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CAPÍTULO JII

LA ÉPOCA DE LAS REVOLUCIONES


BURGUESAS (1780- 1848)

En este capítulo analizaremos el proceso que culminó con el triunfo de una


sociedad burguesa y capi talista. Para evaluar la magni tud del cambio pode-
mos considerar algunos de los términos que durante estos años fueron in-
ventados o adquirieron su significado contemporán eo: "industria",
"fábrica", "clase media", "proletariado", "capitalismo", "socialismo", "ferro-
carril", "liberal", "conservado r", "ingeniero", "nacionalismo", "estadística"
y muchos otros más. Imaginar un mundo sin esos términos, y los concep-
tos y las realidades a las q ue hacen referencia, nos permiten medir la pro-
fundidad de las transformacio nes.

l. La época de la "doble revolución"

Dentro de una sociedad predominantemente rural, con sociedades profun-


d amente jera rquizadas, en una Europa donde aún la mayoría de las nacio-
nes estaba dom inada por monarquías absolutas, las transform aciones
comenzaron en dos países rivales, pero de los que ningún contemporáneo
negaría su carácter dominante en el occidente europeo: Inglaterra y Francia.
Constituyeron , como veremos, dos procesos d iferentes, pero, por su carác-
ter paralelo y por sentar las bases del mundo contemporáneo, fueron defi-
nidos por el h istoriador inglés Eric Hobsbawm como la "doble revolución".
Es cierro que la "doble revolución" ocurrió en regiones muy restringi-
das de Europa -en parte de Francia, en algunas zonas de Inglaterra-, sin
embargo sus resultados alcanzaron dimensiones mundiales. La división,
por ejemplo, entre países "avanzados" y países "arrasados" encontró allí sus
antecedentes más inmediatos. Es cierto que estas revoluciones permitieron
el asce nso de la sociedad bu rguesa, pero también dieron o rigen a otros gru-
pos sociales que pondrían en tela de juicio los fundamen tos de su domina-
ción. En este sentido, es útil recordar que el ciclo se cierra en 1848, el año
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de la última "revolución burguesa", y en el que Karl Marx publicaba el Ma- Los orígenes de la Revolución Industrial
nifiesto Comunista.
¿Por q ué esra revolución "estalló" en Inglaterra a fines del siglo XVIII? O,
planteado de otro modo, ¿cuáles fueron las condiciones específicamente in-
La Revolución Industrial en Inglaterra glesas que posibilitaron a los hombres de negocios "revolucionar" la pro-
ducción?1
¿Qué significa decir que "estalló" la Revolución lnduscrial? Significa que en En Inglaterra, a partir del desarrollo de una agricultura comercial -con
algún momento, entre 1780 y 1790, en algunas regiones de Inglaterra -co- las transformaciones en la organización del trabajo y en las formas de pro-
mo el caso de Manchester- comenzó a registrarse un aceleramiento del cre- ducción-, la economía agraria se encontraba profundamente transformada.
cimiento económico. El fenómeno que actualmente los economistas Los cercamientos, d esde el siglo XVI, habían llevado a un puñado d e
llaman el "despegue" (take-offi mostraba que la capacidad productiva supe- terratenientes con mentalidad mercantil casi a monopolizar la tierra, culti-
raba límites y obstáculos y parecía capaz de una ilimitada multiplicación de vada por arrendatarios que emp leaban mano de obra asalariada. En sínte-
hombres, bienes y servicios. Pero no se trataba de una simple aceleración sis, a mediados del siglo XVIII, el área capitalista de la agricultura inglesa se
del crecimiento económico, sino q ue implicaba cambios cualitativos: las en contraba extendida y en vías de una posterior ampliación. Es cierto que
transformacio nes se producían en y a través de una economía capitalista. aún quedaban importantes residuos de la economía aldeana, pero eficaces
Ha habido varias definiciones de capitalismo. Algunos, como Werner políticas gubernamentales estaban dispuestas a barrerlos a través de las Le-
Sombart ( l 928), lo consideraron como un "espíritu" que impregnaba la vi- yes de Cercamientos (1760-1830). El proceso era acompañado por méto-
da de una época. Ese es píritu era una síntesis del espíritu de empresa o de dos de labranza m ás eficientes, abono sistemático de la tierra,
aventura con la acti tud burguesa de cálcu lo y racionalidad. Para ortos, co- perfeccionamientos técnicos e introducción de nuevos culcivos (como pa-
mo (1914), el capitalismo consistía en la organización de la pro- pa, maíz, centeno), que configuraban una "revolución agrícola'' que permi-
duccton para un mercado distante. Dadas las dificultades temporales de tía sobrepasar por primera vez el límite del problema del hambre. Los
estas conceptualizaciones, consideraremos el capitalismo como un sistema productos del campo, tanto los agrícolas como las manufacturas -a través
de producción pero también de relaciones sociales. En este sentido, la prin- del sistema doméstico-, dominaban los mercados.
cipal característica del capitalismo es el trabajo proletario, es decir, de quie- De este modo, la agricultura se encontraba preparada para cumplir
nes venden su fuerza d e trabajo a cambio de un salario. Para que esto con sus funciones básicas en un proceso de industrialización. En primer lu-
debe haber un presupuesto: quienes venden su fuerza de trabajo no gar, en la medida en que la "revolución agrícola" implicaba un aumento de
uenen otra forma de susbsistencia porque han perdido - a d iferencia de los la productividad, permitía alimentar a más gente. Pero no sólo esto, sino
artesanos o de los campesinos- la propiedad de los medios de producción. que -más importante aún- permitía alimentar a gente que ya no trabajaba
Por lo tanto, la principal característica del capitalismo es la separación en- la tierra, a una creciente población no agraria. En este sentido, muchos his-
tre los productores di rectos, la fuerza de trabajo, y la concentración de los toriadores consideran que los cambios de la agricultura fueron el motor
m edios de producción en manos de otra clase social, la burguesía. fundamental para el nacimiento de la sociedad industrial. En segundo lu-
Indudablemente el proceso de constitución del capitalismo tuvo varios gar, al modernizar la agricultura y al destruir las antiguas formas de pro-
hitos. En el siglo XIV, la crisis feudal; en el siglo XVI, el desarrollo del siste- ducción campesinas -basadas en el trabajo familiar y comunal- , la
ma domiciliario rural; en el siglo XVII, la crisis que desintegró las antiguas "revolución agrícola" acabó con las posibilidades de subsistencia de muchos
formas de producción y, en Inglaterra, las revoluciones que introdujeron campesinos que debieron trabajar como arrendatarios - los que corrieron
reformas políticas. Pero fue en el siglo XVl ll que la Revolución Industrial mejor suerte pudieron llegar a ser arrendararios ricos- , o más frecuente-
afirmó el desarrollo de las relaciones capitalistas, en la med ida en que la mente como jornaleros. Y muchos también debieron emigrar a las ciuda-
aparición de la fábrica terminó por afirmar la separació n entre trabajo y
med ios de producción.
1
Véase Hobsbawm, Eric J. (l 982), pp. 34-53.
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des en busca de mejor suen e: se creaba así un cupo de potenciales reclutas El desarrollo de la Revolución Industrial
para el trabajo industrial. La etapa del algodón
Pero la destrucción de las antiguas fo rmas de trabajo no sólo liberaba
mano de o bra, sino que al d estrui r las fo rmas de autoabastecimiento que Los papeles jugados po r el mercado interno y por el mercado externo en el
caracterizaban a la economía campesina, creaba consumidores, gente que desarrollo d e la Revolución Industrial británica fue tema de debate entre
recibía ingresos monetarios y que para satisfacer sus necesid ades básicas de- los historiad o res. Según Eric J. Hobsbawm, el mercado exterior fue la
bían d irigirse al mercado. Todo el mundo, por pobre que fuese, d ebía ves- "chispa" que encendi ó la Revolución Industrial, ya que m ientras la deman-
tirse y alimentarse. D e allí, la constitución de un mercado interno estable da interio r se extendía, la exterior se multipl icaba. Además considera que
y extenso, que proporcio nó una impo rtante salida para los productos bási- la primera man ufactu ra que se industrial izó - el algodón- estaba vi nculada
cos. A partir de ese mercado interno, recibieron un importante estímulo las esencial mente al comercio ultrama rino. Esto no implica para H obsbawm
industrias textiles, de alimentos (molinos harineros y fáb ricas de cervezas) , negar la impo rtancia del m ercado interno - lo considera como la base para
y la producción de carbón, principal combustible d e gran número d e ho- la generalizació n d e una economía industrializada-, pero lo coloca en una
gares urbanos. Incluso la prod ucción de hierro -aunque en muy menor posición subordinada al mercado exterior. Para H obsbawm, el m ercado in-
med ida- se reflejó en la dema nda d e enseres d o més ticos com o cacerolas y terior desempeñó el papel de "amortiguador" para las industrias de expor-
estufas. tación frente a las fluctuaciones d el mercado.
Pero también Inglaterra contaba con u n mercado exterior. Las planta- Otros histo riadores, como el italiano G iorgio Mori, ponen, en cam-
ciones d e las Indias occidentales -salida tam bién para la venta de esclavos- bio, el acento en el mercado interno. Consideran que el papel del comer-
pro porcionaban cantidad suficiente de algodó n para proveer a la industria cio exterior fue espo rádico e irregular, m ientras que el impulso para la
británica. Pero las colonias, formales e informales, ofrecían también un ind ustrializació n provino fundamentalmente de la dema nda interna. Para
mercado en constante crecimiento, y aparentemente ilim itado, para los Morí, el im pulso provino d e la existencia de una masa de consumido res
textiles ingleses. Y era ad emás un m ercado sostenido por la agresiva políti- - incluso "pobres"- en constante ex pansió n po r los precios bajos d e los nue-
ca exterior del gobierno británico que no sólo consolidaba un inmenso im- vos productos, sobre codo, textiles.2
perio colonial, donde se monopolizó el comercio de los tex tiles, sino que Sin embargo, no hay dudas de q ue la constante ampliación d e la de-
estaba dispuesto d estrui r rod a competencia. El caso de la India resulta manda -interna, externa o ambas- de textiles ingleses fue el impulso que
ejemplar. Si bien las Indias o rientales habían sido las grandes exportadoras llevó los empresarios a mecanizar la producción: para responder a esa cre-
de mercancías d e algodón, comercio que había qued ado en manos britá- ciente d emanda era necesario introd ucir un a tecnología que permi tiera am-
nicas a t ravés de la Compañía de las Indias orientales, cuando los nuevos pliar esa producció n. De este modo, la primera industria "en revolució n"
intereses comenza ron a prevalecer, la India fue sistemáticamente desind us- fue la industria de los textiles de algodón .3
trializad a y se transformó a su vez en receptora de los textiles ingleses. La introducció n de n uevas técnicas se desarrolló paso a paso. Para au-
Y esto nos lleva al tercer facror que explica la peculiar posició n d e In- mentar la producció n, en primer lugar, fue necesario superar el desequili-
glaterra en el siglo XVIII: el gobierno. La "gloriosa revolució n" d e 1688, ha- brio entre el hilado y el tejido. El torno de hilar, lento y poco productivo,
bía instaurado una monarquía limitada por el Parlamento integrad o por la no era suficiente para abastecer a los celares man uales que no sólo se mul-
Cámara de los Lores -representativa d e las antiguas aristocracias-, pero tam- tiplicaban sino que se aceleraban po r la in troducción d e la "lanzad era vo-
bién por la Cámara de los Comunes, d onde participaban hombres d e nego- lante". D e allí la necesidad de introducir innovacio nes tecnológicas que
cios, dispuestos a desarrollar po líticas sistemáticas de conquista de mercados aceleraron el proceso del hilado y que, desde 1780, exigieron la producció n
y <le protección a com erciantes y armado res británicos. A diferencia de o tros en fábricas. De este modo, las primeras fábricas de la Revolución Ind ustrial
como Francia, Inglaterra estaba dispuesta a subordinar su política a
los fi11c.:s econó micos.
2 Véase Mari, G iorgio ( 1983}, pp. 20-43.
3 Véase Hobsbawm, EricJ. (1982), pp. 55-74.
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SUSANA BIANCHI
HISTORIA SOC IAL DEL O CCID ENTA L lll
fueron establecimientos donde se cardaba el algodón para hilarlo y, funda-
mentalmente, hilanderías. des se constataron a mediados de la década de 1830, cuando la ind ustria
En un primer momento, el aumento del hilado m ul tiplicó el número textil atravesó su primera crisis. Con la tecnifi cación la producción se ha-
de Y.tejedores manuales, tanto de los que trabajaban de acuerdo con bía multiplicado, pero los mercados no crecían con la rapidez necesaria; de
el an tiguo sistema domiciliario como de los que comenzaban a ser concen- este modo, los precios cayeron al mismo tiem po que los costos de produc-
trados grandes talleres. Es cierto que los bajos salarios y la abundancia ción no se reducían en la misma proporción. Y una prueba de la crisis fue
de traba¡adores conspiraron en contra de la tecnificació n de los telares· sin la marea de descontento social que durante estos años se extendió sobre
embargo, la abundancia de hilado y la apertura de mercados en el Gran Bretaña.
,europeo -después de las guerras napoléonicas, en 1815- llevaron Pero había algo más. Indudablemente, la industria textil estimuló el
tambien a la introducción del telar mecánico. desarrollo tecnológico. Pero también es cierto que ninguna economía in-
En rigor, la Revolución Industrial requirió pocos refinamientos inte- dustrial puede desarrollarse más allá de cierro punto hasta poseer una ade-
lectuales. Sus inventos técnicos fueron sumamente modestos, ninguno de cuada ca pacidad de bienes de prod ucción. Y en este sentido, la
ellos - como la lanzadera volante, la máquina para hilar o el huso mecáni- industrialización basada en el algodón ofrecía límites: la industria textil no
co- estaban del alcance de artesanos experimentados o de la capaci- demandaba -o demandaba en mínimas proporcio nes- carbón, hierro o
dad c?nstructiva de los carpinteros. La máquina más científica que se acero. En sín tesis, carecía de capacidad directa para estim ular el desarrollo
produ!o,.la giratoria de vapor (James Watt, 1784), no estaba más allá de Jos de las industrias pesadas de base.
físicos difundidos en la época - incluso, la teoría de la má- La demanda de hierro para la producción de armamentos había cono-
quina de vapor fue desarrollada pcsteriormente por el fra ncés Carnot en cido un importante increm ento durante el período de las guerras napoleó-
1820- y su. ,a p l'icacion·' requm "ó d e una practica
, · que postergó su empleo, ' nicas, pero después de 18 15 la disminución de lo requerido también había
con excepcion del caso de la minería. sido no table. En síntesis, las demandas milicares tampoco eran la vía para
En síntesis, las máqui nas de hilar; los husos y, posteriormente los te- transformar a G ran Bretaña en un país descollante en la producción de hie-
lares m ecánicos eran innovacio nes tecnológicas sencillas y, funda:nental- rro. Sin embargo, el estímulo provino de los mismos cambios q ue se esta-
baratas. Estaban al alcance de pequeños empresarios - los hombres ban viviendo: el crecimiento de las ciudades generaba un constante
del s.iglo XVIII, q ue habían acumulado las grandes fortu nas de origen mer- aumento de la demanda de carbón, principal combustible doméstico.
cantil 0 agropecuario, no parecían demasiado dispuestos invertir en Ja nue- El crecimiento urbano había extendido la explotación de las minas de
de producción- y rápidamente compensaban los bajos gastos de carbó n que, ya desde mediados del siglo XVlll , empleaba las más antiguas
inversion. Además, la expansión de la actividad industrial se financiaba fá- máquinas de vapo r para sondeos y extracciones. Y la producción fue lo su-
cilmente por los fantásticos beneficios que producía a partir del crecimien- ficientemente amplia como para estimular el invento que transformó radi-
to de i:i,ercados. De este modo, la industria algodonera por su tipo de calmente la industria: el fe rrocarril. En efecto, las m inas no sólo
y uso masivo de de obra barata permitió una rápida necesitaban máquinas de vapor de gran potencia para la explotación, sino
de rngresos del traba¡o al capital y contribuyó - más que nin- tamb ién un eficiente medio de transporte para trasladar el carbón desde la
guna otra 1ndustn a- al proceso de acumulación. El nuevo sistema, que los galería a la bocamina y fundamentalmente desde ésta hasta el punto de em-
contempo dneos veían ejemplificado sobre todo en la región de Lancashi- barque. De acuerdo con esto, la primera línea de ferrocarril "moderna"
.re donde . se ha b ian
' d ad o estas e
rormas prod ucnvas,
· ·
revolucionaba la unió la zona minera de Durham con la costa (1825). De este modo, el fe-
rndustna. rrocarril fue un resultado directo de las necesidades de la minería, especial-
mente en el norte de Inglaterra.
l.a etapa de! ferrocarril La construcción de ferrocarriles, de vagones, vagonetas y locom otoras,
y el extendido de vías férreas, desde 1830 hasta 18 50, generaron una de-
!\ pcs:tr su éxito, una industrializació n limitada y basada en un sector de manda que triplicaron la producción de hierro y carbón, permitiendo in-
la m<lusin;1 texril no podía ser estable ni duradera. Las prim eras dificulta- gresar en una fase de ind ustrialización más avanzada. H acia 1850, en Gran
Bretaña, la red ferroviaria básica ya estaba instalada: alcanzaba lejanos pun-
11 . SUSANA lll ANCHI HISTORIA SOCIAL DEL MUNDO OCCIDENTAL I IJ

' "' rnr.dl's y los centros d e las principales ci udades, en un com plejo gigan- ¿Qué tipo de sociedad se co nfiguró a partir d e la Revolución
ll',co a escala nacional. Además, su o rganizació n y sus métodos de trabajo Indust rial? Las antiguas aristocracias no sufrieron cambios d emasiado no-
mostraban una escala no igualada por ninguna otra industria y su recurso tables. Por el contrario, con las transformaciones económicas pudieron en-
a las nuevas tecnologías ca recía d e preceden tes. De esre modo, ya en la d é- grosar sus rentas. La mod ernización de la agricultura dejaba pin gües
cada de 1840, el ferrocarril se había transfo rmado en sinón imo de lo u ltra- beneficios, y a éstos se agregaron los que proporcio naban los ferrocarriles
moderno. que atravesaban sus posesiones. Eran propietarios del suelo y también del
También la construcción de ferrocarriles presentaba un problema: su subsuelo , por lo tanto la expansión de la minería y la exploració n del car-
airo cosro. Pero este problema se transform ó en su principal ventaja. ¿Po r bón concurría en su ben eficio. Como señala H obsbawm , los nobles ingle-
qué? Las primeras generacio nes de industriales h abían acu m u lado riq ueza ses no tuvieron que dejar d e ser feudales porque hacía ya mucho riempo
en cal cantidad que exced ía la posibilidad de invertirla o d e gastarla. Hom- que habían d ejado de serlo y no tuvieron grandes problemas de adaptación
bres ahorrativos más que derrochadores -volveremos sobre esro- veían có- frente a los n uevos métodos comerciales ni frente a la economía que se
mo sus fortunas se acrecenta ban día a día sin posibilid ades de reinvertir: abría en la "época del vapor".4
suponiendo que el volumen de la industria algodonera se mu ltiplicase, el También para las antiguas burguesías mercantiles -sobre rodo las vin-
capital necesario absorbería sólo una fracción del superávit. Y estos hom- culadas al comercio colonial- y fi nancieras, los cambios implicaron sólidos
bres encontraron en el ferroca rril una nueva for ma d e inversión. De este beneficios. Ya se encontraban sólidamente instaladas en la poderosa y ex-
modo, las co nstrucciones ferrov iarias movi liza ron acu mu laciones d e ca pi- tensa red mercanti l, que d esde el siglo XVlll había sido un a de las bases d e
tal con fi nes ind ustriales, gen eraron nuevas fuentes d e empleo y se trans- la prosperidad inglesa, y las tra nsformacio nes econó micas les posibilitaron
fo rmaron en el estím ulo para la ind ustria de productos d e base. En síntesis, ampliar su radio de acció n. Muchos d e ellos se hab ían beneficiado por un
el ferrocarril fue la solución para la crisis d e la primera fase de la industria proceso de asimilación: eran considerad os "caballeros" (gentfemen), con su
ca pitalista. correspondiente casa de campo, con una esposa tratada como "dama"
(lady), y con hijos que estudiaban en Oxford o Cambridge dispuestos a
Las transformaciones de la sociedad emprender carreras en la política. A escas antiguas burguesías, el éxito po-
día incluso permitirles ingresar en las filas de la nobleza.
La expresión Revolución Industrial fue empleada po r primera vez por es- La posibilid ad de asimilació n en las clases más altas también se dio pa-
critores franceses en la décad a de 1820. Y fue acuñada en explícita analo- ra los p rimeros industriales textiles del siglo XVIII : para algu nos millonarios
gía con la Revolució n Francesa de 1789. Se consideraba que si ésta h abía del algodón, el ascenso social corría paralelo al económico. Es el caso, po r
transfo rmado a Francia, la Revolució n Industrial había tra nsformado a In- ejemplo, de sir Ro ben Peel ( 1750- 1839), que iniciado como uno de los
glaterra. Los cambios podían ser diferentes pero eran co mparables en un primeros industriales textiles, llegó a ser miem bro del Parlamento. A su
aspecto: habían producido una nueva sociedad . muerte no sólo dejaba una cuantiosa forruna, sino también un hijo a pun-
Y esto es importante de señalar, porque significa que desde sus co- ro de ser designado Primer Ministro (aunque tam bién es cierro que ese Pri-
mienzos la expresión Revolución Industrial, implicó la idea de profundas mer M inistro, en algunos med ios cerradamen re arisrocráricos, m uchas
transfo rm acio nes sociales. veces no lograba hacer olvidar q ue era h ijo d e u n fabricante ennoblecido
La sociedad se volvía irreconocible para sus mismos contem poráneos. de Lancashire que empleaba a 15.000 obreros).
Dl'sde Lo rd Byron hasta Roben Owen, desde distintas perspectivas, deja- En síntesis, con límites, algunos pudieron ser asimilados. Sin embar-
ron testim o nios disími les pero que coincidían en describir a esa sociedad go, el proceso de industrialización generaba a muchos " hombres de nego-
en 1l-r111inos pesimistas: el trabajo in fa ntil, el h umo de las fá bricas, el dete- cios", q ue aunque habían acumulado fortuna, eran demasiados para ser
rioro d <· las co ndiciones d e vida, las largas jo rnad as labo rales, el hacina- absorbidos por las clases más airas. Muchos había n salido d e modestos orí-
mie111o l' n las ciudades, las epidemias, la d esmoralización, el descontento
¡•,<'11<-raliz;1do. Sin embargo, también es cierto que no para rodos los resul-
1.11 lm de l.1 R<:volució n Industrial resultaron sombríos. 4 Véase Hobsbawm, Eric J. (1982), pp. 77-93.
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genes -aunque nunca de la más escricca pobreza-, habían consolidado sus labor.al. Esto es _debido a que el proletariado aún estaba emergiendo de la
posicio nes, y a parcir de 18 12, com enzaron a definirse a sí mismos como de trabajadores domiciliarios y campesinos de
"clase m edia". Como cal reclam aban derechos y poder. Eran ho mbres que la soc1e?ad pre.-1.ndusrnal. Se trataba de una clase "en fo rmación", que alin
se habían hecho "a sí mismos'', que debían muy poco a su nacimiento, a su no hab1a adqumdo un perfil definido.
familia o a su educació n. Escaban imbuidos del o rgullo del triunfo y dis- Adem ás, la Revolución Industrial, en sus primeras etapas, lejos de
puestos a batallar contra los obstáculos que se pusieran en su camino. Es- desaparecerlas, reforzó fo rmas pre-induscriales de producción como el sis-
caban dispuestos a derribar los privilegios que aún ma ntenían los " inútiles" tema de trabajo domiciliario. El éxico de las hilanderías multiplicó entre
aristócratas - por los que esta "clase m edia" sentía un profundo desprecio- 1790 Y 1830 el nlimero de tejedores y calceteros en las unidades domésci-
y fundamentalmente a combatir contra las demandas de los trabajado res cas. Posteriormente cuando la tejeduría se mecanizó, en ciudades como
que, en su opin ión, no se esforzaban lo suficiente ni escaban dispuestos to- notablemente el número de costurerías y sastrerías do-
calmente a aceptar su dirección . mesticas. Sm embargo, ya no se trataba del m ismo trabajo, profundamen-
Para estos hombres, al cabo de una o dos generacio nes, la vida se ha- te transforma.do por la Revolución Industrial. De una ocupació n
bía transformado radicalmente. Pero el cambio no los desorganizó. Conta- complementar.1a, con las tareas del ama de casa o con el cultivo de una par-
ban con las no rmas que les proporcio naba los principios de la economía cela o con el ciclo de la cosecha, se transformó en una ocupación de tiem-
li beral - d ifundidos po r periódicos y folletos- y la guía de la religión. Sus po completo cada vez más dependiente de una fábrica o de un taller. El
fortunas crecían día a día, y para ellos era la prueba m ás contundente de sistema domiciliario comenzaba a transformarse en un trabajo "asalariado".
que la Providencia los premiaba por sus vidas austeras y laboriosas. Indu- En estas primeras etapas, resultó clave el aporre de la mano de obra fe-
dablemente eran hombres que crabajaban duro. Vestidos siemp re de levitas '.nenina e i_nfantil. Con una remuneració n menor que los varones, las mu-
negras, vivían en casas confortables distantes de sus fábricas en las que in- jeres consmuyeron la base de la intensificació n del trabajo y much as veces
gresaban muy temprano y permanecían hasta la noche controlando y diri- fueron la alternativa (por ejemplo en la tejeduría) a los costos de la meca-
giendo los procesos productivos. Su austeridad -que les impedía pensar en nización. Como señala M axine Berg, los niños y las mujeres constituyeron
el derroche o en tiempos improductivos dedicados al ocio- era resultado la gran reserva de mano de obra de los n uevos empresarios.5
de la ética religiosa, pero también constituía un elemento funcional para Dentro d e la unidad doméstica, eran las m ujeres las que trabajaba n,
esas primeras épocas de la industrialización, do nde las ga nancias debían pern enseñaban y supervisaban el trabajo de los m ás jóvenes; al
rein vertirse. Sólo el cemo r frente a un fucuro incierto los atormentaba: la mismo nempo que se ocupaban de sus hijos, trasmitían las "habilidades" a
pesad illa de las deudas y de la bancarrota que dejaron a muchos en el ca- las nuevas generaciones de la fuerza de trabajo industrial.
mino. Pero estas amenazas no im pidiero n q ue estos n uevos ho mb res de ne- De la heterogeneidad de formas productivas con la que se inició la
gocios, esca nueva burguesía induscrial fuera la clase triunfante de la Revolución Industrial depend ió la pluralidad de grupos sociales que con-
Revolución Indusrrial. f?rmaban a _los "trabajadores po bres." Sin embargo, con la expansión d el
Los nuevos métodos de producció n m odificaro n profundamente el sistema :abn_I, sobre rodo en la década de 1820, con el avance poderoso de
mundo de los trabajadores. Evidentemente, para lograr esas transformacio- la maqu111ac1ó n , _el ind ustrial -en algunas regiones y en algu-
nes en la estructura y el ritmo de la producción debiero n introducirse im- nas ramas de la comenzó a adquirir un perfil más definido: ya
po rtantes cambios en la cantidad y la calidad del trabajo. Y esos cam bios era la fa,?n l. son_sus En primer lugar, se
co nstituyeron una rupcura que se cransforma en la cuesció n central cuando tr_ata de proler_a,nos ',es decir, de quienes no nenen otra fuente de ingresos
se toman en cuenta los "resultad os humanos" de la Revolució n Industrial. de menc1on mas q ue ve nder su fuerza de rrabajo a cambio de un sa-
Es indudable que, con la producció n en la fá brica, surgió una nueva lan o. En segundo lugar, el proceso de mecanización les exigió concentrar-
clase social: el proletariado o clase obrera. Sin embargo, el proceso de for- se en un linico lugar de trabajo, la fá brica, que impuso al proceso de
mació n de esta clase no fue simple n i lineal. De allí que Eric J. H obsbawm
prdicra emplear para este período - po r lo menos hasta 1830- el término
"1r;1h;1jadorc:s pobres" para referirse a aquellos que constituyeron la fuerza Berg, Maxine (l 987), pp. 145- 172.
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producción un carácter colectivo, como actividad de un equipo en parte ambivalente. Es cierto que, por un lado, disciplinó al t rabajo. Pero, por
humano y en parte mecá nico. El resultado fue u n incremento de la d ivi- otro lado, proveyó de for mas de asistencia a los que por enfermedad o di-
sión del trabajo a un grado de complejidad desconocido hasta entonces. versos problemas no podían trabajar. Además proveyó a los trabajadores de
Y esto modificó profundamente las conductas laborales: las activida- ejem plos de acció n: sus primeras agrupaciones se organ izaron sobre la ba-
des del trabajador debían adecuarse cada vez m ás al ritmo y regularidad de se que proporcionaba el modelo de la asamblea metodista.
un proceso m ecánico. Dicho de otro modo, el trabajo mecan izado de la fá- Para los trabajadores, las condiciones de vida se deterioraron. H asta
brica imp uso una regularidad y una rutina completamente diferente a la mediados del siglo XIX, mantuvo su vigencia la teoría del "fondo salarial"
del trabajo pre-ind ustrial. Era un tipo de trabajo que entraba en conflicto que consideraba que cuanto más bajos fueran los salarios de los obreros
no sólo con las tradiciones, sino con todas las inclinaciones de hombres y más airas serían los beneficios patronales. Los bajos salarios se combinaban
mujeres aún no condicionad os. De allí, las quejas de los patronos por la co n las condiciones materiales en las que se desarrollaba la vida cotidiana.
"indolencia" de los trabajadores que se negaban , por ejemplo, a trabajar los Sobre todo después de 1820, el trabajo industrial se concentró en las ciu-
lunes. En efecto, para los empresarios co nstituyó una ardua tarea desterrar dades del oeste de Yorkshire y del sur de Lancashire, como Manchester,
la costumbre del "lunes santo," día rese rvado por los jornaleros artesanales Leeds, Bradford y otras concentracio nes menores que prácticamente eran
para reponerse de la resaca dominguera. barrios obreros interrumpidos sólo por las fábricas. En este sentido, el de-
El conflicto se planteaba entre las d istintas medidas d el tiempo. El tra- sarrollo urbano de la primera mirad del siglo XlX fue un gran proceso de
bajo pre-industrial se medía por los ciclos de las cosechas, en meses y en se- segregación que empujaba a los trabajadores pobres a grandes concentra-
manas; se medía por la necesidad y por las ganas de trabajar. En cambio, el ciones de miseria alejadas de las nuevas zonas residenciales de la burguesía.
trabajo fabri l se medía en días, horas y minutos. Dicho de otro modo, la Las condiciones de vida en estas co ncen traciones obreras, el hacinamiento,
industria trajo la tiranía del reloj -que para los trabajadores culminó con la la falta de servicios públicos favoreció la reaparición de epidemias, como el
invención de Benjam ín Franklin, el "reloj registrador", hacia fi nes del siglo cólera y el tifus que afectaro n a G lasgow en la década de 1830.
XVlll-. Es cierto que, a la larga, los trabajadores incorporaro n e internali- Y estos problemas urbanos no sólo afectaban las cond iciones materia-
zaron la nueva med ida de tiempo del trabajo industrial. Y con esto comen- les de vida, sino que fundamentalmente la ciudad destruía las antiguas fo r-
za rá la lucha por la reducción de la jornada laboral. Pero también es cierto mas de convivencia. La experiencia, la trad ición, la moral idad pre-indus-
que, en los com ienzos, fueron también notables las resistencias frente a es- trial no ofrecían una guía adecuada para un comportamiento idóneo en
te tipo de trabajo. una sociedad ind ustrial y capitalista. De allí, la desmoralización y el incre-
Frente a las resistencias, ante las dificultades de acond icio nam ien to al mento de problemas como la prostitución y el alcoholismo.
nuevo tipo de trabajo, se forzó a los trabajadores med iante un sistema de Uno de los ámbitos donde más se advertía la incompatibilidad entre la
coacciones que organizaba el mercado de trabajo y garantizaba la d isci pli- tradición y la nueva racionalidad burguesa era el ámbito de la "segu ridad
na. Para esto concurrieron leyes, como la de 1823 q ue castigaba con la cár- social." Dentro de la moralidad pre-ind umial se consideraba que el hom-
cel a los obreros que no cumplieran con su trabajo o la Ley de Pobres de bre tenía derecho a trabajar, pero que si no podía hacerlo tenía el derecho
1834 que recluía a los indigentes en asilos transformados en casas de tra- a que la comu nidad se hiciese cargo de él. Esta tradición se continuaba en
bajo. Tam bién se obligaba a trabajar manteniendo bajos los salarios y a tra- muchas zonas rurales, en algunas organizaciones de artesanos y trabajado-
vés del pago por pieza prod ucida, lo que obligaba al trabajador a la res calificados, e incluso entre aquellos que participaban de la Iglesia meto-
concurrencia cotidiana. d ista. Pero esta t radición era algo completamente incom pati ble con la
Pero también se disciplinó mediante fo rmas más sutiles. Y en ese sen- lógica burguesa que basaba su triunfo en el "esfuerzo individual". Además,
1ido hay que d estacar el papel que jugó la relig ión. El metodismo, de gran como ya señalamos, si la burguesía consideraba su riqueza como el premio
di íusión entre los sectores populares, insistía particularmente en las virtu- d e la Providencia a sus virt udes, res ultaba lógica la asociación entre pobre-
dL·s disciplinadoras y el carácter sagrado del trabajo duro y la pobreza. En za y pecado (asociación que hubo de tener una larga permanencia). De allí
!:is ,·srnelas dominicales se daba particular importancia a enseñar a los ni- que la "caridad" burguesa funcionara como motor de degradación más que
""' d v:dor del tiempo. Sin embargo, el papel jugado po r el metodismo fue de ayuda material.
118 SUSAN A BlANC H I 11 9
H ISTORIA SO CIAL DEL M UN DO OCCIDENTAL

Frt·111c a la nueva sociedad que conformaba el capitalismo industrial, de crear asociaciones- , co menzaron los movimientos que configuraban las
lns trabajadores pod ían dificul tosamente adaptarse al sistema e incluso in- primeras fo rmas de lucha o brera. .
1cnr:u "mejo rar": sobre todo, los calificados podían hacer esfuerzos para in- En las pri meras décadas del siglo XIX, las demandas de los craba¡ado-
gresar a la "clase media" o, por lo menos, seguir los preceptos de austeridad res de una d em ocracia política coincidieron con las aspiraciones de las nue-
y de ayuda a "sí mism os" q ue p roponía la sociedad burguesa. También po- vas "clases m edias" a una mayor participació n en el poder político. Frente
dían, empobrecidos y enfrentados a una sociedad cuya lógica les resultaba a un sistema e n q ue el sufragio era privilegio de las clases propietarias q ue
incom prensible, desmo ral izarse. Pero aún les q uedaba otra salida: la rebe- contaban co n un determinado nivel de renta, la lucha se centró en la am-
lió n. Y para esto la experiencia no era d esdeñable. Por un lado, estaban los pl iació n d el sistema electoral. El problema radicaba en que .ant.igu?s con-
primeros movimientos de resistencia del siglo XVJIJ pocos articulados pero d ados anteriormente densamente hab itad os habían d1sm 111u1do su
de acció n específica y d irecta q ue brindaban modelos para actuar. Por otro población -eran los llam ados "burgos podridos"- , pero, a pesar de esto,
lado, las tradiciones jacobinas - del ala radical de la Revolución Francesa- co nservab an la mayoría en la representació n parlamentaria de modo ral
que habían sido asumidas por artesanos q ue pronto se transfo rmaro n en los q ue a veces un solo propietario podía llegar a tener dos bancas en el Parla-
líderes de los trabajadores pobres y de la incipiente clase obrera. De este mento. Por el contrario, centros densamente poblados, como las nuevas re-
modo, pronto surgió la o rganización y la protesta. Como lo señala Edward giones ind ustriales, carecían de representación.
P. Thompson, la clase o brera fue "hecha" por la industria, pero también se D urante estos años, la intensa movilización perm itió a los trabajado-
hizo a sí m isma en el proceso que permitió el pasaje de la "conciencia de res, sobre cod o a los calificados, avanzar en el derecho de asociación. En
oficio" a la "conciencia de clase".6 1824, se a nul ó la legislació n que prohibía asociarse y comenzaron a surgir
En las últimas décadas del siglo XYIIl , la p rimera fo rma de lucha en los sindica ros ( Trad e Unions), culmi nando en 1830 co n la fo rmació n de la
co ntra de los nuevos m étodos de producció n, el lud ismo, fue la d estruc- Unió n General de Protección al Trabajo. Pero si avanzaron en organiza-
ció n de las máq uinas q ue competían con los trabajadores en la medida que ció n, los trabajadores perdiero n en la lucha por los derechos políticos. En
suplantaban a los o perarios. C uando ya fue claro q ue la tecnología era un efecto, la luch a po r la ampl iación del sistema político culminó con la refor-
proceso irreversible y que la destrucción de máqui nas no iba a co ntener la ma electo ral d e 1832. Po r esta refo rma se suprimían los "burgos podridos",
tendencia a la ind ustrializació n, esca fo rma de lucha continuó sin em bargo se o to rgab a re presentación a los nuevos centros ind ustriales y acrecentó
empld ndose como fo rma de expresió n para obtener au mentos salariales y número d e el ectores (de 500.000 a 800.000) al dism inuir la renca req uen -
dismi nució n de la jo rnada de trabajo. Y hacia 1811 y 18 12 el movi m iento da para votar. Esto indudablemente favo recía a la "clase media", pero ex-
ludica adq uirió tal extensión que las leyes implantaron la pena de muerte cluía a la clase obre ra de los derechos políticos.
para los destructores de m áquinas. El fracaso de 1832 constituyó un hito en la conformació n del movi-
Pero !::is demandas no se restringieron a la mejo ra de las condiciones miento labo ral: estaba claro que los intereses de los trabajadores no podían
de trabajo ni al aumento de los salarios, sino q ue también aparecieron rei- coincidir con los de la burguesía. Era necesario plantearse nuevas fo rmas de
vi nd icaciones vi nculadas con la política. En este sentido, la infl uencia de la lucha. Esto coincidía además co n una ofensiva de los patronos contra los sin-
Revolució n Francesa fue sign ificativa: el jacobinismo había dorado a los dicaros - los empresarios se negaban emplear a trabajado res
viejos artesanos de una nueva ideología, la lucha por la democracia y po r que los o bligó a transformarse en asociacio nes prácticamente clandestinas.
los derechos del hombre y del ciudadano. No fue una sim ple coincid encia Sin embargo, la cuestión de los derechos políticos continuó ocupando el cen-
t !ll<' t'll 1792 se publicara la obra de Thomas Paine, Los derechos del hombre
ero del movim iento de trabajadores. En esca línea, en 1838, la Asociació n de
y t¡ut· d zapatero Thomas H ardy fundara la primera Sociedad de Corres- Trabajado res de Lo ndres confeccio nó un programa que se llamó la Carta del
po 11drnc ia, asociació n secreta q ue agrupaba a los trabajadores. De esta ma- Pueblo: se exigía el derecho al sufragio universal, idéntica divisió n de los dis-
11n :1, :1 de una legislació n represiva - en 1799 se anularon los derechos tritos electora les, dieras para los diputados, entre otras peticiones.
La C arca d el Pueblo d io o rigen a un vasco movimiento, el cartismo,
que se extendió po r coda G ran Bretaña alcanzando, sobre todo hacia 1842,
'· "'"'" ' Tli11111 pso n. Edward [> (1977), prólogo, c. l. una amp lia r esonancia. Sin em bargo, el carcismo terminó disgregándose.
132 SUSANA HIANC l-11 HISTO RIA SOCIAL DEL l.1 UN DO OCCID ENTA L 133

régimen permirieron que incernamence se organizara un movimienco favo-


rable a Napoleón (marzo de 1815). De este modo, evadiendo su custodia
y con el apoyo de la fuerza m ilitar, Napoleón pudo apoderarse de París, dis-
puesto a continuar la guerra. Pero sólo logró man tenerse en el poder cien
días. En la batalla de Waterloo fue derrotado por el ejército inglés al man-
do del d uque de Wellington ( 18 de junio de 1815) . Napoléon abdicó y fue
confinado en la lejana isla de Santa Elena, donde pasó sus últimos años.

2. El ciclo d e las revoluciones burguesas

La caída de Napoleón llevó a la definición de un nuevo o rden europeo, ra-


rea que q uedó a cargo de los vencedores: Gran Bretaña, Rusia, Ausrria y
Prusia. Dos -Austria y Rusia- constituían monarquías absolutas; Inglate-
rra, por el concrario, como vimos, era una monarquía limitada por un Par-
lamento. Prusia era la nació n menos significativa; sin embargo, al
reconocérsele el papel de "genda rme" sobre las fronteras francesas, creció su
papel internacional y su influencia sobre los otros estados alemanes. En sín-
tesis, el nuevo orden constituyó un compromiso entre liberales y partida-
rios del antiguo régimen, compromiso que no significó equil ibrio ya que,
como lo demostraron las reuniones del Congreso de Viena (18 15), el peso
predominante se volcó hacia las viejas tradiciones.
El primer problema que tuvieron que afrontar fue el de rehacer el ma-
pa de Europa: el objetivo era consolidar y acrecencar territorialmente a los
vencedores y crear "estados-tapones" que impidieran la expansión francesa.
Po lo nia fue distribuida entre Rusia y Prusia -que también obtuvo Sajo-
nia-, sin escuchar los clamores polacos a favo r de su autonomía. Inglaterra
obtuvo n uevas posesiones coloniales y Austria ganó algunas regiones italia-
nas, aunque vio disminuir su influencia dentro de los estados alemanes
frente al nuevo peso que ganaba Prusia. Holanda y Bélgica se unieron en
un solo reino, lo mismo que No ruega y Suecia. En Italia, fuera de las re-
giones bajo control austríaco, subsistía una serie de estados menores. Espa-
ña y Portugal manruvieron sus límites, mientras Francia volvía a los q ue
ten ía antes de la Revolución. Pero este mapa eu ropeo dejó planteados pro-
blemas, como la cuestión de la "for mación de las naciones", que frecuente-
mente reaparecerán a lo largo del siglo.
La obra del Congreso de Viena fue completada por la iniciativa del za r
de Rusia, Alejandro I: la Santa Alianza. O rlado por el misticismo de su au-
tor, el proyecto proponía la alianza de los mo narcas absolutistas en defen-
sa de sus principios religiosos y políticos contra los ataques de u na ola
134 SUSANA BIANCHI HI STO RIA SOCIAL DEL MUNDO OCCIDENTAL 135

liberal que -con razó n- se pensaba que no estaba totalmente aniquilada. El Ya en torno a 1820 se dieron los primeros síntomas de que era impo-
misticismo de Alejandro I no cuadraba con un espíriru realista y práctico sible retomar al pasado según el proyecto de la restauración absolu tista.
como el de Merremich, canciller de Austria, pero éste aceptó la propuesta: Una revolución liberal en España -que por un breve tiempo impuso una
desde su perspectiva, se trataba de contar con un instrumenro que permitie- Consrirución a Fernando Vi l- y el levantamiento de G recia que se inde-
ra intervenir en la política europea (1815). Pese a que estuvo listo el instru- pendizó del Imperio turco constituyeron los p rimeros signos. Los movi-
mento con el que se intentaría imponer el antiguo orden, la tarea no fue mientos y también las ideas que los sustentaban -el liberalismo, el
sencilla, ya que la sociedad se encontraba profundamente transformada. romanticismo, el nacionalismo- alcanzaban su madurez.
El liberalismo - un término am plio e impreciso- era una fi losofía polí-
tica orienrada a salvaguardar las li bertades, tanto las políticas y económicas
Las revoluciones de 1830 generales como las que debían gozar los individuos. Como política econó-
mica, el liberalismo logró su mayor madurez en Gran Bretaña. Los princi-
Las bases de las revoluciones: liberalismo, romanticismo, nacionalismo pios 'del laissez-foire formulados por los fisiócratas franceses, y también por
Adam Smith en La riqueza de las naciones, llegaron a su mayor desarrollo
La cerrada con cepción política que se intentaba imponer, las intenciones con la obra de economistas como David Ricardo. Sostenían que las leyes del
de rerornar al absolutismo, desató en la sociedad intensas resistencias. Las mercado actuaban como las leyes de la naturaleza, que "una mano invisible"
ideas difund idas por la Revolución -la libertad, la igualdad- habían alcan- hacía coincidir los objetivos individuales y los objetivos sociales. De allí la
zado suficiente consenso y el grado de madurez necesaria para agudizar el negativa a roda intervención estatal que regulara la economía: esta interven-
clima de tensión social y política. De es re modo, ante la "restauración", se ción sólo podía quebrar un equilibrio natural. El Estado debía limitarse a
polarizaron los liberales que aspiraban imponer los principios· revoluciona- proteger los derechos de los individuos. Era además el sistema ideológico
rios. El panorama se complejizaba además por los movimientos nacionalis- que más se ajustaba a las actividades y objetivos de las nuevas burguesía.
tas que surgían en aquellos países que se sen rían deshechos u oprimidos por El liberalismo también se constituyó en un programa político: libertad
los repartos territoriales del Congreso de Viena. e igualdad civil protegidas por una Constitución escrita, monarquía limi-
En algunos lugares, como en Italia y en Alemania, el liberalismo con- tada, sistema parlamentario, elecciones y partidos políticos eran las bases
fluyó con el nacionalismo ya que, para poder constituir las unidades nacio- de los sistemas que apoyaban la burguesía liberal. Pero también el temor a
nales, era necesario expulsar a monarquías extranjeras o liberarse de los los conflictos sociales llevó a una concepción restringida de la soberanía
poderes autocráticos que dominaban. Para luchar por estos principios, sur- que negaba el sufragio universal: el voto debía ser derecho de los grupos
gieron sociedades secretas que adoptaron distintas formas de organización responsables que ejercían una ciudadanía "activa", de quienes tenían un de-
y d istintos nombres. Entre ellas, las más conocidas fueron las logias masó- terminado nivel de riqueza o de culrura, es decir, la burguesía del d inero y
nicas y sociedades como la de los carbonarios, llamadas así en lralia porque del talento. Desde nuestra perspectiva contemporánea, este liberalismo que
sus miembros se reunían en los bosques para escapar del control de las au- implicaba una democracia restringida, resulta limitado e incluso notable-
toridades austríacas. En Francia se organizó la charbonnerie, según el mo- mente conservador; sin embargo, en su época, en la medida que fue la ba-
delo italiano, integrada sobre todo por jóvenes universitarios y militares de se de la destrucción del antiguo régimen, constituyó indudablemente una
filiación bonapartista. Los objetivos que perseguían estas sociedades eran fuerza revolucionaria.
variados pero coincidían en líneas generales. En Italia y Alemania, aspira- Pero el liberalismo también se combinó con otras trad iciones intelec-
ban a la unificación de la nación bajo una monarquía constitucional o -co- tuales. En efecto, el pensamiento que se había acuñado en el siglo XVlll, el
mo aspiraban los grupos más radicalizados- bajo un gobierno rep ublicano. racionalismo y el materialismo propios de la Ilustración, también había
En Francia y en España, buscaban establecer un gobierno que respetara los despertado reaccciones. De este modo, el rechazo al racionalismo analítico
principios liberales. Pero en todas partes su característica fue la organiza- y la exaltación de la "intuición," y de las viejas tradiciones medievales se
ción secreta, una rígida disciplina y el propósito de llegar a la violencia, si transformaron en las pri ncipales características del romanticismo. Las pri-
era necesario, para lograr sus objetivos. meras manifestaciones de esta nueva corriente fueron literarias, y se advier-
136 SUSANA BIANCHI HISTORIA SOCIAL DEL MUNDO OCCIDENTAL 137

ten especialmente en Inglaterra, pero poco después se propagarán por roda tesis, cultura, raza o grupo étnico y espacio territorial confluían en la idea
Europa adquiriendo formas diversas. de la nación. Pero también el nacionalismo alcanzó repercusiones políticas.
En Francia, el romanticismo constituyó, originariamente, un movi- Se consideraba que el Estado debía coincidir con fronteras étnicas y lin-
miento tradicio nalista en reacción cont ra la Revolución Francesa. Es el ca- güísticas, y fundamentalmente, se afirmaba el principio de la autodetermi-
so de C hateaubriand, católico y monárquico, dedicado a exaltar el nación: el gobierno que dirigía a cada grupo "nacional" debía estar libre de
medioevo - hasta entonces despreciado- en sus principales obras, buscan- cualquier instancia exterior.
do exaltar el espíri tu nacional. Pero también fue romántico Víctor Hugo, Uno de los centros del nacionalismo europeo fue París, en donde se
republicano, liberal y revolucionario. encontraba exiliado José Mazzini, que había constituido el grupo revolu-
cio nario la Joven Italia, destinado a luchar por la unificación de los distin-
El romancicismo, caneas veces mal definido, no es, después de wdo, orra cosa tos estados de la península y por su organización en un régimen
que el liberalismo en lirerarura [...] libertad en el arre, la libertad en la so- republicano y democrático. Pero fue, sobre todo, en las universidades ale-
ciedad, he ahí el doble fin al cual deben render, con un mismo paso, todos los manas donde se dieron las form ulaciones teó ricas más completas q ue per-
espíritus consecuences y lógicos; he ahí la doble enseña que reúne, salvo muy mi tieron generar en el ánimo de sus compatriotas la idea de una "patria"
pocas inceligencias, a roda esa juvenrud, can fuerce y paciente, de hoy; y junto unitaria. Dicho de otro modo, el nacionalismo - como el liberalismo y el
a la juvencud, y a su cabeza, lo mejor de la generación que nos ha precedido romanticismo- fue un movimiento que se identificó con las clases letradas.
[... ] (Vicror Hugo, prefacio a la primera edición de Hernani, 1830). Esto no significa q ue no hubiese vagos sentimientos nacionales entre
los sectores populares urbanos y entre los campesinos. Sin em bargo, para
La exaltació n del espíritu nacional, y la búsqueda de sus orígenes, permitió estas clases, sobre todo para las masas campesinas, la prueba de la identifi-
que el romanticismo prendiera fuertemente en aquellos países ·que se con- cació n no la constituía la nacionalidad sino la religión. Los italianos y es-
sideraban desmembrados u oprimidos por la dominació n extranjera. En es- pañoles eran "católicos", los alemanes "protestantes" o los rusos
ta línea, el polaco exiliado en Francia, Federico C hopin; o Luis Beethoven, "ortodoxos". En Italia, el sentimiento nacional parecía ser ajeno al localis-
constituyeron grandes expo nentes del romanticismo musical. mo de la gran masa popular que ni siquiera hablaba un idioma común.
Pese a las diferencias, ¿qué tenían en común los diversos exponentes Además, el hecho de que el nacionalismo estuviese encarnado en las bur-
del romanticismo? El reemplazo de los mesurados modelos clásicos por un guesías acomodadas y cultas era suficiente para hacerlo sospechoso ante los
estilo apasionado y desbordante; la decisió n de romper con los viejos mol- más pobres. C uando los revolucionarios polacos, como los carbonarios ita-
des. De allí que, más que un conjunto coherente de ideas, el romanricismo lianos trataron insistentemente de atraer a sus filas a los campesinos, con la
constituyó una actitud. Era romántico sufrir, rezar, combati r, viajar a tie- promesa de una reforma agraria, su fracaso fue casi total. Y este es un dato
rras lejanas y exóticas, comunicarse con la naturaleza, buscar el sentido de de las dificultades que implicará la "construcción de las naciones" en el
la historia. Era romántico leer sobre el medioevo y la antigüedad clásica. marco de las revoluciones bu rguesas.
Era rom ántico amar apasionadamente, más allá de los patrones morales y
convencionales. En síntesis, era el desafiante rechazo a todo lo que limita- Los movimientos revolucionarios de 18309
se el libre albedrío de los individuos.
En este contexto, la época fue favorable para los inicios del nacionalis- En Francia, tras la caída de Napoleón, los viejos sectores sociales y políti-
mo. Era aún un término confuso, que aludía más a un sentimiento que a cos, los ultras, habían desencadenado una violenta reacción antiliberal in-
una doctrina sistemáticamente elaborada. Pero lo cierto es que en muchos tentando restaurar los principios del absolutismo. Pero eran muchas las
países europeos - y con mayor fuerza en los q ue se consideraban oprimi- dificultades para retornar al antiguo orden: la sociedad se había transfor-
dos- comenzaba a agitarse la idea de la nación. Comenzaba a conformarse mado y los principios de la revolución se habían extendido. De allí, la in-
la conciencia de pertenecer a una comunidad ligada por la herencia común tensa resistencia.
de la lengua y la cultura, unida por vínculos de sangre y con una especial
relació n con un territorio considerado como "el suelo de la patria". En sín- 9 Véase Hobsbawm, Eric J . (1997), pp. 116- 137.
138 SUSANA BIANCHI HISTO RIA SOCIAL DEL M UNDO OCCIDENTAL 139

Luis XV11I había intentado, con oscilaciones, una política conciliatoria. De este modo, los belgas proclamaron su independencia y un Congreso
Incluso había concedido una Carta Consrirucional en la que se admirían con constituyenre convocado en Bruselas eligió a Leopoldo de Sajonia-Cobur-
limiraciones algunos derechos consagrados por la Revolución de 1789. Pero go, su primer monarca. Era la segunda vez que, en la oleada revolucio na-
la siruación cambió después de la muerte de Luis XV1II (1824). Su sucesor ria de 1830 , un rey recibía sus poderes de un parlamenro que represenraba
Carlos X, más compenerrado de los principios del absolurismo, desencade- a la nación.
nó una persecución conrra todo lo q ue llevara el sello del liberalismo que También en sepriembre de 1830 esrallaron motines en las ciudades del
provocó el desarrollo de una oposición fuertemente organizada . Se prepara- cenrro de Alemania, en noviembre la ola revolucionaria alcanzó a Polonia,
ban así los ánimos para una acción violenta que no rardó en llegar. y a comienzos de 183 1 se exrendió a los esrados italianos. Pero ·estos m ovi-
Cuando Carlos X promulgó, sin intervención del parlamenro, en julio m ienros fueron sofocados. Los príncipes alemanes reprimieron a los li bera-
de 1830, un conjunto de medidas resrrictivas sobre la prensa y el sisrema les y conrrolaron fácilmenre los focos de insurrección. Los revolucionarios
electoral, un levantamiento popular estalló en París. La represión fue im- polacos e iralianos fueron impotenres frenre a los estados absoluristas -Ru-
porente y el com bare, duranre rres días -27, 28, y 29 de julio- se instaló sia y Ausrria, respecrivamenre- a los que esraban someridos. Las diferencias
en las calles. Tras la abdicación del rey, ante el remor de que la participa- denrro de las fuerzas movilizadas, entre la burguesía y las masas populares
ción popular desembocara en el retorno de la república jacobina, los libe- por un lado, enrre quienes aspiraban a reformas más radicales y enrre los li-
rales más moderados se apresuraron a otorgar al duque Luis Felipe de berales que aspiraban únicamenre a modernizar el sisrema polírico, po r
Orleans -notoriamente liberal- la corona de Francia. orro, fueron factores que debiliraron a los revolucionarios. Sin embargo,
Luis Felipe, el "rey burgués" - tanto .por sus ideas como po,r su estilo de q uedaba el impulso para un nuevo asalto.
vida-, juró la Constitución (9 de agosto de 1830). El nuevo mo narca reci-
bía su ritularidad no por un designio divino ni en una herencia histórica
depositada en su familia, sino de la voluntad de los representanres del pue- las revoluciones de 1848: "la primavera de los pueblos"
blo en ejercicio pleno de la soberanía nacional. De este modo, según los
principios del liberalismo, se volvía a insralar una monarquía limitada so- De las revoluciones de 1830 sólo había quedado un resrigo, Bélgica, inde-
bre la base del sufragio restringido. Pero esto rambién significaba la derro- pendienre y con una Constitución liberal. En Francia, el viraje conserva-
ta definitiva de las aristocracias absolutistas. do r de la monarqu ía de Luis Felipe de O rleans suponía para muchos la
La agitació n revolucionaria de 1830 no se limitó a Francia, sino que traició n a la revolució n que lo había llevado al rrono. En Iralia, los ausrría-
fue el estímulo para desencadenar orros movimienros que se extendieron cos manrenían su férrea presencia; en Alemania, se posponían los ideales de
por gran parte de Europa, incluso a Inglaterra, donde se inrensificó la agi- unidad nacional mientras en muchos esrados los príncipes gobernaban con
tación por la reforma electoral que, como vimos, culminó en 1832. Pero un régimen prácricamente absolu risra; en Polonia, los rusos habían supri-
los movimienros fueron particularmente inrensos en otros países, donde los mido rodas las libertades. Pero en 1848 se inrenró el nuevo asalro: las simi-
principios del liberalismo coincidían con las aspiraciones nacionalistas. lirudes con las revoluciones de la década de 1830 fueron muchas, pero
La remodelación del mapa de Europa que había hecho el Congreso de rambién se registraban significarivas diferencias.
Viena había unificado a Bélgica y H olanda. Pero todo separaba a los dos
países, la lengua, la religió n e incluso, la economía. En efecto, la burguesía Las nuevas bases revolucionarias: democracia y socialismo
belga había comenzado su industrialización y reclamaba políticas protec-
cionistas, mientras que los holandeses, con hábitos seculares de com ercian- Los movimientos de 1848 fueron básicamenre movimientos democrdticos.
tes, se .inclinaban por el librecambismo. Estas cuestiones, combinadas con En efecro, frente a ese liberalismo político que se definía por o posición al
el incipienre nacionalismo, fueron las que impulsaron la revolución en Bél- Antiguo Régimen, las revoluciones del 48 buscaron profundizar sus conte-
gica. La libertad de prensa y la liberrad de enseñanza que reclamaban los nidos. Se comenzó a reivindicar el derecho de voto para todos los ciudada-
católicos - para impedir que el gobierno holandés propagara el protesran- nos: no había democracia sin sufragio universal. En el mismo sentido, se
tismo por medio d e los programas escolares- fueron las banderas de lucha. prefería hablar de soberanía popular en lugar de soberanía nacio nal. Según
140 SUSANA BIANCHI 1llSTORIA SOCIAL DEL MUNDO OCCIDENTAL 141

se observaba, el rérmino "nació n" pa recía referirse a una entidad colecriva Familias, recl utaban adeptos entre los sectores populares y el inc1p1en te
absrracra; en la práctica esa soberan ía era ejercida nada más que po r una prolerariado fra ncés. En este senrido, las nuevas ideas reflejaban las trans-
minoría. El término "pueblo," en cambio, subrayaba la to ralidad de los in- formaciones de la sociedad. En Francia, como veremos en el siguienre capí-
d ividuos; el "pueblo" al que invocaban los revolucionarios del 48 era el tulo, estaba iniciándose el proceso de industrializació n. Es cierto que aún
co njunro de los ci udadanos y no una absrracción jurídica. Y si el liberalis- primaban las antiguas for mas de t rabajo en los talleres tradicionales, pero
mo se había inclinado por las mo narq uías consritucio nales como fo rma d e la mecanización de las industrias del algodó n y la lana y, posreriormente, la
gobierno, esra d emocracia consideraba a la república como la forma políti- construcción de los fe rrocarri les habían comenzado a confo rmar el núcleo
ca más idónea para el ejercicio del sufragio universal, la soberanía popular inicial de la clase obrera.
y la garan tía a las libertades. Pero había más. Se comenzaba a acusar al li- Si bien su doctrina, co nsiderada la base del pensamiento anarquis ta,
beralismo de p redicar una igualdad estrictamenre jurídica, de igualdad an- fue sistematizada en la segunda mitad del siglo XIX, la obra de P. J. Proudhon
te la ley, pero de permanecer insensible ante los contrastes sociales de ¿Qué es la propiedad? {1840) causó un fue rte im pacto en los medios socia-
riq ueza/pobreza, cultu ra/analfaberis mo. Era necesario rambién luchar por listas. Fuertemente antiautoritario, Pro udho n consideraba que la propie-
la reducción de las desigualdades en el orden social. 1º dad privada im plicaba la negació n de la libertad y de la igualdad, catego-
Incl uso, ya hab ía comenzado a pronunciarse la palabra socialismo. E n rías que constituyero n el núcleo d e su pensamiento. Para él, la única fo rma
Francia, por ejemplo, C harles Fourier fue u no de los principales exponen- de asociació n vál ida era la que derivaba del espíritu solidario , es decir, el
tes d e lo q ue se llamó el "socialismo utópico". En su obra El nuevo mundo mu tual ismo. Organizaciones d e autogesrión económica y autoadministra-
industrial ( 1820) había denunciado la propied ad privada, la competencia y ción política debía n mulriplicarse por todo el rerrirorio con ind ependencia
la libertad de comercio como las bases de la desigualdad social. Pero Fou- de todo estarismo. De all í surgiría un esrado de no gobierno, la anarquía,
rier no sólo criticaba, si no que tam bién proponía un proyecro para cons- al cual arribuía una carga de orde n capaz d e con traponerse al deso rden do-
truir una sociedad racional y armónica -el n uevo m undo indusrrial- m inante en la economía burguesa.
basado en el princip io d e cooperación. Tam bién Etienne Caber rescataba
las ideas comunitarias presentes en las viejas utopías para form ular en su Los movimientos revolucionarios de J848
novela Viaje por Icaria ( 184 1) un proyecto de sociedad co m unista. Pero fue
tal vez Louis Blanc quien mayor influencia ejerció en la for mación del so- La administración de Luis Fel ipe, apoyándose en gru pos de la burguesía fi-
cialismo francés: en su obra Organización del Trabajo (1840) p ropon ía, co- nanciera, controlaba un gobierno en el q ue la participación electoral esraba
mo medio para transformar la sociedad y sup ri m ir el mo nopolio burgués restringida a q uienes rcn ían derecho de voto, el país legal. Pero el desconten-
sobre los medios de p rod ucción, la creació n de "talleres sociales", coopera- ro crecía alimentado por las sospechas de q ue la admin isrración esraba co-
rivas de p rod ucción montadas con créd itos estarales. En síntesis, delegaba rrompida y el Estad o se dedicaba a beneficiar a especuladores y financisras.
en el Estado la tarea de la "emancipació n del proletariado". La situació n se agravaba por la crisis eco nómica que afectaba a Europa. En
Pero no se t rataba sólo de pensadores reóricos. D esde 1830, habían efecto, d esde 1846, una drástica reducción en la cosecha de cereales había
surgido organizaciones de trabajadores -em briones de los futuros sindica- desatado oleadas de agiración rural. Pero ram b ién el alza de los precios de
tos- y periódicos como el }ournal des Ouvriers y Le Peuple se transforma- los alimentos y la reducción del poder adqu isitivo hab ían generad o, en las
ban en los canales de d ifusió n de las nuevas ideas. De este modo, A uguste ciudades, la crisis del comercio y de las manufacturas, con las secuelas de
Blanqui -que a d iferen cia de los otros socialistas propiciaba la insurrección la desocupació n. Es cierro que las revoluciones estallaron, en 1848, cuan-
armada como único método válido para la roma del poder político- inspi- do la siruación económica había comenzado a esrabilizarse, pero la crisis, al
ró un movi miento organizativo. M ientras las agru paciones carbo narias re- erosionar la autoridad y el crédito del Esrado, intensificó y sincronizó los
publica nas recl utaban a la burguesía letrada {profesio nales, estud ian tes descontentos, preparando el rerreno para la propaganda subversiva. En sín-
universitarios), las organ izaciones blanquistas como las Sociedades de las resis, las consecuencias de crisis se combinaban con el descon tento político.
E n ese contexto, la oposició n al gobierno de Luis Felipe comenzó a
IO Véase Agulhon, Maurice ( 1973), cap. l. realizar una "campaña de banqueres" donde se reu nían los representantes
142 SUSANA BIANCHI l ll S J"ORIA SOCIAL D EL OCCIDENTAL 143

de los distintos sectores políticos para tratar temas de la política reformis- ciencia Luis Napoleón Bonaparre, apoyado por el Partido del Orden cuyo
ta, fundamentalmente, la cuestión de la ampliación del derecho de sufra- programa defendía la propiedad , la religión, el reestablecimienro de la gui-
gio. El 22 de febrero de 1848, la prohibición del ministro Guizot de uno llotina y negaba el de recho de asociación. En síntesis, el temor a la "repú-
de esos banquetes, que debía celebrarse en un restaurant de los Campos blica social" había llevado a la burguesía francesa a abrazar la reacción.
Elíseos, fue la señal para el estallido: durante dos días la muchedumbre se Los acontecimientos franceses fueron inseparables de la ola revolucio-
adueñó de las calles, levantó barricadas en los barrios de París y, en la no- naria que agitó a Europa en 1848. Italia, los territorios alemanes, Prusia, el
che del 24, asaltó las Tullerías. Ante el curso que habían tomado los acon- imperio austríaco se vieron agitados por movimientos que mostraban ca-
tecimientos, Luis Felipe abdicó. La presión popular impidió que se tomara racterísticas comunes: a las reivindicaciones políticas, se agregaba la insu-
una solución tibia: se proclamó la República y se estableció un Gobierno rrección social. En Italia se sumaba el componente nacionalista, la
provisional donde se vislumbraba el compromiso entre todos los sectores expulsión de los austríacos, como paso para la unificación. Pero las insu-
que habían participado en el levantamiento. En efecto, el Gobierno, presi- rrecciones populares, q ue siguiendo los postulados de Mazzini, se produje-
dido por el poeta Alphonse Lamartine estaba compuesto por republicanos ron en Florencia, Venecia, Roma -de donde debió huir el Papa- y otras
liberales, demócratas, socialistas e incluso por un representante de los obre- ciudades italianas pronto fueron sofocadas por la flota austríaca y el ejérci-
ros de París. Se elaboró un programa que establecía el sufragio universal, la to francés que envió Luis Napoleón Bonaparte. Después de los fracasos del
abolición de la esclavitud en las colo nias, la libertad de prensa y de reunión, 48, únicamente el reino de Piamonte-Cerdeña, bajo el reinado de Víctor
la supresión de la pena de muerte. Pero también se introdujeron los recla- Manuel III, contaba con una Constitución liberal. De allí saldrán las bases
mos socialistas: derecho al trabajo, libertad de huelga, limitación de la jor- para la posterior unificación ( 1870).
nada laboral. Para atender las demandas sociales se estableció una comisión La agitación revol ucionaria también se propagó a Austria y a los esta-
que funcionaba en Luxemburgo, presidida por Louis Blanc, y·para paliar dos alemanes. Mientras el pueblo de Viena se levantaba en armas y obliga-
el problema del desempleo se crearon los Talleres Nacionales. ba a huir al canciller Mettern ich, en otras regiones del Imperio - Bohemia,
Pero pronto comenzaron las dificultades. Quienes aspiraban a la repú- Hungría y los estados italianos del norte- estallaban las insurrecciones. En
blica "social" pronto fueron confrontados por quienes aspiraban a la repú- Prusia, la sublevación de Berlín exigió al rey una constitución, mientras los
blica "liberal". Las elecciones de abril fueron la prueba decisiva: 500 escaños demás estados alemanes se movilizaban y los partidarios de régimen cons-
para los republicanos liberales, 300 para los monárquicos y 80 para los so- titucional reunían en Francfort un congreso con el objetivo de unificar Ale-
cialistas establecieron el límite. Las elecciones demostraban el débil peso que mania. Pero los soberanos absolutistas se apoyaron mutuamente para
aú n tenía la república, que los sentimientos monárquicos aún tenían raíces frustrar a los revolucionarios, de este modo, los levantamientos fueron so-
vivas. Pero sobre todo demostraban el temor de los franceses a la república focados por las fuerzas de las armas.
"social". El gobierno de Lamarrine evolucionó entonces hacia políticas más Las revoluciones del 48 rompieron como grandes olas, y dejaron tras
conservadoras. Se elaboró un proyecto de construcción de ferrocarriles para de sí poco más que el mito y la promesa. Si habían an unciado la "primave-
atemperar la desocupació n y, fundamentalmente, para alejar de París a los ra de los pueblos", fueron - en efecto- tan breves como una primavera. Sin
obreros ferroviarios; y, en segundo lugar, se comenzó a preparar la disolu- embargo, de allí se recogieron enseñanzas. Los trabajad ores aprendieron
ción de los Talleres Nacionales, centros de propaganda socialista. que no obtendrían ventajas de una revolución protagonizada por la bur-
Las medidas tomadas por el gobierno de Lamartine dieron lugar a ma- guesía y que debían imponerse con su fuerza propia. Los sectores más con-
nifestaciones de descontento que pronto se transformaron en un estallido servadores de la burguesía aprendieron que no pod ían más confiar en la
social (junio de 1848), que fue violentamente reprimido por Cavaignac, fuerza de las barricadas. En lo sucesivo, las fuerzas del conservadurismo de-
ministro de G uerra. Se terminaba así roda expectativa sobre la "república berían defenderse de otra manera y tuvieron que aprender las consignas de la
social". El tono autoritario que fue adquiriendo el gobierno se expresó tam- "política del pueblo". La elección de Luis Napoleón -el primer jefe de Es-
bién en la nueva Constitución (noviembre de 1848) que confería fuertes tado moderno que gobernó por medio de la demagogia- enseñó que la de-
poderes al Presidente de la República y había borrado de su preámbulo to- mocracia del sufragio universal era compatible con el orden social. Pero las
da declaración sobre el derecho al trabajo. A fines de año, asumía la presi- revoluciones del 48 significaron fundamentalmente -al menos en Eu ropa
144 SUSANA BIANCHI HISTORIA SOCl1\L DEL M UNDO OCCIDENTAL 145

el texto de La Marsellesa, himno de la revolució n; se reúne la Conven-


occidental- el fin d e la política tradicional y d emostraron que el liberalismo,
ción que p roclama la República.
la dem ocracia política, el nacionalismo, las clases medias e incluso las clases
1792 Primera coalición (Prusia, Austria y Piamonre) contra Francia. Victoria
trabajadoras iban a ser protagonistas permanentes del panorama político. francesa en Valmy. Francia anexa Bélgica después de b victoria de Jemm-
pes. Convención Nacio nal fran cesa: proclamación de la Repúblic:i.
1793 En Francia se proclama la nueva Constitución. El rey Luis XVI es guillo-
Cronología 1 1 tinado. Robespierre domina el C omité de Salvación Pública. Se declara
la guerra entre Francia e Inglaterra.
1760 Jorge III es coronado rey de Inglaterra. 1794 En Francia, estalla el golpe de rhermidor; se organiza el D irectorio. Vic-
1762 Catalina la Grande llega al trono de con el proyecto de occidenta- toria francesa en Fleurus.
lizar las costumbres y el pensam iento. 1795 Francia firma tratados de paz con Prusia, Holanda y España.
1763 Tras la Guerra de los Siete Años, se firma la Paz de París: Gran Bretaña 1796 Napoleón Bonaparre es comandante en jefe del ejército francés; victorias
obtiene Canadá y Luisiana de Francia, y Florida de España. en lralia.
1767 Expulsión de los jesuitas de España. 1798 Expedició n de Napo león Bonaparre a Egipto. Segunda coalición (Rusia
1774 Luis XVI, rey de Francia. Designa al fisiócrara Turgor como minist ro de e Inglaterra) contra Francia.
finanzas para la aplicació n de un programa de reformas que fracasa por 1799 Francia le declara la guerra a Austria. Tras el golpe del 18 brumario, Na-
la oposición nobliliaria. poleón es designado Cónsul.
1775 Com ienza la guerra de la independencia en los Estados Unidos. 180 1 Se fir ma la paz entre Francia y Rusia.
En Inglaterra, empieza la utilización industrial del vapor. 1802 Francia firma la Paz de Amiens con Inglaterra; Napoleón es Cónsul Vi-
1776 Declaración de la independencia de los Estados Unidos. tal icio.
1777 Benjamín Franklin es el primer embajador de los Estados Unidos en París. 1803 Se rompe la paz de Amiens.
1778 Francia se alía con Estados Unidos en la guerra contra Inglaterra; el mi- 1804 Se promulga el Código napoleónico. Napoléon es coronado Emperador;
nistro de Finanzas intenta cubrir las deudas de guerra con la creación de se rompen las relaciones en tre Francia y Rusia.
nuevos impuestos. 1805 Tercera coalición (I nglaterra, Austria y Prusia) contra Francia. C apitula-
1783 Se firma la Paz de París por la que Inglaterra reconoce la independencia ción austríaca en Ulms. En Trasfalgar, el almirante Nelson derrota a la
de los Estados Unidos. flora fran co-españo la. Vicroria francesa en Austerliz.
1785 Primera fábr ica de hilados a vapor en Norringham. 1806 Cuarta coalició n (Inglaterra, Prusia y Rusia) contra Francia. Victorias
1788 En Francia, la Asamblea de Notables intima al rey para la convocatoria francesas en Jena y Auestard . Francia establece el bloqueo continental.
de los Estados Generales. Sieyes publica el panfleto ¿Qué es el Tercer Es- Primeras invasiones inglesas en el Río de la Piara.
tado? que demandaba la participación de los representantes de la nación 1807 Las tropas de Napoleón ocupan Portugal.
en el gobierno. 1808 Napoleón anexa Roma después de la ruptura de relaciones con el Papa.
Carlos IV , sucede a su padre, Carlos lll, como rey de España. En España, tras la ocupación francesa, es coronado monarca José Bona-
1789 En Francia, se reúnen los Estado Generales; un levantamiento popular parre, h ermano de Napoleón.
ro ma de la Bastilla; se da a conocer la Declaración de los Derechos del 1809 Quinta coalició n (Inglaterra, España y Austria) contra Francia. Victoria
Hombre y el Ciudadano. francesa en Wagram. Napoleón contrae m atri monio con la princesa aus-
En Estados Un idos, George Washington es el p rimer presiden te. tríaca, María Luisa, hija de Francisco l.
1790 En Francia, se p romulga la Consti tución Civil del C lero que será conde- 1810 Sublevación general de las colonias españolas en América. En Rusia, el
nada por el Papa. zar Alejandro 1 rompe el bloqueo con tinental.
179 1 En Francia se p rom ulga la Constitución; comienza a sesionar la Asamblea 18 11 Desórdenes luditas en G ran Bretaña.
legislativa; el rey Luis XVI fracasa en su intento de huida. 18 12 Napoleón invade Rusia donde sufre importantes derrotas. Sexta coali-
1792 Francia declara la guerra a Austria; Rouger de Lisie compone la música y ción (Prusia, Rusia, Austria y Suecia) contra Francia. Simón Bolívar ini-
cia su campaña libertadora en Venezuela.
18 13 Concordato de Fontainebleau. H olanda proclama la independencia. N a-
11 Kinder, Hermana y Hilgemann, Werner (1978), pp. 11 -61. poleón devuelve la corona de España a Fernando VII.
146 SUSANA BIANCHI l llSTORIA SOCIAi. DEL MUNDO OCCIDENTAL
147

1814 Tras la campaña de Francia, los aliados enrran en París. Napoléon abdi- 1838 Comienza la agiración carrisra en G ran Bretaña.
ca y es llevado a la isla de Elba. En Francia se restaura la monarqu ía bor- 1840 L1 "guerra del opio" en C hi na. Los ingleses llegan a Nueva Zelandia.
bónica con Luis XVl ll. 1842 Los ingleses ocupan H ong-Kong.
Srephenson invenra la locomorora. 1843 ingleses en Naral. Los boers, colonos de origen holandés, crean en
1815 Tras los "Cien días", Napoleón es derrocado en la baralla de Warerloo y Africa la República Libre de Orange.
descerrado en la isla Sanra Elena. El Congreso de Viena rehace el mapa 1844 Inglaterra comienza la guerra de conquisra de la India.
de Europa. Se fo rma la Sanra Alianza. 1845 Federico Engds publica La situación de la clase obrera en Inglaterra.
Se organiza la Confederación germánica inregrada por 35 príncipes, en- 1847 Cns1s económ ica en Europa. En California se descubre oro. Conferencia
rre ellos los reyes de Inglarerra (casa H annover), Dinamarca (Holscein), inrernacionaJ o brera en Londres. Marx y Engels escriben el Manifiesto
Países Bajos (Luxemburgo). Comunista.
1816 Las Provincias Unidas del Río de la Piara declaran la independencia. 1848 en Europa. En Francia se esrablece la república y el sufra-
1817 El Papa condena las independencias americanas. gio u111versal. Insurrecciones en lralia, Alemania y Ausrria.
181 9 En Alemania se crea la Unión Aduanera (Zollverein). Estados Unidos anexa los terrirorios mexicanos de Texas, Nuevo México
En Inglaterra comienza la movilización por la reforma electoral. y Aira California.
1820 Levanram ienros liberales en España y Porrugal.
En Inglaterra Jorge IV llega al trono; queda fi rmemenre establecido el sis-
rema institucional, en el que alternan los parridos tory (conservador) y Referencias bibliográficas
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1837 En Gran Bretaña, muere sin dejar herederos Guillermo IV, le sucede en
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el rrono su sobrina, Vicroria, ¡;¡uien inicia un largo rein ado (hast:i 190 1).
148 SUSANA HIANC HI

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l. El triunfo del capitalismo

La segunda mitad del siglo XIX corresponde indudablemente a la época del


triunfo del capitalismo. El triunfo se manifestaba en una sociedad que, ha-
biendo asumido los valo res burgueses, consideraba que el desarrollo econó-
m ico radicaba en las empresas privadas competitivas y en un ventajoso
juego entre un m ercado barato para las compras -incluyendo la mano de
obra- y un mercado caro para las ventas. Se consideraba que una econo-
mía sobre cal fundamento, y desca nsando sobre una burguesía cuyos méri-
tos y energías la habían elevado a su actual posición, iba a crear un mundo
no sólo de riquezas correctamente distribuidas, sino también de razona-
miento, ilustración y oportunidades crecientes para codos. Con el capita-
lismo triunfaban la burguesía y el liberalismo, en un clima de confianza y
optimismo que consideraba que cualquier o bstáculo para el progreso podía
ser superado sin mayores inconvenientes.

Capitalismo e industrialización

En la segunda mirad del siglo XJX, el mundo se hizo capitalista y una sig-
nificativa minoría de países se transformaron en economías industriales. Es
cierto que, por lo menos hasta 1870, Inglaterra mantuvo su primacía en el
proceso de indusrrialización y su indiscutible hegemonía dentro del área
capitalista. La misma industrialización que comenzaba a generarse en el
continente europeo amplió la demanda de carbón, de hierro y de maqui-
narias británicas. Incluso, la prosperidad permitía una mayor demanda de
bienes de consumo procedentes de Inglaterra. D e este modo, una rama tra-
dicional como la textil experimentó un notable progreso basado en la ma-
yo r mecanización de la producción: entre 1857 y 1874 el número de
telares mecánicos se había elevado en 55%. La minería y la siderurgia, por
su parte, también m antenían un elevado nivel de crecimiento: hacia 1870
150 SUSANA l\IANCHI l llSJ"O RIA SOCIAL DEL MUNDO OCCIDENTAL 15 1

todavía más de la mirad de la producción mundial de hierro procedía de pequeños ahorrisras y orientarlo hacia las actividades productivas. En este
Inglaterra. Esca primacía industrial estaba además complementada con el sentido, el sistema bancario francés parecía mostrarse más permeable a los
predominio en el comercio internacional. requerimientos de la industria que el sistema británico. No sólo la alca ban-
Sin embargo, la posición inglesa parecía amenazada. La misma ca trad icional orientó parte de su cartera de créditos al sector industrial, si-
Revolución Industrial había desencadenado procesos de industrialización no que aparecieron nuevas casas bancarias adaptadas a tal fin. Es el caso,
en un puñado de países europeos como Francia, Bélgica y Alemania, a los por ejemplo, del C redit Mobilier, fundado en 1852 por los hermanos Pe-
que pronto se agregarían otros, ubicados fuera de Europa, como Estados reire, que estimuló el ahorro para volcarlo hacia las empresas ferroviarias e
Unidos y Japón. Eran sin duda una minoría de países, en un mundo que industriales. Incluso, la ley de 1867 por la que el Estado autorizó la libre
continuaba siendo predominantemente rural, pero sus efectos resultarían constitución de sociedades anónimas fue un instrumento que permitía ca-
notables. nalizar el pequeño ahorro y concentrar capitales para la inversión.
En Francia, durante el período del Segundo Imperio, al calor de la De este modo, a parcir de las iniciativas del Estado y de la participa-
prosperidad económica de los años 1850-1870 y por políticas que la favo- ción del capital bancario, a pesar de las d ificultades que desde 1870 pudie-
recían, la industria pudo conformar una estructura productiva moderna ron afectar el desarrollo del capitalismo industrial francés, éste mantuvo su
donde se impuso el sistema fabril. Es cierto que, a diferencia de lo que ocu- ritmo de constante crecimiento. Así, en los primeros años del siglo XX,
rrió en Inglaterra o en Alemania, la producción en pequeña escala perduró Francia poseía ya el perfil de un país industrial moderno.
con tenacidad. Mientras la industria moderna se concentraba en algunos La industrialización alemana -con su principal polo en Prusia- tam-
puntos - París, Lyon, Marsella, la Lorena-, en el resto de país se mantenían bién arrancó en la década de 1850 estrechamente ligada al desarrollo de
las viejas estructuras productivas. La clave para explicar la lentitud de la in- una red ferroviaria que, hacia 1870, era la más densa del continente. La
dustrialización francesa puede encontrarse en la sociedad agraria: el predo- construcción de ferrocarriles permitió cuadriplicar la producción de hierro
minio de la pequeña propiedad frenaba la conformación del mercado entre 1850 y 1870, y en este último año, Alemania ya ocupaba el segundo
interno y el éxodo de la población del campo. Hasta fines del siglo XJX, lugar entre los países europeos productores de hulla. Incluso, la industria
Francia continuaba siendo un país mayoritariamente rural. química tuvo un importante desarrollo en la década de 1860 a través de la
Sin embargo, el impulso para la industrialización provino de las polí- explotación de las potasas de Stassfurt. De este modo, Alemania, más que
ticas del Estado y de sus necesidades estratégicas. Dicho de otra manera, el ningún otro país europeo, pudo basar su proceso de industrialización en la
impulso dado por el Segundo Imperio a la construcción de ferrocarriles -al industria pesada, en la mecanización intensiva y en el pronto desarrollo de
otorgar favorables condiciones a las empresas concesionarias, garantizar a grandes establecimientos fabriles. ,En esta línea, su industrialización alcan-
las líneas recién construidas un beneficio del 4% sobre el capital, y otorgar zó un ritmo extraordinario: en 1893, Alemania ya superaba a Inglaterra en
préstamos que cubrieran buena parte de la inversión inicial- sentaron las la producción de ,acero, y en 1903, en la producción de hierro.
bases de la industria francesa. En efecto, el desarrollo ferroviario trajo apa- ¿Cuáles fueron los factores que impulsaron.el acelerado desarrollo del
rejado una gran demanda para la siderurgia y estimuló las inversiones ha- capitalismo induscri<!l en Alemania? En primer lugar, a diferencia de Fran-
cia la industria pesada. Incluso, el grueso de la producción metalúrgica se cia, el mundo rural no constituyó un obstáculo para la industria. La con-
concentró en grandes empresas cuyas fábricas no ten ían precedentes en In- centración de la tierra en grandes propiedades y la modernización de la
glaterra tanto por su tamaño como por su organización. agricultura -que llevó a los terratenienres a racionalizar sus explotaciones
La primera etapa de la Revolución Industrial inglesa - la de los texti- mediante la mecanización- obligó, sobre todo en las regiones orientales, a
les- se había basado en innovaciones tecnológicas sencillas y de bajos cos- millones de trabajadores agrícolas a abandonar el campo .. Muchos emigra-
tos pero éste no era el caso de Francia que se incorporaba al proceso de ron al exterior; pero también muchos fueron absorbidos por Berlín, Ham-
industrialización en una etapa mucho más compleja -la de los ferrocarri- burgo y los nuevos centros industriales de Alemania occidental, sobre todo
les- y q ue exigía una gran acumulación de capirales. Sin embargo, el obs- en la región del Rhur, formando una importante reserva de mano de obra
táculo pudo ser superado por la capacidad de adaptación del sistema para la industria en expansión.
bancario francés que pudo concentrar el capital repartido enrre millares de En segundo lugar, como en el caso de Francia, el sistema bancario cu-
152 SUSANA BIANCH I H ISTORIA SOCIAL DEL MUNDO OCCIDENTAL 153

vo una acriva parricipación en la financiación de la indusrria. Ya desde la rrios obreros y los nuevos barrios burgueses, con espacios verdes, con resi-
década de 1840 los bancos privados jugaron un importanre papel en lamo- dencias iluminadas a gas y con calefacción, y de varios pisos desde la apa-
vilización del capiral necesario para financiar la primera etapa de la expan- rición del "ascensor" . Incluso, los proyectistas urbanos consideraban que el
sión ferroviaria. Después de 1850 se fundaron también nuevos bancos con peligro potencial que significaban los pobres podía ser mi rigado por la
orien tación indusrrial que mosrraron gran capacidad de organización de construcción de avenidas y boulevares que permitieran contener roda ame-
promoción de las compañías ind ustriales en las regiones de Renania-Wesr- naza de sedición. Y en ese semido, la remodelación de París podía ser con-
falia, Silesia y Berlín. En 1870 se promulgó la ley que aurorizaba la forma- siderada paradigm ática.2
ción de sociedades anónimas -en ese año en Prusia surgieron 4 1 socieda- En las ciudades también comenzaban a transformarse los métodos de
d es- que acruaron como un poderoso agente de concenrración de capitales circulación y distribución de mercancías. La aparición de los "grandes al-
diri<>ido además a la industria de la consrrucción, la minería, la metalurgia macenes" o "grandes tiendas" fue una novedad en París en 1850, q ue pron-
o
y la indumia rexti l. to se extendió a otras ciudades como Berlín y Londres. El objetivo de estos
Además, también en el caso de Alemania, favoreció el desarrollo de la "grandes almacenes" era que el capital circulara rápidameme, se hacía ne-
industrialización un marcado intervencionismo esraral. Ya desde antes de cesario vender mucho, por lo ramo era necesario vender más barato. Y es-
la unificación política, el gobierno de Prusia vinculaba estrechamente el ro rransformó la circulació n de los productos de consumo y significó la
problema de la fo rmación y expansión del Estado alemán con el desarrollo ruina de muchos pequeños comerciantes e incluso de arresanos que roda-
económico, principalmente, industrial. El objerivo era obtener una cre- vía habían podido sobrevivir.
ciente aurarquía económica y un eficaz poderío militar. En este sentido, el Pero antes que la ciudad, era el ferrocarril el símbolo más claro del ca-
Estado parricipó directamente en la consrrucción de las líneas ferroviarias pitalismo triunfante. No sólo hubo una ampliación norable de las vías fé-
percibidas como un insrrumenro de unificación política y económica. Ade- rreas (en Europa, de 2.700 km en 1840, se pasa a 162.500 km en 1880),
más, aseguró los instrumenros jurídicos necesarios para la expansió n de la sino que los ferrocarriles presentaron mejoras considerables en su construc-
gran empresa y subsidió el surgimienro de actividades industriales conside- ción. Aumentaron la velocidad y volumen de carga y los trenes para pasaje-
radas estrarégicas para la seguridad nacional. 1 ros ganaron en confort: se diferenció entre los vagones de primera y segunda
Si bien sólo unos cua nros países se convertiría n en economías indus- clase - en otra m uestra de segregación social-, al mismo tiempo q ue apare-
triales, la expansión del capiralismo transformado en un sistema mundial cían los cochecamas, los vagones restaurantes, la iluminación a gas, los sis-
dejaba pocas áreas q ue no esruvieran bajo su influencia. El mundo parecía temas de calefacción. Incluso se dio una mayor seguridad y regularidad en
rransformarse a un rirmo acelerado. En primer lugar, las ciudades crecían. la circulación, sobre rodo después de la generalización del relégrafo.
Es cierto que aú n Europa continuaba siendo predominantemente rural. Los ferrocarriles, como ya señalamos, ruvieron un imponanre papel
Pero el crecimienro de la població n (por mejoras en la alimentación y en la económico en la construcción del capitalismo industrial. Consri ruyeron un
higiene) y la introducción de la mecanización en el campo generaba un ex- mul tiplicador de la economía global a través de la demanda de producros
cedente de mano de obra que no podía ser absorbido por las tareas rurales. metalúrgicos y de m ano de obra. Pero también permitieron unificar mer-
Y esro produjo un éxodo de población rural. Muchos emigraron al exrran- cados de bienes de consumo, de bienes de producció n y de trabajadores.
jero -fue la época de las grandes oleadas migrarorias a América y a Austra- En síntesis, el ferrocarril desde 1850 fue el secror clave para el impulso de
lia- , pero también muchos otros se dirigieron a las ciudades, donde la la metalúrgica y de las innovaciones tecnológicas. Y este papel lo cumplió
oferra de trabajo era creciente y los salarios superiores. hasta 19 14, en que ced ió su lugar a la industria armamenrisra.
De esre modo, las ciudades comenzaron a crecer, pero como señala La construcción de ferrocarriles se vinculó estrechamente con el desa-
H obsbawm, no era sólo un cambio cuantirativo, las ciudades mismas se rrollo de la navegació n marítima. En rigor, m uchas de las redes ferroviarias
transformaban rápidamente conviniéndose en el símbolo indudable del ca- fueron suplementarias de las grandes líneas de navegación inrernacional.
piralismo. La ciudad imponía una creciente segregación social entre los ba- En América Latina, por ejemplo, los ferrocarriles unían a las regiones pro-

1 Véase Kcmp, Tom (1976), pp. 79- 166.


2 Véase Hobsbawm, EricJ. (1998), pp. 21 7-238.
154 SUSANA BIANC HI H ISTORIA SOCIAL DEL MUNDO O CCIDENTAL 155

ducroras de materias primas con los puercos que comunicaban con los paí- El ejemplo de la novela de Vem e nos sirve para m ostrar qué queremos
ses indusrrializados. También en Europa, las redes fe rroviarias rerminaban decir con que el "mundo se achica". Pero también podem os preguntarnos
en grandes puerros con insralaciones adecuadas para permirir la arracada de por qué Vem e imaginó ral aventu ra. En ese sentido, Vem e fue un hom bre
navíos de gran envergadura. Po rque también la navegació n hab ía sufrido de su riempo. El rema de los viajeros, de aquellos que corren riesgos desco-
cambios. Se aplicaba el vapor, y los barcos aum entaron sus dimensio nes nocidos - misioneros y explo rado res en Africa, cazadores de mariposas en
permiriendo rranspo rrar mayo res volúmenes. las islas del sur, aventureros en el Pacífico-, apasio naba a los ho mbres de la
La construcción de grandes navíos ram bién produjo modificaciones en época. Y esro era también consecuencia del "achicamiento" del mundo: el
o rros aspectos. Su consrrucció n exigía grandes volúmenes de capitales po r hombre común -desde la sala de su casa, en un confo rtable sillón, leyendo
los costos de producción, que indudablemente estaban fuera del alcance de un libro- podía vivir el proceso y descubrir regiones del m undo hasra en-
los armadores tradicio nales que paularinamente fueron desplazados. Estos tonces desconocidas.
fueron reemplazados por empresas de nuevo ri empo que concentraban Como decíamos, las red es q ue unían al mundo comenzaban a acortar-
grandes capitales. En síntesis, la industria naviera - como la construcció n se, y en este sentido tuvo una importancia fundamental el telégrafo. Era un
de ferrocarriles- acruó como un factor de concentración del capiral (pro- in ven to reciente ( 1850) y alcanzó g ran d ifusió n a partir del momento en
blema sobre el que volveremos). que se solucionó el problema del rendido de los cables submarinos: en
Estas transformaciones en el sisrema de comunicaciones consolidaron 185 1 se unían Dover y Calais; en 1866, Europa y los Esrados Unidos; en
el capitalismo y le ororgaron una dimensió n mu ndial. Permirieron que se 1870 , la red llegaba a Oriente. El telégrafo tuvo una indudable imporran-
mulriplicaran excraordinariamente las transacciones comerciales -entre cia polírica y econó mica. Perm itía a los gobiernos comunicarse rápidamen-
1850 y 1870, el comercio intem acional aumentó en 260%-, dando como te con los puntos m ás alejados del rerrirorio lo m ism o que permiría a los
resultado qu e prácricamente el mundo se transfo rm ara en una sola econo- hombres de negocios estar al ramo de la situación de los mercados y la co-
mía inreractiva. Era un sistema de comunicaciones que no tenía preceden- tizació n del oro aun en lugares muy disranres. Pero el uso m ás significa ri-
res en rapidez, volumen, regularidad e incluso bajos costos. Las redes que vo del telégrafo ocurrió a parrir de 185 1, cuando Reurer creó la primera
unía al mundo tendían a acortarse. agencia telegráfica, configurando la noticia. ¿Esto qué significaba? Que su-
Anre un mundo que se achicaba, en 1872 Julio Vem e (1 828-1 905) cesos que ocurrían en los puntos m ás lejanos de la tierra podían esrar a la
imaginó la vuelta al m undo en ochenta días, incluyendo las innumerables mañana siguiente en la mesa del desayuno de q uien estaba leyendo el d ia-
peripecias q ue debía sufrir su infa cigable protagonista Ph ileas Fogg. ¿Cuál rio. De esce modo, se daba algo q ue, pocos años antes, esraba roralmenre
fue su recorrido? Fogg viajó de Lo ndres a Brindisi en barco a va po r y en fuera de la imaginació n de la genre. La información escaba d irigida adem ás
tren; luego volvió a embarcarse para cruzar el recién abierto C anal de Suez al gran público -favorecida po r los progresos de la alfabetizació n- q ue per-
y dirigirse a Bombay; desde allí, por vía marítima llegó a H o ng-Kong, Yo- micía a la genre dejar de vivir en una escala local, para vivir en una escala
kohama y, cruzando el Pacífico, a San Fra ncisco en Califo rnia. En el recien- mayor, la escala del mu ndo. En síntesis, esta revol ució n de las com un ica-
temente inaugurado fe rrocarril q ue cruzaba el continente norteamericano cio nes permi dan transfor mar al globo en una sola economía inreracriva y
- desafiando peligros como los ataques indios y las manadas d e bisontes- darle al capitalism o una escala mund ial.
llegaba a N ueva York, desde do nde nuevamente en barco a vapo r y en tren Pero al m ismo riempo el res ultado era paradójico: cada vez iban a ser
recornaba a Londres. Todo esto le llevó a Phileas Fogg exacramente 8 1 días mayo res las d iferencias enrre aquellos países y regiones que podían acceder
incluyendo las múlriples aventuras - exigidas por el suspenso de la novela- a la nueva tecnología y aquellas parres del mundo donde codavía la barca o
vividas. ¿Hubiera sido posible hacer ese trayecto en 80 días, veinre años an- el buey marcaban la velocidad del cransporre. El mundo se unificaba pero
res? Ind udablem ente no. Sin el Canal de Suez ni fer rocarriles q ue cruzaba n cam bién se agudizaban las d istancias.
el continente, sin la aplicació n del vapo r en las comunicaciones un viaje se- L-. expansión del capicalismo industrial rambién esruvo escrechamen-
mejante -sin contar los días de puerro ni las avenwras vividas- no podía ce vinculado con una aceleració n del progreso tecnológico. En efecto, ca-
dura r m enos de once m eses, es decir, cuarro veces el riempo q ue empleó da vez fue más estrecha la relació n q ue se estableció entre ciencia,
Phileas Fogg. tecnología e industria. La Revolució n Industrial inglesa se había desarro-
156 SUSANA BIANCHI HIST ORIA SOCIAL DEL MUNDO O CCIDENTAL 157

!lado sobre la base de récnicas simples, al alcance de ho mbres prácricos mecida a crisis periódicas, crisis inherentes a un sistema q ue se aucoconde-
con sentido común y experiencia; en cambio, en la segunda mirad del si- naba a momencos de saturación del mercado por el crecimienro desigual de
glo XIX, el avance de la metalu rgia, la ind ustria química, el surgimienro de la oferca y la demanda. De esce modo, a los períodos de auge le sucedían
la indusrria eléctrica se desarrollaban sobre la base de una tecnología más períodos de depresión en la que los p recios caían dramáricamence e inclu-
elabo rada. Los "invenros" pasaban ahora desde el laboratorio científico a so muchas em presas q uebraban. A diferencia d e las crisis anteriores -hasra
la fáb rica. D icho de otra m anera, el laboratorio del investigador pasaba a la de 1847- que eran crisis que se inciaban en la agriculrura y q ue arrasrra-
fo rmar parre d el desarrollo ind ustrial. En este sentido, el caso del célebre ban rras de sí a coda la econo m ía, escas o tras eran ya crisis del capitalismo
Louis Pasteur (1822-1895) - uno de los científicos más conocidos entre el industrial que se imponían a coda la vida económica. Sin em bargo, parecía
gran público del siglo XIX- es ejemplificatorio: atraído por la bactereolo- que las mismas crisis generaban los elementos de equil ibrio: cuando los
gía a rravés de la q uímica industrial, a él se le deben técnicas como la "pas- precios volvían a subir, se reactivaban las inversio nes y comenzaba nueva-
teurización". m ente el ciclo de auge. D e esce modo, las crisis eran percibidas como inte-
En Europa, los laboratorios dependían por lo general de las universi- rrupciones tempo rales d e un progreso que debía ser consrante. Dentro de
dades u otras instituciones cienríficas, au nq ue se mantenían esrrechamen- la expansión de los años que transcurrieron enrre 1850 y 1873, caracteri-
ce vinculados a las empresas indusrriales; en Esrados U nidos, en cambio, ya zados por el alza conscance de precios, salarios y beneficios, las crisis de
habían aparecido los laborarorios comerciales que muy pronto hicieron cé- 1857 y 1866 pudieron ser consideradas como man ifestaciones de desequi-
lebre a Thomas Alva Edison (1847-193 1) y a sus investigaciones sobre lib rios p ropias de una economía en expansión.
elecrricidad. Y esra relación enrre ciencia, recnología e industria planteó Sin embargo, hacia los primeros años de la década de 1870, las cosas
una cuesrió n fundamental: los sisremas educativos se rransformaron en ele- cambiaron. Cuando la confianza en la prosperidad parecía ili mi rada se pro-
mentos esenciales para el crecimiento económico. A partir de esre momen- dujo la catástrofe: en Estados Unidos 39.000 kilómetros de líneas fe rrovia-
to, a los países que les falrase una adecuada ed ucación masiva y adecuadas rias quedaron paralizadas por la quiebra, los bonos alemanes cayeron en
insricuciones de enseñanza superior les habría de resulta r m uy difícil rrans- 60% y, hacia 1877, casi la mirad de los altos ho rnos dedicados a la produc-
formarse en países indusrriales, o por lo menos, quedarían rezagados. Y es- ción de hierro quedaron im productivos. Pero la crisis ren ía además un
ro rambién permire explicar el arraso relati vo que Inglaterra comenzó a componente que preocupaba a los hombres de negocios y que les advertía
mosrrar frenre a Aleman ia donde los estudios universitarios fueron clara- que era mucho más grave que las anreriores: su duración. En efecco, en
mente orienrados hacia la recnología. 1873 se iniciaba un largo período de recesión q ue se extendió hasta 1896
Y la clara vinculación entre ciencia, tecnología e industria también y que sus conrempo ráneos llam aron la "gran depresión".
causó un profundo impacco en las conciencias. La ciencia, rransformada en La caída de los precios, canto agrícolas como ind ustriales, era acompa-
una verdadera religión secular, fue percibida com o la base de un "progre- 1 ada de rendimientos decrecientes del capital en relación con el período
so" indefinido. D esde esca perspectiva se consider:tba que no ex iscfa obstá- anteri or de auge. Ante un mercado de baja demanda, los stocks se acumu-
culo que no pudiera ser superado. C iencia y progreso se transformaron en b ban, no sólo no tenían salida sino que se dep reciaban; los sala rios, en un
dos conceptos fundame ntales dentro de la ideología burguesa. nivel de subsistencia, difícilmenre podían ser red ucidos; como consecuen-
cia, los beneficios disminuían aún más rápidamente que los precios. El des-
nivel entre la oferra y la demanda se veía agravado po r el incremento de
D el capitalismo liberal al imperialismo bienes producidos como consecuencia de la irrupción en el mercado m un-
dial de aquellos países que habían madurado sus procesos de indusrrializa-
La "gran depresión" «ión. L1 edad de oro del capiralismo "liberal" parecía haber terminado. Y
,-.,10 también iba a afecrar la política.
A pesar del oprimismo y de los éxitos obten idos, las dificultades no deja- En efecto, la crisis había minado los susten cos del liberalismo: las prác-
ban de plantearse. Tal como lo había previsto Sismo ndi (1 772-1842), uno 1ic":1s proteccionisras pasaron enconces a fo rm ar parre corriente de la políti-
de los primeros críricos de la naciente economía capitalista, ésta se vio so- ' .1 económica internacional. De este modo, an re la aparició n de nuevos
158 SUSANA BIANC HI HISTORIA SOCIAL DEL MUNDO OCCIDENTAL 159

países industriales, la depresió n enfrentó a las economías nacionales, don- La época del imperialismo
de los beneficios de una parecían afectar la posición de las ocras. En sínte-
sis, en el mercado no sólo competían las empresas, si.no también las Desde algunas perspect ivas, el imperialismo fue la más importante d e las
naciones. Pero si el proteccionismo fue casi una reacción instintiva frente a salidas que se presentaba para superar los problemas del capitalismo des-
la d epresió n no fue sin embargo la respuesta económica más significativa pués de la "gran depresión". Los historiadores han debatido si ambos fenó-
del cap italismo a los problemas que lo afectaban. En el marco de las eco- menos podían vincularse. Indudablemente no puede establecerse un nexo
nomías nacionales, las empresas debieron reorganizarse para adaptarse a las mecánico de causa-efecto. Sin embargo, también es indudable que la p re-
nuevas características del mercado: intentando ampliar los márgenes de be- sión de los inversores que buscaban para sus capitales salidas más produc-
neficios, reducidos por la competitividad y la caída de los precios, la res- tivas, así como la necesidad de encomrar nuevos mercados y fuentes de
puesra se encontró en la concentración econó mica y en la racionalizació n aprovisionamiento de materias primas pudo contribuir a impulsar políricas
empresana. expansionistas que incluían el colonialismo. Además, en un mundo cada
En primer lugar, se aceleró la tendencia a la concentración de capita- vez más dividido entre países ricos y países pobres había muchas posibili -
les, es decir, a una creciente centralización en la organización de la produc- dades de encaminarse hacia un modelo político en donde los más avanza-
ció n. En Francia, po r ejemplo, en 1860 había 395 altos hornos que dos dominaran a los más atrasados. Es decir, había muchas posibilidades d e
producían 960.000 toneladas de hierro colado, en 1890 había 96 altos ho r- transforma rse en un mundo imperialista.
nos que producían 2.000.000. En síntesis, la producción aumentaba, De este modo, los años que transcurren entre 1875 y 19J4 constitu-
mientras que el número de empresas dism inuía. Si bien el proceso no fue yen el período conocido como la época del imperialismo, en el q ue las po-
universal ni irreversible, lo cierto es que la com petencia y la crisis elimina- tencias capitalistas parecían dispuestas a imponer su supremacía econó mica
ron a las empresas menores, que desaparecieron o fueron absorbidas por las y milita r sobre el mundo. Era, en este sentido, una nueva fo rma de impe-
mayores; las triunfantes gra ndes empresas, que pudieron producir en gran rio sustancial mente diferenre de las otras épocas imperiales de la historia.
escala, abaratando costos y precios, fueron las únicas que pudieron contro- Durante esos años, dos grandes zonas del mundo fueron totalmente repar-
lar el mercado. tidas entre las potencias más desarrolladas: el Pacífico asiático y África. No
En segundo lugar, la concentració n se combinó dentro de las grandes quedó ningún Estado independiente en el Pacífico, totalmente dividido
empresas con políticas de racionalización empresaria. Esto incluía una mo- entre británicos, franceses, alemanes, neerlandeses, estadounidenses y, en
dernización técnica que permitía lograr el aumento de la productividad (y una escala más modesta, Japón; en la primera década del siglo XX, África
dar a la empresa un mayor poder competitivo). Pero además la racionaliza- pertenecía -excepto algun;;s pocas regiones q ue resisrían la conquista- a los
ció n incluía la llamada "gestió n cienrífica" impulsada por F. W. Taylor. Se- imperios británico, francés, alemán, belga, portugués y español.
gú n Taylor, la fo rma tradicional y empírica de organizar las empresas ya no De este modo, amplios territorios de Asia y de África quedaron subor-
era efi ciente, era necesario por lo tanto darle a la gestión empresarial un ca- di nados a la influencia política, militar y económ ica de Europa. Tam bién a
rácter m ás racional y científico. Para ello elaboró una serie de pautas para América Latina llegaron las presiones políticas y económicas, aunq ue sin
lograr un mayor rendimiento del trabajo. De este modo, el taylo rismo se necesidad de efectuar una conquista formal. En este sentido, los estados eu-
expresó en métodos que aislaban a cada trabajador del resto y transferían ropeos parecían no sentir la necesidad de rivalizar con los Estados Unidos
el control del proceso productivo a los representantes de la direcció n , o que <ksafiando la Doctrina M onroe.3
descomponían sistemáticamente el proceso de trabajo en componentes 1
· La D octrina Monroc, que se expuso por primera vez en 1823 -y que se sinre¡i-
cronometrados e introducía incentivos salariales para los trabajadores más
1.1 h:i en la consigna "América para los americanos"-, expresaba la oposición a cualquier
productivos. Como veremos más adelante, a parcir de 19 18 el nombre de • n lonización o imervención polí1ica de las po¡encias europeas en el hemisferio occidcn-
Taylor fue asociado al de H enry Ford, identificados en la utilización racio- ' il. A medida que los Estados Unidos se fueron 1ransformando en una po tencia más
nal de la maqu inaria y de la mano de obra con el objetivo de maximizar la I" .. !,·rosa, los europeos asumieron con mayor rigor los lími¡cs q ue se les imponían. En
producción. 1• l'r.íciica, la Doctrina Monroc fue interprerada paulatinamente como el derecho ex-
. 111,ivo de los Esrndos Unidos para intervenir en el continente america no.
160 SUSANA lllANCHI l ll STORIA SOCIAL DEL MUNDO O CCIDENTAL 161

El fuerte impacto que el desarrollo imperialista produjo entre sus mis- ra un constante crecimiento y una regular absorción de la producción sin
mos contemporáneos explica el rápido surgimiento de distintas teorías que necesidad de recurrir a la expansión imperialista.
buscaban interpretarlo. Era, a los ojos de estos contemporáneos, un fenó- Como señala Eric J. Hobsbawm, el imperialismo estuvo ligado indu-
meno nuevo que incorporó el término imperialismo al vocabulario econó- dablemente a manifestaciones ideológicas y políticas. Las consignas del im-
mico y político desde 1890. Cuando los intelectuales comenzaron a perialismo constituyeron -como veremos- un elemento de movilización de
escribir sobre el tema, la palabra estaba en boca de todos; el economista bri- los sectores populares que podían identificarse con la "grandeza de la na-
tánico Hobson señalaba en 1900: "se utiliza para indicar el movimiento ción imperial". Ningún hombre quedó inmune de los impulsos emociona-
más poderoso del panorama actual del mundo occidental". Si bien en la les, ideológicos, patrióticos e incluso raciales, asociados a la expansión
obra de Karl Marx (que había muerto en 1883) no se registra el término imperialista. En forma general, en las metrópolis, el imperialismo estimu-
imperialismo, las interpretaciones más significativas del fenómeno surgie- ló a las masas -sobre todo a los sectores más descontentos socialmente- a
ron del campo del marxismo, desde donde sus teóricos intentaban explicar identificarse con el Estado, dando justificación y legitimidad al sistema so-
las nuevas características que asumía el capitalismo. cial y político que ese Estado representaba. Pero esto no implica negar las
Dentro del marxismo, la interpretación clásica fue la formulada por poderosas motivaciones económicas de tal expansión. Sin embargo, según
Lenin. Desde su perspectiva, el imperialismo constituía "la fase superior Hobsbawm, la clave del fenómeno no se encuentra en la necesidad de los
d el capitalismo", y estaba referido a la baja tendencia! de la tasa de ganan- países capitalistas de buscar nuevos mercados ni de nuevas áreas de inver-
cia por la competencia creciente entre capitalistas. En la medida en que la siones, tal como sostenía la teoría clásica de Lenin. En rigor, el 80% del co-
competencia capitalista dejaba paso a la concentración y a la formación de mercio europeo -importaciones y exportaciones- se realizó entre países
"monopolios" -y éstos podían influir sobre las políticas del Estado- era ca- desarrollados y lo mismo sucedió con las inversiones que se efectuaban en
da vez más necesario buscar nuevas áreas de inversión que contrarrestara la el extranjero. De este modo, la clave del fenómeno radica, desde la pers-
tendencia decreciente de la tasa de ganancia que se daba en las metrópolis. pectiva de Hobsbawm, en las exigencias del desarrollo tecnológico.5
De este modo, el "capital financiero", producto de la fusión entre el capi- En efecto, la nueva tecnología dependía de materias primas que porra-
tal bancario y el capital industrial intentaba asegurarse el control de los zones geográficas o azares de la geología se encontraban ubicadas en luga-
mercados a escala mundial. También hubo - y hay- teorías que interpreta- res remotos. El motor de combustión que se desarrolló durante este
ban al imperialismo buscando, sobre todo, criticar la interpretación mar- período necesitaba, por ejemplo, petróleo y caucho. La industria eléctrica
xista. Estas trataban fundamentalmente de negar las raíces económicas del necesitaba del cobre y sus productores más importantes se encontraban en
fenómeno para buscar explicaciones de otra naturaleza, estratégicas, políti- lo que en el siglo XX se denominaría "tercer mundo". Pero no se trataba só-
cas, culturales e ideológicas. 4 lo de cobre, sino también de oro y de diamantes y de metales no férreos
Sin embargo, independientemente de las opiniones que pueda provo- q ue comenzaron a ser fundamenrales para las aleaciones de acero. En este
car la interpretación de Lenin, resu lta indudable que sus mismos contem- senrido, las minas abrieron el mundo al imperialismo y sus beneficios fue-
poráneos atribuyeron al imperialismo razones económicas. El británico ron suficientemente importantes como para justificar la construcción de
liberal J. Hobson (1900), partiendo del subconsumo de las clases más po- ramales ferroviarios en los puntos más distantes.
bres, interpretaba al imperialismo como la necesidad de buscar mercados Independientemente de las necesidades de la nueva tecnología, el cre-
exteriores en donde vender e invertir. Pero a diferencia de Lenin, que pre- cimiento del consumo de masas en los países metropolitanos significó la rá-
sentaba al imperialismo como un elemento estructural del desarrollo capi- pida expansión del mercado de productos alimenticios. Y ese mercado se en-
talista, Hobson consideraba al fenómeno como una "anomalía" que era contraba dominado por productos básicos como cereales y carne, que se
necesario corregir a través del aumento de la capacidad de consumo ele los producían a bajo costo y en grandes canridades en diferentes zonas de asen-
trabajadores - ligado a la función decisiva del gasto público- que permitie- tamiento europeo en América del Norte y América del Sur, Rusia y Ausrra-

5 Véase Hobsbawm, Eric J. (l 989), pp. 56-84.


4 Véase Fiddhouse, David K. (1977), pp. 74-101.
162 SUSANA BIANCHI l ll ST O RIA SOCIAL DEL MUNDO O CCtnENTAL 163

lia. Pero rambién comenzó a desarrollarse el mercado de los productos co- desarrollaban y afirmaban: la burguesía y el proletariado. Sin embargo, es-
nocidos desde hacía mucho riempo como "producros coloniales" o de "ul- to no impide desconocer la diversidad de condiciones y el pluralismo que
tramar": azúcar, ré, café, cacao. Incluso, gracias a la rapidez de las comuni- reinaba en la sociedad. Muchos ignoraban que su existencia acabaría por
caciones y al perfeccionamiento de los mérodos de conservación extinguirse y pugnaban por mantener sus posiciones en el nuevo orden:
comenzaron a aA uir los frutos tropicales (que posibilitaron la aparición de aristócratas y campesinos a la defensiva, artesanos a punto de desaparecer.
las "repúblicas bananeras"). En esta línea, las grandes plantaciones se trans- En una sociedad profundamente heterogénea, clases recién formadas con-
formaron en el segundo gran pilar de las economías imperialistas. vivían, no sin compromisos, con orras q ue aún sobrevivían y se negaban a
Estos acontecimientos, en los países metropoliranos, crearon nuevas po- no estar. Como señala Palmade, tal vez una sola línea divisoria estaba níti-
sibilidades para los grandes negocios, pero no cambiaron significativamente damente clara para los contemporáneos: la barrera que separaba a aquellos
sus estructuras económicas y sociales. En cambio, transformaron radical- considerados "respetables" de los que no lo eran. Por un lado, la gente "res-
menre al resto del mundo, que quedó convertido en un complejo conjunro petable" -desde la pequeña burguesía hasta la más alta nobleza- que admi-
de terrirorios coloniales o semicoloniales. Y esros territorios progresivamen- tía un código común donde se fundían los viejos valores aristocráticos y las
te se convirtieron en productores especializados en uno o dos producros bá- nuevas virtudes burguesas. Por otro lado, los excluidos, los trabajado res
sicos para exportarlos al mercado mundial y de cuya fortuna dependían casi manuales. Y dentro de cada uno de estos dos grandes sectores, mil signos
por completo. Pero los efectos sobre los terrirorios dominados no fueron só- distintivos, símbolos y comporramienros separaban y definían a las clases.6
lo económicos, sino que también afectó a la política y produjo un importan-
re im pacto cultural: se transformaron imágenes, ideas y aspiraciones, a través
de ese proceso que se definió como "occidentalización". EL mundo de La burguesía
En rigor, el proceso de "occidentalización" afectó exclusivamente al re-
ducido grupo de la élite colonial. Algu nos recibieron una educación de ti- La burguesía era indudablemente la clase triunfante del período, pero ¿es
po occid ental conformando una m inoría culta a la que se le abrían las posible hablar de una "burguesía" unida, coherente y consciente de su po-
distintas carreras que se ofrecían en el ámbito colon ial: era posible llegar a der? O, tal vez, ¿es preferi ble hablar de "burguesías"? U na parte de la b ur-
ser profesional, maestro, funcionario o bu rócrata. Pero la creació n de una guesía se beneficiaba con el desarrollo capitalista, de la que era el moror, y
"élite colonial" occidentalizada también podía tener efecros paradójicos. ocupaba un lugar en las esferas dirigentes. Pero subsistía también una bur-
En este sentido, el mejor ejemplo lo ofrece Maharma Gandhi: un abogado guesía tradicional, lejos del humo de las fábricas, en pequeñas ciudades de
que había recibido su formación profesional y política en Gran Bretaña. provincia, que vivía de rentas y se manten ía en contacto con el mundo ru-
Sus m ismas ideas y·su m étodo de lucha, la resisrencia pasiva, era una fu- ral. En Inglaterra, por ejemplo, la burguesía se llamaba a sí misma, "clase
sión de elementos occidentales -Gandhi nunca negó su deuda con Ruskin media" y ésta englobaba a los ricos industriales, a los prósperos comercian-
y Tolsroi- y o rientales. Munido de tales instrumentos pudo transformarse tes, a profesionales como médicos y abogados, y en un nivel inferio r a una
en la figura clave del movimiento independentista de la India. Y su caso no ?equeñ_a burguesía de tenderos, maestros, empleados. Los límites parecían
es único entre los pioneros de la liberación colonial. En síntesis, también el 1mprec1sos.
imperialismo creó las condiciones que permitieron la apa rición de los líde- Si n embargo, fue posible definir esos límites. Como señala H obsbawm,
res antimperialistas y generó además las condiciones que permitieron que en el plano económico, la quintaesencia de la burguesía era el "burgués ca-
sus voces alcanzaran resonancia nacional. pitalista", es decir, el propietario de un capital, el receptor de un ingreso de-
rivado del mismo, el empresario productor d e beneficios. En el plano social,
la principal característica de la burguesía era la de constituir un grupo de
2. Las tra nsformacio nes de la sociedad personas con poder e influencia, independientes del poder y la in Auencia

En una Europa que se volvía capitalista e indusrrial, la sociedad también se


transfo rmaba rápidamente. U n primer análisis muestra a dos clases que se 1
' Véase Palmade, Guy (1978), pp. 133- 164.
164 SUSANA BIANC H 1 HI STORIA SOCIAL DEL MUNDO O CCIDENTAL 165

provenienres del nacimiento y del estatus tradicionales. Para pertenecer a ella, además una beligerante confronración con las fuerzas de la tradición, del
era necesario ser "alguien", es decir, una persona que contase como indivi- conservadurismo y, fundamentalmente, de la religión. De esta manera, si
duo, gracias a su fo rruna y a su capacidad para mandar sobre otros hombres. el triunfo de los evolucionisras fue rápido, esro se debió no sólo a las abru-
Pertenecer a la burguesía significaba superioridad, era ser alguien al que na- madoras pruebas científicas -como la existencia del cráneo del hombre de
die daba órdenes -excepto el Estado y Dios-. Podía ser un empleado, un Nea ndertal (1856)- sino fundamentalmente al clima ideológico del mun-
empresario, un comerciante pero fundamentalmente era un "patrón": el do burgués.
monopolio del mando -en su hogar, en la oficina, en la fábrica- era funda- En rigor, también la izquierda recibió alborozadamente el embate al
mental para definirse. Y esto alcanzaba incluso a otros sectores, cuya carac- tradicionalismo que significaba la teoría de la evolución. Karl Marx dio la
terización no era estricramente económ ica. En efecto, el principio de bienvenida a El origen de las especies, como "la base de nuestras ideas en
autoridad no estaba - ni está- ausenre en el comportamiento del profesor ciencias naturales" y ofreció a Darwin dedicarle el segundo volumen de El
universitario, del médico prestigioso o del arrisra consagrado. Como señala Capital. Y el amable rechazo de Darwin - hombre de una izquierda liberal
Hobsbawm, ral como Krupp mandaba sobre su ejército de rrabajadores, Ri- pero en absoluto un revolucionario- a tal oferta no impidió, sin embargo,
chard Wagner esperaba el sometimiento total de su aud iencia.7 que muchos marxistas, como Kautsky y la socialdemocracia alemana fue-
D e este modo, si algo unificaba a la burguesía como clase, eran com- ran explícitamenre darwinistas. Pero esta afinidad de los socialistas con el
portamienros, actitudes y valores comunes. Confiaban en el liberalismo evolucionismo no negó la encendida defensa que asumió la burguesía de
-aunque, como veremos, cada vez con mayores límires-, en el desarrollo una nueva teoría que daba nuevas respuestas. Todos coincidían en que la
del capitalismo, en la empresa privada y competitiva, en la ciencia y en la ciencia desplazaba a la religión.
posibilidad de un progreso indefinido. Confiaban en un mundo abierro al Pero, en el mundo burgués, algo más llevaba al entusiasmo evolucio-
rriunfo del emprendimiento y del ralenro. Esperaban influir sobre orros nista. La imagen liberal de una sociedad abierta al esfuerzo y al mérito con-
hombres, en el terreno de la polírica, y aspiraba n a sistemas representarivos trastaba con la creciente polarización social. A comienzos de siglo, los
que garanti zasen los derechos y las libertades bajo el imperio de un orden hombres habían considerado a sus riquezas -que crecían día a día- como
que mantuviese a los pobres -las clases "peligrosas"- en su lugar. Era una el premio que les otorgaba la Providencia por sus vidas laboriosas y mora-
clase segura y orgullosa de sus logros. les; pero los argumenros de la ética de la moderación y del esfuerzo ya no
Nadie dudaba de que entre los logros del mundo burgués de la segun- eran visiblemente aplicables a esa opulenta burguesía, muchas veces ocio-
da mitad del siglo XIX se enconrraba el especracular avance de la ciencia. sa, dispuesta a la ostentación y a disfrutar sus fortunas, viviendo de rentas,
Desde las nuevas concepciones que se iban elabo rando, la ciencia podía en sus confortables residencias campestres. A lo sumo, podían ser aplicados
constiruirse en la base de un progreso indefinido, pero también podía de- para explicar las diferencias entre la esforzada pequeña burguesía y las ma-
sempeñar otro papel: renía la capacidad para dar las respuestas a todas las sas proletarias, consideradas por definición "peligrosas", ebrias y licenciosas.
incógnitas, incluso a aquellas reservadas a la religión. Y en este senrido re- De allí, la importancia de teorías alternativas, que con un fundamen-
sultó parad igmática la figura de Charles Darwin (1809-1882) y el impac- ro "científico" pudieran explicar la superioridad como resultado de una se-
ro que produjo la teoría de la evolución. lección natural, transmitida biológicamente. En síntesis, la superioridad de
En efecto, Darwin se transformó en una figura pública de amplio re- la burguesía como clase comenzó a ser considerada como una determina-
nombre y su éxito se debió a que el concepro de evolución, que cierramen- ción de la biología. El burgués era, si no una especie distinta, por lo menos
te no era nuevo, podía da r una explicación - muchas veces vulgarizada miembro de una clase superior que represenraba a un nivel más airo de la
hasta el exceso- del origen de las especies en un lenguaje accesible a los evolución humana. El resto de la sociedad era indudablemente inferior. Só-
hombres de la época, ya que se hacía cargo de uno d e los conceptos más lo faltaba un paso para alcanzar el concepro de "raza" superior. Para los so-
entrañables de la economía liberal, la competencia. La teoría implicaba metidos sólo quedaba el camino de la aceptació n de su propia infe rioridad
y del acara mienro de la dominació n burguesa. Y esro no sólo incluía al con-
junto de las clases "peligrosas'', sino también a las mujeres de todas las cla-
7 Véase Hobsbawm, Eric J. (1998), pp. 239-259. ses sociales.
166 SUSANA lll ANCH I HISTORIA SOCIAL DEL MU. DO OCCIDENTA L 167

¿Cuál era el papel que debían desempeñar las mujeres en el mundo ám biro del "reposo del guerrero". Pero la familia burguesa también cum-
burgués? Estas mujeres de la burguesía debían fundamentalmente demos- plió otro papel. N úcleo básico de una red más amplia de relaciones fami-
trar la capacidad y méritos de los varones, ocultando los suyos en el ocio y liares, permitió a algunos, como a los Rothschild y a los Krupp, crear
en el lujo. Su posición de superioridad social sólo podía ser demostrada a verdaderas dinastías a través del intercambio d e mujeres - vírgenes intoca-
través de las órdenes que impartían a los criados, cuya presencia en los ho- das- y dotes. Y estas alianzas e in terconexio nes fa miliares dominaro n m u-
gares distinguía a la burguesía de las clases inferiores. Y este ámbito de ac- chos aspectos de la historia empresarial del siglo XIX.
ción era el d e la familia burguesa, un tipo de estructura familiar que se La vida familiar se desarro llaba en hogares donde la decoración se so-
consolidó en la segunda mitad del siglo XIX: una autocracia patriarcal, apo- breañadía como un elemento que enmasca raba la función. La impresión
yada en una red de dependencias personales. 8 más inmediata del interior burgués de mediados de siglo es el apiñamien -
No deja de resultar sorprendente que esta estructura familiar y los to y la ocultación, una masa de objetos cubiertos por colgaduras, manteles,
ideales de la sociedad burguesa se presenten como absolutamente contra- cojines, empapelados, fuese cual fuese su natu raleza, manufacturados. N in-
diccorios. El ideal de una economía lucrativa, el én fasis en la competencia guna pintura sin su marco dorado, ninguna silla sin tapizado , ninguna su-
individual, las relaciones contractuales, el reclamo de libertades y de opor- perficie sin mantel o sin un ado rno, ninguna tela sin su bo rla. Pero los
tunidades para el mérito y la iniciativa que proclamaban las burguesías li- objetos eran algo más que útiles o signos de confort, eran los símbo los del
berales eran negados sistemáticamente dentro del ámbico familiar. El pater estatus y de los logros obtenidos. De allí el abigarramiento de los interio-
fam ilia era la cabeza indiscutible de una jerarquía de mujeres y niños con- res burgueses.
solidada sobre la base de vínculos de dependencia. Y la red culminaba en Pero había algo más. Los objetos debían ser sólidos - término usado
su base con los criados - la "servidumbre"- q ue, pese a su relación de asa- elogiosamente para caracteriza r a quienes los construían-, estaban h echos
lariados, por la convivencia cotidiana no tenían con su "señor" canco un ne- para perdurar y así lo hicieron. Pero tam bién debían expresar aspiraciones
xo monetario co mo personal. En síntesis, el punro crucial es que la virales más elevadas y es pirituales a través de su belleza.
estructura de la familia burguesa contradecía de plano a la sociedad bur- La dualidad, solidez y belleza expresaba la nítida división entre lo cor-
guesa, ya que en ella no contaban la libertad, ni las oportunidades, ni la poral y lo espiritual, lo material y lo ideal, típica del mundo de la burgue-
persecución del beneficio individual. sía, aunque en realidad rodo dependía de la materia y únicamente podía
En rigor, la estructura familiar basada en la subordinación de las mu- expresarse a través de la misma o, en última instancia, a través del dinero
jeres no era algo nuevo. La cuestió n radica en advertir su contradicción con que podía comprarla.
los ideales de una sociedad que no sólo no la destruyó ni la transformó, si- El hogar era también la fo rtaleza que salvaguardaba la moral id ad . La
no q ue reforzó sus rasgos, convirtiéndola en una isla privada inalterada por dualidad entre materia y espíritu que caracterizaba al mundo burgués, la
el mundo exterior. necesidad de enmascaramienro fue denunciada como una hip ocresía o m-
Incluso, parece advertirse la búsqueda de un contraste deliberado: si n ipresente en el mundo burgués. Y esto resultaba particularmente notable
las metáfo ras de guerra acudían para describir al mundo público -la eco- en el ámbito de la sexualidad. El mismo Sigmund Freud, en 1898, no du-
nomía, la política- las metáforas de armonía, de paz y de felicidad eran las dó en calificar como "hi pócrita" la moral sexual de su riempo .9
que describían al mundo doméstico. Es posible que la desigualdad esencial En rigo r, el problema es más complejo. Si la duplicidad de no rmas y
sobre la que se basaba el capitalismo competi tivo del siglo XIX encontrase el enmascaramiento parecían ineludibles en algunas situaciones, com o en el
su necesaria expresión en la fam ilia burguesa: frente a la inseguridad, la caso de la ho mosexualidad, en general se aceptaban explícitamente cie rras
inestabilidad y la competencia, frente a vínculos que tenían su ún ica expre- reglas de comportamiento: la castidad para las mujeres solteras y la fideli-
sión en el dinero, era necesario forjarse la ilusión de un mundo seguro, es- dad para las casadas; libertad sexual para los hombres solteros -con el lími-
table, basado en d ependencias no monetarizadas. Era necesario crear el te de las muchachas solteras de la burguesía- y tolerancia con la infidelidad

8 Véase Perroc, Michelle (1 987), pp. 93- 104. 9 Véase Perroc, M ichclle ( 1987), pp. 103- 158.
168 SUSANA BIANC HI HISTORIA SOCIAL DEL MUNDO OCCIDENTAL 169

de los casados, siempre y cuando esra infidelidad no pusiese en peligro la reda retraerse. No sólo la ciencia había abatido a la teología, sino que las
estabilidad de la familia burguesa. Tal vez, la hipocresía surgía cuando su- costumbres urbanas parecían alejarse de las prácticas y la moral religiosas.
ponía a las mujeres -supuestamente despojadas de erotismo- completa- Empero, las religiones persistieron. Entre la misma burguesía liberal co-
mente ajenas al juego sexual. menzó a registrarse cierta nostalgia por las viejas creencias. En primer lugar,
Sin embargo, estas normas no ocultan que el mundo burgués parecía el frío racionalismo liberal no proporcionaba un sustituto emocional al ri-
obsesionado por el sexo. Y esro es particularmente visible en los modos de tual colectivo de la religión. Comenzaron entonces a surgir ciertos "sustitu-
vestir, donde se conjugaban poderosos elementos de tentación y prohibi- tos", como complejos rituales laicos -alrededor del Estado, por ejemplo- y
ción. Al mismo tiempo que se hacía gran ostentación de ropajes, que deja- nuevas formas religiosas, más acordes a los nuevos tiempos. En este sentido,
ban pocas partes del cuerpo visibles, la moda marcaba hasta el exceso las resulta notable el desarrollo alcanzado po r el espiritismo dentro del mundo
características sexuales secundarias: la barba y el vello de los hombres; el ca- burgués: en una época que descreía de los "milagros", el espiritismo ofrecía
bello, pero también los senos, las caderas y las nalgas de las mujeres desta- la ventaja de asegurar una tranquilizadora supervivencia del alma, sobre las
cados por moños y artificios. Como señala H obsbawm, el impacto que "bases" de la ciencia experimental. Pero había algo más en esa nostalgia de
produjo el cuadro de Manet, Desayuno sobre la hierba (1863), derivó del las religio nes. En el mundo burgués, comenzó a valorarse el papel tradicio-
contraste entre la formalidad de los trajes mascul inos y la desnudez de la nal de la religión como instrumento para mantener en el recato a los pobres
mujer. Si el m undo burgués, a través de la dual idad permanente entre es- -y a las mujeres de rodas las clases sociales- siempre proclives al deso rden.
píritu y materia, afirmaba que las mujeres eran básicamente seres espiritua- Las iglesias comenzaron a ser valo radas como pilares de la estabilidad y la
les, esto implicaba que los hombres no lo eran. De este modo, la atracción mo ralidad frente a los peligros que amenzaban el orden burgués.
física obvia entre los sexos encajaba dificultosamente en este sistema de va-
lores. Y la ruptura de estas normas podía llevar a la hipocresía, pero funda-
mentalmente a la angustia personal. La represión de los insrintos se El mundo del trabajo
consideró un valor elevado sobre el que descansaba la civilización. Y sobre
este principio, Freud construyó su teoría. Una clase irrumpía en este período como capaz de desafiar al mundo bur-
Si, como ya señalamos, en el mundo burgués se consideraba que la gués: la clase obrera. Y su importancia no era sólo cualitativa sino rambién
ciencia era la clave de todo progreso y tenía la posibilidad de dar todas las cuantitativa ya que, entre 1850 y 1880, esta clase representaba en roda Eu-
respuestas, res ultó indudable, durante este período, el descenso del peso de ropa entre la cuarta y la tercera parte de la població n. Sin embargo, si bien
la religión. Darwin había derrotado a la Biblia. Entre los varones de la bur- con el ocaso del viejo trabajo artesanal y el paso del taller a la fáb rica mo-
guesía, el indifere ntismo, el agnosticismo e, incluso, el ateísmo eran las ac- derna las condiciones de vida obrera habían tendido a uniformarse, aún se
titudes dominantes. El progreso implicaba la ruptura con las viejas trataba, en muchos aspectos y en muchos luga res, de una clase en forma-
creencias y con las iglesias, consideradas bal uartes del oscurantismo y la tra- ción. Como Federico Engels señalaba en La situación de la clase obrera en
dición. D e este modo, contra las iglesias, y fundamentalmente la católica Inglaterra (1845): "La condición proletaria no existe en su forma clásica
que se reservaba el derecho a defin ir la verdad y el monopolio de los riros completamente acabada excepro en el Imperio Británico y en particular, en
de pasaje -como bautismos, casamienros y entierros-, se elevó una ola de Inglaterra. " En Francia, por ejemplo, subsistía con tenacidad un artesana-
anticlericalismo. do organizado en gremios, con costumbres y tradiciones que los consti-
En rigo r, el fenómeno no fue exclusivo del mundo burgués. Las ideo- tu ían en una es pecie de microsociedad.
logías de izquierdas -el marxismo, el anarquismo, el socialismo- compar- De este modo, si bien era ya posible definir la situación de los obreros
tían este belicoso anticlericalismo. No fue por azar que un herrero socialista desde el punto de vista económico -formación de un mercado de trabajo
de la Romaña, de apellido Mussoli ni, llamase a su hijo, Benito, en honor a asalariado, concentración en grandes centros industriales, trabajo discipli-
Juárez, el anticlerical presidente mexicano . Indiscutiblemente, la religión es- nado a máquina-, desde una perspectiva social, muchos de los trabajado-
taba en declive también en las grandes ciudades que crecían rápidamente y res aú n no podían ser incluidos estrictamente dentro de esa d efinición
do nde, como las estadísticas lo demostraban, la participación en el culto pa- económica de la clase obrera.
170 SUSANA BIANCHI HISTORIA SO C IAL D EL MUNDO OCCID ENTAL 17 1

Sin embargo, pese a la variedad de situaciones, las condiciones de vida Indudablemence, en el mundo del trabajo las condiciones de vida eran
tendían a uniformarse: tras varias generaciones, los trabajadores acabaron difíciles. Sin embargo, la prosperidad del período tendió a mejorar relati-
por acostumbrarse a la vida de la ciudad, una vida apartada de las tradicio- vamente estas condiciones. Hubo progresos en la seguridad e higiene del
nes rurales, siendo hijos de obreros y habiendo comenzado a trabajar desde trabajo, y comenzó a disminuir el empleo infantil. La jornada laboral ten-
su infancia. La clase obrera adquiría cada vez un perfil más definido. 10 dió a reducirse, en parte por las presiones sindicales, pero también porque
Pero esta uniformidad no impide distinguir que la misma clase obrera el aumento de la productividad permitía que en un tiempo menor los obre-
distaba de ser una clase homogénea. En la cúspide parecían ubicarse los ros produjeran más. En Alemania -y esta fue su originalidad- incluso la
obreros "especializados", aquellos capaces de fabricar y reparar las máqui- clase obrera mostraba ventajas decisivas sobre las demás: desde 1880 y
nas. Eran los que indudablemente recibían un mejor pago, los que se en- 1890 comenzaron a implementarse sistemas de seguros en relación con si-
contraban en una mejor posición para "negociar" con los patrones. tuaciones de enfermedad, accidentes, invalidez y vejez; aunque también es
Muchos de ellos aspiraban a "mejorar": obtener las condiciones de vida de cierto que la aplicación de esca legislación social vio limitada su aplicación
la pequeña burguesía, lograr que sus hijos abandonaran el trabajo manual por la falca de inspecciones adecuadas. De un modo u otro, en roda Euro-
e ingresaran entre los trabajadores de "cuello blanco" participando así de pa, el capitalismo desenfrenado rendía a suavizarse: comenzaba a admitir-
los sectores "respetables" . Y, en efecto, la prosperidad del período, la alfa- se que un obrero cansado producía menos valor, que un niño deformado
betización y el desarrollo del sector terciario les permitió a algunos conse- en las minas o en el trabajo fabril nunca llegaría a ser un eficaz trabajador
guir, sobre todo en ciertos países com o Inglaterra, lo que era considerado robusto.
un claro signo de ascenso social. Durante este período también aumentaron los salarios. Si bien para la
Por debajo de los trabajadores especializados, se ubicaba la gran masa masa de obreros y obreras de fábrica este aumento implicó sólo un peque-
de los obreros y obreras de fábrica, con jornadas de trabajo de 15 o 16 ho- ño aumento sobre el costo de vida, benefició notablemente al sector de "es-
ras diarias, con situaciones de trabajo precarias, bajo la amenaza de las pe- pecializados": entre 1850 a 1865 los salario aumentaron en 25% mientras
riódicas crisis de desempleo. En Francia, por ejemplo, en 1857, la mitad de que el costo de vida ascendía en 10%. Y en esto, Karl Marx, en una cana a
los obreros debieron abandonar sus puestos de trabajo, mientras el precio Engels en 1863, encontraba una de las razones de lo que calificaba el abur-
de los alimentos aumentaba bruscamente a raíz de las malas cosechas. Den- guesamiento de esa "aristocracia" del trabajo que aspiraba a "mejorar": "La
tro de esta masa obrera, tanto en Francia como en Inglaterra, todavía se re- larga prosperidad ha desmoralizado terriblemente a las m asas."
gistraba una fuerte presencia de mano de obra femenina e infantil. En la También hubo mejoras parciales en las viviendas y en las ciudades
industria algodonera, por ejemplo, las mujeres ocupaban la mitad de los obreras. En Francia, algunos empresarios protestantes de Mulhouse fueron
puestos de trabajo y los niños una cuarta parte. responsables de la construcción de bloques de casas obreras, cómodas y sa-
Pero había además, por debajo de la masa de obreros o obreras de fá- nas, rodeadas de jardines. Pero estas expresiones paternalistas -que también
brica, un tercer escalón : los recién emigrados del campo. Fue el caso, por se podían registrar en Alemania- eran excepcionales. Fueron fundamental-
ejemplo, de Irlanda q ue tras la crisis de la papa (1845) enviaba a Inglaterra mente las administraciones municipales -como en el caso de Inglaterra- las
cada año 50.000 trabajadores nuevos. Eran quienes por su indigencia y su que empezaron a preocuparse por el urbanismo y a crear instalaciones co-
resignación podían aceptar cualquier trabajo, por duro que fuese, a cambio lectivas -iluminación, limpieza- que introducían progresos en la vida coti-
de un salario irrisorio. Pero, por esto m ismo, cumplían un papel funda- diana. En síntesis, la mejoría de las condiciones de vida fue indudable pero
mental en el desarrollo del capitalismo industrial: eran quienes, por su también es cierro que fue un movimiento irregular que afectó fundamen-
constante oferta de mano de obra barata, contribuían a mantener el bajo talmente al sector de obreros "especializados". Eran muchos los que toda-
nivel salarial. Eran muchas veces peones que no tenían un trabajo fijo, tra- vía permanecían en el hacinamiento y la inseguridad.
bajaban esporádicamen te en la construcción de ferrocarriles, en la excava- Pese a las diferencias internas que se registran en el mundo del traba-
ción de las grandes ciudades, en la descarga de navíos. jo ¿es posible hablar de los "obreros" como una única clase?, ¿cuál es el ele-
mento que los unifica? Como señala Hobsbawm, pese a escas diferencias,
IO Véase Hobsbawm, Eric J. (1987), pp. 216-237. el artesano "especializado", con un salario relativamente bueno, y el traba-
172 SUSANA BIANCHI H ISTORIA SOCIAL DEL MUNDO OCCIDENTA L 173

jador pobre, que no sabía dónde obtendría su próxima comida, se encon- transformar en el Partido Obrero Socialdemócrata. Nacía así el primer gran
traban unidos por un sentimiento común hacia el trabajo manual y la ex- partido socialista europeo, que muchos otros, incluido Lenin, algú n día
plotación, por un destino común que los obligaba a ganarse un jornal con querrán imitar. Pero no se trataba aún de un socialismo "revolucionario".
sus manos. Se encontraban unidos también por la creciente segregación a Era un socialismo que trataba de utilizar al máximo los recursos de la de-
que se veían sometidos por parte de una burguesía cuya opulencia aumen- mocracia para actuar sobre el Estado, promover reformas y dar a la clase
taba espectacularmente y se mostraba cada vez más cerrada a los advenedi- obrera una influencia política.
zos que aspiraban al ascenso social. Y los obreros fueron empujados a esta La clase obrera que se constituyó en este período fue la fuerza social vi-
conciencia común no sólo por la segregación sino por formas de vida com- sualizada como "peligrosa" para el orden constituido. Muchos contempo-
partidas, no sólo en el espacio de la fábrica o el taller sino fundamental- ráneos reconocían la gravedad de la "cuestión social" y vivían con el temor
mente en espacios de sociabilidad -en los que la taberna, que fue llamada a un levantamiento. La memoria de las revolucio nes -de 1830 y de 1848-
la "iglesia del obrero", ocupó un lugar primordial- que llevaron a confor- estaba aún suficientemente fresca, de allí que, pese a la seguridad de la bur-
mar un modo de pensar común. 11 guesía en su fortaleza y en sus logros, el miedo a la insurrección siempre es-
La posibilidad de mejorar las condiciones de vida se ab rió también tuvo presente. Sin embargo, la época no fue favorable para revoluciones.
mediante la organización colectiva. En Inglaterra, comenzó a desarrollarse Después de 1848, el potencial movimiento revolucionario se encontraba
un sindicalismo -despojado de toda connotación política- lo suficiente- desarmado. Según Karl Marx, exiliado en Londres desde 1849, la derrota
mente fuerte como para poder presionar a los patronos, con tal éxito que del 48 se debía a que el movimiento había surgido prematuramente, a cau-
la huelga muchas veces no era más que una amenaza. Pero este sindicalis- sa de la crisis económica, pero la clase obrera no tenía aún la coherencia ni
mo estaba reservado para la élite obrera, para los "especializados" que se ne- la conciencia para encabezar un ciclo revolucionario. Desde su perspectiva,
gaban a aceptar en sus filas a aquellos trabajadores no calificados por el era necesario por lo tanto abocarse a la organización, en espera de una nue-
temor a perder capacidad d e presión. En rigor, sólo en 1889, después de va coyuntura en las crisis cíclicas del capitalismo. Pero pronto advirtió que
una huelga de estibadores londinenses, el sindicalismo se abrió a la masa la es pera iba a ser larga. Marx tuvo entonces un período de intervalo polí-
no especializada. En el continente, en cambio, la situación fue diferente. tico -con muchas ho ras transcurridas en la biblioteca del Museo de Lon-
En efecto, en Francia, después de las revoluciones del 48, las organiza- dres- que le permitieron madurar su teoría: de esos años fueron la
ciones obreras habían quedado estrictamente controladas. Algunas sobrevi- Contribución a la crítica de la Economía Política (1858) y el primer tomo
vieron como mutuales y sociedades de socorros mutuos, aunque también de El Capital (1867) . 12
es cierto que tras esta fachada se encontraban asociaciones de resistencia a Sin embargo, también comenzaron a surgir algunas iniciativas en mate-
los empresarios. Incluso, muchas de ellas seguían fieles a la idea de Proudhon ria de organización que culminaron , en Londres, en 1864, con la formación
de que las sociedades de producción y de ayuda mutua podían ser eficaces de la Asociación In ternacional de Trabajadores (conocida posteriormente
instrumentos para abolir el trabajo asalariado. Y en estas formas organiza- como la Primera lnternacional) . 13 La iniciativa surgió de algunos sindica-
tivas predominaba una clara desconfianza hacia el liberalismo burgués y listas ingleses, movidos por preocupaciones inmediatas, y de exiliados fran-
fu ndamentalmente indiferencia frente al juego político electoral. En Ale- ceses, de miras más largas y doctrinarias. Para los primeros, el objetivo era
mania, hacia 1860, comenzaba a registrarse -a diferencia del apoliticismo presionar a la burguesía apoyando huelgas de dimensión europea; para los
de los sindicatos ingleses- un nuevo brote socialista. Pero no fueron sólo segundos, se trataba de lograr la emancipación de los trabajadores a través
los obreros de las grandes empresas quienes estuvieron en su cabeza, sino de una primera etapa de educación política de las masas. De este modo, la
q ue fueron fundame ntalmente los viejos artesanos -más cultos, más orga- Internacional reunió a grupos de d istintas vertientes e incluyó a Marx, res-
nizados y más descontentos- los que constituyeron el punto de partida del ponsable de la redacción del Manifiesto Inaugural, en el comité organizativo.
socialismo. Sobre esta base, en 1863, se fundaba la Unión de Asociaciones La organización de la Internacional indudablemente fue motivo de
de Trabajadores alemanes que, algunos años más tarde {1875), se habría de
12 Véase Palmadc, Guy (1978), pp. 196-212.
11
Véase Hobsbawm, EricJ. (1998), pp. 2 17-238. l 3 Véase Abendroth, Wolfang (I 978), pp. 35-50.
174 SUSANA RIANCHI HISTOHIA SOCIAL DEL M UNDO OCC IDENTAL 17 5

profunda preocupación para quienes la visualizaron como un conjunto de gobernaba la Comuna-, sino de los jacobinos fascinados por los recuerdos
miles de conspiradores que se movían en las sombras pro ncos a derribar el de las imágenes de las jornadas de 1789 .
mundo burgués. Sin embargo, estos temores ¿estaban justificados?, ¿cuál es Los logros de la Comuna fueron modestos. Se adoptó la bandera roja,
el balance que puede hacerse de la experiencia que constituyó la Internacio- se tomaron algunas medidas anticlericales - incluida la ejecución del Arzo-
nal? Es cierto que pudo apoyar eficazmente huelgas en 1867 y en 1868 y bispo de París- y algu nas pocas medidas sociales, como la sup resión de los
que se consti tuyó en un indudable polo de atracción para los sindicatos eu- alquileres. Sin embargo, pese a esta modestia y a su brevedad - menos de
ropeos. Pero también sus limitaciones fueron much as. Sus acciones fueron t res meses-, la Comuna se transformó en u n símbolo de la "lucha de cla-
muchas veces paralizad as por las interminables discusiones entre M arx y los ses". El terror que inspiró en los gobiernos se refl ejó en la brutal represión
anarquistas; pero, además, si su objetivo era organizar al movimiento obre- que siguió: 47.000 personas fuero n juzgadas, 7 .000 deportadas o exiliadas,
ro ejerció mucha menos influencia sobre los obreros de las nuevas industrias fue incalculable el número de muertos. Incluso, su recuerdo llevó a que en
modernas que sobre los artesanos o de las manufacturas en regresión. 1873 se for mara la Liga de los Tres Emperadores (Alemania, Austria y Ru-
En rigor, la mayor debilidad de la Internacional proced ió de su mism o sia) para defenderse de ese radicalismo que amenazaba tronos e institucio-
"internacionalismo", que se esrrelló contra el carácter nacional de los sin- nes. Pero también fue un símbolo para la izquierda: Lenin, después de
dicatos. De este modo, pese a lás consrantes ad moniciones sobre el carác- octubre de 19 17, con r;·, ba los días para finalmente poder decir: "Hemos
ter sin fronteras del proletariado, como de su clase adversaria, la burguesía, durado más que la Comuna".
cuando estalló la guerra franco-alemana (1870), los rrabajadores se asumie- La Comuna fue fundamentalmente un símbolo. Con ella termi naba la
ron primordialmente como franceses o alemanes y partieron al fre nte a lu- época de las grandes insurrecciones. El socialismo de la década de 1880 ya
char contra u n enemigo que incluía a su propia clase. Los socialistas no esperaba una pronta instauración de la nueva sociedad. Su éxito toda-
debieron entonces enfrentar el problema de las nacionalidades, anuncian- vía se limitaba a algu nos sectores rest rin gidos del proletariado y a una im-
do los desgarros de 19 14. De este modo, en 1872, la Asociación Interna- portante capa intelectual, pero su influencia era todavía muy escasa sobre
cional de los Trabajadores dejaba de existir: no pudo sobrevivir al im pacto las amplias masas que conformaban el mundo del trabajo.
de la guerra franco-prusiana, ni al fracaso de la Comuna de París (1871).
En efecto, la guerra franco- prusiana había sido seguida de un singular
acontecimiento: la Comuna de París (marzo-mayo de 187 1), en el que m u- Un mundo a la defensiva: aristócratas y campesinos
chos de sus contemporáneos n o dejaron de señalarla como un espectacular
episodio de la "lucha de clases". ¿Cuáles fueron las causas de la sublevación? Las aristocracias europeas, si bien en retirada desde 1830, conservaban aú n
Evidentemente, la Internacional ejerció muy poca influencia sobre ella. Al una importante cuota de poder. H asta la década de 1880 dieron la tónica
terminar la guerra, en Pa rís, la federación de la guardia nacional rraró de en los círculos mundanos de París, Londres, Berlín o Viena: la obra lirera-
conservar las armas q ue poseía, y poner a buen seguro los cañones compra- ria de Prousr todavía rememoraba a .esa aristocracia de salón que lanzaba
dos gracias a una suscripción pública. Algunos quizá pensaban en oponer- sus últimos fulgores hacia finales del siglo. El poder de esta aristocracia se
se a la ocupación de una parte de París por parte de los prusianos tal como sustentaba, en parte, en su riqueza. La exploración de sus tierras continua-
rezaba una cláusula del armisticio. D e este modo, cuando T hiers, el nuevo ba, en efecto, proporcio nándole grandes rencas. En Inglaterra, por ejemplo,
jefe del gobierno francés, envió tropas para retirar los carí ones, una muche- aún desp ués de la industrialización, las mayores fortunas continuaban sien-
dumbre enardecida ejecutó a dos generales, sin que nad ie haya dado la or- do las de los Pares del Reino. Pero también continuaban conservando una
den (marzo de 1871 ). Comenzaba así, el conflicto entre un gobierno importante cuota de influencia política: en el mundo rural ejercía un sóli-
conservador - T hiers debió huir y refugiarse en Varsalles- y el "pueblo" de do poder de hecho. En Francia, por ejemplo, si bien allí la nobleza hab ía
París, a través de una revuelta es pontánea, de objetivos poco claros, y de ca- perdid o antes que en o tras parres sus privilegios legales, hacia 1870 ocupa-
rácter popular y pequeñobu rgués más que estrictamente obrero. La direc- ba una décima parte de los puestos de alcaldes de p ueblo. 14
ció n pronro quedó a cargo no tanto d e los socialistas participantes de la
Inrernacional - algu nos fueron elegidos como miembros del Consejo que 14 Véase Palmade, Guy ( 1978), pp. 133-164.

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