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anulabilidad?
De otro lado la invalidez del acto jurídico está regulada en el título IX (nulidad
del acto jurídico) del Libro Segundo del Código Civil. ¿Qué justifica este trato
diferenciado? Prima facie podemos decir que la teoría de la invalidez en el
matrimonio está pensada en un acto jurídico cuyo contenido viene
predeterminado por ley y cuyo interés es de carácter público mientras que la
teoría de la invalidez del acto jurídico, del Libro II, fue elaborada para regular
actos de autonomía privada, es decir, aquellos contratos en los cuales las propias
partes sean las protagonistas y puedan establecer los derechos y obligaciones que
a ellas se les ocurran. Estamos aquí ante negocios (y no actos) jurídicos.
Puede ser que, a pesar de las precauciones tomadas por la ley, un matrimonio
haya sido irregularmente celebrado. La ausencia o la imperfección de una las
condiciones de formación del matrimonio no entraña siempre la nulidad,
contrariamente al derecho común de la anulación de los actos jurídicos. La ley
enumera los casos en los cuales hay lugar a la anulación del vínculo matrimonial:
estos casos son tradicionalmente calificados de impedimentos absolutos. En las
otras hipótesis, que constituyan impedimentos prohibitivos, no se incurrirá en la
nulidad. (Bénabent, 2003, p. 85)
Estos requisitos sui géneris, en su faz negativa, son los llamados impedimentos
matrimoniales absolutos (art. 241 del CC) e impedimentos matrimoniales
relativos (art. 242 del CC), que aunados al consentimiento libre, la
heterosexualidad de la pareja, la formalidad ad solemnitatem del acto y la
finalidad de hacer vida en común constituyen los requisitos de validez o
elementos del matrimonio.
Para la validez de matrimonio se aplican, pues, las normas especiales del Libro
de Familia y de manera supletoria las genéricas del acto jurídico. Es decir, la
nulidad y anulabilidad del matrimonio tienen matices propios y peculiares
características; sin embargo su régimen jurídico no difiere del establecido para
los actos jurídicos (Libro Segundo del CC); las normas ahí consideradas serán de
aplicación siempre que no existan normas especiales que se contrapongan
(convalidación). (Varsi Rospigliosi, 2011, p. 244)
Es nulo el matrimonio:
1. Derogado
2. Derogado
El artículo 274 del Código Civil establece las causales de invalidez relacionadas
con la aptitud nupcial, y precisamente en su inciso 3, señala que es nulo el
matrimonio del casado (bígamo), toda vez que este tiene impedimento para
celebrar nuevo matrimonio fundado en la necesidad de conservar el tipo
universal de la familia monogámica.
Podemos concluir señalando que la nulidad del matrimonio por bigamia procede
ante la imposibilidad que tiene el casado de contraer un nuevo matrimonio
fundada en la necesidad de conservar la monogamia matrimonial y además
siempre que el accionante haya actuado de buena fe.
En este último caso la prohibición igualmente les alcanza, sin embargo quizás
por considerar que se trata de que el parentesco es un poco mas distanciado, la
ley permite que por razones atendibles, se otorgue dispensa judicial a fin de
posibilitar este matrimonio, e incluso habiéndose celebrado el matrimonio sin la
licencia judicial respectiva, se permite convalidar el matrimonio con resolución
judicial autoritativa. (Aguilar Llanos, 2016, p. 126)
2.5. Del condenado por homicidio doloso de uno de los cónyuges con el
sobreviviente a que se refiere el artículo 242, inciso 6
2.7. De los contrayentes que, actuando ambos de mala fe, lo celebren ante
funcionario incompetente, sin perjuicio de la responsabilidad
administrativa, civil o penal de éste
Este supuesto se ubica dentro de las formalidades que deben guardarse para
celebrar un matrimonio válido. El título pertinente del Código referido a la
celebración del matrimonio propiamente dicho, nos señala quienes son las
personas competentes para casar, obviamente lo será el alcalde o la persona que
este designe, pero también nos dice que el alcalde puede delegar esta facultad al
párroco, director de un hospital u otro alcalde de otra jurisdicción, pero esta
delegación debe ser expresa y constar por escrito. (Aguilar Llanos, 2016, p. 129)
3. Acción de nulidad
La acción de nulidad debe ser interpuesta por el Ministerio Público y puede ser
intentada por cuantos tengan en ella un interés legítimo y actual. Si la nulidad es
manifiesta, el juez la declara de oficio. Sin embargo, disuelto el matrimonio, el
Ministerio Público no puede intentar ni proseguir la nulidad ni el juez declararla
de oficio.
Conforme al artículo 275 del Código Civil, cuando la nulidad del matrimonio es
manifiesta, el juez podrá declararla de oficio, lo cual esta respaldado por la
opinión de tratadistas nacionales como Gabriela Aranibar Fernández Dávila
quien afirma: (..) El Código vigente en su artículo doscientos setenticinco
reproduce que la acción puede hacerse valer por cualquier interesado (..) Ordena
también que la nulidad la declarará de oficio el juez cuando fuera manifiesta. Es
decir, cuando la nulidad fluya de las constancias de la causa. Por consiguiente, no
se requiere actuación de prueba especial, teniendo en cuenta que no se trata de
una acción orientada a hacer anular el matrimonio, porque este ya es nulo de por
sí, sino a establecer dicha nulidad y a declararla.
Es anulable el matrimonio:
1. Del impúber. La pretensión puede ser ejercida por él luego de llegar a la
mayoría de edad, por sus ascendientes si no hubiesen prestado asentimiento para
el matrimonio y, a falta de éstos, por el consejo de familia. No puede solicitarse
la anulación después que el menor ha alcanzado mayoría de edad, ni cuando la
mujer ha concebido. Aunque se hubiera declarado la anulación, los cónyuges
mayores de edad pueden confirmar su matrimonio. La confirmación se solicita al
Juez de Paz Letrado del lugar del domicilio conyugal y se tramita como proceso
no contencioso. La resolución que aprueba la confirmación produce efectos
retroactivos.
5. De quien lo contrae por error sobre la identidad física del otro contrayente o
por ignorar algún defecto sustancial del mismo que haga insoportable la vida
común. Se reputan defectos sustanciales: la vida deshonrosa, la homosexualidad,
la toxicomanía, la enfermedad grave de carácter crónico, la condena por delito
doloso a más de dos años de pena privativa de la libertad o el ocultamiento de la
esterilización o del divorcio. La acción puede ser ejercitada sólo por el cónyuge
perjudicado, dentro del plazo de dos años de celebrado.
Esto quiere decir que no se trata de una persona con capacidad de ejercicio
restringida sino que simple y llanamente en el momento de contraer matrimonio,
debido a una influencia externo (drogas, alcohol, hipnotimos), no pudo
manifestar una voluntad libre de vicios.
5.5. De quien lo contrae por error sobre la identidad física del otro
contrayente o por ignorar algún defecto sustancial del mismo que haga
insoportable la vida común
Uno de los deberes que nacen del matrimonio es la cohabitación, es decir hacer
vida en común, lo que implica la convivencia entre los cónyuges, el comer y
dormir juntos, el departir con los hijos y el repartirse equitativamente las
obligaciones correspondientes al hogar. Todo esto a partir del amor y afección
que la pareja se tiene. En esa línea, el no poder sostener relaciones sexuales con
el consorte al tiempo de celebrarse el matrimonio es causal de anulabilidad del
mismo.
La acción de nulidad por bigamia (art. 274 inciso 3 del CC) y cualquiera de
las acciones de anulabilidad (art. 277 del CC) del matrimonio tienen
caracter intuitu personae ergo son intransmisibles a los herederos de los titulares
de tales acciones. No obstante, los herederos pueden continuar la acción de
nulidad por bigamia, o cualquiera de la acciones de anulabilidad del matrimonio,
que haya sido iniciada por el causante.
La acción de nulidad que corresponde al cónyuge en los demás casos del artículo
274 tampoco se trasmite a sus herederos, quienes pueden continuar la iniciada
por su causante. Sin embargo, esto no afecta el derecho de accionar que dichos
herederos tienen por sí mismos como legítimos interesados en la nulidad.
Las acciones de nulidad que correspondan al cónyuge (art. 274 incisos 4 al 9 del
CC) tienen caracter intuitu personae ergo son intransmisibles a sus herederos
(salvo que tengan legítimo interés en la nulidad de alguna de ellas). No obstante,
los herederos pueden continuar las que hayan sido iniciadas por el causante
10. Conclusiones
La invalidez del acto jurídico está regulada en el título IX (nulidad del acto
jurídico) del Libro Segundo del Código Civil. ¿Qué justifica este trato
diferenciado? Prima facie podemos decir que la teoría de la invalidez en el
matrimonio está pensada en un acto jurídico cuyo contenido viene
predeterminado por ley y cuyo interés es de carácter público mientras que la
teoría de la invalidez del acto jurídico, del Libro II, fue elaborada para regular
actos de autonomía privada, es decir, aquellos contratos en los cuales las propias
partes sean las protagonistas y puedan establecer los derechos y obligaciones que
a ellas se les ocurran. Estamos aquí ante negocios (y no actos) jurídicos.
Uno de los requisitos de validez sui géneris del matrimonio, en su faz negativa,
son los llamados impedimentos matrimoniales absolutos (art. 241 del CC) e
impedimentos matrimoniales relativos (art. 242 del CC), que aunados al
consentimiento libre, la heterosexualidad de la pareja, la formalidad ad
solemnitatem del acto y la finalidad de hacer vida en común constituyen los
requisitos de validez o elementos del matrimonio.
La acción de nulidad por bigamia (art. 274 inciso 3 del CC) y cualquiera de
las acciones de anulabilidad (art. 277 del CC) del matrimonio tienen
carácter intuitu personae ergo son intransmisibles a los herederos de los titulares
de tales acciones. No obstante, los herederos pueden continuar la acción de
nulidad por bigamia, o cualquiera de la acciones de anulabilidad del matrimonio,
que haya sido iniciada por el causante.
Las acciones de nulidad que correspondan al cónyuge (art. 274 incisos 4 al 9 del
CC) tienen carácter intuitu personae ergo son intransmisibles a sus herederos
(salvo que tengan legítimo interés en la nulidad de alguna de ellas). No obstante,
los herederos pueden continuar las que hayan sido iniciadas por el causante