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Tema 8.

La poesía desde los Novísimos a la actualidad

A partir de 1975, año de la muerte de Franco, van produciéndose cambios


destacados no sólo en la sociedadsino también en la cultura española.
Aunque la poesía ha sido tradicionalmente un género minoritario, a
diferencia de la
novela, lo cierto es que desde finales de los años 60 venían
observándose un cambio en las tendencias poéticas. El motivo
fundamental es la irrupción de un grupo destacado como los
Novísimos. Esta denominación parte de la idea del crítico y editor
Josep María Castellet, quien en 1970 publica la
antología Nueve novísimos españoles. Se recoge en ella a nueve autores, todos
ellos nacidos con posterioridad a la Guerra Civil, y que andaban publicando sus
primeros libros a finales de los años 60. La repercusión de esta antología dio lugar,
con adhesiones y críticas, a la generación poética de los Novísimos, a quienes
los críticos denominaron negativamente como los “venecianos”.

En la mencionada antología, afirma Castellet, que estos autores


“novísimos” se basaban en una “nueva sensibilidad”, donde confluía no sólo la
tradición literaria españolao anglosajona sino influencias nuevas como la música
electrónica, el pop, el rock, los cómics, el cine negro e incluso las marcas
publicitarias. Se trataba de unos escritores que presumían de alta cultura, lecturas
exquisitas, y de estudios universitarios. En el fondo, los escritores novísimos son
herederos del camino que se había abierto con la anteriorGeneración del 50
y, especialmente, con autores como Jaime Gil de Biedma o Francisco Brines, a
quienes muchos de estos jóvenes consideraban sus maestros inmediatos. De la
antología Nueve novísimos españoles, destaca Manuel Vázquez Montalbán, que
posteriormente será conocido más por sus novelas policíacas. Entre los autores,
entonces más jóvenes, estaban Félix de Azúa, nacido en 1944, un autor
preocupado por la estéticay el arte, que con el tiempo será un destacado columnista
y miembro de la Real Academia; Guillermo Carnero, alicantino, nacido en 1947,
que había despuntado muy pronto con un libro lleno de referencias culturales como
Dibujo de la muerte. Pero, sin duda, el escritor más relevante de los nueve fue Pere
Gimferrer, nacido en 1945, que por entonces había publicado un llamativo libro
titulado Arde el mar. Gimferrer alternará después su labor poética en castellano y
catalán con su cometido como editor y traductor. Gimferrer ha estado en las listas
de candidatos al Premio Nobel de Literatura y es miembro también de la Real
Academia.

Como respuesta a la famosa antología, en 1971 aparecieron


otras antologías, como la que publicó el profesor universitario
Antonio Prieto, que se llamó Espejo del amor y de la
muerte. En ella se dieron a conocer otros poetas también
catalogados como novísimos. Estos autores, más
relacionados con Madrid, seguían la estética culturalista y
alardeaban de altas lecturas internacionales.
Se concentran en torno al magisterio de Vicente Aleixandre, autor del 27, al que
visitan a menudo en su casa de Madrid. Destacan tres nombres fundamentales en
esta segunda etapa novísima: el leonés Antonio Colinas, Premio Castilla y León
de las Letras, y autor de libros como Sepulcro en Tarquinia (1975) y Jardín de
Orfeo. Colinas es un autor de influencia italiana que ha evolucionado hacia la
mística; por su parte, Luis Alberto de Cuenca (Madrid, 1951) es uno de los autores
más valorados hoy por los lectores jóvenes. Luis Alberto de Cuenca reivindica una
poesía de “línea clara”, muy narrativa, actual y fácilmente entendible, lo que no
está reñido con una elaboración precisa. De entre sus obras destaca La caja de
plata. Algunos de sus poemas han sido cantados por Loquillo y un texto concreto
como el poema “El desayuno” escitado a menudo por adolescentes en sus redes
sociales; muy amigo del anterior es el madrileño Luis Antonio de
Villena que reivindica la masculinidad y la belleza en unos poemas
a veces cercanos a la prosa. En 1981 recibió el Premio de la Critica
por su libro de poemas Huir del invierno. Luis Antonio de Villena
es un dinamizador de la poesía, dada su faceta de crítico literario
y jurado de numerosos premios. Es, además,
autor de numerosas novelas, ensayos y memorias. El propio Luis
Antonio de Villena acuñó el termino “postnovísimos” para
englobar a aquellos autores de la generación siguiente. Hay varios nombres
destacables en esta época. En 1981 surge Blanca Andreu, de influencia
surrealista, o el leonés Andrés Trapiello (1953), que desarrollará una inmensa obra
entre libros de poemas, novelas y unos diarios que alcanzan ya los veinte tomos
bajo el título de Salón de pasos perdidos. Por aquellos años finales de los setenta
irrumpe un poeta inclasificable, distante de los grupos de poder, y que se ha
revalorizado con los años, como es el salmantino Aníbal Núñez, fallecido
prematuramente en 1987.

Es lógico que el culturalismo de los novísimos llegara a una cierta


repeticiónpor lo que las siguientes generaciones se dividieron en dos sectores que
por momentos parecieron muy enfrentados en medio de debates, polémicas y
antologías. De un lado, la llamada “poesía del conocimiento”, con influencia de
los escritores místicos, de Machado, del ultimo Juan Ramón Jiménez o de autores
de los 50 como José Ángel Valente. En este sector se encontraría la poesía de José
Luis Puerto o de VicenteGallego. Por el contrario, encontramos la “poesía de la
experiencia”. Esta etiqueta engloba a poetas que triunfaron entre el final de los
ochenta y los noventa. Siguen esa poesía de la comunicación que incluye
elementos cotidianos y busca una aparente simplicidad. De los muchos poetas
incluidos en esta poesía de la experiencia sobresale pronto un nombre: el granadino
Luis García Montero, autor de Las flores del frío.

Esta polarización en dos sectores, muy enfrentados en su momento, fue


relajándose con el tiempo, de manera que aparecieron diferentes tendencias
más abiertas a finales de los noventa. Uno de los poetas más destacados
hoy en día es Juan Antonio González Iglesias (Salamanca, 1964),
heredero de la poesía de Cernuda, Gil de Biedma y Luis Antonio de Villena.
Su principal libro, reivindicación del cuerpo masculino, es Esto es mi
cuerpo. Hay, asimismo, una poesía femenina que va abriéndose camino,
sobre todo con autoras como Elena Medel, que triunfó muy joven con un
poemario como Mi primer bikini. La poesía en estas dos últimas
décadas tiene un protagonismo femenino muy fuerte. De todos modos, el panorama poético
del nuevo milenio es tan abierto que resulta difícil valorar qué va a quedar de estas dos
décadas. Han sido años en los que la poesía ha estado dominada por tres editoriales como
Visor, Hiperión y Pre-
textos, así como por una serie de premios como el Loewe, el Ciudad de Melilla y otros. Sin
embargo, desde 2015 aproximadamente, y siguiendo una pauta internacional, la poesía ha
pasado de ser un género minoritario a ocupar estanterías enteras en las cadenas de
librerías y losgrandes almacenes y conseguir cifras de ventas apabullantes. Entre estos
poetas “millenials” o “poetas 2.0” se mezclan cantantes, raperos, influencers, por lo que es
complicado saber dónde terminará. Un reciente estudio, titulado precisamente La lira de las
masas, habla de fans más que de lectores. La escritura para estos autores nuevos es
comunicación, por lo que se difunde en teatros, bares y cuentas de Youtube. Sin embargo,
en la parte positiva está el hecho de que un público muy joven sigue a estos poetas y agota
sus ediciones. De este amplio número de autores podemos destacar a Elvira Sastre,
segoviana nacida en 1992, y autora de La soledad de un cuerpo acostumbrado a la herida.
La poesía está ahora en las redes y vende miles de ejemplares.

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