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Evaluación Final - Curso 1


Diplomado en Vejez, Envejecimiento y Salud Mental

Nombre: Viera Andrea Jorquera Carevic

Cuál era el escenario de la salud mental de las personas mayores en términos generales,
antes de la pandemia.
Como bien señala Aravena (2018), en términos generales Chile es un país con una
elevada tasa de depresión, llegando al 5% y superando el promedio mundial de 4,4%. Además,
en Chile solo el 19% de las personas tiene acceso a salud, mostrándonos que hay brechas
importantes que deben ser cubiertas para poder resguardar la salud de las personas en un país
de desigualdad económica (La Tercera, 2020). Si estas cifras están dirigidas a toda la
población chilena, las bajas pensiones de las personas mayores las alejan aún más de este
tipo de servicios y las oportunidades que éstos brindan.

Acorde a la guía de salud mental para personas mayores (MINSAL, 2019), 1 de cada 5
personas mayores de 60 años viven con algún trastorno de salud mental y es la población en la
que se encuentran cifras más elevadas de suicidio (especialmente en hombres mayores de 80
años). Sumado a lo anterior, la tendencia de los trastornos de salud mental en personas
mayores es liderada por las demencias y depresión; relacionado a esto, la encuesta CASEN
del 2015 (citada en Aravena, J., 2018, p. 2) muestra que “un 21,06% de las personas de 60
años y más presentan al menos una consulta de salud mental en el último año. Del total de
estas consultas, 75,6% corresponde a mujeres y el grupo etario que más comete suicidios es la
población masculina de 80 o más años, al año 2013 el suicidio de personas mayores
representaba un 16,2% de prevalencia”.

Si deseamos contrastar, la sexta encuesta nacional sobre la inclusión y exclusión de las


personas mayores en chile (SENAMA, 2021) arroja que los sentimientos y emociones
asociados a la propia vejez son liderados por el miedo y por no sentir nada, lo cual nos indica
que la situación de salud mental de las personas mayores ha sido crítica antes y durante la
pandemia. Como indica Huenchuan (2004) citando a CEPAL (2003), “si bien la situación de las
personas mayores es heterogénea, en general distan mucho de disfrutar de una calidad de vida
acorde con sus necesidades en cuanto a ingresos, salud, autonomía e integración
intergeneracional”.
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Hartung (2020) en su columna señala que “se estima que en Chile un 9,4% de los
adultos mayores sufre algún cuadro depresivo, pero según la Encuesta Calidad de Vida (2019),
un 30,7% manifiesta tener síntomas de depresión.” Esto también nos aproxima al escenario
respecto a la salud mental en la población de personas mayores. Para abordar estos temas, es
necesario tener en cuenta los prejuicios que hay sobre las personas mayores y cómo estos
afectan su salud mental al representarse a ellos mismos a través de imágenes desfavorecidas,
por lo que es importante la intervención intergeneracional y la educación respecto a estos
temas (Arnold-Cathalifaud, M., et al., 2007).

Factores protectores y de riesgo en Chile


Los factores protectores que se han presentado en Chile son los diversos dispositivos
orientados a integrar a las personas mayores dentro de la comunidad a través de programas,
intervenciones y actividades de voluntariado o vinculación (Derosas, V., et al., 2017). Además,
encontramos que también se incita cada vez más a aproximarse desde la prevención y
promoción. Dentro de los factores protectores, en general encontramos que una buena
socialización y una vida saludable permiten que las personas mayores mantengan un dominio
del entorno y autonomía por más tiempo, y desarrollen relaciones interpersonales e
intrapersonales más saludables (Larraín, A., 2015). Es importante señalar que otro factor
protector estipulado por Larraín (2015) es la apertura y afabilidad, las cuales permiten una
adaptación más rápida y brindan una serie de herramientas interpersonales para seguir
vinculándose.

En cuanto a los factores de riesgo, Chile es uno de los países que tiene mayores tasas
de depresión y de por sí esto representa un riesgo para todas las personas chilenas, pero en
especial a las personas mayores, donde se encuentran las mayores tasas de suicidio. Otro
factor de riesgo es el aislamiento social y la sensación de soledad indeseada, factor que se ve
agudizado dentro del contexto en el que nos encontramos y se visualiza claramente en la
noticia. Otro factor de riesgo que se adosa al anterior es la vulnerabilidad social, la cual dificulta
el acceso a diversos servicios de salud y a la vivienda. En sí, el hecho de ser persona mayor ya
es un factor de riesgo. Además, la pandemia ha hecho que la ausencia de redes de apoyo sea
aún más notoria.
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Programa o intervención psicosocial que pueda contribuir a recuperar la salud mental de


las personas mayores, durante o posterior a la pandemia Covid-19.
Las intervenciones psicosociales deberían estar dirigidas a reinstaurar la inclusión y
participación social de las personas mayores, implementando nuevamente actividades que les
proporcionen un sentido de bienestar. Dentro de las intervenciones psicológicas, encontramos
las intervenciones breves de baja exigencia aplicadas a través de técnicas cognitivo-
conductuales que han mostrado funcionar, reduciendo en un 22% la incidencia de depresión en
grupos de riesgo, por lo que este factor debe ser considerado a la hora de implementar un
nuevo programa o intervención.

Se podría implementar una serie de encuentros donde puedan relatar lo que vivieron
durante la pandemia y se les pueda realizar retroalimentación, además de brindar un espacio
donde entre ellos puedan entenderse, disminuyendo la sensación de soledad provocada por los
años de pandemia y transformándose en un espacio terapéutico de socialización que permita
amenguar los efectos del aislamiento social. Esto puede estar complementado por un modelo
de educación para adultos como el utilizado por Derosas, et al. (2017) en el que la
retroalimentación sea realizada por un profesional de salud mental que pueda abarcar lo
conversado y orientarlo a la psicoeducación desde un punto más técnico.

Es fundamental elaborar las experiencias que se han tenido durante este período para
poder integrarlas de forma saludable a nuestras vidas, y elaborar se realiza a través del
lenguaje y el “poner en palabras” eso que no queremos contar (Marugán, J., 2015); esto es
considerablemente más fácil cuando te ves reflejado en otro, por lo tanto, puede ser una
instancia reparadora y un espacio de socialización significativa, abriendo posibilidades a
nuevas relaciones.

Tomando en cuenta todo lo mencionado anteriormente, estos espacios de conversación


y reactivación social pueden realizarse en diversos centros sociales o en programas de
atención primaria domiciliaria interviniendo in situ con las familias, teniendo en cuenta que para
una intervención psicosocial lo ideal es implementar el enfoque de derechos y la atención
centrada en la persona bajo el alero del modelo biopsicosocial, el cual se caracteriza por
“incorporar al paciente como sujeto –no mero objeto– del proceso asistencial.”
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Referencias

Aravena, J. M., Gajardo, J. y Sáquez, R. (2018). Salud mental de hombres mayores en


Chile: una realidad por priorizar. Revista panamericana de salud pública, 42 (121), 1-5.
https://doi.org/10.26633/RPSP.2018.121

Arnold, M., Herrera, F., Massad, C. y Thumala, D. (2021). Sexta encuesta nacional
inclusión y exclusión social de las personas mayores: Cómo observa la población el
envejecimiento en Chile. Santiago. Ediciones Servicio Nacional del Adulto Mayor.
http://www.senama.gob.cl/storage/docs/SEXTA_ENCUESTA_NACIONAL_DE_INCLUSI
ON_Y_EXCLUSION_SOCIAL_DE_LAS_PM2021.pdf

Arnold-Cathalifaud, M., Thumala, D., Urquiza, A. y Ojeda, A. (2007). La vejez desde la


mirada de los jóvenes chilenos: estudio exploratorio. Última década, (27), 75-91.
https://scielo.conicyt.cl/pdf/udecada/v15n27/art05.pdf

Borrell, F. (2002). El modelo biopsicosocial en evolución. Medicina Clínica, 119 (5), 175-
179.
https://altascapacidades.es/portalEducacion/html/otrosmedios/13034093_S300_es.pdf

Derosas, V., Ibarra Soto, J., Muñoz Velásquez, O., Rojas Muñoz, C., Toledo Bórquez, A.,
Tudela Vergara, V. y Urrutia Barrera, F. (2017). Programa de intervención para
promoción de salud mental en una comunidad de personas mayores. Horizonte de
enfermería. 28 (1), 82-92. DOI UC: 10.7764/Horiz_Enferm.28.1.82

Hartung, A. (23 de agosto de 2020). Salud mental y pobreza en Chile: “Solo el 19% de las
personas que requieren atención tienen acceso”. La Tercera.
https://www.latercera.com/paula/salud-mental-y-pobreza-en-chile-solo-el-19-de-las-
personas-que-requieren-atencion-tienen-acceso/

Hartung, A. (11 de diciembre de 2020). Adultos mayores y salud mental en pandemia: “No
sabemos hasta dónde va a aguantar nuestra mente”. La Tercera.
https://www.latercera.com/paula/adultos-mayores-y-salud-mental-en-pandemia-no-
sabemos-hasta-donde-va-a-aguantar-nuestra-mente/
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Huenchuan Navarro, S. (2004). Políticas sobre vejez en américa latina: elementos para su
análisis y tendencias generales. Notas de población, XXXI (78), 155-182.
https://repository.eclac.org/bitstream/handle/11362/12763/np78155182_es.pdf?
sequence=1&isAllowed=y

Lang, G., Resch, K., K. Hofer, K. Braddick, F. y Gabilondo, A. (Diciembre de 2010). «La
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https://www.imserso.es/InterPresent1/groups/imserso/documents/binario/
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Larraín Salas, A. (20 de enero de 2015). Salud mental: Desde los determinantes sociales
hacia el concepto de bienestar y capacidad de Amartya Sen. Parte I.

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MINSAL. (2019). Guía práctica en salud mental y prevención de suicidio para personas
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Personas-Mayores_versi%C3%B3n-digital.pdf

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