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DERECHO DE FAMILIA

TRABAJO PRACTICO N° 3

Primera etapa
La disolución del vínculo matrimonial argentino es un proceso legal que pone fin a
los derechos y responsabilidades maritales entre los cónyuges, afectando de forma
considerable la vida personal y financiera de ambos o del cónyuge supérstite. Conforme
lo establecido por el art. 435 del Código Civil y Comercial de la Nación, este se
disuelve:
1) Por la muerte de uno de los esposos.
2) Por sentencia firme de ausencia con presunción de fallecimiento.
3) Por sentencia de divorcio.

1) La muerte de uno de los cónyuges produce la cesación ipso iure (por el derecho
mismo) del vínculo matrimonial, aún en el caso en que se produzca durante el trámite
del divorcio.
EFECTOS: Producida la muerte, cesan todos los efectos personales y patrimoniales
del matrimonio, pero el cónyuge sobreviviente conserva algunos derechos que se
generaron durante el matrimonio: el derecho a continuar usando el apellido del cónyuge
fallecido mientras no contraiga nuevas nupcias ni constituya unión convivencial (art. 67
CCyC), se mantiene el parentesco por afinidad con los consanguíneos del esposo
fallecido que surgió del matrimonio (art. 536 CCyC), por lo que subsiste el
impedimento matrimonial (art. 403, inc. c, CCyC). También continúa vigente la
obligación alimentaria entre los parientes por afinidad (art. 538 CCyC). Subsiste la
protección establecida respecto de la vivienda (art. 244 CCyC y siguientes); el cambio
del estado de familia con relación al vínculo matrimonial, ya que el cónyuge deja de
serlo para ostentar el estado de viudo/a. Perdura la emancipación del cónyuge supérstite,
si todavía es menor de edad. Se actualiza la vocación sucesoria respecto del esposo/a
fallecida (arts. 2277 y ss., y 2337 CCyC), concurriendo al sucesorio como heredero
forzoso (arts. 2424, 2433 y ss., 2444 y ss., CCyC). Se le reconoce el derecho a pensión
al sobreviviente. En caso de que hubiera hijos, se le atribuye al cónyuge sobreviviente el
ejercicio de la responsabilidad parental (art. 641, inc. c, CCyC). Se extingue el régimen
de comunidad de ganancias, reglamentado en el Código (arts. 475, inc. a, y 476 CCyC).

2) La sentencia firme de ausencia con presunción de fallecimiento (regulada en el


art. 85 CCyC).
EFECTOS: el CCyC modifica la regulación anterior, estableciendo que es la
sentencia de declaración de ausencia con presunción de fallecimiento la que produce la
disolución del matrimonio, y no el matrimonio que contrajere el cónyuge del ausente. Si
el cónyuge ausente reaparece y quiere continuar el vínculo matrimonial, se deberá
contraer nuevo matrimonio. Si el presunto fallecido reaparece, puede reclamar los
bienes que aún existen, los adquiridos con el valor de los faltantes, los frutos no
consumidos.

3) Divorcio declarado judicialmente: Si bien ya existía en la regulación del CC, en


el texto actual se han realizado algunas modificaciones formales. En efecto, en el art.
213, inc. 3, CC se establecía “sentencia de divorcio vincular” (ahora quedó establecido
“divorcio declarado judicialmente”); porque de ese modo se lo diferenciaba de la
separación personal que no disolvía el vínculo matrimonial. El único divorcio que se
regula en el CCyC rompe el vínculo matrimonial, por lo que no tiene sentido utilizar la
expresión “divorcio vincular”.
EFECTOS: Se disuelve el vínculo matrimonial; cesa la suspensión de la
prescripción entre los cónyuges; cesa el deber de alimentos entre cónyuges, salvo
algunas excepciones, o acuerdo de partes; atribución de la vivienda familiar; no puede
seguir usándose el apellido del otro cónyuge; cesa el régimen patrimonial-matrimonial;
cesa la vocación hereditaria; se hace necesario determinar la responsabilidad parental,
especialmente los alimentos; cesa el beneficio de competencia entre excónyuges.
Conforme lo establecido por el art. 439 del CCC, las partes pueden acordar al
respecto y presentar un convenio regulador al juez, conjuntamente con la demanda de
divorcio, o posteriormente.

*Principio de disolubilidad del matrimonio argentino, su conveniencia, y el


particular divorcio vincular incausado y sin término, que se encuentra vigente en
la República Argentina desde el mes de agosto del año 2015.

El divorcio es un procedimiento jurídico que da fin al vínculo conyugal, disuelve la


unión matrimonial, y permite a las personas recuperar su aptitud nupcial. Este nuevo
modelo de disolución del matrimonio sin que medie causa necesaria ni plazo, beneficia
a quienes desean finalizar el vínculo matrimonial por cualquier motivo, respetándose la
libertad y la voluntad de las personas, la autonomía personal y el derecho a la dignidad
humana, dando la posibilidad de elegir si se desea iniciar un proyecto de vida diferente,
dentro de los parámetros establecidos por la ley, y bajo la protección constitucional de
los derechos de las personas.

El Código Civil y Comercial de la Nación, con la nueva regulación, contempla el


divorcio incausado y sin término, y dispone simplemente que el divorcio sea decretado
judicialmente a petición de ambos o de uno solo de los cónyuges, conforme el actual
artículo 437, sin necesidad de invocar una causa ni de que uno de los cónyuges sea
declarado culpable de la disolución del vínculo matrimonial. Tampoco es necesario
esperar ningún plazo desde que se contrajo el matrimonio o acaecida la ruptura
matrimonial, como se estipulaba en el derogado código velezano para solicitar la
separación personal o el divorcio vincular (arts. 205 y 215 CC), además de eliminarse la
figura de la “separación personal”, y el requisito de la presentación conjunta de los
cónyuges para solicitar el divorcio, por lo que se ha simplificado el proceso,
permitiendo a los cónyuges obtener el divorcio de manera directa. [Julio César Rivera,
Graciela Medina y otros, Código Civil y Comercial de la Nación Comentado, Tomo II]

Los legisladores optaron por el divorcio incausado y sin término teniendo en cuenta
la experiencia judicial de los últimos años, por medio de la cual se "ha demostrado el
alto nivel de destrucción y desgaste emocional al que se someten los cónyuges y sus
familias cuando se opta por el divorcio contencioso (...)”.

Entre las ventajas deseadas por los legisladores, plasmadas en los Fundamentos del
Proyecto del CCyCN, se encuentran “(…) la pacificación de las relaciones sociales en la
ruptura matrimonial. La eliminación de las causales subjetivas es una manera de
colaborar a superar la ruptura matrimonial de la manera menos dolorosa posible”, “(…)
el libre desarrollo de la personalidad, que se deriva del principio de autonomía de la
voluntad, justifica que el ejercicio del derecho a no continuar casado no puede hacerse
depender de la demostración de la concurrencia de causa alguna, pues la causa
determinante no es más que el fin de esa voluntad expresada en su solicitud (...). Así
pues, basta con que uno de los esposos no desee la continuación del matrimonio para
que pueda demandar el divorcio, sin que el demandado pueda oponerse a la petición por
motivos materiales, y sin que el juez pueda rechazar la petición".
También, se han regulado importantes modificaciones tendientes a lograr un mejor
equilibrio en la clásica tensión entre la autonomía de la voluntad y el orden público. Por
ejemplo, el o los cónyuges solicitantes tienen la obligación de presentar junto con la
demanda de divorcio una propuesta o un convenio regulador, con los efectos de la
disolución del vínculo que, a partir del nuevo código constituye un requisito de
admisibilidad de la demanda. De esta manera, se pretende salvaguardar la autonomía de
la voluntad de ambos cónyuges, quienes conociendo su historia, economía y dinámica
familiar pueden establecer sus propias reglas. [Aón, Méndez. 2016].

Referencias bibliográficas

https://siglo21.instructure.com/courses/16672/pages/modulos#
http://www.demojusticia.info/Novedades/
codigo_cvil_y_comercial_original_comentado_argentina/
Lucas C. Aón, Romina A. Méndez. Aspectos procesales del divorcio, diciembre de
2016.

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