LA

PATRÍSTICA Y
LA
ESCOLÁSTICA
 Table of contents
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introduccion La Patrística y San Agustín de Santo Tomás de
la Escolástica Hipona Aquino
Introduction
En el desarrollo del pensamiento humano, la historia ha registrado
momentos cruciales donde las ideas han forjado el rumbo de la
sociedad. La era medieval fue testigo de dos corrientes filosóficas y
teológicas prominentes: la Patrística y la Escolástica. Esta presentación
busca explorar la riqueza y el legado de estas corrientes a través del
análisis de dos de sus más destacados exponentes: San Agustín de
Hipona y Santo Tomás de Aquino.
La Patrística y la
Escolástica
La Patrística, surgida en los primeros siglos del cristianismo, se
caracterizó por la fusión del pensamiento griego con la
doctrina cristiana. La Escolástica, por otro lado, floreció en la
Edad Media como un intento de reconciliar la fe cristiana con
la razón filosófica, particularmente influenciada por la
filosofía aristotélica redescubierta en ese período. Estas
corrientes no solo moldearon el pensamiento medieval, sino
que también sentaron las bases para el desarrollo posterior
del pensamiento occidental.
 San Agustín de
Hipona
San Agustín de Hipona (354-430 d.C.) fue uno
de los principales exponentes de la Patrística.
Su vida, marcada por una búsqueda ferviente
de la verdad, lo llevó a desarrollar una filosofía
que influiría profundamente en la teología
cristiana. Sus obras, como "Confesiones" y "La
Ciudad de Dios", abordan temas como el libre
albedrío, la naturaleza del mal y la relación
entre fe y razón. Su concepto de "gracia
divina" y su interpretación del tiempo y la
eternidad siguen siendo temas de debate y
reflexión en la teología contemporánea.
Santo Tomás de
Aquino
Santo Tomás de Aquino (1225-1274 d.C.)
es quizás el más destacado representante
de la Escolástica. A través de su
monumental obra "Summa Theologica",
intentó reconciliar la filosofía aristotélica
con la teología cristiana, creando así un
sistema filosófico-teológico coherente y
sistemático. Su enfoque en la razón como
complemento de la fe y su distinción entre
la verdad revelada y la verdad natural
dejaron un legado perdurable en la
filosofía y la teología occidental.
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