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garantía
Eas garantías friente aI confEkto de dierechoa
Plan de gestion patdmordal. Obligaciones asegwabfes
Dominio fiduchriw con fianci6n de garantía
Dinrfdca de roles. Concursos y quiebras
Ejecuci6n $R la garantía. Propuesta nomativa
GUSTAVO A. BONO
Fideicomiso
garantia
Las garantías frente al conflicto de derechos
Plan de gestión patrimonial. Obligaciones asegurables
Dominio fiduciario con funcihn de garantía
Dinámica de roIes. Concursos y quiebras
EjecuciOn de la garantía. Propuesta normativa
ASTREA
BUENOS AIRES - BOGOTA - PORTO ALEGRE
2018
Bono, Gustavo A.
F i d e i ~ o m i s od e garantia / Gustavo A. Bono
1"ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Astrea, 2018.
448 p,; 23x16 cm.
ISBN 978-987-706-252-6
@ EDITORIAL
ASTREA
SRL
Lavalle 1208 - (C1048AAF) Ciudad de Buenos Aires
(54-11) 4382-1880 - 0800-345-ASTREA (278732)
www.astrea.com.ar - editarial@astrea,com.ar
ORIGEN. EVOLUCIÓN
Y ANTECEDENTES GENERALES
CAP~TULO
111
Y CONCEPTO
CARACTERIZACI~N
CONSTITUCI~NDEL FIDEICOMISO
INMOBILIARIO DE GARANTIA
V
CAP~TULO
LA ESTRUCTURA SUBJETIVA
OBLIGACIONES Y RESPONSABILIDAD
DEL FIDUCIARIO
EL FIDEICOMISO DE GARANT~A
FRENTE AL CONCURSO
X
CAP~TULO
PROPUESTA NORMATIVA
les que la abarcan (de un lado la fiducia y, del otro, la función ase-
guratoria) .
Luego, este estudio tambidn se encuentra signado por un ter-
cer eje relativo al objeto, al dar específica atención a la considera-
ción de los "inmuebles como asiento juridico y económico" de la ga-
rantía que estudiaremos.
Desde el punto de mira programático, el trabajo principia con
una previa -aunque sumaria- ambientación en el fenómeno jurídico
del "conflicto de derechos patrimoniales"; para ello, encararemos
el analisis desde una visión panorámica de1 esquema de soluciones
que brinda el ordenamiento frente a la concurrencia de este tipo
de derechos (sea que este dado entre derechos reales, entre de-
rechos personales, o en situaciones mixtas y algunas especiales),
para luego verificar la función instrumental que en ese marco esthn
llamadas a cumplir las distintas garantías que el derecho privado
ha pergeñado a lo largo de su evolución, como herramientas que fa-
vorecen o protegen a ciertos derechos, pues cuando se produce un
conflicto de derechos puede que alguno de estos (o todos) cuenten
con una tutela que le proporcione una mejor posición o expectativa
favorable de efectividad en la controversia. Precisamente es esa la
funci6n y esencia protectoria de las garantías, tema que deberemos
ahondar para poder ubicar específicamente a la garantía objeto de
nuestro estudio dentro del elenco general de tales seguridades.
Una vez concluida la instancia preparatoria anunciada en el
párrafo precedente pasaremos revista de los antecedentes, tras lo
cual podremos ingresar definitivamente a la herramienta de ase-
guramiento escogida (fideicomiso inmobiliario de garantía) en sus
distintas instancias de diagramación, constitución y efectos, así
como a su dinamica de ejecución y, finalmente, su extinción. Asi-
mismo, el acotamiento del tratamiento desde el punto de vista del
objeto de la garantía nos permitirá profundizar el análisis con di-
recci6n al orden dominial y registra1 de los bienes inmuebles.
Como se ha expresado, el objeto de estudio actual queda in-
tegrado por una especie de fideicomiso; aquel que tiene por funci6n
esencial la garantía de créditos y que encuentra en los inmuebles su
soporte económico y jhiridieo. Debe decirse, por ahora, y con ca-
rácter liminar, que dicho fideicomiso traduce como efecto central
la creaci6n de un patrimonio separado de aquel que pertenece a su
constituyente (fiduciante) y, asimismo, también separado del patrimo-
nio del receptor de los bienes transferidos en fiducia (fiduciario), dado
que tales bienes quedan afectados al pago de la deuda asegurada.
LINEAMIENTOS GENERALES SOBRE EL OBJETO DE ESTUDIO 3
Se trata, en definitiva, de una garantía que consiste en des-
tinar uno o más bienes (específicamente consideraremos los in-
muebles) que egresan del patrimonio del garante para quedar
suspendidos en un patrimonio de afectación, en expectativa de
los resultados de la evolucibn o dinarnica del crédito así protegi-
do. En caso de incumplimiento, el pago del crédito se realizara
conforme a la modalidad ejecutoria correspondiente cuyos paráme-
tros de validez y legalidad deberemos verificar.
Estimarnos que la relevancia del tema se evidencia frente a
una economía actual de carácter múltiple y que por su cornpleji-
dad requiere de diversos instrumentos o medios que potencien y
agilicen los procesos productivos y de traslaci6n de bienes y servi-
cios mediante una fluida y -en lo posible- más segura circulación
del crédito, puesto que la financiacidn de los distintos emprendi-
mientos se ve necesitada de mecanismos dinámicos y seguros que
consoliden el recupero y la estabilidad crediticia de las diferentes
inversiones; ello así, sin caer en una compresih indebida de las fa-
cultades del constituyente (sea el deudor o un tercero).
Desde otro angula, cabe señalar que, dejando de lado la con-
sideración de la macroeconomia, ámbito que responde a otro tipo
de variables2, perseguirnos un enfoque o visidn de menor cuantía,
o mejor dicho, de trascendencia económica dispersa, pero de mBs
directa e inmediata relevancia jurídica y social, con atinencia pro-
pia e inmediata al hombre comirn, donde un fideicomiso de garan-
tía esté llamado a resolver o encauzar distintas relaciones interper-
sonales de acreedores y deudores, colaborando para que, entre las
clásicas garantías de que disponen y que normalmente son consi-
deradas (v.gr., hipoteca, fianza), se agregue a dicho elenco de habi-
tualidad el fideicomiso inmobiliario, con iguales fines de asegura-
miento.
De esta manera pretendemos colaborar con lo que podriamos
denominar una sucializución del fideicomiso, coadyuvando a su
insercibn en la vida jurídica y económica de procesos de desarro-
llo productivo y econ6rnico. En este sentido, y para ejemplificar,
estariamos muy conformes si con este esfuerzo colabor6semos
5 1. NOCI~N
DE "CONFLICTO DE DERECHOS PATRIMONULES" Y
us ALTEIUVATPVAS DE SOLUCI~N.- Dentro de la órbita patrimonial,
puede decirse que hay conflicto de derechos cuando dos o más de-
rechos (personales o reales) recaen sobre un bien que no alcanza
a satisfacerlos enteramente, ya sea por insuficiencia, o aun por la
imposibilidad de coexistencia de tales relaciones jurídicas sobre el
mismo objeto1.
El coneepto liminar ofrecido, cuya amplitud puede arrastrar
cierta vaguedad -se admite-, exige imediat mente de varias pre-
cisiones.
En primer t6min0, debemos advertir que cuando utilizamos el
término "bien" (o "bienes", en plural) para ofrecer el concepto de
conflicto de derechos, lo hacemos con un sentido amplio e integral,
aludiendo a todas aquellas cosas o bienes en sentido estricto (art.
16, C6d. Civil y Comercial) que pueden constituir tanto el objeto
propio de un derecho real (las cosas son por regla su objeto, y por
excepción los bienes2) así como también, en el caso de los derechos
' Confr. VONTUHR,Derecha civil, vol. 111-2, 5 94, p. 271; LACRUZ EZe-
BERDEJO,
mentos de dsrecPLo civil. Parte general, vol. 3, no288, p. 103,
El sistema de numerus clausus se proyecta, entre otros aspectos, al
objeto del derecho real (art. 1884, C6d. Civil y Comercial), y de acuerdo con b
dispuesto por el art;. 1883, los derechos reales recaen siobre Ias cosas, sea total
o parcialmente consideradas Cy segiín el caso, la parcialidad puede ser de carhc-
ter material o ideal), y solo lo hace sobre bienes cuando expresamente el legis-
lador lo indica, tal como en el caso del usufructo (art. 2130, incs. b y 4 C6d. Civil
6 FIDEICOMISO DE GARANT~A
y Comercial; art. 218, ley 19.550) o la prenda (art. 2219 y 2232 y SS., C6d. Civil y
Comercial).
La caestidn de la estructura interna y dingmica funcional de estos dere-
chos forma parte de 10 que son sus características distintivas, según Io advirtiera
VELEZSARSFIELD en las notas al art. 497 y al Titulo 4 del Libro 111de su C6digo Civil.
EL CONFLICTO DE DERECHOS PATí3IMONIALES Y LAS GAMNT~AS
Asi ocurre, por ejemplo, cuando entran en confiicto los derechos de con-
tacto y comunicación de los progenitores respecto de b s hijos o de otros legiti-
mados del interes afectivo legitimo; en tal caso el ordenamiento preve la interven-
ci6n de la justicia, a quien corresponde la Qacidn de regirnenes de comunicaci6n
o visitas rn8s o menos estrictos. Se llega, en ocasiones, a la necesidad de Ejar
dias y horas o especiíicos lugares de retiro y restitucibn para el ejercicio de esos
derechos. Esos supuestos serían de algitn modo asimilables desde cierta gene-
ralidad al concepto de "conflicto de derechos" que hemos esbozado; no obstante,
el diferente contenido de estos derechos extrapatrimoniales y los especialisirnos
intereses en juego imponen distintas soluciones de tipo prActico al conflicto don-
de, en rigor, priman otros intereses, por ejemplo, el intefis superior del menar o
persona de capacidad restringida o enferma o imposibilitada, o la prevalencia a
las ventajas de una solución consensuada entre los involucrados. En la bdsqueda
de esa armonía, y respecto de la relaci6n entre hijos y padres, señala MAKIANICH DE
BASSETque debe tenderse a una arrnonizaci6n de los intereses de los hijos y de los
padres tanto como resulte posible y solo frente a la colisi6n privilegiar el del me-
nor (Derecho de visitas,p. 973.
%E contra, L6mz DE ZAVAL~A sostiene que cuando en un conflicto un dere-
cho prevalece sobre otro, no es derecho o Io es con caracter putativo (Curso in-
troductorio al derecho registral,p. 378).
8 FIDEICOMISO DE GARANT~A
%a parte primera del art. 743, junto a1 art. 242 -ambos del Cbd. Civil y Co-
mercial-, consagra otro principio general del orden creditorio por el cual todos los
bienes actuales y futuros que integren el patrimonio del deudor responden por sus
deudas, es decir esta noci6n o regla esencial de universalidad viene a ligar todas
las deudas del deudor común con todas sus bienes, sin perjuicio de otras tantas
excepciones que el ordenamiento contempla (art. 744, C6d. Civil y Comercial).
Asi, por ejemplo, HEREDIA, Tratado exegético de derecha concursal, t. 1,
p. 226; ESCUTI(H.) - JUNYENT BAS,lizstituciones ds derecho concursal, p. 68; JUN-
YENT BAS- MOUNASANDOVAL, Ley de concursos y qu.iebras, t. 1, p. 29.
l1 RIVERA,Instituciones de derecho concursal, t. 1, p. 218.
l2 HEREDIA advierte que la regla de igualdad no es exclusiva de la falencia,
pero se encuentra protegida con mayor eficacia en dicho régimen (Tratado exegd-
tico de derecho concursal,t. 1, p, 230).
l3 Este colarario de inteleccidn restringida puede condensarse en el princi-
pio derivado de zn dubio pro masa.
l4 Se diferencia de esta manera al rius prefermdi de la figura particular de
los privilegios; Mus~odestaca con precisibn que los segundos son una "excepciónn
1O FIDEICOMISO DE GARANT~A
.fi 2 . SITUACIONES
ESPECIALES DE RESOLUCI~NDE CONFLICTOS
DE DERECHOS. - Determinadas ya las pautas generales de igualdad
para los desechos personales y de prioridad para los derechos
reales, el cuadro de análisis se completa al advertir que el ordena-
a la regla del pars conditio creditorum, y que el ius preferendi es, por el con-
trario, el principio sector en materia de derechos reales (Ius preferendi y privi-
legio. Distinción, JA, 1984-11-793).
l5 Asi, los casos previstos en los arts. 2981, 2999, 3149 y 3150, todos del C6-
digo Civil de V ~ L ESÁRSFIELD.
Z
'"esulta enjundiosa la nota al art. 577 del C6d. Civil de VO~rszS~RSFIELD,
donde nuestro codificador del siglo xrx desarrolla las razones por las que es me-
nester la publicidad de la mutación real pues, según sus términos, "no se concibe
una sociedad que esté obligada a respetar un derecho que no conoce''. A esos
fines, V$LEZSARSFIELD organizó la publicidad de los derechos reales en funci6n de
la posesi6n; y en el caso de la hipoteca, atento a que el contenido propio de este
derecho no concede facultades posesorias a su tituiar, aquel codificador dispuso a
su respecto un sistema de publicidad registra1 (art. 3128 y SS.) cuya omisidn hace
perder esa cualidad de oponibilidad general del derecho hipotecario (doctr. arts.
3135 y 3274, C6d. Civil derogado).
miento resuelve ciertos conflictos de un modo especial o excepcio-
nal, o aun mediante pautas de earácter combinatorio.
Sin pretender abordar un análisis exhaustivo sino solo esque-
mático y ejemplificativo que no exceda el carácter introductorio de
este tramo, se pueden enumerar algunos de los supuestos que inte-
gran la complejidad y multiplicidad de lo que hemos definido pre-
cedentemente como conflictos de derechos patrZmoniuLes (ver
5 l), esfuerzo que abonará el terreno para verificar en dicho marco
conceptual la noción y función de las garantias.
a) Los PRIVILEGIOS PARA CIERTOS DERECHOS PERSONALES. NO obs-
tante la vigencia general del principio de concurrencia igualitaria
de los derechos personales, debe tenerse presente que en determi-
nados casos, que aun cuando no son pocos conservan la impron-
ta de su carácter excepcional, la ley se aparta de aquella directriz
en homenaje a la justicia17 y, ante el conflicto de derechos credito-
rios decide proteger a unos sobre otros estableciendo entre ellos un
orden de prelacidn o prevalencia. Habitualmente, esa preferencia de
un crédito sobre otro u otros se canaliza mediante el llamado por
nuestro ordenamiento "privilegio", es decir la ventaja o calidad
otorgada por la ley a un crédito para ser pagado con preferencia a
otro (arts. 2573 y 2574, Cód. Civil y Comercial).
Como surge de la propia definicidn legal de privilegio, la in-
compatibilidad de los créditos es relativa por cuanto la ventaja que
genera este en favor del crédito al que accede no impide el cobro
del derecho postergado sino que únicamente lo desplaza a un ul-
terior grado y sobre el remanente; en suma, no hay exclusión an-
ticipada y definitiva sino tan solo una prelación para el cobro en
primer término. No obstante, es preciso reconocer que en muchas
ocasiones la falta de activo lleva indefectiblemente a la imposibili-
dad material de cobro del crédito postergado y entonces se genera
por esta vía fáctica o material -y no por virtud de una exclusión le-
gal previa- una incompatibilidad absoluta entre los derechos credi-
torios en pugna, es decir, una verdadera exclusión de los derechos
postergados por raz6n de la insuficiencia de saldos disponibles pasa
su entero abono. De manera que en esos casos la preferencia que
otorga el privilegio resulta determinante para el efectivo ejercicio
del derecho creditorio; pero salvo esta situación de hecho -que en
rigor de verdad es la más comfin en la realidad jurídica tribunalicia
l7 C ~ L ~de
MOISSETDE ESPANES, SOobligaciones, t. 2, p. 171.
12 FIDEICOMISO DE G A R A N T ~ A
lg Alli se dispone que los bienes cuya propiedad exclusiva no se pueda de-
mostrar, se presume que pertenecen a ambos c6nyuges por mitades (art. 506,
pArr. 1"inyline, 66d. Civil y Comercial). Estimamos que cabe interpretar la nor-
ma en el sentido de que, por un lado, s e presume la cotitularidad cuando no se
prueba la exclusividad, y en caso de catitularidad (sea probada s presumida por la
ley), tarnbien se presume que lo es por partes iguales.
FIDEICOMISO DE GARANT~A
23 Por ejemplo, las previsiones de la ley 14.005 (art. 6") y la ley 19.724 (art.
12), esta última ya derogada por el art. 3: inc. a, de la ley de sanci6n de1 COdigo
Civil y Comercial de la Nación. Es sabido que en mérito de la delegacicin del art.
3", inc. e, de la ley 17.801, algunas legislaciones locales preven la registracidn gene-
ral del boleto de compraventa (así, Tucumán, Santa Fe, etcétera).
24 Originariamente prevista la toma de razón por la ley 25.248 (art, a*), hoy
subsiste dicha registración y su efecto de oponibilidad conforme lo previsto por
los arts. 1234, párr. So, y 1237, ambos del C6d. Civil y Comercial.
'"sí, el caso del contrato de arrendamiento o aparcería rural (art. 40, ley
13.2461.
'@Luego, en 1972, la ley de concursos y quiebras 19.551 acot6 la protecci6n
a los inmuebIes con destino de vivienda (art. 150), pero la sustitución del regimen
concursa1 operado por la ley 24.522 suprimi6 todo requisito de destinaci6n (art.
146, párr. 2").
27 Siguiendo las enseñanzas de MART~NEZ PAZen SU modelo jurldico multidi-
mensional, decimos que el boleto de compraventa de inmuebles, como fenómeno
jurídico, hace mucho tiempo ha dejado de ser un fendmmo-caso para ser unfe-
16 FIDEICOMISO DE GARANT~A
3"i bien el requisito del destzno de vtvienda que exigía el anterior regi-
men concursa1 (art. 150, ley 19.551) llev6 a considerar a la Suprema Corte de Men-
doza que, dada Ia proteccidn que la Constitucidn nacional brinda a la vivienda (art.
14 bis] no resultaba indispensable para el adquirente por boleto contar con publi-
cidad pocesoria o registral para gozar de la preferencia (SC Mendoza, 6/12/91, JA,
1992-1-462, LL, 1992-B-160, y ED, 147-437), posteriormente, al ampliarse la tute-
la de la nueva normativa de concursos a todos los boletos de compraventa cual-
quiera sea el destfno del jnmueble (art. 146, phrr. ZO,ley 24.522), ello motivd
un ajuste del plenario anterior, advirtiendo entonces la jurista KEMELMAJER DE CAB-
tuccr que ahora debía considerarse implícito el requisito de la publicidad puesto
que acordarle oponibilidad amplia al boleto sin exigir ningún tipo de publicidad
(ni posesoria ni registral), configuraria una ruptura absurda, il6gica e irracional
del sistema (su voto en SC Mendoza, 30/5/96, JA, 1991-1-93). Este recaudo apa-
rece hoy ya consagrado en el inc. d del art. 1170 del Cdd. Civil y Comercial.
32 Cabe destacar que, con mucho mayor rigor, el TS de Córdoba ha decidi-
do que para gozar de preferencia el boleto debia ser anterior, no so10 al embargo,
sino también a Ia causa del crédito que ha originado dicha cautelar; pero además,
dicho tribunal redujo el Clmbito de operatividad de la preferencia del art. 1185
bis del C6d. Civil únicamente al Ambito del concurso o quiebra del enajenante
(TS C6rdoba, 10/11/09, Actualidad Juridica, CU 14.182, y Abeledo Pewot, no
70060045). Evidentemente, tal doctrina judicial deber5 ajustarse a la precisidn
de la nueva regulaci6n del Código Civil y Comercial (art. 1170).
FIDEICOMISO DE GARANT~A
9 3. PRECISIONES
SOBRE EL FENdMENO JURfDICO DE LA OPONI-
BILIDAD. El otorgamiento de preferencias como alternativa de re-
-
36 Con ese entendimiento se ha dicho que "el privilegio se hace valer frente
a los demfis acreedores de un mismo deudor" (Mus~o,Ius preferendi 9 pr2viie-
gia. Distincidn, JA, 1984-11-7961,y también que "el privilegio es una cualidad
del crédito que no se opone a1 deudor sino a Ios otros acreedores" (KEMELMAJER DE
CARLUCCI, ModiJícaciones producidas por la l e 3 24.522 al rdgimen de las prio-
ridades concursales n o exclu~entes,RDPC, no 11, p. 159). También PIZARRO y
VALLESPINOS consideran que los privilegios no se ejercen contra el deudor sino con-
tra los terceros, en tanto otorgan una prelaci6n en cuanto al cobro frente a otros
acreedores del deudor (Institucionesde derecho privado. Obligaciones, t.
2, p. 56).
37 El carálcter erga omnes es habitualmente referido al indicarse que el
derecho reaI se ejerce "contra todos". Nosotros preferimos interpretarlo corno
"eventualmente contra ~rialqulera"~ dado que el ejercicio natural de1 derecho real
no surge de un despliegue ofensivo contra todos, sino obteniendo de manera di-
recta (por sí o por medio de terceros) las distintas potencialidades o beneficios
que la coca provee y en algunos casos, ante cualquier intromisión o pretensi6n
de terceros, ese ejercicio natural esth protegido por la ley, al ordenar e1 desplaza-
miento del atacante y asegurar aquella inmediatez jurídica que el derecho otorga
y garantiza sobre su objeto (cfr. Dtez PICAZO, Fundamentos del derecho civil
pat?-irnonial, t. 111, p. 68).
EL C Q m C T O DE D E ~ ~ PATRIMONIALES
O S Y LAS GARANT~PS
que tallan dentro de cada grupo y que han sido reseñadas anterior-
mente.
Asimismo, la oponibilidad constituye una prerrogativa externa
del derecho subjetivo, que se concreta en un fenómeno de preferen-
cia dentro de un conflicto de dos o más derechos, pero cualquiera
que sea el caso o los derechos reales o personales involucrados, im-
plica siempre el ejercicio prevalente y contrario a los derechos que
en su mérito resultan postergados o desplazados.
b) LA OPONIBILIDAD FRENTE AL DEBER GENERAL DE RESPETO. Tam-
bien debe distinguirse la opanibzlidad del llamado deber general
de respeto, puesto que, si bien ambos operan en el ámbito externo de
los derechos subjetivos, presentan una no siempre clara diferenciación.
La violación del deber general de respeto supone una conducta
o acción antijurídica y, llegado el caso de confirmarse el resto de
los presupuestos, nacerá la obligacibn de responder mediante la ce-
sación o la indemnizacidn dineraria, segun el caso (art. 1740, C6d.
Civil y Comercial).
Por el contrario, y según se ha visto anteriormente, el ejercicio
de un derecho que cuenta con oporzibilidad supone una facultad
jurídica que acompaña e integra el contenido de ese derecho sub-
jetivo, y el perjuicio o desventaja generado no permiten reclamo al-
guno por parte de los postergados. Se trata, sin m&, de un daño
puesto que, mientras constituya el ejercicio regular de un
derecho "oponible", no hay entonces antijuridicidad (arts. 10 y 1718,
inc. a, C6d. Civil y Comercial).
Dicho de otro modo, puede expresarse que el deber general de
respeto se identifica o deriva del principio alterum non lmdere (o
nomznen Lmdere), y es postulable en favor de todos los derechos
como una característica consustancial o consecuencia lógica de la
noción ontol6giea misma de derecho subjetivo que supone un inte-
rés digno de tutela jurídica, la cual se integra, en primer lugar, por
el necesario respeto de toda la comunidad4*.
8 4. OPERATNIDAD
DE LAS PREFERENCIAS. - Todaslas prefe-
rencias tienen origen legal, en tanto están previstas y reguladas por
la ley fondal, y asimismo, mientras algunas de ellas nacen junto a
cada tipo de derecho, y por efecto conjunto y directo de la causa
fuente del derecho subjetivo cuyo contenido integran, otras requie-
ren de un hecho o acto causal especial de creación o de activaci6n
que las torne eficaces y operativas.
inscripción del gravamen [CNCiv, Sala A, 29/3/68, LL, 130-575, y ED, 24-57), En
concordancia, HIGHTON, en BUERES(dir.) - HIGHTON (coord.), Código Czvii y nor-
mas complementuriccs, t. 6-B, p. 355.
42 Si la registraci6n es constitutiva (tal el caso de los automotores, art. lo,
deer. ley 6582/58 y art. 1893, p8rr. 3O, C6d. Civil y Comercial), el nacimiento del
derecho real y su oponibilidad son efectos juridicos que se producen conjunta y
simultiineamente.
4%orn~ indica MOISSETDE ESPANES, la preferencia se ha de retrotraer a un
momento anterior al del otorgamiento del acto y en definitiva tendra que tomarse
en cuenta la fecha en Ia que el registro expide el certificado, pues a partir de ese
instante opera el llamado bloqueo registral, que asegura la inmutabilidad de la
situacidn jurídica del inmueble durante el plazo de vigencia del certificado (Las
hipotecas de distinto grado y la posibilidad de establecer preferencia entre
varios acreedores, ED, 42-859).
44 Con anterioridad hemos sostenido que la reserva de prioridad no excep-
ciona la prioridad directa, sino que la complementa o afirma en beneficio de la
FIDEICOMISO DE GARANT~A
seguridad jurídica, permitiendo al adquirente del derecho una adquisición sin sor-
presas que solo atañen al disponente, manteniéndose así el contenido y equilibrio
de las prestaciones en funci6n de un principio de justicia contractual (BONO,Cali-
ficacidn registral: compatibilidad de los documentos que acceden al registro,
algunas bases para su procesamiento, LLC, 1997-469).
45 Cfr. OSSOLA,Tratado de la renuncia de los derechos p las obliguciones,
t. 11, p. 1034 y 1046.
rencias de distinta categoría o de pertenencia a diferentes especies
o que se guían por distintos mecanismos; se trata -podernos de-
cir- de conflictos de preferencias "'heter~géneas'~~, que en general
las normas prevén con mayor o menor detenimiento. Por ejemplo,
las cautelares (de carácter registra1 o no) pierden eficacia ante la
declaración de la quiebra y los derechos que las motivaron deben
ejercerse conforme al orden de privilegios de la ley c ~ n c u r s a lasi-
~~;
mismo, el privilegio especial acordado a1 retenedor se sistematiza
con otros mediante pautas de carácter temporal48. Entre otros su-
puestos, ya señalamos también que el boleto de compraventa pre-
senta unas condiciones de oponibilidad que traducen una especial
y compleja preferencia excluyente (ver 5 2, g).
Sin que esta sea una oportunidad para desarrollar un análi-
sis de carácter exhaustivo, basta -para los fines introductorios de
este capitulo- destacar que el conflicto de derechos puede involu-
crar distintos tipos de preferencias que no siempre resultan de fá-
cil sistematización o solución, y nos dedicaremos a lo largo de este
trabajo a analizar los supuestos que involucren al fideicomiso inmo-
biliario de garantia, frente al complejo sistema general que hemos
repasado en estos párrafos.
J o ~ -sKUNKEL,
Derecho privado romano, p. 221.
l5 PETIT, Tratado elemsntal d e dsrmho romano, p. 341; IGLESIAS,Derecho
romano, p. 370.
Por un lado, se prohibid para las garantfas Wuc2.a cum credgtore y
pignus), mientras que en materia de compraventa se mantuvo y, no sin matices,
rige hasta nuestros días como causal de resolución por incumplimiento en los con-
La propiedad en garantia, p. 17).
tratos bilaterales onerosos (cfr. DURAN RIVAOOBA,
48 FIDEICOMISO DE GARANT~A
2 EL C r ~ -~Paralelamente
~ ~ fiducia
~ a la ~ na-
~ ~
ció, en el derecho sucesorio romano, el fideicommzssum, acto de
disposici6n de última voluntad que, sensiblemente diferenciado del
legado en sus origenes, resultó luego asimilado y fusionado a este
en el derecho posclásico.
Al igual que lo ocurrido con la fiducia, elfzde$comnlissum vio
la luz como un ruego o petición desprovisto de exigibilidad y funda-
do en la lealtad y conciencia de8 destinatario del encargo o impetra-
toria hecha por el instituyente al fiduciario. Así, se transformó en
el medio utilizado para superar los inconvenientes que acarreaban
las formas y requisitos de procedencia y validez del legado, ya fuera
por falta de testamenti factio activa del causante, o bien ante la
ausencia de la respectiva Eestamentz factiu pasiva del destinatario
de los bienes (tal el caso de los peregrinos).
Por su función, el fideicomiso podia otorgarse mediante tes-
tamento, codicilo o aun verbalmente, y atento a no tener una fór-
mula especial asignada, bastaban gestos concluyentes o incluso
expresiones indirectas. No obstante, la costumbre hizo comiín la
" Jms - KUNKEL, Derecho privado romano, p. 501; IGLESIAS, Derecho roma-
no, p. 708; MURILLO VILLAR, Elfideicomiso d e residuo erz derecho romano, p. 22;
MERTNO HERNANDEZ, La. Jfiducia sucesoi-iae n Aragdn, p. 19. En igual sentido,
KIPER,Régimen juridico del dominioflduciario, p. 56.
" Un especial supuesto era la manummissiofideicommissaria;esto es, la
entrega de un esclavo para su ulterior manumisi6n.
" Se ha considerado que aun cuando JUSTINIANO limit6 a cuatro el número de
generaciones entre las cuales podia darse este tipo de fideicomiso, este supuesto
constituye el germen del mayorazgo de la Edad Media (cfr. FABRB,La buena fe
romana s, su aplicación alfideicomiso hereditario, "Revista de la Facultad de
Ciencias Juridicas y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata", año 6, no 36,
2008, p. 499).
" JQRS- KUNKEL, Derecho privado romano, p. 502.
34 BONFANTE, Instituciones d e derecho romano, p. 633; MURILLOVILLAR, El
ftdeicomiso de residuo en derecho romano, p. 36;F A B R É , La buena fe romana
y su aplicación alfideicomiso hereditario, "Revista de la Facultad de Ciencias
Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata", año 6, no 36, 2008,
p. 499.
ORIGEN, EVQLUCI~NY ANTECEDENTES GENERALES 53
fenómenos que evidencian una tendencia de asimilación de ambas fi-
guras. Por un lado, se atempera el rigorismo formal de los legados,
y por otra, el fideicomiso se somete a determinados r e q ~ i s i t o s ~ ~ .
Mgs tarde, este camino hacia la fusi6n de ambas instituciones
se consolida en el derecho justinianeo por dos razones fundamen-
tales. En primer lugar, en virtud de una ley del año 529, según la
cual se dispuso que de todo legado o fideicomiso naciera una acción
personal contra el heredero fiduciario, a fin de que cumpliera el en-
cargo, y una acción real contra terceros que hubieran adquirido la
casa de este (C. 6, 43, 11, aunque se ha destacado que esa acción
real solo procedia si la cosa efectivamente pertenecía al causante al
tiempo de la delación36,y asimismo si el tercero tenía conocimien-
to del fideic~miso~~. En segundo y último término, la unificación
se completó definitivamente por una ley del año 531 (C. 6, 43, 2),
mediante la cual se ordenó expresamente la aplicación integrada de
todas las disposiciones correspondientes a cada figura, superándo-
se las contradicciones de los preceptos en favor de las normas del
fideicomiso como derecho menos riguroso3*.
La figura del fideicomiso se proyectó hacia el Medioevo como
un instrumento de seguridad para la conservaci6n del poder po-
lítico y económico de carácter feudal, según se verá seguidamente.
Venezuela (art. 963, G6d. Civil), Brasil (art. 1739, C6d. Civil de 1916; art. 1951 y
SS., C6d. Civil de 2002) y Puerto Rico (art. 842 y 846, C6d. Civil).
En Mexico, la normativa sobre fideicomiso (ley general de títulos y opeia-
ciones de credito) prohíbe la concesión del beneficio a diversas personas sucesi-
vamente que deba sustituirse por muerte de la anterior, salvo el caso de que la
sustitución se realice en favor de personas que esten vivas o concebidas ya a la
muerte del fideicomitente (art. 394, ine. 11). Similares normas rigen igualmente
en Guatemala (art. 789, inc. 2",C6d. de Com.),Perú (ast. 249, ley general del sist;e-
ma financiero y del sistema de seguros y organica de la superintendencia de banca
y seguros 26.702), Paraguay (art. 9; inc. 1; ley 921) y Honduras (art, 1050, inc. 11,
C. Com.).
44 En el origen, la figura de la prenda posesoria o manual se aplicó a muebles
e inmuebles pero luego, hacia el siglo XII, se desarrolla la prenda sin posesi6n que,
a diferencia de la hipoteca romana, encuentra publicidad por la inseripci6n en los
registros municipales (WOLFF, Derecho de cosas, vol. 2, p. 118). Posteriormente
se consolida la prenda posesoria como regla en materia de muebles y de modo ex-
cepcional se admiten diversos casos de prenda sin posesi6n (v.gr., prenda registra1
o hipoteca mobiliaria de buques), y en materia de inmuebles, como tipos de de-
rechos reales de garantña, la hipoteca en sus diversas especies (p.ej., de tráfico,
de seguridad, de máximo), la deuda inmobiliaria o territorial y la deuda de renta
(para su extenso desarrollo, ver WOLFF, Derecho de cosas, vol. 2, p. 196 y 386).
45 WOLFF, Derecho de cosas, vol. 2, p. 524 y 535.
46 Así lo expone FUENTESECA, El negocio fiduciario en la jurisprudencia
del tribunal supremo, p. 23 y 49.
56 FIDEICOMISO DE GARANT~A
BGB), pero el poseedor puede oponer al nuevo propietario las excepciones que le
corresponden contra la pretensión cedida (art. 986, inc. So).
63 WOLFF, Derecho d e cosas, vol. 2 , p. 538. Ver, también, ENNECCERUS, Dere-
cho civil. Parte general, t. 1, vol. 1, p. 82.
" WWFF, Derecho de cosas, vol. 2, p. 542.
65 GALGANO, El negocio jur.ldico, p. 449, y Dir2tto privato, p. 303; T R A B W ~ ~ H I ,
Istituxioni d i dzritto civile, p. 121.
Ver el comentario de P ~ R EGONZÁLEZ
Z - ALGUER,en ENNECCERUS, Derecho ci-
vil. Parte general, t. 1, vol. 1, p. 89.
" Ver, al respecto, FUENTESE~A, El negocio fiduciario e n la jurispruden-
cia del trjbunal supremo, p. 177 y siguientes.
FIDEICOMISO DE GARANT~A
70 Cfr. BAZIZQUIERDO,
Derecho inmobiliario e hipotecario Znglds, p. 98 y
El trust,
SS.;DE ARFSPACOCHAGA, lafcducia yfcguras &%es, p. 31; LOPEZ DE ZAVALÍA,
Fideicomiso, leasing letras hipotecarias, ejecucidn. hipotecaria, contratos
de consumicidn, p. 32.
71 EAZIZQUIERDO,Derecho znmobiliario e hipotecario inglés, p. 105 y si-
guientes.
ORIGEN, EVOLUCI~NY ANTECEDENTES GEmRALES 65
" Existió una primera iniciativa de ley en 1905, que no lleg6 a discutirse,
y el 24 de diciembre de 1924 se dictó la ley general de instituciones de credito
y establecimientos bancarios, en la cual se previeron los "bancos de fideicomiso",
destinados a servir al público de varias maneras, pero principalmente median-
t e la administracidn de capitales que se les confiaran y asimismo interviniendo
como representantes comunes de suscriptores o tenedores de bonos hipotecarios,
recibiendo la regulación específica por una ley posterior que, sobre la base doc-
trinal de un reconocido jurista -RICARDO J. ALFARO-, se sancion6 el 30 de junio de
1926 (ley de bancos de fideicomiso) y cuyas disposiciones se incorporaron al texto
de la primera. Posteriormente, el 26 de agosto de 1932, dicha normativa fue re-
emplazada por la ley general de títulos y operaciones de credito (LGTC), que con
diversas modificaciones rige a la fecha (arts. 381 a 407).
La ley 9 de 1925 fue sustituida por la ley 17 de 1941 y finalmente el orde-
namiento que rige actualmente en Panamá es la ley 1 del 5/1/84.
77 Las leyes 40 y 41, de1 S3 de abril de 1928, regularon respectivamente las
compañías de fideicomisos en el Cddigo Mercantil y la constitución de fideicomi-
sos en el Código Civil. La segunda regulación, incorporada en el Código Civil
de 1930 (arts, 834 a 874), fue sujeta a importantes modificaciones por ley 211, de
1952, y posteriormente, por ley 219, del 31 de agosto de 2012, se sanciontj una nue-
va ley de fideicomisos, estinafindose en su Exposici6n de motivos que es más apro-
piada Ia consagraci6n de una ley especial fuera del Código Civil.
Puede citarse, por ejemplo, la ley 608 de Bolivia, de 1928, que pseveia
la autorizacidn solo a bancos comerciales e hipotecarios para la formacidn de
"secciones de fideicomiso" con la exigencia de un depósito especial en superin-
tendencia, y con tal respaldo realizar distintas operaciones fiduciarias, nombrado
por personas facultadas o tribunales competentes como guardián, custodio, tutor,
sindico, encargado, etc., de bienes o valores (art. 169). La ley 559 de Chile, de
1925, previó un especial facultamiento a los bancos comerciales para obrar corno
depositarios, administradores de bienes, etc., y otras "funciones fiduciarias" (art.
50), y en el mismo sentido la ley 45 de Colombia, de 1923, contempló una sección
ORIGEN, EVOLUCI~NY ANTECEDENTES GEmRALES 71
rirse como legislaciones más pormenorizadas las de Venezuela en
195Grg,Costa Rica de 1964" y Colombia en 1971m,encontrándose
ya ampliamente generalizada la recepciOn de la institucion en la
gran mayoría de los países de la regi6ng2,claro que con distin-
tos alcances y matices, como en Ios particulares casos de Brasil8"
y Cubax4. En la misma tendencia cabe agregar al nuevo Códi-
gentina (art. 1668, C6d. Civil y Comercial), Bolivia (art. 1413, inc. 3, Cdd. de Co-
mercio), Costa Rica (art. 661, inc. c, C6d. de Comercio), Honduras (art. 1037, inc.
4, C6d. de Comercio), Perd (arts. 251 y 268, ley 26.702), Uruguay (art. 33,
inc. b, ley 17.703), Venezuela (art. 9, ley de fideicomisos) y Paraguay [art. 9, inc. 24
ley 921), treinta años; Guatemala (arts. 787, inc. 7, y 790, C6d. de Comercio) y EP
Salvador (art. 1236, C6d. de Comercio), veinticinco años; Colombia (art. 1230, inc.
3, CBd. de Comercio), veinte anos. En México el plazo general es de veinte anos
(art. 392, LGTOC), pero se extiende a cincuenta años cuando el beneficiario sea
una persona moral que no sea de derecho público o institución de beneficencia, y
ese tope se libera cuando sea en favor de museos científicos o artísticos sin fines
de lucro (art. 394, inc. 111, LGTOC).
La norma integra el texto del art. 2645, precepto ubicado en el Libro Sex-
to ("De la tutela de los derechos"), Título 1 ("De la inscripción"), Capítulo 1 ("De
la inscripción de los actos relativos a los bienes inmuebles").
74 FIDEICOMISO DE GARANT~A
El art. 1322 del C6d. Civil italiano dispone, en el primer pArrafo, la liber-
tad de las partes para fijar el contenido del contrato, dentro de los limites impues-
tos por la ley, y en el segundo párrafo permite apartarse de los tipos contractuales
particulares, si lo es para realizar intereses merecedores de tuteIa, segdn el orde-
namiento jurídico.
91 El art. 2915, p&rr,lo, del C6d, Civil italiano preceptiia que no tienen efecto
en perjuicio del acreedor prendario y los acreedores en trámite de ejecución aque-
llos actos que importan vinculos de indisponibilidad, si estos no han sido inscrip-
tos con anterioridad en el caso de bienes inmuebles o muebles inscriptos en regis-
tros públicos y, en los otros casos, si no tienen fecha cierta anterior a la prenda.
92 GALGANO, DirZtto privato, p. 303.
ORIGEN,EVOLUGI~N
Y ANTECEDENTES GENERALES
5 18. PANORAMA
NACION~LANTERIOR A LA LEY 24.941.- A con-
tinuacicin veremos cual era la situacion anterior.
a) GENERALIDADES.Sin duda, el primer antecedente normativo
de nuestro derecho esta constituido por la previsión del dominio fi-
duciario en el art. 2662 del C8d. Civilg! Allí, V ~ L ESÁRSFIELD
Z no
reguld el fideicomiso como acto jurídico, limitándose a contemplar
el dominio fiduciario como un sub2ipo del dominio imperfecto
originado en un fideicomiso singular (arts. 2507 y 2662, Cód. Ci-
vil), sin considerar una finalidad especial, ni de garantía ni ningu-
na otra.
Cabe referir que la limitación del derecho del fiduciario estu-
vo prevista, siguiendo la impronta del derecho germánico, con ca-
rácter real, en tanto -según expresamente surgía del art. 2662 del
Cód. Civil de V ~ L ESARSFIELD-
Z el dominio fiduciario estaba subor-
dinado a durar hasta el cumplimiento de una condici6n Q un plazo
resolutivo para el efecto de restituir la cosa a un tercero, expresidn
que dio lugar a distintas posturas que se considerarán mas adelan-
te ( Q 39, a).
Asimismo, VÉLEZSÁRSFIELD prohibió la sustitución fideicomiso-
ria (doctr. arts. 3723,3724 y 3730, Cód. Civil), de manera que no es
admitido que el testador subrogue un segundo heredero para conti-
nuar en la propiedad de los bienes despues del primero (así, la nota
que ilustra el art. 3724 del mismo cuerpo legal). Sistematizada
esta normativa, se concluyó que la prohibición de Ios fideicomisos
universales no debía invocarse para impedir los fideicomisos singu-
]aresg4.
Con posterioridad, el fideicomiso reaparece principalmente
en el ámbito comercial, Primero en la ley 8875, de emisión de de-
benturesg5,regimen que fuera luego reformulado por la vigente ley
diendo incluso ejecutar las garantías especiales, si las hubiera (ast. 19) o, en su
caso, flotantes (art. 22).
"n' el art. 338 y SS.,la ley 19.550 preve la celebración y requisitos de un
contrato de fideicomiso para la gesti6n y control de la emisidn de debentures por
parte de sociedades aludidas en el art. 325 de la misma ley.
97 La ley 21.526 prev6 que bancos de inversi6n (art. 22, inc. Q) y compañias
financieras (art. 24, inc. i) puedan "actuar como fideicornisarios y depositarios
de fondos comunes de inversión, administrar carteras de valores mobiliarios y
cumplir otros encargos fiduciarios". Se advierte aqui la misma imprecisión en la
designaci61-tde la entidad eomofcdeZcomisarZa y no comofiduciaria.
98 La originaria ley 15.885 fue refundida por la actualmente vigente ley
24.083, y se mantuvo en esta el encuadramiento del fondo común de inversión
como un patrimonio cuyos bienes o valores pertenecen en copropiedad a los cuo-
tapartictas cartulares o escriturales (art. lo). Aun cuando no se da un traspaso
de esa universalidad, si puede admitirse que existe un encargo fiduciario de ges-
tión y administración del patrimonio a cargo de la sociedad gerente (art. 3'1, y
asimismo que otra entidad actda como depositaria, can cargo de custodia de los
fondos o titulos representativos (art. 14).
La sociedad emisora puede celebrar un convenio con una entidad que
tendrá a su carga la defensa de los derechos e intereses que colectivamente co-
rrespondan a 10s obligacionistas, siendo en tal caso de aplicación, por remisión le-
gal, algunas normas previstas en la Iey 19.550 para el representante de los deben-
turistas (arts. 13 y 14, ley 23.576), no sin diferencias (sobre estas, GAGLIARDO, El
$fiduciario e n los debentures obligaciones negociables y s u particular inci-
dencia e n la sociedad andnima emisora, JA, 1991-11-669).
'O0 Ver GUASTAVINO, La propiedad participada y sus fideicomisos, p. 37
y 56.
86 FIDEICOMISO DE GARANT~A
'O1 L ~ P E DE
Z ZAVAL~Asostiene que en la cesidn pro soluta el cedente paga, y
en la cesión pro solvenda se le dan los medios para obtener aquello con lo que se
pagar5 (Teorda de los contratos, t. 1, p. 650).
'O2 Afirma LORENZETTI que el factoring tiene elementos de la garantia y del
crgdito, pero se aparta lo suficiente de ellos como para inhibir una aplicación zn
tatum de sus normas (Reflexiones sobre gi factorzng como contrato d e garam-
¿fa,RDPC, no 2 , 1993, p. 253).
ORIGEN, EVOLUCI~NY ANTECEDENTES GEmRALES 87
'" GUASTAVINO,
La propiedad participada y sus fideicomisos, p. 113 y 133.
92 FIDEICOMISO DE GARANT~A
blaba en "latin5'(el velezano) y otro que habla en ingles (el de la ley 24.441) y mar-
c6 las diferencias centrales de uno y otro (VAZQVEZ, Dominio fiduciario: iuni-
dad o pluralidad de regfmenes?, JA, 1998-111-860). Tambikn parece ser esta
la posicibn de DE REINA TARTII~RE,LOSnegociosfiducza'1*iosn o se agotan e n el
fideicomiso. A propdsito del "Leme-back"o leasing de retorno, ED,209-769.
124 BONO - ORELLE - L ~ P EDE
Z ZAVAL~A- AHUMADA - MOISSETDE ESPAN~S - VENTURA,
Ley no24.441. Financiamiento d e la vivienda y la construccidm, p. 20.
'" PUERTA DE CHAC~N, El dominio fiduciario e n La leg 24.441 &nuevo
derecho real?,JA, 111-841.
12"sa impronta luce incontestable de la nota de aquel codificador al Titulo
IV, "De los derechos reales", Libro III del Cddigo Civil, complementada con el nu-
merus clausus consagrado en el art. 2502, concordante, a su vez, con numerosas
normas del mismo cuerpo legal (v.gr., arts. 2692, 2825, 2828,2924,2969 y 3059).
1 O0 FIDEICOMISO DE GARANT~A
"' Sobre esta discusión, puede verse la completa reseiia de SANNONI, Elfica-
cia de los fideicomisos "mortis causa" en el derecho argentino (ley 24.441),
RDPC, no 8, p. 205 y siguientes.
12' Otras legislaciones han aceptado la constitución del fideicomiso por acto
unilateral, aunque con distintos alcances. Por ejemplo, Uruguay 10 admite solo
cuando el fideicomiso es financiero (art. 25, p8rr. 2 O , ley 17.703); PanamLi lo acep-
ta cuando es constituido por entidades púbIicas (arts. :.l phrr. ZO, y 19, parte S",
ley 1 de 1984); finalmente, Honduras lo admite en general (art, 1034, C6d. de Co-
mercio).
ORIGEN, EVQLUCI~NY ANTECEDENTES GENERALES
Por último, cabe formular una digresión que, lejos de ser me-
ramente terminológica, resulta de neto carácter sustancial, y que
se refiere a tres categorías jurídicas cuya proximidad U vinculación
funcional no alcanza a igualarlas; a saber, fideicomiso, contrato
de fideicomiso y dominio fiduciario. El primero es la institu-
ci6n jurídica que abordamos, tomada conceptual y norrnativarnen-
te en bloque, corno pieza jurídica perteneciente al mecanismo total
del ordenamiento; con otro sentido, el contrato de fideicomiso es
solo una -cierto que la más relevante- de sus causas eficientes, y
el tercero -esto es, el dominio fiduciario- es el derecho real o
relación jurídico-real que nace a partir de la existencia de un fi-
deicomiso, cuando el objeto de la propiedad fiduciaria recae sobre
cosas (arts. 1883, 1946, 1964, 1701 y SS., C6d. Civil y Comercial),
y se cumplen a su respecto los recaudos de legales de transmisión
según el régimen de la especie de que se trate (p.ej., inmuebles, au-
tomotores, cosas muebles no registrables, etcétera).
d) MODIFICACIONES DE LA LEY 37.440. Bajo la denominación de
ley de financiamiento productivo, esta normativa trae dentro de su
extensa articulado una serie de modificaciones de distintas leyes,
incluidos cuatro articulas del Código Civil y Comercial (arts. 1673,
1692, 1693 y 1839).
Las modificaciones dispuestas se vinculan directa y específica-
mente con la operatoria de los fideicomisos financieros. Aun así,
es razonable una sumaria consideración de los cambios producidos
en relación con el articulado citado.
Por un lado, y conforme el ajuste del párr. 2" del art. 1673, se
prevé un registro de fiduciarios financieros que llevará el organis-
mo de contralor del mercado de valores; no obstante y en forma
inarmdnica, el legislador agrega al mismo tiempo un segundo pA-
rrafo al art. 1692, segdn el cual se considera cumplimentada la obli-
gación de registración con la sola obtención de la autorización de
oferta pública que concede el referido organismo de control. Asi-
mismo, se ha incorporado un tercer párrafo al texto del art. 1692
MARTORELL,
NAVARRO La propiedad fiduciaria, p. 64.
13' Diritto privato, p. 303.
GALGANO,
ORIGEN, EVOLUCI~NY ANTECEDENTES GEmRALES 111
consideramos que, ya frente a la regulación del dominio fiduciario
por VI~LEZ SARSFIELD (art. 2662, C6d. Civil), y con mayor razón frente
a la regulación que trajo la ley 24.441 y que luego recogi6 el Código
Civil y Comercial, el fideicomiso se presenta como un negocio juri-
dico directo.
Por cierto, la causa objetiva del fideicomiso en el CBdigo Civil
y Comercial (y así también ocurria con la ley 24.441) prevé un tras-
paso dominial con un claro acotamiento, y las facultades emergen-
tes que concede 10 son con carácter expresamente instrumental en
función de los fines que lo inspiran y dan razón de ser. Es decir,
la causa objetiva del negocio ya trae incluida en su configuración la
limitación del traspaso de un dominio que aparece cercenado tem-
poralmente y asimismo restringido en su contenido, debiendo ejer-
cérselo solo y acotadamente para la consecución de los específicos
fines que integran e1 acto jurídico causal.
En suma, según los dictados del tipo negocial, la causa obje-
tiva no d a ni propone m á s que la causa subjetiva y, antes bien,
se configura necesaria e imprescindiblemente con ella, pues sin fi-
n e s que justifiquen el traspaso de bienes no hay fideicomiso -cues-
tión sobre la que volveremos en el § 23, al tratar estos y su clasifi-
cacidn-, atento a lo cual afirmamos que el fideicomiso regulado en
el CBdigo Civil y Comercial -y así ocurría también con el de la ley
24.441- no integra la categoria de los negocios jurídicos indirectos.
Lo dicho no implica negar que por vía de hipótesis de gabinete
se pueda utilizar la figura del fideicomiso regulada actualmente en
nuestro derecho como un nuevo "tipo", con una finalidad distinta
de la prevista par la ley. En tal caso, no sería el fideicomiso "en sí"
el negocio indirecto sino que el negocio indirecto se daría a partir
del uso de su molde (es decir, el del fideicomiso) para un fin distin-
to del previsto por el legislador, pero ocurre que la amplisíma di-
námica y apertura de fines posibles que admite la institución com-
plica la elaboracibn de un ejemplo que, por extraordinario, torna
inútil un esfuerzo de previsión en tal sentido, bastando solo, para
cumplir el estricto rigor científico de la mera posibilidad, admitir su
hipótesis te6rica.
En resumen, la constitucidn del fideicomiso conforme al plexo
normativo actual consolidado en nuestro derecho no encuadra en
la categoria. de los negocios zndirectos; ello así por cuanto la ley
expresamente diagrama la figura al considerar una causa-fin obje-
tiva que se compone, esencialmente, del traspaso de la propiedad
112 FIDEICOMISO DE G A R A N T ~ A
9 23. CLASIFICACI~N
DEL FIDEICOMISO DE ACUERDO CON SUS FI-
NES. PRINCIPIO DE AMPLITUD DE FINES. - COMOhemos visto en el
capítulo anterior, tanto la fzducia romana como el trust anglosajón
admitieron clasificaciones por razón de los fines que motivaran el
traspaso de bienes y, en rigor, son esos fines los que dan sentido
y proporción a la noci6n genérica de confiunxa que caracteriza la
institución fiduciaria.
En las legislaciones latinoamericanas puede observarse que no
solo se hace referencia a los fines que persigue la transmisión fidu-
ciaria de los bienes3, sino que además, en su gran mayoría, se exige
que ese fin sea determinado y lícito4, prohibiéndose los fideicomi-
sos secretos, es decir, aquellos en los que no figure expresamen-
te la finalidad perseguida por el constituyente en virtud del con-
"si, Mexico (art. 394, inc. lo, LGTOC), Ecuador (art. 114, ley de mercado
de valores), Honduras (art. 1050, inc. lo,C6d. de Comercio); en Guatemala se dis-
pone que el fideicomiso constituido de manera secreta es nulo (art. 789, inc. 14
C6d. de Comercio). Cabe citar aquf al famoso jurista panameño RICARDO J. ALFA-
RO,cuyo pensamiento inspir6 las primeras leyes de fideicomiso en México y Pana-
má en el primer cuarto del siglo xx, y que hacia 1951 elaboro un Proyecto de ley de
fideicomisos cuyo art. 5" establecía que "puede constituirse fideicomiso para cua-
lesquiera fines que no contravengan a la moral o a las leyes", y el art. 6' que "son
prohibidos los fideicomisos secretos. Todo fideicomiso debe expresar claramente
los fines para que es constituido y e1 nombre del fideiccimisario" (ver su texto en
GOLDSCHMIDT - EDER,El~deicomiso, p. 119).
"cuador (art. 134, incs. a y e, ley de mercado de valores), Guatemala (art.
787, incs. loy 2: Cód. de Comercio), Panamá (art. 33, incs. loy 2O, ley 1 de 1984),
Venezuela (ast. 26, inc. lo, ley de fideicomisos), Mdxico (arts. 392, incs. 1" y ZO,LG-
TOC), Bolivia (art. 1421, inc. 5O, Cód. de Comercio), Colombia (art. 1240, incs. loy
2", C6d. de Comercio), Costa Rica (art. 659, inc. a , C6d. de Comercio), El Salvador
(art. 1261, inc. lo, C6d. de Comercio), Paraguay (art, 41, incs. loy ZO,ley 921), Perú
(art. 269, incs. 6" y 7O, ley 26.702), Puerto Rico (art. 61, inc. a , ley 219 de 2012),
Honduras (art. 1061, incs. 1" y 2", Cbd. de Comercio) y Uruguay (art. 33, inc. a, ley
17.703).
MOSSET ITURRASPE,Negocio _fiduciario confines d e garantb (tmst o 3-
deicorniso de garantia), RDPC,no 2, p. 75. Asimismo, VAZQUEZ, El $deicorniso
de garantia, certezas y vacilaciones, LL, 2006 -A-1 173.
KELLY,Fideicomiso d e garantia, JA, 1998-111-784-
116 FIDEICOMISO DE GARANT~A
calidad y cantidad (art. 232, C6d. Civil y Comercial], sino del valor comparativo
que representan los bienes dados en fiducia al comienzo y el de los resultantes al
termino de la gesti6n fiduciaria, sean estos o no de Ia misma especie o calidad que
la originaria.
2"anto la moneda nacional como las divisas extranjeras están sujetas a
variaciones en la relación interna del sistema de precios (p.ej., por la inflación),
como en la relaci6n internacional (v.gr., relación entre el peso, el real, el euro, el
d61ar), lo que puede llevar a tomar otros parArnetr~so referencias (v.gr., el valor
de oro o de ciertos granos).
27 Por ejemplo, los inmueble3 son bienes cuyos gastos por tributos, seguros
o expensas regulares derivados de su mantenimiento y los riesgos a los que estfín
sometidas (v.gr., obsolescencia, deterioro por falta de uso, riesgos de intrusiones),
pueden hacer aconsejable para su conservación darlos en locación o aun en como-
dato, y razonamientos similares rigen para buques u aeronaves, artefactos cuya
complejidad exige para su mantenimiento un funcionamiento regular.
Y CONCEPTO
CARACTERIZAGI~N 129
Advertido aquí el problema, nos remitimos al parágrafo si-
guiente donde analizaremos el problema de los fines del fideico-
miso a la luz de la clasificación de los actos de administracibn y
disposici6n (ver 24).
Por lo expuesto, afirmamos que la existencia de fines inme-
diatos o intermedios no debe hacer perder de vista el 6 l t i m o
principal, pues es este el que debe priorizarse pasa desentrañas
la finalidad específica de un fideicomiso y, corno ya expusimos, la
cuestión no es baladí, en tanto será esencial para la adecuada pon-
deración y calificaci6n de la conducta del fiduciario al frente del
patrimonio fideicomitido y si se ha verificado o no el cumplirnien-
to de la finalidad perseguida por las partes, que puede producir,
entre otras consecuencias ya mencionadas, la extincion misma del
fideicomiso, sea por su realización o, a la inversa, por volverse ella
imposible.
En suma, la determinación del tipo de fideicomiso conforme
a sus fines se vincula directamente a la causa-fin que conduce al
acto de su constitución y puede exhibir un variable grado de com-
plejidad, que va desde lo más simple a lo más complejo, y en este
último caso la multiplicidad o pluralidad de fines o de actos instru-
mentales de dichos fines exige un estudio que integre adecuada-
mente todos los elementos.
CToncluimos estos párrafos indicando que al ser posible, e in-
cluso muy probable, la coexistencia o ligadura de fines dentro de
un mismo fideicomiso, la finalidad de garantía no implica la exclu-
sión de otros fines de carácter conexo o instrumental y, del mismo
modo, la verificación de distintos fines no quita, en su caso, rele-
vancia o presencia a la función de garantía, según la hemos carac-
terizado en el 8 6. Resultará claro entonces que si e1 concepto de
garantía es usado también en una extensión lata, vendrá igualmen-
te a entrecruzarse o superponerse con la idea de conservación y de
administraci6n, y por esa vía todo fideicomiso ser6 de conserva-
ción, de administracibn y asimismo de garantía28.
Según nuestra óptica, conforme a lo visto hasta aqui, es posible
y útil admitir finalidades relativamente exclusivas (p.ej., la de con-
servación), y cuando son mixtas o plurales también es provechoso
29 ORGAZ,
Hechos 8 actos o negocios juridicos,p. 80.
Y CONCEPTO
CARACTERIZAGI~N 131
33 ORELLE - ARMELLA
- CAUCSE,Fi*nanciarn.iento de la vivienda d e la cons-
truccidn, t. 1, p. 179.
" PERALTA .jFideicomiso de garantia? jNeuralgias y cefGtleas
MARISCAL,
garantizadas!, LL,2000-D-975; Fideicomiso si; de garantia no, LL, 2001-B-
978, y El negocio fiduciario confines exclusivos de garantga como acto jurG
dico ine$caz, RDPC,no3,2001, p. 229.
35 PERALTA MARISCAL,&Fideicomiso de garantfa? jNeuraigzas y cefaleas
garantixadas!, LL, 2000-D-979, y El negocio fiduciario confines exclusivos de
garantia como acto juridico ineficaz, RDPC,no3,2001, p. 239.
Y CONCEPTO
CARACTERIZAGI~N 135
CON y TORRES CAVALLO~~. El primer autor replicó en favor de la plena
licitud del fideicomiso de garantía al señalar su uso en otros países
latinoamericanos que han adoptado la figura, destacando asimismo
que la falta de regulación expresa, como la de otros fideicomisos
(p.ej., de administraci611, de inversión), es en realidad una sana
solución que favorece la evoluci6n jusMica y la imaginación fecun-
da. Además, afirmó el autor aludido que, aun sin regular e1 fidei-
comiso de garantía, la ley lo admitía expresamente en los arts. 19 y
21 de la ley 24.441, sin que se violara el art. 2502 del Cód. Civil de
VÉLEZSÁRSFIELD, toda vez que el acreedor no adquiría derecho real
alguno, salvo cuando fuera asimismo fiduciario, caso en el que reci-
biría un dominio fiduciario creado ya por dicha Iey.
En cuanto a la defensa de los derechos del deudor, CARREGAL
también seAaló que aquel opta libremente por suministrar al acree-
dor una garantía de este tipo y, en caso de sufrir un aprovecha-
miento por su inexperiencia o un abuso, tendria siempre los re-
medios de los arts. 954, 1071, 1198 y concs. del C6d. Civil y demás
defensas de su derecho, supuestos en los que la intervención del
juez resultaría ineludible.
A su turno, KIPERy LISOPRAWSKI señalaron el alto costo y las
complicaciones a que llevan las ejecuciones judiciales y que nor-
malmente el deudor sigue siendolo a pesar de la subasta del bien
ejecutado, cuyo valor de remate tampoco alcanza el de mercado,
que ni siquiera vale considerar que se trate de una institucidn no-
vedosa, pues su origen entronca en el derecho romano (Jiducia
cum creditore contracta), descartando asimismo que se tratara
ab linitio de un negocio simulado. Finalmente, destacaron que
la referencia a la "ejecución de la garantía" exige una debida inter-
pretación, pues cuando el fiduciario dispone de los bienes da cum-
plimiento al contrato según lo previsto en el pactum f i d u c i ~que
le dio origen a su encargo, y ninguna violaci6n existe respecto de
la prohibición del pacto comisorio pues los bienes no pertenecen al
deudor sino al fiduciario; este último no es un mandatario, sino un
propietario imperfecto del bien37.
3 " ~ ~Fideicomiso
~ ~ ~ , licito
~ de ~garantia: necesario, LL, 2000-E-948;
KJPER- LISOPRAWSKI,Tratado defideicomiso, p. 472; PUERTA DE CHACÓN, Propiedad
fiduciaria e n garantia: jes posible e n el derecho vzgente?, RDPC, no3,2001, p.
181; TORRES CAVALLO,"Fideicomiso de garantia", en MAURY DE GONZALEZ [dir.), Trata-
do tedmco prhctico de$deicomiso, t. 11, p. 351.
- LISOPRAWKI,
37 KIPER Tratado def2deicomis0, p. 473 a 481 y siguientes.
136 FIDEICOMISO DE GARANT~A
54 Conforme la precisa expresión del art. 2573 del C6d. Civil y Comercial, el
privilegio es ejercitable mientras la cosa afectada permanezca en el patrimonio del
deudor,
Sin perjuicio de no determinarse la relación entre una y otra categorfa,
en las XXI Jornadas Nacionales de Derecho Civil, celebradas en Lomas de Zamo-
ra, en 2007, se concluyd que "no son estrictamente equiparables los conceptos
de garantia real y derecho real de garantia" (conclusión 2, de lege lata, comi-
sión 4).
" Si bien para nosotros el privilegio constituye una facultad que integra el
contenido de ciertos crtfditos, no desconocemos la profunda discusidn que rodea
su naturaleza juridica y para algunos constituye un derecho real, postura ante la
cual la diferencia que trazamos en el texto, Ibgicarnente, se diluye. Para un repa-
so de la multiplicidad de opiniones sobre la naturaleza del derecho de retención,
ver LEIVAFERPIANDEZ,Demcho de retencidn, p. 137 y siguientes.
146 FIDEICOMISO DE GARANT~A
M ~ L I NSANDOVAL
A (coords.), Práctica judicial del proceso concursal, p. 436.
Y CONCEPTO
CARACTERIZAGI~N 149
70 con otro criterio, PERALTA KR~SCAL asimil6 las garantías reales con los de-
rechos reales, y asi, considerando que el fideicomiso de garantía importaría una
garanlh real, lo llev6 a concluir que se violentaba el numsrus clauszls estable-
cido en el art, 2502 del C6d. Civil de VÉLEZ SARSFIELD (El negociojLidu~iariocon
$nss exclusivos de gamntb como mto jurgdico Zne$cax, RDPC,no 3, 2001,
p. 240 y 247).
Ciertamente, aun en el marco de los derechos reales la autonomía de la
voluntad encuentra margen para ajustar los intereses de las partes (v.gr., en la fi-
jaei6n de plazos de los derechos temporarios y sin perjuicio de la existencia de
topes mk5ximos, o el contenido de las servidumbres, entre otros supuestos). Aca-
so el ejemplo mk5s relevante de protagonismo para la autonomia privada sea el del
contenido del dominio fiduciario, claramente sujeto a los fines y limitaciones o
prohibiciones que determinen las partes en el contrato de fideicomiso o el otor-
gante en el respectivo testamento.
152 FIDEICOMISO DE GARANT~A
- VALLESPINOS,
75 PIZARRO Instituciones de derecho privado. Obligaciones,
vol. 2, p. 302.
156 FIDEICOMISO DE GARANT~A
76 Cabe tener en cuenta que el originario texto del art. 2189 del C6d. Civil
y Comercial (según ley de su sanci6n 26.994) fue recientemente sustituido por el
que resulta del art. 23 de la ley 27.271.
" KEMELMAJER DE CARLUCCI, Las garantias a primera demanda, RDPC,no 2 ,
1993, p. 122, En el sentid^ indicado, ya en el Proyecto de reformas de 1992 (ela-
borado por la comisidn designada por decr. 468/92), al considerar las garantias de
Y CONCEPTO
CARACTERIZAGI~N 157
abuso incurrido por el acreedor se vincula a una circunstancia de-
rivada de la relación jurídica que sirve de base a la garantía (v.gr.,
porque ya ha sido abonada la deuda que la originara).
También debe tenerse presente que la existencia y proceden-
cia de acciones de reembolso o recursorias del garante contra el
deudor, prácticamente vigente en todas las figuras de aseguramien-
to, reafirman la noción de que la garantía existe en función de la
deuda asegurada, lo que demuestra que tambi6n en el 6mbito in-
terno de las relaciones entre garante y deudor se conserva un de-
terminado grado de conexidn o enlace.
La sumaria referencia precedente nos permite afirmar que el
vínculo que enlaza la garantía con el credito oscila gradualmente
entre una mayor o menor sujeción, pero que ni la dependencia o
subordinación es absoluta en las garantias accesorias, ni tampoco
la independencia es total en aquellas garantías dotadas de mayor
autonomía y abstracción. Se trata, en realidad, de una vasta gra-
dación que presenta una múltiple variedad de estándares de cone-
xión entre el crédito y la garantía, con matices propios en cada ins-
titución.
2 ) D~SPARIDAD DOCTRINAL RESPECTO DEL FIDEICOMISO DE GARANT~A,
En cuanto al tipo y grado de relación que vincula al fideicomiso de
garantía con el o los créditos tutelados, existen diversas opiniones
que, en la necesidad de simplificar la exposición, pueden ser orde-
nadas en 10s siguientes grupos generales.
a) En lo que podría considerarse un extremo, DE REINATAR-
TIGRE ha postulado que, al tratarse de una garantla real (pero en su
criterio, atípica), rigen para e1 fideicomiso de garantía la especiali-
dad y la a c ~ e s o r i e d a d ~ ~ .
A su turno, TORRES sin relacionar el asunto con la na-
CAVALLO,
turaleza de la garantía, igualmente señala que es el incumplirnien-
to e1 que determina la actuación del fiduciario y aun sostiene que
K ~ P E-RLISOPRAWSKI,
Tratado defideicomiso, p. 466.
Desde otra óptica debe expresarse que, si el fideicomiso ope-
ra mediante el afianzamiento de distintas obligaciones del deudor,
segdn instrucciones que al efecto reciba el fiduciario, consideramos
que, en ese supuesto, la garantia allí dada será la que en su caso se
establezca (v.gr., fianza, aval, hipoteca) y no el fideicomiso que en
tal hipótesis solo aporta al cuadro de situación un patrimonio autó-
nomo y distinto del que titulariza el deudor. Pero -insistimos- la
garantía no está en el fideicomiso mismo, sino en el afianzamiento
coetáneo o sucesivo de las distintas obligaciones.
Vista asi la hipótesis del aseguramiento, se advierte que el be-
neficiario de dicho fideicomiso no seria ya el acreedor sino, en todo
caso, el deudor, que cuenta con un patrimonio separado y exclusivo
para afianzar ciertas obligaciones según su arbitrio.
Be manera que, en definitiva, se trata de satisfacer los extre-
mos rninirnos que cubran un estándar de determinación o espe-
cialidad que -según lo entendemos y propiciamos- no puede que-
dar reducido a la sola indivkdualizacián del beneficiario o listado
de beneficiarios o, mas aiín, dejar dicha lista abierta para una de-
signación posterior, con agregacisnes o sustituciones, sino que
deber6 establecerse, con un grado de razonable y oportuna indi-
vidualizacilin, qué relación o qué relaciones jurídicas se busca ase-
gurar. Ello así -tambien lo advertimos-, sin una rigidez que la
normativa no exige, pues podrAn establecerse garantías para em-
prendimientos que, por su complejidad, requieran de crkditos re-
novables, con ampliaciones o extensiones, pero alrededor de una
causa general, m8s o menos compleja, pero determinable según ex-
presas y claras variables (v.gr., mayores costos, ajustes o variacio-
nes del proyecto que sigue el emprendimlento).
En este orden de razonamiento, PUERTA DE CHAC~N ha señala-
do con acierto que el contrato de fideicomiso con fines de asegura-
miento debe contemplar las alternativas de crédito para establecer
la "relacidn preexi~tmte"~~.
de la relación jurídica que vincula a las partes y el plazo a que se sujeta que no
puede exceder de diez aiios contados desde la constitución del gravamen. La
garantia subsiste no obstante el vencimiento del plazo en seguridad de los crédi-
tos nacidos durante su vigencia" (BONO - PUERTA DE CHAC~N, La garantiu real de
máximo frente al principio de especialidad e n el Proyecto de Cddigo, LL,
2012-E-1233).
'' Cfr. RIVERA,Hipoteca: conveniencia de admitir las hipotecas abiertas,
RDPC,no2, 1993, p. 175.
92 Cfr. BUERES - MAYO,Lineamzentos generales sobre las garanztias de ia
obligacidn e n el derecho przvado, RDPC, no2, 1996, p. 23.
166 FIDEICOMISO DE GARANT~A
83 -
AICEGAG ~ M ELEO,
Z en ALTERINI (dir.), Código Civil y Ccimrcial comm-
tudo. Frutado @ X ~ Q ~ & ~ Ct.O ,VII, p. 1056; CALDER~N, en SANCHEZ HERRERO(dii.),
Tratado de derecho c.ivil y comsrcial,t. V, p, 1133.
168 FIDEICOMISO DE GARANT~A
94 LUSga~antiasdlautoEiq~idableS>:
ALEGRIA, R P C ,no2, 1993, p. 152.
Las~ garantias
9 Q o ~ ~ ~ ~ , autoliquidables,p. 22.
Y CONCEPTO
GARACTERIZACIÓN
9 27. CONCEPTO
Y ENCUADRAMIENTO DEL FIDEICOMISO DE GA-
RANT~A.-Ya puestos en revista los elementos y toma de posici6n
respecto de diversos puntos condicionantes, podemos avanzar ha-
cia un concepto de fideicomiso d e gucrantzu, al que luego podrán
agregarse ajustes necesarios en orden al objeto inmobiliario, pero
antes de ofrecer una definici61-t propia cuadra considerar algu-
nos aspectos de las ya múltiples conceptuaciones existentes en la
doctrina de nuestro rnediolo2.
a) E L E M E CONCEPTUALES
~S DE-
COMUNES Y DIFERENCIALES DE LAS
FINICIONES PROPUESTAS. Como ocurre siempre con las definicioneS,
mientras unas resultan escuetas otras aparecen mCls bien como
descriptivas. En materia de fideicomiso de garantía, hay casi tan-
8 28. PRINC~PALES
IMPLICANGIAS QUE SE DERIVAN CUANDO EL
OBJETO ES INMOBILIARIO. REMISI~N. - Cuando el fideicomiso de ga-
rantía se forma a partir de la transferencia fiduciaria de uno o más
inrnuebles como asiento material de la garantía, ello trae apareja-
das distintas consecuencias que pasamos a enumerar.
Si el fideicomiso tiene causa en un contrato -lo que será ha-
bitual-, es menester su celebración por instrumento público o pri-
vado, excepto que involucre bienes cuya transmisión requiere de
instrumento p~blico(art. 1669, C6d. Civil y Comercial), de manera
Y CONCEPTO
CARACTERIZAGI~N 175
que es dable afirmar que la forma del instrumento público es indi-
recta u oblicuamente impuesta al acto por virtud de los bienes que
involucre el patrimonio fideicomitido. En consecuencia, si la ga-
rantía se constituye en relación con bienes inmuebles, es menester
la elevación a escritura pública (art. 1017, inc. a, y concs., C6d. Civil
y Comercial), cuestidn que abordaremos más adelante (3 34, h).
Sin perjuicio de las consideraciones que haremos sobre la re-
gistración prevista por el art. 1669 del COd. Civil, cabe igualmente
tener presente que atento al régimen de publicidad registra1 impe-
rante en materia de inmuebles, se hace menester la inscripción del
acto jurídico constitutivo en el registro de la propiedad inmueble
de su jurisdicci6n a los efectos procedentes (art. 1893, C6d. Civil
y Comercial, y ley 17.8011, cuestión que se referirá en los .fj 58 y si-
guient es.
En cuanto a las modalidades ejecutorias, se plantean im-
portantes temáticas con relación al principio genera1 de prohibición
del pacto cornisorio (art. 2198, Cód. Civil y Comercial), lo que se
analizará en el 5 69, a.
las partes entre sí (p.ej., cuando se analizan las ventajas del "acree-
dor" o, en su caso, del "deudor").
b) En segundo lugar, la búsqueda o señalamiento de ventajas
de la figura, también referidas como beneficios, puede prestarse a
cierta confusión, ante la significacidn técnica que merece el térmi-
no beneficiario aplicado al fideicomiso, o a la noción de garantía,
en tanto el beneficiario de un fideicomiso refiere un rol jurídico
específico y determinado dentro de la estructura subjetiva interna
y, por otro lado, el beneficiario de una garantia no es otro que el
acreedor que goza de ella.
En consecuencia, debe tenerse presente que, cuando se pon-
deran ventajas o beneficios de la aplicación de la figura que estu-
diamos, se trata de señalar en ella las cualidades que favorecen
a distintos sujetos, sean o no beneficiarios de un fideicomiso o de la
garantía.
Hechas las dos salvedades precedentes, puede avanzarse en la
determinación de ventajas y desventajas, comenzando por el repa-
so de las opiniones ya vertidas por calificada doctrina. En efecto,
es generalizada la eonsideracibn de que el fideicomiso de garan-
tía, atento a su calidad de autoliquidación, reduce riesgos, costos
y tiempos de ejecución, agilizando así el cobro de la deuda. Se
destaca también que el fiduciario es un gestor patrimonial, mucho
más que un depositario o administrador, y que el fideicomiso de ga-
rantía aventaja las garantías reales, por cuanto los bienes salen del
patrimonio del deudor y no pueden ser embargados ni ejecutados
por sus acreedores personales. Asimismo, sefiala PUERTA DE CHA-
CON que para el deudor es interesante la institución en tanto la ga-
rantía no queda expuesta a sus contingencias econ6mieas ni a las
del fiduciariou8.
En el mismo sentido, KIPERy LISOPRAWSKI señalan que, a dife-
rencia de otras garantías -en particular, las reales-, el acreedor no
cobra en virtud de un privilegio sobre la cosa, sino simplemente
porque los bienes no están en el patrimonio del deudorllg.
PUERTA DE C H A C ~
Propiedad
N, fiduciaria en garantia: jes posible en el
derecho vigente?, RDPC,no 3,2001, p. 194.
'" KRER- LISOPRAWSKI, Tratado de fideicomiso, p. 465. Acorde con su con-
cepci6n general del fideicomiso de garantía, KIPERagrega otras ventajas (ver El
fideicomiso de garantia y las XXI Jornadas Nacionales d e Derecho Civil, JA,
2007-IV-1049).
Nuestra opinión es que el fideicomiso de garantía es una ga-
rantía real, pero nada obsta a que nos sumemos a dichas conside-
raciones sobre las ventajas que reporta la instPtuci6n y, aun cuan-
do abundaremos sobre su potencialidad al considerar el ámbito de
aplicación en el parágrafo siguiente, aqui nos limitarnos a resaltar
lo siguiente.
a) La reducción de costos favorece al acreedor y tambien al
deudor, pues el primero encuentra mayor respaldo para su credito,
y el otro aumenta el eventual saldo remanente o disminuye su pasi-
vo, La agilidad en la ejecuci6n también gravita en los costos, pues
los gastos de mantenimiento, el deterioro de los bienes y la exposi-
ci6n a riesgos (v.gr., irttrusiones, diversos siniestros) pueden afectar
igualmente la funci6n de garantía.
b) La gestión del fiduciario normalmente ser6 superadora de
un depositario o custodio de los bienes, y es probable que el bien
resulte valorizado cuando sobre él se desarrolla un determinado
emprendimiento {sobre esto volveremos inmediatamente), o que
se aplique eficientemente a una actividad fructífera (v.gr., destino
agropecuario) o productiva (p.ej., extracción de &-idos).
e) A diferencia de otras garant6as reales, que operan esen-
cialmente por razón del otorgamiento de preferencias en el cobro
(v.gr., hipoteca, prenda, privilegios, derecho de retencidn), esta pro-
cede por el apartamiento o exclusión de los bienes que salen del
patrimonio del constituyente para quedar afectados a la seguridad
del crédito. Al justificar el carácter real de esta garantía, ya he-
mos analizado este aspecto y por ello remitirnos a dichos desarro-
llos (ver 9 26, b).
También existen opiniones que ven con desconfianza las ven-
tajas de la figura y, si bien se ha superado el cuestionamiento so-
bre su licitud -como estudiamos en el § 25-, se ha afirmado que ha
servido de instrumento titi1 a "pfcaros" que con su uso pretenden
sortear los derechos reales de garantia, como la prenda o la hipote-
ca, pemitiéndoles cobrar con absoluta preferencia sobre cualquier
otro acreedor mediante una agresión al patrimonio del deudor sin
ir a juicio, y convirtiendo por esta via al fideicomiso en un verdade-
ro "paraíso
8 30. AMBITO
JUR~DICO-EGON~MICODE APLICACI~N DEL FIDEI-
COMISO INMQBILIARIO DE GARANT~A.- Desde el punto de vista eco-
nómico, la visión de esta garantía supone el repaso de unos presu-
puestos que nos alejan un tanto de lo estrictamente jurídico para
ingresar en una visión integral de la cuestión, donde la decisión del
uso del fideicomiso de garantía frente a otras seguridades (v.gr.,
fianzas, hipotecas) esta intercedida por variables de carkcter eco-
nómico y social.
En efecto, la elección final ser6 normalmente el resultado de
una ponderación de conveniencia entre numerosos elementos, tales
como los distintos costos comparativos de constituciíin, del even-
tual proceso de ejecucidn, de aspectos o variables temporales (se-
gún la deuda sea de corto, mediano o largo plazo) y, en fin, de un
análisis integral que acreedor y deudor realizarán de sus realida-
des particulares frente a la hipótesis de concertaci6n de la garan-
180 FIDEICOMISO DE GARANT~A
Análisis del fallo apuntado. Esta utilizacidn es, por otra parte, la directriz que
sigue la ley 25.284, de administracidn de entidades con dificultades econ6rnicas.
182 FIDEICOMISO DE GARANT~A
deudor cedido (CNTrab, Sala 11, 16/5/08, elDiai, AA4982). Ver, tambien, CCiv-
ComContAdm y Familia VMaría, 28/3/07, LLC,2007-657, y CCivCom la círcuns-
cripcidn CSrdoba, 3/11/03, LLC, 2004-654.
Cabe citar un caso donde la transmisidn fiduciaria del crkdito en el marco
del fideicomiso de recuperación crediticia creado por ley 12.726, de la provincia de
Buenos Aires, se realiz6 despues de iniciada su ejecución judicial, pero el fiducia-
rio otorg6, al mismo tiempo de celebrarse la cesidn, un mandato para la custodia
y gestión de recupero de creditos a la entidad bancaria fiduciante (Banco de la
Provincia de Buenos Aires), por lo que se rechazb la excepci6n que cuestionaba la
falta de legitimacibn del accionante (SCBA, IOIIOJ07, LLBA, 2007-1225, y "Actua-
lidad Jurídica Online", CU 11967). Asimismo, ver SCBA, 2018108, LLonCine, ARI
JUR/83462008; APvnline, 70051779, y elDial, AA4AFB.
'O En un caso se hizo lugar a la accidn de hábeas data contra un banco, a
fin de que realice la actividad necesaria para suprimir la inclusidn del actos en un
registro privado de deudores, por haber transcurrido el plazo legal de caducidad,
pues si bien la entidad demandada no fue la que informó el estada de mora del
reclamante, sino el fideicomiso a quien cedi6 dicho cr6dit0, la notificaci6n de la
cesidn fue posterior a la traba de la litis, por lo que el reclamante pudo creerse
autorizado a demandar al cedente, que era con quien estableci6 originalmente el
vínculo (SC Mendosa, 16/2/09, LLGC, 2009-157, y LL, 2009-B-247).
l1 CNCom, Sala D, 9/9/08, LLonline, AR/JUR/9928/08.
CONSI'WCI~N DEL FIDEICQMEO i N M O B W O BE GARANT~A
22 Sin duda existirfin siempre aspectos particulares como, por ejemplo, que
en el fideicomiso testamentario es por la hig6tesis legal inviabie que el fiduciante
(causante) revista la calidad de beneficiario o fideicomisario, por la simple razdn
de que el fideicomiso tendrá lugar con posterioridad a su deceso.
23 En este mismo sentido, CNCom, Sala C, 19/10/07, JA, 2008-1-498.
192 FIDEICOMISO DE GARANT~A
48 Reconocemos que esta gratuidad por la gesti6n fiduciaria suele ser un re-
curso de captación de inversores, y cabe admitir que normalmente la gestión fidu-
ciaria gratuita no implica que el fiduciario, por otros carriles, no obtenga Ia satis-
faccidn de su interés econ6mico (p.ej., en tanto preste servicios profesionales en Ba
realizaci6n del proyecto o dirección de la obra).
49 Del mismo modo, tambidn serían viables estos an8lisis de gratuidad y one-
rosidad respecto de beneficiario y fideicomisario, puesto que, si bien a las atribu-
ciones que reciben se las concibe en principio como gratuitas, bien puede ocurrir
que les sean asignadas en virtud de alguna contraprestaci6n de ventajas recibidas
previamente por el constituyente, por efecto de otra relaci6n contractua1. Normal-
mente, la superpociei6n de roles de fiduciante y beneficiario y fideicornisario cubcu-
men estos analisis, en tanto todos los invoIucrados tienen a su cargo prestaciones.
No ocurre asi, normalmente, en el espacio de fideicomisos del ámbito familiar.
50 DIEZ-PICAZO ha llegado a sostener que los contratos sinaIagmt5ticos son
siempre onerosos {Fundamentos del derecho civil patrimonial, t. 1, p. 140); en
cambio, Moss~aITURRASPEsolo asume que existe una identidad muy grande (Con-
tratos, p. 64).
CONSTITLTCI~N
DEL FIDEICOMISO iNMOBiLIAF¿IO DE G W ~ A
Asi, México (art. 387, LGTOC), P e d (el art. 246, ley 26.702, exige la for-
malidad de instrumento privado o protocolizado notarialmente), Uruguay (arts,
2: parr. 14 y 4: ley 17.703), Honduras @t. 1052, CSd. de Comercio) y Costa Rica
(are. 635, C6d. de Comercio).
" En el caso de PanamB, el art. 4' de la ley 1 de 1984 (luego, el art. 10 del
mismo plexo contempla la opción del instrumento piiblico o privado).
M Colombia (art. 1228, Cdd. de Comercio), Guatemala (art. 771, Cbd. de Co-
mercio], Bolivia {art. 1411, C6d. de Comercio), El Salvador (art. 1234, inc. 1, C6d.
de Comercio), Venezuela (art. 3O, ley de fideicomisos), Ecuador (art. 110, ley de
mercado de valores) y Puerto Rico (art. 77 ley 219 de 2012).
registración del acto constitutivo en registros especiales, a1 margen
de las inscripciones que correspondan a los bienes comprometi-
dos6" cuestión que abordaremos, por razones de método, al tratar
la publicidad del dominio fiduciario (3 64).
En nuestro país, la forma del contrato de fideicomiso resultó
controvertida durante la vigencia de la ley 24.441, en tanto dicho
plexo normativo no estableció expresamente ninguna formalidad
general para el contrato de fideicomiso. De manera que, partiendo
del principio general de libertad de formas (art. 974, Cód. Civil de
VELE%SÁRSFIELD), sosteníamos que resultaba un contrato "oblicua" o
"indirectamente" formal en razón de que, con un apropiado recur-
so de técnica legislativa, el legislador suele designar determinadas
solemnidades en relación, no ya con el tipo de contrato en parti-
cular, sino con los bienes que eventualmente integren los diversos
actos jurídicos contractuales (v.gr., inmuebles, buques, aeronaves,
automotores), evitándose asi la innecesaria repetición de normas
sobre formas, al disciplinarse cada uno de los tipos contractuales,
y aun permite unificar por la misma via el tratamiento de figuras
contractuales atípicas o nuevas figuras, en cuanto involucraren di-
chos objetos. Así ocurre con los contratos que dan lugar a la ad-
quisición, modificacián o extinción de derechos reales sobre inmue-
b l e ~(art. 1184, inc. lo,COd. Civil; actual art. 1017, inc. a, Cód. Civil
y Comercial), e igualmente se exige la instrumentación cuando el
contrato involucra automotoresm, aeronaves" o buques". Ade-
más, cuando el bien está sujeto a un sistema de publicidad regis-
59 Uruguay (arts. 2' y 6', ley 17.703), El Salvador (art. 1250, C6d. de Comer-
cio), Venezuela (are. 62, ley general de bancos y otras instituciones financieras) y
Puerto Rico (art. Y, ley 219 de 2012).
" El art. 1" del decr. ley 6582/58 exige instrumento público o privado y la
registración tiene, además de efecto declarativo, efecto constitutivo.
'' El Código aeronáutica (ley 17.285) establece que las aeronaves son cesas
muebles registrables, y las actos jurídicos vinculados a ellas, para poder ser regis-
trados y gozar de oponibilidad a terceros (art. 50), deben estar formalizados en
instrumento pUblico o privado autenticado (art. 49), y si son actos realizados en el
extranjero para producir efectos en la Repiiblica deben realizarse en escritura pú-
blica o ante autoridad consular (art. 51).
" Conforme la ley de navegación (ley 20.094), todo acto constitutivo, trasla-
tivo o extintivo de la propiedad o de otros derechos reales de un buque de diez
toneladas o m&, o sobre sus partes, debe hacerse por escritura pública o por do-
cumento privado autenticado, bajo pena de nulidad (art. 1561, y si es menor, por
instrumento privado con firmas certificadas (art. 1591,y en todos los casos es me-
nester la registraci6n para su oponibilidad a terceros (art. 158).
210 FIDEICOMISO DE GARANT~A
9 36,F O R M A C ~ ~DEL
N PATRIMONIO FIDEICOMITIDO. ~RINCIPIO
DE SEPARACI~NDE PATRIMONIOS* - En lo que constituye una excep-
ción a la regla de unidad patrimonial, la constitución de un fidei-
comiso trae como consecuencia inmediata la formación de un pa-
trimonio especial, cualquiera sea el tipo y número de bienes dados
en fiducia, patrimonio que resultará afectado por las obligaciones
resultantes de la gestión patrimonial obrada por el fiduciario con-
forme a los fines determinados en la constitución de1 fideicomisom.
Tal solucidn es la adoptada por la mayorfa de las legislaciones
latinoamericanas, según las cuales los bienes dados en fiducia for-
man un patrimonio que, con designaciones alternativas pero coinei-
dentes, se califica de autónomo, separado, independiente, especial,
en lo que constituye
o de afectación a la finalidad del fideicornis~~~,
(art. 1048, C6d. de Comercio), México (art. 386, LGTOC), Panamá (art. 15, ley 1
de 1984), Paraguay (arts. 10, 12 y 34, ley 921), PeriJ (arts. 241, párrs. 2' y 3O, 253
y 255, ley 26.702, y art. 39 SBS 1010/99), Quebec (art. 1261, C6d. de Comercio),
Uruguay (arts. 6 O a gO,ley 17.703), Venezuela (art. ZO, ley de fideicomisos) y Puerto
Rico (arts. loa 3", ley 219 de 2012). En el caso de Ecuadar, el patrimonio fidei-
comitido es, ademhs de autónomo, dotado de personalidad juridica (arts. 109, 118,
119, 121 y 122, ley de mercado de valores).
75 Por ello, se ha dispuesto el levantamiento del embargo trabado con poste-
rioridad a la transmisión fiduciaria de los bienes (CNCom, Sala I3, 1016104,LLonli-
ne, AR/JUR/6876/04).
responda a la teleologia del conjunto normativo, sostenemos unos
razonamientos complementarios.
En primer termino, y como hemos dicho hace tiempo en re-
lación con la ley 24.441 -y lo ratificamos aquí-, no solo están las
acciones previstas que excepcionan la regla general sentada por el
precepto, sino también cualquier otro remedio o acción que el dere-
cho conceda a los acreedores respecto de los actos de disposición
del deudor, en la medida, por supuesto, en que se cumplan los re-
quisitos de procedencia de la acción a intentar del ordenamiento
comtín (v.gr., simulación, nulidad por via s~brogatoria)~" todas las
que requieren de un proceso de conocimiento que asegure la bilate-
ralidad y el derecho de defensa77.
Ocurre que la regla de exclusión de los bienes por formación
del patrimonio de afectación requiere que eIlos sean efectivamente
transmitidos, 10 que no ocurrió en un caso donde se resolvió man-
tener la cautelar de embargo sobre fondos supuestamente transrni-
tidos en virtud de un fideicomiso. Ello así en raz6n de que en el
mismo contrato constitutivo se acord6 que la entidad fiduciante ten-
dría a su cargo la administración, disposición y contabilidad de los
bienes fideicomitidos, por lo que el tribunal estimo que no se operó
una verdadera transmisión de la titularidad de los bienes de la fidri-
ciante al fiduciario, al punto de que tales bienes se registraban en
los balances de la primera78.
Sin embargo, a la vez, por aplicación de los mismos paráme-
tros, se rechazó el reclamo de quien habría realizado obras e
5 37. PATRIMONIOS
SEPARADOS PERO NO DESVINGULADOS. - Si la
constitución de un fideicomiso genera la formacidn de un nuevo pa-
trimonio separado del que corresponde a cada uno de los otorgantes,
esto no implica ni trasciende en una absoluta desvinculación entre
ellos. Al contrario, la contratacibn promueve un complejo entrama-
do de relaciones jurídicas que vincula a todos los patrimonios.
En terminos generales puede apuntarse que, en virtud de la
constitución del fideicomiso, tanto el fiduciante como el beneficia-
rio y el fideicomisario quedan en situación de exigir del fiduciario
el cumplimiento de las distintas obligaciones que integran la tarea
a su cargo, algunas de las cuales se proyectan de modo concurren-
te, como es el caso del cumplimiento general de la gesti6n patri-
monial encomendada o la rendición de cuentas que todos pueden
reclamarle según los términos de la contratación (art. 1675, C6d.
Civil y Comercial). Además, el fiduciante está obligado a cumplir
las prestaciones a su cargo en arden a las secaudos que demande la
transmisión oportuna de los distintos bienes involucrados (5 31, a).
Por otro lado, la vinculación que media entre el patrimonio ge-
neral del fiduciario y el patrimonio fideicornitido presenta ciertas
particularidades, comenzando en que ambas universalidades tienen
por titular al mismo sujeto. De esta manera, desde la constitu-
ción del fideicomiso se forma una fuerte red que vincula o enlaza
juridicarnente a sus dos patrimonios, con derechos y obligaciones
que encuentran como centro de imputación recíproca cada uno de
dichos patrimonios, canal de comunicación que se materializa, por
ejemplo, en el derecho de retribución de que goza el fiduciario y
sus derivaciones (v.gr., intereses, reembolsos por anticipo de gastos
para Ea gestión) y, en sentido contrario, por cr6ditos resarcitorios
surgidos del eventual incumplimiento contractual (daños y costas
de remocibn), entre otros supuestos,
Es decir que, aun cuando los patrimonios que titulariza el fidu-
ciario coexisten separadamente en cabeza del mismo sujeto, ello es
necesariamente compatible con la existencia de una compleja rela-
ción jurídica recíproca entre ambas masas patrimoniales. Por ello
hemos enfatizado desde hace tiempo que se trata de p a t r i m o n i o s
separados, pero n o d e s v ~ ~ c u l u d o s ~ ~ .
Asimismo, si se sistematiza la vinculaciOn patrimonial señala-
da con la facultad que e1 ordenamiento juridico concede al acreedor
para ejercer 10s derechos de su deudor mediante la denominada ac-
ción subrogatoria (arts. 739 a 742, Cód. CiviI y ComerciaI), se ad-
vertirá que, por esta vía oblicua, también Ilegarernos a verificar un
eventual enlace entre estos patrimonios que venirnos consideran-
do y los de sus respectivos acreedores entre sí. Demos un ejern-
plo que simplifique la exposicibn: el hijo del fiduciario, a quien este
debe cuota alimentaria (obIigación típica que grava el patrimonio
general del fiduciario), pretende efectivizarla sobre el patrimo-
nio particular de su padre, pero fracasa porque no se conoce la
existencia de bienes sobre los cuales hacer efectivo el cobro del cré-
dito; con posterioridad, se descubre la existencia del fideicomiso
5 38. INTRODUC~I~N
Y MBTODO A SEGUIR. - El fideicomiso pre-
senta una compleja y dinámica estructura desde el punto de vista
de los distintos sujetos que en él intervienen. Tal panorama viene
a complicarse todavía m&scuando el fideicomiso se constituye con
fines de garantia, por cuanto a la complejidad general. denunciada
se suman las no pocas particularidades que genera la interrelacibn
de la estructura fideicomisaria con la existencia de la o las deudas
garantizadas con aquella.
Se entremezclan, entonces, las categorías jurídicas de fidu-
ciante, fiduciaria, beneficiario y fideicomisario con las de acreedor,
deudor, y aun mAs, con los eventuales terceros que alguna otra vin-
culacidn puedan tener con el conjunto (p.ej., otros garantes), habi-
litgndose así una multiplicidad de opciones de combinación, donde
un determinado sujeto puede llegar -y normalmente asi ocurre- a
ocupar una o mfis de una de las categorias enumeradas, e incluso
no es de descartar la existencia de otras relaciones derivadas de
contratos celebrados entre los mismos sujetos, sean originantes
de las obligaciones garantizadas o de otra tipo1. En materia de fi-
deicomiso inmobiliario de garantia cabe incluir, ademiis, diversas
situaciones vinculadas al inmueble mismo dado en fiducia (v'gr.,
arrendamientos, locaciones de obra).
Frente a tal mosaico, entendemoS que resulta metodológi-
camente adecuado y, en rigor, inevitable, comenzar por un primer
análisis general de los aspectos estructurales de la dinámica subje-
tiva interna del fideicomiso en si, para luego comenzar por el des-
broce de aquellos inconvenientes que presenta específicamente el
fideicomiso de garantía respecto de las opciones combinatorias u
organizacionales de correspondencia entre los sujetos del o los cré-
ditos garantizados con los sujetos intervinientes en el fideicomiso.
' El septimo y ÚItimo phrrafo del art. 2662 (según el proyecto aludido), ex-
presa que, "en e1 caso de edificación, el fideicomitente: podrá someter el fideicomi-
so al rggirnen de estas normas, aunque coincida parcialmente su titularidad con la
del fiduciario o la del fideicomisario''
GUASTAVINO, LU propiedad participada y susfLdeicomisos, p. 41.
LA ESTRUCTURA S ~ T N A 233
que se generan o resultan de la aplicación del destino previsto a los
bienes fideicomitidos.
Si bien volveremos sobre el tema, para justificar la afirmación,
advertimos desde ahora que ha quedado disuelta la sinonimia
anterior a la ley 24,441, por lo que fideicomisario y beneficiario
representan o designan roles diversos, con situación y faculta-
des diferentes dentro de la estructura subjetiva interna del fi-
deicomiso.
Hemos numerado como "cuarta" a esta posición o rol del be-
neficiario, no porque aparezca activamente en el desarrollo del fi-
deicomiso en cuarto o iiltimo lugar, sino porque es la que se suma
o incorpora al esquema tradicional velezano de tres (fiduciante, fi-
duciario y fideicomisario), en tanto, no caben dudas, desde el pun-
to de vista del tiempo en la ejecución del fideicomiso y la actiaaci6n
de los distintos protagonistas, el beneficiario despliega sus poderes
activamente de manera coetanea al fiduciario, quien ha adquirido
los bienes fideicomitidos para ejercerlos en favor de aquel (benefi-
ciario).
e) LA P O S I C I ~ NDEL EIDEICOM~SARIO. Ya no se discute que la posi-
ción del destinatario final de los bienes es solo una, y el sujeto que
la actúa se denomina fideicomisario, con absoluta independencia. de
que quien venga a ocuparla tenga o no -además- participación en
otro u otros roles del mismo fideicomiso (p.ej., como fiduciante o
beneficiario). Este aspecto aparecía confuso en la redacción del
art. 1" de la ley 24.4418pero, advertido en el Proyecto de 1998 (art.
1452), luce ya finalmente resuelto con las precisiones que ofrece el
C6digo Civil y Comercial (art. 1666 y 1672).
Si el sujeto que cumple el rol de fideicomisario es, asimismo,
fiduciante o beneficiario, ello dará lugar al fenómeno que denomi-
naremos de superposicidn originaria o sustitutiva de roles (sea esta
Ultima contractual o legal), hipótesis que desarrollaremos en los
párrafos que siguen.
prende de las normas de los arts. 1671 y 1672 del Cód. Civil y Co-
mercial.
Segun el primero de los dispositivos citados, el beneficiario po-
drá ser un sujeto o mas, sea persona física o jurídica, que podrá o
no existir al tiempo de la celebración del convenio. Será suficiente
la constancia de los datos necesarios que permitan en el futuro su
correcta individualización.
Asimismo, la norma prevé expresamente que cuando sean va-
rios los beneficiarios lo serán por partes iguales, y para el caso de
que uno a algunos de ellos no llegaran a existir, no aceptaran o re-
nunciaran, puede acordarse el derecho de acrecer o la designación
de sustitutos.
Finalmente, el último párrafo del art. 1671 del C6d. Civil y Co-
mercial prevé como regla la transrnisibilidad del derecho por acto
entre vivos o por causa de muerte, pero admite el pacto en contra-
rio. Para este último supuesto (la muerte del beneficiario desig-
nado), previé la sustitución segiín los párrafos anteriores del dispo-
sitivo, es decir, en primer lugar habrá que estarse a la sustitución
prevista en el contrato, y en su defecto, será beneficiario el fidei-
comisario, y a falta de este, el fiduciante. Conforme el texto de la
norma, la sustitución legal es subsidiaria de la contractual.
Ahora bien, si a falta de previsión de las partes la propia ley de-
signa como beneficiarios sustitutos al fideicomisario y al fiducian-
te, es porque el legislador ha considerado que la superposici0n que ge-
nera esta sustitución legal no lesiona la dinámica general de la figura,
ni tampoco choca con sus fines. Es decir que, con este mecanismo
de sustitución, la propia ley crea -y por ello admite- determinados
supuestos de superposición. En consecuencia, puede colegirse que
el acto que da origen al. fideicomiso puede designar directa y princi-
palmente al mismo sujeto que actúa como fiduciante o fideicomisa-
rio, tambien como beneficiario, y viceversa; la diferencia solo existe
en que la superposición resultaria en tal supuesto de una previsión
originaria del contrato, en vez de resultar de carácter legal y sobre-
venida por vía sustitutiva, y se justifica aún m8s la superposición
contractual cuando, a la hora de sustituir, la ley tiene en cuenta pri-
meramente lo acordado por las partes, lo que evidencia la intención
del legislador de dar libertad a la autonomia de la voluntad en la
diagramación y asignación de puestos dentro de la figura14.
4 SUPUESTOS
DE NECESARIA SUPERPOSICI~N DE ROLES EN-
TRE BENEFICIARIO Y FIDEICOMISARIO. - Si bien en la actualidad ha
devenido prácticamente indiscutible la distinción entre los roles
contractuales de beneficiario y fideicomisariole, fueron muchas las
vacilaciones de la doctrina desde la entrada en vigencia de la ley
24.441, y mientras unos sostenían que eran tres y no más posicio-
nes contractuales del fideicomiso y que entonces debía referirse a
la figura del beneficiario o fideicornisario como sin6nirnosn, otros
sostuvimeis que se trataba de posiciones diferentes, sin perjuicio del
fenómeno de superposición de roles que, en ciertos casos, se vuelve
necesaria o inevitable, segirn veremos aqui.
Al efecto, cuadra reiterar que si el beneficiario es aquel sujeto
en favor de quien el fiduciario ejerce su propiedad fiduciaria (art.
1666, Cód. Civil y Comercial), también podemos decir que es el
sujeto que recibe los frutos, rentas, ventajas, ganancias, rinde, be-
neficio, plusvalía, etc., según la naturaleza y destino aplicado a los
bienes fideicomitidos. Así, por ejemplo, si el objeto del fideicomiso
es una suma de dinero, podríamos hablar del interés generado; si el
objeto es un inmueble, y se transmite al solo fin de su administra-
ción, podremos hacerlo respecto de rentas o alquileres; si se trata
de la construcci6n y venta de unidades de propiedad horizontal, de
ventajas o plusvalía, y así hasta agotar la nómina de posibles "bene-
ficios" susceptibles a extraer de cualquier tipo de bien o actividad
lucrativa.
Al margen de la mayor o menor precisión o adecuación de los
t4rminos utilizados en los distintos supuestos, está presente en to-
dos ellos un resultado d e tipo patrimonial, consistente e n una
ventqja obtenida sobre la base d e La prestación realizada par
el fiduciario. Utilizamos el término "prestación" en razón de que
el fiduciario adquiere, junto a los bienes fideicomitidos, la "obliga-
ción" de ejercer esa propiedad fiduciaria en favor del beneficiario
(art. 1666, Cód. Civil y Comercial), conducta debida por el fiducia-
rio, que tiene por acreedor al beneficiario. A su turno, según ya
se ha expuesto, el fideicomisario resulta el destinatario final de los
bienes quedados a la conclusión del fideicomiso.
Luego de formular la aceptación que los incorpora al fidei-
comiso, tanto el beneficiario como el fideicomisario adquieren un
derecho personal dentro de aquel; el beneficiario, un crédito con-
sistente en la facultad de exigir que el fiduciario ejerza el dominio
adquirido en su favor, de acuerdo con los términos del convenio
que dio origen a la figura, y el fideicomisario, un crédito sobre el
residuo patrimonial que quede al cumplimiento del plazo o condi-
ción (resolutorio en ambos supuestos) que pone fin al fideicomiso.
Si bien ambas prestaciones tienen como sujeto pasivo al fi-
duciario, en cuanto titular del patrimonio fideicomitido, veremos
luego que el derecho personal del fideicomisario se transforma en
derecho real de dominio pleno respecto de las cosas que integran
el patrimonio fiduciario al momento de la extinción del fideicomi-
so por virtud del mecanismo automático e inmediato previsto en el
art. 1706 del C6d. Civil y Comercial, conforme al cual el solo cum-
plimiento del plazo u ocurrencia del hecho previsto como condi-
ción, producen la transmisión (9 60, d).
No obstante la claridad que en principio presentan estos con-
ceptos sobre los roles de beneficiario y fideicomisario, debe recono-
LA ESTRUCTURA S ~ T N A 241
2 % - MOSSET
~ ~ ~ - PAOLANTONIO
ITURRACPE ~ ~ - RIVERA,
~ Reformas al derecho
privado, le3 24.441, p. 14 y 15. Tambien, HIGHTON, El dominio$duciario y La
problmática d e su reflejo registral, RDPC,no 3, 2001, p. 18. Con uso inverso
de la terminoIogía, puede citarse la normativa de Puerto Rico, en la cual se con-
templa al fideicomisario de "renta" y de "capital" (arts. 34 y 35, ley 219 de 2012).
23 ORELLE - ARMELLA - CAUSSE,Financiamiento d e la vivienda y de la cons-
Iruccidn, t. 1, p. 114.
24 MARQUFZ,en GARRIDO CORDOBERA - BORDA- ALFERILLO (dirs.) - KRIEGER(coo~.),
Cddigo Civil y Comercial, t. 2, p. 983.
246 FIDEICOMISO DE GARANT~A
- G ~ M ELEO,
2 " ~ igual sentido, AICEGA Z en ALTERINI (dir.), Código Civkl y Co-
mercial comentado. Tratado exegdtico, t. VII, p. 1030.
LA ESTRUCTURA S U m T W A
zación de los fines o intereses puede estar a cargo del conferente mismo (ver 15,
e, 3).
27 ORELLE - ARMELLA - CAUSCE,Fi?zanciamiento de la vivienda g de la cons-
truccidn, t. 1, p. 98 y 99.
BONO- ORELLE - L~PEZ DE ZAVAL~A- AHUMADA - MOISSET DE ESPAN~S - VENTURA,
" Colombia (art. 1244, C6d. de Comercio), Venezuela (art. 23, ley de fidei-
comiso), Guatemala (art. 769, C6d. de Comercio), Paraguay (art. 8", inc. lo, ley
921), El Salvador (art. 1237, C6d. de Comercio), Bolivia (art. 1424, C6d. de Comer-
cio), Costa Risa (art. 656, C6d. de Comercio), Honduras (art, 1038, CBd. de Co-
mercio), Ecuador (art. 116, Iey de mercado de valores).
" MMexico lo admite cuando el fideicomiso es de garantía (art. 396, LGTOC),
al igual que Uruguay (art. 9", Inc. b, ley 17.7031, y -salvando otras diferencias-
cabe tambiBn citar la normativa de Brasil, pero allí se prevg una consolidaci6n de
la propiedad del fiduciario al solo efecto de proceder, en treinta días, a la subasta
del bien (arts. 26 y 27, ley 9514).
" El art. 36 de la ley 219, de 2012, de Puerto Rico dispone que "el fiduciario
puede ser fideicomisario siempre que no sea el único fideicomisario o que, siendo-
lo, el fideicomiso designe por lo menos otro fiduciario".
38 En el Perú se prohíbe esta superposici611, salvo en los casos de fiddcomi-
so de titulizaci6n (ast. 265, ley 26.702).
39 En el marco de Ia regulaci6n del dominio fiduciario de neto corte rom8ni-
co, el Cddigo Civil de Chile dispone que la confusi6n de la calidad de único fideico-
misario con la de único fiduciario es causal de extinci6n de la propiedad fiduciaria
(art. 763, inc. 6O, Cbd. Civil).
40 En ese sentido, HIGHTON - MOSSET ITURRASPE - PAOLANTONIO- RIVERA,Refor-
mas al derecho pr2vad0, ley 24.441, p. 36.
252 FIDEICOMISO DE GARANT~A
acaso en perjuicio de otros acreedores (arg. arts. 338 y S S . , C6d. Civil y Comercial;
art. 118,inc. 3O, ley 24.522).
OBLIGACIONES Y RESPONSABILrDAQ DEL FIDUCIARIO 271
2 % -~LISOPRAWSKI,
~ ~ Obligaciones
~ s/ responsabilidad delfiduciario, p. 48;
GREGORINI CLUSELLAS, Las obligaciones del$duciurio, LL, 2005-C-1287.
24 En generaI, las obligaciones de dar y de no hacer son consideradas de re-
sultado y las de hacer son el campo natural de las obligaciones de medios, aunque
algunas obligaciones de hacer tambien aparecen como de resultado, tal es el caso
de la obligacidn de ejecutar una obra material o intelectual (PIZARRO - VALLESPINOS,
Instituciones de derecho privado. Obligaciones, t. 11, p. 598 y siguientes),
2"n el marco de un análisis exhaustivo de las obligaciones de medios y re-
sultados según las prestaciones que en cada caso caben al deudor, y especifica-
mente al tratar en particular la prestacidm de conservacidn hasta la entrega de
la cosa en razdn de Ia transmisibn de un derecho real (venta, permuta, fideicomi-
so, etc.), AZARarriba a la conclusión de que una generalización como obligaciones
de medios o de resultado en cuanto a las prestaciones de conservaci6n desconoce
FIDEICOMISO DE GARANT~A
la situacidn jurídica y fActica en que se encuentran las partes para predicar de ella
la preservación del bien, así como las características de la cosa, con sus riesgos o
defectos (Obligacionesde medios y resultado, p. 539, O 144).
OBLIGACIONES Y RESPONSABILrDAQ DEL FIDUCIARIO 279
2 " - LISOPRAWSKI,
~ ~ KIPER- LISOPRAWSKI,
Obligaciones y responsabilzd&
delfiduciario, p. 125.
OBLIGACIONES Y RESPONSABILrDAQ DEL FIDUCIARIO 283
cibn, dado que ha creado un riesgo (PIZARRC), Responsabilidad civil por riesgo
creado y de empresa. Parte especial, t. 11, p, 228). Sea por un factor subjetivo
(la culpabilidad) u objetivo (v.gr., por su carkter de guardifm), el fiduciario debe
responder con su patrimonio generaI, sin perjuicio de hacerlo, ademlis, con el pa-
trimonio fideicomitido donde anida el dominio del vehículo,
" CNContAdmFed, Sala 11, 14/6/05, LL, 2005-E-436.
34 ST Jujuy, 22/3/07, elD$al,AA3D42.
FIDEICOMISO DE GARANT~A
El comienzo del parr. 2" de este art. 1685 deja a salvo la '"re-
ponsabilidad del fiduciario", debiendo interpretarse que se refiere
a la responsabilidad que le quepa a este -y con su patrimonio ge-
neral- por cualquier otro factor que lo sindique como responsable
de un daño (p.ej., el daño causado a terceros por su culpa o dolo, o
por las personas de que se vale).
EL DOMINIO FIDUCIARIO CON F U N C I ~ N
DE GARANT~A
Cabe seiíalar que, aun cuando la norma del art. 1892 del C6d. Civil y Co-
mercial concluye una larga polkmica sobre cuál era el Bmbito de aplicaci6n del
sistema de titulo y modo, incurre en la omisi6n de resolver expresamente la ad-
quisición por actos entre vivos de los derechos reales de hipoteca y servidumbres
negativas. Estos derechos, atento a que no se ejercen mediante la posesidn, y en
tanto la registración en materia inmobiliaria tiene cargcter declarativo, se adquie-
ren únicamente con el titula, soluci6n que expresamente contemplaba el art. 1825
de1 Proyecto de 1998.
292 FIDEICOMISO DE GARANT~A
'"emos destacado ya la difusa línea que distingue 10s fines y aun la posible
mixtura o relaci6n consecuencia1 entre ellos, asi como hemos compulsado los fines
con la cIasificaci6n de actos de administración y disposici6n (§ 23 y 24).
306 FIDEICOMISO DE GARANT~A
lg BONO- ORELLE
- LOPEZ DE ZAVAL~A
- AHUMADA - MOISSET DE ESPAN~S - VENTURA,
Lczy no24,441. Financiamiento de la vivienda y la constmccislin, p. 43; KI-
PER - LISOPRAWSKI,
Obli~lacionesy responsabilidad del fiduciario, p. 78.
EL DOMINIO FIDUCIARIO CON F U N C I ~ NDE GARANT~A 307
Por 10 expuesto, pensamos que el último párrafo del art. 1681
del Cód, Civil Comercial debe interpretarse sistemáticamente con
el art. 1705 de1 mismu cuerpo legal, de manera que la revocación
de los actos del fiduciario en fraude de los intereses del beneficiario
o fideicomisario, solo se detiene ante los terceros de buena fe cuya
adquisición es a título oneroso.
f) S~NTESTS:INEFICACIA POR FALTA DE LEGITIMACI~N Y EXCEPCI~NDE
TUTELA DEL T R A F ~ Tras procurar despejar los problemas de ter-
minología y encuadramiento que resultan de la formulación de los
preceptos analizados, reiteramos entonces que se han entremezcla-
do, por un lado, la irretroactividad de la extinción del dominio fi-
duciario, y por otro, la regla de nulidad de los actos llevados a. cabo
sin legitimacicjn suficiente por el fiduciario y la correspondiente ex-
cepción de convalidaci6n instantánea que opera a favor de ciertos
actos cuando concurren la buena fe y el título oneroso.
Ocurre que, encuadrada impropiamente la nulidad como un
supuesto de retroactñvidad para incluirla como una excepci6n a
ella, han quedado sus requisitos como de concurrencia necesaria
cuando, frente a la carencia de legitimación, basta con que falte la
buena fe "o" el título oneroso, sin perjuicio de que, si no aparecen
ambos, es obvio que can mayor razán procede la reclamación de in-
validez, lo que no es -a nuestro criterio- un supuesto de reltroacti-
vidad ante actos válidamente celebrados pero de eficacia funcional
limitada o condicionada.
En consecuencia, y en la intencibn de simplificar el esquema
resultante de la ley en orden a la ineficacia de ciertos actos celebra-
dos por el fiduciario, cabe la siguiente síntesis:
1) Todos los actos jurídicos celebrados válidamente por el
fiduciario conservan su efectos a pesar de la extinciijn de su do-
minio fiduciario, sean actos de carácter administrativo o disgositi-
vo. Ciertamente, esos actos serán válidos en la medida en que el
fiduciario actúe en el marco de su legitimación, es decir, que el acto
responda a los fines y se encuentre dentro de las facultades corres-
pondientes; en este sentido, es correcto indicar que la extinción del
dominio fiduciario no tiene efecto retroactivo sobre dichos actos, es
decir que rige la ya mentada regla de irretroactividad.
2) Pero si el fiduciario actúa sin legitimación suficiente, en
cuanto tales actos contraríen los fines del fideicomiso y las facul-
tades que precisan y acotan su actuación -esto según el alcance
308 FIDEICOMISO DE GARANT~A
l9 Bajo tal designaci611, el autor desarro116 una teoría general sobre las re-
laciones de la persona con la cosa (MOLINARIO, De las relaciones reales, p. 37),
designación que sedujo abiertamente a la doctrina, y es con la cual el Proyecto de
1998 nominó e1 g4nero al tratar "De las relaciones reales" en el Título II del Libro
Quinto [art. 1845 y SS.) y luego, en el Titulo XIV, Capitulo 11, Secc. Primera, reguló
la "Defensa de la relacidn real" (art. 2190 y siguientes).
310 FIDEICOMISO DE GARANT~A
a4 BONO - ORELLE
- L ~ P E ZDE ZAVAL~A
- AHUMADA - MOISSET DE ESPAN&- VENTU-
RA,Ley no24.441. FZnanciam$mto de la vivienda y la construccidn, p. 132;
PUERTA DE CWAC~N, El dominw JFiduciaeo en la le&!24.441 ¿nuevo derecho
real?, JA, 1998-111-835; MOLINASANDOVAL, El $ & i ~ r n i s o en la d2námku mer-
cantil, p. 82.
25 Uruguay (a&. 2" y 69 ley 17.7031, El Salvador (art, 1250,Cbd. de Comer-
cio), Venezuela (art. 62, ley general de bancos y otras instituciones fmaneieras),
Puerto Rico (art. 5", ley 219 de 2012) y Francia (arts. 2019 y 2020, Cbd. Civil
francés).
26 En similar sentido, ZAYALA- WEISS,en RIVERA- MEDINA(dirs.), Cddi~oCivil
y Comercial de la Naci6n come%lado,t. IV, p. 907.
EL DOMIMO FIDUCIARIO CON FUNCI~NDE G A R A N T ~
- G ~ M ELEO,
27 M , A~CEGA Z en ALTEMNI(dir.1, ~ d d i g ocivil y ~ o m e r c ~co-
zi
mentado. Tratado exegdtico, t. VII,p. 1024.
FIDEICOMISO DE GARANT~A
El Libro Quinto, Titulo 111bis del C6d. de Comercio de Mexico (art. 1414
bis) prev6, por un lado, el requerimiento formal de entrega de los bienes mediante
fedatario público y, por otro lado, tenga o no 6xito el requerimiento aludido, re-
gula un tramite sumario de ejecucidn judicial, con emplazamiento a la entrega de
los bienes, y un acotado níimero de excepciones, con sentencia apelable al solo
efecto devolutivo. Si el avalúo de los bienes es igual o menor al valor de la deuda,
el fiduciario puede disponer libremente de ellos y, si es mayor, efectuar la venta
mediante subasta realizada ante el juez del procedimiento o fedatario público, a
eleccidn del fiduciario.
326 FIDEICOMISO DE GARANT~A
3 69. L~MITES
GENERALES QUE ENMARCAN EL COBRO DEL AGREE-
DOR. -Al tratar la caracterización general del fideicomiso de ga-
rantía, hemos anticipado la uniforme consideración del carácter
lícito y autoliquidatorio de esta figura (la licitud fue analizada en
el 5 25, y el carácter autoliquidatorio, en el 26, e), de lo cabe ex-
traer que -en general- el fiduciario cuenta con facultades suficien-
tes para que, producido el incumplimiento de la deuda, pueda pro-
ceder a efectivizar su pago según la mecanica convenida al efecto,
sin la necesidad de ventilar y triunfar en un proceso judicial previo
a la ejecuci6n.
En otros th-tinos, si se admite la viabilidad de una transfe-
rencia fiduciaria para garantizar una o más obligaciones, debe asu-
mirse entonces la necesidad de que el fiduciario cuente con las
facultades necesarias y conducentes para alcanzar con utilidad,
temporalidad y eficacia esa finalidad prevista para la fiducia.
Sin embargo, la necesidad de que el fiduciario cuente con las
prerrogativas necesarias y suficientes para cumplir adecuadamente
su encargo y el fin asignado a la fiducia de ningún modo da piedra
libre al abuso, la desproporción o, derechamente, a un proceder li-
bre e irrestricto del fiduciario, en tanto la consecucion de los fines
no lo autoriza a desviarse de los carriles que marcan un ejercicio
regular de su derecho, el cual encuentra como parámetros y lírni-
tes de su proceder, por un lado, los pasos y recaudos fijados en el
plan de ejecución previsto en el acto constitutivo de la fiducia y, por
el otro, el conjunto de normas imperativas que resulten aplicables
al caso; todo ello, bajo la óptica del especial estandar de diligencia
y prudencia que se espera de su actuación. Ciertamente, la edifi-
caci6n del procedimiento de ejecución debe surgir de la autonomía
de la voluntad, pero ella no puede exceder los limites que imponen
la ley, el orden ptiblico, la moral y las buenas costumbres (art. 958,
C6d. Civil y Comercial).
Los cuestionamientos principales que plantea en el aspecto
ejecutorio el fideicomiso de garantía, en especial aquel que tenga
por objeto un inmueble, pueden considerarse a partir de los inte-
330 FIDEICOMISO DE GARANT~A
dad en los términos del art. 2515, parte S", del C6d. Civil. En su momento, sos-
tuvimos que el llamado derecho de abandono del art. 3169, parte Sal del C6digo
velezano no solo distaba de ser una renuncia del dominio, sino que tampoco im-
portaba una disposicibn del bien en favor del acreedor; únicamente era un acto
de administracibn compatible, en tgrminos rituales, con la figura del allanamien-
to a la procedencia de la ejecución y entrega de la cosa a tales fines, aunque con
matices procesales especiales, como lo era el nombramiento de un curador [BONO,
en ZANNONI(dir.) - KEMELMAJER DE CARLUCCI(coord.), Código Civil y leyes comple-
mentarias, t. 12, comentario al art. 3169, 5 2, p. 5481.
'O DE REINATARTI~RE, La prohibición del pacto comisario e n materia de
g a r a n t b s , ED, 205-955.
En conclusión, puede decirse que el Código Civil de la ley 340
no prohibía que el acreedor recibiera un bien del deudor en pago de
lo debido, sino que lo prohibido era que la adquisicibn se pactase y
obligase al deudor anticipadamente, quedando a salvo en la pren-
da -como se advirti6-, pero en tal caso la determinación del precio
debía diferirse al vencimiento de la deuda (art. 3223, Cód. Civil).
2) PROYECCI~N
DEL ESQUEMA COMERCIAL.LO
EN EL ~ Ó D I G OCIVILY
primero a considerar es que, en materia de derechos reales de ga-
rantia, el C6digo Civil y Comercial adopt6 una metodologia de re-
gulación superadora del C6digo de VÉLEZSRSFIELD al organizar una
parte general de disposiciones comunes a todos los derechos reales
de garantia, conforme a lo previsto por el Proyecto de 1493 y que
replicó el Proyecto de 1998; en su mérito, se redujo sensiblemen-
te el número de normas al evitarse la necesidad de reiteración de
principios al regular cada tipo jurídico-real de garantía y, sobre
todo, se superaron los inconvenientes de intelección ante las even-
tuales omisiones incurridas al regularse cada especie.
La norma general de la que debe partirse en el análisis está
contenida en el art. 2198, dispositivo segiin el cual es nula toda
cláusula que permita al acreedor de un derecho real de garantía
adquirir o disponer del bien gravado fuera de las modalidades y
condiciones de ejecuci6n previstas por la ley para cada derecho real
de garantía. Con el texto referido, queda sentado el principio de
que, en función del sistema de nurnerus clausus que rige los dere-
chos reales (art. 1884), se proyecta su imperatividad a la instancia
de ejecucidn de los derechos reales de garantia, de manera que esta
debe ajustarse a los mecanismos previstos para cada tipo, y es nula
toda cláusula o procedimiento que los contravenga. Esta nulidad
es absoluta en razón del orden ptiblico que informa la regulación de
los derechos reales (art. 386).
De esta manera, queda claramente determinado el limite al
despliegue de la autonomifa de la voluntad que, si bien da pábulo a
la convencionalidad de estos derechos (art. 2185), no obstante debe
ajustarse a los parámetros de ejecución que la ley habilita según el
tipo de derecho real, dando lugar a las normas especiales de ejecu-
ción, como es la de ejecución especial de hipotecas (v.gr., arts. 52 y
SS.,ley 24.4411, además de las pautas procedimentales que fijan con
distintos matices todas las jurisdicciones locales.
También puede advertirse que la nueva regulación suprimid la
antigua e inaplicada figura del llamado abandono del inmueble hi-
334 FIDEICOMISO DE GARANT~A
En ese orden de ideas, debe decirse que el texto de1 art. 1680
del C6d. Civil y Comercial, referido especificamente al fideicomiso
de garantía, está organizado en dos tramos según que el patrimo-
nio fideicomitido se forme con dinero o con "otros bienes". En el
primer caso, la norma prevé el pago de la deuda con sumas dinera-
rias que ingresen al fideicomiso, lo que incluye, evidentemente, la
aplicación de dinero que ya existe con anterioridad y aun desde el
inicio en el patrimonio fideicomitido12.
En el segundo tramo del artículo en comentario, el legislador
prevé la existencia de otro tipo de bienes como respaldo de la deu-
da; en tal supuesto, el fiduciario puede (en rigor, debe) disponer
de los bienes según lo indicado en el contrato, abriendo terreno a
la autonomía de la voluntad cuyas alternativas valoraremos luego
(3 70). En defecto de una convención sobre la modalidad ejecu-
toria, la norma prevé que el fiduciario igualmente disponga de los
bienes de forma privada o judicial, asegurando un mecanismo que
procure obtener "el mayor valor posible" de ellos.
En una primera consideracion, de orden exegetico, pareciera
ser necesaria -es decir inevitable- la realisacion previa de los bie-
nes para abonar con dinero la deuda asegurada, sea que esa ena-
jenación se lleve a cabo mediante el procedimiento previsto en el
contrato o de forma privada o judicial. Es decir, una primera hi-
pOtesis intelectiva de la norma sería que la auntonomía de la vo-
luntad puede reguIar un mecanismo especial de enajenación (p.ej.,
mediante una venta privada, una subasta judicial o extrajudicial,
o alguna otra modalidad de concurso de precios) y, en defecto de
previsibn, el. fiduciario deberá recurrir al expediente que procure el
mayos "valor" posible a los bienes. En otros t&rminoc,según esta
alternativa de hermenéutica, el cr6dito incumplido podría abonarse
únicamente con el dinero resultante de la realización de los bienes.
Sin embargo, si esa hubiera sido la intencidn del legislador, es-
timamos que el articulo hubiera sido redactado con una expresidn
más firme y precisa, de la cual no quedaran dudas. Por ejemplo,
l3 La falta de precisiones operativas del art. 1680 del C6d. Civil y Comercial
ha sido reconocida por ZAVALA - WEISS,en RIVERA - MEDINA(dirs.), Código Czvil y
Comercial de la Nacidn comentado, t. IV, p. 933.
338 FIDEICOMISO DE GARANT~A
AICEGA
l9 - G ~ M ELEO,
Z en ALTERINI (dir.), ~ d d z g oCivil y c ~ m m a a comm-
l
tudo. Frutado @ x ~ Q ~ & t.~ cVII,
o , p. 1056; CALDER~N, en SANCHEZ HERRERO(dii.),
Tratado de derecho c.ivil y comsrcial,t. V,p, 1133.
afectados con el pago de la deuda garantizada, no parece luego su-
ficientemente clara y precisa para aludir a la transferencia de pro-
piedad de esos bienes al acreedor en pago de lo adeudado. Ade-
más, estimamos inadecuada la referencia a una adjudicación pues,
aun cuando el término es utilizado habitualmente con sentidos al-
ternativos, no media partición de comunidad alguna, ni tampoco se
trata de una investidura dada por autoridad judicial que justifique,
desde nuestra óptica, su usa.
Sea como fuera, la pauta del Proyecto de 1998 no fue mante-
nida por el proyectista de 2012, y el Código Civil y Comercial no
contempla expresamente esta v h para Pa cancelación de la deuda
asegurada, ni tampoco la prohibe despejando toda duda al respec-
to, por lo cual es menester cubrir esta ausencia de precisión en la
normativa. Sin perjjuicio de valiosas opiniones en ccintrario20,ya
hemos sostenido que es viable la daci6n en pago concertada al mo-
mento de abonarse la deuda y también consideramos viable el pacto
que obligue al acreedor, tanto respecto de esa daci6n como respec-
to de la valuacibn del bien afectado (S 69, a, 31, a la vez quepro-
pondremos un texto normativo que venga a precisar y definir con
certeza la cuesti6n (5 89).
5 72. EVENTUAL
JWDZCIALXZACI~IV DEL FXDEXCOMISODE GARAN-
T~A.- Según hemos anticipado al reconocer al fideicomiso de garan-
tía como un tipo de garantía de carácter autoejecutable, de ningUn
modo implica afirmar o propiciar una sustracción o inmunidad ab-
soluta frente al zmpe~umde Ia justicia, sino solo -y no es poco-
que en el despliegue funcional regular de esta garantía no es me-
nester ventilar el incumplimiento y el mecanismo de ejecución por
la vía judicial (ver 8 2 6, e).
La raz6n central del carácter autoliquidativo es simple y con-
tundente; el fiduciario es propietario de los bienes a los que aplica
el procedimiento liquidativo previsto en el contrato, de manera que
la esencia de su legitimación entronca en la titularidad dominial
que ha adquirido previamente y al efecto (arts. 1688 y 1704, Cód.
Civil y Comercial), es decir, se trata de facultades de carácter ins-
trumental para el cumplimiento de los fines (5 62).
Sin perjuicio de lo dicho, pueden señalarse distintas circuns-
tancias que pueden conducir a la intervención judicial, supuestos
de controversia que, sin la pretensión de una revisión exhaustiva,
analizamos a continuacibn.
a) IMPUGNACI~N GENERAL DE LA VALIDEZ O EFICACIA FUNCIONAL DE LA
GARANT~A. Cualquiera que sea. la finalidad del fideicomiso, incluido
el de garantía, es claro que, corno cualquier otro acto juridico, el
contrato de fideicomiso está sujeto a la revisión judicial de su va-
lidez por las partes y, en su caso, por quienes sucedan a cada una
de ellas en sus derechos, y de2 mismo modo, si fuera un fideicomiso
testamentario, estará expuesto al cuestionamiento de los legitima-
dos pertinentes (v.gr., los sucesores del causante, el Ministerio Pú-
blico Fiscal).
Igualmente, podrán impugnar el acto jurídico causal 10s acree-
dores del fiduciante, mediante las acciones de fraude o ineficacia
concursa1 (art. 1686, Cód. Civil y Comercial) y, en definitiva, el res-
to de las distintas acciones que el derecho privado concede, segimn
una interpretación amplia que hemos propiciado y a la que remiti-
mos ( Q 36).
Asimismo, la impugnabilidad se proyecta o traslada al ambito
dinámico o funcional de la figura, por ejemplo, cuando el fiduciario
actúa en contra de los fines o limitaciones de sus facultades en or-
den a los procedimientos previstos para la ejecución de los bienes.
No obstante, y como hemos visto, existen supuestos en los que las
acciones de ineficacia no proceden en sus efectos contra terceros
adquirentes de derechos conforme a las previsiones y requisitos de
los arts. 1681, 1705 y 1707 del Cód. Civil y Comercial (5 61), en cuyo
caso el fiduciario deber6 responder personalmente por su inconduc-
ta mediante las indemnizaciones correspondientes (5 53 y 55, a).
b) PREVISI~N CONTRACTUAL BE EJEGUCION JUDICIAL DE LA GARAN-
TIA. Ya en consideracion específica del fideicomiso de garantia,
creemos que nada se opone a que, en funcidn de la autonornia de
la voluntad, las partes pacten expresamente que el incumplimiento
de la obligaci6n tutelada y la consecuente ejecucidn de la garantia
deban ventilarse mediante un proceso judicial que canalice la ma-
terializaci6n de la garantía, sobre todo cuando los bienes afectados
no sean dinero, dado que el art. 1680 del C6d. Civil y Comercial
prevé expresamente para estos casos que las partes pueden con-
venir el procedimiento a seguir, y en defecto de dicho acuerdo, el
fiduciario debe disponer de forma privada "o judicial" de los bienes,
lo cual implica que, sin duda, las partes podrian convenir que la
ejecucibn se ventile en sede judicial.
El Proyecto de 1998 también previó un mecanismo ejecutorio
de distintas vías y, cuando no existiera dinero en el patrimonio fi-
deicomitido, estableció que para ser aplicados a la garantía debían
seguirse los procedimientos previstos por los artículos referidos a
la ejecuci6n extrajudicial de la hipoteca y de la prenda con despla-
zamiento, dejando a salvo, como hemos visto, la alternativa de con-
formidad expresa del fidueiante, contemporáneamente a la aplica-
ción o adjudicación, Es decir que, en materia de inmuebles, aquel
Proyecto remitía al trámite de ejecución especial de hipotecas pre-
visto en los arts. 52 a 67 de la ley 24.441, que -corno es sabido-,
no es precisamente una ejecución extrajudicial, pues sera reducido,
pero impone un proceso judicial o, de otro modo, lo extrajudicial
es, sin duda, el remate, aunque no es tan claro que lo sea e1 pro-
cedimiento general de ejecución allí regulado, en tanta media una
exigua tramitación de orden judicial con posterioridad al empla-
zamiento extrajudicial inicial (arts. 54 y 64), y eventualmente con
posterioridad a ella (art. 65). No obstante, cabe admitirlo, es un
t r h i t e reducido o especial y sigue vigente en la actualidad.
En consecuencia, nada obsta a que las partes acuerden la vía
judicial para la ejecuci6n del fideicomiso, incluso cuando el patri-
monio fideicomitido estuviera formado por fondos dinerarios, pero
352 FIDEICOMISO DE G A R A N T ~ A
sin duda esta vía resta una de las ventajas centrales de la garantía
que estudiamos.
C) EJECUCI~N QUE REQUIERA DE LA DESOCUPAC16N FORZADA DE LOS
BIENES FIDEIGOMITIDOS. Si los bienes transmitidas en fiducia no se
encuentran ocupados efectivamente por el fiduciario, entendemos
que este no puede proceder a la ejecución si media resistencia u
oposicidn de sus ocupantes en orden a la entrega de ellos, debiendo
en tal caso recurrirse a las vías procesales pertinentes que hagan,
según el caso, efectiva la previa desocupación o restitución por ra-
zón de estarle vedada al fiduciario, como a cualquiera, la actuación
de propia autoridad (doctr. art. 2239, Cód. Civil y C~rnercial)~~.
Ello puede ocurrir tanto respecto del propio constituyente (y,
normalmente, también deudor) de la garantia como respecto de
terceros (v.gr., locatarios, intrusos), sin que el incumplimiento del
crédito garantizado por la fiducia permita o habilite a ejecutar la
garantía incurriendo en vias de hecho contrarias al principio gene-
ral, que impone requerir la entrega o gestionar el recupero del bien
por la via judicial.
d) LA EYENTUAL SUSPENN~N O ADECUACI~N CAUTELAR DE LA EJECU-
~ 1 6 ~Sin
. perjuicio de que ya no se discute la licitud del fideicomi-
so de garantia, y que se admite también uniformemente la calidad
de autoliquidable del instituto, por ser la ejecuci6n judicial solo una
alternativa de la autonomía privada, igualmente entendernos que,
aun manteniéndose la ejecución en la instancia extrajudicial es evi-
dente que, por una elemental razón de justicia que enraiza en la
garantia de la defensa, en algunos supuestos puede ser razonable,
en atención a especiales circunstancias, admitir la enervación de la
ejecucion a partir de la acreditacidn verosímil -o, a veces, incon-
tintenti- de circunstancias invalidantes, canalizada mediante una
tutela jurisdiccional preventiva,
En este sentido, cabe remarcar que, aun frente a las garantías
de primer requerimiento, se ha consagrado un excepcional límite
ante la flagrancia de su improcedencia; en efecto, con el anteceden-
te directo y casi textual del art. 1479 del Proyecto de reformas al
Código Civil de 1992 (comisi6n designada por decr. 468/92), el art.
1810, párr. último, del Cód. Civil y Comercial dispone que "en caso
41 KIPER- LISOPRAIWKI,
Liguidacidn judicial del Jideicclmzst, en crisis, un
precedemte emblemdtico, LL, 2011-C-212.
42 Obviamente, lo dicho es sin perjuicio de la existencia de garantías que
puedan acompañar dichos créditos; por ejemplo, si las obligaciones del fideicomiso
fueron garantizadas personal o realmente por terceros o por el propio deudor.
364 FIDEICOMISO DE GARANT~A
a) DIRECTRICES
DEI; DERECHO El ordenamiento con-
CONCURSAL.
cursa1 presenta una serie de pautas rectoras que le asignan una
fisonomía propia, marcándole rumbos de intelección e integración
del conjunto normativo en un sistema que, sin perjuicio de su an-
claje material en el ordenamiento juridico general, presenta igual-
mente una relativa -y razonable- autonomía u organicidad. Aten-
to a esto, suelen reconocerse tales lineamientos ordenadores como
principios concu~sales,aun cuando -cabe admitirlo- no resulten
necesariamente exclusivos ni absolutos1.
A pesar de no haber un acuerdo formal en la denominación
y enumeración de estos principios, se acude uniformemente a la
noción capital de unzversalidad del concurso, según la cual, sin
perjuicio de Ias excepciones que marca la ley, todos los acreedores
concurren en el ejercicio de sus derechos respecto de todos los bie-
nes del deudor, resolviéndose int egralmente el pasivo (las deudas)
sobre el activo (los bienes) que compone la universitas iuris re-
presentativa del patrimonio del concursado2.
De ese concepto central de universalidad (en sus sentidos
objetivo y subjetivo3), plasmado en el ordenamiento vigente (art.
14 parr. 2', ley 24.522 -en adelante, ECQ-), se deriva adjetivarnen-
l4 Cfr. GIOVENCO,
El fideicomiso de garantia: un importante fallo, LL,
2009-A-359.
' V N CSala
O E,~24/11/03,
, LL, 2004-D-847.
EL FIDEICOMISO DE GATZANT~A
FRENTE AL CONCURSO
- LISOPRAWSKI,
l7 Asi, la opini6n ya referida d e KIPER Tratado de$dsicomiso,
p. 487, aunque este ultimo ha considerado la revisión de su posicidn (LISOPRAWS-
KI, Imeficacza d e pleno derecho d@un fideicomiso e n garantiu, LL, 2012-A-
227). Integran la tesis que considera innecesaria la veri8caciOn del crgdito MAR-
QUEZ, El$dsicomiso d e garantia 9 el concurso delBduciante, RDPC,no 1,2003,
p. 143; Co~rszOLMEDO, Fideicomiso d e gurantiu, elDiul, DC37A; CZARNY, Garan-
tius preferidas por el BCRA. Propuesta. de cali$car al fideicomiso de gu-
rantia como preferida. Fundamentos, ED, 172-1030; CAMERINI, Ea veriJca-
c26n d e crddito como mecanismo d e desnaturalkacidn del fideicomiso de
garantia, LL, 2008-E-155, y El fideicomiso de garantia frente al concurso del
fiduciante, LL, 2009-E-356.
ls HEREDIA Tratado exegdtico d e derecho concursal, t. 1, p. 677.
FIDEICOMISO DE GARANT~A
24 LL,2006-E-732,
CNCom, Sala E, 5/5/06, y ED,220-484.
EL FIDEICOMISO BE GARANT~AFRENTE AL GONCURSO 385
Aun cuando resulte muy improbable, podría pensarse -en hi-
pótesis más propia del gabinete que de la realidad de los negocios-
en un fideicomiso de garantia otorgado por un tercero, que conlleve
el carhcter novatorio o delegatorio perfecto de la originaria deuda,
donde exista por parte del acreedor un completo renunciamiento
a todo reclamo contra el primigenio deudor, de clonde la desvincu-
lación sea de tal grado que no medie interés del concurso ni del
acreedor, ni derechos que vinculen de modo alguno al deudor ni a
su patrimonio. L6gicarnente, en un caso asi, seria abstracta y has-
ta absurda la pretendida verificaci6n de un crédito que no alcanza
al patrimonio del concursado y que cuenta con una garantía que
tampoco involucra bienes extraídos de su patrimonio y que no tie-
nen vocación de retorno2! En rigor, ese hipotético caso no hace
miis que confirmar la generalidad de la regla habitual de inciden-
cia que hemos desplegado y, pensado así el supuesto, es claro que
favorece el concurso con la liberación de un pasivo cuyo pago se
establece alrededor o en función de bienes de un terceros6.
2) EL PEDIDO DE VERIFICACI6N COMO PRESUPUESTO DE UNA REGULAR
EJECUCI~N. Como indicamos anteriormente, calificada doctrina ha
señalado que, salvo para prevenirse por saldos insolutas, no existe
la necesidad de insinuarse en el pasivo concursal. Si bien asumi-
mos que el primer tramo del razonamiento es incontestable, pues re-
sulta indiscutible que el reclamo del saldo pendiente contra el activo
concursa1 requiere de su previa verificación, no obstante señalamos
que no es esa la dnica razón por la que pensamos que el cr6dito
debe verificarse; es decir, la del resguardo del reclamo por saldos
insolutos, situación aleatoria que depende del resultado econ6rni-
co final del fideicomiso y de la concreta voluntad del acreedor, en
tanto sea su interés perseguir el cobro del saldo, y he allí el motivo
de nuestro apartamiento respecto del segundo trarno del concepto.
Ocurre que, conforme ya expusimos al fijar nuestro enfoque
general de la problemática (ver 78, b), estimamos necesaria una
sistematización que compagine los intereses del conjunto de los in-
volucrados, y que procure soluciones equilibradas y armónicas.
tela, estos deberes se confunden con los recaudos que debe cum-
plir como acreedor (p.ej., la verificacidn, información y rendicion
de cuentas sobre la ejecución), pero tarnbien son deberes que co-
rren a su cargo cuando el fiduciario no sea el acreedor del crédito
asegurado, dado que es aquel a quien se ha confiado la gestión de
ejecucion y pago del crédito y se espera de él una actuacion proba
y diligente, conforme al estándar referente del buen hombre de ne-
gocios. Esto supone que debe velar par la regularidad y eficacia
del procedimiento de ejecución de la garantía, evitando incurrir en
omisiones que afecten su validez, en los términos antes expuestos
(5 79, c, 21.
Además, la conducta señalada le es igualmente exigible al fidu-
ciario, porque debe rendir las cuentas que consagra el art. 1675 del
Cód. Civil y Comercial, y ese deber se extiende subjetivamente a fa-
vor del concurso, medie remate o cualquiera que sea la modalidad
ejecutoria, no solo porque tal es la impronta que emerge del art. 23
de la ley concursal, sino porque es de evidente interés del concurso
y para lo cual se dispone la esencial función de control de la sindi-
catura (art. 275, incs. Soa 4' y 6 O , LCQ), la que por supuesto debe lle-
varse a cabo por la vía más apropiada45,sin perjuicio de otros reque-
rimientos que pueda ordenar el juez concursa1 (doctr. arts. 274 y 278).
Además de analizar la comunicación de la existencia del fi-
deicomiso por parte del fiduciario en los terminos antes menciona-
dos, cabe reconocerle, desde otro ángulo, un interés legítimo en esa
misma dirección. En ese sentido, parece correcta la resolución en la
que, con motivo de disponerse la liquidación judiciaI de la entidad
bancaria fiduciante, el fiduciario le pidió al juez del proceso que se
expidiera sobre la legitimidad de los creditos laborales cuyo pago se
habia previsto de manera subsidiaria a cargo de un fideic~rniso~~.
tivo de la fiducia, por lo que es menos probable que importe un contrato conexo
(p.ej., de comodato, de locación).
49 Cfr. ESPARZA - GAMES, El fideicomiso de garantfa ante el concurso pre-
ventivo y la qu$ebra,ED,194-1026.
MARQUEZ,El fideicomiso d e garantia y el concurso del jiduciante,
RDPC, no 1,2003, p. 144.
VAzeu~z,Elfideic~misode ga~antia:certezas y vacilaciones, LL, 2006-
A-1169.
EL FIDEICOMISO DE GARANT~A
FRENTE AL CONCURSO 395
riormente- la. situación del deudor se proyecta ejerciendo influencia
sobre el derecho del acreedor tutelado por la garantía fiduciaria y,
en segundo término, el crédito del beneficiario de la fiducia no pue-
de ejercerse en contra de los intereses generales y superiores, no de
la masa concursal, ni del deudor, sino de la sociedad, que -de una u
otra manera- es quien sufrirá generalizadamente las consecuencias
del fracaso empresario.
El art. 24 de la ley 24.522 dispone que, en caso de necesidad y
urgencia evidentes para el concurso, el juez puede ordenar la sus-
pensión temporaria de la subasta y de las medidas precautorias que
impidan el uso por el deudor de la cosa gravada. Si bien el dis-
positivo alude únicamente a la ejecución de créditos con garantia
prendaria o hipotecaria, norma que valiosa doctrina interpreta con
criterio amplio, extendiéndolo a los supuestos de ejecución extraju-
dicial de dichas garantíass2,se ha sostenido que es viable su aplica-
ción por analogía53. Nosotros estimarnos que no es por analogía, lo
que supondría una laguna normativa, sino por una interpretación
teleoldgica del precepto, por la que cabe considerar su amplitud en
función de la finalidad que justifica el remedio previsto, Se tra-
ta, en definitiva, de una medida que debe resultar de una necesi-
dad y urgencia evidentes en orden a la conservacidn de la actividad
del concursado y, con ella, a la protección de los intereses de todos
los acreedores (art. 16, párr, último, remitido por el citado art. 24,
LCQ)54, en una interpretacidn funcional cuyos parhnetros son los
dos indicados anteriormente.
En un sentido que puede considerarse coincidente -en ge-
neral- con 10 expuesto, se ha decidido procedente el dictado de una
medida cautelar antes de resolver la apertura o rechazo del concur-
so preventivo de una compañia aérea, ordenando a un banco que
por treinta días se abstuviera de retener los fondos provenientes de
Ineji-
" CNCom, Sala B, 15/11/11, LL,2911-F-118; ver, también, LISOPRAWSKI,
caciu de pleno derecho d e unfideicomiso e n garantiu, LL, 2012-A-227.
64 CNCom, Sala DI9/9/08, LL, 2009-A-4.
" FEBRERO, Fideicomiso de garantia y concursamiento del deudorfidu-
ciante, JA, 2009-111-613.
" BARREIRA Elfldeicomiso
DELFINO, de garantiu 21 la ley de quiebras, En,
217-757.
Por nuestra parte, y en la misma línea de razonamiento que
siguieramos en relación con la ejecución de la hipoteca que grava
el inmueble de un terceros7,señalamos tambi6n aquí que, en la me-
dida en que el acreedor haya prestado conformidad a una modifi-
cación o reducci6n de los términos de la obligacidn (v.gr., su plazo,
su cuantificacidn), ella debe proyectarse sobre la garantia. En pri-
mer lugar, porque la obligaci6n es una sola, a pesar de que algunos
autores y decisorios aluden a una obligación de garantía, cuestión
que se vincula -10 admitimos- al encuadramiento por el que pre-
viamente se haya optada; en segundo termino, porque en virtud
del principio de los actos propios (venire contra proprium actus
non ualec) y -en su caso- la accesuriedad, resulta razonable que
el acreedor obre en consecuencia y de manera coherente con la
conformidad prestada, y, en tercer lugar, como argumento de he-
cho condicionante de la viabilidad económica del acuerdo, porque
en este tipo de garantía, en la que no será extraño que el deudor
ocupe el inmueble que por lo general será asiento de la actividad o
base del emprendimiento (urbanístico, edilicio, etc.), normalmente
será, esencial que el acreedor beneficiario no borre con la ejecuci6n
de la garantía el sentido y viabilidad del salvataje que promueve la
propuesta concordataria que ha aceptadoB8.
Por el contrario, si el acreedor no presta su conformidad, solo
quedarán las alternativas de la suspensión temporaria de la ejecu-
ción o el improbable supuesto de pago mediante otros bienes o va-
lores (§ 82 y 83) a fin de evitar que la ejecuci6n repercuta o impida,
segdn sea el caso, la superaci6n de la crisis econilimica mediante un
acuerdo con el conjunto de los acreedores.
9 87. NUESTRA
PROPUESTA NORMATWA R E ~ N ELAS CONCLUSIO-
NES ALCANZADAS "DE LEGE LATA". - ES obvio que los límites fijados
al objeto de este estudio hacen improcedente ingresar a la formula-
ción de una propuesta que abarque la generalidad de los dispositi-
vos que componen el régimen jurídico del fideicomiso y, menos aún,
pretender proyectar una diagramación normativa general para las
garantías.
De esta manera, manteniéndonos en lo que fue el acotamien-
to y directriz permanente de nuestro estudio, ofreceremos nuestra
propuesta normativa específica para el fideicomiso de garuntia
en lo que, en definitiva, no es sino una sustitución del art. 1680 del
Cód. Civil y Comercial.
402 FIDEICOMISO DE GARANT~A
las partes podrdn fijar el valor de los bienes en ese momento o di-
ferir su valuacidn para cuando tenga lugar la ejecución, pero en
el primer caso quedarA igualmente a salvo el derecho irrenuncia-
ble del deudor y del constituyente de la garantia de acreditar en el
momento de la ejecución el mayor valor venal adquirido por los bie-
nes fideicomitidos, computándose para el pago la valuación más
elevada.
f ) Si el acreedor es el fiduciario, cobrará la deuda en dine-
ro, A efectos de ello, procederá en los términos indicados en el
inc. d, y únicamente podrá adquirir los bienes fideicomitidos si
el constituyente presta su expresa conformidad en el momento de
efectivizarse el pago".
Seguidamente, cabe encarar la justificación de la norma su-
gerida,
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