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El amor a sí mismo, fundamento del

deseo de felicidad del hombre.


Máster en Estudios Humanísticos y Sociales
Barcelona, diciembre 2020. Josep Roca Taxonera

En una cultura donde todo gira en torno al individuo, por un lado, se percibe el amor a
uno mismo como factor común y elemento clave de nuestra sociedad occidental; pero,
por otro lado, también se observa un incremento en el diagnóstico de depresiones y el
número de suicidios. Todo ello nos hace pensar si existe alguna relación entre ambos
elementos hasta tal punto que, no sería de extrañar plantear la siguiente pregunta: ¿es
el amor a sí mismo causa del elevado índice, tanto de depresiones como de suicidios?

Lo que se pretende con en el presente trabajo es responder a dicha pregunta a partir de


la argumentación de la siguiente tesis: el amor a sí mismo es principio de cualquier otro
amor y fundamento del deseo de felicidad del hombre; por lo tanto, afirmar que dicho
amor es causa de su infelicidad sería contradictorio.

El método utilizado para la redacción de este trabajo ha sido el filosófico y dentro de éste
se ha fundamentado la defensa de la tesis a partir de tres argumentos distintos: en primer
lugar, se ha partido de la definición de la noción de amor para argumentar que la causa
de la infelicidad del hombre no es el amor a uno mismo sino, más bien, un amor a uno
mismo mal entendido. En segundo lugar, se ha acudido a la doctrina de Santo Tomás de
Aquino para encontrar el más propio fundamento del amor. Por último, con base al
estudio fenomenológico del yo, se pretende mostrar que es propio de la naturaleza
humana el amor hacia uno mismo.

Finalmente, huelga decir, que el trabajo se estructura a partir de estos tres argumentos
que demuestran la veracidad de la tesis expuesta anteriormente. A continuación, se
plantea una posible objeción a la argumentación realizada y la solución de ésta. Por
último, se expondrá una conclusión para cerrar el trabajo.

1
En primer lugar, comenzaremos nuestra argumentación buscando una definición de la
noción de amor que nos permita defender que la causa de la infelicidad del hombre no es
el amor a uno mismo sino, más bien, un amor a uno mismo mal entendido.

Por propia experiencia, podemos deducir que el amor es la respuesta del apetito frente al
bien. De este modo, afirmamos que el bien es objeto del amor. A partir de dicha
observación, podemos definir el término “amor” como: acto del apetito cuyo objeto es el
bien absoluto (simpliciter)1. Se indica el género próximo (acto del apetito) y la diferencia
específica (cuyo objeto es el bien absoluto).2

Por consiguiente, todo aquello que aparezca en el horizonte del ser humano como bueno
podrá aparecer como necesariamente elegible porque está ordenado al bien último. Del
mismo modo, cuando el hombre se ama a sí mismo, encuentra en sí mismo un bien, pues
este está ordenado al bien absoluto. Por lo tanto, sería contradictorio afirmar que el amor
a uno mismo es causa de la infelicidad del hombre.

En la doctrina de Santo Tomás de Aquino hallamos distintos argumentos que nos ayudan
a fundamentar nuestra tesis acerca del amor a uno mismo para así rebatir que este sea
causa de la infelicidad del hombre.

Así pues, el Aquinate, apoyándose en lo que dice la Escritura: “Amarás al prójimo como a
ti mismo” (Lev 19,18), nos muestra cómo, si en la amistad se ama por caridad, con más
razón uno debe amarse a sí mismo por caridad puesto que:

uno no tiene amistad consigo mismo, sino otra cosa mayor que ella. La amistad, en efecto, entraña
cierta unión, ya que, como escribe Dionisio, el amor es un poder unitivo, y cada uno tiene en sí
mismo una unidad superior a la unión. Y así como la unidad es principio de unión, el amor con que
uno se ama a sí mismo es forma y raíz de la amistad, ya que con los demás tenemos amistad en
cuanto nos comportamos con ellos como con nosotros mismos: Lo amistoso para con otro —escribe
el Filósofo— proviene de lo amistoso para con uno mismo.3

1
Cfr. TOMÁS DE AQUINO, Summa Theologiae I, q.20, a.1 y I-II, q.23, aa.1 y 4.
2 Cfr. Patricia ASTORQUIZA FIERRO. Ser y amor. Fundamentación metafísica del amor en Santo Tomás
de Aquino. Barcelona: Universitat de Barcelona, 2002, pp. 37-109.
3 Amicitia proprie non habetur ad seipsum, sed aliquid maius amicitia, quia amicitia unionem quandam
importat, dicit enim Dionysius quod amor est virtus unitiva; unicuique autem ad seipsum est unitas, quae
est potior unione. Unde sicut unitas est principium unionis, ita amor quo quis diligit seipsum, est forma
et radix amicitiae, in hoc enim amicitiam habemus ad alios, quod ad eos nos habemus sicut ad nosipsos;
dicitur enim in IX Ethic. quod amicabilia quae sunt ad alterum veniunt ex his quae sunt ad seipsum.
TOMÁS DE AQUINO, Summa Theologiae II-II, q.25, a.4.

2
De este modo, el Angélico, nos muestra como “el amor del hombre a sí mismo es como el
modelo del amor que debe tener a otro”4. Es decir, que “el amor a sí mismo está en el
origen de todo otro amor”5.

Y por lo que se refiere a la segunda parte de nuestra tesis, cuando Santo Tomás se refiere
a la bienaventuranza expone:

La bienaventuranza significa la adquisición del bien perfecto. Por consiguiente, quien es capaz de
recibir el bien perfecto puede llegar a la bienaventuranza. Pero se ve que el hombre es capaz de
recibir el bien perfecto, porque no sólo su entendimiento puede alcanzar el bien universal y perfecto,
sino también su voluntad desearlo. Por tanto, el hombre puede alcanzar la bienaventuranza.6

Es por eso por lo que, como ya hemos argumentado anteriormente, cuando el hombre se
ama a sí mismo, encuentra en sí mismo un bien ordenado al bien absoluto, es decir a la
bienaventuranza. Por consiguiente, se puede afirmar que el amor a uno mismo es causa
del deseo de felicidad del hombre.

A partir de la propia experiencia y bajo el sostén de los argumentos ya expuestos, podemos


afirmar que: “es común a toda naturaleza tener alguna tendencia, que es el apetito natural
o el amor. Sin embargo, dicha tendencia no se encuentra de la misma manera en todas
las naturalezas, sino que en cada una está según su propio modo de ser”7. De este modo,
en el ser humano, el amor a uno mismo, siendo principio de cualquier otro amor, se nos
presenta como la más natural y la más universal de todas sus apetencias.8

Así pues, podemos argumentar que, si afirmamos que el amor a uno mismo es algo propio
de la naturaleza humana, este no puede ser causa de la infelicidad del hombre, pues la
naturaleza es intrínsecamente buena.

4 Dilectio hominis ad seipsum est sicut exemplar dilectionis quae habetur ad alterum. TOMÁS DE AQUINO,
Summa Theologiae., II-II, q.26, a.4.
5 Enrique MARTÍNEZ GARCÍA. “Bonum amatur inquantum est communicabile amanti. Amor y bien en la
metafísica de Santo Tomás de Aquino”. Espíritu: cuadernos del Instituto Filosófico Balmesiana. Vol.
LXI (2012), n. 143, p. 88.
6
Beatitudo nominat adeptionem perfecti boni. Quicumque ergo est capax perfecti boni, potest ad
beatitudinem pervenire. Quod autem homo perfecti boni sit capax, ex hoc apparet, quia et eius intellectus
apprehendere potest universale et perfectum bonum, et eius voluntas appetere illud. Et ideo homo potest
beatitudinem adipisci. TOMÁS DE AQUINO, Summa Theologiae., I-II, q.5, a.1.
7 Est autem hoc commune omni naturae, ut habeat aliquam inclinationem, quae est appetitus naturalis
vel amor. Quae tamen inclinatio diversimode invenitur in diversis naturis, in unaquaque secundum
modum eius. TOMÁS DE AQUINO, Summa Theologiae I, q.60, a.1, in c.
8 Cfr. Gonzalo FERNANDEZ DE LA MORA. “El amor a sí mismo”. Anuario Filosófico. Vol. XXVII, (1994), n.
2, pp. 775-778.

3
Si, como hemos dicho anteriormente, todo amor se fundamenta en el amor a uno mismo,
entonces, ¿cómo es posible, por tanto, que alguien pueda amar, por naturaleza, más a
Dios que a sí mismo? Para dar respuesta a dicha objeción, nos fundamentaremos en los
tres argumentos ya expuestos anteriormente.

Si el amor es el acto del apetito cuyo objeto es el bien absoluto (simpliciter), cuando el
hombre se ama a sí mismo, encuentra en sí mismo un bien ordenado al bien último o,
como afirma Santo Tomás, a la bienaventuranza. Decimos entonces que el bien tiene
razón de fin9.

Consecuentemente, cabe decir, que “es contrario a la razón de fin un proceso al infinito.
Es necesario, por tanto, admitir un fin último”.10 Y, como “todo desea su propia perfección,
lo que uno desea como fin último, lo aprecia como bien perfecto y perfeccionador de sí
mismo […] Por tanto, es inadmisible que el apetito desee dos cosas como si ambas fueran
un bien perfecto”11.

Por lo tanto, podemos afirmar que la causa radical del amor es el bien en cuanto implica
la perfección del acto de ser, entonces se amará más lo que sea más perfecto en el ser,
por tanto, se amará más a Dios que a sí mismo.12

En conclusión, Dios, como bien más perfecto y perfeccionador del hombre, es el bien
absoluto y el fin último de este. De este modo, cuando el ser humano, por naturaleza se
ama a sí mismo, siempre lo hace ordenado al sumo bien, que es Dios mismo, su
bienaventuranza.

9 Cfr. TOMÁS DE AQUINO, Summa Theologiae I-II, q.1, a.4.


10 Cfr. TOMÁS DE AQUINO, Summa Theologiae I-II, q.1, a.4.
11 Unumquodque appetat suam perfectionem, illud appetit aliquis ut ultimum finem, quod appetit, ut
bonum perfectum et completivum sui ipsius […] Unde non potest esse quod in duo sic tendat appetitus,
ac si utrumque sit bonum perfectum ipsius. TOMÁS DE AQUINO, Summa Theologiae I-II, q.1, a.5, in c.
12 Cfr. Rafael Tomás CALDERA. “Sobre la naturaleza del amor”. Cuadernos de Anuario Filosófico. Serie
Universitaria, Vol. LXXX (1999), n. 2, pp. 112-129.

4
En este trabajo, a partir de una serie de argumentos, se ha pretendido defender la siguiente
tesis: “El amor a sí mismo, es principio de cualquier otro amor, y fundamento del deseo de
felicidad del hombre; por lo tanto, afirmar que dicho amor es causa de su infelicidad, sería
contradictorio”.

Así, haciendo un breve resumen de lo que hemos ido concluyendo en cada uno de los
argumentos; hemos mostrado, en primer lugar, que la causa de la infelicidad del hombre
no es el amor a uno mismo sino, más bien, un amor a uno mismo mal entendido. A
continuación, de la mano de Santo Tomás, hemos llegado a la conclusión que, el amor a
uno mismo es forma y raíz de cualquier tipo de amor y que éste siempre está ordenado al
bien absoluto; por lo tanto, es causa del deseo de felicidad del hombre. El último
argumento, de una manera clara y concisa, demuestra que, si el amor a uno mismo es
algo propio de la naturaleza humana, este no puede ser causa de la infelicidad del hombre,
pues la naturaleza es intrínsecamente buena.

Sin embargo, el ser humano puede amarse a sí mismo de una manera desordenada. Esto
es lo que sucede en nuestra sociedad occidental. La cultura individualista ha llevado al
hombre a colocarse en el centro de manera absoluta; situándose a sí mismo como fin
último. Todo esto lleva a una malinterpretación de lo que el amor a uno mismo es.

De este modo, el ser humano ya no se ama a sí mismo ordenado al bien absoluto, sino
que se ama a sí mismo de manera egoísta.13 Esto imposibilita a la persona amar de
verdad, impidiéndole alcanzar su deseo de felicidad. Llegados a este punto nos atrevemos
a postular que esta sí podría ser una de las causas de la tasa actual, tanto de depresiones
como de suicidios.14

En conclusión, la argumentación realizada nos permite afirmar que sería contradictorio


exponer que el amor a sí mismo sea la causa de la infelicidad del hombre. Sin embargo,
aunque el amor a uno mismo es propio de la naturaleza humana, este podría desordenarse
hasta tal punto de acabar siendo causa de su propia infelicidad.15

13 Cfr. José Ignacio MUNILLA. “La evangelización de los jóvenes ante la ‘emergencia afectiva’”.
Ecclesia: Revista de cultura católica, (2012), n. 4, pp. 411-428.
14 Cfr. Mercedes NAVÍO ACOSTA y Víctor PÉREZ SOLA, Depresión y Suicidio 2020. Madrid: Wecare-u,
2020, pp. 19-22.
15 Cfr. ARISTÓTELES, Ética a Nicomáquea – Ética Eudemia. IX, c.8.

5
Bibliografía
A) Bibliografía Básica

TOMÁS DE AQUINO. Suma Teológica. 5 vols., Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1988.

B) Bibliografía Complementaria

Biblia de Jerusalén, Bilbao: Desclée De Brouwer, 2009.

ASTORQUIZA FIERRO, PATRICIA. Ser y amor. Fundamentación metafísica del amor en Santo Tomás de
Aquino, Barcelona, Universitat de Barcelona, 2002.

ARISTÓTELES, Ética a Nicomáquea – Ética Eudemia, Madrid, Editorial Gredos, 1985.

CALDERA, RAFAEL, TOMÁS. “Sobre la naturaleza del amor”. Cuadernos de Anuario Filosófico. Serie
Universitaria, Vol. LXXX (1999), n. 2, pp. 112-129.

FERNÁNDEZ DE LA MORA, GONZALO. “El amor a sí mismo”. Anuario Filosófico. Vol. XXVII, (1994), n. 2, pp.
775-778.

MARTÍNEZ GARCÍA, ENRIQUE. “Bonum amatur inquantum est communicabile amanti. Amor y bien en la
metafísica de Santo Tomás de Aquino”. Espíritu: cuadernos del Instituto Filosófico Balmesiana. Vol. LXI
(2012), n. 143, p. 88.

MUNILLA, JOSÉ IGNACIO. “La evangelización de los jóvenes ante la ‘emergencia afectiva’”. Ecclesia:
Revista de cultura católica, (2012), n. 4, pp. 411-428.

NAVÍO ACOSTA, MERCEDES y PÉREZ SOLA, VÍCTOR. Depresión y Suicidio 2020. Madrid: Wecare-u, 2020,
pp. 19-22.

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