnológico, de la informática y las nuevas tecnologías ¿Cómo repensar entonces una gramática escolar que incluya saberes, prácticas, sujetos y contextos culturales diferentes y desiguales a la vez? ¿Cómo construir y equilibrar la relación entre prescripción y practica curricular?” Es fundamentar poder justificar los aprendizajes no únicamente con objetivos, sino comenzar a implementar los propósitos como puntos de partida de condiciones y gestiones que serán emprendidas para alcanzar determinados fines. Gimeno Sacristán (1996) otorga un lugar central a los contenidos dentro del proceso de enseñanza, cuando dice “sin contenido no hay enseñanza [...] cuando hay enseñanza es porque se enseña algo o se ordena el ambiente para que alguien aprenda algo.”
Entonces podríamos señalar algunos criterios básicos para esta selección de
contenidos (Paredes, 2008)
De orden epistemológico, que hacen referencia a la representatividad,
significatividad, transferibilidad y durabilidad del conocimiento en cuestión.
En relación a la coherencia educativa del docente y la adecuación de la
enseñanza practicada al contexto, asociada a dónde, a quiénes y para qué se proyecta una situación pedagógica.
La selección de contenidos que sirven y potencian capacidades
transferibles a otras áreas (transversalidad).
Contenidos que permitan conexiones con situaciones de la vida, historias y
contextos próximos a la clase.
Relacionados a problemas que afecten el orden mundial desde una
perspectiva universal del sujeto, que potencie el deseo de saber más y comprender significativamente lo que sucede en el mundo.
Contenidos que porten saberes prácticos y vitales, entre otros.