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Prof. Dra. Dra. h.c.

Silvia Barona Vilar


Catedrática de Derecho Procesal, Universitat de València, España
Presidenta de la Corte de Arbitraje y Mediación de la Cámara de Valencia

TEMA 10º.-LA CONCLUSIÓN DEL PROCESO.

I.- FORMAS DE CONCLUSIÓN

Finalizadas las actuaciones anteriores el proceso concluirá y digamos que la


fórmula común será que lo haga de forma normal, esto es, con contradicción hasta
el final, poniéndose fin a la instancia procesal mediante sentencia dictada por el
órgano jurisdiccional. Repárese que uno de los principios que fundamentan la
existencia del proceso es el principio de contradicción, de modo que si éste
desaparece, ya no tiene sentido mantener el proceso. Es por ello que cuando se
habla de la conclusión del proceso, ésta puede llegar bien por:
a.- Finalizar todas las actuaciones y mantenerse la contradicción hasta el final,
dictándose sentencia contradictoria. Esto es lo que en el Derecho Procesal
se denomina finalización “normal” del proceso.
b.- Finalizar el proceso por producirse una actuación que evita y acaba con la
contradicción. Si ya no existe contradicción, carece de sentido la
continuación del proceso. Esto es lo que procesalmente se denomina como
finalización “ anormal” del proceso.

II.-TERMINACIÓN DEL PROCESO MEDIANTE SENTENCIA CONTRADICTORIA

El artículo 480 CPC se refiere precisamente a esta forma normal del


terminación del proceso, a saber, la sentencia, que deberá resolver cuantas
cuestiones se hubieren planteado a lo largo del proceso, dictándose en el plazo de
diez días (10) a contar desde la finalización de la audiencia probatoria, notificándose
a las partes a la mayor brevedad posible. Esta notificación no deberá demorarse
más allá de los tres días desde que se dictó la sentencia (art. 480.1).

Precepto en todo caso que habrá que completar con el artículo 193.3 CPC
referido a las clases de resolución judicial, adoptando la forma de sentencia cuando
se deba poner fin al proceso, en primera o segunda instancia, una vez haya
concluido su tramitación ordinaria prevista en la ley; todo ello sin perjuicio de
resolver igualmente mediante sentencia los recursos extraordinarios que se
planteasen.

1.- CONCEPTO

Podemos considerar que la sentencia es el acto procesal del juez (unipersonal)


o del tribunal (colegiado) en el que se decide sobre la estimación o desestimación
(total o parcial) de la pretensión ejercitada por el actor, con base en su conformidad
o disconformidad con el ordenamiento jurídico. Se trata, pues, de la clase de
resolución judicial que se prevé para decidir sobre el fondo del asunto. Si las
resoluciones interlocutorias (providencias y autos) sirven para la ordenación formal y
material del proceso, la sentencia atiende al fondo del asunto, es decir, por medio de
ella se decide sobre la estimación o desestimación de la pretensión (art. 193.3).
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Si bien las providencias y los autos pueden dictarse oralmente, en el caso de
las sentencias dictadas en el proceso civil debe sostenerse que es excepcional
dictar la sentencia de forma oral al finalizar la audiencia probatoria del proceso
ordinario o la audiencia del proceso abreviado, debiendo en todo caso motivarse por
escrito en el plazo de 5 días.

2.- LIQUIDEZ

Debe tenerse en cuenta que las sentencias condenatorias cuando se refieren a


obligaciones dinerarias deben ser líquidas, lo que significa que en principio no
debiera existir reserva de liquidación para su determinación –cuantía- en la
ejecución de la sentencia.

Esto naturalmente significa que el actor deberá, cuando reclame en la demanda


el pago de una cantidad de dinero determinada, o incluso de frutos, rentas, o
productos de cualquier clase, no podrá limitarse la pretensión a la petición de una
sentencia meramente declarativa del derecho a percibirlos, sino
que deberá igualmente solicitarse la condena a su pago, cuantificándose su importe
sin que pueda solicitarse su determinación en ejecución de sentencia o bien fijando
las bases con arreglo a las cuales deberá efectuar la liquidación, de tal manera que
consista tan solo en una pura operación matemática.

Ello implica, en consecuencia, que el juez no podrá sin más meramente


declarar la pretensión en la sentencia sino que condenará, en su caso, al
demandado al importe exacto de las cantidades adeudadas, o bien fijará claramente
las bases para la liquidación, de tal manera que la misma consista en una simple
operación matemática que pueda llevarse a cabo en la ejecución.

El legislador hondureño ha querido referirse precisamente en el artículo 480


CPC, referido a la sentencia, al supuesto de que se pretenda la condena al pago de
prestaciones o de intereses que se devenguen periódicamente, en cuyo caso la
sentencia podrá incluir pronunciamiento obligando al pago de las que se devenguen
con posterioridad al momento en que se dicte, siempre que así lo solicitara el actor
en la demanda (párrafo 2 del art. 480).

Excepcionalmente, cuando se haya pedido la condena al pago de una cantidad


sin especificarla, siendo que no se ha podido determinar la cuantía de manera
concreta en la sentencia, deberá estarse a lo que dispone el artículo 884 CPC.

Tanto en la legislación procesal española como en la hondureña se trata de


favorecer la concreción de la cuantía en el momento de dictar sentencia
condenatoria pecuniaria, con el fin de evitarse las dilaciones posteriores en la fase
oscura del proceso, que es la ejecución. Ello no es óbice a que va a ser posible que
no pueda efectuarse esta operación o no puedan concretarse cuantitativamente en
este momento, en cuyo caso debe establecerse las garantías de la excepcionalidad
de su cuantificación en un momento posterior. La situaciones que pueden generarse
son muy variadas, de manera que es posible sentencias de condena a prestaciones
periódicas, o a cuantía pero con intereses, etc.
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3.- FORMACIÓN INTERNA DE LA SENTENCIA

Se trata de explicar el iter del razonamiento que lleva al juez a tomar la decisión
relativa al fondo del asunto, esto es, es lo que Calamandrei denominaba como “el
esqueleto lógico del razonamiento que el juez realiza”. Los pasos a seguir serán:

1.- Si existe en el ordenamiento jurídico la consecuencia jurídica que el actor ha


pedido en su pretensión, por tanto, si hay norma que ampare lo que le pide el
demandante, pero desde el punto de vista abstracto.

2.- Si existe en el caso que les ocupa efectivamente –en concreto- la


consecuencia que pide el actor, para lo cual deberá conectarse con los hechos que
se alegan y la prueba de los mismos. Repárese que podría el ordenamiento jurídico
reconocer en abstracto la consecuencia jurídica, pero que lo haga no en relación con
los hechos que se afirman en la demanda o no respecto de la posición jurídica
adoptada por el demandante. Ponemos un ejemplo: en el caso del ejercicio de la
acción de nulidad de un contrato, pueden ejercitarla los obligados por ellos, pero los
que causaron la intimidación o la violencia o emplearon dolo o produjeron el error, no
podrán fundar su acción en esos vicios del contrato.

3.- Será necesario que los hechos afirmados realmente hayan existido. En esta
premisa deberá tenerse en cuenta:
--- Habrá que constatar qué hechos no precisan de prueba para que queden
fijados para el juez en el proceso, con lo que habrá de estarse a la existencia
de hechos no controvertidos (los hechos que han sido afirmados por una
parte y admitidos expresamente por la otra o que han sido afirmados por las
dos partes) y de hechos notorios.
--- Deberá atenderse después a los hechos controvertidos, es decir, a los que
necesitan de prueba, lo que presupone que debe examinarse la prueba
practicada y respecto de la misma distinguir tres operaciones: la
interpretación de cada uno de los medios de prueba practicados (qué es lo
que ha dicho el testigo, qué dice el documento...); la valoración de los
medios de prueba, y la aplicación de las normas procesales que facultan al
juez para estimar la existencia o no de los hechos.
4.- La subsunción de los hechos en la norma jurídica: esto es, si esos hechos
son el supuesto jurídico de la norma aplicable.
5.- Finalmente habrá que establecer la determinación de la consecuencia
jurídica, dentro lógicamente de la congruencia, a la que nos referiremos.

4.- CONTENIDO DE LA SENTENCIA, Y REQUISITOS DE LA MISMA, EN


ESPECIAL LA MOTIVACIÓN

El legislador hondureño ha querido recoger en la regulación de la sentencia


estos elementos que conforman las garantías procesales tanto para los sujetos en
conflicto, como para el propio juzgador como para la sociedad en su conjunto.
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4.1. CONTENIDO

El artículo 200 CPC es especialmente cuidadoso en regular y configurar el


contenido de las sentencias, dedicando especial atención a la motivación de la
misma.
En este sentido, la sentencia se configura en párrafos separados y numerados
los antecedentes de hecho y los fundamentos de derecho, así como el fallo o parte
dispositiva. Y se establecen unas reglas que habrá que considerar para la redacción
de las sentencia, que son:

1º.- En el encabezamiento deberán expresarse los nombres de las partes y,


cuando sea necesario, la legitimación y representación en virtud de las cuales
actúen, así como los nombres de los profesionales del derecho que las hayan
defendido y representado y el objeto del proceso.

Se trata con ello de delimitar subjetivamente el proceso y la delimitación del


debido cumplimiento de los presupuestos procesales referidos a las partes.

2º.- En los antecedentes de hecho se consignarán, con la claridad y la


concisión posibles y en párrafos separados y numerados, las pretensiones de las
partes o interesados, los hechos en que las funden que hayan sido alegados
oportunamente y tengan relación con las cuestiones que deban de resolverse, las
pruebas que se hubiesen propuesto y practicado y los hechos probados, en su caso.

3º.- En los fundamentos de derecho se expresarán, en párrafos separados y


numerados, los puntos de derecho fijados por las partes y de las cuestiones
controvertidas, dando las razones y fundamentos legales del fallo que haya de
dictarse, con expresión concreta de las normas jurídicas aplicables al caso.

4º.- El fallo contendrá, numerados, los pronunciamientos correspondientes a las


pretensiones de las partes, aunque la estimación o desestimación de todas o
algunas de dichas pretensiones pudiera deducirse de los fundamentos jurídicos, así
como el pronunciamiento sobre las costas. También determinará, en su caso, la
cantidad objeto de la condena, sin que pueda reservarse su determinación para la
ejecución de la sentencia, sin perjuicio de lo dispuesto para casos admisibles de
condenas con reserva de liquidación.

4.2. REQUISITOS INTERNOS DE LA SENTENCIA


Atendido cuanto se ha expuesto debemos centrarnos en los REQUISITOS
INTERNOS DE LA SENTENCIA:

A.- CLARIDAD, PRECISIÓN Y EXHAUSTIVIDAD


B.- MOTIVACIÓN
C.- CONGRUENCIA
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1.- Claridad, precisión y exhaustividad

El artículo 206 dispone que las sentencias deben ser claras, precisas y
exhaustivas. ¿Qué significan estos conceptos?

a) Claridad: En su virtud la resolución no debe precisar ser objeto de una


compleja labor de interpretación, por cuanto sus pronunciamientos deben ser, por sí
mismos, evidentes. La claridad falta totalmente cuando el fallo contiene
disposiciones contradictorias, de modo que entonces se estaría constituyendo el
supuesto más claro de infracción de norma procesal reguladora de la sentencia.

b) Precisión: Puede concebirse como un aspecto del anterior requisito, pero por sí
mismo significa la posibilidad, tratándose de sentencias de condena, de que se
pueda pasar directamente a la ejecución sin necesidad de operaciones intermedias.
Esto adquiere especial sentido cuando se trata de las sentencias de contenido
dinerario y en la prohibición de la iliquidez de las mismas. Recuérdese lo expuesto
anteriormente.

c) Exhaustividad u omisión de pronunciamiento: Atiende al requisito interno de la


sentencia que suele denominarse de incongruencia por omisión de pronunciamiento
o como incongruencia por defecto, pero que más correctamente puede enunciarse
como exhaustividad, por cuanto se refiere a la necesidad de resolver todos los
puntos litigiosos que hayan sido objeto de debate.

El artículo 205 permite, sin embargo, la subsanación de la omisión de


pronunciamientos, dado que es posible que a solicitud de la parte en el plazo de
cinco días a contar desde la notificación de la resolución, previa entrega de copias
de dicha solicitud a las demás partes, para alegaciones escritas por otros 5 días,
dictará auto el tribunal por el que resolverá lo procedente. E incluso se permite de
oficio completar su resolución en el plazo de cinco días a contar desde la fecha en
que se dictó, pero sin modificicar ni rectificar lo que hubiere acordado.

2.- Motivación

El artículo 207 se refiere precisamente a la regulación de la motivación de la


sentencia, afirmando:
1. Las sentencias se motivarán expresando los razonamientos fácticos y jurídicos
que conducen a la apreciación y valoración de las pruebas, así como a la aplicación
e interpretación del Derecho.
2. La motivación deberá incidir en los distintos elementos fácticos y jurídicos del
pleito, considerados individualmente y en conjunto, ajustándose siempre a las reglas
de la lógica y de la razón.

Se ha venido afirmando que uno de los elementos verdaderamente esenciales


de la sentencia es la exigencia de motivación como requisito fundamental de la
misma. Y en este sentido, la motivación es la exigencia de expresión de los
razonamientos fácticos y jurídicos que conducen a la interpretación y valoración de
las pruebas, así como a la aplicación e interpretación del derecho. Viene siendo una
garantía en los sistemas democráticos.
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En España el Tribunal Constitucional ha venido considerando el deber
constitucional de fundamentar las sentencias, como medio de vinculación del juez a
la ley y como garantía del ciudadano a la tutela judicial efectiva; todo ello sin olvidar,
y así nos lo recalca el TC español, el derecho que se tiene como interés general por
la sociedad por las razones que determinan su decisión. De hecho, el artículo 120.3
CE recoge esa exigencia de motivación de las resoluciones.

Por su parte, el legislador hondureño ha querido incluir en el artículo 13.3 CPC


que “en todo caso el Juez ha de exponer en su sentencia los razonamientos que lo
condujeron a la apreciación y valoración de las pruebas para fundar su
convencimiento, exista o no norma que le obligue, quedando prohibida la
arbitrariedad”.

La motivación comporta tres aspectos muy diversos y que afectan a públicos


diversos igualmente:
1.- Por un lado, la relación de vinculación del juez a la ley y al sistema de
fuentes del derecho que se consagra.
2.- El derecho constitucional que todo ciudadano tiene a exigirla, en cuanto
forma parte del derecho a la tutela judicial efectiva y a la idea de evitar la
indefensión.
3.- El interés general de la comunidad, que se manifiesta en el conocimiento
de las razones que han llevado al órgano a tomar su decisión.

¿En qué consiste esta motivación? ¿Cuáles serían los elementos que la
conformarían?
1.- La motivación no tiene por qué ser extensa. Puede ser escueta o sucinta.
2.- Lo determinante es que la resolución haga expresa manifestación de que la
decisión adoptada responde a una concreta manera de entender que hechos han
quedado probados y como se interpreta la norma que se dice aplicable. Se trata de
que quien salga afectado o perjudicado sepa el por qué. Es un elemento necesario
para poder recurrirla la parte y para el órgano que deba conocer del recurso, es un
instrumento de control de la viabilidad fáctica y la jurídica de lo decidido.

CONCLUSIÓN: será motivación suficiente aquella que permite conocer la razón


de decidir, independientemente de la parquedad o de la extensión del razonamiento
expresado. Lo contrario es ARBITRARIEDAD.

3.- Congruencia

El artículo 208 del CPC hondureño ha dispuesto que “las sentencias deben ser
congruentes con las demandas y con las demás pretensiones de las partes,
deducidas oportunamente en el pleito. Y continúa en el párrafo segundo, “En las
sentencias se efectuarán las declaraciones que aquéllas exijan, condenando o
absolviendo al demandado y decidiendo todos los puntos litigiosos que hayan sido
objeto del debate”.

El fundamento, pues, de la incongruencia se encuentra en que son las partes


las que determinan lo que someten a la decisión judicial. Desde el punto de vista de
actor porque él fija el objeto del proceso por medio de la pretensión, y desde la
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perspectiva del demandado porque él puede contribuir a delimitar (no el objeto del
proceso) pero sí el objeto del debate por medio de la alegación de excepciones
materiales.

Es por ello que merece atención especial que referenciemos los diversos
supuestos que pueden dar lugar a incongruencia y a sus clases, dado que vimos al
analizar la exhaustividad la denominada “incongruencia por defecto o por omisión de
pronunciamientos” y ahora debemos estudiar la incongruencia por exceso, esto es,
cuando se sobrepasan los límites que vienen marcados por las peticiones y las
alegaciones de las partes. Es dentro de esta verdadera incongruencia donde se
procede a distinguir tipos de la misma, y principalmente:

1.º) Incongruencia por ultra petitum: Son los casos en que el fallo de la sentencia
otorgue más de lo pedido.

2.º) Incongruencia por extra petitum: La sentencia concede lo no pedido como a


que lo conceda o lo deniegue por causas distintas de las alegadas, con lo que, en
realidad, se está haciendo referencia, bien a las peticiones (petita) de las partes,
bien a las causas de pedir (causa petendi).

III.- TERMINACIÓN DEL PROCESO DE FORMA ANORMAL

Además de la posible finalización del proceso por medio de sentencia que


decide la controversia existen variadas situaciones que pueden dar lugar a la
terminación del proceso de manera diversa, como sucede:
a) Respecto del curso del proceso, que, por fenómenos distintos, el desarrollo
del proceso se paralice.
b) Respecto de la terminación del proceso, que no finalice por sentencia
contradictoria, sino que lo haga por modos anormales de terminación, que
obedecen fundamentalmente a actos de disposición de las partes, bien del
proceso mismo, bien del objeto del proceso, o por causas objetivas a las
que la ley atribuye esa consecuencia de terminación (como sucede con la
caducidad o el sobreseimiento).

La razón de ser de esta situación se halla en lo que se ha venido denominando


como el poder de disposición de las partes, fruto de la concepción que el proceso
civil debe mantener como respuesta a la libertad de decidir si las partes quieren o no
acudir a un proceso para resolver las disputas y si así fuera, la posibilidad que las
partes tienen de abandonar el proceso en cualquier momento o de alcanzar un
acuerdo extraprocesalmente o de hacer dejación por uno u otro lado. En todos estos
casos se produce un acto de libre disposición de las partes que va a tener reflejo en
el proceso, produciendo no solo la terminación del mismo sino afectando a la
manera en que éste va a finalizar, dado que en ocasiones se dictará una sentencia
con efectos de cosa juzgada, mientras que en otros queda prejuzgada la causa,
pudiendo volver a iniciar el proceso entre las mismas partes y con el mismo objeto.

A este poder de disposición de las partes se refiere el artículo 481 CPC cuando
dispone: “Las partes podrán disponer de las pretensiones interpuestas en el
proceso, en cualquier estado y momento del mismo, ya sea en la primera instancia,
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durante la sustanciación de los recursos o en la ejecución forzosa, siempre conforme
a la naturaleza de cada acto de disposición. A tal efecto podrán renunciar, desistir
del proceso, allanarse, someterse a arbitraje y transigir sobre lo que sea objeto del
mismo”.

Evidentemente la ley ha querido, del mismo modo que establece el principio


general, configurar una excepción a este principio. Así, en el párrafo 2 del artículo
481 establece que se exceptúan los casos en los que la ley prohíba la disposición o
la limite por razones de orden público, de interés general, de protección de tercero, o
cuando implique fraude de ley.

Vamos, por ello, a analizar, en primer lugar, la posible paralización del proceso,
que afecta al curso del proceso, para luego adentrarnos en el estudio de la
terminación anormal del proceso, en cuanto supone el ejercicio de actuaciones de
disposición de las partes que llevan a la finalización del mismo por motivos no
normales, que serían que la contradicción que dio lugar al proceso, se mantenga
hasta el final.

1.- PARALIZACIÓN

La detención total o parcial del proceso, no avanzando ni retrocediendo, por la


concurrencia de una causa que la provoca da lugar a la paralización del mismo. Esta
consecuencia paralizadora puede predicarse respecto de todo el proceso o respecto
de actos procesales determinados.

A) Paralización del proceso principal

La paralización de todo el proceso, sin actividad procesal alguna, se produce


como consecuencia de situaciones que afectan al desarrollo normal del mismo, no
alterando la litispendencia. Puede producirse la paralización total del proceso en los
siguientes supuestos:

a) Por petición de todas las partes litigantes (art. 168). Los elementos que
determinan el régimen jurídico de esta posibilidad de suspensión son:
--- La necesidad de que las partes estén conformes con ello
--- Posibilidad de reanudación siempre que lo solicite cualquiera de ellas
--- Si transcurrido el plazo por el que se acordó la suspensión, nadie pidiere la
reanudación del proceso, en los cinco días siguientes, se archivará
provisionalmente el expediente y permanecerán en tal situación mientras no
se solicite la continuación del proceso o se produzca la caducidad de la
instancia

b) Porque la ley determina la necesidad de que, planteada o surgida una situación


que afecta al desarrollo normal del proceso, éste debe paralizarse:
--. Por ejemplo, en ocasiones la paralización lo es de toda la actividad procesal
pendiente, como sucede con el planteamiento de las cuestiones prejudiciales
devolutivas, que exigen previo pronunciamiento a la decisión del proceso, y
así ocurre con el planteamiento de prejudicialidad penal, o la cuestión
prejudicial constitucional.
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--- En otros casos, surgen óbices que suspenden el curso del proceso principal
pero comportan la continuación de actividad procesal no principal, como es el
supuesto del planteamiento de la declinatoria, la acumulación de procesos, la
posible abstención de jueces y magistrados, entre otros.

B) Paralización de actos procesales concretos

Junto a la anterior situación es posible también que se produzca la paralización


de determinados actos procesales, bien provocando la suspensión del inicio del
acto, bien la suspensión del acto mismo, una vez se ha iniciado.

En estos casos unas veces la suspensión del acto comporta sin más que,
desaparecida la causa, continúa el proceso desde la actividad última que se realizó,
y, en otras, por tratarse de unidad de acto, se hace necesario repetir el mismo.

Significativa es la paralización de la vista, produciéndose bien la suspensión o


bien la interrupción.

a) Las causas de suspensión de la vista se regulan en el artículo 177 CPC y se


refieren a que esta no llegue a realizarse en el día señalado, pudiendo suspenderse:

1º.- Por impedirla la continuación de otra pendiente del día anterior.

2º.- Por faltar el número de magistrados necesarios para dictar resolución o


por indisposición sobrevenida del juez o del secretario, si no pudiere ser
éste sustituido.

3º.- Por solicitarlo de acuerdo las partes, alegando justa causa a juicio del
tribunal.

4º.- Por imposibilidad absoluta de cualquiera de las partes citadas para ser
interrogadas en la audiencia probatoria del juicio ordinario o en la
audiencia del juicio abreviado, siempre que tal imposibilidad, justificada
suficientemente a juicio del tribunal, se hubiese producido cuando ya no
fuera posible solicitar nuevo señalamiento.

5º.- Por muerte, enfermedad o imposibilidad absoluta del profesional del


derecho de la parte que pidiere la suspensión, justificadas
suficientemente, a juicio del órgano jurisdiccional, siempre que tales
hechos se hubiesen producido cuando ya no fuera posible solicitar nuevo
señalamiento.

6º.- Por tener el profesional del derecho dos señalamientos de audiencia para
el mismo día, resultando imposible, por el horario fijado, su asistencia a
ambas, siempre que acredite suficientemente que intentó, sin resultado,
un nuevo señalamiento que evitara la coincidencia. En este caso, tendrá
preferencia el juicio oral de una causa criminal en la que exista prisión
preventiva y, en defecto de esta actuación, la del señalamiento más
antiguo; si los dos señalamientos fuesen de la misma fecha, se
suspenderá la audiencia correspondiente al procedimiento más moderno.
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7º.- Por caso fortuito o fuerza mayor.

Las consecuencias de la suspensión son: 1º) Comunicación inmediata de la


suspensión a las partes personadas, y a los testigos, peritos; 2º) Debe hacerse
nuevo señalamiento, para el día más inmediato posible, sin alterar el orden de los ya
hechos; 3º) Los cambios en la persona del juzgador, se harán saber a las partes, sin
perjuicio de proceder a su celebración, salvo recusación de alguno de los
magistrados, suspendiéndose la vista, y haciéndose nuevo señalamiento una vez
resuelta la recusación.

b) La interrupción puede producirse por las causas del art. 180 CPC:
1º) Por resolución de cuestión incidental que no pueda decidirse en el acto;
2º) Por diligencia probatoria fuera de la sede del tribunal;
3º) Por incomparecencia de los testigos o peritos;
4º) Cuando, iniciada la vista, se produzca alguna de las circunstancias que
habrían determinado la suspensión de la celebración.

La eficacia de las actuaciones realizadas en la vista se mantiene en los


supuestos de interrupción, salvo en los casos de paralización por más de veinte días
o en caso de sustitución de un juez antes de celebrarse la vista interrumpida,
produciéndose la celebración de nueva vista, haciéndose el oportuno señalamiento
para la fecha más inmediata posible.

2.- TERMINACIÓN ANORMAL PROPIAMENTE DICHA

El proceso finaliza normalmente con sentencia contradictoria, esto es, con


sentencia que se pronuncia sobre el objeto del proceso (la pretensión), habiéndose
mantenido hasta el final el conflicto entre las partes. A veces no ocurre así,
terminando el proceso de modo anormal, bien por razones procesales (sin que
exista pronunciamiento sobre el fondo del proceso), bien por razones materiales
(existiendo pronunciamiento sobre el fondo del proceso). En síntesis:

a) Por motivos procesales: Los actos que ponen fin al proceso son: desistimiento,
sobreseimiento y caducidad (y algún otro de menor trascendencia). En algún
supuesto esta terminación se produce como consecuencia de un acto de voluntad
expreso del demandante, el cual puede disponer del proceso mismo (desistimiento),
si bien en otros, la terminación es efecto de causas objetivas para las que no es
determinante de modo directo la voluntad de las partes (como sucede con el
sobreseimiento).

b) Por motivos materiales: Ponen fin al proceso la renuncia, el allanamiento, la


transacción, la satisfacción extraprocesal y la enervación del desahucio. Se produce
un acto de disposición de las partes sobre el objeto del proceso, impidiéndose nuevo
conocimiento sobre la materia.
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A) Terminación por motivos procesales

Cuando el proceso termina anormalmente por motivos procesales no existe


pronunciamiento sobre el objeto del proceso o fondo del asunto, y, al quedar
imprejuzgado, cabe que se inicie un ulterior proceso sobre la misma pretensión. No
existe cosa juzgada.

Como hemos apuntado anteriormente, las formas por las que se puede producir
la terminación por motivos procesales son las que vamos a pasar a analizar a
continuación.

a) DESISTIMIENTO

Es un acto procesal del demandante consistente en una declaración de


voluntad por la que anuncia su deseo de abandonar el proceso pendiente iniciado
por él, y por ello también la situación procesal creada por la presentación de la
demanda, quedando la pretensión interpuesta imprejuzgada, al no dictarse
pronunciamiento alguno sobre la misma. Ello permite la incoación de un proceso
posterior entre las mismas partes y con el mismo objeto.

El Código de Procedimiento Civil de Honduras regula el desistimiento en el


artículo 484, en los términos siguientes:
1. El demandante podrá desistir unilateralmente del proceso siempre que lo haga
antes que el demandado sea emplazado para contestar a la demanda en el juicio
ordinario, o haya sido citado para la audiencia en el juicio abreviado, y también en
cualquier momento cuando el demandado se encontrare en rebeldía.
2. En otro caso, el desistimiento deberá contar con la conformidad del demandado, a
cuyo efecto se le entregara copia del escrito de desistimiento por plazo de cinco (5)
días para que conteste. Si el demandado prestare su conformidad o no se opusiere
al desistimiento el tribunal dictará auto de sobreseimiento. Si el demandado se
opusiera al desistimiento, el juez resolverá lo que estime oportuno sobre la
continuación del proceso.
3. En los casos en que se dé lugar al desistimiento, quedará a salvo el derecho del
actor para promover nuevo proceso sobre la misma pretensión.

1.º) Unilateral, que es el producido por la voluntad única del demandante, siendo
posible en dos supuestos:
1’’) Cuando la declaración de voluntad se produce antes de que el demandado
sea emplazado para contestar a la demanda (juicio ordinario) o citado para la
audiencia (juicio abreviado), y
2’’) En cualquier momento cuando el demandado se encontrare en rebeldía.

2.º) Bilateral, que es el procedente en todos los demás casos, exigiéndose entonces
oír al demandado. En este caso, del escrito desistiendo se dará traslado al
demandado, por cinco días, el cual puede: 1”) No oponerse, dictándose auto de
sobreseimiento, y 2’’) Oponerse, resolviendo el tribunal lo que estime oportuno.

La justificación de la bilateralidad del desistimiento –pese a que evidentemente


se trata de un acto de disposición de una de las partes- se halla en los efectos que
produce el mismo, dado que, al quedar imprejuzgada la pretensión y pudiéndose
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plantear con posterioridad otro proceso entre las mismas partes y con el mismo
objeto, debe oírse al demandado, que podrá conformarse, no oponerse, u oponerse,
sin que en este último supuesto el desistimiento quede irremediablemente vinculado
a la voluntad del demandado, sino que será el juez el que decida, a la vista de la
petición de ambos.

Es importante no solo atender a las condiciones del desistimiento y a su


significado sino vincularlo igualmente a los efectos que produce el desistimientos,
que son:
1) La terminación del proceso;
2) Dicha terminación evita un pronunciamiento de fondo sobre la pretensión
interpuesta, quedando imprejuzgada la misma;
3) Al quedar imprejuzgada la pretensión, y por tanto sin producir efecto de
cosa juzgada, se mantiene la posibilidad de incoar un nuevo proceso
posterior entre las mismas partes y con el mismo objeto; y
4) El desistimiento no consentido por el demandado debe suponer la condena
al actor de todas las costas, mientras que si existiera consentimiento por el
demandado o los demandados, no se condenará en costas a ninguno de los
litigantes (art. 220.3 CPC).

Referido precisamente a los efectos que produce el desistimiento, y vinculado a


las formas o clases de desistimiento, debe considerarse diversa la eficacia que el
mismo produce según sea total o parcial. Así,
TOTAL: si es total el desistimiento, se produce la conclusión del proceso sin
sentencia.
PARCIAL: si es parcial, continuará el proceso solo respecto de la parte de su
objeto a la que no afecta el desistimiento.

Por su parte, los requisitos que se exigen para que pueda producirse el
desistimiento son:

1.º) Subjetivos: Para desistir la parte necesita simplemente tener plena capacidad de
actuación procesal e integrar debidamente su capacidad de postulación.

2.º) Objetivos: El desistimiento es posible en todo tipo de procesos. El carácter


disponible o indisponible no condiciona la viabilidad del desistimiento, y ello por
cuanto si queda imprejuzgada la pretensión, no se está determinando el contenido
de la sentencia de forma dispositiva, sino que simplemente se está abandonando el
proceso que voluntariamente se inició.

Es por ello que, por ejemplo, en los procesos matrimoniales o en los de


incapacitación no puede otorgarse eficacia a actos como la renuncia, el allanamiento
y la transacción, si bien no se impide la eficacia del desistimiento, Ello no obstante
se viene exigiendo que para desistir esté conforme el Ministerio Fiscal en algunos de
estos procesos como los procesos sobre capacidad, filiación y matrimonio, exigencia
que no rige en otros procesos como: 1) Los procesos de prodigalidad, filiación,
paternidad y maternidad, siempre que no existan menores, incapacitados o ausentes
interesados en el procedimiento; 2) Los de nulidad matrimonial por minoría de edad,
cuando el cónyuge que contrajo matrimonio siendo menor, alcanza la mayoría de
edad; 3) Los procesos de nulidad matrimonial por error, coacción o miedo grave; y 4)
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Los procesos de separación y divorcio. La razón de esta exigencia de conformidad
del Ministerio Fiscal es por cuanto en aquellos procesos en que el Ministerio Fiscal
está legitimado activamente, el desistimiento no impediría que volviera el Fiscal a
ejercitar la misma pretensión; para evitar estas situaciones se exige su conformidad.

3.º) De actividad: Los requisitos de actividad se centran en el tiempo y la forma en


que debe llevarse a cabo el mismo:

1”) Tiempo: El demandante puede realizar el desistimiento en cualquier


momento de la primera instancia o de los recursos o de la ejecución de la
sentencia, si bien en fase de recursos o en ejecución de sentencia el
alcance y significado del desistimiento, y sobre todo sus efectos, difieren
del desistimiento en la primera instancia, que puede efectuarse desde la
admisión de la demanda hasta que exista pronunciamiento de fondo en el
proceso. Y de hecho parece que la referencia al desistimiento suele
centrarse en el primero de los supuestos, pero no debe olvidarse la
posibilidad de que se produzca en otras fases o etapas procesales.

2”) Forma: El desistimiento puede ser expreso, bien oral (como el que se
produce en el trámite de la audiencia preliminar), bien escrito, en atención
al principio que rige fundamentalmente en el desarrollo procedimental, y
consiste en la declaración inequívoca de voluntad del demandante.

Aun cuando la forma común y clásica del desistimiento sea la expresión del
mismo, oral o por escrito, ello no es óbice a la viabilidad del desistimiento de forma
tácita, esto es, como consecuencia de determinadas conductas del actor, como
podría ser, a título de ejemplo, la incomparecencia del actor a la audiencia
preliminar, o la inasistencia a la audiencia en el juicio abreviado sin que el
demandado alegue interés legítimo alguno en continuar el proceso.

b) SOBRESEIMIENTO

El sobreseimiento comporta igualmente una resolución por la que se da por


terminado el proceso, normalmente sin pronunciamiento sobre el fondo,
consecuencia de la concurrencia de óbices que impiden su continuación, dejando
imprejuzgada la pretensión.

Puede dictarse por causa imputable a las partes (como el supuesto de


incomparecencia de ambas partes a la audiencia preliminar, art. 446 que si bien no
lo dice expresamente está implícitamente asumiendo la posibilidad del
sobreseimiento del proceso, o, como señalamos antes, por desistimiento bilateral,
art. 484.2 CPC) o por causa ajena a su voluntad ( como podría suceder en los
supuestos en que prosperase la alegación de litispendencia o de cosa juzgada).

Estos óbices hacen referencia a cualesquiera circunstancias que puedan impedir


la válida prosecución y término del proceso mediante sentencia sobre el fondo, y que
pueden ir referidos a:
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1) La falta de presupuestos procesales no subsanables, como sucede en los
supuestos de litispendencia o cosa juzgada;
2) La falta de presupuestos procesales que, siendo subsanables, no se
subsanan (como por ejemplo la falta del debido litisconsorcio)
3) La ausencia de requisitos procesales, como es el supuesto de demanda que
no reúne los requisitos especiales exigidos, por razón de la materia, para la
admisión de la misma o por demanda defectuosa por falta de claridad o
precisión en la determinación de las partes o de la petición que se deduzca;
y
4) La incomparecencia de las partes a la audiencia preliminar a la que nos
hemos referido. En estos supuestos la defectuosa configuración de la
relación jurídico procesal se exterioriza en el trámite de audiencia previa,
evitándose una sentencia procesal.

Junto a todas las causas expuestas, todas ellas óbices procesales que impiden
la continuación del proceso, la legislación española, aun cuando de forma un tanto
ambigua, establece un supuesto de sobreseimiento del proceso provocado al
desaparecer el interés legítimo en obtener la tutela judicial pretendida porque se han
satisfecho fuera del proceso las pretensiones del actor o se ha provocado una
carencia sobrevenida del objeto procesal (art. 22 en relación con el art. 25.2, 1.º,
donde se exige poder especial del procurador para realizar manifestaciones que
puedan comportar sobreseimiento del proceso por satisfacción extraprocesal o
carencia sobrevenida del objeto; preceptos de la LEC española). Se produce una
quiebra de la configuración del sobreseimiento como terminación anormal del
proceso por razones procesales, pues al desaparecer el objeto del proceso, la LEC
atribuye al sobreseimiento los mismos efectos que una sentencia absolutoria firme,
impidiéndose volver a plantear la cuestión entre las mismas partes y con el mismo
objeto. El legislador hondureño, en el artículo 482, no hace expresa mención en este
caso del sobreseimiento pero si habla igualmente de terminación del proceso
mediante auto, y sería perfectamente posible entender incluida esta posibilidad de
sobreseimiento por razones de fondo o materiales.

Como acto de finalización anormal del proceso que es, hemos de concretar
igualmente los efectos que el mismo produce y que son:
1.- La terminación del proceso mediante auto
2.- Dicha terminación del proceso evita un pronunciamiento de fondo sobre la
pretensión interpuesta, quedando imprejuzgada la misma.
3.- El que quede imprejuzgada la pretensión no significa, sin embargo, que, al
no producir efecto de cosa juzgada, quede abierta la posibilidad de incoar
un nuevo proceso posterior entre las mismas partes y con el mismo objeto.
Este efecto será sólo posible en los casos de óbice procesal subsanable,
dado que habrá determinadas causas de sobreseimiento que impedirán,
supuesto de litispendencia o de cosa juzgada, el ejercicio de nuevo del
derecho a accionar entre las mismas partes y con el mismo objeto.

c) ABANDONO DEL PROCESO

El abandono del proceso supone la terminación del proceso por inactividad de


las partes durante el lapso de tiempo previsto por la ley. Su fundamento se halla en
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la idea de que la litispendencia no puede prolongarse indefinidamente. Esta
situación ha venido a regularse por el legislador hondureño en los artículos 489 y
siguientes del CPC, denominándolo como “abandono del proceso”, estando
directamente vinculado a lo que históricamente se denominó caducidad de la
instancia.

El legislador hondureño considera que se dará este supuesto cuando “pese al


impulso de oficio de las actuaciones, no se produzca actividad procesal alguna en el
plazo de un (1) año si el asunto estuviere en la primera instancia, o en el plazo de
seis (6) meses si lo fuere en segunda instancia o en recurso de casación.

La terminación del proceso por inactividad de las partes tenía razón de ser en
un proceso, como en el anterior, en el que regía el principio de impulso de parte, si
bien hoy ha dejado de tener sentido al regir el principio de impulso oficial, lo que no
es óbice a las peticiones de parte como consecuencia del ejercicio del principio de
disponibilidad y de oportunidad. No obstante, el legislador ha previsto los escasos
supuestos en que, pese al impulso de oficio de las actuaciones, la inactividad puede
conducir a la caducidad o abandono del proceso, evitándose con ello una situación
del todo insostenible de litispendencia indefinida.

Es por ello que también en Honduras se han querido fijar las condiciones que
deberán concurrir para que se entienda que se produce un abandono del proceso y
por ello una caducidad de la instancia y cuando, aun dándose dichas condiciones,
existen otras que permiten la exclusión de la eficacia de las mismas, evitando la
caducidad del proceso.

El régimen jurídico del abandono del proceso puede desarrollarse teniendo en


cuenta:

1.º) El abandono puede producirse en cualquier momento de tramitación del proceso


de declaración, distinguiéndose, a este respecto, según la fase en la que se
encuentre: en la primera instancia el plazo para entenderse producido este
abandono es de un año, y en fase de recursos, seis meses.
Estos plazos se contarán desde la última actuación procesal o desde la última
notificación que se hubiere realizado a las partes.

2.º) El abandono se declarará por medio de auto, de oficio, o bien a solicitud de parte
o incluso de tercero legitimado, y contendrá la condena en costas, de acuerdo con
las reglas generales, imponiéndose a la parte que diera lugar a ella. Esta resolución
es meramente declarativa del efecto que supone el transcurso del tiempo con
inactividad.

3º).- Quedan excluidos de la declaración de abandono, pese al transcurso del


tiempo, los supuestos en que concurran fuerza mayor o cualquiera otra causa
contraria o no imputable a la voluntad de las partes o interesados (art. 491), así
como en ejecución forzosa, dado que llegado a este momento, deberá proseguirse
hasta obtener el cumplimiento de lo juzgado, aunque hayan quedado sino curso
durante los plazos legalmente señalados (art. 490).
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4.º) Los efectos que produce la caducidad quedan delimitados en el art. 492:

1”) Si el abandono se produce en la primera instancia, el juez ordenará el cese


inmediato de los efectos de todas las resoluciones dictadas en el proceso
respectivo, incluidas, si las había, las medidas cautelares, así como el
sobreseimiento y archivo del mismo (art. 492.1).

2”) Si se declara el abandono en la segunda instancia o en fase de recurso de


casación, se tendrá por firme la decisión impugnada y se devolverán los
autos al juzgado de origen, junto con la certificación correspondiente. (art.
492.2).

Posible impugnación de la declaración de abandono por fuerza mayor o


por error en el cómputo.

El legislador ha querido prever una posible impugnación de la decisión


adoptada de abandono del proceso y de los efectos de terminación anormal que
supone. En este sentido, el artículo 493 CPC regula la citada posible impugnación
de la declaración de abandono.

Supuesto: posible fuerza mayor o debido a otra causa contraria a la voluntad de


las partes o a retraso no imputable a ellas o por error en el cómputo.

Tramitación: es un incidente que deberá plantearse en el plazo de cinco días a


contar desde la notificación de la declaración de abandono.

Planteada la impugnación, el tribunal convocará a todas las partes a una


audiencia, a la que las partes deberán concurrir con cuantas pruebas se consideren
pertinentes para justificar los motivos alegables.

Finalizada la audiencia se dictará un auto estimando la impugnación o


confirmando el abandono del proceso. Contra este auto es posible plantear recurso
de apelación.

B) Terminación por razones materiales

Si motivos procesales pueden provocar la terminación anormal del proceso, sin


resolución de fondo, dejando imprejuzgada la pretensión, existen razones materiales
que pueden dar lugar a la terminación anormal del proceso, con una decisión de
fondo, si bien sin mantenerse hasta el final la contradicción.

También en este caso las distintas voluntades y actuaciones de las partes


puede dar lugar a actos de disponibilidad diversos con efectos también diferentes en
atención a quien sea la parte que los desarrolle o si son las dos conjuntamente.
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a) RENUNCIA

Es un acto del demandante por el que manifiesta su dejación de la acción


ejercitada o del derecho en que funde su pretensión. Evidentemente es algo bien
diferente a los actos de disposición a los que nos hemos referido anteriormente.

El legislador hondureño la regula en el artículo 483 CPC al disponer


expresamente:

1. Cuando el actor manifieste su renuncia a la pretensión procesal interpuesta o al


derecho material en que funde su pretensión, el juez dictará sentencia absolutoria
del demandado, salvo que la renuncia fuese legalmente improcedente, en cuyo caso
dictará auto mandando seguir el proceso adelante.

2. La sentencia absolutoria tendrá efectos de cosa juzgada.

Frente al desistimiento, que puede ser unilateral o bilateral, debiéndose oír al


demandado, la renuncia es siempre un acto unilateral del demandante, que no
requiere de conformidad por el demandado, y que produce los siguientes efectos:
1) La terminación del proceso, si bien no por mero abandono del proceso
(desistimiento) sino por dejación de la acción (entendida en sentido
concreto) o del derecho en que funda su pretensión; este matiz
comporta diferencias importantes en la eficacia.
2) La renuncia determina el contenido de la resolución que pone fin al
proceso: sentencia desestimatoria de la pretensión con absolución del
demandado; repárese que en los supuestos anteriores, no existía
respuesta de fondo sino que quedaba prejuzgado el proceso y por ello
no existía sentencia de fondo. En el caso que nos ocupa, la sentencia
de fondo viene condicionada por la actitud de la parte que renuncia a la
acción.
3) La sentencia que se dicta en la renuncia supone entrar en el fondo, con
sentencia no contradictoria, produciendo los normales efectos de cosa
juzgada. Por tanto, no es posible abrir un proceso posterior entre las
mismas partes y con el mismo objeto, al haberse producido la eficacia
de cosa juzgada.

Los requisitos de la renuncia son:

1.º) Subjetivos: Para renunciar la parte debe tener plena capacidad procesal e
integrar debidamente su capacidad de postulación.

Eso va a condicionar igualmente la concurrencia de ciertos requisitos de la


declaración de voluntad para que la renuncia produzca sus efectos, a saber, se
necesitará, por ejemplo, autorización judicial para que el representante legal lleve a
cabo la renuncia de su representado (por ejemplo, así se exige en relación con los
padres y tutores); si existe un representante voluntario, la declaración de renuncia
exige un mandato expreso del representado.
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Asimismo, cuando se trata de una persona jurídica necesita manifestación de la
voluntad de renuncia de la misma persona, y no basta la voluntad de la persona
física que actúa por ella en juicio.

2.º) Objetivos: La renuncia solo es admisible cuando lo renunciado sea disponible.


Ello significa que no surtirá efectos la renuncia cuando la ley la prohíba, por contraria
a normas imperativas o prohibitivas, o por contraria al orden público, o cuando la ley
establezca limitaciones por razón de interés general o en beneficio de terceros.

En estos casos el legislador expresamente dispone que, al ser supuestos


improcedentes, el juez dictará auto mandando seguir el proceso adelante (art. 483.1
CPC).

Atendida a la expansión del ámbito de objeto de renuncia, debe afirmarse que


lo normal será que se predique el carácter general de la renuncia total, dado que si
se ha ejercitado una sola pretensión, la renuncia sólo es posible respecto de toda
ella. Cuestión diferente es si se da un supuesto de acumulación de pretensiones,
dado que en este caso sería perfectamente posible permitir la renuncia parcial.

3.º) De actividad: Los requisitos de la renuncia se refieren expresamente a:

1”) Tiempo: El actor puede renunciar en diversos momentos procesales, dado


que es posible la misma en la primera instancia procesal o en la fase de los
recursos o incluso en el trámite de la ejecución de la sentencia, si bien
habrá que establecer los límites temporales especialmente cuando se trata
del primer supuesto, a saber, en los casos en que la renuncia se efectúa en
la primera instancia, dado que se acota el límite temporal de la misma, a
saber, puede efectuarse la renuncia desde que se produce la litispendencia
(desde la interposición de la demanda si después es admitida y hasta el
momento del pronunciamiento de fondo en el proceso; y

2”) Forma: La renuncia tiene que ser expresa, no cabe la renuncia tácita o
presunta, si bien puede efectuarse por escrito o verbalmente, en atención
al principio que rige fundamentalmente el desarrollo procedimental.

b) ALLANAMIENTO DEL DEMANDADO

Es un acto procesal de disponibilidad del demandado, por el que manifiesta su


voluntad de no oponerse a la pretensión del actor o de abandonar la oposición ya
interpuesta, conformándose con la misma, provocándose con ello la terminación del
proceso con sentencia no contradictoria de fondo en la que se le condenará.

Debemos hacer una precisión. Debe distinguirse el allanamiento (que se refiere


a la pretensión, siendo acto solo de la parte demandada, y que condiciona el
contenido de la sentencia) de otras posibles figuras que podrían llegar a confundirse.
Así no es allanamiento:

1.- La admisión de hechos –que versa sobre los hechos pero no sobre la
pretensión, pudiendo ser acto del demandante y del demandado, y no condiciona el
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contenido de la resolución sino que determina en sentido negativo que hechos dejan
de ser controvertidos-.

2.- El interrogatorio de parte, que también se refiere a los hechos


controvertidos, pudiendo ser un acto tanto del demandante como del demandado y
que tiene tan solo efecto de medio de prueba, a saber, atendiendo a los hechos
controvertidos.

El legislador hondureño regula en el artículo 485 CPC esta modalidad de


disponibilidad que es el allanamiento, y lo hace en los siguientes términos:

1. El demandado podrá allanarse a todas las pretensiones del actor, aceptándolas,


en cuyo caso el juez dictará sentencia condenatoria de acuerdo con lo solicitado por
éste. Cuando el juez entienda que el allanamiento es contrario a la ley, al orden
público o al interés general, o que se realiza en perjuicio de tercero, o que encubre
un fraude de ley, dictará auto rechazándolo y mandando que el proceso continúe su
curso.

2. El allanamiento podrá limitarse sólo a una parte de la pretensión planteada por el


actor. En tal caso, el juez, siempre a instancia del demandante, podrá dictar de
inmediato un auto acogiendo los puntos que hayan sido objeto de dicho
allanamiento, cuando sea posible un pronunciamiento separado que no prejuzgue
las restantes cuestiones no allanadas, y podrá ejecutarse conforme a lo establecido
en este Código. En caso de allanamiento parcial, el proceso continuará adelante
para discutir y resolver sobre las cuestiones planteadas por el actor que no hubieran
sido objeto de allanamiento.

El allanamiento, como acto unilateral del demandado, que se proyecta sobre la


pretensión o pretensiones ejercidas por el actor, produce los siguientes efectos:

1.º) El efecto esencial que produce el allanamiento es la terminación del


proceso por conformidad con las pretensiones del actor. Ello no obstante, debemos
diferenciar entre las dos posibles modalidades de allanamiento, a saber, sea parcial
o sea total.

PARCIAL: Si el demandado se allana tan solo parcialmente, lo que significa


respecto de una parte de la pretensión, si es única, o de una o varias pero no de
todas, si existe acumulación, el juez, siempre a unstancia del demandante, podrá
dictar auto acogiendo los puntos que fueron objeto del allanamiento, siempre que
pueda ser posible un pronunciamiento separado que no afecte ni prejuzgue las
restantes cuestiones que no han sido objeto de allanamiento, si bien el proceso
continuará porque habrá que seguir con contradicción aquello sobre lo que no fue
objeto de allanamiento por parte del demandando (art. 485.2).

TOTAL: los efectos producidos en caso de allanamiento total son diversos dado
que, por un lado, pone fin al proceso, no teniendo sentido continuar con el mismo, y
por otro, se condiciona el contenido de la resolución que pone fin al proceso:
sentencia condenatoria, de acuerdo con lo solicitado por el demandante.
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2.º) La sentencia que se dicta en caso de allanamiento del demandado supone
entrar en el fondo, y por tanto se dictará una sentencia no contradictoria,
produciendo los normales efectos de cosa juzgada;

3.º) Si el demandado se allana a la demanda en la contestación o antes de la


audiencia, no procede imposición de costas, salvo que aprecie el tribunal temeridad
o mala fe en el demandado; a estos efectos se entiende que existe mala fe si antes
de presentada la demanda se hubiese formulado al demandado requerimiento
fehaciente y justificado de pago, o si se hubiera dirigido contra el solicitud de
conciliación (art. 220 CPC).
Atendida esta situación debemos considerar, sensu contrario, que si el
allanamiento se produce tras la contestación a la demanda, se aplicará el principio
del vencimiento.

Los requisitos que se desprenden del régimen jurídico del allanamiento del
demandado son:

1.º) Subjetivos: El demandado debe tener plena capacidad procesal, integrándose


también su capacidad de postulación.
Del mismo modo que atendiéramos supra también aquí la declaración de
voluntad que comporta el allanamiento necesita de los siguientes requisitos:
Por un lado, el representante legal del menor o del incapaz necesita
autorización judicial para allanarse, como por ejemplo, los padres y tutores.
Asimismo, el representante voluntario necesita mandato expreso del
representado. Y todo ello sin olvidar que para allanarse la persona jurídica
necesita manifestación de la voluntad del órgano de la misma que tiene
competencia conforme la ley o conforme sus propios estatutos.

2.º) Objetivos: Es muy importante atender al principio objetivo básico de que el


allanamiento solo es admisible desde la disponibilidad de los derechos. Es por ello
que el legislador ha querido expresamente, en su artículo 485.1 CPC considerar que
cuando el juez entienda que el allanamiento es contrario a la ley, al orden público o
al interés general, o que se realiza en perjuicio de tercero, o que encubre un fraude
de ley, dictará auto rechazándolo y mandando que el proceso continúe su curso.

También al hablar de allanamiento, como quiera que a ello nos referimos


anteriormente, es importante diferenciar entre las clases o modalidades de
allanamiento, que son total o parcial.

El allanamiento es total cuando el demandado se allana a todas las


pretensiones del actor, terminando el proceso y produciéndose los efectos generales
del mismo, salvo que concurriera fraude de ley o supusiera renuncia contra el interés
general o perjuicio de tercero, en cuyo caso se dictaría auto rechazándose y
siguiendo el proceso adelante.

Cuestión diversa es el supuesto de que, ejercitadas una pluralidad de


pretensiones, se allanare el demandado a alguna o algunas de ellas, o cuando el
demandado se halle conforme con parte de la única pretensión aducida, en cuyo
caso se produciría el allanamiento parcial, en aquellos supuestos de pluralidad de
pretensiones que pueden disgregarse por su naturaleza, de modo que respecto de
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las allanadas termina el proceso, y respecto de lo no allanado, continuará el
desarrollo normal del proceso.

3.º) De actividad: Los requisitos atienden a:

1”) Tiempo: El actor demandado puede allanarse en cualquier momento de la


primera instancia o de los recursos o de la ejecución de la sentencia.

Tradicionalmente se venía sosteniendo que el allanamiento era uno de los


posibles contenidos de la contestación a la demanda, si bien ello no significa que se
trate necesariamente del momento en que debe efectuarse el allanamiento, sino que
es uno de los posibles, como una de las conductas que puede efectuar el
demandado en el trámite de contestación a la demanda, sin que ello suponga que el
allanamiento es contestación. Es más, aún siendo éste un momento para efectuar el
allanamiento, este acto de disposición puede efectuarse en cualquier momento del
proceso.

También es posible el allanamiento tras la sentencia de primera instancia,


partiendo de que fue desestimatoria de la pretensión y ha sido recurrida,
entendiendo que en tal caso el allanamiento comportaría que el tribunal que conoce
del recurso debería dejar sin efecto la sentencia impugnada por razones producidas
con posterioridad a la misma, máxime si se tiene en cuenta que hasta la sentencia
firme el proceso no ha finalizado. Diferente sería si el recurrente fuere el
demandado, puesto que en tal caso se trataría más bien de algo semejante a un
desistimiento del recurso.

2”) Forma: El allanamiento tiene que ser expreso. Puede efectuarse por escrito o
verbalmente, en atención al principio que rige fundamentalmente el desarrollo del
trámite procedimental en el que se produce.

c) TRANSACCIÓN

En el ejercicio del poder de disposición de las partes cabe también transigir


sobre lo que sea objeto del proceso, excepto cuando la ley lo prohíba o establezca
limitaciones por razones de interés general o en beneficio de tercero.

Ahora bien, no todas las posibilidades de transacción son iguales, dado que
puede hablarse:

POR UN LADO, de una transacción extraprocesal, sin incidencia en el


proceso, y de una transacción en el proceso, que es la procesal.

POR OTRO, cuando la transacción se produce en relación con el objeto de un


proceso pendiente, alcanzándose un acuerdo, por conciliación, por avenencia, y deja
por ello de tener sentido el proceso, es posible que la misma se lleve a cabo de dos
formas: bien con presencia judicial, denominándole transacción judicial, siendo el
supuesto más típico el que se regula en la audiencia preliminar; bien sin presencia
judicial, pero siendo con posterioridad presentado al tribunal para su homologación.
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Los elementos que configuran el régimen jurídico de la transacción procesal
son:
1) Supone la participación de las partes, mediante concesiones recíprocas, con
o sin presencia judicial, en relación con la o las pretensiones, con el fin de no
continuar con el proceso;
2) La transacción se plasma en una resolución, que es la que pone fin al
proceso, que reviste la forma de auto, por medio del cual el tribunal
homologará los términos del acuerdo, convirtiéndose en título ejecutivo, y,
por tanto, pudiendo procederse por los trámites de ejecución de sentencias,
tanto si la transacción se hizo a presencia judicial (oral en los trámites de la
audiencia preliminar o de la vista o audiencia del juicio, y documentándose
en el acta) o sin la presencia judicial (debiendo presentarle al tribunal el
documento en el que se plasma la transacción);
3) Este auto produce efectos de cosa juzgada (art. 486.2 CPC). Esto es hasta
cierto punto un contrasentido con respecto a lo que dispone el artículo
siguiente, referido a la impugnación del acuerdo, dado que se dispone que
este acuerdo transaccional homologado judicialmente podrá impugnarse por
las causas que invalidan los contratos. Esto significa que abre la opción de
un nuevo proceso, cuando si tiene efecto de cosa juzgada no es posible
volver sobre lo resuelto, en este caso, lo acordado por las partes y
homologado por el juez con posterioridad.
4) Homologada la transacción por medio de auto judicial, se pondrá fin al
proceso, con archivo de lo actuado.
5) Finalmente y en lo que a la ejecución se refiere, el artículo 488 CPC señala
que lo convenido en transacción, una vez se ha producido la homologación
judicial, tendrá la consideración de título de ejecución y podrá llevarse a
efecto por los trámites de ejecución de sentencias que se regulan en la ley
procesal.

Los requisitos que configuran el régimen jurídico de la transacción son:

1.º) Subjetivos: Los exigidos respecto de la renuncia o el allanamiento se predican


también respecto de la transacción, incluida la exigencia de otorgar un poder
especial para que el representante de la parte pueda llegar a transigir, con la
salvedad de que la exigencia de autorización judicial para transigir en los supuestos
de representantes legales del menor o incapacitado sólo se exige cuando la
transacción afecta a determinados bienes, pero no con carácter general y respecto
de cualquier supuesto.

2.º) Objetivos: Si bien pueden reiterarse los límites objetivos que impiden la
terminación de un proceso por transacción (no esté prohibida por la ley ni se halle
limitada por razones de interés general o en beneficio de tercero, a las que nos
hemos venido refiriendo en los supuestos anteriores), existen supuestos específicos
legalmente determinados en los que se delimita la posibilidad o la prohibición de
transacción procesal judicial. Por ejemplo, en la legislación española existen algunos
de estos supuestos. En el Código Civil se establece que se puede transigir sobre la
acción civil derivada del hecho delictivo y en la LEC se determina la imposibilidad de
transigir en los procesos no dispositivos sobre capacidad, filiación y matrimonio, lo
que no es óbice a la posibilidad de que determinadas materias en estos procesos no
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dispositivos puedan transigirse, debiendo tratarse de sectores sobre las que las
partes puedan disponer libremente según la legislación civil aplicable.

3.º) De actividad: Los requisitos que deben concurrir para que pueda producirse la
transacción se refieren a:
1) Tiempo: En relación con el tiempo, debemos considerar que es posible la
transacción en cualquier momento de la primera instancia o en fase de
recursos; y
2) Forma: Puede ser escrita u oral, en atención al momento en que se lleva a
cabo la transacción, teniendo en cuenta las dos variables que permite el
procedimiento civil hondureño con la nueva legislación procesal. Cabría
pensar que cuando se realiza extrajudicialmente debe llevarse
documentalmente por escrito ante la autoridad judicial, y ser ratificado. Si la
transacción se realiza en presencia judicial, atendido el momento en que se
lleva a cabo, puede ser oral o escrito; si es oral, se hará constar por acta o
por cualquiera de los medios de reproducción los términos del acuerdo, con el
fin de obtener la homologación del mismo, con el fin de que produzca los
efectos que se la atribuyen.

d) SATISFACCIÓN EXTRAPROCESAL O CARENCIA SOBREVENIDA DE


OBJETO

Esta posibilidad de finalizar de forma anticipada el proceso y, por ello, de forma


anormal, se regula tanto en la legislación hondureña (en el art. 482 CPC) como en la
española. Supone en ambos casos la terminación del proceso por desaparición del
interés legítimo en obtener la tutela judicial pretendida, por haberse satisfecho fuera
del proceso las pretensiones del actor y, en su caso las del demandado
reconviniente.

Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que la satisfacción extraprocesal o la


carencia sobrevenida de objeto del proceso puede provocarse como consecuencia
de tres tipos de situaciones:

1.- Puede llegarse a esta situación por transacción extrajudicial; en este caso
se lleva al tribunal el convenio o pacto suscrito por las partes, con el fin de
solicitarle su homologación;
2.- Puede sobrevenir una carencia de objeto del proceso como consecuencia
de una confusión de las partes, que haga innecesario y absurdo el proceso;
así, por ejemplo, cuando se produce una fusión bancaria entre dos
entidades que eran las partes en conflicto, o cuando muere una parte
siendo la contraria su único heredero, siendo que éste acepta la herencia.
En estos casos el proceso termina con auto de sobreseimiento, poniendo
fin a la actividad procesal innecesaria; y
3.- Por último, puede que se hubiere obtenido la satisfacción de la parte fuera
del proceso dejando de existir interés legítimo en obtener la tutela judicial
pretendida (no se trata de un acuerdo transaccional, sino de cumplimiento
por el demandado de lo pedido por el actor en la demanda), en cuyo caso
nos hallaríamos ante la situación que describimos. Ejemplos de este último
supuesto se dan cuando el deudor paga al acreedor, o cuando se efectúa
Prof. Dra. Dra. h.c. Silvia Barona Vilar
Catedrática de Derecho Procesal, Universitat de València, España
Presidenta de la Corte de Arbitraje y Mediación de la Cámara de Valencia
una compensación, o cuando el demandante reconoce haberse equivocado
al interponer la demanda; en todos estos casos se está vaciando el
proceso de objeto, resultando absurdo que continúe.

El artículo 482 CPC de Honduras regula precisamente este supuesto de


terminación anormal del proceso, y lo hace en los siguientes términos:

1. Si tras la demanda o la reconvención ocurriera alguna circunstancia sobrevenida


que determinara la carencia de interés legítimo en obtener la protección
jurisdiccional solicitada, por desaparición de lo que sea objeto del proceso, por
haberse satisfecho las pretensiones fuera de él, o por cualquier otra causa, la parte
a quien interese lo planteará al tribunal, que dará audiencia por cinco (5) días a
todas las partes personadas.

2. Cuando alguna de las partes entendiera que el objeto procesal no ha


desaparecido o que no se ha dado satisfacción extraprocesal a sus pretensiones o,
con cualesquiera otros argumentos, sostuviera que sigue existiendo interés legítimo
en la protección jurisdiccional, presentará su oposición y el juez convocará a una
audiencia sobre ese único objeto, en los cinco (5) días siguientes.

3. Terminada la audiencia, en el plazo de tres (3) días el tribunal decidirá por auto si
procede continuar el proceso, imponiéndose las costas del incidente a la parte que
viera rechazada su pretensión.

4. Si la cuestión fuese planteada por todas las partes, o no se hiciese oposición a la


finalización del proceso por esta causa, de inmediato se dictará auto accediendo a lo
solicitado.

5. El auto de terminación del proceso tendrá los mismos efectos que una sentencia
absolutoria y hará el pronunciamiento sobre costas que proceda.

6. Contra el auto que ordene la continuación del proceso no cabrá recurso alguno.
Contra el que acuerde su terminación, cabrá recurso de apelación.

Los efectos que comporta esta modalidad son:

1.- La terminación anormal del proceso al desaparecer el interés por la tutela


judicial solicitada; en este sentido debe señalarse, como ha hecho el legislador, que si
la cuestión es planteada por todas las partes o no se hiciere oposición alguna a la que
lo plantea, de inmediato se citará auto accediendo a lo solicitado, esto es, a la
terminación del proceso.

2.- La terminación se produce por haber quedado satisfechas las pretensiones


objeto del proceso fuera del mismo y, por tanto, por alcanzar la satisfacción
extraprocesal ante el conflicto suscitado. Esto significa que tendrá los mismos efectos
que una sentencia absolutoria.

3.- La forma de finalizar el proceso será a través de auto judicial. El auto puede
decidir la continuación del proceso, pese a las alegaciones de las partes, en cuyo
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caso la ley dispone que no cabe interponer recurso alguno. Sin embargo, contra el
auto que pone fin al proceso por este motivo podrá ser recurrido en apelación.

4.- Este auto supone la terminación del proceso por motivos materiales, esto es,
se le atribuye, en suma, un valor semejante a la resolución de fondo que pone fin al
pleito –como señalábamos antes, como si se tratare de una sentencia absolutoria-, y
por ello tiene efectos de cosa juzgada;

5.- Como quiera que este auto tiene la consideración de cómo si una sentencia
absolutoria fuere, hará pronunciamiento de imposición de costas en los términos en
que a este se refieren.

En relación con el momento en que puede producirse esta forma de


terminación del proceso, en principio, podría alcanzarse esta satisfacción
extraprocesal en cualquier momento de la primera instancia (después de la
demanda o en su caso la formulación de la reconvención) o incluso en fase de
recursos, y ello por cuanto, producida la misma por causas sobrevenidas con
posterioridad al proceso, provocan la innecesariedad del mismo. A esta segunda
posibilidad no se refiere expresamente el artículo 482 CPC, si bien podríamos
interpretarlo desde la integración del precepto en el Código en general, pero también
en las distintas modalidades de terminación anormal del proceso que se han ido
analizando y desde las que es posible efectuar una integración a favor de esta
posición, a saber, que también en la fase de recursos podría producirse esta
satisfacción extraprocesal o carencia sobrevenida que hiciera absurdo la
continuación procesal.

En cuanto a la forma para alcanzar los efectos de terminación del proceso, se


exige la concurrencia de las dos voluntades, que ambas partes estén de acuerdo, lo
que comporta bilateralidad en la conformación de esta forma de terminación del
proceso. No se habla expresamente de bilateralidad pero si se deduce de la
regulación que se efectúa en el Código al respecto.

De este modo, si una parte sostuviera la carencia de interés legítimo en obtener


la protección jurisdiccional solicitada, por desaparición de lo que sea objeto del
proceso, por haberse satisfecho las pretensiones fuera de el o por cualquier otra
causa, la parte a quien interese lo plantea al tribunal, que dará audiencia por cinco
días a todas las partes personadas. Si alguna de las partes entiende que no ha
desaparecido el objeto proceso o que no se ha satisfecho extraprocesalmente sus
pretensiones, o argumentara cualesquiera otro que le permitiera sostener que existe
interés legítimo en la protección jurisdiccional, presentará oposición y el juez
convocará a una audiencia en los cinco días siguientes, con este único objeto. Por
tanto:

1.- Alegación de interés legítimo de una parte—oposición a la terminación por


esta causa.
2.- Audiencia en el plazo de cinco días sobre este objeto.
3.- Finaliza la audiencia y en el plazo de tres días desde esta finalización el
tribunal decidirá por auto si procede continuar el proceso, imponiéndosele las costas
del incidente a la parte que ve rechazada su pretensión.
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Presidenta de la Corte de Arbitraje y Mediación de la Cámara de Valencia
En aquellos supuestos en que no existiere oposición y, por tanto, todas las
partes estuvieren de acuerdo en la finalización del proceso por esta causa, se
dictará auto de inmediato, accediendo a lo solicitado por todas ellas.

En España se regula un supuesto especial de terminación del proceso por


satisfacción extraprocesal. Es al que se refiere el artículo 22.4 LEC española, que
permite la terminación del proceso de desahucio de finca urbana por falta de pago
por medio de la enervación del mismo. Los elementos que lo configuran son:

1.º) Se trata de una vía extraprocesal, consistente en el pago, de poner fin a los
procesos de desahucio de finca urbana por falta de pago de rentas o cantidades
debidas por el arrendatario, vaciando de contenido el objeto del proceso de
desahucio.
Repárese que no se trata de un acuerdo por el que se pagará, que se puede
llegar a documentar en una transacción extrajudicial y posteriormente ser
homologada, sino que supone un vaciar de contenido el objeto del proceso de
desahucio, al efectuar la satisfacción extraprocesal mediante el pago.

2.º) El pago puede realizarse en cualquier momento de la primera instancia siempre


antes de la celebración de la vista del juicio verbal (es el equivalente al juicio
abreviado de Honduras).

3.º) Las formas en que puede llevarse a cabo el pago pueden ser:

1) Mediante entrega directa de lo adeudado al actor;


2) Mediante puesta a disposición de la cantidad en el tribunal;
3) Mediante la puesta a disposición de la cantidad efectuada por conducto
notarial.

4.º) La resolución que pone fin al proceso por este motivo tendrá los mismos efectos
que una sentencia absolutoria firme (título judicial no ejecutable y cosa juzgada), sin
que proceda condena en costas (art. 22.1, II).

5.º) Se excluye esta posibilidad de terminación en los procesos de desahucio de


finca urbana por falta de pago cuando el arrendatario hubiera ya enervado el
desahucio en una ocasión anterior, reincidiéndose posteriormente en no pagar,
pretendiendo una segunda enervación del desahucio. No puede por ello beneficiarse
de esta situación. Y, asimismo, queda excluida esta posible terminación cuando,
requerido el arrendatario de pago fehacientemente, con al menos dos meses de
antelación a la presentación de la demanda, no se hubiere efectuado el pago al
tiempo de dicha presentación (art. 22.4, II).

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