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Clínica del Envejecimiento.

Acompañamiento

Terapéutico en la pérdida progresiva del vínculo.

La PlazAT
La revista digital de los acompañantes terapéuticos Nº 5 / Diciembre de
2018

SECCIÓN: Senderos clínicos / Tercera Edad

AUTOR: Mariana Rodriguez (Buenos Aires, Argentina)


Conceptos: envejecimiento- salud mental-demencias- AT- sufrimiento psíquico
singular y vincular- pérdidas progresivas- objetivos del dispositivo AT-
intervenciones.
El envejecimiento humano es un proceso vital relacionado al paso del tiempo y
comienza con el inicio de la vida de cada sujeto. Según la Organización Mundial de la
Salud la población mundial está envejeciendo rápidamente. Entre 2015 y 2050 el
porcentaje de los habitantes del planeta mayores de 60 años casi se duplicará, pasando
del 12% al 22%. En números absolutos este grupo de edad pasará de 605 millones a
2000 millones en el transcurso de medio siglo. (OMS 2016a). Argentina es el cuarto
país más envejecido de América Latina después de Uruguay, Chile y Cuba. Los
mayores de 80 años constituyen el grupo de edad de mayor crecimiento relativo en el
total de la población Argentina.

Si bien es importante destacar que la vejez no es sinónimo de enfermedad y que hay que
incluir los aspectos saludables de la misma, cuando se piensa en nuevos modos de vivir
y de enfermar, deben integrarse las descripciones de las nuevas problemáticas bio-psico-
sociales, que surgen como demandas de los sujetos envejecientes y sus familiares en el
campo de la salud.

El envejecimiento demográfico implica que las personas mayores de 60 años van a


alcanzar casi el 25% de la población mundial y la transición epidemiológica en el
campo de las enfermedades orgánicas sufrirá una sustitución de las enfermedades
infecciosas a las patologías crónicas, los tumores y las neurodegenerativas.

Dicha transición epidemiológica dio paso a la manifestación de los llamados síndromes


geriátricos de curso crónico propios de éste siglo XXI.

Desde la Geriatría y desde la interdisciplina es útil pensar en términos de problemas,


más que en enfermedades concretas aisladas.

Márquez, Martínez y otros (2013) expresan que los síndromes geriátricos tienen en
común:

 su curso crónico,

 el compromiso en la capacidad funcional y en la autonomía del sujeto,


 la múltiple etiología (bio-psico-social)

 la disminución de la calidad de vida

 y el abordaje multidimensional e interdisciplinar para prevención y


tratamientos.

En el campo de las Ciencias del Envejecimiento van surgiendo prácticas profesionales


que requieren formación gerontológica. Uno de los campos de intervención es el campo
de la salud mental, donde también es indispensable la formación gerontológica de los
profesionales tratantes y de los AT, para poder pensar al proceso de envejecimiento
desde su complejidad multidimensional e intervenir desde la interdisciplina.

Actualmente hay enfermedades que aún no presentan cura, como las demencias, y es
también desde el campo de la salud mental y especialmente desde los vínculos, desde
donde se puede intervenir para ofrecer calidad de vida a los padecientes y aliviar su
sufrimiento psíquico.

Hoy en el mundo hay 40 millones de personas que viven con demencias. Esto significa
que hay más de 40 millones de "compañeros de cuidado", entre ellos cónyuges y
familiares.

En función de los signos y síntomas que se manifiestan en los sujetos afectados las
pérdidas significativas que padecen son las siguientes:

 Pérdidas identitarias: desubjetivación y desintegración de funciones yoicas


(desintegración de funciones del pensamiento: de las funciones simbólico-abstractas al
pensamiento concreto, deterioro funcional y pérdida progresiva de autonomía.

 Pérdidas intersubjetivas: pérdida de roles en lo vínculos, pérdidas de vínculos.

 Pérdidas sociales: pérdida de roles sociales, aislamiento y abandono social en tanto se


invisiviliza de la problemática.

En la actualidad se observa en nuestro país envejecimiento poblacional femenino,


aumento de hogares unipersonales de viudas con demencias, viejos que cuidan viejos
afectados, y menor cantidad de mujeres en el rol de cuidadoras de familiares y cónyuges
por estar insertas en el mercado laboral.
Es a partir de dichas dimensiones sociales, biológicas, intersubjetivas y singulares desde
donde comienza a abrirse el campo profesional para la inclusión y las intervenciones de
los ATs.

Ahora bien, ¿son los AT cuidadores de personas con demencias? ¿Cuál es rol que
demandan los cónyuges? ¿Qué funciones le adjudican los hijos a los ATs? ¿Que indican
los profesionales tratantes? ¿Cuando el discurso jurídico se hace presente a través de
diferentes casos, qué solicitan específicamente?

Cuando surgen pedidos de AT se escuchan estos enunciados:

"Tienen que sacarl@", "Para hacerle estimulación cognitiva", "Para que no esté sol@",
"Para estimularl@ y que no avance el deterioro", "Para evitar el aislamiento""Para
controlar a los del geriátrico""Para que tome la medicación en tiempo y forma""Para
acompañarl@ a hacer las compras""Para llevarlo a jugar a las cartas al club""Para
controlar que no fume"y otros.
Pulice (2016) advierte un fenómeno muy interesante cuando postula que la
multiplicidad de discursos "es el terreno propicio para el extravío" (1era parte)

En muchos casos, la palabra del sujeto afectado queda desoída en el entramado de


discursos y su deseo invisibilizado. ¿Qué quiere? ¿Sufre? ¿De que sufre?

Pulice (2016) lo enuncia como "maraña de demandas y silencios".(1era parte)

En el caso particular de las personas afectadas de demencia existe el prejuicio de que no


entienden nada o que no son conscientes de su desubjetivación y pérdida de funciones
cognitivas. Contrariamente, en los comienzos de la enfermedad y hasta fases
moderadas, los sujetos pueden dar cuenta y ser conscientes de los cambios que
comienzan a vivenciar y de las pérdidas que éstos conllevan. La aparición de la
demencia más allá de las diferencias que se puedan ubicar en cada persona en función
de su singularidad, produce una disrupción en la trama de sentidos que el sujeto
construye de sí mismo. Estas disrupciones a veces más lentas y otras más abruptas
afectan la posición del sujeto y requieren duelos y reelaboraciones identitarias.

Luis Hornstein (2000) expresa que "la autoestima es el informe que uno se hace sobre
uno mismo", ese informe remite a una autoevaluación. (Pag.28)
Las personas con demencias durante un largo periodo de la enfermedad conservan esa
función de autoevaluación y para muchas es muy frustrante encontrarse con sus
dificultades y sus déficit.

Reconocer al sujeto afectado como sujeto de deseo, es en muchos casos, intervenir para
desatraparlo de la "maraña" discursiva e intersubjetiva y construir con el AT una escena
diferente en el teatro de su vida.

Sufrimiento psíquico

Las demencias son enfermedades que se caracterizan por evolucionar en un largo


proceso de pérdidas progresivas que transcurren por un período entre 5 y 15 años.
Dichas pérdidas las padece el sujeto afectado y como consecuencia de la dependencia
funcional que se va desplegando, hay otra dimensión de pérdidas que se juegan en el
plano vincular, especialmente en las parejas conyugales.

Sabemos que un diagnóstico de demencia puede ser traumático para el sujeto afectado y
para su cónyuge y sus familiares. El sufrimiento psíquico aparece en su dimensión
singular y en su dimensión vincular.

Desde el dispositivo AT es importante ubicar quienes sufren, construir hipótesis sobre


esos sufrimientos e instrumentar intervenciones. Tanto las personas afectadas, como los
que son "compañeros de cuidados" padecen pérdidas progresivas en diferentes áreas de
su vida y deben enfrentar duelos muy dolorosos. Cada persona en función de su
singularidad y su historia desplegará modos diferentes de funcionamiento psíquico ante
dichas pérdidas, transformaciones y duelos.

En nuestro país son las familias las que se ocupan casi exclusivamente de sus viejos
fragilizados y dependientes, ya que la cultura dominante privilegia que el sujeto
envejeciente viva en su casa y que la institucionalización sea el último recurso. Son
muchas las consecuencias de la sobrecarga del cuidador, tanto para él como para el
sujeto afectado.

Cuando el sufrimiento psíquico no puede ser elaborado, por exceso y/o falta recursos
psíquicos por parte del afectado y/o de su cónyuge, hijos o familiares cercanos, es
importante advertirlo e intervenir desde diferentes entrevistas con los hijos, con el
cónyuge, con familiares, con los profesionales tratantes, con asistentes gerontológicos,
con directivos de geriátricos, con curadores, etc, etc, para prevenir mayor padecimiento
y aceleración del deterioro en la persona afectada, para poder redefinir objetivos del AT
e intervenir en el sentido de los mismos, para darle lugar a las demandas del sujeto
afectado y alojar las angustias de los cónyuges y familiares que comienzan a
movilizarse por las intervenciones.

En el caso específico de los cónyuges los factores predominantes del sufrimiento


psíquico incluyen fenómenos singulares como los son la ambivalencia, la bronca, el
enojo, la culpa y el sentimiento de deuda, y en la dimensión vincular la modificación de
los intercambios que históricamente configuraron la homeostasis del funcionamiento
vincular.

Los intercambios van pautando la interacción en el interior de los vínculos y van


estableciendo los posicionamientos subjetivos y el reparto de roles.

Si un vínculo de pareja sostiene una lógica dominante de funcionamiento ¿cómo la


enfermedad crónica discapacitante de un integrante modifica esa lógica? ¿Esa
enfermedad irrumpe en el sistema y modifica los funcionamientos y da origen a nuevos
funcionamientos alternativos? ¿Cuáles son los efectos de la enfermedad en el equilibrio
logrado por los diferentes posicionamientos de los integrantes del vinculo y como se
relaciona esa pérdida de equilibrio con el sufrimiento de ambos cónyuges?

La angustia y las ambivalencias que no se ponen en palabras ni se tramitan, se actúan o


afectan al cuerpo:

en maltrato hacia la persona afectada y hacia los ATS, en descuidos y falta de


supervisión exponiendo al sujeto afectado a situaciones de riesgo para sí y para
terceros, en el malestar emocional y corporal de los ATs, en las interrupciones abruptas
del AT, en institucionalizaciones compulsivas por falta de recursos para sobrellevar lo
traumático de la situación, en no institucionalizar cuando hay criterios de
institucionalización,en enfermedad y/o muerte del cónyuge, entre otros.
Objetivos propuestos y redefinición de objetivos en los procesos de la pérdida
progresiva del otro.

Los objetivos propuestos de inicio de un Dispositivo AT en muchas ocasiones coinciden


con los motivos de las solicitudes de intervención, pero en otro lenguaje:

Ejemplos:

"Tienen que sacarl@"Objetivo: Que realice actividad física. Que camine. Que realice
actividades recreativas como paseos y salidas."Para hacerle estimulación
cognitiva"Objetivo: Que le propongan actividades de estimulación cognitiva para
enlentecer el deterioro cognitivo. "Para que no esté sol@"Objetivo: Que incentiven la
vinculación con otros y la construcción de redes. "Para estimularl@ y que no avance el
deterioro"Objetivo: Realizar actividades de estimulación cognitiva para potenciar las
funciones conservadas y posibilitar la neuroplasticidad.Otros.
Estos pueden ser objetivos iniciales que surgen de los cónyuges, familiares o
profesionales tratantes. Ahora bien, la pregunta ineludible: ¿cuál de todos estos posibles
objetivos de un dispositivo AT puede dar cuenta del deseo del sujeto afectado de
demencia?

Los objetivos sugeridos por cónyuges y familiares, en muchos casos, encubren


demandas sintomáticas desde mecanismos inconscientes de negación o desmentida de la
enfermedad que padece el sujeto y la evolución discapacitante de la misma hasta su
muerte.

Para redefinir los objetivos de un AT hay que realizar una evaluación del diagnóstico
del sujeto afectado, sus posibilidades y limitaciones, evaluar los funcionamientos
históricos de los vínculos, y en relación a la modalidades vinculares actuales, indagar
los posicionamientos adoptados por cónyuges y familiares.

Dicho proceso diagnóstico posibilita intervenir para facilitar procesos de derivación a


cónyuges y/o familiares a espacios de psicoterapia, a grupos de apoyo en estas
problemáticas especificas u otros dispositivos del campo de la salud mental.

Hay cónyuges y familiares a los que se les hace insoportable la pérdida progresiva del
otro y a otros los aspectos discapacitantes de la enfermedad les favorece procesos
vinculares fusionales que desmienten la castración y las vivencias de desamparo por la
proximidad de la pérdida del vinculo (por institucionalización o por muerte)

Otra dimensión de pérdida se va desplegando con los ATs ya que la desubjetivación del
sujeto y la desestructuración de sus funciones cognitivas van determinando los
encuentros desde diferentes puntos de conexión y contacto. Estos procesos requieren la
redefinición periódica y ajuste de los objetivos. El sujeto, sus limitaciones y sus deseos
se van transformando en el proceso y el Dispositivo AT debe ser flexible para
acompañar esa dinámica.

Conclusión

Desde los Dispositivos AT hay que privilegiar la dimensión amparante de los vínculos
haciendo ingresar desde la narcisización los procesos de pensamiento, la puesta en
palabras de angustias, ansiedades y ambivalencias y acompañar los trabajos de duelo
por las pérdidas progresivas. El nuestro es “Un hacer” puesto al servicio de alojar, de
dar lugar, a los deseos y las angustias que circulan. "Las de ellos y las nuestras". Pensar
en los Equipos, con los analistas y en las supervisiones. Pensar con "el acompañado",
con su cónyuge, sus hijos, sus familiares, con los profesionales tratantes, los curadores,
los directivos de geriátricos, etc, etc. Escuchar, sentir, pensar y luego... animarnos a
intervenir en la singularidad del caso a caso.

BIBLIOGRAFÍA

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Psicogeriatría Clínica. Del Hospital Ediciones. Finkelsztein y Matusevich Editores.
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Lifac, S. (s.n) El Vínculo Conyugal en la Tercera Edad. Biblioteca "Pichon-Rivière"


Asociación Argentina de Psicología y Psicoterapia de Grupo: Fichas

Márquez, Martínez, González y otros. (2013) Síndromes Geriátricos. Cap. 13


Justificación, concepto e importancia de los síndromes geriátricos. Sociedad de
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(http://www.academia.edu/download/32666313/S35-05_13_II.pdf)

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Centro de Prensa. Envejecimiento y Salud. (On line) Disponible en:
http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs404/es/

Pulice, G. (2016) "Acompañamiento Terapéutico, transferencia y dirección de la cura"


(1ra parte) Revista Digital La PlazAT N° 2 Octubre 2017. Sección Senderos Clínicos/
Ética y Técnica. https://www.facebook.com/La-Plaza-AT-214680679024829/

Sarasola D. Demey I. y Rojas G. (2016) La enfermedad de Alzheimer: una epidemia del


siglo XXI. En (Comp.) P. Bagnati Enfermedad de Alzheimer y otras demencias. Manual
para la familia. Cap. 1 Editorial Polemos Buenos Aires Argentina

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