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Análisis crítico de la Reforma Procesal Civil: las ventajas

comparativas de la oralidad por sobre la escrituración

El año 2020 se vuelve a retomar la reforma procesal civil en toda su amplitud. Dentro
de las múltiples modificaciones introducidas en el texto, se encuentra el principio de la
oralidad como protagonista de este nuevo sistema procesal. ¿Es la oralidad, por sobre la
escrituración, el nuevo principio rector en materia procesal civil?
Ya con la entrada en vigor de la oralidad en los procedimientos penales, de familia y
laborales, entre otros, se ambiciona implementar esta nueva forma para hacer más
expedito el procedimiento en sí.
No debemos perder de vista que la mayor parte de las causas que ingresan a
judicializarse, en el ámbito civil, son en su mayoría las de cobro de pesos y cobranzas
en general. Y lo engorroso que es actualmente el sistema civil escriturado; lo que trae
consigo demoras en impartir la justicia, incerteza jurídica de las partes involucradas,
toda vez que la dilación en el procedimiento está presente en cada una de sus etapas.
Dentro de los principios formativos del procedimiento se encuentra el binomio
oralidad/escrituración.
El Proceso oral es económico, sencillo y rápido. El mejor modelo. Según señala Giuseppe
Chiovenda, padre de la escuela italiana; por su parte, el proceso escrito es por definición
costoso, complejo y lento.
Que el proceso oral sea económico se vincula claramente al principio de economía
procesal. Recordemos que este principio busca que el conflicto discutido en el proceso
se resuelva en el menor tiempo posible con el ahorro de gasto que implica que los costos
del proceso no impidan que las partes hagan efectivos todos sus derechos y ahorro de
esfuerzo, en el sentido de concretar los fines del proceso evitando la realización de actos
innecesarios para ese objetivo.
Respecto a la sencillez del proceso, podemos vincular los principios de concentración y
de celeridad procesal. La concentración busca concentrar o fusionar en determinadas
circunstancias diversos actos procesales, los que se realizan en un solo acto o en la
menor cantidad de actos posibles.
Respecto a la rapidez, es indiscutible vincular el principio de la celeridad procesal, esto
involucra realizar de manera pronta los actos procesales, no solo de las partes y
terceros, sino también a los que se encuentra obligado el Juez. El conjunto de esfuerzos
para realizar oportunamente la actividad vinculada al proceso permitirá hacer tangible
este principio.
Además, la oralidad es una técnica que promueve o facilita otros aspectos valiosos o
positivos:
▪ Mayor contacto del juez con las partes (inmediación). Si el proceso fuera en su
totalidad escrito, no habría tal contacto con las partes y el principio de la inmediación
no tendría asidero alguno respecto a su existencia.
▪ Control horizontal en el proceso. Donde las partes y el Juez queden “casi” en un plano
de igualdad.
▪ Concentración, continuidad, publicidad. En ese sentido, la publicidad se erige como
garantía de trasparencia, a fin de permitir la mirada atenta de los ciudadanos hacia el sistema
de justicia. Esta transparencia es en sí misma es un valor que, de un lado, reprime actos
arbitrarios o abusivos y, de otro, otorga confianza a aquellos que son parte en el proceso. Una
actividad expuesta al escrutinio produce incentivos para ser realizada de mejor manera.

Experiencia chilena

A partir de la experiencia chilena en el proceso laboral oral, el profesor Palavecino


señaló que es más exigente con el litigante, puesto que la rapidez de las actuaciones en
audiencia demandan un conocimiento fresco de la norma y dominio de la técnica del
interrogatorio; fuerza la informatización del expediente; mejora la transparencia,
control y disciplina de los actores procesales; y exige del sistema judicial y del juez
mayor compromiso puesto que debe dirigir las audiencias y no solo dictar sentencia
como en el proceso escrito.

Agregó que también tiene aspectos negativos como la sobrecarga de estímulos


sensoriales que pueden interferir la valoración de la prueba por el juez; determinar una
restricción del régimen recursivo; y promover el autoritarismo judicial.

Finalmente, el docente advirtió que la oralidad, per se, no es garantía de justicia


oportuna, sino que esta depende más bien de una proporción virtuosa entre cantidad
de juicios y cantidad de jueces.

De esta última idea, se extrae la conclusión a este trabajo, donde se han expuesto
diversas ventajas del sistema oral versus la escrituración.

Experiencia extranjera
De todos los modelos planteados en clases, pasando por el modelo inglés, el francés y el
alemán, defiendo ampliamente el modelo europeo ELI/UNIDROIT. Este postula que:
a) El principio de cooperación: referido a la mutualidad que se deben las partes y
el Juez en el proceso.
b) Manejo de casos generales: orgánicamente afianzar reglas respecto a los
distintos casos que puedan llegar. Dependiendo de esto, será el Juez experto o
tendrá experiencia en esa área en específico.
c) Proporcionalidad: Tanto respecto al caso objeto del juicio de que se trata como
de la sentencia que dictará dicho tribunal, teniendo en cuenta las pretensiones
de las partes, los fundamentos de derecho, las pruebas en general.
d) Asentar deberes tanto, respecto de las partes como del tribunal: las partes deben
aportar información completa para que su caso sea resuelto; el tribunal a su vez
tiene el deber de oír a las partes y sus testigos; de recibir toda aquella prueba
pertinente para la debida resolución del caso en cuestión. El criterio en este
aspecto debe ser bastante amplio. Las partes se acercan con un conflicto para
que el juez pueda resolver este, sin tanto trámite ni dilación. Es lo que esperan
las partes. Acceso a una rápida justicia.

Conclusiones
Como vemos, no quedan dudas que la oralidad tiene ventajas; sin embargo, ello no
implica que deba de excluirse la escritura del proceso, ni que toda actuación u etapa
procesal deba regularse mediante la realización de audiencias. Decía Mauro Cappelletti:
“El problema de la oralidad y de la escritura se indica con frecuencia como un problema
de predominio o de coordinación, no de total exclusión”
La determinación de la prevalencia de un actuación oral o escrita deberá depender de
factores exógenos e intrínsecos del sistema de justicia; tales como (i) el presupuesto
que un Estado le otorgue al sistema judicial, de lo que dependerá la cantidad de jueces
con las que se cuente, la infraestructura y recursos necesarios, (ii) la complejidad de la
actuaciones procesales a realizarse; y, (iii) la existencia de información suficiente que
permita al juez un nivel de conocimiento óptimo de la controversia.
La demanda debe ser presentada por escrito; si esta se ingresara en forma oral al
tribunal, el Juez y los demás funcionarios presentes tendrían que abocarse a anotar cada
idea planteada. Tendría que haber un equipo multidisciplinario que incluya sicólogos,
técnicos jurídicos, relatores, más de un Juez tal vez; posiblemente se les pueda pasar
por alto algún requisito de forma o de fondo. Es por ello que debe quedar por escrito.
Así el tribunal tomará sus resguardos ante una falta de los requisitos tanto de forma
como de fondo.
Respecto a la contestación de la demanda, debiera depender. Puede ser oral o escrita.
Si se opta por la primera, ya conociendo el libelo presentado, podría fluir con mayor
rapidez este acto jurídico procesal de la parte demandada.
Los trámites de réplica y dúplica debieran ser íntegramente orales, por lo señalado
anteriormente.
Tanto la conciliación, como las audiencias preparatorias y de juicio deben contemplar
por completo la oralidad.
Respecto a la etapa de prueba, hay que distinguir los diversos medios probatorios. Pero
antes de ello, el juez debe decidir oír a los testigos en caso de prueba testimonial.
Haciendo un punto aparte, creo que debiera ponderarse la prueba con el sistema de
prueba legal y tasada; no estoy tan de acuerdo con la sana crítica. Ya que la tendencia
de los jueces muchas veces no es tan fiable respecto a los conocimientos científicamente
afianzados, la lógica y las máximas de la experiencia. En cambio, la prueba legal y tasada
tiene un marco teórico claro, que no da lugar a tantas interpretaciones.
De todas formas, dependerá del caso de que se trate. En el ámbito civil, será menester
precisar la cuantía de estos. Lo anterior, respecto al volumen máximo de causas que
reciben los tribunales civiles.
Por otra parte, hay cuestiones voluntarias que se someten a este tipo de tribunales.
También es requerido una ley orgánica que precise el marco teórico respecto al cuál los
jueces y las partes deban ceñirse.
Mirando el modelo al cuál adhiero, es decir, un modelo híbrido, sería tal vez el mejor
dentro de los demás modelos existentes en el mundo y en Chile. Lo que sí queda claro
es que se debe dar un impulso progresivo y rápido a la forma de impartir justicia. En el
área civil, resulta lento y engorroso. Y esto era también así antes de la pandemia.
Debiera mantenerse la telematicidad respecto a las audiencias y alegatos de las partes.
Ya que, si bien pareciera que con esto pudiese creerse que el sistema se volverá más
expedito, también es cierto que se pierde el contacto directo del tribunal con las partes,
consagrado en el principio de inmediación.
Es por ello que postulo el sistema híbrido, en un 70 u 80% oral y el resto escrito. Sólo
respecto a la presentación de las pretensiones a través de la demanda y las pruebas
documentales para ser analizadas y ponderadas bajo el sistema de prueba legal y
tasada.
Habrá que ver si, con la reforma procesal civil, se produce el ansiado cambio en la
fluidez de los procedimientos y si éste se puede adecuar a la nueva realidad imperante
en nuestro sistema.

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