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LA REVOLUCION INDUSTRIAL.

EDUARDO GUTIÉRREZ
BENITO.
La revolución industrial. Contenido (Eduardo Gutiérrez Benito)
1) La revolución Industrial en la Historiografía.
-          El concepto de revolución industrial y su historia.
-          La revolución industrial frente al concepto de industrialización.
-          El caso británico, propósito de la revolución industrial.
2) Las raíces de la revolución industrial.
-          La economía preindustrial.
-          El crecimiento demográfico y movilidad. Las diferencias frente al pasado
-          La importancia del mercado interior integrado.
-          Ciencia y tecnología en la revolución industrial.
3) Los motores de la revolución.
-          Los motores por excelencia: sectores de evolución rápida.
-          Otros sectores no tan dinámicos.
4) El proceso de industrialización en el continente europeo.
-          La industria textil continental.
-          La industria siderurgia.
5) Lo social y lo político durante la revolución industrial.
-          Clase obrera y revolución industrial.
-          El emerger político de la burguesía.
1. La revolución industrial en la Historiografía.
a) El concepto de revolución industrial y su historia.
Revolución industrial se refiere al conjunto de transformaciones económicas comenzaron teniendo lugar
en Inglaterra desde 1760 y se extendieron como pólvora al resto del continente, dando lugar a que en
tan solo siglo y medio, las transformaciones sociales y económicas modificasen la vida del hombre sobre
el continente europeo como no lo habían hecho los dieciocho siglos anteriores.
Estas transformaciones serian profundas y darían paso al mundo capitalista actual, de forma continua y
sin retorno.

b) Revolución industrial frente al concepto de industrialización.


Hablar de ‘Industrialización’ del resto de los países europeos continentales y no de ‘Revoluciones
industriales’, durante el siglo XIX, es admitir que se da una profunda transformación de las estructuras
sociales, políticas y económicas de aquellos  países, pero matizando que estas tuvieron lugar cuando la
revolución industrial de Inglaterra era un ejemplo para todos ellos.
La aplicación de los inventos mecánicos y su capacidad de transformación de la economía y de
contribución al desarrollo económico, dependía de la existencia de unas oportunidades que surgían
dentro de un sistema de cambio más amplio.

c) El caso británico, prototipo de la revolución industrial.


En el caso ingles puede advertirse una elevada sincronización de los cambios técnicos, económicos,
ideológicos y políticos en el periodo 1760-1850.
En esta perspectiva de análisis integrador de lo económico y social, puede tener coherencia la afirmación
de que solo en Inglaterra se habían producido ese conjunto de cambios de la vida social y económica
que hacían posible la revolución industrial, pues, en ningún otro país los agricultores, productores y
comerciantes de la pequeña actividad mercantil fueron eliminados hasta el tal punto; en ningún otro país
la urbanización fue tan completa, ni el liberalismo económico aceptado con tan pocos reparos.

2. Las raíces de la revolución industrial.


a) La economía preindustrial.
PRODUCCIÓN ARTESANA Y FABRIL
El paso de una economía esencialmente rural y agrícola a las formas industriales del siglo XIX no puede
ser suficientemente entendido sin una referencia a la economía feudal.
A partir del siglo XVIII había comenzado a aparecer el mercado, y con él un colectivo de artesanos que
dedicaban mayor atención a comerciar y menos a producir bienes manufactureros.
Muy pronto aquellos artesanos-comerciantes comprendieron que las familias campesinas empezaban a
mantener una existencia que posibilitaba su utilización como fuerza laboral en la producción artesanal.
Poco a poco se fue introduciendo en la economía medieval, esencialmente agrícola, la formula del
‘Trabajo a domicilio’. Con este, los comerciantes intentaban aprovechar la mano de obra rural en la
producción de bienes elaborados o semi-elaborados, distribuyendo materias primas entre las familias
campesinas para que pudiesen realizar en sus casas pequeñas acciones artesanales. Después, el
comerciante se encargaba de comercializar en los incipientes mercados urbanos.
El trabajo industrial ‘casero’ y rural fue el antecedente más claro y directo de la organización industrial
de la producción.
El sistema de manufacturas rurales domesticas diseminadas alrededor de centros comerciales urbanos,
permitió grandes avances en el volumen de producción. Los precios descendieron y se preparó para el
paso al sistema fabril, donde la producción se realizaría en un lugar físico centralizado: La fábrica.
El desarrollo del sistema de trabajo a domicilio permitió incorporar y adiestrar a grandes masas de
campesinos en la producción manufacturera, a la vez que elevó la producción a escalas inalcanzables
para la estructura gremialista medieval.
Fue en la industria textil, en sus distintas fases de producción, donde más auge tuvo el sistema de
trabajo a domicilio rural, y de nuevo seria este sector en el que más rápidamente se incorporo la
producción fabril.
No obstante, tampoco faltan indicios de fábricas y establecimientos similares a factorías en sectores
como la minería y la metalúrgica.
Las transformaciones industriales y económicas del trabajo artesanal rural influyeron y se vieron a su vez
influidas por cambios en el ámbito social.

EL PROGRESO TÉCNICO DE LA AGRICULTURA.
A principios del siglo XVIII las naciones europeas sin excepción eran exclusivamente agrarias.
La calidad técnica del trabajo agrícola medieval no permitía la obtención de productividades suficientes
como para paliar las malas cosechas o los desastres naturales. De esta forma una pequeña cosecha de
cereales significaba una escasez generalizada de alimentos, fuertes subidas de precios, hambres, y a
consecuencia de ello, epidemias y altas cifras de mortalidad.
El progreso que se produjo en los próximos periodos provocó importantes mejoras en la alimentación en
base a la existencia de producciones agrícolas lo suficientemente amplias como para proveer alimento a
las poblaciones y además generar un excedente capaz de cubrir las cosechas malas o insuficientes.
Como parece comprobado que la extensión cultivada en los siglos XVII y XVIII no creció muy por encima
de las que se cultivaban ya en los siglos anteriores, XV o XVI, se afirma que el incremento de la
producción agropecuaria se debió fundamentalmente a un incremento de la productividad de la tierra
cultivada.
Este incremento de productividad se debió a un cambio tecnológico en la explotación del campo.
Los cambios que permitieron tan vertiginoso crecimiento agrícola consistieron fundamentalmente:
-          Sustitución del barbecho por cultivos rotativos: esto es suprimir la práctica de hacer descansar la tierra,
no trabajándola en uno o dos años, por cultivos rotativos y complementarios que no agotan la riqueza
mineral del suelo.
-          Utilización de abonos naturales de origen animal que reconstruían la riqueza nutritiva del suelo.
-          Un cuidado más racional de la ganadería y de los animales de carga.
-          La incorporación de nuevas plantas: Batata, maíz y tabaco.
El siglo XVIII fue totalmente diferente en la evolución de los precios agrícolas en su   primera y segunda
mitad. En el periodo 1715-1750, la serie de buenas cosechas continentales hacen caer los precios de los
cereales.

Simultáneamente, se produce un proceso de transformación de la estructura de la propiedad de la tierra


en la campaña inglesa.
Hasta el siglo XVI, los terratenientes ingleses no utilizaron de forma habitual el ‘cercamiento de tierras
comunales’ como forma de consolidación de la propiedad sobre las mismas.
Las oleadas de cercamiento se aceleraron a partir de 1760, momento en el que empieza a crecer el
precio del cereal, que mantienen ya a niveles altos durante toda la segunda mitad del siglo XVIII. Ello
anima a los burgueses y terratenientes para reclamar el derecho de cercado de la tierra comunal.
El cercamiento no alcanzó su auge definitivo sino a finales de siglo.
Los cambios revolucionarios en la productividad agrícola son una condición esencial para un despegue
industrial con éxito.

EL APOGEO DEL CAPITALISMO COMERCIAL.


El aislamiento que caracterizaba al mundo preindustrial medieval solo era posible romperlo a través del
comercio marítimo.
Hasta entonces, el transporte por tierra con relación al marítimo, costoso, lento y peligroso en un
territorio continental de continuas luchas feudales.
En estas circunstancias, la única forma que cabía para extender la producción era la de la expansión de
los mercados en otros continentes. El comercio entre territorios unidos por mar era mucho más
frecuente y ágil que con regiones o comarcas cercanas a la tierra.
A lo largo del siglo XVIII, comenzó a producirse un cambio definitivo en el sistema comercial colonial.
Sobre todo con el americano.
A lo largo de la edad media se abría paso una compleja circulación comercial, que partiendo del Atlántico
Norte transportaba armas, alcohol y artículos metálicos hasta África, donde eran intercambiados por
esclavos, oro y marfil. Los esclavos se transportaban a América, donde se cambiaban por azúcar, trigo,
tabaco, café, que después se colocaban en los mercados continentales, a cambio de maderas, aceites,
ámbar, acero sueco y sobre todo artículos de navegación.
Los barcos modernos compraban en todos los sitios y vendían en muchos más.
En el siglo XVIII, Londres ya el centro financiero y monetario del mundo conocido. Incluso capitales
holandeses se desplazaban hasta esta ciudad en busca de oportunidades de financiación.
Inglaterra, a diferencia de las hasta entonces potencias coloniales, Francia, España y Holanda, no había
gastado sus mas importantes energías en intentar dominar el continente europeo, sino en asegurarse el
dominio de los mares y el suministro de materias primas para su incipiente manufactura.
No se puede negar la importancia del sector exterior y del comercio colonial en el surgimiento de la
industrialización inglesa.
La incipiente industria algodonera de principios del siglo XVIII encontró una fuente de materias primas
en la explotación algodonera de América del Norte.

b) Crecimiento demográfico y movilidad. Las diferencias frente al pasado.


EL CRECIMIENTO ACELERADO DE LA POBLACION.
En el siglo XVIII, tuvo lugar un proceso de cambio generalizado y uniforme de los ritmos de crecimiento
y urbanización del continente europeo.
A partir de 1740, se produce un cambio en el ritmo de crecimiento de la población europea y sobre todo
de la británica.
La población no puede aumentar sin que aumenten los medios de subsistencia es una proposición tan
evidente que no requiere demostración.

LAS CAUSAS DEL AUMENTO DE LA POBLACION.


A lo largo del siglo XVIII se produce una reducción del número de epidemias y de periodos de hambre.
La serie de buenas cosechas en Europa abren un paso a un periodo de importantes incrementos del
bienestar alimenticio.
Se ha extendido incomprensiblemente la concepción que explica la caída del índice de mortalidad del
siglo XVIII en base a supuestos grandes avances médicos de los siglos anteriores.
En cambio, la sanidad y la higiene, asi como un cuidado más racional de los animales, pueden haber
tenido mayor incidencia en forma continua y lenta sobre la mortalidad que los específicos avances
médicos.

EL CRECIMIENTO DE LAS CIUDADES.


En Francia, los sistemas de tenencia de la tierra, que surge tras la revolución de 1789, retienen a la
población rural en el campo, impidiendo un importante grado de urbanización. Caso contrario al de
Inglaterra, donde el sistema de explotación agrícola lanza después de la consolidación de los
‘cercamientos’ a grandes masas de campesinos hacia las ciudades.
Las familias francesas permanecieron mas cerca de la tierra, y como consecuencia, los procesos de
urbanización son menos intensos.
Otra de las características relevantes de la transformación demográfica del siglo XVIII es el indicio de un
proceso de concentración de la población en torno a los centros urbanos.

MIGRACIONES INTERCONTINENTALES
En el siglo XVIII se produce un movimiento hacia el continente americano de 1,5 millones de Ingleses,
en su mayoria británicos, ya para el siglo XIX se produce un nuevo movimiento a Estados Unidos en su
mayoria de irlandeses.
Una gran emigración lleva necesariamente implícita alguna forma de infortunio en país desertado. Pues
pocas personas habrá que abandonen sus familias, sus relaciones, sus amigos y su tierra natal para
instalarse en un país desconocido y de clima extraño, sin que lo justifique una situación de profundo
malestar en el lugar en que se encuentran o la esperanza de hallar considerables ventajas en el lugar de
destino.
El aumento de la población en 1740 permitió un suministro de mano de obra suficiente para alimentar el
crecimiento de la producción.
La población sostenidamente creciente se convirtió, en el siglo XVIII y XIX, en un incentivo para la
producción.

c) La importancia del mercado interior integrado.


El mundo feudal era una limitación para el desarrollo de la producción. Por ello para que el capitalismo
triunfe  la estructura de la sociedad feudal agraria debe sufrir una revolución. Históricamente, no
siempre es posible separar ambos procesos. Obviamente que la producción en masa fue de gran ayuda a
la desaparición del antiguo sistema. Cuando el mundo feudal da un salto hacia niveles de productividad
suficiente como para generar un excedente, se abre la brecha hacia la especialización económica y el
nacimiento de nuevos sectores industriales.
Gran Bretaña era la nación que poseía el mercado nacional más extenso e integrado de toda Europa. A
ello contribuía su especial configuración geográfica que permitía el transporte de mercancías por mar
con una regularidad y rapidez desconocida e inalcanzable para el transporte terrestre del siglo XVIII.
Los mercados continentales:
Frente a la situación británica, el continente no había conseguido crear mercados nacionales tan
extensos, y todavía a finales del siglo XVIII, la proliferación de puentes, aduanas señoriales y tributos
regionales o comárcales, retrasaban y entorpecían la libre circulación del comercio y la producción en el
mercado interior.

d) Ciencia y tecnología en la revolución industrial.


El avance técnico industrial lo localizan los historiadores en la década de 1760 en Inglaterra.
En todo caso, el tercio de siglo se va de 1770 a 1800, contempla un cambio decisivo en las tecnicas de la
industria. En este primer empujón, la industria textil introduce revolucionarias innovaciones en todas las
fases de su producción.
Varios adelantos tecnológicos como en telar hidráulico (1769) abrieron la brecha en las viejas tecnicas
manuales, primero multiplicando la acción de la mano de obra y luego mas tarde utilizando fuentes de
energía desconocidas hasta el momento: el vapor, con la maquina de vapor de Watt y Boulton.

- La maquina de vapor:
A lo largo de todo el siglo XVI, la idea de elevar el agua por medio del fuego fascino a todos los
inventores.
En torno a 1760 James Watt  combinando  los avances del estudio de calor y vapor del profesor Black,
obtiene una notable mejoría en el rendimiento de una maquina diseñada en sus inicios con un pistón por
Newcomen. En 1755 Boulton, con la colaboración de Wilkinson consiguen poner en funcionamiento la
primera maquina de vapor.
Watt había conseguido liberar a la sociedad de una de sus grandes limitaciones: La energía disponible.
Si hubiera que señalar cual fue el invento que hizo posible la continuidad irreversible de la revolución
industrial, éste seria la maquina de vapor.
George Stephenson en 1829 materializo el triunfo de su locomotora en las pruebas del nuevo ferrocarril
Liverpool  a Manchester.
Se abría paso al transporte del carbón, hierro y toda clase de materias primas a cualquier lugar del
territorio.

3. Los motores de la revolución.


a) Los motores por excelencia: sectores de evolución rápida.
LA INDUSTRIA AlGODONERA.
Fue la industrial del algodón la que primero, y con carácter masivo, incorporó los avances tecnológicos
en la producción, y asimismo, fue la primera que tuvo más rápido crecimiento en su producción.
Las modificaciones tecnológicas en la fase de hiladura habían permitido que esta legión de tejedores
pudiese realizar de forma continua su labor.
Con los telares continuos, inicialmente movidos por animales o agua y después por maquinas de vapor,
las maquinas alcanzaron tal tamaño y dimensiones que inevitablemente surgieron las fabricas para su
asentamiento. Pero el proceso de desplazamiento de los telares manuales fue lento y con numerosos
retrocesos alimentados por crisis y revuelta de los tejedores arrojados al mercado.
Desde el lado de la oferta concurrieron dos razones fundamentales a favor del algodón frente a la lana:
*La existencia de grandes plantaciones de algodón en las colonias británicas en Norteamérica,
explotadas mediante un sistema esclavista, cuyo comercio proporcionaba un abundante y barato
suministro de algodón.
*Las propias características físicas de algodón, de origen vegetal: más dura y homogénea, frente a la
fibra de origen animal, más quebradizo y de desigual calidad, la convertían en el sustituto perfecto para
la manufactura textil mecanizada.
Ambas razones coinciden durante la segunda mitad del siglo XVIII con un importante cambio en la
demanda de textiles de la población inglesa.
En el último cuarto del siglo XVIII se acelera las innovaciones en la hilatura. En 1764, se introduce al
mercado una maquina hiladora de múltiples usos de algodón ‘Jenny’ y posteriormente en 1769 se
introduce la ‘Carkwright’ que permite la elaboración de decena de usos simultáneamente, se da paso
decisivo hacia las grandes producciones de hilo de algodón.
A finales del siglo XVIII el auge que se produce a causa de la oferta creciente de hilo en la industria
textil tejedora es formidable. Los artesanos tejedores, localizados en sus casas o en recintos pequeños,
ven una expansión de su actividad y numero como no se habían conocido.
Todos estos cambios técnicos dan lugar a un incremento de la productividad, y los precios de hilo se
educen vertiginosamente.
En 1787, Carwright inventaba el telar mecánico, pero hasta pasó una decena de años hasta desplazar el
telar masivamente.
La industria algodonera fue la pionera en adoptar a gran escala maquinaria movida por energías no
humanas, y ahorradoras de trabajo.

LA INDUSTRIA DE LA SIDERURGIA.
Junto a la industria textil algodonera, la industria de obtención de hierro y acero tiene una importancia
decisiva en el surgimiento y continuidad de la revolución industrial.
Podemos considerar que la revolución industrial significó para la industria siderúrgica un cambio
fundamentalmente tecnológico, y que no vio modificada su estructura, y organización empresarial.
Los cambios tecnológicos son igualmente de un carácter y sentido distinto al de los acometidos en la
industria textil. En el caso de esta industria, el primer salto tecnológico realizado en 1709 por el noble
terrateniente Abraham Darby, que en Coalbrookdal consiguió la fundición de hierro con carbón de coque,
es decir, escoria mineral de hulla. La trascendencia productiva y económica para la Inglaterra del siglo
XVIII de ese cambio tecnológico se comprende fácilmente, puesto que hasta entonces toda la industria
dependía del carbón vegetal como materia prima para generar la energía de alimentación en los hornos
de fundición.
Era un gran paso para romper la limitación que representaba la escasez de madera de la nación inglesa
e iniciar la utilización de un recurso nacional abundante, como era la hulla.
En tan solo 60 años, el panorama cambió radicalmente, y ello fue posible gracias a dos decisivos
avances tecnológicos, la maquina a vapor y el sistema forjado, laminación y pudelaje de Henry Cort.
Hasta 1760 no se produce una extensión amplia de los hornos que utilizaban carbón de coque. En esas
fechas, se instalan fuelles de vapor para facilitar la combustión del carbón de coque, pero estos son
movidos por energía hidráulica o animal, y no es hasta 1775 cuando el llamado en su época ‘rey del
hierro’, John Willkinson, utiliza una maquina de vapor Watt  para inyectar aire en el alto horno.
Pero todavía en 1829 se habría de producir una innovación importantísima. Neilsen inyecto a través de la
bomba de vapor aire previamente calentado, y comprobó en incremento de la combustión y el ahorro de
combustible. La implantación de esta innovación coincide con el comienzo de la construcción de los
ferrocarriles en Inglaterra, y represento para el reino de Escocia la posibilidad de utilizar sus reservas de
carbón de baja calidad, empezando a producir hierro colado al precio mas bajo de Gran Bretaña e
incluso del mundo.

LA MINERÍA DEL CARBÓN.
El carbón era, ya ante de la segunda mitad del siglo XVIII la materia energética de uso domestico mas
extendida. El crecimiento urbano había generado una demanda de carbón que representaba en muchos
momentos del siglo XVIII en consumo más importante de este material, muy por encima de la industria
siderúrgica.
Existe desde sus comienzos una estrecha relación entre la industria siderúrgica y de la extracción de
carbón. Dejando aparte que ambas son industrias con características capitalistas en su organización
desde sus inicios: En ambos casos se trata de industrias que desempeñaron un papel decisivo en la
continuidad de los impulsos iniciales de la industrialización. En el caso del hierro, al suministrar un
material susceptible de trabajar con mayor precisión y resistencia en la fabricación de maquinaria. Su
dureza y resistencia representaba frente a la madera un cambio imprescindible para la construcción de
maquinas de vapor, que trabajaban continuamente y con grandes desgastes.
En el caso del carbón, significaba la sustitución de fuentes de energía de origen animal o hidrográfico,
limitadas y de insuficiente concentración de potencia como para generar grandes trabajos. Además, la
maquina no se cansa y fatiga, y no necesita descansos diarios.
Cuando a demanda de maquinas de vapor se extiende y comienza a demandarse mas hierro colado para
que su fabricación es cuando la producción de la siderurgia se acelera.

b) Otros sectores no tan dinámicos.


Es fácil esperar que cuando surgen crisis o auges en un sector industrial, estos actúen dinamizando y
empujando al auge o la crisis al resto de los sectores industriales con los que se relaciona.

LA INDUSTRIA QUÍMICA
La industria textil arrastra rápidamente a la industria química relacionada con ella a través del acabado,
tintado, estampado o blanqueado, exigiéndole ella volúmenes ingentes de productos como detergentes,
lejías y ácido.
‘no había prados baratos ni leche agria suficiente en todas las islas británicas para blanquear la tela de
Lancashire’ una vez que los telares hidráulicos y los husos mecánicos sustituyeron al torno manual de
hilar.
En la industria química las transformaciones no tuvieron carácter revolucionario.
Con el vertiginoso crecimiento de la manifactura textil se generó una necesidad hasta entonces
desconocidas de productos blanqueadores. El avance mas importante para poder atender a esa
necesidad fue e descubrimiento del polvo blanqueador inventado por Charles Tennant, mezclando cloro
con cal viva, en 1797. Su utilización se disparó vertiginosamente, asi como la producción.
Dentro de la industria química, se desarrollo sobre manera toda la producción de alcalinos sódica que se
utilizaban para la industria textil, asi como la industria del vidrio, y la fabricación de otros productos,
como la pólvora.

EL FERROCARRIL
La construcción de las líneas férreas se había limitado durante las primeras dos décadas del siglo XIX a
la construcción de pequeñas líneas muy locales destinada a transporte de productos. Eran movidos
generalmente por el tiro de animal.
La línea mas larga era la que unía a Stockton con Darlington y se creo para instalar una locomotora a
vapor y mover pasajeros.
Los principales centros urbanos, comenzando por la primera línea Liverpool-Manchester, se vieron unidos
por el ferrocarril.
La construcción del ferrocarril originó una demanda de hierro sin precedentes, e igualmente de madera,
vidrio, ladrillos y otros productos utilizados en la fabricación de vagones e infraestructura.

4. El proceso de industrialización en el continente europeo.


A mediados del siglo XVIII, la técnica industrial inglesa ya era objeto de observación y estudio por la
Europa continental, en un intento de aplicarla a sus industrias.
Sin embargo, en 1812 todavía persistían grandes diferencias entre en continente europeo y Gran
Bretaña.
Formaba parte de esta situación la escasez de recursos fisicos en hierro y carbón concentrado y de fácil
acceso. En Gran Bretaña, se localizaba en explotaciones próximas hierro y carbón.
Existía, eso si, una abundancia bastante mayor de riqueza forestal, y ello contribuyó a que se retrase la
adopción de los combustibles minerales como el carbón.
Los gremios fueron una de las razones que mas retardaron y contuvieron la expansión de las
innovaciones tecnicas en la producción.

a) La industria textil continental.


Francia, Prusia, Austria y Rusia, habían visto como durante el periodo que va desde la Revolución
francesa (1789) hasta la Paz de waterloo (1812) Gran Bretaña había aumentado su ventaja económica,
mientras que ellos no pudieron siquiera aprovecharse de la aparición de los avances técnicos ingleses.
Francia durante la resolución y el imperio (1780-1912) un proceso de debilitamiento de sus incipientes
sectores industriales. La localización de la manufactura textil no estaba tan concentrada como en
Inglaterra.
La presencia de tejedores manuales rurales fue mucho más duradera en Francia que en Inglaterra, y
hasta 1870 el telar mecánico no se impulso de manera definitiva.
La industria francesa de algodón estaba en 1840 mas atrasada que la inglesa, sus fabricas eran mas
pequeñas y sus maquinas mas antiguas y menos eficaces. Aun asi, Francia era el principal fabricante de
productos de algodón del continente.
En Alemania, la industria textil tenía características similares a la de Francia, aunque su industria textil
lanera tenía una importancia mayor y se auto abastecía de lana nacional.

b) La industria siderúrgica.
En la metalurgia general, los recursos materiales eran de vital importancia. La existencia de abundantes
yacimientos de fácil acceso de mineral y de carbón son mucho más decisivos que toda la ‘pericia
tecnológica del mundo’.
Globalmente, la siderurgia continental tardo mucho tiempo en incorporar a sus altos hornos el carbón
mineral de coque, la abundancia de la madera retraso este proceso.
Solamente en el caso de la siderurgia belga se adopto rápidamente el carbón mineral.
Alemania fue el país más lento en desarrollo de su industria metalúrgica en general, y siderurgia en
particular, prácticamente se dedico en el periodo de 1800-1840 a la importación de hierro y a desarrollar
una industria de acabado y transformación que décadas después la pondrían a la cabeza de la tecnología
metalúrgica y del acero.
La minería y la metalúrgica después los ferrocarriles fueron los mercados más importantes de la
maquinaria. Pero solo después de la mitad del siglo XIX tendría lugar el ‘boom’ del ferrocarril.
Al contrario de lo que cabria de esperar, Alemania no poseía en 1850 una industria química desarrollada
que permitiese intuir lo que llegaría en el último cuarto de siglo: la más importante del mundo.

5. Lo social y lo político durante la revolución industrial.


a) Clase obrera y revolución industrial.
La fuerza laboral preindustrial estaba desapareciendo rápidamente, para dar paso a una fuerza de
trabajo asalariada. La revolución Industrial habría de dar al mundo el nacimiento de una nueva clase
social: la clase obrera, el proletariado.
Junto a una población creciente, que pudo atender a las demandas de mano de obra y de las
manufactura, un ejercito de empobrecidos irlandeses formaban la oferta de trabajo mas flexible que
podía esperar el empresariado de la revolución industrial.
NIVELES Y CONDICIONES DE VIDA.
Con el devenir de la revolución industrial, la proporción de trabajadores asalariados fue creciendo en la
economía británica.
Las transformaciones técnicas de la industria textil tardaron bastante tiempo en eliminar a los pequeños
talleres familiares de tejedores. No ocurrió con los hiladores manuales, que fueron rápidamente
desplazados por las factorías de las fábricas.
A medida que la utilización del vapor y el desarrollo del transporte permitieron localizar en un ámbito
urbano las manufacturas, surge la forma laboral asalariada, la clase obrera, caracterizada por depender
exclusivamente de su salario obtenido del trabajo en las fábricas.
Las condiciones en que se desarrollaba la vida de los habitantes obreros de las ciudades industriales era
la razón de que ‘uno de cada dos niños nacidos en las ciudades muriera antes de cumplir los cinco años’.
Estas condiciones de vida urbana perdurarían durante mucho tiempo.
La vida en las fábricas era igualmente dramática, pues lo habitual eran jornadas de 12 a 16 horas
normales, tanto para niños, mujeres u hombres, la distinción venia en el salario.
Con el tiempo crearon leyes para regular el trabajo de las fábricas, prohibiendo la contratación de los
niños. Pero los resultados fueron lentísimos.
El amplio y numeroso conjunto de mecanismos estadísticos creados para comparar, con las escasas
fuentes disponibles, los niveles de vida de la revolución industrial, parecen conducir en que el nivel de
ingreso de la población asalariada inglesa era superior a la de cualquier país contemporáneo, a
excepción de Estados Unidos, donde la escasez de mano de obra fue constante a lo largo de los siglos
XVIII  y XIX.
El hecho de que los niveles salariales fueran superiores no debe interpretarse linealmente como que los
niveles de vida eran igualmente superiores.

LAS REVUELTAS OBRERAS


Las propias características del nuevo sistema de producción en fábricas facilitaban la coordinación y
comunicación de los trabajadores de la manufactura industrial. Así comenzaron a surgir las asociaciones
de obreros asalariados, que con carácter sectorial intentaban muy tímidamente mejorar sus salarios.
Los disturbios laborales ingleses de finales del siglo XVIII y dos primeras décadas del XIX utilizaban
como instrumento de presión ‘los actos de violencia, que tendieron a convertirse en la regla más que la
excepción’.
El parlamento ingles había comenzado a prohibir los sindicatos en 1721, en la sastrería, pero fue en
1799 cuando de forma definitiva y generalizada se prohíben las asociaciones de trabajadores y
empresarios.
En esa situación, los trabajadores, para presionar a los patrones recurren a la coacción violenta en su
persona o en sus propiedades.
La ola principal del movimiento de protesta surge en 1811-1812. La mala racha de cosecha de cereales,
los efectos depresivos de la guerra napoleónica y las malas condiciones de trabajo, empujan a los
tejedores manuales a una reclamación de mayores salarios. Las negociaciones se rompen.
El conflicto estalla en febrero de 1811. Los tejedores organizados en bandas se presentan en los talleres
y destruyen cerca de 200 telares en la comarca de Arnold, en el centro de Inglaterra.
Durante la revolución industrial, actuó una institución asistencial de protección los pobres que primero
en forma de albergues o ‘casas de pobres’ intentaban reducir los efectos de la miseria. Después, el
sistema se sustituyó por la subvención de parte de los precios del pan, alimento principal de la época, a
partir de determinados precios.
Aun en 1850, la factoría no estaba totalmente generalizada, las transformaciones sociales surgidas en
Inglaterra estaban por llegar al resto de las naciones que ahora si habían comenzado sus propios
procesos de industrialización.

b) El emerger político de la burguesía.


La revolución industrial facilito el nacimiento de una clase social de proletariados.
Hasta finales del siglo XVIII, el unido mecanismo que arrogaba poder y prestigio a un ciudadano era la
dimensión de las tierras poseídas, pero con el auge de las manufacturas textiles y comerciales
numerosos ingleses adquieren fortunas que les convierte en centro de un poder económico y social que
las estructuras políticas no reflejaban, ni reflejarían hasta la tercera década del siguiente siglo.
A medida que la revolución industrial se extendía, la burguesía industrial aumentaba su presencia
económica y social.
Pronto la comunidad de intereses económicos de los manufactureros y terratenientes se materializo en la
política.

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