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Claudio Godoy

LA PSICOPATOLOGÍA: De la Psiquiatría al Psicoanálisis

Los paradigmas de la psiquiatría:


Lanteri-Laura, propone la utilización del concepto paradigma para realizar una lectura
de la historia de la Psiquiatría, desde sus orígenes hasta la actualidad.

Khun, en su obra La estructura de las revoluciones científicas, distingue la ciencia


normal de la ciencia en crisis (problemas sin resolver). Paradigma para el autor implica
“que algunos ejemplos aceptados de la practica científica real proporcionan modelos de
los que surgen tradiciones coherentes de investigación científica”. No se trata de una
teoría en particular sino de un marco en el interior del cual son posibles un conjunto de
teorías.
La eficacia de ese paradigma se mantiene mientras no surjan problemas que lo pongan
en crisis. El estado de crisis se mantendrá hasta él surgimiento de un nuevo paradigma y
el establecimiento de una nueva forma de ciencia normal.

Al planteo de Kuhn, Lanteri-Laura, le hará dos rectificaciones al aplicarlo a la


Psiquiatría:

1) La constitución de un nuevo paradigma y una nueva ciencia normal no es sin un


arrastre residual de ciertas concepciones provenientes del paradigma anterior
2) Introduce cierta dialéctica entre los paradigmas, nociones y problemas de un
paradigma superado pueden permanecer latentes, manifestándose en otro.

Distingue tres paradigmas teniendo en cuenta que las discontinuidades de cada uno, no
son absolutas, sino que son con residuos y retornos:

1- Alineación mental,
2- Enfermedades Mentales,
Corresponden a los dos tipos de clínicas distinguidas por P. Bercherie:
SINCRÓNICA y DIACRÓNICA
3- Las Grandes Estructuras Psicopatológicas.
Paradigma de la Alineación Mental
Este paradigma implica una clínica sincrónica, que significa que estudia la enfermedad
en el momento en el que está pasando.
Corresponde al pasaje de la noción social y cultural de locura al concepto médico de
alineación mental. La locura es introducida en la medicina la cual la considera una
enfermedad.

La alineación mental se constituye en una especialidad autónoma, opuesta a todas las


otras enfermedades de la medicina y sus manifestaciones no constituyen para Pinel
enfermedades irreductibles sino simples variedades. Se destaca el singular de “la”
alineación mental. Sus variedades de presentación no le quitan el carácter de
enfermedad única.

Se propone una única forma de tratamiento: el tratamiento moral (surge el dispositivo


de internación, un ambiente racional podría volver la razón al alienado).
La crisis de este paradigma puede ubicarse a mitad del siglo XIX a partir de la obra de
Falret. Sostuvo que lejos de tratarse de una enfermedad única, la patología mental se
constituía de una serie de especies mórbidas.

Paradigma de las Enfermedades Mentales (“las” según Lanteri-Laura)

Este segundo paradigma implica una clínica diacrónica, que significa estudiar los
síntomas en el paso del tiempo, es decir su evolución.

Se pone el acento en la semiológica y en la observación clínica del paciente, ya que al


multiplicarse las entidades mórbidas se vuelve crucial la evaluación diagnóstica.
Se despliega la semiológica psiquiatrita para poder establecer su pronóstico y un
tratamiento adecuado. (La semiología desde el S. XVIII constituye una rama de la
medicina para describir y definir los signos de las enfermedades).

Se produce un desarrollo marcado de la clínica, la constitución de las grandes


nosografías y de un tesoro semiológico cuyo valor sigue vigente.
La observación atenta y la descripción establecen lo que Lanteri-Laura llama el
empirismo estricto. Hace valer la observación en oposición a los presupuestos, la clínica
como distinta y opuesta a la psicopatología. Se establece una tensión entre la clínica y a
la psicopatología.

La crisis se produce por la multiplicación de las especies mórbidas y se tornan difíciles


de clasificar. Se produce cuestionamiento de las teorías de las localizaciones cerebrales
donde se quería ubicar a las enfermedades mentales en una etiología certera, y
principalmente será el surgimiento de la teoría de Freud y su incidencia en psiquiatras
como Bleuler en Zurich, las que introduciras las bases para la constitucion del tercer
paradigma.

Las Grandes Estructuras Psicopatológicas


El tercer momento, el período de las Grandes Estructuras Psicopatológicas, más
psicopatológico que nosológico, importan conceptos de otros campos que permiten
pensar cómo se iniciaban esos síntomas. En el momento anterior no se podía establecer
las causas de las enfermedades y definirlas, es por ello que en este momento se agrupan
las enfermedades en grandes estructuras.

Principales exponente: Bleuler, Henri Ey, Freud.


Bleuler marca el pasaje del segundo al tercero al introducir e imponer su concepto de
Esquizofrenia (demencia precoz para Kraepelin). Esto traerá una reducción de las
enfermedades mentales junto con la ampliación del concepto de esquizofrenia. El
psicoanálisis también ha jugado un papel determinante en el pasaje del segundo
paradigma al tercero, con las hipótesis de Freud y luego los trabajos de Lacan.

Hito crucial de este paradigma, las diferencias entre psicoanálisis y psiquiatría. La


clínica psiquiátrica, “objetiva” los síntomas, observa y describe. Hay importancia en la
observación. Es la clínica de la observación o de la mirada. La clínica psicoanalítica, no
apunta a la observación. Es la clínica de la escucha. Busca un síntoma en el texto
subjetivo, en lo que el paciente dice. Hay importancia en la palabra.
Diferencias entre las clínicas:

Clínica psiquiátrica Clínica psicoanalítica


Psiquiatría clásica Psicoanálisis
Clínica de la Clínica de la escucha
mirada/observación
Empírica y constructiva Construye hipótesis de los
síntomas, más allá de lo
observable y descriptivo

La psicopatología no nace con él tercer paradigma, lo que se destaca en él, es el


momento en el que un conjunto de conceptos y la psicopatología misma se imponen en
el ámbito de la psiquiatría produciendo una modificación crucial de sus coordenadas.

Psicopatología fue utilizado por primera vez por Emminghaus en 1878 como
equivalente a psiquiatría clínica. Nace luego como método y disciplina propia. Ribot,
crea el método patológico, buscaba comprender la psicología normal a partir del estudio
del hecho patológico. La psicología patológica como rama de la psicología científica
nacía conjuntamente con la psicología experimental. Su formación era teórica opuesta a
la psiquiatría como práctica médica.

Jaspers (Alemania), opone la psiquiatría como profesión práctica a la psicopatología


como ciencia. Establece una fenomenológica entendida como un procedimiento
empírico mantenido en marcha por la comunicación por parte del enfermo. Propone
estudiar los estados tal como los enfermos los experimentan. Este tipo de estudio le
permitirá distinguir los fenómenos comprensibles, como desarrollo de la personalidad y
de la biografía del paciente, de aquellos que están en ruptura con la personalidad
previa, en discontinuidad y son calificados de proceso.

Lanteri-Laura, ubica el surgimiento del paradigma de las grandes estructuras


psicopatológicas en 1926 y la fecha de su declinación en 1977.
La noción de estructura que manejó la psiquiatría en los 20 y 40, tiene su origen en la
Teoría de la forma (Gestalt). La cual realizó una severa crítica a los métodos y
conclusiones de la psicología experimental Wundt.

La oposición entre neurosis y psicosis se impondrá en este momento. Esta distinción le


permitirá a la psiquiatría organizar todo lo que no corresponde a lesiones
cerebrales evidentes ni a factores exógenos indudables.

Bleuler marca el pasaje del segundo al tercero a partir de su concepto de esquizofrenia.


Bleuler, introduce hipótesis psicopatológicas y no descriptivas-semiológicas, poniendo
n cuestión el valor paradigmático de las enfermedades mentales.

Uno de los problemas centrales del tercer paradigma es qué se entiende como estructura.
Henri Ey, último en dotar a la psiquiatría de sistematicidad y homogeneidad, indica que
todo proceso patológico daría por resultado síntomas positivos y negativos (Negativos:
disolución de las funciones superiores. Positivos: consecuencias de la liberación de los
niveles inferiores). Es a este dinamismo entre instancias jerárquicas al que Ey llama
estructura, y deduce una estratificación de los estados patológicos según el grado de
degradación: Trastornos Neuróticos: leves, Demencias: graves). El Modelo de Ey, es
organicista, porque atribuye a una acción determinante un proceso cerebral o somático.

Para él, la psiquiatría tiene como objeto de estudio aquellas variaciones de la vida
psíquica que son patológicas, porque representan él desorden, él desequilibrio.

Crisis del paradigma estructural

1-Se debe al abusivo uso del concepto de estructura, el cual perdió precisión.
2-Por la introducción de la utilización de los psicofármacos y la introducción de nuevos
dispositivos psicoterapéuticos, los que introducen nuevos problemas prácticos que
ponen en cuestión el paradigma estructural.

En el DSM, la concepción sindrómica de Schneider, introdujo la noción de síntomas de


primer orden. Cada síndrome posee síntomas que pueden servir para el diagnóstico. Se
deja de lado la etiología y la evolución misma es relativizada.
El paradigma lacaniano

El psicoanálisis ha jugado un papel determinante en el pasaje del segundo al tercer


paradigma, a partir de las hipótesis psicopatológicas de Freud introducidas en la
psiquiatría por Bleuler. Como así también por la distinción entre neurosis y psicosis.
Lacan comienza su trabajo en el seno del tercer paradigma y lo articula de un modo
singular con el segundo. Introduce una noción de estructura completamente diferente.
Estructura va a estar referido a la estructura del lenguaje del lenguaje y buscará articular
a dicha estructura el efecto subjetivo.
Lacan busca la estructura en el fenómeno. Este podrá el acento en la estructura formal
del síntoma.
Para Lacan el estudio del automatismo mental (Clerámbault) presenta un valor singular
al aislar la estructura presente en el síntoma, aquello que luego definió como el
significante en lo real de la psicosis. En los años 60 diferencia el sujeto del significante
del sujeto del goce.

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