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Recursos educativos abiertos (REA) y Trae tu propio dispositivo (Bring Your Own Device-
BYOD) 3
Introducción 3
Introducción
A lo largo de este tema vamos a hablar de dos aspectos que el informe Horizon indicó como que
impactarían la educación en un año o menos. Estos son los recursos educativos abiertos, que
surgen a raíz del e-learning y el m-learning e, íntimamente relacionado, lo que se ha llamado,
Bring Your Own Device (BYOD), es decir, Trae tu propio dispositivo
De ambos daremos una visión general que incluye su concepto, origen, características, ventajas
y desventajas, y finalizaremos con un ejemplo de aplicación en el aula.
Antes de hablar de los recursos educativos abiertos, tenemos que hacer referencia a un
concepto previo, el de e-learning (electroninc learning), término que se acuñó con la llegada de
Internet y su impacto en la educación. Este sistema de educación y capacitación a través de
internet ha revolucionado la enseñanza y, como ya señalamos, hace referencia a dos ámbitos,
tanto a las tecnologías como a las pedagogías que se utilizan:
Una de las vías de evolución del e-learning es el Aprendizaje móvil, que surge fundamentalmente
como respuesta a la aparición de los dispositivos portátiles conectados a internet
(smartphones…) y la cada vez mayor accesibilidad de estos (frente al e-learning que podía ser
con un ordenador de sobremesa conectado a Internet, lo que no tiene tanta flexibilidad). Este
hecho, junto a conceptos ya estudiados como el conectivismo o la educación expandida,
plantean un cambio en la educación, ya que los dispositivos electrónicos se convierten en
poderosas herramientas para la Educación Abierta.
La idea surge a raíz de los OpenCourseware que son cursos abiertos que inicialmente ofrecían
instituciones educativas muy prestigiosas como el Massachusetts Institute of Technology (MIT)
a través de plataformas que permitían que todos los estudiantes pudieran acceder libremente a
esta formación. Estamos hablando de cursos como los ofrecidos a través de plataformas como
Coursera, Khanacademy, edX… 1 y que el OpenCourseware Consortium define como “la
publicación digital libre y gratuita de materiales de nivel universitario de alta calidad. Tales
materiales son organizados como cursos y frecuentemente incluyen materiales para la
planificación de cursos y herramientas de evaluación, así como contenido temático”
(OpenCourseware Consortium , 2018 p.1) (www.ocwconsortium.org/aboutus/whatisocw)
A partir de estos cursos surgen los REAs, que se refieren a materiales digitalizados ofrecidos de
forma libre y abierta a educadores, estudiantes e instituciones para utilizar y re-utilizar en la
enseñanza, en el aprendizaje y en la investigación (UNESCO, 2002). Se basan en 3 aspectos:
El desarrollo de Software de Código Abierto: no tiene sentido que utilicemos un
software que no sirve para todos los ordenadores, que es de pago etc.
La formulación de estándares de licenciamiento de contenidos menos restrictivos que
los relacionados con las leyes internacionales que protegen los derechos de propiedad
intelectual (Copyright).
La creación y distribución de contenidos abiertos para cursos, especialmente en la
enseñanza superior.
Estos sirven para muchas cuestiones como: facilitar el acceso de todas las personas al
conocimiento; garantizar la libertad y la creatividad de producción; fomentar prácticas de
colaboración, participación y compartir; llevar la tecnología al aula de una manera productiva,
planificada y que promueve la idea de autoría entre profesores y alumnos; incentivar que los
educadores y los estudiantes sean reconocidos como autores; aprovechar mejor los recursos
públicos invertidos en material didáctico que, si REA, estarán disponibles a toda la
sociedad; mejorar el uso de los impuestos pagados por todos (ámbito público); permitir el acceso
a la educación a quien está en la escuela ya quien no está; mejorar el contenido que ya existe y
permitir que sean apropiados y adaptados a realidades locales; lograr una educación de calidad,
accesible y que integre distintas formas individuales de aprendizaje; fomentar la producción de
contenidos locales; incentivar el intercambio de recursos de aprendizaje entre instituciones,
académicos y dentro de las comunidades de práctica; permitir que el material didáctico y otros
recursos pedagógicos sean mejorados y compartidos universalmente - local, nacional y
1
Se pueden consultar muchas otras en el siguiente enlace:
https://www.educaciontrespuntocero.com/formacion/plataformas-de-formacion-
online/18508.html
Fuente: Logo REA Global por Jonathas Mello está bajo una licencia de Creative Commons
Reconocimiento 3.0 Unported
1.2. Concepto
Lo primero es importante señalar que los REAs no son ni e-learning, ni m-learning, ni aprendizaje
abierto… podemos utilizar estos recursos en cualquier aprendizaje, incluso en el aprendizaje
tradicional ya que se trata de recursos educativos concretos que podemos utilizar en la educación
de forma libre, es decir, podemos utilizarlos, modificarlos, adaptarlos a las características de
nuestros alumnos… de forma libre, sin ningún gasto y sin incurrir en ningún tipo de plagio. Pero
no suponen en sí mismos un sistema de aprendizaje.
aprendizaje
tradicional REAs e-learning
Otros...
A nivel global existe un movimiento a favor de este tipo de recursos, el movimiento educativo
abierto. Este movimiento se define como “las actividades educativas de acceso abierto que
permite prácticas formativas que van desde el uso de REA disponibles en Internet, la producción
de materiales con licenciamiento abierto, la selección de REA a través de repositorios y
conectores que actúan como infomediarios de los catálogos de REA, la diseminación de
prácticas en entornos académicos, gubernamentales, institucionales, etc., y la movilización hacia
las prácticas educativas” (Ramírez, 2002, p.5). Se defiende que a través del modelo abierto se
alcanzaría una educación para todos.
Este movimiento se ve influido por 3 acontecimientos a nivel mundial que han tenido lugar
respecto al uso de la información (Tovar Gutiérrez, López Ibarra, & Ramírez Montoya, 2014), las
TIC (1), las restricciones en el acceso al saber (2) y el acceso abierto a la producción científica
apoyado a través de la Iniciativa de Budapest (2002), las Declaraciones de la UNESCO (2002,
2012), la Declaración de Bethesda (2003) y la Declaración de Berlín (2003).
Todo ello en base a los potenciales beneficios que tienen los REAs:
1. Disponibilidad de materiales de aprendizaje gratuitos y de calidad para los
estudiantes, profesores e instituciones. Esto supone que los estudiantes de todos los
niveles pueden acceder a contenidos libres de carga económica (por ejemplo, no
necesitamos comprar libros, podemos hacer un curso de otra universidad sin
suponernos un coste, en zonas donde no haya escuelas con recursos o materiales
adecuados se pueden dedicar los recursos financieros a otras prioridades, las
familias ahorrarían mucho dinero al inicio de curso en materiales…)
2. Al poder modificar los materiales podemos adaptarnos mejor a nuestros alumnos,
acercándonos más a una población con necesidades cada vez más diversas en vez
de tener que usar distintos materiales con cada uno, lo que supone una educación
mucho más inclusiva. Igualmente, el alumnado puede tomar un papel mucho más
activo ya que puede formar parte en esta modificación de los materiales, haciéndolos
suyos. El profesorado, por su parte, puede discutir las modificaciones y volverlas a
compartir de modo que reciben una retroalimentación de otros docentes y que a su
vez pueden seguir usando los contenidos, formando parte de una comunidad cada
vez mayor.
3. En este mismo sentido, podemos hacer que el profesorado y las instituciones
formen parte de una comunidad cada vez mayor y global, aumentando ese
sentimiento de comunidad y promoviendo un mejor proceso de enseñanza
aprendizaje.
4. En los países con menos recursos o donde el profesorado tiene una formación
inferior, las instituciones pueden capacitar a sus docentes a bajo coste. Los REA
Uno de los principales motivos por los que los REAs no se han adoptado masivamente
es porque hay dos aspectos diferenciados y que en muchos casos se confunden, por
un lado está el recurso en sí, y por otro su uso pedagógico, tal y como señalan autores
como Ehlers (2011).
Contenido: son el contenido en sí, como cursos completos, materiales del curso,
hilos de contenidos, métodos de enseñanza y de aprendizaje, ejercicios, temas de
aprendizaje, colecciones, revistas, etc.
Herramientas : Software de apoyo a la creación, distribución, uso y mejora de los
contenidos de aprendizaje abierto que incluye la búsqueda y organización de los
contenidos, gestión de contenidos y sistemas de aprendizaje, herramientas de
desarrollo de contenidos y comunidades de aprendizaje en línea.
Los recursos para la implementación : son las licencias de propiedad intelectual para
promover la publicación abierta de materiales y herramientas, establecer principios y
localización de contenidos, tales como indexación, archivo, etc.
Por otro lado, está su uso pedagógico, el hecho de que tengamos un buen recurso no
implica necesariamente que sepamos cómo utilizarlo, al igual que sucede con las
nuevas tecnologías. Sin embargo, Celaya, Lozano y Ramírez (2009) consideran que a
pesar de que un docente no tenga una formación específica en esta materia, sí que su
experiencia docente le capacita para aprender a utilizarlo. En este sentido, es importante
que sepamos distinguir los buenos recursos y adaptarlos a nuestro contexto, tal y como
veremos más adelante.
Como señalan Varela, Alonso, Fernández Morales, Lavigne, & Ramírez Montoya,
2018), hay que llevar este movimiento de recursos educativos abiertos hacia una
etapa más avanzada, ya no basta con compartirlos a través de Internet, es necesario
comenzar a hablar de mejorar los procesos de enseñanza y de la gestión, es lo que
algunos autores denominan Prácticas Educativas Abiertas (PEA) y que se definen
como:
Así, la cuestión es cómo deben utilizarlos los equipos docentes y las instituciones, es
lo que se conoce como ecosistema de recursos educativos abiertos y que se refiere a
“la combinación de contenido subyacente y la individuos, instituciones y
organizaciones que contribuir y usar ese contenido para avanzar práctica docente y
aprendizaje de los alumnos” (Huttner, N.; Green, L., & Cowher, R. 2018, p. ).
desarrollo distribución
revisión uso
Estos aspectos nos sirven para hablar de un segundo factor, ¿cómo controlamos la calidad?
Es una de las cuestiones más complejas y a la vez más sencillas. Somos los propios
docentes los que controlamos la calidad de los recursos educativos que utilizamos ya
que, además de utilizarlos, podemos mejorarlos si consideramos que algo no es
correcto o no nos es útil. Si bien es cierto que están surgiendo herramientas de
valoración de la calidad, muchas veces en los propios repositorios, como son
valoraciones de los docentes a través de puntuación, estrellas, comentarios…
Igualmente, existe la posibilidad de seguir normas de calidad que van a garantizar los
contenidos, como la norma UNE 71362 2 desarrollada por el grupo de trabajo GT12
“Calidad de los materiales educativos digitales”, perteneciente al Comité Técnico de
Normalización CTN 71/SC36 “Tecnologías de la Información para el aprendizaje”., es
un modelo y una herramienta para la medición de los MED, y está dirigida a cualquier
persona, grupo, institución, administración o empresa involucrada en los procesos de
creación, uso y valoración de material educativo digital, diferenciando a su vez cuatro
tipos de usuarios: Autor/Creador, Consumidor/Usuario, Revisor/Evaluador y
Proveedor/Distribuidor.
Tabla 1
Adaptación de herramienta de evaluación de la calidad UNE 71362 al perfil
15 Criterios
1. Descripción didáctica: valor y coherencia didácticos
2. Calidad de los contenidos
3. Capacidad para generar aprendizaje
Igualmente, tanto para difundir un REA como para utilizarlo, tenemos que pensar en el
tipo de licencia. Es una de las cuestiones más importantes ya que por un lado
queremos saber cómo van a utilizar nuestro trabajo, y por otro lado como debemos
utilizar nosotros el trabajo de los demás. Lo primero es preciso señalar que no
podemos hacer todo lo que queramos con los recursos, dependerá del tipo de licencia,
y como ya hemos dicho la más común es creative common, pero dentro de esta, hay
muchos niveles y no todos ellos son REAs:
Muchos de los otros factores los iremos trabajando el los próximos temas como es el evaluar a
través de REAs, en lo que trabajaremos en el tema dedicado a Learning Analytics o como
desarrollar recursos y adaptaciones para el alumnado diverso, que lo veremos en que Tema 11.
En España hemos vivido programas como Escuela 2.0, en el que los centros (a través de una
financiación conjunta entre el Estado y la Comunidad Autónoma) proveían de un ordenador o
tablet a cada alumno. Ahora estos programas están cercanos a la extinción. De hecho, en
muchas comunidades autónomas españolas (por ejemplo, Aragón) han desaparecido por falta
de financiación. Este hecho, unido al aumento de los ordenadores en el hogar y su
abaratamiento, han hecho que se valore la posibilidad de que los alumnos lleven a clase su
propio ordenador o dispositivo electrónico. Es lo que se conoce como Bring your own device
(BYOD, “Trae tu propio dispositivo”), Bring your own tecnology (BYOT, “Trae tu propia
tecnología”), Bring your own browser (BYOB, “Traiga su propio navegador”) o Bring your own
app (BYOA, “Trae tu propia aplicación”). Aunque con matices la idea de todos ellos es que sea
el estudiante el que traiga su propio dispositivo al aula.
Este es un fenómeno que cada vez vemos más en el trabajo, o en la Universidad, donde los
estudiantes que lo desean llevan su ordenador a clase para tomar apuntes, etc. Pero no solo se
utiliza para hablar de ordenadores, se refiere a todos los dispositivos móviles, incluidos los
teléfonos, por ejemplo. Estos últimos generan mucha controversia sobre si es conveniente
llevarlos a las clases o no. Profundizamos a continuación en estas y otras ideas
2.1. Antecedentes
En España, hace menos de 20 años vivimos la llegada del ordenador a los colegios a través de
aulas de informática: una sala de unos 20 ordenadores a las que acudían los profesores con sus
alumnos para realizar actividades concretas en las que, generalmente, dos alumnos tenían que
compartir ordenador.
Mientras tanto, en los países anglosajones (primero en Australia y posteriormente en Maine, US)
se empezaba a implementar el modelo de un ordenador por alumno (también se le denomina
modelo 1:1, 1 a 1, tecnología de inmersión…) y en 2007 se estimaba que casi el 25% de las
escuelas estadounidenses ya lo habían implementado (Holcomb, 2009). En España, por ejemplo,
no es hasta 2008 que se pone en marcha el programa “Escuela 2.0”, plazo en el que también
sucede en otros países latinoamericanos, aunque en todos ellos de manera limitada dados sus
costes, lo que llevó, como trataremos, a otro tipo de modelos más sostenibles.
La conclusión más importante a la que llegaron los estudios es que las expectativas sobre los
beneficios de las TIC en los estudiantes deben ser realistas, no desmesuradas, sobretodo porque
el impacto positivo requiere tiempo para poder ser comprobado. De hecho, algunos autores
señalan que los efectos positivos no se ven hasta el tercer año de implementación (Holcomb,
2009). Aun así, podemos preguntarnos, ¿cuáles son esos impactos positivos?:
El 78% de los estudiantes tuvo una “mejora significativa” (Greaves y Hayes, 2008)
Reducción del absentismo de los alumnos (Dunleavy, Dexter y Heinecke, 2007)
Mejora de la disciplina escolar en un 29% (Dunleavy, Dexter y Heinecke, 2007)
Además, McFarlane, Triggs y Ching (2009) señalan que facilita el trabajo
colaborativo e interactivo; aumenta la motivación; fomenta el intercambio de ideas y
la co-creación de conocimiento; aumenta la participación; favorece la autonomía y la
independencia; permite que los estudiantes puedan revisar lo estudiado y consolidar
lo aprendido; el aprendizaje es más flexible (acceso a los contenidos desde cualquier
lugar, posibilidad de trabajar desde todas partes…)
Pese a estos resultados prometedores, el informe de la OCDE (2010) señala que la presencia
de los dispositivos no garantiza los resultados, siendo precisas unas guías adecuadas para los
profesores.
Las iniciativas 1:1 surgen como una forma de reducir la brecha digital, tanto en la escuela como
en el hogar, y la idea de expandir el modelo a los países en vías de desarrollo trata de reducir la
brecha entre los jóvenes de diferentes países. Pero la crisis económica ha dado un cambio a
esta tendencia y ha llevado a valorar que cada estudiante lleve su propio ordenador a clase en
vez de que sea el centro el que lo provea.
Independientemente del cambio, si hay alguna lección que podemos aprender del modelo 1:1 es
la necesidad de que se apoye al profesorado y al alumnado para que este tipo de iniciativas
tenga efectos positivos. En este sentido, el informe de la OCDE (2010:11) establece:
Una de las críticas más importantes es que esta iniciativa se centra más en la tecnología (tener
ordenador) que en cómo este debe usarse.
Junto con estos 3 elementos, “la velocidad a la que evolucionan las tecnologías, su rápida
desactualización, y los costes derivados de su soporte y mantenimiento, hace que surjan dudas
en torno a la sostenibilidad a largo plazo de estos programas, sobre todo en los centros
públicos”. (European Schoolnet, 2015:3)
Vamos a hacer aquí una puntualización. Por un lado, tenemos que hablar de la Universidad, de
los adultos, y por otro lado de los menores. Respecto a los primeros tenemos que hacer
referencia a cómo cada vez son más los estudiantes que acuden con su ordenador – u otros
dispositivos- a clase. Podríamos decir que el 100% de los universitarios van a clase con un móvil
con acceso a Internet. En este sentido, el BYOD es solo una regulación del uso pedagógico de
estos dispositivos, “sacarle partido” a una realidad.
Por otro lado, tenemos los colegios e institutos. Hablamos en general de educación obligatoria.
En muchos de ellos antes se facilitaba un ordenador a cada estudiante y ahora, debido a la crisis
económica, se cambia el modelo. Pero también es cierto que muchos de estos menores acuden
a sus centros con teléfonos móviles y se hace también necesaria una política de uso.
Sin embargo, otros han expresado algunas inquietudes por trasladar la responsabilidad y el coste
de la adquisición, y en algunos casos también del mantenimiento, de las tecnologías del gobierno
e instituciones a los padres. Esta preocupación es mayor en los países en los que la educación
es totalmente pública y gratuita. En otros países se observa cierta preocupación por la posible
desigualdad social que pueda surgir, haciendo aún más amplia la brecha digital si algunos
estudiantes y sus familias no pueden permitirse adquirir un dispositivo para llevar a cabo el
programa BYOD.
Los directores de centros que han implantado -o tienen planes para hacerlo- un programa BYOD,
demuestran ser plenamente conscientes del aspecto anteriormente mencionado relacionado con
la posible desigualdad, por lo que ponen en marcha varias estrategias para impedirlo. Entre ellas,
negociar precios de dispositivos y/o que su pago pueda hacerse a plazos a través del centro o
directamente del proveedor.
Para que, tanto estudiantes como docentes, no se sientan desmotivados y frustrados, es muy
importante que el centro disponga de una excelente banda ancha y red Wi-Fi, que pueda
mantener un buen servicio que, la mayor parte de las ocasiones, será usado por un gran número
de usuarios a la vez. Igualmente, es crucial contar y/o contratar personal de apoyo TIC.
Parece que BYOD es más común en los centros de enseñanza secundaria que en los de
primaria. De las entrevistas para la elaboración de esta guía, se desprende que en enseñanza
secundaria postobligatoria, los modelos BYOD son más similares a los universitarios, en los que
el alumno tiene plena responsabilidad, tanto sobre el dispositivo como sobre su mantenimiento.
Los enfoques para la implementación de BYOD son variados e incluyen: integración a nivel
regional o a nivel de centro; informal, conducidos por docentes innovadores y de manera
individual con unas pocas clases; y otros en los que se permite a los alumnos llevar al centro y
usar ciertos tipos de dispositivos, sin que este uso esté acompañado de cambios pedagógicos
que permitan beneficiarse plenamente de la tecnología.
Los directores de los centros han de estar involucrados e formados para llevar a cabo un
programa BYOD y poder liderar el cambio.
¿Cómo está actualmente la situación? Según señala Afreen (2014) en una encuesta realizada
por Educause en 2012, la mayoría de los estudiantes universitarios (86%) poseen computadoras
portátiles como su principal dispositivo informático con fines académicos, pero más estudiantes
que en años anteriores poseen tabletas (15%), teléfonos inteligentes (62%), Y / o lectores
electrónicos (12%). Otra encuesta realizada por Bradford Networks para institutos educativos de
Estados Unidos y Reino Unido descubrió que el 85% de los institutos permiten a los estudiantes
y al personal acceder a la red escolar. Esto es más alto en educación superior (89%) y menor en
K-12 (primaria y secundaria en el Reino Unido) donde es sólo el 44%. También se observa que
los dispositivos personales se utilizan tanto para fines educativos como para fines privados: el
78% dijo que los dispositivos se utilizan en sus sistemas escolares "para uso personal de los
profesores y estudiantes", mientras que el 72% para completar las asignaciones de clase. Estas
BYOD no se refiere únicamente a quién paga el dispositivo, hace referencia también a las
políticas de uso de estos dispositivos, aunque solemos centrarnos solo en lo primero. Si
volvemos a lo ya comentado en el tema 1, el quién paga el dispositivo estaría relacionado con
las competencias de acceso, mientras que su adecuado uso hace referencia a las competencias
informacionales, lo que es también fundamental aunque muchas veces se olvide.
Si volvemos al ejemplo del aula de informática que aún tienen muchos centros educativos, como
profesores, vienen a nuestra mente preocupaciones como si todos los ordenadores funcionarán,
que están viejos y quizás vayan muy lentos, los virus… Estos problemas desaparecen cuando el
estudiante trae su propio dispositivo. El hecho de que sea propio, hace que el estudiante tenga
una mayor responsabilidad sobre él, se preocupe de cuidarlo, mantenerlo actualizado, etc. El
cuidado es mayor que cuando el dispositivo “es del cole”
“El perro ya no se puede comer los deberes”. Todos los contenidos van con el alumno/a, el
trabajo elaborado en clase o en casa ya no tiene que ir en USB del colegio a casa y viceversa,
sino que es el estudiante el que tiene que tener sus ficheros en el ordenador personal. Incluso
algunas instituciones, como Universidades, ofrecen gran capacidad de almacenamiento gratuito
en la nube.
Conocemos mejor nuestro propio dispositivo, lo utilizamos más y sabemos manejarnos con
mayor fluidez que cuando nos prestan el ordenador de otra persona. Lo mismo sucede con la
educación, el alumno se siente más cómodo y lleva a cabo las tareas más rápido, lo que en un
aula con muchos estudiantes es especialmente importante ya que si el profesor tiene que ayudar
a cada alumno porque no sabe manejar el dispositivo se pierde un tiempo del que no se dispone.
Por otra parte, este modelo tiene una importante desventaja: el gasto económico que puede
ocasionar a las familias y los problemas de equidad. El proyecto Future Classroom Lab señala
que se puede argüir que al igual que los padres compran los libros y el material escolar, pueden
comprar el dispositivo, pudiendo este llegar a ser una sustitución de los libros y el material si se
realiza una adecuada programación pedagógica. Otro de los problemas de equidad que se puede
plantear es que se creen diferencias entre el alumnado por quién tiene el mejor (o más caro)
dispositivo. En este sentido, no estamos hablando de un problema nuevo, es algo que ya
preocupa a padres y profesorado al hablar de ropa o de móviles. También para ello se han
planteado alternativas, por ejemplo, que las escuelas solo permitan que los estudiantes traigan
determinados tipos y modelos de dispositivos móviles o que estos se compren a través de la
escuela o de proveedores autorizados. Esto implica que la escuela y los padres tienen un mayor
control, se facilita el uso (todos se utilizan de la misma forma y el profesorado no tiene que
preocuparse, por ejemplo, de si la tarea que han diseñado puede hacerse en todos los
dispositivos, apps…).
Que todos los estudiantes tengan el mismo dispositivo tiene ventajas incluyendo:
Simplificación del soporte técnico.
Reducir la cantidad de formación que necesita el profesorado
Permitir que los maestros planifiquen la enseñanza con una gama más amplia de
recursos (incluyendo aplicaciones, recursos de Internet, etc.) pero con menos
complejidad durante las clases.
Aunque el problema económico es muy importante, existen otras preocupaciones en torno al uso
de los dispositivos tecnológicos en el aula, como son el si supone una distracción para los
alumnos, pero esta cuestión es independiente de quién provea del dispositivo electrónico.
Escenario 2: BYOD como iniciativa voluntaria para los alumnos de más edad
El director del centro es el que toma la decisión de que los alumnos en cursos
superiores lleven sus propios dispositivos al centro para apoyar su aprendizaje. El
liderazgo lo lleva el director y los profesores no están obligados a seguir el BYOD,
aunque si están interesados se les ofrece formación específica. El centro
proporciona solo la conexión WiFi.
El mismo informe hace referencia a que el cambio hacia un modelo BYOD pasa por dos fases,
Desde la práctica, byodsandpit.weebly.com ha elaborado un gráfico que explica los pasos para
establecer un BYOD en los centros educativos. La primera fase, investigación, consiste en
asegurarse de lo que es BYOD y sobre qué modelo es el mejor para nuestro centro. La segunda
fase, consulta, sirve para medir la disposición del profesorado, identificar necesidades en cuanto
a los dispositivos y presentar los siguientes pasos. Finalmente, la tercera fase es la de desarrollar
la política BYOD del centro.
Esto nos lleva precisamente a tratar un tema fundamental, la política de BYOD. Hasta ahora nos
hemos centrado en aspectos relacionados con el acceso, con el cambio a que sean las familias
las que se hagan cargo de la compra del dispositivo electrónico que el centro decida pero,
¿después qué?
La política de uso es una cuestión que debe decidirse de manera participativa con los miembros
de la comunidad educativa, aunque en general debe incluir aspectos como el tipo de dispositivos
admitidos, la política de acceso a Internet, la responsabilidad sobre los dispositivos, la guía de
Algunos ejemplos de normas que siguen los centros con respecto al uso de dispositivos
personales podrían ser:
1. Guía de uso de los dispositivos personales en el centro educativo (se trata de un centro
educativo de Inglaterra):
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