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Unidad 1 LA PSICOPATOLOGÍA-DIAGNÓSTICO

Glosario
Diagnóstico Estructural: Se trata de un estudio técnico cuyo objetivo es verificar que la estabilidad y
resistencia mecánica de la edificación cumple con los requisitos exigidos por la normativa vigente de
seguridad. Se pone en cuestión los diagnósticos descriptivos (mera agrupación de síntomas).
Etiología: Es el origen de la enfermedad, las causas. Es una guía para tratar la manifestación de malestar.
Nosología: Parte de la medicina que describe, diferencia y clasifica las enfermedades.
Semiología: Parte de la medicina que estudia los signos y síntomas de las enfermedades, los cuales
constituyen el instrumento de trabajo que permite apreciar la situación clínica de un enfermo y establecer
un diagnóstico.

Psicopatología (concepto y fundamento)


Disciplina que forma parte de la psicología constituida en ciencia y tiene por objeto específico estudiar los
procesos y fenómenos psíquicos patológicos.
Es una disciplina teórica autónoma, que construye sus conocimientos a partir de la observación de los
hechos. En este sentido es independiente de cualquier campo particular de aplicación de la psicología,
pero a cualquiera de los cuales puede aportar. (muñóz).
Disciplina que construirá sistemas conceptuales a partir de las conductas “anormales” del padecimiento
psíquico, de las dificultades del hombre en la relación con los otros y consigo mismo. (sotelo)

Historia del desarrollo de la psicopatología


El término psicopatología es empleado por primera vez por Emminghaus en 1878 como sinónimo de
psiquiatría clínica, y nace más tarde como método y disciplina de propio derecho. Como término se forma
como abreviatura de psicología patológica, que es el modo en que se denomina en sus inicios a esta
disciplina en el momento de su surgimiento en el campo de la psiquiatría, por analogía con la expresión
medicina patológica.
Etimológicamente: “psyché”: alma o razón; “páthos”: enfermedad y “logía o logos”: discusión o discurso
racional. Este término dio lugar a diversos empleos:
1. Designar un área de estudio: área de la salud que describe y sistematiza los cambios en el
comportamiento que no son explicados, ni por la maduración o desarrollo del individuo, ni como resultado
de procesos de aprendizaje. Estos cambios en el comportamiento son denominados enfermedades
mentales.
2. Como término descriptivo: Es aquella referencia específica a un signo o síntoma que se puede
encontrar formando parte de una enfermedad.
3. Como designación de un área de estudio en psicología: Es una de las disciplinas que forman parte de
la psicología como ciencia. Su objeto de estudio son los procesos y fenómenos psíquicos patológicos, ya
sea en las enfermedades mentales (opuestas al estado de salud tal y como es definida por la Organización
Mundial de la Salud: social, psicológica y biológica), ya sea en las perturbaciones que acontecen en
personas sanas.

Abordar el complejo y extenso campo de las enfermedades mentales, implica examinar esas
enfermedades y articularlas con una teoría capaz de explicarlas. Para ello deben considerarse:
1)aspectos semiológicos, 2)patogénicos, 3)etiológicos y 4)las nosologías psicopatológicas. Como
puede apreciarse, estas múltiples consideraciones confluyen en un problema clínico: el del diagnóstico.
El surgimiento de la psicopatología hacia fines del siglo XIX es correlativo con la tendencia de la psicología
de aquel tiempo de constituirse en ciencia. El puntapié inicial, lo da Ribot en Francia al denominar
“Psicología patológica” a la disciplina cuyo método consiste en estudiar los hechos patológicos para
comprender y conocer mejor la psicología normal. El “método patológico” (así denominado) propone
entonces que los procesos o mecanismos que intervienen en el desarrollo normal del psiquismo se
observan y conocen con mucha mayor precisión allí donde las facultades se desorganizan o desvían. Es
decir: busca comprender la psicología normal a partir del hecho patológico. Podemos concluir entonces a
partir de ello que la oposición normal-patológico se sostiene con un criterio continuista.
Ya en el momento de su nacimiento, la psicopatología se constituye como una disciplina más teórica, por
oposición a la psiquiatría como práctica médica.
La premisa riboteana se continua en Freud, quien plantea: “la patología permite observar con mayor
claridad el funcionamiento normal, ya que muestra exageradamente algo en la normalidad se nos escapa
a nuestra aprehensión“. Afirma: ”la patología mediante sus aumentos y engrosamientos puede llamarnos
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la atención sobre constelaciones normales que de otro modo se nos escaparían”. Freud trastorna la tesis
de Ribot y dice que no es algo solo continuista, le da un tinte cuantitativo, el de la exacerbación.
La psicopatología se ha interrelacionado con la práctica clínica de la psiquiatría y del psicoanálisis, tanto
en su surgimiento como en las primeras décadas de su desarrollo. Pero también, la práctica clínica
psiquiátrica y la psicoanalítica fueron los principales campos de aplicación de la psicopatología en la
medida en que le proporcionaron la posibilidad de la extensión de sus conceptos. Delimitamos así la
constitución de un trípode: psicopatología, psiquiatría y psicoanálisis, cuyas fronteras conviene conocer y
mantener con firmeza:

Trípode basado en razones históricas y clínicas. Es fundamental conocer las relaciones estrechas entre
las tres disciplinas para no creer, por ejm, que el psicoanálisis surge de la nada, suponer que la
psicopatología nace gracias al psicoanálisis o que la psiquiatría es un saber que ya no se adecúa a las
circunstancias presentes, al cual la psicopatología no le debe nada. Estas relaciones tienen incidencias
clínicas y prácticas, lo que hace que lógicamente afecte al modo de concebir y tratar al pathos humano.
Pathos se puede definir como todo lo que se siente o experimenta: estado del alma, tristeza, pasión,
padecimiento, enfermedad.
Para dar prueba de las múltiples articulaciones y entrecruzamientos que la pirámide refleja, se plantean
tres grandes enfoques teóricos con que puede abordarse el extenso campo de la psicopatología.

La enfermedad mental a través del tiempo (diferentes enfoques teóricos)


El concepto de enfermedad mental se va transformando, del embrujo/posesión demoníaca al diván o a las
neurociencias. Largo camino que no siempre ha quedado en manos de los especialistas, sino que
permanentemente se evidencia en los medios de difusión; es un saber del que todos, en mayor o menor
medida, se sienten dueños.
La psicopatología engloba un conjunto de problemas abordables desde diversas perspectivas teóricas y
campos disciplinares, uno de ellos es la patología mental que puede abarcar tres enfoques difundidos e
importantes del desarrollo histórico y en la actualidad, ante los cuales el autor no tiene como fin su unión ni
su ampliación en búsqueda de la neutralidad debido a que elegir cuál postura es la más conveniente,
queda bajo la elección ética de cada psicólogo. Por otro lado, Lanteri-Laura propone abordar la historia de
la psiquiatría en tres paradigmas, tres modelos de ciencia que caracterizan a la disciplina psicopatológica
durante un periodo específico junto a sus crisis.
ENFOQUE DESCRIPTIVO
- La alienación mental: Inicia a fines del s. XVIII en Francia, en el surgimiento de la clínica psiquiátrica,
cuando la noción sociocultural de la locura pasa de ser considerada dentro de los desórdenes morales que
debían controlarse, encerrarse y ser excluidos a ser llamada una enfermedad mental como el objeto de
estudio del saber médico empírico positivista, esto sucede cuando Pinel comienza a organizar el Hospital
General Francés. Se presenta así una clínica Sincrónica que se centra en observar, analizar y describir
objetivamente un estado perceptible y llevarlo a una clasificación sencilla; se identifica si es o no una
enfermedad mental, todo ello sin elaboración teórica ni una profundización interpretativa en tanto exista
una descripción detallada de lo real. Es por ello que se la nombra como alienación mental, donde la locura
es el único género, la única enfermedad orgánica autónoma que perturba las funciones intelectuales (SN)
y tiene diferentes manifestaciones. Según Pinel, desde una concepción psicofisiologista, la mente es la
manifestación del cerebro y las relaciones de lo físico y lo moral son permanentes en el hombre, por lo que
la enfermedad mental es un desarreglo proveniente de causas físicas, herencia y causas morales (la
perturbación de las pasiones). Es así como surge el tratamiento Moral Pineleano, que con influencia del
método expectante de Hipócrates, concibe a la enfermedad como una reacción del organismo contra
causas que alteran su equilibrio, por lo que cuando el organismo vuelva a su estabilidad, la enfermedad se
curará sola, así el tratamiento propone que el enfermo al ser afectado por el ambiente debe ser extraído de
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allí para incluirlo en uno ordenado para que su mente se modifique y corrija, considerando al encierro del
alineado como un ideal ambiente reeducativo, dando así nacimiento al Hospicio Psiquiatrico.
CRISIS: En 1822 Bayle realiza el descubrimiento de la PGP (Parálisis General Progresiva) y con él revela
la existencia de que una lesión cerebral específica de la meninges causa una enfermedad que no padecen
todos los alineados, por lo que podrían haber otras lesiones que expliquen distintas enfermedades.
- Las enfermedades mentales: Inició en 1864 con la publicación de “la no existencia de la monomanía”
por Falret junto a la incorporación del método anátomo clínico a la psiquiatría. Varios autores comenzaron
a reconocer que una enfermedad puede tener varios parámetros, constar con una causa precisa y permitir
un tratamiento específico.
Falret en Francia prepara las bases para la construcción de una nueva clínica denominada Diacrónica, en
donde la enfermedad mental dejará de ser única para ser una clase de enfermedades yuxtapuestas en
una clasificación, centrándose en la evaluación diagnóstica; observar el comienzo, desarrollo, evolución en
el tiempo y terminación de la enfermedad. Kraepelin introduce definitivamente estas ideas a la psiquiatría
alemana al intentar sistematizar las enfermedades en nosologías y logra la delimitación de los tres grandes
cuadros clínicos (paranoia, demencia precoz y psicosis maníaco-depresiva). Griesinger va a aportar la
existencia de síntomas primarios y secundarios. Es así como la semiología psiquiátrica que se encarga de
describir y definir los signos de las enfermedades alcanza su mayor desarrollo, lo cual deriva a una
pluralidad de prácticas terapéuticas e instituciones asistenciales, con predominio farmacológico.
CRISIS: A partir de la posguerra de 1918 al no lograr el método anatomo-patológico situar las lesiones
como causa de los síntomas se vuelve inestable y finalmente la teoría de Bayle cae. Por otro lado, debido
al exceso de descripción y la gran multiplicación de parámetros el furor categorizador fue perdiendo su
utilidad y su claridad y como los artículos científicos, estallaron por el desorden. Como también
contemporáneamente las obras de S. Freud se difundían e incidían en psiquiatras, como en Bleuler.
ENFOQUE INTERPRETATIVO
- Estructuras psicopatológicas: Inició en 1926 con la intervención de Bleuler en el Congreso de
Psiquiatría de Ginebra con su tesis sobre el mecanismo esquizofrénico. Este periodo se constituye a partir
de conceptos provenientes fundamentalmente del psicoanálisis de Freud, la Teoría de la Forma de
Gestalt, la fenomenología, de una mayor consideración por trascender la clínica y una nueva concepción
del sujeto, salud y enfermedad. El campo de la psicopatología se va a demostrar dominante y ordenado
ante la psiquiatría médica empírica por la nueva gran distinción entre Neurosis y Psicosis, el análisis
estructural y la trascendencia, incorporando así al acento clínico práctico más teoría. Freud aporta en sus
consideraciones etiológicas; una teoría del aparato psíquico (sujeto dividido y descentrado de la
conciencia), una teoría del síntoma (mecanismos de formación de síntomas singulares y su etiología
sexual infantil), una psicopatología de la vida cotidiana (desdibujando “lo normal”) y la cura por la palabra
como nueva perspectiva terapéutica (escuchar y leer lo que síntoma tiene para decir), es así como define
al ser humano sujeto al inconsciente y a su cuerpo como erógeno.
A pesar de que luego Bleuler se aleja de este paradigma al rechazar la teoría de la libido freudiana, otro
autor que realiza un gran aporte es Jaspers quien va a plantear, en oposición a la semiología y la
concepción atomista, el método biográfico con influencia del método fenoménico de Husserl, proponiendo
que para el alcance del verdadero significado y comprensión de los fenómenos patológicos se requiere un
conocer progresivo, establecer relaciones comprensibles más que diferencias y causalidades en la misma
autodescripción del enfermo, e implica abarcar una dimensión estática (vivencia particular) y una
dimensión genética (encontrar su génesis). Es así como todos estos autores dejan en claro que el ser
humano es fundamentalmente subjetivo, singular, único, irrepetible y debe de considerarse en su totalidad.
Este paradigma causa una brecha irreversible entre la psiquiatría y la psicopatología, que es la producción
del síntoma, desde la psiquiatría se considera la extirpación del síntoma para retornar al campo de la
normalidad mientras que la psicopatología mantiene que el síntoma es expresión simbólica de conflictos
del inconsciente resultando importante en la constitución del sujeto y considera a la transferencia como
herramienta fundamental de la cura.
Lacan, Minkowski y Henry Ey (modelo orgánico-dinámico, síntomas negativos y positivos) hacen más
patente esta brecha con la psicopatología estructural al forjar cada uno un concepto de estructura
radicalmente diferente, Lacan reordena el campo al promover el análisis estructural de la Neurosis, la
Psicosis y las Perversiones, y con su concepción de que la estructura del síntoma es estructura del
lenguaje, la dialéctica del deseo (relación entre significante y significado), lo cual instaura una tensión o
unión entre lo singular y lo universal. Esto último ya se aleja completamente del campo de la psiquiatría.
CRISIS?: Es el uso y abuso del concepto de estructura causado por diversos autores y corrientes que
impedirán una definición común, cada uno se expresa de una estructura como sólo ellos la entienden
como tal y ninguna ha logrado suplantar a la otra, de modo que se vuelve un problema de difícil solución,
desaparece la unidad y gana terreno la dispersión. Como también el auge de los medicamentos y la
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multiplicación de dispositivos psicoterapéuticos resultan nuevos problemas prácticos que pueden conducir
o no a un cuarto paradigma y este puede resultar o no el auge de los manuales.
ENFOQUE ESTADÍSTICO: Inició en la década del 80’ con el gran auge de los manuales estadísticos: el
CIE (OMS) y el DSM (AMA) en la formación de los psicólogos. Los tres supuestos en los que se asienta
este enfoque es la identificación objetiva de los trastornos mentales mediante una descripción a-teórica, el
establecimiento de una eventual relación bi-unívoca entre un síndrome identificado y una fisiopatología
cerebral, y considerando para todo ello un tratamiento farmacológico y psicoterapias cognitivas o cognitivo-
conductuales para la eliminación del síntoma.
Se inaugura así como metodología diagnóstica, la concepción sincrónica de K. Schneider, en la cual se
busca establecer un consenso, donde se le adjudica temporalmente un nombre a un síndrome (conjunto
de signos y síntomas) posee un número limitado de síntomas, y cuando aquel consenso no pueda
sostenerse se crean nuevos consensos para permitir el diagnóstico. El manual estadístico-descriptivo es
creado como un nomenclador (nombrador) para ser utilizado como una herramienta de registro y
comunicación por ello es útil como una primera aproximación de estudio a las clasificaciones mentales sin
embargo debido a que no está bajo ninguna consideración teórica ni práctica no es suficiente para realizar
diagnósticos, ni tratamientos.
Este enfoque resulta criticado por una parte de la comunidad de psiquiatras al ser utilizado erróneamente
en la práctica y por su falta de validez, ya que conduce a una multiplicación de diagnósticos que lleva las
variantes normales hacia dentro la enfermedad mental, presenta un sesgo biologista y al forzar lo
estadístico recorta variables que lo invalidan y lo vuelven incoherente. Otro aspecto importante es su
utilización por la industria farmacéutica, donde se producen excesivos tratamientos masivos con
medicaciones innecesarias, caras y dañinas. De hecho el autor Muñoz considera que reaparecen
concepciones del tiempo de Pinel, la causalidad anatomo-fisiológica, un sello neopositivista y un
reduccionismo que pretende parámetros homogéneos.
Sin embargo este enfoque no se llega a considerar como un paradigma debido a que en este tiempo existe
una fragmentación y convivencia de enfoques entre ellos modelos interpretativos que consideran que el
4to paradigma lo constituye el psicoanálisis fuera del campo de la psiquiatría y el 5to es el paradigma
lacaniano los cuales privilegian a la subjetividad frente a los sistemas estadísticos que “le quitan a la
psicopatología lo humano”.

Psicopatología descriptiva (salud-enfermedad y proceso diagnóstico descriptivo)


La psicopatología descriptiva se ocupa de nomenclar los fenómenos psicopatológicos. Da cuerpo y estudia
los sistemas teóricos derivados de la observación, descripción y resultados de la terapéutica psiquiátrica.
Categoriza a los pacientes a partir de características del comportamiento y fenomenología comunes.
Desarrolla listas de chequeo que les permiten clasificarlos de acuerdo con grupos sintomáticos similares,
la experiencia subjetiva del paciente es lo menos importante.
Para realizar un diagnóstico descriptivo debemos tener en claro que existen criterios de anormalidad y
normalidad, de los cuales podemos valernos de la semiología psiquiátrica, la cual estudia los signos y
síntomas observables en los pacientes. Se utilizan manuales de psiquiatría que especifican los trastornos
y cómo identificarlos según funciones alteradas y síntomas visibles en los pacientes.

Psicopatología estructural (salud-enfermedad y proceso diagnóstico estructural)


El interés de los referentes psicoanalíticos de ir más allá de las fronteras trazadas por el modelo médico,
los llevó a construir un modelo para abordar el campo psicopatológico distinto al descriptivo. De esta
forma, se deja atrás la nosología psiquiátrica, para abordar el diagnóstico desde una perspectiva
etiológica.
De esta manera, se proponen tres grandes “estructuras clínicas”, en las cuales todo fenómeno podrá ser
encuadrado. Primeramente, Freud nunca operó con el término de “estructuras”, en algunos escritos se
suele nombrar a la “primera nosología freudiana” en donde se delimitan variedades clínicas, las cuales
Freud nombra como tipos clínicos (neurosis, psicosis, perversión) que varían no solo en su manifestación
o presentación sino también en la composición. Es hasta más tarde, que Lacan, agrega que estos tipos
clínicos se organizan a través de estructuras, tal terminología fue influenciada por el estructuralismo
lingüístico. De esta manera:
Las estructuras subjetivas no son modalidades de enfermedades mentales sino la determinación del sujeto
en un discurso a partir de las incidencias del lenguaje y del modo de vincularse con un cuerpo, lo cual no
es cernido por ningún nombre categorial de ninguna clasificación. Lacan define a la noción de estructura
como un “grupo de elementos que forman un conjunto co-variante”. Conjunto en cuanto a un modo
matemático de operar con la enunciación de una totalidad de elementos -que forman parte de él-
estudiando los efectos de considerarlos un todo aunque no lo sean. Y un conjunto co-variante refiere a que
el valor de cada elemento del conjunto dependerá de la co-varianza; así, una estructura presenta un
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carácter de sistema, consiste en elementos tales que una modificación cualquiera en uno de ellos entraña
una modificación en todos los demás.
ENFERMEDAD: Las enfermedades, trastornos o grandes cuadros patológicos que el modelo descriptivo
propone, tomará el estatuto de síntoma a lo largo del modelo estructural. Lo fundamental es distinguir los
mecanismos de la formación de tales síntomas. Desde esta perspectiva los síntomas no son meras
disfunciones a eliminar, sino que encierran un extraño modo de satisfacción que compromete a cada
sujeto en su más profunda singularidad.

Discusión sobre enfermedad y anormalidad


Toda anomalía no es patológica, su existencia es suscitada por una ciencia de las anomalías que tiende a
expulsar de la definición de anomalía toda noción normativa (capacidad de modificarse e instituir nuevas
normas). La crítica estará en que de esta manera se piensa a la anomalía como perjudicial o incompatible
con la vida y no como una desviación estadística que constituyen las simples variedades.
Para Canguilhem la diversidad no es enfermedad y lo anómalo no es patológico.
Patológico implica pathos, sentimiento directo y concreto de sufrimiento y de impotencia, sentimiento de
vida contrariada.
Lo patológico no es anormal, ya que anormal quiere decir inexistente, inobservable.
Para el autor patológico como normal se puede considerar definiendo a lo normal y anormal por la
frecuencia estadística (variaciones). Considera que la experiencia del ser vivo incluye el hecho de la
enfermedad y la salud es el bien orgánico.
No existe un hecho normal o patológico en sí mismo. La anomalía o mutación expresan otras posibles
normas de vida. Si esas normas son inferiores en cuanto a la estabilidad, fecundidad, variabilidad de la
vida, con respecto a las normas específicas anteriores, se las denominará patológicas. Si esas normas se
revelan en el mismo ambiente como equivalentes o en otro medio como superiores, se las denominará
normales. Su normalidad provendrá de su normatividad. Lo patológico no es ausencia de una norma
biológica, sino una norma diferente que ha sido rechazada por la vida.

Diagnóstico: dificultades e implicancias. Proceso diagnóstico estructural:


Un buen diagnóstico es aquel que contempla dos dimensiones: la universalidad y la particularidad del
sujeto, es decir, la combinación de características propias de un grupo humano con algo suyo que le es
exclusivo. De ahí que conviene mantenerse en un continuo movimiento entre lo genérico de las estructuras
y lo genuino del caso por caso. De aquí yace el doble diagnóstico en la psicopatología estructural:
Consiste primeramente en un diagnóstico universal o estructural, que trata de la organización psíquica de
ese sujeto, qué estructura clínica presenta ese sujeto. Y un diagnóstico particular, que conlleva el cómo se
organizan las características o elementos metapsicológicos en ese sujeto, como co-varía el valor de los
elementos en función del lugar que ocupan en ese sistema, siempre atendiendo a la singularidad del
sujeto. Este doble diagnóstico es la guía a seguir para arribar a un diagnóstico que trata con la formación
psíquica y a la vez con la singular forma de gozar que atañe tan sólo a un sujeto.
La determinación de dicho diagnóstico se da mediante la única técnica de investigación de la que dispone
el analista, su escucha; y, mediante el único material clínico suministrado por el paciente que es
esencialmente verbal. Por lo cual, el campo de investigación clínica se delimitará en la dimensión del decir
y de lo dicho.
La guia para proceder con la interpretación y poder arribar a un diagnóstico se basa en preguntas
hipocráticas, que examinarán lo dicho: de qué sufre/goza (síntoma); cómo y dónde se manifestó
(coyuntura, contexto y trama); por qué sufre/goza de eso y no de otra cosa (elección del síntoma conforme
a la historia subjetiva), para qué le sirve ese síntoma del que se queja y goza (función).
Otra característica fundamental del diagnóstico, es que se da bajo transferencia. Esto significa que lo que
se escuche del sujeto, va a cobrar un valor en la medida en que se lo escucha dentro de un dispositivo
analítico, en la presencia de un otro que está ubicado por el paciente como un sujeto supuesto a saber
(“vengo para que me ayudes”) empero, como el analista sabe que cumple una función en ese dispositivo,
se va a ubicar -o debería- en el lugar de agente, de aquel que causa algo en ese sujeto. Entonces,
devuelve ese lugar de supuesto saber al sujeto, reconociendo que ese sujeto es el que tiene el saber -no
sabido aún-. Para esto, el analista tiene que estar en el lugar de objeto causa, por que el deseo del mismo
es hacer aparecer algo del deseo de ese paciente.
DIFICULTADES DEL DIAGNÓSTICO:
- El objeto de la psicopatología, es de por sí evanescente y da pie a visiones lunáticas.
- Existe una dificultad que proviene de la propia lógica binaria del lenguaje, la cual desempeña un papel
considerable en la construcción del saber psicopatológico y determina las conquistas y los obstáculos en el
conocimiento de pathos.
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- Algunos clínicos tienden a dejarse llevar por sus fantasmas y los proyectan, más de lo que conviene, en
lo que dicen observar y escuchar de sus pacientes, tanto en la clínica psiquiátrica como en la clínica bajo
transferencia.

Síntoma, signos, síndrome.


Síntoma: manifestaciones o signos que indican la presencia de una enfermedad o trastorno. Son las
experiencias subjetivas o las alteraciones observables que una persona experimenta y que pueden ser
indicativos de una condición médica o psicológica. Pueden variar dependiendo de la enfermedad o
trastorno específico y pueden incluir cambios en el estado de ánimo, alteraciones físicas, cognitivas o
emocionales. Son importantes para el diagnóstico y tratamiento adecuado de una condición médica o
psicológica. (Marietán)
Signos: se refieren a las manifestaciones objetivas y observables de una enfermedad mental. Pueden
incluir cambios en el comportamiento, la expresión facial, el lenguaje, la postura corporal, entre otros. Son
importantes para el diagnóstico y la evaluación de los trastornos psiquiátricos. (Marietán)
Síndromes: conjuntos de síntomas y signos que se presentan juntos y que caracterizan una enfermedad o
trastorno específico. Estos síntomas y signos pueden incluir alteraciones físicas, emocionales, cognitivas o
conductuales. Son utilizados en medicina para clasificar y diagnosticar diferentes condiciones y permiten a
los profesionales de la salud identificar patrones y características comunes en los pacientes. (Marietán)

La cuestión ética
Se basa en hacer un buen uso del diagnóstico, que tiene dos aspectos: clínico y ético. El buen uso clínico
consiste en obtener, mediante el diagnóstico y los referentes que despliega, algún conocimiento esencial
del sujeto. El buen uso ético se basa en el compromiso de favorecer -con el diagnóstico que se da- el trato
y tratamiento del paciente. En definitiva, el buen uso clínico y ético implica que el agente contribuya con su
conocimiento y posicionamiento a liberar al paciente y cuidar la comunicación del diagnóstico para que no
se convierta ni en un refugio ni en un estigma para el mismo.

Unidad 2 NEUROSIS
CONCEPTO DE NEUROSIS
En un contexto donde el paradigma de las estructuras psicopatológicas eran predominantes (pero que
tambaleaba), es que el psicoanálisis pisa fuerte e impone cierto concepto de estructura, el cual marcará un
antes y un después en el estudio de la psicopatología, es así que la oposición neurosis-psicosis será
adueñada por el psicoanálisis. Lacan revoluciona lo que era entendido por estructura (sobre lo que Freud
teorizó) para establecer una impronta singular desde lo lingüístico, dirá que “el inconsciente está
estructurado como un lenguaje”.
Ahora la neurosis es efecto de una cadena de significantes, la evidencia de que existe un deseo y que
hubo una respuesta a la castración, tenemos que hablar de la “falta en ser”. Y esto nos marca una
diferenciación entre lo que se tenía entendido por estructura, en tanto que ahora la falta de una parte del
conjunto no significa que ese conjunto se encuentra incompleto, esta falta ahora es, una falta constitutiva.
Esta falta es única y es por esto que tenemos que reconocer que cada neurosis es singular, pero que
también el devenir de la misma puede darse según distintas modalidades en función de cómo el sujeto se
posiciona frente a dicha falta.
El término “neurosis” remite a tres principales características: la primera se refiere a un tipo de
organización psíquica que hunde sus raíces en la infancia; la segunda enfatiza la omnipresencia de esa
alteración en la vida del sujeto, de manera tal que constituye una forma de ser; la tercera subraya que ese
tipo de manifestaciones morbosas se diferencian de la psicosis en cualquiera de sus formas.
Esta caracterización, implica que la alteración que afecta al tipo de pacientes neuróticos es de tipo
psicológico y que sus causas se remontan a la historia infantil.
De esta manera, podemos definir a la neurosis como una afección psicógena cuyos síntomas son la
expresión simbólica de un conflicto psíquico que tiene sus raíces en la historia infantil del sujeto y
constituyen un tipo de defensa concreto (represión) del cual derivan las manifestaciones (síntomas).
Tales características constituyen su forma de ser y, por otra parte, a nivel estructural, la neurosis remite a
la agrupación de cierto número de características que permiten distinguir los síntomas neuróticos de los
psicóticos o perversos.

Etiología de la neurosis
Constitución subjetiva de Freud
Se va constituyendo el psiquismo y sus diferentes instancias, a raíz de diferentes fases de desarrollo
psicosexual que se van atravesando, las cuales a continuación vamos a ampliar.
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Primero, tenemos la fase oral; el principal interés del lactante es la recepción de alimento, luego se
observa que quiere repetir la acción sin pedir alimento, por lo tanto, no tiene hambre. Chupetea y eso le da
satisfacción. El lactante ejecuta acciones cuyo único propósito es la ganancia de placer. Primero, vivencia
este placer a raíz de la recepción de alimento, pero pronto aprende a separarlo de esa condición. Aquí
podemos recordar el concepto de pulsión, el cual es fronterizo entre lo anímico y lo somático. La zona
erógena en esta fase serán la boca y los labios. Mamar del pecho materno pasa a ser el punto de partida
de toda la vida sexual, el modelo inalcanzado de toda satisfacción sexual posterior. El pecho es resignado
por el lactante en la actividad del chupeteo, y sustituido por una parte del cuerpo propio (autoerotismo).
Seguimos con la fase anal, donde el niño tiene sensaciones placenteras cuando vacía su vejiga y sus
intestinos, después organiza estas acciones de tal manera que le procuren la máxima ganancia de placer
posible. El mundo exterior se le enfrenta por primera vez como un poder inhibidor, hostil a sus
aspiraciones de placer, y así vislumbra las luchas internas y externas que librará después: no debe expeler
sus excrementos cuando a él le da la gana, sino cuando otras personas lo determinan. Se le dice que es
indecente y debe mantenerse en secreto, y así, intercambia placer por dignidad social. En esta fase, no
siente asco alguno frente a sus excrementos, los aprecia como a una parte de su cuerpo, los usa como
primer regalo, para distinguir a personas a quienes aprecia particularmente.
La vida sexual del niño se agota en la práctica de una serie de pulsiones parciales que,
independientemente unas de otras, buscan ganar placer en parte en el propio cuerpo, en parte en el objeto
exterior.
Sigue la fase fálica, aquí la sexualidad del niño muestra mucha semejanza con la del adulto, se diferencia
por la falta de organización fija bajo el primado de los genitales, por los inevitables rasgos perversos y,
también, por la intensidad mucho menor de la aspiración en su conjunto. En esta fase, el objeto hallado es
casi idéntico al primer objeto de la fase oral. Llamamos a la madre el primer objeto de amor.
En el caso del niño, inicia la fase fálica con el C. de Edipo, en el cual inviste libidinalmente a la madre, la
toma como su objeto de amor, mientras ve como rival al padre.
Cuando el niño ha volcado su interés a los genitales, lo deja traslucir por su insistente ocupación manual
en ellos y después tiene que experimentar que los adultos no están de acuerdo con ese obrar. Sobreviene
la amenaza de castración, aunque al principio el varoncito no presta creencia ni obediencia alguna a ella.
La observación que por fin quiebra la incredulidad del niño es la de los genitales femeninos. Alguna vez, el
varoncito, orgulloso de su posesión del pene, llega a ver la región genital de una niña, y no puede menos
que convencerse de la falta de pene en un ser tan semejante a él y la amenaza de castración obtiene su
efecto con posterioridad. No tuvo ocasión alguna para dudar de que la mujer posee un pene. La
aceptación de la posibilidad de la castración, la intelección de que la mujer es castrada, puso fin a la
posibilidad derivada del C. de Edipo.
Si la satisfacción debe costar el pene, estallará el conflicto entre el interés narcisista en esta parte del
cuerpo y la investidura libidinosa de los objetos parentales. En el mejor de los casos, triunfa el interés
narcisista: el yo del niño se extraña del C. de Edipo.
Las investiduras de objeto son resignadas y sustituidas por identificación. La autoridad del padre, o de
ambos progenitores, introyectada en el yo, forma ahí el núcleo del superyó (o ideal del yo).
Las aspiraciones libidinosas pertenecientes al C. de Edipo son, en parte, desexualizadas y sublimadas.
Con ese proceso se inicia el periodo de latencia que viene a interrumpir el desarrollo sexual del niño.
El C. de Edipo en la niña es un poco diferente, ella entra en la fase fálica en una posición homosexual
(fase preedipica), en la cual inviste libidinalmente a la madre y toma como rival al padre. En un primer
momento, el clítoris de la niña actúa como un pene, hasta que se da cuenta de la diferencia anatómica con
el niño. Entra al C. de castración con una castración ya consumada. Entiende que ha sido castrada.
A partir de esto, surge el “empuje al pene”, se establece en la niña un sentimiento de inferioridad,
introduciéndose poco a poco al segundo momento donde deja de tomar a la madre como objeto de amor
(piensa que la hizo incompleta y la falta de su madre que tampoco posee pene y, por ende, no le puede
dar lo que está buscando). Se produce un giro hacia el padre, el cual va a ser tomado como objeto de
amor por la niña.
En la niña falta el motivo para el sepultamiento del C. de Edipo, puede ser abandonado poco a poco,
tramitado por represión o sus efectos penetrar mucho en la vida anímica que es normal para la mujer.
Luego renuncia al pene y tiene lugar la ecuación simbólica “pene=hijo” y su C. de Edipo termina en el
deseo de recibir un hijo del padre, pero se abandona poco a poco porque nunca se consuma. Ambos
deseos permanecen en el inconsciente, preparando a la mujer para su futura función sexual.
Tiene tres caminos de salida: maternidad, homosexualidad (en la fantasía quedó el empuje por el pene) y
la frigidez (renuncia total al sexo).
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Constitución subjetiva de Lacan.
Sin embargo la creación de Freud deja de ser utilizada por psicoanalistas que buscaban la dirección de la cura,
causando una importante bifurcación, uno de ellos es Lacan que en sus primeros escritos al realizar un retorno a las
teorizaciones freudianas va a llevar sus mitos hacia la estructura real abandonando lo mítico, considera al C. Edipo
como insuficiente para abarcar lo imaginario y lo simbólico para organizarlo construye la Metáfora Paterna como
justificación de su hipótesis el “inconsciente está estructurado como un lenguaje” ya que es en ella en donde anuda el
trayectoria edípica con la función fálica de la castración simbólica haciendo referencia al lenguaje, siendo un proceso
estructurante para el sujeto. Lo cúal lo lleva a considerar ciertas diferencias del anterior, principalmente explica que no
solo el problema es el deseo del niño hacia su madre sino también que deseo tiene la madre de él y como este implica
una incógnita, representado esto mediante una de sus metáforas que se aleja de apetencias eróticas, donde el niño se
ubica dentro de las fauces de un cocodrilo, que es su madre, a modo de arrullarlo estando tan cerca de un error
sorpresivo que lo lleve a comérselo. Y por otro lado la función paterna (≠presencia paterna) la elabora no como una
figura imaginaria que puede ser buena o no sino como el punto clave, como la ley que soporta todo y se adentra a la
operación metafórica con una función simbólica. Por lo que todo este proceso de acceso del niño a lo simbólico y el
despejo del objeto perdido inicia con el sgte del deseo de la madre comienza en el estadio del espejo:

Estadio del espejo


El estadio del espejo es contemporáneo al inicio del C. de edipo, se esboza un cierto tipo de identificación
basado en una relación específica con la madre, una relación de alienación.
Se ordena sobre una experiencia de identificación fundamental en cuyo transcurso el niño realiza la
conquista de la imagen de su propio cuerpo. La identificación primordial del niño con esta imagen va a
promover la estructuración del Yo (Je) poniendo término a esa vivencia psíquica singular que Lacan
denomina “fantasía del cuerpo fragmentado”.
Antes de este estadio, el niño no experimenta inicialmente su cuerpo como una totalidad unifica, sino como
algo disperso. Esta experiencia del cuerpo fragmentado se pone a prueba en la dialéctica del espejo, cuya
función es neutralizar la dispersión angustiante del cuerpo en favor de la unidad del cuerpo propio.
Se organiza en 3 tiempos fundamentales que marcan la conquista progresiva de la imagen de su cuerpo.
PRIMER TIEMPO: al comienzo es como si el niño percibiera la imagen de su cuerpo la de un ser real al
que intenta acercarse o atrapar. Este primer tiempo de la experiencia demuestra que hay una “confusión
primera entre uno mismo y el otro” ampliamente confirmada por la relación estereotipada que el niño
mantiene con sus semejantes y que prueba que al principio vive y se localiza en el otro: “esta captación
por medio del imago de la forma humana domina, entre los 6 meses y los 2 años y medio, toda la
dialéctica del comportamiento del niño en presencia de su semejante. Durante todo este periodo se
registrarán las reacciones emocionales y los testimonios articulados de un transitivismo normal. El niño
que golpea dice que lo han golpeado; el que ve caer, llora”.
Este momento pone claramente en evidencia el vínculo del niño con el registro imaginario.
SEGUNDO TIEMPO: Constituye una etapa decisiva en el proceso identificatorio. El niño llega a descubrir
subrepticiamente que el otro del espejo no es un ser real sino una imagen. Ya no intenta atraparla, la
totalidad de su comportamiento indica que desde ahora sabe distinguir la imagen del otro de la realidad del
otro.
TERCER TIEMPO: Este momento dialectiza dos etapas precedentes, no solo porque el niño se asegura
de que el reflejo del espejo es una imagen, sino, y por sobre todo, porque adquiere la convicción de que
“solo es una imagen que es la suya”. Al reconocerse a través de esa imagen, el niño reúne la dispersión
del cuerpo fragmentado en una totalidad unificada que es la representación del cuerpo propio. La imagen
del cuerpo es entonces, estructurante para la identidad del sujeto que realiza en ella su “identificación
primordial”.
La dimensión de lo imaginario subyace, del principio a fin en esta conquista de la identidad, desde el
momento en que el niño se identifica con algo virtual (la imagen óptica) que no es él como tal, pero sin
embargo, se reconoce. Se trata de un “reconocimiento imaginario” justificado por hechos objetivos. La
maduración del niño a esa edad no le permite tener un conocimiento específico de su cuerpo propio. Este
estadio es una experiencia que se organiza con anterioridad a la aparición del esquema corporal. Al
simbolizar la “preformación” del yo (Je), la fase del espejo presupone su destino de alienación en lo
imaginario. El reconocimiento de sí mismo a partir de la imagen del espejo se efectúa, por razones ópticas,
a partir de indicios exteriores y simétricamente inversos. La dimensión de este reconocimiento prefigura
así, para el sujeto que inicia la conquista de su identidad, el carácter de su alienación imaginaria de donde
se perfila el “desconocimiento crónico” que no dejará de mantener consigo mismo.

Falo / Castración
Para hablar de falo tenemos que situarnos en la significación que le da Lacan y hacer una diferenciación a
lo se pensaba con Freud.
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Freud: Es difícil abordar el falo en la obra de Freud ya que es evocado por el atributo “fálico” (organización
fálica, madre fálica, etapa fálica y no falo) y lo hace en referencia a una función simbólica Freud refiere al
falo como ese objeto de interés del niño, interés considerado como estético y no que haya una pulsión
unificada, genital, o una base biológica de este interés.
Se utiliza para hablar sobre la etapa fálica y para referenciar a la premisa universal del pene: la creencia
de los niños de que todos lo tienen. Este término nos sirve para narrar el conflicto que representa el
complejo de castración, es decir, hablamos sobre el tener o no tener y qué posición determina con
respecto a este. La fase fálica es innovadora ya que introduce una relación de objeto donde no hay un
objeto (no hay falo), donde se supone el dominio de las fantasías (castración).
El niño descubre que no todos lo tienen y con la amenaza de la castración sumado a la creencia
(protofantasía) de que se lo pueden cortar al verlo consumado en el sexo opuesto, teme en perderlo y
tiene que decidir entre renunciar a la satisfacción al placer para no ser castrado.
La niña en cambio al darse cuenta de la diferencia con el sexo opuesto, fantasea que es pequeño, que ya
le va a tener. Esta rivalizará con su madre por hacerla faltada y esperará de su padre que le dé aquello
que le falta (hijo).
Y aun cuando originariamente la elaboración del objeto fálico se basa, en cierto modo, en realidad
anoranormica del pene, en Freud está claro desde el comienzo que la función atribuida a tal objeto no
puede reducirse a estos términos: tener o no tener pene, Además, si bien el falo era predominante solo es
como referente simbólico
Lacan: en función de los bosquejos que deja Freud sobre lo que dice del falo, construye un concepto
como tal, no referenciando, sino como un concepto en sí.
El objeto fálico constituye la piedra angular de la problemática edípica y de la castración, este es ante todo
un objeto cuya naturaleza es ser un elemento significante primordial. El complejo de Edipo se representará
entonces alrededor de la localización respectiva del lugar del falo en el deseo de la madre, del hijo y del
padre, en el transcurso de una dialéctica que se pondrá de manifiesto en la modalidad del "ser" y del
"tener".
¿Cómo se introduce el significante fálico?
En primera instancia hablamos de la dialéctica del ser: ser el único objeto del deseo de la madre, ser el
objeto que satisface su falta, ser el falo. Esto debe ser sustituido por la dimensión del tener,
posicionándose el niño como "sujeto" y no ya solamente como "objeto" del deseo del otro. La aparición de
ese "sujeto" se da cuando el niño se esfuerza por designar simbólicamente su renunciamiento al objeto
perdido, hablamos de la represión del significante fálico, también llamado significante del deseo de la
madre (S1).
En segunda instancia, será El Nombre del Padre el nuevo significante (S2) que reemplaza, para el niño, al
deseo de la madre: "La función del padre en el complejo de Edipo es la de ser un significante que
reemplaza al significante, es decir, al primer significante introducido en la simbolización, o sea, el
significante materno (...) Por eso el padre, según la fórmula de la metáfora que les he explicado, viene en
lugar de la madre (S en lugar de S') que es la madre que ya está ligada a algo que era x, es decir, a algo
que era el significado en la relación del hijo con la madre."

Metáfora paterna.
El estudio del psicoanálisis ha sufrido de diversos cambios y mucho más en la era post freudiana, es así
que los autores cada vez se alejaban de la enseñanza de Freud. Esto sigue así hasta que Lacan propone
un retorno a Freud, de cierta manera “pone las cosas en orden” para poder así renovar la teoría
psicoanalítica, retoma la base que dejó Freud. Pasar del mito a la estructura significa darle consistencia a
lo que Freud creó, podemos encontrar algo muy valioso, en tanto que el C. de Edipo enmascara un
concepto no tratado de forma directa, nos referimos al falo. Es difícil estudiar este concepto en la obra de
Freud, ya que no se refería a este de forma directa, sino que lo mencionaba como un atributo (fase fálica,
por ejemplo). Lo que Lacan hace es resignificar el mito propuesto por Freud.
El falo de ahora en más es un concepto en sí, pero no solo eso, sino que este es la piedra angular para la
constitución subjetiva, reemplazando el C. de Edipo planteado por Freud, en tanto adquiere el estatuto de
“operador estructural”.
Parte de la resignificación lacaniana se da gracias a los aportes de la lingüística (Lacan hace una
adaptación al psicoanálisis de la lingüística de Saussure) que permite pensar “la lógica del significante”. El
desfiladero de la palabra, la metonimia del significante, entre otras designaciones, va a ser el eje del, o
más bien de la “falta en ser”. Existe un significante movilizante dé esta lógica y es acá donde entra el falo.
1er tiempo: Luego de la fase identificatoria del estadio del espejo, el niño aún mantiene una relación de
indiferenciación funcional con su madre, debido a que desea identificarse con lo que él supone que es el
objeto de su deseo, ser objeto de lo que supone que le falta a la madre, constituirse como falo materno.
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Sin embargo, se adentra a la problemática fálica ante el valor presencia-ausencia de la madre, un abismo
donde surge la duda dialéctica de ser o no ser el falo y preguntarse “qué es lo que quiere de mí”, donde
ante aquella inestabilidad angustiante el niño deduce que si no es él hay alguien más, dando lugar
inevitablemente a la instancia mediadora de la función simbólica del Padre, lo cual movilizará al niño sin
embargo le resulta favorable porque es la respuesta a la angustia, el problema es la inercia posible de la
madre, por lo que es ella quien debe permitir su entrada.
El cachorro humano se encuentra a merced del cuidado de un Otro y es en función de estos cuidados que
el niño se pregunta sobre el deseo de ese Otro que vira en función de la ausencia y presencia, se
preguntará ¿qué querrá? (no es el deseo por la madre, sino el problema del deseo de la madre).
En la metáfora paterna, todo empieza con un significante sobre una X. Es el significante del deseo de la
madre, y el niño tiene que ir a situarse en esa X.

Esa x es eso que no se puede establecer con precisión qué es lo que desea.
Lo crucial que se piensa en la intervención paterna, es la aparición de un Otro significante -porque se
necesita otro- para fijar algún sentido seguro respecto de que desea la madre y no toda esta angustia de
que podría ser esto o cualquier cosa.
A partir de ese enigma angustiante del deseo del Otro como deseo de la madre, tenemos la entrada en el
Edipo para Lacan, en el sentido freudiano. Esta entrada es poder identificarse a ser el objeto fálico como
objeto deseado por la madre.
Pero el niño, no es alcanzado por la metáfora paterna. Él recibe el efecto de esa metáfora. En tanto se ha
causado en la madre. Un niño no necesita confrontarse con ningún padre, ni ninguna ley del padre, de
manera directa; él se identifica con algo que apareció que es ser el falo, objeto imaginario, fantasmático, y
tiene ese logro, porque en la madre ha pasado, vía la madre, esa metaforización.
2do tiempo: En este momento la mediación paterna interviene en la relación intersubjetiva madre-hijo-falo
causando molestía e incomodidad debido a que conlleva, con su sola presencia, la castración simbólica,
una acción conjugada que al causar la noción de la falta de objeto se manifiesta de tres modos diferentes
en simultáneo; por un lado el niño la vivencia como una prohibición (la falta real de un objeto simbólico) de
la satisfacción del impulso y consecuentemente como una frustración (la falta es un daño imaginario por un
objeto real) donde la niña se frustra por no tener pene y el niño se frustra por la madre por no tenerlo, y por
otro lado la madre vivencia la privación (falta real por un objeto simbólico) de aquel objeto fálico de su
deseo y separa al niño de su identificación fálica.
De esta forma el niño vivencia simultáneamente la separación con la primera aparición de la Ley, debido a
que el padre aparece como un Otro que es posible que sea el objeto del deseo de la madre, ocasionando
el desplazamiento del objeto fálico y una rivalidad imaginaria que eleva al padre a lo simbólico y lo hace
encontrarse con la ley del padre. Es decir que ahora el hecho de que el deseo de la madre esté sometido a
la ley del deseo del otro implica que el deseo del niño va a remitir también a aquella Ley, dándole la
oportunidad de acceder a la simbolización de la ley. “siempre encuentra en el otro ese “otro” del otro, es
decir su propia ley”.
Tenemos ahora al lado de la madre un significante sobre el objeto fálico, “φ” en el sentido de serlo. Ø = El
otro barrado significa la pérdida de ese Otro, en este caso por la castración. Ahora interviene el significante
del padre/ley que produce un efecto de castración a ese objeto fálico “-φ” de ser el falo.
Esta metáfora se encarga en alguien (no necesariamente es el padre biológico) que sea real y que
instaura una prohibición bidireccional tanto al niño como a la madre. Lacan dirá que esta resulta
rápidamente favorable para el niño, el problema es la Madre que genera una inercia en el niño para
mantener la célula narcisista, si la madre rechaza la separación no se producirán los efectos de la
castración sobre el niño.
3er tiempo: Se produce la declinación del C. de Edipo debido a que se marca definidamente la
simbolización de la ley con gran valor estructurante. En este momento el padre que había sido
anteriormente investido con el atributo fálico pasa a demostrarlo interviniendo como aquel que lo tiene,
debido que el niño comprende plenamente su significación y que en él reside la localización exacta del
deseo de la madre renunciando a ser el falo materno, a la satisfacción de la pulsión, a la expresión de su
deseo original, prefiriendo al padre como supuesto poseedor. Por lo que se pone fin decisivamente a la
rivalidad fálica ya que el padre deja de privar y restablece la instancia del falo, y el niño deja de lado la
problemática del ser (soy falo) a aceptar la problemática del tener, al igual que la madre, donde al no
poseerlo desea a quien lo tiene y se introduciéndose inevitablemente al juego de las identificaciones hacia
al padre que supuestamente tiene el falo (soy como papá, soy portador de ese falo).
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Ahora el niño, sustituye a ese padre en tanto que tiene realmente el falo, no es que pueda hacer algo con
eso, sino que ha logrado significarlo.
También en este tiempo es el de la conquista del Ideal del yo, y el niño puede metaforizar diciendo “soy
como papá” haciendo alusión a una identificación secundaria “soy portador de ese falo” (una asunción del
tener simbólica). Ocurre lo que Freud llamaba la salida del C. de edipo por declinación de los fantasmas
que aparecen en el segundo tiempo, se dice “ya es un varoncito” por esa adquisición del ideal del yo.

Encontramos 3 identificaciones: la primera es ser el falo como objeto imaginario. La segunda es la mera
negatividad de dejar de serlo. En la tercera se juega la asunción de la identificación sexual constituyendo
el ideal sexual que lo define y lo significa como hombre en el sentido de "el que tiene, el que porta el falo".

Operaciones lógicas: alienación y separación


Lacan también va a teorizar sobre la constitución del sujeto al analizar la relación del sujeto con el Otro
como dos campos diferentes mediante dos operaciones lógicas:
➥ Alienación: es un proceso circular, asimétrico y sin reciprocidad (no arbitrario) de la primera operación
esencial que funda al sujeto en relación con el Otro. Se define así debido a que resulta como un “eclipse”
entre los campos, en donde el Otro se posiciona como aquel lugar donde se encuentra la cadena del
significante que rige todo lo que se hace presente, el cual es el que manifiesta esencialmente la pulsión y
tatúa la libido en el sujeto. Por lo que el sujeto se va a demostrar como un lugar vacío y condenado
(eclipsado), debido a que se sitúa en el campo del Otro sin resultar más que un significante. Sin embargo
aquel eclipse no concluye, no se elige uno sobre el otro debido a que esté vell alienante tiene como
propiedad que ambos elementos se contengan, más específicamente del Otro ya que el sujeto no tiene
otro sostén y se desaparecería. Esta unión que demarca un comienzo no pretende más que reducir los
significantes a su sinsentido para la propia creación.
➥ Separación: es un proceso de borde que se sitúa en la intersección de la relación entre el sujeto y el
Otro y va a tener una función de corte la cual causa una torsión esencial. Va a surgir a partir de la
superposición de dos faltas, tanto el sujeto va a encontrar una falta en el discurso del Otro debido a que
empieza a ser un dilema el deseo del Otro “me dice eso, pero ¿Qué quiere de mí?” y como también el Otro
va a percibir su falta antecedente. Por lo que una falta cubre a la otra y de esta forma se conduce al sujeto
a constituirse, al advenimiento a su propio ser y al campo de la transferencia, encontrándose en una
eterna búsqueda de aquella parte que perdió de sí mismo (primera operación esencial).
“el significante hace surgir el sujeto de su significación”.
Fórmula Del Fantasma: Ambos procesos son integrados por Lacan al propio algoritmo del fantasma, como
un borde funcionando con dirección vectorial en sentido inverso a las manecillas del reloj.
La alienación refiere al sujeto dentro del Otro (célula narcisista), necesaria relación por la indefensión del
cachorro humano. El Otro (A) es el tesoro de los significantes que rige todo lo que, del sujeto, podrá
hacerse presente, este va a violentar tales significantes sobre el sujeto (S no barrado) ya que este
representaría un sujeto vacío de significantes, vacío psíquicamente.
El sujeto debe comenzar a separarse con el paso del tiempo hasta que llega el momento donde
encontramos al sujeto y al otro separados, pero al separarse se va a perder una parte de aquella relación,
una parte que no le pertenece ni a uno ni al otro, sino que es efecto de la misma alienación, eso que se
pierde es el objeto “a”. El objeto “a” es el objeto causa de deseo, que responde a la singularidad del
proceso, es único en cada proceso de alienación y separación. Esto que se pierde deja una marca, una
huella mnémica por la que se va a pulsar para volver a esta primera satisfacción.
Esta pérdida es constitucional y marca la falta, es así que tanto el Otro y el sujeto se van a encontrar
barrados (A / y $). Ahora el $ se pregunta sobre qué es para el A/, y consecuentemente las respuestas van
a ser fantasmáticas. “$ <> a”

Necesidad, demanda y deseo


A modo de profundizar la interrelación irreversible entre el deseo, el lenguaje y el inconsciente que
estructura al sujeto, Lacan teoriza sobre la distinción preliminar entre la necesidad, el deseo y la demanda
para poder explicar la primera vivencia psíquica de satisfacción del sujeto. En un principio el ser humano
nace como un cacho de carne sin humanizar y se encuentra ante una situación de necesidad pura que
resulta esencialmente del orden orgánico y se manifiesta como un displacer provocado por el estado de
tensión que exige ser satisfecha y lo va ser inmediatamente por el Otro sin mediación psíquica, originando
un placer inmediato que reduce aquel estado de tensión. Esta experiencia deja una huella mnésica donde
el niño representa aquella tensión con la imagen/percepción del objeto que le brindó esa satisfacción, por
lo que se transforma a una necesidad ligada que en un principio es confusa.
En aquel momento se produce la segunda experiencia de satisfacción en donde aquel momento el niño es
inmediatamente cargado por el sentido del Otro, donde las manifestaciones corporales sin intencionalidad
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del niño toman el valor de signos cuando el Otro lo somete al universo de sus propios significantes (“llora
porque tiene hambre”) nombra la necesidad transformándola en demanda donde el Otro vive la demanda
como si viniera del niño. Por ello a la satisfacción de la necesidad se le añade el goce, un plus de placer
inesencial sin haberlo perdido que es ante todo demanda de amor que es formulada y dirigida al Otro.
En base a la relación establecida, en el niño se desencadena un impulso psíquico, una demanda propia
por la presencia del Otro de amor, por lo que inicia la búsqueda para reconstruir la situación de la primera
satisfacción (imagen mnésica y la moción pulsional) “retracción de la demanda sobre la necesidad”, este
movimiento es el deseo, un proceso dinámico que anticipa la satisfacción a través de la alucinación. Sin
embargo a diferencia del objeto de la necesidad que tiene un fin y a diferencia del objeto de la pulsión que
pierde importancia, el objeto de deseo resulta eternamente faltante debido a que la demanda no puede
satisfacerse por ningún objeto real (perdido) por lo que el objeto solo puede ser metonímico, a lo que
Lacan lo denomina como objeto a, que es a la vez objeto del deseo y objeto causa del deseo, de esta
forma sienta su deseo como el deseo del deseo del otro.

Trauma en dos tiempo - Síntoma


La oposición fantasía/trauma es falsa. No hay una elección entre trauma y fantasía, tampoco de que si
tengo una fantasía entonces no hubo ningún acontecimiento del mundo, o a la inversa. La cuestión está
ligada a la contingencia de un encuentro.
Se trata de despejar un equívoco: para el psicoanálisis el acontecimiento no tiene que ser necesariamente
terrible para ser traumático, no se refiere a la violencia del acontecimiento. El factor que Freud subraya es
la sorpresa, lo traumático del acontecimiento está ligado a la sorpresa de que eso ocurra.
El otro término a subrayar es la extrañeza, quien tiene un trauma también tiene la extrañeza de ese
trauma, si no fuera así tendría la evidencia y podría decir: "Es un trauma por esto y aquello..." pero, en
general, las personas no tienen una explicación.
Freud dirá entonces que lo sexual siempre se presenta con una familiaridad inquietante. Dicho así, el
trauma no es algo extraño que se enquista, sino algo familiar que se ha vuelto extraño en el encuentro con
un acontecimiento exterior. Ahí empieza la confusión que produce ligar el trauma con lo exterior y
separarlo de la fantasía. Lo extraño es lo que puede ocurrir después si, por ejemplo, se desarrolla una
fobia (algo no necesariamente ligado en términos de respuesta a un acontecimiento). Para esa alteración
Freud emplea, en distintos momentos de su teoría, tres explicaciones:

En cada una de estas tópicas inventan una explicación diferente para el trauma:
● Primera tópica: Es ahí donde Freud hace referencia a lo que está ligado y desligado. Lo que nos interesa
es que esa operación suponía que cada palabra estaba ligada a un afecto. ¿Por qué razón, alguien sería
particularmente afectado por una palabra? Esto se produce porque existe una conexión afecto/palabra, es
decir que las palabras están ligadas a ciertos afectos. La práctica freudiana consistía en desligar y religar
cargas de afecto, producir desplazamientos. Se trata entonces de una ligazón entre palabras, o
representaciones y afectos; es la ley de la condensación y el desplazamiento: una palabra, por
asociación, recibe una carga afectiva desplazada de otra. Lacan construye con esto una retórica, en
términos de cómo alguien se separa y se junta con algo.
Freud coloca el trauma entre un primer y un segundo tiempo; el primero está ubicado en la infancia, el
segundo en la pubertad. Será ese segundo tiempo, actuando sobre el primero, lo que producirá un efecto
traumático. Eso que el día anterior no significaba nada, el día posterior significa algo.
Para Freud hay un primer tiempo donde un acontecimiento no tiene ningún valor, y un segundo tiempo
donde efectivamente lo adquiere. ¿Por qué ocurre esto? Porque algo del mundo exterior va a ligarse con
algo de la pulsión en el encuentro de un acontecimiento exterior con un acontecimiento pulsional
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El problema ahora es cómo relacionar el acontecimiento con la fantasía (1er tiempo). Se supone que en la
infancia existía una fantasía y que, en la pubertad, ocurre un acontecimiento; esta es la relación que Freud
va a establecer. El problema, si definimos la fantasía como un montaje de la pulsión, es explicar cómo
actúa el acontecimiento sobre ésta o, a la inversa, de qué manera actúa la fantasía sobre el
acontecimiento. Freud va a proponer un pequeño diagrama sobre la etiología de las neurosis.

Protofantasías:
● Para Freud estas fantasías surgen en respuesta a una serie de preguntas infantiles.
A la pregunta: "¿Por qué alguien desea?", la respuesta es: "Por seducción".
● Con respecto a la escena primaria, Freud dirá que es la respuesta a una pregunta sobre el origen.
● Con respecto a la castración, dirá que es una respuesta a la pregunta acerca de por qué hay diferencia
sexual.

Histeria
Freud (1895): Estudia la histeria. Representaciones inconscientes que se presentan en el síntoma
histérico de forma deformada, formación sustitutiva. El afecto de tales inerva ciertas partes del cuerpo
(localización o función) generando así el síntoma histérico.
Descubre el origen sexual, representaciones reprimidas que son intolerables para el yo por el monto de
angustia: descubre el inconsciente y el uso de la asociación libre. Así es que la inervación es la
conversión, se deposita la energía psíquica (el afecto) en el soma y para que se levante el síntoma, por la
asociación libre, el sujeto habla o recuerda aquello que se ha reprimido y en función de la asociación con
la carga energética o afecto sucede esto.
Ideas que el sujeto reprime y que no quiere saber. El afecto se va a inervar (proyectar o catectizar) una
zona del cuerpo (localización o funcionalidad).
El estudio de la histeria se vio marcado por una evolución que va desde explicaciones religiosas,
biologicistas hasta lo que el psicoanálisis nos marca. Lo que antes era entendido como un conjunto de
síntomas corporales sin una aparente explicación biológica, ahora se entiende como una manifestación de
representaciones reprimidas, donde en el afecto de dicha representación se inerva en una parte del
cuerpo, siendo esta afectada: constituye una de las modalidades de posicionarse frente al deseo.
Para explicar el origen de tal modalidad, es esencial saber qué mecanismo es el que moviliza la histeria, y
es así que la conversión va a ser clave para entender aquellos síntomas que no pueden ser explicados
desde el modelo médico o la psiquiatría clásica. Posicionándonos desde Freud, diremos que cierta
representación representativa se verá cargada energéticamente por un plus de satisfacción (goce, para
Lacan), lo cual dejará una huella en el desarrollo psicosexual del niño, nos referimos a una fijación a los
primeros objetos de satisfacción en la etapa fálica. Como sabemos, la cantidad de monto de afecto de esta
representación, hará que el actuar de la represión no sea del todo efectivo y que este quede suelto para
que se ligue entonces a una parte del cuerpo u órgano, afectando u volviéndolo disfuncional.
Ahora, la fijación hacia dichos objetos, nos va a permitir hablar de la lógica del ser, de cómo nos
posicionamos frente al deseo. Es así que entendiendo que el deseo es el deseo del otro, la histeria va a
asumir su falta y se va a identificar como aquello que el Otro desea, es decir, el falo. Esta se va a interesar
por el deseo del Otro, porque solo de esa manera va a poder ocupar dicho lugar, quiere saber cuál es el
deseo del Otro y así es que se encarna la verdadera pregunta histérica. Pero como el deseo nunca es
satisfecho, tenemos que hablar de su forma de goce, la histeria goza de mantener insatisfecho el deseo
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del Otro, quiere ser deseada: esto aparenta una pasividad pulsional, pero no es así, en tanto que una
histérica hace que la deseen, estamos hablando de la bella indiferencia.
Obsesión
Freud dirá que las representaciones obsesivas son reproches mudados que retornan de la represión y
están referidas siempre a una acción de la infancia, es decir, a una acción sexual realizada con placer.
Para que se edifique esta modalidad, primero se tiene que dar la predisposición característica del primer
encuentro con el deseo del Otro y ese evento traumático, experimentado por el infante, deriva los demás
reproches para luego reprimir las representaciones de la experiencia sexual traumática.
La neurosis obsesiva encuentra un plus de satisfacción en la etapa anal, es así, que la regresión será
hacia esta. Esto eleva al Superyó tiránico y despiadado, obedeciendo a una conciencia moral, compasiva y
de limpieza. En el obsesivo la vivencia traumática no se olvida, pero se lo despoja de su afecto y se
neutralizan sus vínculos asociativos, esa vivencia permanece aislada y el pensamiento no la reproduce (de
esta forma lo reprime).
Desde un punto de vista clínico, este sujeto sufre de lo que piensa, posee un aspecto impecable y pulido;
dentro de su comportamiento cortés esconde una agresividad, realizan actos repetitivos y rituales
planificados porque de otra manera sienten mucha angustia; empiezan muchas cosas y no terminan
ninguna; odian los imprevistos o las cosas que escapan de su control, es obediente, servicial, revela su
goce en la postergación de las cosas, es decir, que son de procrastinar; maneja mejor la soledad del
pensamiento porque es en las relaciones con los otros que puede ser sorprendido por el Deseo del Otro,
esto le producirá angustia.
Se confunde así mismo con el significante Amo. El amo nunca quiere saber nada (porque el amo ya sabe).
El amo quiere que las cosas funcionen y que nadie le pregunte porque las cosas funcionan de este u otro
modo.
El comportamiento obsesivo en sus relaciones: con el otro (su semejante, su otro imaginario) y con el
Otro. El otro es su rival y el Otro es el lugar desde donde se mira. El obsesivo está desdoblado, está en la
arena en el escenario jugando su rol y a la vez está en el palco (como observador)
El sujeto sabe que se está observando a sí mismo y una cosa es desde donde el sujeto se mire y otra
cosa es donde el sujeto ve. Se ve con el otro imaginario (Yo ideal), pero también está el lugar desde donde
se mira (ideal del Yo). Es de esperar que en el transcurso de un análisis el sujeto llegue a saber algo
acerca de este lugar, ¿quién es ese ideal (que es el mismo y a la vez no lo es) que está sentado en el
palco con él mirando? Es algo que el sujeto desconoce, por eso una indicación para la dirección de la cura
es que el analista trate de ubicar desde donde se mira el sujeto.
En el circuito obsesivo: por un lado, el sujeto que está siempre enjaulado y, por otro, el rival imaginario que
puede ser un amigo íntimo, el amigo- enemigo, etc. En la neurosis obsesiva todos tienen un socio a quien
necesitan pero que los perjudica y del cual no pueden separarse; si lo hacen, se ve claramente que el
problema del socio era una dificultad del sujeto. La lucha a muerte por puro prestigio se juega
completamente en el drama del obsesivo con el rival imaginario y es a muerte, por nada. Esto puede llevar
a tragedias. El sujeto siempre está empeñado en tener una mejor performance que el otro.
Lacan habla de una deuda imposible de pagar porque nunca es propia, aunque el obsesivo tenga miles de
argumentos para decir que la deuda es suya. ¿Cómo hacer para pagar una deuda que no se puede pagar
porque es la deuda del Otro? Nadie puede pagar la deuda del Otro pero, al mismo tiempo, está obligado a
hacerlo. Esto es lo que nos muestra con claridad el tormento del Hombre de las Ratas, pero es así como
todos venimos al mundo. Para el obsesivo toma esta connotación absoluta de relación entre la deuda y la
culpa.
Hay momentos en los que el sujeto se despierta y se confronta con lo real de su goce. Pero no hay
eternidad, ni rival imaginario que salve al sujeto de la responsabilidad que le corresponde en relación a su
goce. Y ese es el punto al que tenemos que ir en la dirección de la cura: responsabilizar al sujeto de su
goce.

HISTERIA OBSESIÓN

regresión y Una regresión a los primeros objetos de Regresión a la etapa anal donde hubo un plus
fijación satisfacción de la etapa fálica, la pulsión de satisfacción: hay una tendencia al control
se satisface de manera “aparentemente (por el control de las heces). En función de
pasiva”, sin embargo, hay un hacer de esto es que al obsesivo no le gusta la posición
parte de la histeria para que suceda algo. de la contingencia, el ama lo posible, calcular
Es así que hay una satisfacción pulsional. todas las diferentes posibilidades de la
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El afecto de una representación reprimida contingencia para poder controlarlas (aunque
que se va a convertir a una parte del esto no sea posible). Es muy cuidadoso con
cuerpo u órgano que genera una sus lapsus (lo que hace sin querer) y cuando
disfunción o afección de este. estos suceden suele decir que lo tenía
controlado o que lo hizo a propósito.
El control se refleja en la agresividad con el
otro: la relación imaginaria donde hay una
producción sobre el otro, ya que este tiene lo
que el otro quiere, se sitúa en posición de
amo.

Posición La histeria se muestra aparentemente Es activa. Hubo un plus de goce y a eso


pulsional pasiva (ser algo, ser mirada, se hace responde con la culpa.
mirar), pero existe un movimiento para
hacer que algo suceda.

pregunta Pregunta por el sexo ¿Qué soy, soy Pregunta por la existencia y la muerte.
fundamental hombre o mujer? Hay una doble ¿Soy o no soy? ¿Estoy vivo o estoy muerto?
identificación. Con la mujer, ya que ésta se El sujeto queda entrampado en la satisfacción
percibe y acepta faltada, hablamos del “no del deseo del otro y es en función de esto que
todo” que remite al dejar algo fuera de lo en algún momento se va a preguntar ¿esto
discursivo. Se identifica con el deseo del que hago es porque lo deseo yo o porque lo
hombre y desde allí se pregunta ¿qué desea el otro? Es una pregunta sobre la
desea un hombre? existencia y tiene que ver con el ser o no ser,
Pregunta hecha al significante fálico. si es que lo que estoy haciendo es porque lo
¿Quién soy yo para el deseo del Otro? deseo yo o lo desea el otro, ¿estoy vivo o
Pregunta sobre la Otra mujer (quiere ser estoy muerto?, ¿soy o no soy yo?.
más de una mujer).

Deseo Tiene la peculiaridad de ser el deseo del Se plantea una especie de opción: O el deseo
deseo, siempre trata de mantenerlo o el Otro. Cuando dice “yo quiero” se afirma en
insatisfecho para mantener al Otro en vilo. un querer que es contra el Otro. Le parece que
Al haber una fijación en los objetos de si lo que él quiere también lo quiere el otro,
satisfacción fálicos, se busca ubicarse entonces, ya no se trata exactamente de su
como lo deseado, ser el falo del Otro. “se propio deseo, ya no le es tan propio. Si
ofrece como falo al deseo del otro”. también lo desea el Otro empieza a dudar de
Busca anotarse en el deseo del Otro, pero que se trate realmente de su deseo, lo cual es
cuando pasa a ser todo para el Otro ya no un problema. Hay cierta obcecación allí, en la
es nada: si es todo para el otro voy a ser que se plantea una paradoja que es difícil de
su deseo, pero en este caso este estará resolver: si es “o el deseo o el otro, ya no es
satisfecho y es ahí donde se desliza el ninguna de las dos cosas pues el deseo
“NO”. siempre está en relación al Otro, entonces ni lo
La histérica se identifica con el falo, quiere uno ni lo otro.
representar el falo, ya que el falo es el El obsesivo plantea un “yo quiero” obcecado
significante que moviliza el deseo. Esta pero si alguna vez logra lo que quiere, ya no le
identificación denuncia la falta en ser y la sirve porque para lograrlo tuvo que anular el
falta en gozar. deseo del Otro, se quedó sin él. Al anular el
Se reivindica el deseo como deseo deseo del Otro, anuló el suyo propio y lo
insatisfecho y también como aquello que transformó en deseo imposible.
le falta a la demanda. Sabe (en el sentido ¿En que logra apoyar el obsesivo su deseo?
de saber no sabido) que la demanda y el En un objeto que siempre es reductible al
deseo no son lo mismo y también que el significante falo (autos, colección de algo,
deseo no tiene nada que ver con el goce. dinero, etc.)
La operación histérica también consiste en Confunde deseo y demanda.
suspender el goce para mantener el Hay una fuga en relación al objeto deseado:
deseo, tiene la astucia de separar el deseo cuando al fin puede encontrarse con él, lo está
de la demanda pero no alcanza a ver qué perdiendo, busca perderlo.
le sucede con el goce.
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Síntoma Es conversivo, existe una inervación Hay que tener en cuenta hacia donde va la
somática, hay una imposibilidad de una carga de afecto que queda dando vueltas y a
represión total por un gran monto de carga dónde se liga: en la obsesión este monto de
afectiva que es producido por un plus de afecto se desplaza de una representación
satisfacción. Este monto de afecto que representativa a otras representaciones
queda suelto, dando vueltas, se tiene que representativas, de este modo el mecanismo
atar o ligar a un significante, y es ahí que aparece en la obsesión es el falso enlace.
donde una parte del cuerpo cumple tal El obsesivo es consciente de aquello que le
función. No existe una aparente conexión genera angustia, pero no sabe que aquello
entre el significante y el órgano o parte del está falsamente enlazado, es decir, lo que
cuerpo afectada (luego se descubrirá en la realmente le produce angustia se encuentra
clínica la conexión). desplazado de tal manera que es sumamente
difícil identificar dicha representación “original”.
Dirá Freud: las representaciones obsesivas
son “reproches mudados”, que retornan de la
represión (esfuerzo de desalojo) y están
referidos siempre a una acción de la infancia,
una acción sexual realizada con placer. Varias
representaciones obsesivas que se siguen
unas a otras, pero cuyo texto no es idéntico,
son en el fondo una y la misma.
Síntoma en el pensamiento (aparecen ideas
parasitarias e intrusivas), acción, en actos
compulsivos (inhibición de la actividad, el
pensamiento ocupa tanta carga energética que
no llega a lo que tiene que hacer) y afectividad
(le cuesta el acercamiento del otro, se aísla).

Goce Ignora su verdad sobre el goce Goce preocupado por enumerar.


Suspende el goce para eternizar el deseo. Goce de no ceder “esta posición no la pienso
Goza sintomáticamente de ser el objeto de cambiar” “esto es lo que creo y ni siquiera
causa de insatisfacción del Otro. Goza de necesito explicarlo, no me voy a mover de
estar excluida, de no estar nunca en su aquí”.
sitio, de nunca sentirse alojada “ no es Goza de la postergación (procrastinación) “lo
este el lugar donde debería estar”. Tiene voy a pensar, mañana lo resolvemos” Para él
el dolor de no estar del todo en ninguna la postergación no significa suspensión.
parte, cuestión que la hace sufrir pero Hace esperar al Otro, él está demandando que
también la hace gozar, porque le gusta ser ceda el objeto y no cede.
inclasificable y no pertenecer a ningún Cree que puede calcular todo lo que es
“para todos”. posible. Entonces se pone a calcular las
Es la trampa de la histérica: se siente variedades de lo posible y goza con esto.
excluida, es el patito feo pero al final, es El goce es la mejor manera de no acceder al
un cisne. Goza de no ser clasificable, de deseo.
ser distinto de todos
Goce en la privación. siendo el falo del
otro quien desea es él y ahí radica su
insatisfacción.

entrada en Más accesible al análisis, porque es una Llega a análisis cuando hay una falla en la
análisis enfermedad intersubjetiva, está dirigida identificación con el significante amo. Por
siempre al Otro. Hay que saber que si se ejemplo, si un histérico lo ha agujereado. Para
le quiere dar o trata de dar lo que pide no que entre en análisis primero hay que dividirlo,
es lo que quiere, dice “no es eso” y se va. histerizarlo en su discurso. No es tan accesible
La posición que tenemos de entrada en a la entrada de análisis porque es una
análisis de una histérica es que viene a enfermedad de intrasubjetividad, una
denunciar que hay alguien que ha enfermedad del sujeto consigo mismo.
causado el desorden de su mundo del cual
ella es víctima y no lo ha causado. Lo
primero que se debe hacer es alojarla,
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admitir que hay un problema en su mundo
para luego preguntarle cuál es su parte en
ese asunto. Rectificación subjetiva-
hacerse responsable (el sujeto se implica
en el desorden del cual se queja).

con relación Tiene una pasión por el Otro y le gusta Se retrae en relación con los otros y construye
al otro que al Otro le falte algo, si encuentra que una fortaleza que lo protege del Otro al precio
no le falta nada va a tratar de agujerearlo, de aislarse.
de hacer que le falte. “O Yo o el Otro”-Jaula del obsesivo
El obsesivo “lleva puesto”, el obstáculo para
encontrarse con el Otro es lo que Lacan va a
llamar “la jaula” donde está atrapado. Aun si se
pasea lo hace con su jaula a cuestas, porque
aunque se desplace mucho está encerrado. Si
logra hacer entrar a su amada, una vez que
está adentro se muere el deseo y la jaula se
transforma en cajón.

objeto de Objeto de amor que no pueda ser Objeto de amor inalcanzable, inaccesible. Ej:
amor satisfecho. Ej: amor a distancia, un amor Se enamora siempre de chicas con novio.
lejos para el deseo insatisfecho.

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