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El gusto por bailar simplemente, el disfrute del puro juego con la propia
dinámica corporal, con el movimiento, con los esfuerzos, las variaciones, el
cansancio, etc. y el no menos fuerte deseo de «dar sentido, emoción», deseo
de expresar y de decir algo a alguien.
Teatro y danza copan el tiempo de Holguín hasta que Horton lo invita a formar
parte del elenco estable de la compañía, pero éste decide regresar a su tierra
natal, México, con el propósito de reencontrarse con sus lazos familiares y
continuar su carrera de actuación. Una vez en la nación azteca, se inscribe en
el TEATRO DE LAS ARTES (1939) con el reconocido director de teatro
japonés en el exilio, considerado por muchos el padre del teatro mexicano, Seki
Sano (1905-1966). Es importante detenernos en la figura de este maestro de
teatro como influencia artística que marcará en buena medida el trabajo
dancístico-formativo de Holguín.
Para Michiko Tanaka (1996) entre los aportes de Seki Sano al teatro
latinoamericano se puede destacar: a) el arraigo de una mística teatral, el
teatro como una vocación que requiere de preparación sistemática y
perfeccionamiento constante; b) el establecimiento consciente de un método de
trabajo artístico que debía ser asimilado de manera crítica, sin menoscabar la
libertad creadora; y c) la promoción de un teatro comprometido con la realidad
en la que se vive, atento a su función social como razón de ser.
2- ENTRENAMIENTO DE LA VOZ
-Emisión
La Voz y el Lenguaje
-Enunciación
-Dicción
Canto y dicción
-Pronunciación
El arte de hablar en escena
-Frase teatral
-Gimnasia
-Biomecánica
cf. Meyerhold
Ahora bien: todo esto que en teoría era totalmente válido, se tropezó en la
práctica con un gran obstáculo, que nada tenía que ver con el sistema de
enseñanza: nuestro deseo irrefrenable (tal vez como caribeños) a sentir a como
diera lugar las vicisitudes de nuestros personajes. […] Defecto que fuimos
corrigiendo con el correr de los años, al concientizar que el actor debe entrar a
escena a actuar, a reaccionar ante todo cuanto ocurre en ella, y no a sentir;
que debe esperar a que la sensación acuda a él como resultado del deseo de
satisfacer los objetivos que anhela como personaje.
Así mismo, Holguín llegó a dictar cursos particulares de danza moderna para
actores a Martin Lantigua, Guillermo González y Héctor Mayerston, entre otros.
Tuvo conexión con el recién nacido medio de la televisión mediante la
transmisión del programa “Martes Culturales” dirigido por Alberto de Paz y
Mateos en la Televisora Nacional con asistencia de Román Chalbaud que
presentaba en vivo y directo piezas del repertorio del maestro de danza. En
este aspecto, y como bien apunta Andreina Womutt (1991) no es casual que en
la década de la dictadura del gobierno perejimenista, los venezolanos le
abrieran las puertas de la nación a la danza moderna como expresión
sosegada de la libertad del movimiento. En ese mismo año Holguin y Crededio
fundan la ESCUELA DE DANZA CONTEMPORÁNEA que llega a funcionar por
10 años y se disuelve en 1960, por la separación de ambos. Entre sus 22
alumnos se cuentan: Chela Atencio, Graciela Henriquez, Juan Monzón, Gladys
Yovelar, Belén Lobo y José Ledezma.
Lo de Grishka era expresar sentimientos tradicionales: odio, amor, tristeza…No
era un creador dado a la crueldad o algo parecido. […] Otros de sus méritos
era el tremendo poder de síntesis que tenía. Sus movimientos eran sencillos y
a la vez muy expresivos. Su idea de usar sólo lo necesario me marcó mucho
[…] (José Ledezma en: GÓMEZ: ibíd: 25)
Siempre he tenido por norma que conocer a una persona es preguntarle qué
hace, puesto que en Latinoamérica no existe ninguna otra posibilidad de definir
a un ser humano. Rolando me aseguró que era actor accidental, pero sobre
todo bailarín contemporáneo y cuando traté de imaginarlo alado, príncipe de
Giselle, consorte del Hada de Azúcar o Espectro de la Rosa, procedió a
decirme que lo suyo era la vanguardia y que por esa razón pertenecía al
polémico grupo de Grishka Holguin, bailarines de pies sucios, enemigos de
cualquier zapatilla y de ésos que ensayan en mono y se arrastran por el piso
elevando el torso cada vez que se refieren al infinito, o a la soledad, o a la
bomba de hidrógeno o a la polución o a la mala vida. Así lo conocí y años más
tarde o tal vez meses más tarde, puesto que soy incapaz de recordar fechas,
volví a topármelo, esta vez en la Universidad Central de Venezuela, ahora de
malla y toalla atravesada. Ese día me propuso un espectáculo
llamando Testimonio. Según su propia ocurrencia, íbamos a compartir el
formidable escenario de la Facultad de Arquitectura, él con una coreografía
sobre muerte, violencia y guerrilla, obligación de los sesenta, y yo, con un
monólogo aún inédito denominado «Terrible Situación de un Necrófago».
(Cabrujas en MARCANO: 2010:s/p)
Una corriente que enfila el teatro de «protesta» de carácter más universal, con
rasgos de erotismo, humor negro y cierta deliberada incoherencia en la
organización formal de la obra que generalmente se fundamentan en textos no
anecdóticos que emplazan la participación directa con el público, vienen a ser
las características fundamentales del Teatro Experimental para Monasterios, a
lo que agrega el mayor acento o total desprecio de los elementos accesorios
formales (escenografía, vestuario, utilería) además de otra importante
particularidad de la mise en scène.
Las puestas en escena que los realizadores idean se caracterizan por la
concepción lúdicra del movimiento o por el desarrollo de complicados
movimientos del conjunto, que llegan a tener notable semejanza con las
coreografías de danza moderna. (Ibidem:79)
Las obras del caso contienen los rasgos estructurales de ese modelo; es como
si los dramaturgos hubiesen recopilado todos los materiales producidos por el
Teatro Experimental a través de innumerables experiencias, logradas y fallidas,
para a su vez, mediante una nueva y singular organización de los datos en otro
nivel, producir la gran síntesis. (MONASTERIOS:1990:102)
Bibliografía
Y ya van 60 años
El año 1948 fue fundamental para la danza venezolana. Ese año, varios
acontecimientos se convirtieron en historia, entre ellos la llegada del bailarín
mexicano Grishka Holguín al país y con él las primeras informaciones sobre la
danza moderna que se establecían en Occidente rompiendo férreos
paradigmas ideológicos y formales.
En los años 50, con más tiempo en el país y siendo cada vez más
reconocido por sus trabajos, Grishka abre la primera escuela de
danza moderna en Venezuela, ubicada en La Charneca, a la cual
llamará “El teatro de la Danza”, tal como la agrupación parisina.
Allí se dedica a la formación de la nueva generación de bailarines
venezolanos que pronto darían de qué hablar, se trata de Sonia
Sanoja, José Ledezma y Conchita Crevedio, esta última llegaría a
ser su esposa durante 10 años. Sanoja y Crevedio son las primeras
alumnas de Grishka que traen sus conocimientos al espacio
universitario de la UCV, impartiendo clases abiertas en los propios
jardines de Tierra de Nadie, pero luego en el 72 formalizan su
enseñanza bajo la dirección de José Ledesma, fundando el primer
Taller Experimental de Danza Contemporánea UCV.
José Ledezma