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La monarquia

Fuente https://www.anahuac.mx/iest/atenea-literaria/de-la-monarquia-constitucional-en-el-
mundo-actual
Mucho se ha hablado estos años del gran desafío político y social de nuestros tiempos: la
crisis de la democracia liberal. Hija de la ilustración y templada en medio del caos y la
destrucción de dos guerras mundiales e incontables revoluciones, la democracia liberal
permitió que en el periodo de la posguerra la humanidad alcanzara un nivel de
prosperidad y desarrollo nunca antes vistos. Si bien es cierto que esta época dorada se
vio ensombrecida por la amenaza de un holocausto nuclear, y la proliferación de la brutal
y degenerada ideología soviética, la sociedad logró avances sin precedentes,
encaminados a alcanzar sociedades más justas. Sin embargo, justo cuando creíamos
haber alcanzado el fin de la historia, el diluvio.
Envueltos en una atmosfera apocalíptica, escuchando y leyendo continuamente noticias
sobre masacres en el Medio Oriente, miseria en Venezuela, tiranos en el este de Europa y
demagogos en el oeste, políticas de pan y circo tanto en Estados Unidos como en México,
resulta un tanto agobiante. Y a pesar de esto, últimamente he sentido resurgir en lo
personal un lado romántico o, según mi madre, quijotesco. Extraña ocurrencia dado el
tiempo y el país en el que vivo. Este romanticismo me lleva a voltear la vista hacia Europa
y Japón, hacia las naciones más estables y prósperas del mundo. Naciones como
Holanda, Bélgica, el Reino Unido y las naciones Escandinavas, y observo un común
denominador entre ellas: la monarquía constitucional.
La monarquía constitucional es una forma de Estado en la que existe separación de
poderes, donde el monarca ostenta el Poder Ejecutivo nombrando al gobierno, mientras
que el Poder Legislativo, lo ejerce una asamblea o parlamento, habitualmente electo por
los ciudadanos. La actuación del monarca está siempre sujeta a los dictámenes de una
constitución escrita o no escrita.1 Surgida de las ideas de la ilustración, entre sus
principales antecedentes se encuentran la Revolución Gloriosa de 1688 y la subsecuente
declaración de derechos (Bill of Rights), la revolución francesa y la novedosa constitución
de 1791 en Polonia.
Las conquistas de Napoleón, Emperador de los Franceses, propagaron las ideas
constitucionalistas por el resto de la Europa Continental. El siglo XIX vio el ocaso de las
monarquías absolutas, y el horror de la Gran Guerra barrió con los últimos vestigios del
antiguo régimen. En la segunda mitad del siglo XX, la hegemonía soviética remplazó las
monarquías de Europa Oriental con brutales dictaduras estalinistas que, tras el colapso de
la Unión Soviética, degeneraron en democracias nominales, cuyos ejemplos más nefastos
hoy en día son Hungría, Polonia y Rusia.
Contrapuesto al sombrío paisaje oriental, en el lado occidental de la antigua cortina de
Hierro encontramos un panorama completamente distinto. Democracia, división de
poderes, respeto por los derechos humanos, desarrollo económico, libertad de expresión,
libertades civiles y muchos otros beneficios de la modernidad. Si bien es cierto que no
todas estas naciones son monarquías (aunque algunos describan a la V República
Francesa como una monarquía republicana), no se debe menospreciar el rol que la
institución monárquica ha jugado en muchos de ellos.
Un reciente estudio de la Universidad de Pennsylvania sobre el desempeño económico y
su relación con la protección de la propiedad intelectual tanto en monarquías como en
republicas, a cargo del Profesor Mauro Guillen (2018), encontró evidencia “robusta y
cuantitativamente significante” de que relativo a los regímenes republicanos, las
monarquías protegen en mayor medida la propiedad
intelectual al reducir los conflictos y la inestabilidad interna, y los efectos negativos de los
constantes cambios de gobierno y de la discrecionalidad del poder ejecutivo. Este mayor
nivel de protección proporciona un mayor estándar de vida2. Esta es una de las ventajas
más significativas de la monarquía constitucional. El jefe de Estado, separado del jefe de
gobierno e independiente de cualquier interés particular y lazo partidista, se sitúa por
encima de la política. Esto le permite al monarca fungir como representante de toda la
nación, de todos los ciudadanos, sin importar su filiación política3. Esto es de vital
importancia en las sociedades actuales, encaminadas, según el politólogo ingles Colin
Crouch, a convertirse en post-democracias, sumamente polarizadas y donde la brecha
entre gobernantes y gobernados es cada vez mayor. Un ejemplo claro seria el Estados
Unidos actual, donde todas las instituciones, desde los fiscales estatales hasta la
Suprema Corte, están cada vez más politizadas y donde inclusive las agencias
reguladoras han sido capturadas por aquellos a quienes se supone tienen que regular.
Ante estos desvanes, el máximo representante de todos los estadounidenses, Donald
Trump, es incapaz de ver más allá de las diferencias partidistas y gobernar en nombre de
todos, sean conservadores o liberales, republicanos o demócratas.
Esto nos lleva a otra ventaja fundamental: El monarca como salvaguarda de la libertad y
baluarte ante la tiranía3, sea ésta producto del mayoritarismo y de políticos demagógicos,
cada vez más presentes en la actualidad, o de las ambiciones de los militares, como
sucedió en España en 1981. Otra función importante del monarca es como símbolo de la
unidad y continuidad de la nación, así como de sus valores. Dos ejemplos notables en
este caso son el Reino Unido y Japón. La constitución japonesa establece que el
emperador es “el símbolo del estado y la unidad nacional” y además la principal figura en
la religión sintoísta. También el monarca del Reino Unido representa la unidad de las
cuatro naciones constituyentes así como de la Mancomunidad de Naciones y su herencia
cultural y religiosa compartida.
Concluyo finalmente con un último beneficio. La necesidad espiritual humana de creer en
algo más grande que nosotros, en la necesidad de cierto espectro de jerarquía. Dice C. S.
Lewis (1943) que “la igualdad no es una de aquellas cosas (como la sabiduría o la
felicidad) que son buenas en sí mismas y por sí mismas, que aquél que no puede
entender una obediencia gozosa y leal de parte de unos, ni una aceptación ruborosa y
noble de esa obediencia de parte de otros, es un bárbaro prosaico; que cuando a los
hombres se les prohíbe venerar a un rey, veneran en cambio a atletas, millonarios,
estrellas de cine e incluso prostitutas y gánsteres. Porque la naturaleza espiritual, como la
corporal, requiere de sustento. Niégale comida y engullirá veneno”4. Mis dos abuelas eran
hijas de españoles y mi abuelo paterno santanderino, y recuerdo con mucho cariño ver
con ellos los mensajes de Navidad del Rey y reflexionar: ¿cómo sería si, en lugar del Rey,
el mensaje lo diera un político promedio? ¿Tomaría alguien en serio dicho mensaje?
Frank Herbert escribió que debemos desconfiar del poder, que este atrae siempre a los
indeseables5. Concuerdo en absoluto con él y con el Profesor Tolkien, en desconfiar
especialmente de aquellos que buscan el poder. Los antiguos acertaron en la fórmula
del nolo episcopari6. Sin embargo, si tengo que confiar en alguien, prefiero que sea en un
monarca moderno, preparado desde la niñez tanto académica como moralmente,
profesando los valores cristianos de justicia, servicio a los demás y respeto a la dignidad
humana y con el peso de incontables generaciones recordándole la importancia de su
tarea. Esto es de suma importancia en estos tiempos donde de nuevo la dignidad del
individuo es constantemente ignorada o pisoteada en pro del colectivo.

Referencias bibliográficas
1. Bogdanor, Vernon (1996), "The Monarchy and the
Constitution", Parliamentary Affairs, 49 (3): 407–
422, doi:10.1093/pa/49.3.407 — excerpted
from Bogdanor, Vernon (1995), The Monarchy and
the Constitution, Oxford University Press
2. Guillén, Mauro F. Symbolic Unity, Dynastic
Continuity, and Countervailing Power: Monarchies,
Republics, and the Economy. Social Forces,
soy037. 2018.
3. Otto von Habsburg "Monarchy or Republic?".
("Excerpted from The Conservative Tradition in
European Thought, Copyright 1970 by Educational
Resources Corporation.")
4. C.S. Lewis (26 August 1943). "Equality". The
Spectator.
5. Frank Herbert: Dune Genesis
6. Humphrey Carpenter: The Letters of J. R. R.
Tolkien, Letter 52.

Fuente https://humanidades.com/monarquia/#ixzz8WHWMlA6U

¿Qué es la monarquía?
La monarquía es la forma de gobierno en la que el poder está centrado en el rey,
cargo al que se accede por linaje de sangre. Consiste en la presencia de un monarca con
poder absoluto, lo opuesto a las formas de gobierno republicanas en las que los poderes
legislativo, ejecutivo y judicial son independientes a la jefatura de Estado.

La palabra monarquía proviene del griego y significa “Estado regido por un soberano”. El
territorio gobernado bajo un sistema monárquico se denomina reino, imperio o principado.
El que tiene el título de monarca se denomina rey, emperador, príncipe, zar, entre otros.

El sistema monárquico considera al rey como un representante del poder divino en la


Tierra (que recibe el poder de manera directa por parte de los dioses). Es su destino,
desde su nacimiento hasta su muerte, cumplir con su mandato. En caso de que no pueda
ejercer como monarca por razones de fuerza mayor, se designa a su primogénito o al
familiar más cercano para que ocupe el cargo.

Ver además: Monarquías centralizadas

Características de la monarquía
La monarquía se caracteriza por:

 Ser un sistema político basado en el gobierno de una sola persona, es decir, que
tiene poder absoluto.
 Tener un rey que solo puede acceder al cargo de manera hereditaria.
 Tener un monarca que es símbolo de continuidad y de estabilidad.
 Ser una única organización político-administrativa.
 Estar constituida por normas y mandatos tradicionales.
 Ser un reinado vitalicio, es decir, que gobierna el mismo linaje real de por vida,
excepto que el sistema evolucione o sea derrocado.
 Ser una de las formas de gobierno más antiguas.

Historia de la monarquía
Las monarquías son una de las forma más antigua de gobierno.
Durante la Edad Media, a partir del siglo V, las monarquías se basaban en las
tradiciones teocráticas que consideraban a los reyes como representantes de Dios en la
Tierra y que debían proteger a su pueblo.

En la antigüedad se creía que los monarcas eran descendientes directos de los


dioses y que tenían un poder divino para gobernar. El monarca era un símbolo de
continuidad y de estabilidad del gobierno.

Las monarquías son una de las formas más antiguas de gobierno, como el reino de
Inglaterra que fue fundado en el 927 y perduró de manera absolutista hasta el 1215, año
en el que fue aceptada la carta magna (constitución que propuso la división de poderes)
por parte del rey Juan I de Inglaterra. Con el tiempo, la monarquía evolucionó y
surgieron diversos tipos que varían según el nivel de poder que ejerce el monarca.

Evolución de la monarquía
La mayoría de las monarquías a lo largo de la historia han sido dirigidas por una única
persona que tenía el poder económico, político, militar y social del reinado.

A partir del siglo XIX muchas monarquías han evolucionado para convertirse
en democracias parlamentarias. En Inglaterra el proceso se inició en 1215 luego de
conformada la Carta Magna. El reinado se consolidó como una monarquía
parlamentaria en 1689 luego de la Revolución Gloriosa en la que fue derribado el rey
Jacobo II Estuardo, que había mantenido la inestabilidad política desde 1642.

En la actualidad existen pocas monarquías absolutas, entre las principales se


destacan:

 Arabia Saudita. Es un país de la península arábiga, en Asia occidental.


 Brunéi. Es una pequeña nación de la isla de Borneo, en Asia
 Bután. Es un reino budista del límite oriental del Himalaya, en Asia.
 Jordania. Es un país árabe a orillas del río Jordán, en Asia.
 Kuwait. Es un país árabe del Golfo Pérsico, en Asia.
 Marruecos. Es un país de África del norte.
 Suazilandia. También llamado Esuatini, es una pequeña monarquía del sur de África.

A pesar de su condición vitalicia, la monarquía puede llegar a su fin, como en los casos de
Inglaterra y de España en los que las monarquías fueron derrocadas y luego restauradas,
a través de un mecanismo de votación y consulta ciudadana que apoyó la formación de
una república.
Una de las más recientes monarquías abolidas fue la del reino de la isla de Mauricio en
África oriental al este de Madagascar, que en 1968 se independizó de la Mancomunidad o
naciones vinculadas con el Reino Unido y en 1992 fue declarada república parlamentaria.

Tipos de monarquías
En las monarquías parlamentarias el rey no ejerce poder sobre las funciones ejecutivas.
Existen cuatro tipos principales de monarquías:

 Monarquía teocrática. Es la que no presenta división de poderes y el rey tiene poder


absoluto, además, se impone la religión dominante por lo que las políticas de Estado
comparten muchos de los principios religiosos, como ocurre en los países árabes o en
el Vaticano.
 Monarquía absoluta. Es la que no presenta división de poderes, por lo que el rey es
el que concentra el control total del Estado y es considerado como un representante
de Dios en la Tierra. Resulta una de las formas más antiguas de gobierno.
 Monarquía constitucional. Es la que presenta una división de poderes, por lo que el
rey cumple la función de jefe de Estado y ejerce control sobre el poder ejecutivo. Es
un tipo de gobierno de transición entre la monarquía absoluta y la parlamentaria. El
poder legislativo es controlado por el pueblo a través de los representantes de la
asamblea.
 Monarquía parlamentaria. También llamada “monarquía democrática”. Es la que
presenta la más amplia división de poderes y ninguno recae en el rey, que solo
cumple la función de jefe de Estado. Los poderes legislativo, ejecutivo y judicial son
independientes de la corona y ejercidos por un parlamento y un gobierno electos.

¿Qué es Monarquía Constitucional?


La monarquía constitucional surge en algunos países de larga tradición monárquica,
como una adaptación de la monarquía a los tiempos modernos. Esta forma
de gobierno conserva la figura del monarca, pero este tiene atribuciones mucho más
limitadas respecto de las que tenían los reyes en las monarquías absolutas del antiguo
régimen. También se la llama monarquía dual, porque el poder emana del pueblo y del
rey.

La monarquía constitucional fue una reacción o respuesta de las monarquías tras el


surgimiento de lo que fueron las primeras repúblicas como Francia y Estados Unidos. En
la actualidad, se puede mencionar a los Países Bajos como una monarquía
constitucional, en la que todas las atribuciones que posee la Reina están establecidas
por la constitución.

Características de la monarquía constitucional:


1. No es igual a la monarquía parlamentaria
Si bien se usan como sinónimos, una monarquía constitucional no es exactamente lo
mismo que una monarquía parlamentaria. Sin embargo, ambas se dan en el marco de
un sistema democrático. Sigue leyendo para conocer sus diferencias.

2. Surgimiento de la monarquía constitucional


La primera monarquía constitucional fue la del Reino Unido y surgió en la baja Edad
Media, en época de los Lores y los Comunes. Posteriormente surgió en otras partes
de Europa.

3. El rey no representa la suma de todos los poderes


Las facultades del rey están regladas por la ley constitucional.
En una monarquía constitucional el rey es el jefe de Estado pero no representa la
suma de todos los poderes, como en las monarquías absolutas; sus facultades están
regladas por la ley constitucional.

4. Sinergia entre lo tradicional y lo democrático


Puede pensarse a la monarquía constitucional como una institución entre lo tradicional
y lo democrático. Las normas jurídicas imponen limitaciones a la voluntad del monarca y
lo tornan, básicamente, un símbolo de unidad estatal.

5. Diferencias con la Monarquía parlamentaria


El Poder Legislativo es ejercido por el Parlamento, depositario de la soberanía popular.
En la monarquía parlamentaria, en cambio, el rey es el jefe del Estado y su máximo
representante político, pero la jefatura de gobierno está a cargo de un Poder
Ejecutivo encabezado por un Primer Ministro, que, como jefe de gabinete, actúa en
nombre del rey, pero en concordancia con el espíritu democrático y la soberanía popular.
Es decir que el cargo de primer ministro es crucial en esta forma de gobierno, porque
sobre éste descansa la coordinación política del Estado.

El Poder Legislativo es ejercido por el Parlamento, depositario de la soberanía


popular. El rey refrenda las leyes y los decretos que elaboran y elevan los miembros del
Parlamento y el Ejecutivo, respectivamente. De este modo, las atribuciones del rey se
reducen a lo formal y ceremonial..

6. Limitaciones a la voluntad del monarca


En una monarquía constitucional, existen normas jurídicas que le imponen limitaciones a
la voluntad del monarca.

7. Reinado hereditario y vitalicio


En una monarquía constitucional, el título de rey es hereditario y vitalicio.

8. Funciones del rey en una monarquía constitucional

 Designar al primer ministro


 Dirigir las relaciones exteriores
 Sancionar y promulgar leyes
 Declarar la guerra y signar tratados de paz
 Convocar al parlamento o declarar su disolución a pedido del primer ministro
 Otorgar amnistías e indultos
 Otorgar honores y distinciones.
9. Monarquías constitucionales fuertes y débiles
En una monarquía débil las atribuciones del monarca son de carácter simbólico.
Las monarquías constitucionales se catalogan en dos clases: monarquías constitucionales
fuertes y débiles. Las primeras le otorgan al rey más capacidades dentro del poder
ejecutivo, como la facultad de disolver el parlamento y de llamar a elecciones. En las
segundas, las atribuciones del monarca son únicamente formales o de carácter simbólico.

10. Ejemplos de monarquías constitucionales actuales


Algunas monarquías actuales bajo esta modalidad son:

 Bélgica
 Reino Unido
 Liechtenstein
 Holanda
 Noruega
 Suecia
 Dinamarca

Fuente: https://humanidades.com/monarquia-constitucional/#ixzz8WHXZoccF

Qué es Monarquía Absoluta?

El concepto de monarquía absoluta, también conocido como absolutismo monárquico o


antiguo régimen, caracterizó el modelo político de la Europa occidental del siglo
XVIII, aunque se puede decir que se inició hacia el fin de la Edad Media. En una
monarquía absoluta todas las facultades de mando están concentradas en esta única
persona, el Rey.

En éste tipo de monarquía, el monarca concentra el poder de forma absoluta, ya que


no existe una división de poderes. Por esta razón, el rey se encargaba de dictar leyes y
decretos (atribución legislativa), y de juzgar y condenar (atribución judicial). A
continuación listaremos, a modo de resumen, 10 características de las monarquías de tipo
absoluto.

Características de la monarquía absoluta:

1. Derecho divino
Esto significa que el poder emanaba de Dios y que el monarca ejercía dicho poder sin
necesidad de atenerse a ningún tipo de limitación jurídica, dado que su voluntad quedaba
por encima de las leyes. De alguna manera la Iglesia operaba de "intermediaria" entre
Dios y el Rey, y se asumía que el Rey era naturalmente bueno, correcto y justo.

2. Poder hereditario y vitalicio


La condición de monarca o rey pasaba de padres a hijos de forma automática, más allá
de condiciones o capacidades individuales, y se ejercía de por vida.

3. Poder absoluto
Bossuet, clérigo e intelectual francés, defendía la teoría del origen divino del poder.
El monarca concentraba y detentaba el poder absoluto, no había ningún tipo de
división de poderes, como hay hoy en los estados modernos. El rey tomaba la potestad
de fijar leyes y decretos (atribución legislativa), asesorado cuanto mucho por un grupo de
consejeros, así como de juzgar (atribución judicial), de instaurar impuestos, etc. No
existían organismos fiscalizadores del accionar del monarca.

Ciertas teorías-filosóficas respaldaron este poder absoluto como razón de


estado: Bossuet, clérigo e intelectual francés, defendía la teoría del origen divino del
poder. Otros filósofos de entonces, como Bodin o Hobbes, sostenían que el poder del
monarca era la única garantía para evitar que los intereses de diferentes grupos sociales
terminaran con el orden social establecido.

4. Ejército profesional
La persona del rey y sus amplísimas posesiones debían ser defendidas por una nutrida
guardia real y por el accionar de un ejército profesionalizado, que le era incondicional y
debía mantener el sistema monárquico en orden, puesto que era su brazo armado.

5. Sociedad estamental
Las monarquías absolutas rigieron en una época en que la sociedad estaba
claramente dividida en clases o estamentos: por un lado estaban los miembros de la
nobleza y el clero, con numerosos privilegios, y por otro lado existía una amplia clase
integrada por campesinos, burgueses y asalariados urbanos, que son quienes realmente
trabajaban y generaban los ingresos de la corona. Solo esta última clase, que vivía
humildemente en áreas rurales o urbanas, cargaba con la obligación de pagar impuestos
o tributos a la corona y el diezmo a la Iglesia.

6. Burocracia y diplomacia al servicio del rey


En las negociaciones se utilizaban tratados, alianzas y pactos.
Un grupo considerable de ministros y funcionarios públicos eran los responsables de que
funcionara el reino como unidad administrativa. Una forma de ganar tierras y poder
para los reyes era la guerra, pero otra muy importante fue la negociación. Para eso se
necesitaban embajadores, que además de hacer tratados, alianzas y pactos, buscaban
efectuar matrimonios convenientes.

7. Respaldo de la nobleza y el clero


Es evidente que en la monarquía absoluta no existían derechos ni garantías
individuales, y que la inequidad era un fermento permanente del descontento, que se
pudo mantener por el apoyo de los nobles, que recibían ciertos favores del rey, y del
clero, que era parte del poder mismo en estados teocráticos como los de entonces.
8. Administración centralizada
El pago de impuestos sostenía los elevados gastos que demandaba la casa real y el
funcionamiento de una compleja burocracia. La economía se basaba en la explotación
agrícola de las tierras pertenecientes a los nobles, también se desarrolló
el mercantilismo, con gran peso de los metales preciosos en la economía.

9. Enormes y lujosos palacios


María Antonieta, de la dinastía de los Habsburgo, pasó su infancia en el palacio
Schönbrunn.
Quedan en el mundo como testimonio de esa época de enorme inequidad social y
económica obras de arquitectura notables, como el palacio de Versailles en las afueras
de París, o el palacio Schönbrunn de Viena, donde pasó su infancia María Antonieta, de
la dinastía de los Habsburgo.

10. Ejemplos de monarquías absolutas


Existen numerosos casos de monarquías absolutas en la historia. La sucesión de Luis
XIV, Luis XV y Luis XVI, detentando el poder absoluto en Francia durante más de una
centuria (1661-1789), suele tomarse como caso paradigmático del alcance de estos
regímenes.

Luis XIV pasó a la historia con el rótulo del Rey Sol, y es recordada su frase “el Estado
soy yo” como síntesis del concepto de absolutismo monárquico, que tras un gran
derramamiento de sangre dio paso a la Primera República Francesa.

Sigue con:

 Despotismo ilustrado
 Monarquía centralizada
 Monarquía constitucional

Fuente: https://humanidades.com/monarquia-absoluta/#ixzz8WHYFqD1q
¿Qué es Monarquía Inglesa?
La monarquía inglesa nació con la autoproclamación en el año 878 de Alfredo el
Grande, rey de Wessex, como rey de Inglaterra, de modo que esta monarquía lleva ya
más de doce siglos de historia.

Al hablar de monarquía inglesa se hace referencia a la casa real del Reino Unido de
Gran Bretaña. Fue este fue el primer país europeo en abandonar la monarquía absoluta,
esto ocurrió en el año 1689, al finalizar el reinado de los Estuardo. Es entonces cuando el
nuevo monarca, Guillermo de Orange, jura la Declaración de Derechos (The Bill of
Rights), la cual limita sus poderes y obliga a someter algunas de sus decisiones al
Parlamento.
Surgimiento de la monarquía inglesa
La monarquía inglesa nació con la autoproclamación en el año 878 de Alfredo el Grande,
rey de Wessex, como rey de Inglaterra, de modo que esta monarquía lleva ya más de
doce siglos de historia.

Absolutismo de la monarquía inglesa


Jacobo II fue el último rey católico de Inglaterra.
El absolutismo de la monarquía inglesa está muy bien representado en las figuras de
Carlos II y de su sucesor, Jacobo II, último rey católico de Inglaterra.

Parlamento del Reino Unido


La monarquía inglesa es hoy una monarquía constitucional, con un gobierno
parlamentario. Se puede decir que el rey o la reina del Reino Unido reinan, pero no
gobiernan. El gobierno lo ejerce el Parlamento del Reino Unido.

Representantes de la monarquía inglesa


El reinado de la reina Isabel II comprende nada menos que 16 estados soberanos.
Actualmente la monarquía inglesa tiene como figura máxima a la reina Isabel II, que es
Reina del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y de los Reinos de la
Mancomunidad de Naciones (Commonwealth). Esto comprende nada menos que 16
estados soberanos. Su esposo es Philip Mountbatten, se lo conoce como Príncipe Felipe
y ostenta el título de Duque de Edimburgo.

Figura de unidad nacional


El soberano de Inglaterra es más que nada una figura de unidad nacional para los
británicos, a la vez que es el representante del Reino Unido y de
sus valores tradicionales frente al resto del mundo.

Residencia de la monarquía británica


El Palacio de St. James es uno de los centros administrativos de la monarquía actual.
La residencia oficial de la monarquía británica es actualmente el Palacio de
Buckingham, mientras que el Palacio de St. James, uno de los centros administrativos de
la monarquía actual, fue la residencia de los monarcas hasta la coronación de la Reina
Victoria, en 1837. El Palacio de St. James fue construido por Enrique VIII en 1530.

Reinado más largo


El reinado más largo de la monarquía inglesa hasta ahora fue el de la Reina Victoria,
quien detentó el título durante 64 años; la Reina Isabel II está a punto de igualar ese
récord. (si lo supero con 70 años)

Familia real británica


Además de la Reina, la familia real británica está integrada hoy por muchos otros
miembros, todos reciben el tratamiento de Su Alteza Real.
Acto de coronación
El acto de coronación está a cargo del Arzobispo de Canterbury.
La ceremonia de coronación del rey de Inglaterra es un acto tradicional muy solemne e
importante, está a cargo del Arzobispo de Canterbury, máxima autoridad eclesiástica de
Inglaterra.

Unificación del Reino Unido


La unificación bajo un mismo reino de Inglaterra, Escocia e Irlanda, para pasar a formar el
Reino Unido de la Gran Bretaña, se le debe a la Reina Ana I, en 1707.

Fuente: https://humanidades.com/monarquia-inglesa/#ixzz8WHbir5e9
¿Qué fue la Monarquía Romana?
La Monarquía romana fue la primera de las tres etapas en las que se dividió el
desarrollo del gobierno de la Antigua Roma. Durante el período monárquico, entre el
753 a. C. y el 509 a. C., gobernaron siete reyes.

Los siete monarcas de Roma se destacaron por emplear una gran fuerza militar que les
permitió ocupar más territorios y ampliar su imperio. Además, a través de alianzas
estratégicas con poblaciones cercanas pudieron incrementar el número de tropas.

La monarquía decayó y fue suplantada por la segunda etapa, la República de Roma, que
tuvo lugar entre el 264 y el 146 a. C. Fue considerado el período más significativo
porque logró afianzar a Roma como potencia dominante.

La tercera y última etapa fue el Alto Imperio que tuvo lugar entre el 27 a. C. y el 476 d. C.
Se caracterizó por un gobierno autócrata que decidía sin tener en cuenta leyes ni poderes
que lo regulen.

Ver además: Civilización romana

Dinastías de la Monarquía romana


Roma estuvo gobernada por siete reyes durante un período de 244 años.
La dinastía romana gobernó durante 244 años y estuvo conformada por siete
monarcas. El primero fue Rómulo, quien fundó la ciudad de Roma. El resto de los seis
reyes fueron elegidos por el senado en representación del pueblo, y no por el linaje de
sangre.

Los siete reyes de la Monarquía romana fueron:

 Rómulo. Gobernó entre el 753 y el 716 a. C. Fue el monarca que fundó la ciudad de
Roma y que implementó el sistema de gobierno monárquico. Realizó grandes
atrocidades por el afán de poblar su territorio, convocando a diversos pueblos y
grupos, como los esclavos, los prófugos y los refugiados, a través del engaño y por la
fuerza.
 Numa Pompilio. Gobernó entre el 716 y el 674 a. C. Fue un monarca que se interesó
por las instituciones legales, religiosas y que logró instruir a la población para rendir
culto a sus dioses. Realizó ajustes en el calendario planteado por Rómulo, como
agregar los meses de enero y de febrero. Además, construyó el templo de Jano.
 Tulio Hostilio. Gobernó entre el 674 y el 642 a.C. Fue un guerrero al estilo de Rómulo
y se alejó de la doctrina y del culto a los dioses que había fomentado su antecesor,
Numa Pompilio. Su afán en el arte de la guerra, en especial contra los albanos
(sabinos), hizo que Roma se convirtiera en la primera potencia de la región.
 Anco Marcio. Gobernó entre el 642 y el 617 a. C. Fue un monarca religioso y
pensador que supo fomentar el comercio con los pueblos vecinos. Construyó
prisiones, murallas, puentes y el puerto de Ostia en el río Tíber que permitió que
Roma se convirtiera en un centro de intercambio de mercancías.
 Tarquinio Prisco. Gobernó entre el 617 y el 578 a. C. Fue el primer rey de origen
etrusco y logró ganar numerosas guerras que le permitieron ampliar el territorio
romano. Introdujo el arte y la religión etruscos en la cultura romana, por lo que se
considera a ese período como el más ilustrado de la etapa monárquica. Además,
construyó una red de alcantarillado, el forum romano, el circo máximo y los cimientos
del templo de Júpiter.
 Servio Tulio. Gobernó entre el 578 y el 534 a. C. Fue uno de los monarcas más
apreciados por la población, entre otras cuestiones, porque elaboró una nueva
constitución que reconocía la distinción entre clases sociales según su nivel de
riqueza. Llevó a cabo el primer censo de la historia y el derecho a voto fue establecido
según la riqueza económica, por lo que el poder seguía reservado a una elite.
 Tarquino el Soberbio. Gobernó entre el 534 y el 509 a. C. Fue un monarca de origen
etrusco que ejerció su poder y control mediante la violencia y el terror de una manera
sin precedentes en la historia de la Antigua Roma. Enloqueció y ejecutó a varios
senadores. Su despotismo fue la razón por la que cayó el sistema monárquico y no
hubo ningún otro rey luego de su mandato. Entre sus importantes obras logró finalizar
la construcción del templo a Júpiter.

Organización política de la monarquía romana


El senado estaba conformado por trescientos ancianos patricios.
La organización política durante la Monarquía romana se conformaba por tres sectores
principales:

 El rey. Era la máxima autoridad que ocupaba el rol de sacerdote supremo, juez y jefe
militar. El rey era elegido por la asamblea popular con la intervención del Senado.
 La asamblea popular. Estaba integrada por los ciudadanos y era convocada por el
rey para aprobar o rechazar las leyes por aclamación unánime. La convocatoria tenía
lugar en el Capitolio.
 El senado. Estaba conformado por trescientos ancianos patricios padres de familia
que cumplían la función de aconsejar al rey y de presentar a los candidatos para la
sucesión al trono. Consistía en un cargo vitalicio, es decir, que lo ocupaban durante
toda la vida.

Organización social de la monarquía romana


La organización social durante el periodo monárquico se dividió en tres grupos bien
diferenciados:

 Los patricios u hombres libres. Conformaban la clase aristocrática que tenía plenos
derechos de ciudadanos, eran descendientes de los fundadores de Roma.
 Los plebeyos. Conformaban la clase más numerosa integrada por extranjeros,
libertos, vagabundos y habitantes de las ciudades Se dedicaban a la agricultura, al
comercio, la industria y pagaban impuestos al gobierno a pesar de que estaban
privados de varios derechos.
 Los esclavos. Conformaban una clase social privada de sus derechos de manera
total, hasta el punto de ser tratados como objetos. Eran prisioneros de guerra
comprados en los mercados para ser usados en trabajos forzados.

Economía durante la Monarquía romana


En la Monarquía romana se intercambiaban cereales, metales, armas e, incluso, esclavos.
La economía durante la Monarquía romana se destacó por la actividad agrícola, el
sistema de intercambio y el comercio comunitario con pueblos vecinos. Comercializaban
mercancías de lo más variadas, como cereales, metales, armas e, incluso, esclavos para
trabajar en la agricultura.

Religión durante la Monarquía romana


La religión romana era politeísta y conformaba una parte importante en la vida
cotidiana de la población. Adoraban a diversas divinidades, pero la más importante era
Júpiter, el rey de los dioses que junto a su esposa Juno, la diosa del cielo, gobernaban al
resto de las deidades. Los sacerdotes eran solo encargados del culto, no constituían una
casta ni eran representantes de la divinidad como lo eran los reyes.

Fuente: https://humanidades.com/monarquia-romana/#ixzz8WHctcd8C
¿Qué es una monarquía parlamentaria?
La monarquía parlamentaria es una forma de gobierno en la que el rey o monarca
cumple la función de jefe de Estado, cargo que es heredado por linaje de
sangre. El poder legislativo es regulado por un parlamento conformado por
funcionarios electos y el poder ejecutivo es regulado por el gobierno, a diferencia de
una monarquía absoluta en la que no hay división de poderes, sino que todos recaen en
el rey.

En la monarquía parlamentaria el rey es quien reina pero no gobierna, tiene el poder de


moderar el funcionamiento de las instituciones democráticas y asuntos diplomáticos. A
pesar de las limitaciones en el ejercicio de su poder, goza de privilegios, como los
ingresos económicos de la familia real, su vivienda, su seguridad e, incluso, inmunidad
jurídica.

Origen de la monarquía parlamentaria


La monarquía parlamentaria surgió de manera gradual y se fue gestando, en principio,
en el Reino Unido durante la Edad Media, entre los siglos V y XV, con los primeros
intentos de limitar el papel del monarca absoluto.

El Parlamento de Inglaterra se conformó bajo la legislatura del Reino de Inglaterra y


permaneció vigente entre el 1300 y el 1700. Luego se formó una alianza entre Inglaterra y
Escocia, y se conformó el Parlamento de Gran Bretaña.

Características de la monarquía parlamentaria


La monarquía parlamentaria se caracteriza por:

 Ser una forma de gobierno con sistema representativo.


 Tener un rey con la función de ser jefe de Estado y representante en cuestiones
diplomáticas.
 Tener un monarca o rey que obtiene el cargo de manera hereditaria.
 Tener un rey que es quien reina, pero no gobierna, debido a que es controlado por
los demás poderes del Estado.
 Contar con un poder ejecutivo que es ejercido por el gobierno o autoridades electas.
 Contar con un poder legislativo que es ejercido por el parlamento.

Monarquía parlamentaria y constitucional


En la monarquía constitucional el rey ejerce, además, control sobre el poder ejecutivo.
Según el tipo de monarquía varían las competencias y poderes que ejerce el rey. La
diferencia entre la monarquía parlamentaria y la constitucional es que en la monarquía
constitucional el rey cumple las siguientes funciones:

 Es jefe de Estado.
 Tiene el mando del poder ejecutivo.
 Designa al gobierno.
 No ejerce control sobre el poder legislativo.

En cambio, en la monarquía parlamentaria o democrática el rey es jefe de Estado, pero


existen poderes que son independientes de la corona y que controlan al rey. El poder
ejecutivo recae en un gobierno electo y los poderes legislativo y judicial recaen en un
parlamento.

Monarquía constitucional
La monarquía constitucional surgió a partir de la Constitución francesa de 1791 y
luego se aplicó en diversos países de Europa. En este tipo de monarquía el rey tenía
autoridad en la jefatura del Estado y en el poder ejecutivo, pero era el pueblo el que, a
través de una asamblea de representantes, controlaba el poder legislativo.

Resultó una transición de la forma de gobierno absolutista hacia una más


democrática que reconociera los derechos y libertades de los ciudadanos. De esta
manera, surgieron las primeras repúblicas europeas, como Francia que tiene un sistema
de república semipresidencialista en el que, el presidente junto con el primer ministro y el
gabinete, son responsables ante la legislatura del Estado.
En la actualidad, el término “monarquía parlamentaria” no es utilizado con frecuencia, sino
que se emplea “monarquía democrática” como concepto más amplio que designa al
sistema político en el que los poderes de la monarquía hereditaria están limitados por la
soberanía popular. La monarquía parlamentaria se emplea para designar al parlamento
que ejerce los poderes legislativos y financieros del gobierno.

Más en: Monarquía constitucional

Ejemplos de monarquías parlamentarias


La reina Isabel II es la monarca del Reino Unido.
Algunos países que emplean monarquías parlamentarias como sistema de gobierno son:

 Bélgica, con el rey Felipe Leopoldo Luis María y la reina Matilde d'Udekem.
 Dinamarca, con la reina Margarita II.
 España, con el rey Felipe VI y la reina Letizia Ortiz.
 Gran Bretaña e Irlanda del Norte, con la reina Isabel II y el rey Felipe de Edimburgo.
 Países Bajos, con el rey Guillermo Alejandro y la reina Máxima Zorreguieta.
 Suecia, con el rey Carlos XVI Gustavo y la reina Silvia Renate Sommerlath.
 Mónaco, con el príncipe Alberto II y la princesa Charlene Wittstock.

Fuente: https://humanidades.com/monarquia-parlamentaria/#ixzz8WHdVAN9l
¿Qué es monarquía española?
La monarquía española es una de las más tradicionales monarquías europeas aún
vigentes.

Se considera que la monarquía española se consolidó tras el matrimonio de Isabel I de


Castilla con Fernando II de Aragón (los Reyes Católicos), lo que significó la unión
dinástica de dos importantes coronas de la península ibérica. Luego se fueron anexando
otros territorios, como Granada o Navarra. Concluido el reinado de los Reyes Católicos,
se sucedieron en el trono de España dos casas reales: los Habsburgo (siglos XVI-XVII) y
los Borbones (siglo XVIII-actualidad).

La monarquía española atravesó distintas etapas que incluyeron su conformación


como imperio en el siglo XVI, la invasión napoleónica que impuso brevemente a José
Bonaparte como rey (1808-1813), y una sucesión de períodos liberales (constitucionales)
y absolutistas que incentivaron conflictos políticos y sucesorios (las guerras carlistas)
durante el siglo XIX. Actualmente, España es una monarquía parlamentaria.

Características de la monarquía española

 La monarquía española es una forma de organización política que tiene una larga
historia y está actualmente vigente en el territorio de España. Si bien tiene antecedentes
en la época visigoda y en la conformación de reinos cristianos durante la Edad Media, su
establecimiento como gobierno unificado se retrotrae al reinado de los Reyes Católicos a
fines del siglo XV. Con el imperio de Carlos I se consolidó como administración política del
Estado español bajo un solo monarca.
 Como otras monarquías europeas, la monarquía española sigue un orden de sucesión
hereditario. A lo largo de su historia se sucedieron monarcas de tres casas dinásticas: los
Trastámara (los Reyes Católicos), los Habsburgo (conocidos en España como Austrias
mayores y menores) y los Borbones. Dos breves períodos establecieron a un rey de
apellido Bonaparte (1808-1813) y a un monarca de la Casa de Saboya (1871-1873).
 La actual Constitución española reconoce como sucesores a los herederos de Juan
Carlos I de Borbón, quien fue ratificado como rey por ser considerado “legítimo heredero
de la dinastía histórica”. Dado que Juan Carlos abdicó en 2014, el rey actual es su hijo
Felipe VI y la heredera de la corona es la hija de este, la princesa Leonor.
 La monarquía española atravesó etapas de expansión y retracción territorial, y llegó a
consolidar un inmenso imperio y a perder luego la mayor parte de sus posesiones de
ultramar. También tuvo monarcas autoritarios y absolutistas, así como períodos liberales y
constitucionales. En la actualidad, la monarquía española es parlamentaria y está
subordinada a una Constitución democrática.

Historia de la monarquía española

Antecedentes
En los años del Imperio romano, la península ibérica fue integrada al sistema
provincial con el nombre de Hispania. Tras la disolución del imperio, los visigodos, una
de las poblaciones germánicas que migraron a la península durante el siglo V,
establecieron un reino que en el siglo VI llegó a unificar la mayor parte del territorio bajo
una monarquía. En este proceso fueron adoptadas algunas normas e instituciones
romanas y fueron especialmente importantes los reinados de Leovigildo y, sobre todo,
Recaredo (quien, además, se convirtió al catolicismo).

Posteriormente, el reino visigodo sufrió divisiones internas y, en 711, se produjo una


invasión árabe que llevó a casi ocho siglos de dominación musulmana en gran parte de la
península. Durante este período, se conformaron reinos cristianos en el norte, como
León, Castilla, Aragón o Navarra, que alternaron relaciones pacíficas y hostiles con las
poblaciones musulmanas hasta la derrota del emirato de Granada en 1492.

Esta época también se caracterizó por las anexiones y unificaciones de reinos y


condados que pusieron amplios territorios bajo la autoridad de coronas como las de
Aragón o Castilla, y sentaron las bases de la posterior monarquía española unificada.

Inicio de la monarquía española: los Reyes Católicos


Los historiadores suelen marcar como inicio de la monarquía española la unión de
las coronas de Castilla y Aragón, consecuencia del matrimonio entre los llamados
Reyes Católicos (Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón), que se celebró en 1469.

Los principales objetivos de los Reyes Católicos al consumar la unión dinástica fueron, en
materia de política interior, lograr la pacificación interna de España (hasta entonces
dividida en reinos y hostigada por conflictos de intereses) y crear un poder central. En
línea con estos objetivos, Fernando el Católico anexionó más tarde el reino de Navarra
(1513).
En materia de política exterior, el objetivo fue aislar a Francia, con la que Aragón
rivalizaba por la hegemonía mediterránea, y expandir las rutas de intercambio y los
dominios mediante la expulsión de los musulmanes del sur de la península, la conquista
de las islas Canarias y partes del norte de África y el fomento de expediciones a otras
partes del mundo (como el trascendental viaje de Cristóbal Colón en 1492). Muchos de
estos viajes le significaron a la corona española la anexión de colonias, de las que obtuvo
importantes riquezas. Esto derivó en la formación de un auténtico imperio, con especial
presencia en América.

Aunque la unión dinástica garantizaba que los dominios de cada corona conservaran sus
propias legislaciones, el gobierno de los Reyes Católicos fue el primer paso hacia
una monarquía centralizada de toda España. Se implementó un sistema impositivo que
permitía sostener a una burocracia administrativa, se establecieron tribunales regionales
de justicia, se acuñó una moneda única y se desplegó una ideología que magnificaba la
figura de los reyes.

La defensa inquebrantable de la fe católica fue otro elemento ideológico que le otorgó


unidad e identidad a la monarquía española. De hecho, durante el reinado de los Reyes
Católicos se creó el Tribunal de la Inquisición, conocido como Inquisición española
para diferenciarlo de la Inquisición episcopal creada en el siglo XII para combatir a los
albigenses en el sur de Francia. La Inquisición española dio origen a un clima de terror e
intolerancia religiosa, no solo en España sino también en sus colonias.

El tratamiento de “Católicos” de los reyes Fernando e Isabel fue concedido por el papa
Alejandro VI en 1496, en reconocimiento a esta férrea adhesión a la fe católica (estos
reyes vencieron el reino musulmán de Granada y expulsaron o establecieron la
conversión forzada de los judíos de España). Los sucesores de los Reyes Católicos
heredaron este título hasta la actualidad.

La Casa de Habsburgo

Tras la muerte de Isabel I (1504) y Fernando II (1516), heredó el trono y el imperio


español (que incluía los territorios que estaban siendo conquistados en América)
Carlos I, nieto de los Reyes Católicos. Como también era nieto de Maximiliano I de la
Casa de Habsburgo, fue proclamado emperador del Sacro Imperio Romano Germánico
con el nombre de Carlos V. Así, además de heredar un inmenso imperio que abarcaba
gran parte de Europa y crecientes porciones del Nuevo Mundo, inauguró el reinado de los
Habsburgo en España y fue el primer rey que gobernó como único monarca los territorios
españoles.

Carlos I y su hijo Felipe II son comúnmente llamados “Austrias mayores”. El primero


reorganizó la administración de los territorios americanos tras las conquistas de
los Imperios azteca e inca y creó el Consejo de Indias (1524). Además se opuso a la
Reforma protestante y libró guerras contra Francia y los otomanos.

Pero también reprimió revueltas en la península, con importantes consecuencias. La


Guerra de las Comunidades (1520-1522) enfrentó a las tropas reales con grupos urbanos
y nobles de Castilla que estaban descontentos con la presencia de extranjeros en cargos
de gobierno y con la presión fiscal que vulneraba fueros municipales. La derrota de los
comuneros reforzó la autoridad del monarca, quien nombró a individuos de confianza
en los consejos y creó a los tercios, el ejército profesional de infantería del Imperio
español.

Felipe II heredó el trono de España y sus posesiones cuando Carlos I abdicó a su


favor, aunque este legó el Sacro Imperio a su otro hijo. Felipe II extendió los territorios del
imperio, reformó la burocracia, reforzó la autoridad de la monarquía, y llegó incluso a
desconocer privilegios jurídicos que conservaba Aragón desde su unión con Castilla.
Venció a los otomanos en Lepanto (1571) e incorporó Portugal (1580) pero luego sufrió
derrotas militares ante Inglaterra y los protestantes de los Países Bajos.

Durante el reinado de Felipe III, Felipe IV y Carlos II, llamados “Austrias menores”, la
monarquía española perdió territorios, como Portugal y el norte de los Países
Bajos, y atravesó dificultades económicas. Estos reyes solían dejar gran parte de las
decisiones de gobierno a sus validos (hombres de confianza). El último de estos
monarcas no pudo tener descendencia, tal vez debido a los valores de consanguinidad
derivados de la endogamia dinástica, que también le provocaron otras dolencias (por lo
que era llamado “el hechizado”). A su muerte se desató un conflicto sucesorio que instaló
en el trono a la Casa de Borbón, cuyo primer rey en España fue Felipe V.

La Casa de Borbón
Felipe de Anjou pertenecía a la Casa de Borbón que gobernaba en Francia y era
nieto de Luis XIV. Pero también era bisnieto de Felipe IV de España y ascendió al trono
español en medio de una guerra de sucesión. La paz de Utrecht (1713) firmada al final de
la contienda le reconoció el derecho al trono como Felipe V a condición de que renunciara
a sus derechos de sucesión al trono de Francia. Pero otra consecuencia del tratado fue la
pérdida de territorios como Gibraltar y Menorca a favor de Inglaterra y el sur de los Países
Bajos y las posesiones italianas a favor de los Habsburgo austríacos. De este modo, la
monarquía española quedó restringida casi totalmente a la península, pero conservando
las importantes colonias americanas.

La monarquía borbónica del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX suele ser
caracterizada como una monarquía absoluta. Los “decretos de nueva planta” unificaron
la administración según un modelo centralista inspirado en la Francia de Luis XIV.
Abolieron leyes y fueros de la corona de Aragón y, junto a otras medidas, establecieron
una nueva división administrativa basada en intendencias, despachos y secretarías,
dando protagonismo a importantes ministros.

Esta modernización agilizaba el funcionamiento burocrático y afirmaba la autoridad del


monarca, que se consideraba gobernante por derecho divino. Esto explica también las
reformas borbónicas en el Nuevo Mundo, que crearon nuevos virreinatos y capitanías
generales e implantaron el régimen de intendencias.

En esta etapa se destacó Carlos III, cuyas medidas modernizadoras suelen


asociarse al despotismo ilustrado. Durante su reinado también fueron expulsados los
jesuitas de América, considerados una amenaza a la autoridad absoluta de la monarquía.
Invasión napoleónica y restauración

La monarquía borbónica experimentó cambios durante el siglo XIX. En 1808, con la


invasión napoleónica de España, el rey Fernando VII fue hecho prisionero y ocupó el
trono José Bonaparte, hermano de Napoleón.

Este rey promulgó la Carta de Bayona, una especie de Constitución que establecía
derechos y libertades a imitación de los principios liberales difundidos durante
la Revolución francesa. Sin embargo, la primera Constitución española fue la que
aprobaron en 1812 los diputados de las cortes de Cádiz, en el contexto de las guerras
de independencia contra Francia (1808-1814). Influidos por el liberalismo democrático,
formularon la división de poderes asentada en las cortes, y la soberanía de la nación. Por
lo tanto, el rey ya no era monarca solamente por gracia de Dios sino también por la
Constitución; sus poderes quedaban así limitados.

Este primer impulso liberal concluyó cuando Napoleón fue derrotado y Fernando VII
retornó al trono español en 1814, disolvió las cortes de Cádiz y restableció el absolutismo.
De todos modos, en el contexto de conflictos civiles y la pérdida de territorios por las
guerras de independencia americanas, a partir de 1820 se alternaron en el gobierno
español etapas de liberalismo (constitucional) y absolutismo, que además se vincularon
con disputas sucesorias (las guerras carlistas).

En 1873 se proclamó la Primera República Española, a la que siguió la restauración


borbónica (1874-1931). Esta nueva etapa de la monarquía se fundamentó en la
Constitución de 1876 que le daba la forma de una monarquía constitucional
liberal. Durante el reinado de Alfonso XIII, un golpe de Estado instauró una
dictadura (1923-1930) que suspendió la Constitución, mientras que la proclamación de la
Segunda República (1931-1939) aprobó una nueva Constitución y obligó al rey a exiliarse.

Tras la Guerra Civil (1936-1939), el jefe del Estado Francisco Franco nombró a Juan
Carlos de Borbón sucesor a título de rey (1969), y este asumió en 1975, ratificado por
la Constitución (actualmente vigente) de 1978. El rey Juan Carlos I tuvo un papel activo
en la llamada “transición española” (1975-1979) que restableció la democracia. Su
posición se consolidó cuando desautorizó un intento de golpe de Estado militar en 1981.
Si bien en 2014 abdicó a favor de su hijo, el actual rey Felipe VI de la Casa de Borbón,
por protocolo Juan Carlos sigue llevando el título de rey.

Interrupciones en la monarquía española


España es una monarquía de larga data, que solo fue interrumpida durante tres períodos:
el de la Primera República (1873-1874), el de la Segunda República (1931-1939) y
durante el régimen franquista (1939-1975).

 La Primera República se proclamó en el contexto del sexenio revolucionario (1868-1874)


y concluyó con la restauración borbónica que instaló en el trono a Alfonso XII.
 La Segunda República provocó el abandono del país de Alfonso XIII, quien murió en el
exilio en 1941.
 Durante el régimen franquista, el jefe del Estado fue el general Francisco Franco, pero
este nombró al nieto de Alfonso XIII, Juan Carlos, sucesor a título de rey en 1969. A la
muerte de Franco en 1975, Juan Carlos fue proclamado rey de España, y fue ratificado
como tal por la Constitución de 1978.

Monarquía española actual

En la actual monarquía española el rey es el Jefe del Estado y como tal asume la
representación del Estado español en las relaciones internacionales. Según la
Constitución, es también un símbolo de unidad, que arbitra el funcionamiento de las
instituciones y ostenta el mando supremo de las Fuerzas Armadas. Sin embargo, todos
sus actos deben ser refrendados por el Gobierno, constituido por un presidente,
vicepresidentes y ministros.

El parlamento en la monarquía española actual


La monarquía española es parlamentaria. La Constitución vigente establece la división
de poderes. El poder legislativo reside en el Parlamento, que en España recibe el nombre
de Cortes Generales y está compuesto por dos Cámaras. Sus miembros son elegidos
mediante sufragio y asumen la representación del pueblo español. En el Parlamento se
elige al presidente del Gobierno. Por lo tanto, no es el rey sino el Parlamento el que dirige
la política española.

Representantes de la monarquía española actual


Actualmente el rey de España es Felipe VI. La familia real también se conforma por su
esposa, la reina consorte Letizia, sus hijas, la princesa de Asturias Leonor y la infanta de
España Sofía, y sus padres, Juan Carlos y Sofía, que por protocolo conservan los títulos
de rey y reina. Felipe VI fue proclamado rey en 2014, cuando su padre, el rey Juan Carlos
I, abdicó en su favor, después de 39 años de reinado.

La Constitución establece que el sostén económico de la familia real recae en los


presupuestos del Estado. La actual residencia privada de la familia real es el Palacio de
la Zarzuela, a las afueras de Madrid. Pero la residencia oficial sigue siendo el Palacio
Real de Madrid, también conocido como Palacio de Oriente, ocupado por primera vez por
Carlos III de Borbón.

Fuente: https://humanidades.com/monarquia-espanola/#ixzz8WHeAym3K
¿Qué es la monarquía centralizada?
Las monarquías centralizadas (o autoritarias) surgieron en Europa en los siglos XIV y
XV. Representaron un cambio en la organización política respecto al sistema
feudal imperante en la Plena Edad Media. El debilitamiento que sufrieron los señores
feudales debido a las prolongadas guerras y a la reducción de la población en el campo
precipitó la aparición de estos regímenes de gobierno centralizados que concentraron el
poder político en la corte real. Los reyes recuperaron las facultades que, durante los
cuatro siglos precedentes, habían acaparado en gran medida los señores feudales.
Las monarquías centralizadas antecedieron a las monarquías absolutas y
representaron el paso inicial hacia la formación de los Estados nacionales modernos
de Europa occidental. La descentralización política característica del orden feudal fue
reemplazada por monarquías fortalecidas que disponían de sus propios ejércitos y una
administración burocrática. Además ejercían el dominio político sobre un territorio
unificado bajo la soberanía del rey y se financiaban mediante la recaudación de impuestos
y relaciones con comerciantes y banqueros.

 Ver además: Monarquía parlamentaria

Características de las monarquías centralizadas

 En las monarquías centralizadas europeas el poder político estaba concentrado en el rey


y la corte real en detrimento de los señores feudales.
 Los reyes de las monarquías centralizadas dependían de un cuerpo de funcionarios que
se ocupaban de la administración del Estado. Habitualmente provenían de la baja nobleza
y la burguesía.
 El funcionamiento burocrático de las monarquías centralizadas se basaba en la
recaudación de impuestos que permitía pagar a los funcionarios y financiar el ejército.
También recurría a la venta de cargos y a la obtención de préstamos que estrechaban la
relación de la monarquía con la burguesía urbana.
 Las monarquías centralizadas impulsaron la unificación de sus territorios mediante la
acuñación de monedas únicas, la formación de un ejército estatal permanente y la
elaboración de símbolos de unidad territorial.

Contexto histórico
Antecedentes
Durante los años de auge del feudalismo en Europa occidental hubo algunas
experiencias de concentración del poder en manos de reyes o miembros de la alta
nobleza. Por ejemplo, en Francia, tras la disgregación del Imperio carolingio, los reyes
tenían menos poder político que sus nobles vasallos, hasta que asumió la Casa de los
Capetos (987-1328) que confrontó con los señores feudales e impulsó algunas medidas
centralizadoras en materia impositiva y administrativa.

En Inglaterra, el duque de Normandía, Guillermo el Conquistador, se apropió del


trono en 1066 y expulsó de sus feudos a los nobles que no lo habían apoyado, instaló a
administradores en los señoríos y exigió fidelidad a su persona.

Sin embargo, en esos años el orden feudal seguía siendo preeminente. Muchos señores
continuaban controlando las rentas y la justicia, y la dependencia en las relaciones de
vasallaje era casi absoluta.

En los siglos XIV y XV la situación comenzó a cambiar. La recuperación del derecho


romano desde el siglo XIII devolvía jurídicamente la hegemonía de un reino al monarca.
Esto justificaba tanto la superioridad del rey por sobre los señores feudales como su
preponderancia política frente al papado y al imperio. Las figuras del rey y el príncipe
heredero adquirieron centralidad política y legitimidad religiosa, y simultáneamente
se fueron definiendo los límites de los territorios gobernados por los monarcas, en
espacios que tiempo más tarde conformaron los Estados nacionales (por ejemplo,
Francia, España e Inglaterra).

¿Por qué surgieron las monarquías centralizadas?


En general se admite que el surgimiento de las monarquías centralizadas se debió a
varias razones:

 La relativa debilidad de los señores feudales como consecuencia de las guerras


recurrentes.
 La falta de mano de obra en los campos, como consecuencia de los efectos
demográficos de epidemias, como la Peste Negra (1347-1352), y de las migraciones de
campesinos a las ciudades, lo que promovió el abandono de la servidumbre.
 El crecimiento de la burguesía urbana, cuyas actividades mercantiles y financieras
contaron con el beneplácito de los monarcas y se beneficiaron de la centralización
política, pues ofrecía menos obstáculos a los negocios que el orden feudal. Además, esta
burguesía ofrecía ingresos a las monarquías mediante préstamos y la compra de cargos,
lo que resultaba necesario para sostener un ejército y una burocracia. Por esta razón,
algunos historiadores sugieren que las monarquías centralizadas surgieron como fruto de
intereses comunes entre reyes y burgueses.
 La conformidad de la nobleza que, aunque en algunos aspectos vio afectados sus
intereses, obtuvo algunos beneficios de este proceso: los ejércitos al servicio del rey
también constituían una garantía de orden frente a rebeliones de campesinos. Además,
este sector social mantuvo una buena parte de los privilegios que había tenido durante el
auge del feudalismo.

Organización política
Cuerpo de funcionarios
Las monarquías centralizadas organizaron un cuerpo de funcionarios para hacer
cumplir las leyes, para administrar justicia y para cobrar impuestos en nombre del rey. A
esta organización se la suele llamar “burocracia” y es uno de los fundamentos del Estado
moderno, pues concentra en el Estado algunas facultades previamente dispersas en
señores feudales o poderes nobles. De esta tarea se ocupaban individuos letrados que
eran empleados por la monarquía y que generalmente provenían de la baja nobleza o la
burguesía.

De este modo, el ejercicio del gobierno y la justicia se profesionalizaron y se


conformaron cargos que dependían tanto de la capacidad técnica de sus funcionarios
como de cierta regularidad jurídica. Particularmente importantes fueron las áreas de
hacienda y justicia, que no solo requerían la toma de decisiones sino también la gestión
cotidiana a lo largo del territorio, siempre bajo la autoridad del monarca.

Asambleas representativas
En las monarquías centralizadas funcionaron asambleas representativas que existían
desde hacía un tiempo. Eran convocadas por el rey y las integraban representantes de
la nobleza, el clero y el “estado llano” o “tercer estado”.
Este último estamento solía estar integrado por el patriciado urbano, aunque podía
arrogarse una representación más general. Del mismo modo, los representantes de los
otros dos estamentos solían provenir de la alta nobleza y el alto clero.

En los reinos de España surgieron con el nombre de Cortes en el siglo XII, mientras
que el Parlamento en Inglaterra tuvo su primera convocatoria en el siglo XIII y los Estados
generales de Francia debutaron a comienzos del siglo XIV.

La función de estas asambleas era el diálogo sobre asuntos reconocidos como de


interés de los distintos estamentos, y debían servir como órganos consultivos, sobre todo
en materia fiscal (aunque en Inglaterra el Parlamento llegó a tener también un carácter
legislativo). Sin embargo, su influencia solía ser limitada por las tendencias autoritarias de
los monarcas.

Impuestos y moneda
El hecho de acuñar monedas colaboró en el desarrollo del intercambio comercial.
Las monarquías centralizadas se sostuvieron con recursos provenientes de la
recaudación de impuestos, así como de préstamos de banqueros y de la venta de
cargos públicos o de bienes de la Iglesia. De este modo, podían financiar la
administración burocrática y el ejército permanente, y reducir su dependencia de la
nobleza feudal.

Algunas coronas, como la portuguesa y la española, también se beneficiaron de la


expansión de ultramar y la circulación de recursos valiosos como el oro y la plata.

Una de las políticas implementadas por las monarquías centralizadas fue la acuñación
de monedas únicas dentro de los reinos, como el ducado de los Reyes Católicos que
desde 1497 debía utilizarse en todos los territorios de la corona (incluso de ultramar). Esta
medida colaboró en el desarrollo del intercambio comercial y las actividades financieras,
pues simplificó las transacciones. Y también contribuyó a la afirmación del poder político
de las monarquías en sus territorios y en relación con otros Estados.

Ejércitos permanentes
El cuerpo militar más importante de la monarquía centralizada era la infantería.
Las monarquías centralizadas organizaron ejércitos estatales permanentes. De este
modo dejaban de depender de la lealtad personal de sus vasallos, como sucedía en la
época feudal. También recurrían en ocasiones a mercenarios, que combatían al servicio
de cualquier rey que los convocara a cambio de una paga. Este sistema dependía
fuertemente de la capacidad de financiamiento de la monarquía, no solo para pagar a las
tropas o mercenarios sino también para invertir en armamento.

A diferencia de lo que ocurría en la época feudal, cuya característica distintiva era la


dependencia en la caballería, el cuerpo más importante de estos ejércitos estaba
integrado por la infantería, es decir, soldados a pie que eran entrenados en el uso de la
alabarda o el arco. En esta época también comenzó a difundirse el uso de la pólvora en
armas de fuego y artillería, como el arcabuz o distintos tipos de cañones de hierro.
Los ejércitos de las monarquías centralizadas también eran instrumentos útiles para
asegurar el control interno.

Símbolos de unión “nacional”


Además de acuñar monedas únicas, los reyes adoptaron escudos y banderas para
manifestar la autoridad monárquica y representar la unidad de sus territorios. Por
ejemplo, el escudo de los Reyes Católicos se formó con la incorporación de las armas de
Castilla, León, Aragón y Granada, y una bandera blanca con la cruz de Borgoña pasó a
identificar el dominio de Felipe “el Hermoso” y Juana I de Castilla sobre toda España. De
todos modos, la posibilidad de considerar estos emblemas como “nacionales” es motivo
de discusión, pues no dejaban de ser símbolos de la monarquía más que de una identidad
nacional moderna.

Aun así, los historiadores suelen reconocer que, entre los siglos XIV y XV, surgió la
noción de una identidad colectiva que incluía a los habitantes de un extenso territorio
pero que no estaba definida principalmente por la subordinación a la Iglesia católica. El
monarca pasó a representar, aunque fuera de modo teórico, a un amplio grupo de
súbditos que habitaban en un territorio con límites más o menos precisos y que
compartían una lengua y una historia común.

El uso de lenguas vernáculas en ámbitos religiosos y en la literatura estimuló este


proceso.

Ejemplos de monarquías centralizadas


Portugal
Tal vez la primera experiencia de monarquía centralizada que surgió con la declinación
del feudalismo tuvo lugar en Portugal a fines del siglo XIV. Una serie de conflictos
sucesorios puso en tensión los intereses de la nobleza, que apoyaba a Juan I de
Castilla, con los de la burguesía mercantil, que apoyaba a Juan de Avís.

El ascenso de la dinastía de Avís a partir de la proclamación como rey de Juan I en 1385


llevó a una concentración monárquica del poder. Juan I impulsó el cobro centralizado
de impuestos y fomentó desde el Estado las actividades mercantiles y la exploración
marítima que tuvo como protagonista al príncipe Enrique el Navegante (1394-1460).

España
También en la península ibérica, el matrimonio de Fernando II de Aragón con Isabel I de
Castilla (es decir, los Reyes Católicos) a fines del siglo XV llevó a la unión dinástica de
ambas coronas, que se amplió luego con la incorporación de Granada, Navarra, Canarias
y otras regiones.

Así se consolidó la primera gran unificación de España bajo una monarquía que
concentró el poder político y organizó una burocracia sostenida en el sistema impositivo.
Esta unidad facilitó la expansión marítima que permitió la conquista de territorios
americanos y la ampliación mundial del comercio.
Francia
En Francia, tras arduas batallas, la monarquía de Carlos VII se fortaleció al conseguir
la expulsión de los ingleses de Normandía (1450) y Aquitania (1453), lo que
representó el capítulo final de la Guerra de los Cien Años y la recuperación de la unidad
de Francia. El resultado fue una reorganización política que se basó en un ejército
permanente creado por Carlos VII y medidas centralizadoras implementadas por su
sucesor Luis XI.

Entre estas medidas se cuenta la recaudación centralizada de impuestos y la promoción


de la actividad mercantil que favorecía a la burguesía por sobre la antigua aristocracia.
También fue importante la Pragmática Sanción de Bourges (1438) por la que Carlos
VII resolvió que el rey de Francia debía controlar el nombramiento de obispos en territorio
francés, en detrimento del Papa.

Inglaterra
En Inglaterra, luego de la Guerra de los Cien Años se desató una contienda civil
entre las casas de Lancaster y York, que se disputaban el trono. Con el triunfo de
Enrique Tudor (en adelante, Enrique VII) en 1485, la monarquía dio los pasos hacia una
centralización que fue de la mano de la prosperidad económica, derivada en parte de la
industria textil y la actividad de los mercaderes.

Algunos de estos mercaderes (especialmente italianos) llegaron a ejercer también como


banqueros de los reyes. Enrique VII instaló en el territorio tribunales de paz con el
objetivo de ejercer un mayor control jurídico e implantó la unidad de pesos y medidas.

Fuente: https://humanidades.com/monarquias-centralizadas/#ixzz8WHesIvmE

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