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20miércolesJUN 2012
POSTED BY IBIS ALBIZU IN CONFERENCIAS
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El pasado 17 de mayo el ciclo «Hijos díscolos de Terpsícore» tuvo
como protagonista a la coreógrafa Martha Graham (1894-1991).
Ana Abad Carlés se encargó de la presentación de algunas de las
obras de la autora, que a modo de conferencia-proyección, sirvieron
para sintetizar parte de su obra. Un ejercicio que resultará útil para
los que no conozcan a Graham, y quizá demasiado general para los
que estén familiarizados con ella. Como sucede siempre con las
grandes figuras.
Este estilo coreográfico le dio a sus obras una visión dura y angular, con
reminiscencias cubistas; como en su célebre obra «Lamentation», en la que
la bailarina expresaba la angustia de una mujer, envuelta en un largo tubo de
tela elástica en el que sólo su cara quedaba expuesta. Estas formas eran muy
poco familiares para el asiduo público de ballet, que en un prinicipio la acusó
de bailar de forma «antiestética».
«Nunca pienso en las cosas que hice; sólo en las cosas que quiero hacer, en
las que todavía no he hecho», aseguró en la última entrevista que concedió,
hecha poco tiempo antes de su fallecimiento. A lo largo de su carrera,
Graham creó más de 200 balletes y hoy en día su escuela, su compañía y su
técnica continúan vigentes. Fuente Notimex/AYV
Danza.
"Nunca pensé en crear un método -dice- .Siempre me dejé llevar por lo que
sentía, y sólo he querido expresar a través de la danza y del cuerpo aquello que
quería decir. Pero nunca me he propuesto hacer ninguna revolución. Lo
importante en mi método es no estancarse. No se trata de ninguna ruptura. Todos
mis bailarines. e incluso yo misma, venimos del método académico. Lo que
sucede es que siempre he pensado que el cuerpo podía dar otras cosas y la
imaginación ir más lejos".
Alguien le pide que defina el concepto de danza moderna: "He sido acusada de
rupturista y de odiar la danza académica -explica-. Sin embargo, yo enseño danza
académica. Me sirvo de su fuerza. Uso su técnica, aunque no su estilo. Hay que
pensar que nuestros cuerpos ya no son los mismos de hace un siglo. Tampoco la
ropa que llevamos. Antes las mujeres vestían faldas largas, corsés. Los hombres
no iban jamás en pantalón corto. Sus trajes eran pesados. El cuerpo nos ha ido
pidiendo poco a poco más libertad, más comodidad, y lo mismo sucede con la
danza. Por esto no me gusta hablar de danza moderna, sino de danza
contemporánea, porque significa que progresa junto al mundo".