Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Ejercicio Hormiga
Ejercicio Hormiga
HORMIGA
Un proyecto de
EJERCICIO
La chancla
El sermón
El castigo
La amenaza
Quitarle privilegios
La mayoría de estas opciones funciona, pero a un precio elevado porque sí, el niño cambia
su conducta por el miedo que le infunde la presión externa e introyecta (en su
subcons- ciente) la noción de que “hay algo mal en él y merece ser castigado”.
Desafortunadamente, muchos padres aprueban este tipo de trato hacia los niños.
Queremos proponerte una opción para corregir sin lastimar, que funciona muy bien con
niños de 3 a 7 años. Se llama: “El cuento de la hormiga” (o cualquier otro animal).
En esta etapa, el niño está inmerso en un mundo de fantasía. Su imaginación no sucede al
azar. Todo lo que describe y vive es proyección de sí mismo, una extensión de quién
es y quién quisiera ser.
1
Haz un alto para el niño. Detén el comportamiento inapropiado.
Indíca- selo con claridad y firmeza.
2
Espera 10 a 15 minutos. Permite que el momento pase, y que el niño no
esté enfocado en el evento.
3
Relata un cuento corto (5 minutos) en el que describes el suceso tal
y como sucedió, haciéndolo en tercera persona y usando animales,
en lugar de referirte a tu hijo.
EJERCICIO
Había una vez una hormiguita que quería jugar mucho tiempo. Cuando mamá hormiga
dijo que ya era hora de irse a bañar, la hormiguita comenzó a refunfuñar. No
obedecía a su mamá, y gritaba y gritaba - ¡Quiero jugar más! ¡No quiero bañarme!
Mamá hormiga, ya casi desesperada, dijo con una fuerte voz - ¡Basta de jugar! ¡A bañarse
he dicho!
La hormiguita se metió a bañar enojada. Y ya que estaba en el agua, jugaba y jugaba con
el jabón, ¡muy feliz!
La función principal del cuento es ayudar al niño a verse reflejado en la narración. Como no
se trata de sí mismo, sino de “una hormiga”, no lo considera un regaño. Cuando ha pasado
el momento y no está enganchado emocionalmente, se presta para que reflexione sobre su
comportamiento.
Al escucharlo en tercera persona, no se siente juzgado ni culpado, por lo que no introyecta
la noción de que hay algo mal en él. Y esta es la verdad. No hay nada malo en
nuestros niños. Simplemente están aprendiendo a adaptarse y convivir con otros.
Si el niño dice que no quiere escucharlo más, hazlo más corto y divertido.
No debe sonar como sermón con moraleja, sino como CUENTO.
No esperes resultados inmediatos. La toma de consciencia lleva tiempo.
Confía en que tu hijo tiene todo lo que necesita para madurar y crecer con amor.