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las Demencias
Un artículo de Mag. Mariana A. Rodríguez,
Docente de Posgrado en la Universidad Maimónides (Argentina)
Actualmente hay enfermedades que aún no presentan cura, como las demencias, y
especialmente desde los vínculos es desde donde se puede intervenir para ofrecer
calidad de vida y aliviar el sufrimiento psíquico de los que padecen. En función de
los signos y síntomas que se manifiestan en los sujetos afectados las pérdidas
significativas que sufren son las siguientes:
Luis Hornstein (2011) expresa que «la autoestima es el informe que uno se hace sobre
uno mismo», ese informe remite a una autoevaluación. (Pág.28). Las personas con
demencias durante un largo periodo de la enfermedad conservan esa función de
autoevaluación y para muchas es muy frustrante encontrarse con sus dificultades y sus
déficit. Reconocer al sujeto afectado como sujeto de deseo, es en muchos casos,
intervenir para desatraparlo de la «maraña» discursiva e intersubjetiva y construir con
el/la Acompañante Terapéutico una escena diferente en el teatro de su vida.
Sufrimiento psíquico
Sabemos que un diagnóstico de demencia puede ser traumático para el sujeto afectado y
para su cónyuge y sus familiares. El sufrimiento psíquico aparece en su dimensión
singular y en su dimensión vincular. Desde el dispositivo de Acompañamiento
Terapéutico es importante ubicar quienes sufren, construir hipótesis sobre esos
sufrimientos e instrumentar intervenciones. Tanto las personas afectadas, como los que
son «compañeros de cuidados» padecen pérdidas progresivas en diferentes áreas de su
vida y deben enfrentar duelos muy dolorosos. Cada persona en función de su
singularidad y su historia desplegará modos diferentes de funcionamiento psíquico
ante dichas pérdidas, transformaciones y duelos.
Cuando el sufrimiento psíquico no puede ser elaborado, por exceso y/o falta recursos
psíquicos por parte del afectado y/o de su cónyuge, hijos o familiares cercanos, es
importante advertirlo e intervenir desde diferentes entrevistas con los hijos, con el
cónyuge, con familiares, con los profesionales tratantes, con asistentes gerontológicos,
con directivos de geriátricos, con curadores, etc., para prevenir mayor padecimiento y
la aceleración del deterioro en la persona afectada, para poder redefinir objetivos del
AT e intervenir en el sentido de los mismos, para darle lugar a las demandas del sujeto
afectado y alojar las angustias de los cónyuges y familiares que comienzan a
movilizarse por las intervenciones.
Acompañar a:
Para redefinir los objetivos de un AT hay que realizar una evaluación del diagnóstico
del sujeto afectado, sus posibilidades y limitaciones, evaluar los funcionamientos
históricos de los vínculos, y en relación a las modalidades vinculares actuales, indagar
los posicionamientos adoptados por cónyuges y familiares.
Dicho proceso diagnóstico que realizan los Acompañantes Terapéuticos junto a los
profesionales tratantes, posibilita intervenir para facilitar procesos de derivación a
cónyuges y/o familiares a espacios de psicoterapia, a grupos de apoyo en estas
problemáticas específicas u otros dispositivos del campo de la salud mental.
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