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LA POESÍA DESDE 1939 A LOS AÑOS 70

La poesía desde 1939 a los años 70: tendencias [testimonial, social y del
conocimiento], autores y obras representativos.
En líneas generales, la evolución de la poesía española de posguerra es
bastante similar a la de la novela: existencial en los 40, social en los 50,
experimental en los 60 y abierta a diversas tendencias desde los 70. Lorca
había sido vilmente asesinado, Miguel Hernández morirá encarcelado y la
gran mayoría de los poetas parten al exilio. Esos escritores, Juan Ramón
Jiménez y León Felipe entre muchos, configuran la “España transterrada”
en el cultivo de una poesía dolorosamente humanizada.
En la década de los cuarenta, durante la inmediata posguerra, la poesía
está muy condicionada por la situación histórica: los poetas buscan un
sentido a la realidad, que encuentran en la espiritualidad o en la queja. En
general, se trata de una poesía fuertemente individualista, aunque
conviven tres tendencias:
▪ Una poesía arraigada, conforme con el régimen de Franco, en la que los
autores, agrupados en torno a las revistas Garcilaso y Escorial, exaltan el
pasado imperial e ideal y recuperan temas tradicionales como la religión,
paisaje, amor y formas clásicas como el soneto. Los más destacados son
Luis Rosales, Luis Felipe Vivanco, Dionisio Ridruejo y Leopoldo Panero.
▪ Una poesía desarraigada, en desacuerdo con su realidad y que aborda
una temática existencial: angustia, duda, con lo social como trasfondo. El
tono es trágico, el lenguaje desgarrado y la forma más utilizada es el verso
libre.
El núcleo de esta tendencia es la revista Espadaña, que agrupa a autores
cono Crémer, Bousoño, J. M. Valverde, y poetas del 27 como Dámaso
Alonso y Vicente Aleixandre.
▪ Una poesía vanguardista, ajena a la situación del país y dedicada a la
experimentación lingüística y formal. Sus principales representantes son el
Grupo Cántico, liderado por Pablo García Baena, y el postismo, último
vanguardismo español, que se define a sí mismo como “surrealismo
ibérico”, encabezado por Carlos Edmundo de Ory. Estos poetas tratan
sobre todo sobre el amor, muchas veces manifestado en formas de amor
prohibido, a la vez que reivindican la libertad creativa y el sentido lúdico
de la poesía.
En los años cincuenta la poesía, por un lado, se vuelve más metafísica y
profunda, y por otro, se hace más abiertamente social, puesto que se
busca el testimonio crítico de la realidad española, cuyos temas son la
injusticia social, la libertad, la explotación política, el trabajo y el
compromiso y la solidaridad. Los autores más importantes son Blas de
Otero (Ancia), Gabriel Celaya (Las cosas como son), José Hierro (Alegría) y
Ángela Figuera (Mujer de barro). La poesía social deja a un lado los
problemas individuales para centrarse en los colectivos, lo cual se plasma
con un lenguaje coloquial, llano y asequible con el que se pasa del “yo” al
“nosotros”.
Con el desarrollismo y el fin del aislamiento que trajeron consigo los años
sesenta, se inicia un leve proceso de apertura y, también, de renovación
formal. Aunque no se abandona el testimonio crítico, los poetas abordan
una transformación del lenguaje, haciéndolo más elaborado y retórico y
los temas se orientan preferentemente hacia lo personal (la infancia, el
amor, la familia...) a veces filtrados por el humor o la ironía. Se trata de
una poesía escéptica, que asume su incapacidad para cambiar la realidad,
de modo que se centra en lo cotidiano e íntimo. Los autores más
significativos son Ángel González (Áspero mundo), Jaime Gil de Biedma
(Las personas del verbo), José Ángel Valente (A modo de esperanza),
María Victoria Atencia (El coleccionista) y Claudio Rodríguez (Conjuros).
Este proceso de renovación y la tímida apertura exterior que se estaba
dando en el país son determinantes para que, a finales de los años
sesenta, surja un grupo (reunido en torno a una antología poética: Nueve
novísimos poetas españoles, 1970) denominado los “novísimos”, que
recoge los postulados de los poetas de Cántico y rompe definitivamente
con la literatura social para abrazar una poesía estetizante y decadente
que, por otro lado, dé cabida a otras modalidades artísticas como el cine o
el cómic, la música pop o la publicidad. Entre estos poetas se pueden
mencionar a Pere Gimferrer, Leopoldo María Panero, Antonio Carvajal,
Ana María Moix, entre muchos más.

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