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¿Se pueden prevenir las mordeduras?

Cuando un niño se siente querido, en paz y conectado con su entorno, es poco probable que
muerda a otros compañeros. Por lo tanto, el primer paso para evitar los posibles mordiscos de
nuestro hijo es crear un ambiente que favorezca el desarrollo de estos sentimientos. También
es importante no depositar expectativas inadecuadas sobre él.

Asimismo, debemos observar atentamente su comportamiento. Por ejemplo, si el niño


muerde para llamar la atención es porque necesita más atención de la que se le está dando, y
si se siente frustrado, lo ideal es intentar reducir la cantidad de estímulos que recibe y
ofrecerle juegos e interacciones adecuados para sus capacidades. Otra forma de prevenir las
mordidas es reducir el estrés y llevar un estilo de vida más tranquilo, para así, dedicar más
tiempo a los pequeños.

¿Cómo actuar ante un niño que muerde?

Si observas que un niño intenta morder a otro, sigue estos consejos:

Inmediatamente dile «NO», con un tono calmado pero firme y mostrando desaprobación. No
hace falta chillar, humillar o insultar.

Si se trata de un niño pequeño (entre 1 y 2 años), apártalo del resto de niños. Así notará que su
actitud no te gusta y que ha hecho algo mal.

A un niño de 2 o 3 años dile: «Morder puede hacer mucho daño a las personas».

En ningún caso muerdas al niño para mostrarle como se siente uno cuando le muerden. Eso
sólo provocará que adopte también un comportamiento agresivo.

Si el niño persiste y sigue mordiendo a otros niños, no le cojas en brazos ni juegues con él
durante un rato. Así le enseñarás que el hecho de morder no sirve para captar tu atención.

Si todo esto no funciona y el niño sigue mordiendo a sus compañeros, los padres tendrán que
consultar a un psicólogo.
¿Qué hago si mi hijo muerde a sus compañeros?

¿Estás preocupado porque tu hijo muerde? Es extraño pensar en esto, pero los niños en
general muerden. Por alguna razón los pequeños caen en la tentación de morder a otras
personas, ya sea a sus compañeros, a sus padres o a otros adultos. Algunos niños hacen de
este mal hábito una rutina, pero la realidad es que todos en algún momento de su infancia lo
hacen.

Sin embargo, a pesar de que sabemos que es relativamente normal, no conviene que lo
dejemos pasar. Si el niño muerde es preciso corregirlo y evitarlo. Se cree que forma parte de
su desarrollo y del descubrimiento de sí mismo. De igual manera, es un mecanismo de defensa
“avanzado”, es decir, lo que no puede explicar con palabras lo explica mediante mordidas.

Normalmente el niño muerde más por frustración que por agresividad. En la mayoría de los


casos él no quiere agredir a otra persona, pero quizá si quiere quitársela de encima o
manifestar su descontento. La infancia puede ser un periodo complicado para ellos igual que
para los padres.

Recordemos que la actitud de los adultos es compleja de entender para los niños. Muchas
acciones de tipo normativo, moralista o diplomático no encajan en las prácticas infantiles.
Por ejemplo, ser cortés, dialogar y buscar soluciones es algo que precisa de tiempo para ser
aprendido. En este sentido, la manera de corregirlos no puede ser demasiado “adulta”, pues es
necesario que él la comprenda

Descubre el origen de la conducta

Tu hijo muerde por distintas razones. En ocasiones se trata de un comportamiento copiado


de otros niños. No obstante, el principal motivo es que trata de comunicarse. Eso sí, aun
cuando comprendamos lo que sucede y nos resulte difícil se trata de una práctica que
debemos censurar.

Padres y maestros son los principales encargados de corregir y evitar que los niños muerdan.
En el colegio es típico que algún padre acuda con la queja de que su hijo ha sido mordido por
uno de sus compañeros. Por eso, a veces el maestro es el primero que debe actuar ante el
problema.

Que el profesor de tu hijo te llame para comunicarte que tu hijo muerde a otros niños puede
resultar vergonzoso e inquietante. Es normal que lo neguemos e intentemos justificar su
acción, pero ante todo es preciso corregir. Es conveniente que hables con tu hijo y descubras
la causa de esta conducta.

Con seguridad el pequeño sentirá vergüenza. Pero, ¿cómo demuestra un niño la vergüenza?


Quizá rompa a llorar, tenga una rabieta o quiera agredirte físicamente. En consecuencia, la
corrección puede complicarse más.

¿Por qué muerde?

Como hemos dicho, sus motivos pueden ser diversos. Entre las principales causas econtramos
las siguientes:

 El niño muerde porque intenta expresar sus sentimientos. Algo le incomoda, no le


gusta o quiere una cosa desesperadamente.

 Desconoce su entorno y las personas que se encuentran en él.


 Se está defendiendo de la agresión de otro niños.

 Si es un bebé, puede que tenga molestias por la dentición.

 Comienza a ser independiente, por lo cual las limitaciones le generan frustración.

Mi hijo muerde, ¿Ahora qué hago?

Si ya hemos pasado por varios episodios de mordidas, sabemos que muerde y porqué, debes
saber que es posible evitarlo por medio de una comunicación adecuada. Recordemos que él
puede llegar a morder sin tener en cuenta las posibles consecuencias, pero también puede
ocurrir que no le importe. En cualquier caso es necesario intervenir, evitar que suceda
nuevamente o al menos que modere su comportamiento.

Las siguientes acciones pueden ayudarte a controlar a tu hijo cuando muerda:

 Habla con él, explícale que ese comportamiento no es aceptable. Recuerda adecuar
el lenguaje a su edad, para que pueda entenderte mejor. Cuéntale tus sentimientos y
los del niño agredido. Dile que ese comportamiento será castigado y que te hace estar
muy triste.

 Evitando gritos y maltrato, podemos aplicar cierta autoridad. La corrección debe ser
inmediata, puedes castigarlo privándolo de aquello que más le guste. Por ejemplo,
limitando el tiempo de jugar o de ver televisión.

 No dejes de observar su comportamiento, probablemente esté dando señales de


incomodidad u otro sentimiento que lo lleva a morder. Si te adelantas a su conducta,
puedes evitar que termine mordiendo.

 Procura que evite la venganza en todos los sentidos. En ocasiones los niños muerden
porque han sido mordidos primero o para defenderse de otra agresión. Evita que otros
niños le muerdan y dale instrucciones para que se defienda de otra manera.

 Mantén una comunicación efectiva con profesores y cuidadores para que se extienda


la precaución y se apliquen acciones disciplinarias.

No es demasiado complicado evitar que los niños muerdan, porque cuando se dan cuenta que
algo no está bien, los niños comienzan a moderar y cambiar sus malos comportamientos. En
algunos casos basta con mostrarles el mal que hacen. Sin embargo, lo más importante
siempre es el amor con que los corregimos, para que se sientan amados y comprendidos.

Medidas que deben adoptarse.

 El niño debe ver en sus padres un modelo de cómo afrontar las situaciones dialogando, negociando.
Sin recurrir a la violencia física o verbal.
 Controlar programas de TV, juegos, internet…
 Explicarle que las conductas violentas como pegar o morder están mal. Que tienen consecuencias
negativas para los demás niños y para él mismo. Enseñarle a resolver las situaciones de otra forma.
 No reforzar las conductas agresivas del tipo: “preferimos que él pegue a que le peguen”.
 Elogiarlo cuando resuelve las situaciones adecuadamente.
 Adoptar medidas pronto, como: “tiempo fuera” o quitarle privilegios (TV, juguetes, internet…)
Qué hacer con los niños que
muerden en la guardería
Niños que se expresan mordiendo

A las educadoras nos preocupan mucho los niños que se expresan mordiendo pues, aunque
estemos vigilantes, son tan rápidos que muchas veces no llegamos a tiempo de evitarlo.
Además, es una conducta que hace daño a los demás niños y genera mucho malestar entre los
padres.Para que esta conducta no se llegue a convertir en un hábito, es importante ofrecerle
al peque otras maneras de expresarse y relacionarse con sus compañeros. Si sólo se le riñe y
penaliza sin mostrarle alternativas, tan sólo estamos castrando su expresión emocional, pero
no dándole salida a través de otras maneras, de otras  conductas.

Cómo actuar tanto educadoras, como padres, tíos, abuelos.... Es importante que tanto en casa
como en la guardería (Jardín, Maternal...) se actúe igual:

Pautas para atender al niño que muerde

 No gritarle, No pegarle en la boca ni reñirle diciéndole ¡Eres malo/a! ¡Siempre igual!


¡Estoy harta siempre hagas lo mismo!  Pues no sirve más que para humillar.

 Ponerse a su altura y decirle con cara seria y tono contundente, pero sin chillar y sin
estar enfadada "Eso no se hace. Has hecho daño a tu amigo/hermano, mira como
llora. Con la boca se dan besos. Dale un beso para curar pues le has hecho daño".

Si le gritamos y le exigimos el beso puede que el niño/a no quiera hacerlo por miedo y
porque se sentirá bloqueado. Es importante tener una actitud de serenidad pero no de
amenaza, el beso es para curar el daño, para que conozca otra manera no dañina de usar la
boca  y para inculcarle respeto por el otro. Pero el respeto por el otro no lo llegará a entender
sino es también tratado con respeto. Digamos que el mensaje sería  has hecho algo malo,
repáralo con un beso y te voy a enseñar con respeto y paciencia otra manera de actuar.

 Si en ese momento se intuye el motivo de la mordida, debemos ofrecerle al niño cómo


debería haberse expresado sin morder. Nuestro tono ya no debe ser contudente, ni
de enfado. Usemos un tono más bien reconciliador y una expresión amorosa "Qué
querías ¿Qué te de diera su juguete? Pues se lo pides, por favor me dejas tu muñeco".
"¿Te sentías asustado porque jugaba muy cerca, pues le dices no me molestes, o te
vienes a jugar aquí que esta zona es más tranquila". "¿Hoy estás de mal humor? Pues
patalea con los pies, pega a la almohada, o muerde este juguete (un mordedor) así no
harás daño a nadie. A esto sí le puedes morder."

 Aunque no se sepan los motivos de la mordida, es necesario darle un mensaje


alternativo para que vaya aprendiendo cómo podría haberse expresado sin dañar. Da
igual tenga 10 meses, como 18, como 2 años o 3. Aunque sean bebés ¡Sí entienden!
Captan perfectamente el mensaje que le estamos transmitiendo. Y mientras le
mostramos otra manera de expresar sus sentimientos, recordad no usar actitud de
enfado!

 Evitar con los padres, con los hermanos juegos del tipo "Te voy a comer", "Te quiero
tanto que te como" tan típicos en estas edades (ya que realmente estan para
comérselos de guapos, dulces, inocentes...) pues potencian el poder de la boca y claro,
para ellos ya tiene suficiente significado.

 Elogiar, alabar cuando el niño resuelve sin morder. "Muy bien, le has cogido su
juguete sin hacerle daño" "Muy  bien, muerdes el mordedor y así no haces daño".
"¿ Estas cuidando tu muñeca? ¿Lo haces con besitos? Con la boca se dan besitos,
seguro que tu muñeca está muy contenta de tus cuidados".

 Aprovechar cuando coma para resaltar que se muerde la comida "Ves se muerde la


manzana para comer, ñam, ñam. Eso sí se hace. A la manzana no le haces daño, si lo
haces a tu hermano/amigo sí"

 Necesita la misma actitud de respeto y amorosidad que todo niño. No etiquetarlo de


niño/a difícil, ni conflictivo/a.

He visto niños/as que tras estar meses (¡sí meses!) transmitiéndoles este mensaje después de
morder instintivamente a un compañero besarle acto seguido e incluso acariciarle para curar
sin haber intervenido ningún adulto. Niños mordiendo sus ropas o cojines  (como mi hija) en
un momento de euforia emocional, en vez de morder a otro niño. Niños/as muy orales (y por
tanto mordedores) que poco a poco han bajado la intensidad de sus mordidas.

Hablar con los padres

Tratar el tema con los padres de los niños mordidos con naturalidad y honestidad. Es muy
normal les disguste hagan daño a su peque y lo muestren a las educadoras con quejas,
enfados, o reprochando no hacen bien su trabajo. Pero sin entrar en enfrentamientos les
transmitís que son peculiaridades normales del mundo infantil (como las rabietas, el gusto por
los cuentos, el No!, el control de esfínteres, etc.).

No les habléis mal del niño/a mordedor para aliviar su enojo de padres heridos, pues con ello
estáis animando a que los padres critiquen o juzguen cómo lo hacen otros padres, a que crean
su hijo se relaciona con niños conflictivos o malos, o que sientan que su hijo es un víctima
mientras los otros tienen más poder, que su hijo es un blando porque no se defiende.

Todos los padres deben comprender que son reacciones (como el pegar, empujar, llorar,
besarse) que se dan en esta fase del desarrollo de sus hijos, al igual que entre los adultos
existen las envidias, los engaños, el orgullo, el resentimiento, la venganza... Aspectos y
sentimientos que dañan y que usamos los mayores, y en cambio, son inconcebibles e
inexistentes en el mundo infantil!

Transmitir a los padres seguridad, que estáis trabajando el tema diariamente y que necesitáis
de su paciencia y colaboración.

Se requiere tiempo y constancia. No basta con actuar así cuatro días y al quinto estar
hartos/as porque sigue mordiendo. El niño/a necesita más tiempo para aprender nuevas
alternativas y constancia en el mensaje, es decir, repetirle siempre lo mismo.

Sé que resulta cansado para las educadoras pues además de atender y educar al niño que
muerde hay que atender al que ha sido mordido, y que además, hemos de estar por mil cosas
más (pues tenemos otros 10 o 18 niños por atender).
Sé que resulta cansado para los padres pues al quinto día llegan a pensar que su bebé de 10
meses o niño de 2 años no les entiende, se rinden y acaban por etiquetarlo de imposible o
conflictivo y con ello dejan de actuar. Eso es un grave error pues es como dejar de echar
semillas en una tierra muy fértil. No se recogerá ningún fruto por haberse rendido demasiado
pronto.

¡Constancia, tiempo, coherencia, respeto por el niño, amorosidad, confianza y presencia!


Nadie dijo que educar fuera fácil, ni para los padres ni para los profesionales de la educación.

Descubre más trucos y consejos con los recursos que hemos preparado sobre el morder en la
infancia.

Por qué muerden los niños pequeños

Las mordidas son muy comunes en la primera infancia. Los bebés y los niños pequeños
muerden por una variedad de motivos, como la salida de los dientes o el deseo de explorar un
juguete o un objeto con la boca. A medida que comienzan a comprender la relación entre la
causa y el efecto, también pueden llegar a morder a una persona para ver si logran obtener
una reacción.

Para los niños pequeños, las mordidas también son una forma de llamar la atención o de
expresar cómo se sienten. La frustración, el enojo y el miedo son emociones fuertes y los niños
pequeños no tienen un dominio del lenguaje que les permita enfrentarlas. Por eso, si no
pueden encontrar las palabras que necesitan con rapidez o no pueden expresar lo que están
sintiendo, tal vez muerdan como una forma de decir: "¡Préstame atención!" o "¡Esto no me
agrada!".

Las mordidas son levemente más comunes en los varones y suelen ocurrir con más frecuencia
cuando tienen entre uno y dos años de edad. A medida que mejora el dominio del lenguaje, las
mordidas suelen aminorar.

Cómo evitar las mordidas

En el caso de las mordidas, es importante abordar la conducta inmediatamente después de


que ocurre. La próxima vez que su hijo muerda, pruebe los siguientes pasos:

 Primer paso: Mantenga la calma y muéstrese firme. Enfrente al niño diciéndole


firmemente "¡No se muerde!" o "¡Si muerdes, lastimas!". Asegúrese de usar una frase
simple y sencilla para que el niño la comprenda. Deje en claro que morder está mal,
pero evite darle explicaciones extensas hasta que su hijo sea lo bastante mayor como
para comprender. Mantener la mayor calma posible lo ayudará a resolver la situación
con más rapidez.

 Segundo paso: Consuele a la víctima. Dirija su atención a la persona que recibió la


mordida, en especial si se trata de otro niño. Si hay una lesión, limpie la zona con agua
y jabón. Busque ayuda médica si la mordida es profunda o si hay sangrado.

 Tercer paso: Consuele al niño que mordió, si es necesario. Con frecuencia, los niños
pequeños no se dan cuenta de que las mordidas lastiman. No hay problema en
consolar a un niño que tal vez se sienta acongojado por haber lastimado a alguien.
Pero intente no reforzar esta conducta negativa si muerde para llamar la atención.
 Cuarto paso: Ofrezca alternativas. Cuando todo se haya calmado, sugiera alternativas
a las mordidas, como usar las palabras "no", "basta" y "eso es mío" cuando el niño
quiera comunicarse con otros.

 Quinto paso: Redireccione. A esta edad, distraer a los niños logra maravillas. Si el nivel
de emociones y de energía está muy elevado o si el niño está aburrido, ayúdelo a
poner su atención en una actividad más positiva, como bailar al son de la música,
pintar o jugar a un juego.

En general, no es necesario aplicar medidas de disciplina porque la mayoría de los niños no se


dan cuenta de que morder lastima.

Si intentó los pasos anteriores y el comportamiento no se detiene, es probable que resulte


eficaz poner al niño en penitencia durante un tiempo. A los niños más grandes se los puede
llevar a un área especial, como la silla de la cocina o el primer escalón de una escalera, y
dejarlos allí durante uno o dos minutos para que se calmen.

Como regla general, el tiempo de penitencia debe ser de un minuto por cada año de edad. Las
penitencias más breves pueden ser eficaces, pero las más extensas no tienen ningún beneficio
y, a veces, pueden ser contraproducentes si el niño se levanta (y se rehúsa a regresar) antes de
que usted le indique que la penitencia finalizó.

Crear un ambiente "sin mordidas"

Sin importar si cree que ha logrado avances con el hábito de morder de su hijo o si esta tarea
continúa, es importante establecer una cultura de tolerancia cero en el hogar, la guardería y en
cualquier otro lugar.

A continuación, encontrará algunas maneras de hacer que su hijo vuelva a encarrilarse:

 Sea congruente. Haga cumplir la regla de "No morder" en todo momento.

 Use refuerzos positivos. En lugar de premiar las acciones negativas con su atención,
tómese el trabajo de elogiar a su hijo cuando se porte bien. Esto puede ayudar a que
su hijo no muerda.

 Planifique las cosas con antelación. Los niños pequeños probablemente se sientan


más cómodos y no sientan necesidad de morder si saben qué esperar en situaciones
nuevas o con mucha energía. Si las mordidas ocurren en la guardería, dígale a su hijo lo
que espera antes de llegar. Si los ambientes más amplios y caóticos parecen abrumar a
su hijo, tal vez sea conveniente que lo lleve a un lugar más pequeño.

 Busque alternativas. A medida que su hijo desarrolle las habilidades del lenguaje,
puede ayudarlo a encontrar mejores maneras de expresar las emociones negativas.
Por ejemplo, pedirles a los niños que "usen las palabras" cuando se sientan frustrados
o molestos puede ayudar a calmarlos. Si necesita ayuda, un médico, psicólogo o
especialista en conducta puede conversar con usted sobre maneras de enseñarle a su
hijo a enfrentar las emociones fuertes y expresar sus sentimientos de manera
saludable.

Cuándo buscar ayuda

Si bien las mordidas son comunes en los bebés y los niños pequeños, deben desaparecer
aproximadamente a los 3 o 4 años. Las mordidas excesivas, las mordidas que parecen estar
empeorando en lugar de mejorar y otras conductas hostiles tal vez sean indicadores de que
necesita ayuda.

Si está preocupado por la conducta de su hijo, hable con su pediatra sobre la manera de
determinar las causas y de enfrentar el problema.

¿Cómo actuar ante un niño que muerde?

Si observas que un niño intenta morder a otro, sigue estos consejos:

 Inmediatamente dile «NO», con un tono calmado pero firme y mostrando


desaprobación. No hace falta chillar, humillar o insultar.

 Si se trata de un niño pequeño (entre 1 y 2 años), apártalo del resto de niños. Así
notará que su actitud no te gusta y que ha hecho algo mal.

 A un niño de 2 o 3 años dile: «Morder puede hacer mucho daño a las personas».

 En ningún caso muerdas al niño para mostrarle como se siente uno cuando le
muerden. Eso sólo provocará que adopte también un comportamiento agresivo.

 Si el niño persiste y sigue mordiendo a otros niños, no le cojas en brazos ni juegues con
él durante un rato. Así le enseñarás que el hecho de morder no sirve para captar tu
atención.

Si todo esto no funciona y el niño sigue mordiendo a sus compañeros, los padres tendrán que
consultar a un psicólogo.

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