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Anexo a la presente el Formato del Horario Divertido para que trate de modificar el

itinerario de actividades que ya anteriormente le habia enviado, si desea usarlo para todas
las menores es importante hacerle su propio ritmo de actividades diarias, ya que es un
medio de obtener atención y sensación de seguridad, mediante la disciplina de todos los
adultos...

Al igual le dejo a continuación una técnica para regular las emociones, y dos ejercicios de
control de ira, para estén realizando rabietas o estén en un momento de impulsos

1.- La técnica se llama el Semáforo

Esta técnica consiste en ayudar a la niña a aplicar el funcionamiento de los semáforos


para aprender a gestionar sus emociones negativas, es decir, el rojo significa no pasar, el
ámbar o amarillo, prepararse porque dentro de poco se podrá pasar y el verde significa
adelante. Si esto lo aplicamos al marco de las emociones, significaría lo siguiente:

- Rojo: con el color rojo se intenta que la niña aprenda a pararse, a darse cuenta de que
se está poniendo nervioso, se está enfadando y está sintiendo rabia, ganas de agredir o
de pelear. Identificar este momento con la luz roja es un recurso muy visual para
ayudarles en la gestión de emociones.

- Ámbar o amarillo: una vez que se ha parado antes de actuar llevados por la rabia o el
enfado, es el momento de pensar y reflexionar sobre qué ha pasado y cómo se está
sintiendo.

- Verde: es el momento de intentar solucionarlo de otra forma en vez de dejarse llevar por
la rabia. Si la niña ha conseguido parar antes de estallar es más viable encontrar una
solución alternativa.

Esta técnica es efectiva para ayudar a los menores a controlar su impulsividad y los
ataques de rabia o de ira.

¿Cómo utilizar la técnica del semáforo?


Es importante tener en cuenta que esta técnica es válida para niños a partir de 4 años en
adelante, que es cuando pueden comprender bien el funcionamiento de un semáforo.

Para poder aplicarla lo primero es ser conscientes de que el objetivo de esta técnica es
aprender a identificar la ira o la rabia: cómo se produce, cómo ser conscientes de que
estamos experimentando esta emoción. Por eso, debemos ayudar a los peques a
identificar las señales que aparecen cuando están entrando en ese proceso de rabia o de
frustración (nerviosismo, tensión muscular, respiración agitada, etc). Por medio de
explicaciones primero cuando el menor este calmado y se le pueda dar ejemplos de los
cambios de conducta y forma de comportarse cuando esta enojado, así como se le
explicara que cuando se le indique el color (ROjo, Amarillo o Verde) se estará haciendo
referencia a su momento emocional y se le pedirá que piense en hacer la accion que se le
propine en el Semáforo.

En segundo lugar, para poder ponerla en práctica lo ideal es hacer un semáforo de cartón
y ponerlo en algún rincón de casa, donde este visible. Debemos hablar con ellos y
explicarles que existen las emociones negativas, que todo el mundo las experimenta, pero
que se pueden hacer cosas para controlarlas, por eso en el Semáforo habrá
recomendaciones.

Podemos practicar este ejercicio como una especie de juego para asegurarnos de que la
niña entiende en qué consiste para después poder recurrir a él cuando sea necesario.
Cuando estemos ante una situación en la que veamos que la niña está enfadándose y
que puede derivar en un ataque de rabia o ira, podemos anticiparnos y tratar de recurrir al
semáforo para ayudarle a gestionar la situación. Este ejercicio puede ser eficaz si nos
anticipamos al momento en el que la niña ya ha perdido el control, porque si ya lo ha
hecho será difícil intentar que participe en esta actividad.

Es fundamental que los menores no entiendan esta técnica como un castigo, deben
haberla aprendido primero en momentos de calma para entender qué significa y después
recurrir a ella en momentos de rabia, pero como ayuda, no como castigo.

Debemos tener en cuenta que gestionar las emociones negativas es un trabajo


complicado que, en muchas ocasiones, supone una tarea pendiente incluso para los
adultos, por lo que debemos tener paciencia y entender que poder recurrir a esta técnica
no significa que vayamos a poder acabar con las rabietas y los enfados de los menores
como por arte de magia. Tampoco podemos exigirles cosas que a nosotros mismos nos
cuestan muchas veces, pero sí podemos ayudarles a entender mejor cómo se sienten y a
darles herramientas paras poder gestionar esas emociones.

Lo cierto es que esta técnica del semáforo también es muy eficaz para los adultos y nos
puede ayudar a pensar y calmarnos antes de enfadarnos con los menores y responder
con un grito. Pensar en esa luz roja cuando empecemos a notar que la paciencia nos está
abandonando, será un buen toque de atención para ayudarnos a respirar y a mantener la
calma. Todos nos ponemos nerviosos o perdemos la paciencia alguna vez, por eso,
aprender a gestionar y controlar también nuestras emociones es muy necesario. Somos el
espejo en el que se miran, por lo que intentemos que se reflejen en la mejor versión de
nosotros mismos

ROJO: PARARSE. Cuando no podemos controlar una emoción (sentimos mucha rabia,
queremos agredir a alguien, nos ponemos muy nerviosos…) tenemos que pararnos como
cuando un coche se encuentra con la luz roja del semáforo.
AMARILLO: PENSAR. Después de detenerse es el momento de pensar y darse cuenta del
problema que se está planteando y de lo que se está sintiendo.
VERDE: SOLUCIONARLO. Si uno se da tiempo de pensar pueden surgir alternativas o
soluciones al conflicto o problema. Es la hora de elegir la mejor solución.

2.- Ejercicio del Volcán

Consiste en imaginarse el proceso de erupción de un volcán. Antes de que sus emociones


se descontrolen, en su estómago sentirá calor y sensaciones que le indicarán que está a
punto de “estallar”, al igual que pasa en una erupción. La técnica se basa en controlar y
calmar las sensaciones antes de que “erupcione” el volcán. Nos ayudaremos de imágenes
si hace falta para ayudarle a comprender e integrar el proceso.

En nuestro caso, lo que hacemos es explicarles a los menores que cuando existe algo que
no nos gusta y nos empezamos a enfadar, empezamos a experimentar en nuestro vientre
un ligero calor, como si se empezara a calentar la lava de un volcán. Según va pasando el
tiempo, y si no sabemos cómo apagar el fuego del volcán, la lava se pone a hervir y
erupciona, estalla y puede quemar todo. Se trata de que los peques aprendan a identificar
situaciones que les alteran y también las conductas inadecuadas que realizan. Es
aconsejable combinar esta técnica con la respiración o con la cuenta hasta 10 o 20 para
que la niña aprenda a gestionar la emoción y no reprimirla. Deben tener claro que
enfadarse no es malo, siempre y cuando sepamos qué hacer con ese enfado.

Dibujamos un volcán de ejemplo, para que luego cada niña dibuje el suyo y lo coloree de
la manera que más le apetezca. En la base del volcán ponemos las “cosas que me
enfadan” y en la zona superior, como si fuera la lava, las “cosas que pasan cuando me
enfado” . Al hacerlo, se facilita la expresión de situaciones y conductas inapropiadas, y si lo
hacen en compañía se dan cuenta que de esta manera otras personas les pasa lo mismo
en ocasiones.
3.- Ejercicio de la Tortuga

Es normal que los niños pequeños aún no tengan el autocontrol suficiente para gestionar
adecuadamente sus emociones y pensar las cosas antes de hacerlas. Por eso, la enseñanza
de diversos ejercicios de control de impulsos es fundamental para que los menores vayan
aprendiendo cuál es la mejor forma de actuar en cada situación que se les presente.

Se trata de un ejercicio tipo juego didáctico en el que el único requisito que los padres
necesitan para que funcione es retener en la memoria un curioso cuento. Esta es la
historia que deberá relatar a tu hijo:

“Había una vez una pequeña tortuga que tenía (la edad del menor) años y se llamaba
Petra(Pueden cambiar el nombre). Aunque en el fondo era un animalito bueno y cariñoso,
muchas veces se portaba muy pero que muy mal. No le gustaba ir al colegio porque
prefería quedarse en casa en compañía de sus padres y hermanito. En la clase, no
prestaba atención a lo que le enseñaban y le daba igual salir de la escuela sin haber
aprendido nada, ¡qué pereza le daba pensar en las matemáticas! Y de los deberes ni se
acordaba…Toda su familia y amigos estaban muy disgustados con Petra, ¿es que no
cambiaría nunca?

Para colmo, no paraba de meterse en problemas. Se enfadaba enseguida con cualquier


persona. Si alguien le empujaba sin querer en el recreo o si la profe le reñía, se alteraba
muchísimo. ¡Vaya genio! Eso sí, Petra se sentía fatal en el fondo pero no sabía cómo
controlar su ira que le hacía tener estos comportamientos tan violentos…

Un buen día, estando nuestra Petra tristona después de haber causado una pelea, se
encontró con una tortuga muy anciana que había vivido ya mucho, ¡tendría 200 años por
lo menos! Cuando la sabia tortuga la vio tan afligida, no dudó en aconsejarle:

-La solución está en ti misma, en tu caparazón. Cada vez que te sientas llena de rabia y no
sepas cómo controlarte, escóndete en él y cuenta despacito hasta 10 en silencio mientras
respiras muy profundamente. Durante este tiempo, pregúntate cómo y por qué te sientes
así para luego tratar de encontrar una solución que llevarás a cabo una vez que salgas del
caparazón. Verás que te sentirás mucho mejor y más calmada-.

Petra entonces decidió poner en práctica las palabras de la longeva tortuga y… ¡descubrió
que funcionaba! Desde ese día, cada vez que le reñían o las cosas no le salían como
quería, contaba hasta 10, reflexionaba y se tranquilizaba, evitando así reaccionar de una
mala manera.
La pequeña tortuga aprobó a final de curso todas las asignaturas, hizo muchos amigos y la
profesora quedó contentísima con ella. Jamás se la volvió a ver enfadada en el cole,
¡nuestra amiga aprendió una valiosa lección!”

¿Cuáles son los objetivos de este ejercicio?


Aunque el cuento está pensado para la conducta de la niña en el colegio, se puede
extrapolar a todo tipo de situaciones y entornos. Los fines que persigue esta historia son
varios, por tal se pueden cambiar los escenarios, ejemplo: casa, parque, etc.

Enseñar al pequeño a relajar sus músculos ante la intensidad de la emoción y rebajar el


estado de tensión.
Hacer que la niña sea capaz de identificar el estado emocional en el que se encuentra y
descubra cuál es la causa de su comportamiento de rabia e ira.
Buscar una solución al problema para poner en práctica y que le permita calmarse y
reaccionar de una manera diferente.
Que se ponga en posición decúbito prono o boca abajo, contrayendo los músculos (como
en la imagen), mientras respira profundo por la nariz y exhala por la boca
Así cada vez que haga rabietas, puede recurrir el menor a este ejercicio para relajarse y
bajar su intensidad emocional.

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