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RUSIA II
Tema 1
Simón J. Suárez Cuadros
ssuarez@ugr.es
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Objetivos
Repercusión de la Revolución Francesa en Rusia.
Alejandro I. La Campaña de Napoleón.
El Congreso de Viena y la Santa Alianza.
Las consecuencias del Congreso Eslavo de Praga y la Primavera de los pueblos en
Rusia.
Nicolás I.
Alejandro II.
Alejandro III.
Evolución del pensamiento político ruso durante el siglo XIX.
Para reflexionar
¿Qué consecuencias políticas trajo las decisiones adoptadas en el Congreso de
Viena?
¿Qué situación interior-exterior vivió Rusia durante la primera mitad del siglo XIX?
¿Qué acontecimiento marca el inicio de la segunda mitad del siglo XIX y marca los
grandes acontecimientos políticos de la segunda mitad del siglo XIX e inicios del XX?
Evaluación
Participación en clase y en los debates.
Temas propuestos para el examen: Rusia en la I mitad del siglo XIX.
Rusia en la II mitad del siglo XIX.
1. INTRODUCCIÓN
Las consecuencias de la Revolución Francesa, acaecida a finales del siglo XVIII, marca el inicio del
siglo XIX en Europa desde el punto de vista político. Las luchas de las libertades de las personas,
también va a avivar la lucha por el reconocimiento, el uso y la difusión de las lenguas, de las
culturas de pueblos que pertenecían a otros Estados. No sería un proceso repentino, sino que
surgiría durante las campañas de Napoleón y que iría evolucionando a lo largo del siglo XIX. En
primer lugar, tendría una fase que se desarrollaría en aspectos culturales y sociológicos, para
pasar, en la II mitad del siglo XIX a una fase más activa desde el punto de vista político.
En el caso de Rusia afectaría, principalmente, a los territorios recién anexionados en la época de
Catalina II, como Polonia y en menor medida Ucrania.
Napoleón Bonaparte, una vez, accede al poder en Francia, empieza a agitar y apoyar a los
nacionalismos emergentes centroeuropeos, principalmente aquellos que pertenecían al Imperio
Austriaco. Estos pueblos, atraídos por los ideales de la Revolución Francesa, que permitía más
libertades individuales y que daba cobertura a los movimientos culturales y lingüísticos de cada
zona, apoyaron al ejército de la Grande Armeé en sus luchas. Napoleón consigue anexionar al
territorio francés las provincias Ilirias1 (Eslovenia, Croacia, Serbia, Bosnia-Herzegovina y
Montenegro) en 1809, tras la aniquilación de la República de Ragusa, que llegan a adoptar el
código Napoleónico (abolición del feudalismo, el derecho de servidumbre, libertad de culto -
excepto en España-, sufragio universal masculino, declaración de derechos, creación de un
parlamento, fomento del estudio de lenguas vernáculas, etc.).
Estos movimientos culturales se irían desplazando a otros territorios europeos, llegando hasta los
territorios polacos que estaban bajo el dominio ruso, si bien, el impacto de estos ideales
revolucionarios llegaron de forma bastante diluida a estas latitudes, pero no hay que obviar que si
tuvieron un impacto relevante.
Cuando Napoleón llega Centroeuropa, ciertos sectores de la sociedad polaca, vieron en él una
última esperanza para conseguir liberar territorios que tenían ocupados los rusos desde finales del
siglo XVIII. Tras la cuarta guerra de la coalición (Rusia, Sajonia, Inglaterra, Prusia, Suecia), los dos
máximos representantes de esta coalición, Rusia y Prusia, salen derrotados y Napoleón consigue
dominar los territorios de Westfalia y funda el Gran Ducado de Varsovia, en la parte central y
septentrional de Polonia. La intención de Napoleón era controlar el máximo de puertos marítimos
en el Mar Báltico para ahogar comercial y económicamente a otras naciones (principalmente al
Reino Unido), que mantenía muchas rutas comerciales por el Mar Báltico.
La llegada de los ideales revolucionarios a Rusia fue muy limitada y llegó a través de jóvenes
estudiantes nobles principalmente, que habían estudiado en el extranjero y veían las diferencias
sociales, políticas y económicas que existían entre los países occidentales y Rusia. Este sector, muy
localizado y pequeño, fue el germen de una oposición que se desarrollaría a lo largo del s. XIX.
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Durante el Imperio Romano, la provicia Iliria era la que ocupaba el territorio de Costa Dálmata.
2. ANTECEDENTES HISTÓRICOS
Hay un acontecimiento que aunque cronológicamente no coincida con el inicio del S. XIX, ya que
tuvo lugar en 1789, si nos marca el comienzo de un periodo de grandes cambios políticos y
sociales, este acontecimiento fue la Revolución Francesa.
El impacto que tuvo este acontecimiento en toda Europa fue tremendo y el impacto político y
social transformó todos los territorios europeos que vieron como poco a poco, las monarquías
absolutas fueron perdiendo su poder y lo fueron transfiriendo a los ciudadanos.
En Rusia, el impacto de la Revolución Francesa fue menor que en Europa Occidental, eso no quita
que la Emperatriz Catalina II, tuviera ciertos miedos al ver lo que sucedió en Francia y tuviera que
cambiar (mínimamente) algunas acciones de gobierno para adaptarse a los nuevos aires de
cambio que corrían por Europa.
Si bien, la situación de Rusia era diferente a la de Europa, ya que no existía una clase burguesa,
que fue la que provocó los grandes cambios en los países occidentales. El campesinado ruso, no
estaba preparado para liderar estos cambios que sí, se produjeron en otros países europeos.
En cualquier caso, ciertos ecos de cambio si llegaron a Rusia y fueron el germen de las primeras
voces discordantes con el sistema autocrático zarista.
El zarismo estaba en plena época de apogeo cuando en Francia acabaron con la monarquía, hasta
ese momento, pocas personas se habían atrevido a discrepar o levantar la voz contra el sistema
zarista.
Los campesinos no estaban organizados y ni siquiera tenían la posibilidad de ser educados, lo cual
limitaba tremendamente sus posibilidades para exigir cambios sociales que beneficiaran a su clase
social.
La única oposición que se podía ver en Rusia, eran luchas por el poder entre los propios boyardos,
especialmente en las épocas de sucesión que eran utilizadas por los nobles rusos para reubicarse
más cerca de las esferas del poder y de esta forma, beneficiarse en sus negocios.
Sin embargo y a partir de la Revolución Francesa, si hubo un pequeño sector nobiliario,
especialmente jóvenes que salían a estudiar a Universidades de otros países europeos y por lo
tanto, testigos de los cambios que se estaban produciendo en otros territorios, a su vuelta a Rusia,
fueron los primeros en hacerse eco de esos cambios sociales y pedirlos, todavía de forma tímida,
para Rusia. Éstos jóvenes nobles, se convierten en la primera oposición liviana del sistema zarista
que imperaba en Rusia.
Aleksandr Nikolaievich Radishchev nació en Moscú el 31 de agosto de 1749, en una familia noble
y acaudalada, recibió una buena formación, dominó varias lenguas y a los 13 años se convirtió en
paje real de la recién nombrada Emperatriz de Rusia, Catalina II, un honor que solamente estaba
al alcance de los hijos de los nobles que estaban muy cercanos a los círculos del poder. Con 17
años, formó parte de un pequeño grupo de jóvenes rusos, a los que la propia Emperatriz envió a la
Universidad de Leipzig para que recibieran estudios de derecho, El joven Aleksandr estuvo 5 años
en aquella Universidad, donde además se interesó por la literatura, la filosofía, la medicina y las
ciencias naturales, además pudo acercarse a las ideas de la ilustración, conociendo los escritos de
Rousseau, Helvecio o Diderot, lógicamente estos años de estudio en Alemania, le marcaron
enormemente y curtieron el pensamiento político que desarrollaría cuando volvió a Rusia en
1771, donde trabajó como jurista en la administración civil, en el ejército y finalmente como
Director General de Aduanas. Siguió con gran interés la revuelta de Pugachev (1773-1775).
Poco años después de este acontecimiento, comenzó a escribir y publicar sus escritos, uno de los
primeros fue la oda Libertad (1783), donde Radishev celebra la independencia de los EEUU y
empieza a mostrar sus ideales antimonárquicos. Pero su obra más conocida y la que marcaría el
resto de su vida es El Viaje de San Petersburgo a Moscú (1790), libro que critica el derecho de
servidumbre “que permite comprar y vender seres humanos como ganado, destrozando familias;
contra las condiciones infrahumanas, contra los castigos corporales, contra la falta de los más
elementales derechos humanos en el pueblo ruso y contra la monarquía absolutista que no sólo
permite este tipo de cosas, sino que las fomenta”.
Esta obra provocó la ira de la Emperatriz que ordenó el arresto de Radíshchev el 30 de junio de
1790, fue encerrado, en un primer momento, en la Fortaleza de San Pedro y San Pablo, en San
Petersburgo. Más tarde, el Senado, lo condenó formalmente a la pena de muerte, pero Catalina II,
ante las fuertes presiones de su entorno, decidió conmutar la pena por 10 de reclusión en el penal
de Ilimsk en Siberia. A la muerte de la Emperatriz, en 1796, su hijo Pablo I, contrario a las ideas de
su madre, decidió, como una de sus primeras decisiones como Emperador indultar a Radishchev,
que pudo volver a San Petersburgo. Pero éste no cambió su ideario y siguió protestando ante un
sistema que consideraba totalmente injusto. Tras el asesinato de Pablo I, sufrió una etapa de
acoso y derribo, especialmente a partir de 1802, cuando recibió veladas amenazas de otro posible
destierro, motivo por el cual, Aleksandr Radíshchev decidió quitarse la vida, tras ingerir veneno el
11 de septiembre de 1802.
El Viaje de San Petersburgo a Moscú supone el primer manifiesto público en contra del poder
establecido en Rusia, también actúa como una llamada a la conciencia rusa, que debe organizarse
y actuar ante el sistema autocrático que es el que fomenta todos los males del país. Radíshchev
analiza la sociedad rusa desde la política, la religión, la economía, la educación, la cultura, la
libertad de expresión, la censura, en definitiva, es una enmienda a la totalidad, al sistema que
había gobernado en Rusia desde la Edad Media.
A Radishchev se le considera como uno de los abanderados de la primera oposición a la que tuvo
que enfrentarse el sistema zarista, fue uno de los primeros que alzó la voz y que pidió grandes
reformas para este país. A partir de este momento, la oposición no va a parar de crecer, es verdad
que en las primeras décadas les faltó organización, les faltaban medios, fueron duramente
castigados y reprimidos, pero este movimiento opositor no paró de crecer desde que Radishchev
encendiera la mecha y diera paso al siglo XIX en Rusia, que desde el punto de vista de los
movimientos políticos fue muy interesante.
El siglo XIX comienza de forma tortuosa en Rusia, Pablo I, el Emperador que llevaba el poder
desde la muerte de su madre, Catalina II, era un líder de tendencia aperturista y por lo tanto, en
contra de la nobleza que había apoyado durante siglos la monarquía absoluta. En 1801, un grupo
de nobles, entraron en los aposentos de Pablo I con la intención de que abdicara, pero terminaron
asesinándolo, al parecer su hijo, Alejandro I, heredero al trono, estaba en la habitación contigua y
formaba parte del complot.
Alejandro I, llegó al poder y gobernó hasta 1825, fue incapaz de realizar los cambios que la
sociedad rusa demandaba, más bien, lo contrario, fue un líder continuista con la línea marcada,
algo que dio pie a que la creciente, pero todavía inconsistente oposición rusa fuera creciendo, sin
todavía ser un peligro real para el poder establecido en Rusia.
Alejandro I estableció una amistad con Napoleón, hecho que despertaba profunda desconfianza
en la nobleza rusa, que no aprobaba esta relación política, el punto de la discordancia, de nuevo
era Polonia, ya que Napoleón alentaba los movimientos nacionalistas de este país, buscando una
rebelión, que él apoyaría. Pese a ello, existió un acuerdo entre Napoleón y Alejandro I desde 1807
hasta 1811, que ante las presiones de la nobleza rusa y con la Grande Armeé cerca de las
fronteras rusas, tuvo que romper.
En 1812, Francia invade Rusia por el norte y por el centro, a través de Smolensk, en el mes de
septiembre, tuvo lugar la Batalla de Borodinó, una de las más sangrientas de la historia y con
resultado incierto. Napoleón entra en Moscú y se instala en el Kremlin. Los rusos ponen en
práctica la táctica de tierra quemada, dejan abandonada a su suerte la ciudad de Moscú. Ante la
ausencia de líderes con los que poder negociar y ante la llegada de un invierno temprano,
Napoleón ordenó la retirada de sus hombres, la salida de Rusia fue un auténtico calvario para la
Grande Armeé, soportando temperaturas extremas y con el ejército ruso castigando a los
rezagados.
Napoleón fue derrotado en los dos extremos de Europa, España y Rusia y posteriormente sería
derrotado en la Batalla de las Naciones en Leipzig. Tras los famosos 100 días, donde volvió al
poder, Napoleón sería derrotado en la Batalla de Waterloo en 1815.
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En el otoño de 1814, los máximos dirigentes europeos se reúnen en Viena a propuesta del
Emperador de Austria Francisco I, con el fin de imponer cierto orden en el despropósito creado
por Napoleón y recuperar el status quo del Antiguo Régimen. Rusia acudía a este Congreso como
la gran vencedora, sin embargo, pronto comenzarían las críticas en el propio territorio ruso, por lo
que consideraban una mala negociación desde una posición privilegiada. Estas negociaciones se
extendieron a lo largo de 9 meses, hasta junio de 1815 y se hizo una reorganización del mapa
europeo.
El congreso se desarrolló íntegramente en Viena, donde los participantes usaban habitaciones
palaciegas, negociaban en los jardines paseando, frecuentaban lujosas cenas y fiestas. El príncipe
Metternich de Austria ejerció de anfitrión y es considerado como el gran vencedor de estas
negociaciones. La idea principal para la organización de este Congreso era la Restauración del
Sistema Absolutista que tan devaluado había quedado tras la Revolución Francesa y participaron
en el mismo las principales potencias europeas con la idea de reorganizar el territorio. Metternich
el principal protagonista, como hemos comentado, acudía a este congreso con las ideas muy
claras, por un lado defendía la supremacía de la Dinastía de los Habsburgo y repudiaba las ideas
liberales, nacionalistas que según su modo de pensar, desintegraban su gran estado. Además de
él, otros protagonistas del mismo fueron Tayllerand en representación de Luis XVII, Castlereagh
primero y después el duque de Wellington en representación de Gran Bretaña, Hardenberg y
Humboldt por Prusia, Karl Nesselrode y el conde Andrey Razumovsky en representación del Zar
Alejandro I. Proponían un sistema equilibrado entre los grandes estados europeos y la
restauración del Antiguo Régimen en todos ellos, lo cual en esos momentos suponía un
estancamiento en la evolución del pensamiento y un retroceso en el reconocimiento que se había
realizado de los derechos humanos. A esta idea se le reconoce como el principio de restauración.
Tayllerand, representante francés promueve el principio de legitimidad consistente en restaurar
los derechos perdidos por la dinastía borbónica francesa y en justificar sus reivindicaciones. Por
último, se promueve el principio de solidaridad, según el cual, los principales dirigentes europeos
colaborarían entre ellos con el fin de neutralizar las ideas revolucionarias y los movimientos que
se estaban propagando entonces.
Al final de las negociaciones, los resultados fueron tan satisfactorios para los negociadores, que
salieron las bases de la Santa Alianza, pero pronto estas nuevas fronteras fueron generadoras de
otros conflictos, ahora Rusia y el Imperio austriaco compartirían frontera e intereses territoriales
comunes, lo cual acabaría pronto con las buenas relaciones que salieron fruto del Congreso de
Viena.
El Imperio Austríaco recuperó la mayoría de las zonas que había perdido frente a Napoleón y se le
concedieron Tirol y Salzburgo, (Baviera), Lombardía y Véneto para compensar la pérdida de los Países Bajos
austriacos y Dalmacia.
Fue creada una Confederación Alemana de 39 estados, creada de los 309 anteriores, bajo la presidencia del
Emperador austriaco. Sólo las pequeñas partes del territorio de Austria y Prusia fueron incluidas en la
Confederación.
Rusia vio su territorio ampliado hacia el oeste. Confirmó su posesión de Finlandia y de Besarabia, además de
la mayor parte del Gran Ducado de Varsovia.
Noruega fue transferida de Dinamarca a Suecia.
El Imperio Otomano concedería cierta autonomía a Serbia, Montenegro, Valaquia y Moldavia.
Hannover consiguió los antiguos territorios del Obispo de Münster y Frisia oriental y pasó a ser un reino.
A María Luisa, la esposa de Napoleón, le fueron otorgados Parma, Plasencia y Guastalla.
Se ratificó la fundación del reino de los Países Bajos.
El Reino de Cerdeña recuperó el condado de Niza y Saboya y recibió Génova.
La ciudad de Cracovia y sus alrededores conformaron la República de Cracovia.
Reino Unido se anexionó Helgoland, Malta, las Islas Jónicas y otros territorios de ultramar.
Portugal recibiría Olivenza de España
El reino de Polonia es transformado en el Zarato de Polonia o Polonia rusa y otorgada al Imperio ruso.
Fruto del clima de satisfacción general que se dieron en las negociaciones y a propuesta del
Emperador ruso, también nacería la Santa Alianza. La intención del Emperador era crear un
sistema de solidaridad entre las grandes potencias para la defensa de la religión, de la paz y la
justicia que se llamó “la Santa Alianza” en septiembre de 1815. Los primeros en firmar este
acuerdo fueron Alejandro I, Francisco I de Austria y Federico Guillermo III de Prusia.
El primer artículo de este acuerdo resume el espíritu de este tratado “los gobiernos firmantes se
comprometen a instaurar gobiernos de naturaleza cristiana y patriarcal, también se profesaron
defensa mutua y solidaria y se reservaba el derecho de intervención contra toda clase de
aspiraciones nacionalistas y liberales”.
Todos los monarcas europeos excepto el Papa, el Sultán Otomano y el Monarca de Gran Bretaña
firmaron este acuerdo. A pesar del intento de creación de este nuevo orden social, todo fracasaría
al poco tiempo, ya que las ideas revolucionarias estaban muy extendidas por la sociedad y pronto
surgirían asociaciones que lucharían contra el poder que de nuevo quedaba en manos de los
monarcas. Incluso en los propios países que firmaron este acuerdo, la oposición al mismo fue muy
fuerte, el propio Metternich se opuso a este tratado, ya que sólo quería alianzas políticas. En
Rusia, el entorno del Zar también criticó mucho la decisión de firmar este acuerdo.
Alejandro I, murió de tifus en Tangarog el 1 de diciembre de 1825, en lo que fue una muerte
inesperada. También hubo muchos rumores de simulación de su muerte para llevar una vida
ermitaña, la apertura de su tumba un siglo después y al encontrarla vacía hizo que crecieran estos
rumores. Durante el reinado de Alejandro I, las voces opositoras fueron creciendo y el circulo de,
sobre todo, jóvenes nobles influidos por los cambios que se estaban produciendo en Europa, fue
creciendo en Rusia.
jóvenes nobles que eran los que se podían permitir ir a la Universidad. Los decembristas, habían
mostrado gran descoordinación, les había faltado logística y todavía no estaban preparados para
hacer lo que pretendían realizar, un duro golpe a la monarquía rusa. Además, Nicolás I, no dudó
en castigar severamente a los instigadores, algunos de ellos fueron ejecutados y otros fueron
enviados a Siberia a realizar trabajos forzosos. Las medidas de represión tomadas por Nicolás,
tomaban justo el sentido contrario al esperado, pues cada vez saltaban más voces en favor de los
decembristas. Pushkin salió en su defensa. Después de vencer a los rebeldes en su primer día de
reinado, Nicolás I estaba más convencido que nunca de establecer un reinado duro, sin
concesiones antes las suplicas de cambio, mantener la autocracia y la monarquía absoluta, pero la
revolución decembrista marcaría su reinado. La matanza y las condenas posteriores hizo que las
revueltas se extendiesen a otros lugares, principalmente Polonia y Ucrania, que se volvieron los
territorios donde el Emperador encontraría mayor oposición. La revolución decembrista, sería el
primer movimiento revolucionario serio en Rusia en el siglo XIX y fue la primera prueba de la
nueva generación opositora, que sin embargo, en este momento demostró falta de coordinación y
logística. Muchos de los participantes que no fueron condenados, si fueron puestos bajo
vigilancia.
6. NICOLÁS I (1825-1855)
Nicolás I, después del comienzo tan intenso que tuvo, impone una política dura y de control sobre
la población. Creó una policía secreta, que especialmente azotaba con dureza a los círculos
universitarios, que era donde se suponían que los decembristas estaban encontrando mayor
apoyo.
Serguei Uvarov, ministro de educación, ideó un programa educativo con el fin de adiestrar a la
sociedad rusa, el lema de este programa era Autocracia, Ortodoxia y Nacionalismo. Empiezan a
surgir cada vez más movimientos políticos en contra y a favor del Zar, la nobleza rusa empieza a
fracturarse. Los intelectuales empiezan a escribir ensayos políticos mostrando lo que pasa en
otros países y realizar propuestas para los cambios en Rusia. Entre los grupos opositores estaban
los Zapadniki (occidentalistas) que veían a Rusia como un país atrasado y proponían cambios
sociales y políticos copiando modelos europeos. En posiciones más conservadoras estaban los
eslavófilos o el propio entorno del Zar. El pueblo ruso vivía ajeno a estas disputas. Pero a lo largo
del reinado de Nicolás I, la situación se fue complicando por momentos. La ausencia de reformas,
hacía que los movimientos opositores crecieran, a pesar del control férreo que se realizaba por
parte del Estado de estos grupos, que cada vez estaban mejor organizados y se intercambiaban
textos de forma clandestina. Las obras románticas están cargadas de ideas revolucionarias, eso sí,
hay que leerlas con detenimiento, pues se encuentra camufladas para evitar la estricta censura
que exigía Nicolás I. Este control fue lo que caracterizó la política interior de Rusia durante el
reinado de Nicolás I.
En Política exterior, Nicolás I actuó de la misma forma, defensor a ultranza de los acuerdos del
Congreso de Viena y de la Santa Alianza, se mostró a favor de la defensa de las monarquías
absolutas y en contra de cualquier movimiento revolucionario que surgiera, lo que le valió el
apodo del Gendarme de Europa.
En 1828, comenzó una nueva Guerra Ruso-Turca, que en esta ocasión tendría una resolución
rápida, ya que duró apenas un año. Los rusos vuelven a vencer y consiguieron un gran botín con el
acuerdo firmado. Obtuvo la costa oriental del Mar Negro que llegaba hasta la desembocadura del
Danubio, el Imperio Otomano reconocería la supremacía rusa sobre Georgia y Armenia, comienza
el dominio ruso sobre Valaquia y Moldavia y Serbia lograría cierta autonomía dentro del Imperio
Otomano.
En 1830 se levantó una revuelta en Polonia, ya que había quitado competencias al Parlamento de
ese territorio que pertenecía al Imperio Ruso. Un año después, mandaría las tropas a Varsovia
para apaciguar este levantamiento y cuando sofocó esta revuelta, degradaría a Polonia
concediéndole el estatus de una provincia más del Imperio Ruso. Rusia ofreció sus tropas a Austria
y Prusia para que apaciguaran sendas rebeliones liberales en sus territorios, en virtud de los
acuerdos de la Santa Alianza.
Sin embargo, tanto Rusia como otros estados europeos, mostraron una gran hipocresía con los
acuerdos del Congreso de Viena, teóricamente defenderían el Status Quo posterior a la firma del
Congreso de Viena, pero tanto Austria y sobre todo Rusia, mostraron gran agresividad en su
política contra el Imperio Otomano y de esta forma, se puede entender mejor la propuesta de
establecer la Santa Alianza y dar el carácter cristiano a esos acuerdos. Estaba claro que
especialmente estas dos potencias estaban interesadas en seguir su presión a un Imperio
Otomano en decadencia.
En 1848, en virtud de los acuerdos de la Santa Alianza, que ya estaban casi olvidados en un cajón,
Rusia envió sus tropas para sofocar una rebelión liberal dentro del Imperio austriaco,
concretamente en Hungría. El envío de tropas fue puramente testimonial, pues apenas
intervinieron y el Imperio Austriaco, pasó a denominarse Imperio Austro-Húngaro.
Como Rusia tenía el dominio de parte de los territorios polacos desde los tiempos de Catalina II, la
política exterior rusa se centra en la descomposición del Imperio Otomano, pero no serían los
únicos, ya que el Imp. Austrohúngaro también trataría de aprovechar la debilidad evidente que
mostraba el Imperio Otomano. En esta zona, Rusia iniciaría una política lenta, pero que tendría
sus resultados con el tiempo, que fue el apoyo encubierto a las poblaciones eslavas de los
Balcanes, que ahora mismo y desde el siglo XV, habían vivido bajo el Imperio Otomano.
En virtud de unos acuerdos firmados en el siglo XVIII, Francia emergía como el guardián de los
monjes católicos de la Basílica de la Natividad y del Santo Sepulcro en Palestina, mientras que
Rusia tenía el mismo papel para los monjes ortodoxos del mismo templo. Estos dos grupos de
monjes siempre estaban en disputa y en cierta ocasión el Sultán Otomano tomó una decisión en
favor de los monjes católicos. Este asunto, fue el que utilizó Rusia para declarar la Guerra contra el
Imperio Otomano, para salvaguardar las vidas de los ortodoxos que habitaban el Imperio. Surge
así la Guerra de Crimea (1853-1856) que va a tener una trascendencia muy grande en el devenir
de la historia de Rusia. Nicolás I, pensó que con el apoyo que dio a diferentes estados durante las
revoluciones de 1848, los estados europeos occidentales no intervendría, pero en este caso, Gran
Bretaña y Francia apoyaron al Imperio Otomano, pues no quería que los rusos consiguieran tomar
Constantinopla y asomarse al Mar Mediterráneo. Austria no interviene, pero niega mantenerse
neutral, tal y cómo había pedido Rusia, ya que también temía que Rusia ocupara todos los
Balcanes, a los que también aspiraba a conquistar.
La Guerra de Crimea fue un auténtico fracaso para Rusia, se vio que sus tropas necesitaban una
gran modernización y que no estaba preparada para una batalla naval, algo que los ingleses ya
dominaban, incluso exhibían barcos hospitales para recuperar a los enfermos. La batalla final, fue
el asedio de la ciudad de Sebastopol, que duró 11 meses y donde los rusos en una situación
desesperada decidieron bombardear desde tierra a sus propios barcos, a sus propios soldados,
para taponar la bahía de esa ciudad y que los ingleses no pudieran desembarcar. En 1856 se firma
el Tratado de Paris, con el cual Rusia acaba como perdedora. Se firmó la neutralidad del Mar
Negro y de algunas islas en el Mar Báltico, con lo cual Rusia perdía influencia y poder en esas
zonas. Valaquia y Moldavia obtendrían cierta autonomía. Ahora a Rusia le tocaba controlar la
situación política interna, muy agravada después de perder esta guerra.
Nicolás I muere en 1855 cuando claramente se veía que Rusia perdería la Guerra. Al parecer
durante un día de invierno, con el fin de alentar a sus tropas durante un desfile en San
Petersburgo, un enfermo Nicolás, salió despechado a presidir ese desfile. Este hecho agravó su
estado y murió. Algunos historiadores consideran a este hecho como algo inducido y que Nicolás
estuviera buscando su muerte ante la imposibilidad de controlar lo que sabía que se le vendría
encima después de la derrota de Crimea.
Principales Líneas
6.2.2. Eslavófilos.
Otro grupo, (los denominados eslavófilos), estaba a favor del mantenimiento de la cultura y las
costumbres eslavas, y les disgustaba la cultura de Europa Occidental. Diferenciar Paneslavistas
(otros territorios eslavos), Unión de los pueblos eslavos bajo el amparo de Rusia. Apoyo de los
Eslavófilos.
La filosofía eslava era vista por los eslavófilos como una fuente para el desarrollo pleno de Rusia,
dentro de una tradición fuertemente religiosa y de obediencia absoluta al zar, y se mostraron
escépticos con el racionalismo y el materialismo occidental, así como veían con sospecha el
entusiasmo de Europa Occidental por la ciencia aplicada y la tecnología. Algunos de ellos
consideraban inclusive que la comuna campesina rusa, o mir, ofrecía una alternativa atractiva
frente al capitalismo occidental y por tanto Rusia podría convertirse en salvador social y moral de
los demás pueblos eslavos. La eslavofilia, por lo tanto, representaba una forma
de mesianismo típicamente ruso que fue indirectamente patrocinada por Nicolás I, en tanto esta
ideología también mostraba repulsión hacia el liberalismo y la democracia.
6.2.3. Occidentalistas.
Uno de los grupos, de tendencia occidentalizante, consideraba que Rusia seguía realmente
anclada en el pasado y que sólo podría progresar entrando en contacto más estrecho con las ideas
de Europa Occidental.
6.2.4. Populismo.
El populismo (del latín populus "pueblo") es un término político usado para designar corrientes
heterogéneas pero caracterizadas por su aversión discursiva o real a las élites económicas e
intelectuales, su rechazo de los partidos tradicionales (institucionales e ideológicas), su denuncia
de la corrupción política por parte de las clases privilegiadas y su constante apelación al "pueblo"
como fuente del poder. Los personajes populistas se caracterizan porque afirman enfocarse en el
pueblo y velar por este.
La aparición del populismo como fenómeno social se liga a procesos de rápida modernización o
cambio como una postura crítica ante los distintos grados de desarrollo que estos procesos
pueden generar en las diversas clases o regiones de un país y en consecuencia una desigualdad en
varios ámbitos de la sociedad. El término populismo se ha usado en política con dos acepciones
diferentes; una de ellas tiene un significado positivo, pero principalmente se usa aquella con una
connotación peyorativa.
En algunos casos se identifica erróneamente el populismo con la demagogia: mientras ésta última
está referida al discurso del político buscando influir en las emociones de los votantes, el
populismo está referido a las medidas que toma un político, buscando la aceptación de los
votantes.
El populismo ruso no es un partido político, sus líderes eran hombres de muy diferente origen, al
igual que el resto de ideologías que hemos visto surgen en los años 30, pero alcanzó más adeptos
tras la Guerra de Crimea, alcanza su apogeo en la década de los 60 y 70 del siglo XIX.
Los primeros miembros del populismo ruso veían al gobierno y la estructura social como una
monstruosidad moral y política, obsoleta, bárbara, estúpida y odiosa. Comparte los ideales
democráticos con los radicales europeos de esos años. Con el paso de los años, los populistas
fueron radicalizando sus ideas y sus acciones, hasta el punto que sectores populistas formaron
bandas que hacían actos terroristas en los años 70 del siglo XIX. Promovían la lucha de clases, la
revolución industrial rusa ayudó que estas ideas se extendieran en los nuevos barrios obreros de
las grandes ciudades rusas.
6.2.5. Inteliguentsia.
Palabra rusa que surge en Polonia y Rusia y que adquiere un significado internacional.
Probablemente sea la aportación rusa más grande a los cambios sociales mundiales. Muchos
historiadores sitúan el origen de este movimiento en la época de Pedro I, cuando mandó a una
serie de jóvenes a que se educaran en otros países con la intención de que volvieran a Rusia a
desarrollar sus conocimientos y a convertirse en una generación líder en su país. Esta generación
no encontró su lugar en una sociedad, que a pesar de las reformas emprendidas por Pedro I,
seguía en manos de una pequeña parte de la sociedad, un grupo de oligarcas burocráticos, que
seguía teniendo una cultura medieval como parte de su desarrollo social. Esta generación de
jóvenes preparados, medio rusos, medio extranjeros, conocedores de otras lenguas, con el tiempo
se van a convertir en un pequeño grupo que pedían con urgencia cambios sociales y económicos
para igualarse a otros países europeos. La situación política del siglo XVIII ruso no ayudó a que
esta generación pudiera siquiera hacerse visible. A comienzos del siglo XIX, seguía siendo un
pequeño grupo de nobles, participantes de la moda de hablar francés, impuesta tras la Revolución
francesa. Sin embargo, la invasión napoleónica no ayudó al desarrollo político de este
movimiento, ya que creció el nacionalismo ruso. La inteliguentsia como movimiento político surge
en la década de los 30 y 40 del siglo XIX, los primeros y máximos representantes de esta corriente
son Belinsky, Turgenev, Bakunin, Herzen. La llegada del romanticismo ayudó al desarrollo de esta
corriente literaria y política, el romanticismo alemán fue la fuente donde bebieron estos
personajes y lo que ambicionaban era que Rusia se convirtiera en un país más justo y dejara atrás
el periodo oscuro medieval con sus injusticias y la barbarie en la que vivían. Nunca fue un grupo
muy grande y muy organizado, se movió casi siempre en círculos clandestinos universitarios y
fueron perseguidos, entusiasta de la libertad, de una vida mejor para su país, se toparon una y
otra vez con un sistema que no quería escuchar sus propuestas de cambios. Se les considera los
creadores del criticismo social, mostraron sus ideas a través de sus obras y se hicieron
especialistas en escribir en entrelíneas para evitar a los censores.
Material de esta sección sacado del libro “Civilización de los Pasos Perdidos” de Damián Pretel.
Edit. Ediciones de la Torre. 2005. Pgs. 76-122.
Es uno de los occidentalistas más destacados y uno de los primeros del siglo XIX. Su obra estuvo
prohibida durante la época zarista y posteriormente en la época soviética.
Chaadaev procedía de una de las principales familias de la nobleza rusa, estudió en la Universidad
de Moscú, participó en la Guerra Patria contra Napoleón en 1812, fue un gran amigo del gran
poeta ruso Aleksandr Pushkin. Participó en la Sociedad del Norte de la organización decembrista,
donde ingresó en el año 1821, sin embargo, no participó en la Rebelión decembrista por
encontrarse en el extranjero.
A su vuelta a Moscú, escribió su obra “Cartas filosóficas”, la intención de Chaadaev era publicar 8
cartas, pero solamente publicó 1 y el propio Emperador lo tachó de loco y ordenó cerrar la revista
Telescopio, donde se publicó la primera carta. En 1862, se publicaron dos cartas más, fuera del
país y tan sólo en 1935 vieron la luz todas las cartas de Chaadaev.
Chaadaev pretendió crear una concepción general del mundo de la que formaba parte la filosofía
de la historia, que debía superar la historia descriptiva que dominaba los medios intelectuales del
país, con la obra Historia del Estado Ruso de Nicolás Karamzin.
La principal base de su pensamiento se basaba en una unión de religión y filosofía, que algunos
momentos suena a algo utópico y chocaba con la idea oficialista de que el único paraíso estaba en
el Reino de Dios. Según Chaadaev, el mundo físico y el mundo espiritual se desarrollan de forma
paralela, impulsado por un Dios imperceptible que es el que impulsa al mundo físico.
Políticamente, Chaadaev pensaba que el retraso histórico de Rusia radicaba en la arbitrariedad del
poder, en la falta de leyes y en la servidumbre, que a su modo de ver, eran los principales
problemas de Rusia, donde no existía las ideas del deber, de la justicia, del derecho y del orden,
que era lo que imperaba en Europa. Históricamente, pensaba que este atraso de Rusia, se debía al
yugo tártaro, defendió a Pedro I y sus reformas, en este sentido, también chocaba con la ideología
oficialista que defendían a la comuna y Chaadaev entendía que esto equivalía a la defensa de la
servidumbre.
Por todos estos motivos, chocó frontalmente con el zarismo, que ve en Chaadaev un auténtico
revolucionario.
Fue un gran escritor ruso que pasó grandes temporadas de su vida viviendo en París, lo cual marcó
también su ideología política, cercana a los occidentalistas, además de ejercer como Embajador
de las letras rusas en Occidente.
Turgueniev nace en el seno de una familia noble en la provincia de Utsensk. A los 15 años se
traslada a Moscú para estudiar, esto le sirvió para ir rompiendo con su familia originaria, donde no
se sentía nada cómodo por el comportamiento autoritario de su madre. Posteriormente, en 1838
se va a estudiar Historia y Filología a Berlín. A su vuelta a Rusia, concretamente a San Petersburgo,
comienza a escribir. Mantiene una estrecha relación con escritores como Tolstoi, Dostoievski y
participa activamente en las actividades literarias, a pesar de que su vida transcurría entre París y
Rusia.
En 1862 publicó Padres e Hijos, obra clave en la literatura rusa y donde Turgueniev muestra sus
ideales políticos y deja entrever lo que sucedió en su propia casa. En Padres e Hijos, se puede ver
la fractura generacional existente en Rusia, donde los padres representan la cercanía al zarismo y
los hijos, la voluntad de ejercer ciertos cambios que propusieran ciertos cambios sociales en la
Rusia zarista.
* Raznochinets, en su origen, en el siglo XVII, eran las personas que accedían al funcionariado,
principalmente en el ámbito del derecho y militar en sus escalas más bajas. También se aplicó a
las personas que emigraron a Siberia, ocupando ciertos cargos administrativos y contribuyeron al
desarrollo de la vida urbana en esta área geográfica.
En el siglo XIX, el significado cambió y se utilizaba para los miembros de la inteliguentsia, que no
teniendo un origen noble, acceden a personal distinguido de Rusia por sus méritos durante su
etapa educativa.
La literatura era el mayor medio de difusión de estos ideales políticos, pero por esta razón, todos
los círculos literarios era muy controlados y todas las obras pasaban por la estricta censura
establecida por el poder.
Una vez acabado sus estudios, fue profesor en el Instituto de su ciudad natal y fue ahí, donde
empezó a crear ese pensamiento de que los cambios sociales, solamente se producirían tras una
violenta revolución campesina.
Autor de la novela “Что делать?” que aparentemente es una novela policiaca, pero donde se
exponen de forma encubierta sus ideales políticos. No es de una calidad excelente, pero no hubo
revolucionario ruso que no la leyera.
Chernishevski fue pionero en Rusia a la hora de realizar una huelga de hambre. En un juicio
celebrado bajo testimonios falsos, se le condenó a 14 años de trabajos forzados en Siberia,
posteriormente fue conmutada su pena por 7 años y el destierro de por vida en Siberia. Allí
escribió varias novelas, ensayos y artículos, pero todas eran quemadas, por orden expresa.
Chernishevski hablaba abiertamente de socialismo, del que afirmaba que era como la Obshina
(Comuna), pero que era una idea que había que desarrollar todavía.
Al igual que los dos anteriores, pertenecía a la corriente de los demócratas revolucionarios, al
contrario que ellos, él sí tenía un origen noble.
Partidario de instaurar un socialismo ruso para suplir las grandes diferencias existentes entre las
clases sociales rusas. Hertzen cuando comienza su actividad política, se ve obligado a emigrar y
pasó gran parte de su vida en el exilio, también prefirió hacerlo así, pero desde fuera trabajó para
tratar de cambiar su país.
Fue creador del movimiento político Земля и Воля (Tierra y Libertad), sociedad secreta que surge
en 1861 y que fue desmantelada en 1864. Esta sociedad surgió con la idea de preparar una
revolución campesina. En la siguiente década volvería a surgir, en un movimiento más cercano al
populismo posterior y mejor organizada, donde participó Plejanov. Posteriormente, a finales de la
década de los 70 del siglo XIX derivó en una asociación terrorista, denominada Народная Воля
(Voluntad Popular).
Pero Hertzen, en los últimos años de su vida, terminó por separarse de la deriva más radical de
este movimiento y acabó por rechazar la violencia.
Es uno de los máximos representantes del populismo ruso, movimiento político que surgen en
Rusia en los años 70 del siglo XIX (Ver apartado 6.2.4). Es un movimiento de rechazo al orden
establecido, pero que difiere a las connotaciones negativas que tiene hoy el populismo.
Dentro del populismo existían varias facciones y Mijailovski pertenecía a una que no apostaba por
un levantamiento popular. Él consideraba, que el verdadero problema de Rusia, fue la falta de un
movimiento democrático, debido a la falta de intelectualidad del pueblo. Por este motivo, fue
muy criticado, especialmente por Lenin, que también empezaba su actividad política a finales del
siglo XIX.
Es uno de los primeros en hablar de una revolución social obrera y no campesina, obviamente en
las últimas décadas del siglo XIX, Rusia empezó a convertirse en una sociedad más urbana.
7. ALEJANDRO II (1855-1881)
Muy complicada la situación que le había dejado su padre. Alejandro II, subió al trono durante la
Guerra de Crimea y llevo las negociaciones de ésta, que dadas las circunstancias, no fueron tan
malas para Rusia. Pero sobre todo, el gran problema para Alejandro II era la situación interna de
Rusia, donde tenía que afrontar grandes reformas si quería evitar rebeliones internas. La Guerra
de Crimea ocasionó una gran crisis económica, agravada por la crisis social existente y una gran
desmoralización entre la población, que seguía sin entender la activa acción política exterior de
Rusia, cuando los grandes problemas estaban en casa.
En 1861 aprueba su reforma más importante, cuando da la emancipación a los siervos y acaba
con siglos de esclavitud en Rusia. Pero no fue esta su única reforma importante:
A pesar de la buena intención de Alejandro II, sus reformas resultaron insuficientes y alguna de
ellas tardaron mucho tiempo en aplicarse en algunos territorios, debido a la gran extensión que
tenía Rusia.
Donde no mostró ningún signo para ceder concesiones fue contra los nacionalismos crecientes
que existían dentro del Imperio Ruso.
Inglaterra y Francia comienzan una política colonial en el sureste asiático y como Rusia no quería
quedarse atrás decide lanzar un ataque en la zona Occidental del Cáucaso, la zona circasiana del
Daguestán; la invade, Rusia quería comenzar una supuesta colonización de Asia, desde el Cáucaso
y desde la zona de Asia Central. Al mismo tiempo, franceses e ingleses centraban sus esfuerzos en
la zona china del sureste asiático. El gobernador de Siberia aprovecha que todas las grandes
potencias estaban centrando su atención en esa zona mundial y termina por anexionarse
Vladivostok (1860), en apenas 20 años se iba a convertir en una importante ciudad portuaria que
tendría un gran valor estratégico. En Asia se pensó que podía surgir un conflicto grande entre
Rusia e Inglaterra (después de lo acontecido en la Guerra de Crimea, los ánimos entre estas
superpotencias estaban muy alterados). Para apaciguar estos tensos momentos, en 1867, Rusia
tomó una decisión que a día de hoy es incomprensible, decide vender a los EEUU (fieles aliados de
los ingleses) por una cantidad irrisoria (1 millón de $) los territorios de Alaska. Rusia decide
centrarse en sus territorios siberianos y se deshace de un territorio que en esos momentos le
planteaba bastantes problemas de logística y de administración y donde podía surgir un conflicto
en cualquier momento.
En la zona de Asia Central, el protagonista fue Gorchakov, un ministro de Alejandro II que planea
algunas expediciones en esa zona. En 1865, los rusos ocupan Tashkent (actual capital de
Uzbekistán) y en 1868, ocuparon Samarkanda y Bujará. En estas zonas, la ocupación se realizó
exenta de problemas, ya que la población autóctona no los planteó. La política que siguieron los
rusos en esta zona fue la de tolerancia absoluta con ellos. Se les permitió que continuaran con su
vida normal y con sus costumbres. Habría que aclarar que la mayoría de la población de esta zona,
eran nómadas, no estaban sometidos a ningún estado, ni lo habían estado desde la desintegración
del Imperio Mongol y por lo tanto mientras se le respetaran su forma de vida, “les daba igual que
les gobernaran los chinos o los rusos”. Entre la población de esta zona de Asia Central había,
kazajos, uzbekos, turkmenos, tadjikos, kirguisos etc. (Mayoría musulmanes). Una vez colonizada
toda esta zona, Rusia pone rumbo hacia los territorios de la actual Afganistán, con la intención de
llegar a la India. En este momento, los ingleses que tenía los territorios indios entre sus colonias,
comienzan a preocuparse ante el avance ruso en la zona. Comienzan a preparar la defensa en el
río Khiber. Mientras tanto, los rusos prosiguen su avance en la zona, ocuparon Bakú (actual capital
de Azerbaiyán), de esta forma los rusos va consiguiendo hacerse cada vez más fuertes en la zona
de Asia Central y van protegiendo sus fronteras más meridionales. Tanto en Extremo Oriente
como en Asia Central, los continuos conflictos entre rusos e ingleses por intereses comunes,
hicieron que se vivieran ciertos momentos de “tensa calma” y el temor por un gran conflicto entre
estas dos grandes potencias en diferentes puntos del planeta iba en aumento. De todas formas,
en la zona de Asia Central, las posibilidades rusas de seguir con su expansión ya eran muy pocas,
salvo que tuviera lugar un conflicto bélico que no era deseado por Rusia, ya que sabía que en esos
momentos las tropas inglesas eran más numerosas y contaban con más medios. Pero el hecho de
que en la zona de Asia Central, no hubiera más posibilidades, no evitó que Rusia siguiera con esa
política expansionista en otras zonas, a pesar, de que cada vez surgían más voces en Rusia en
contra de esta política de continua expansión, consideraban que Rusia había perdido el rumbo y
que el objetivo de Rusia debía ser mantener su carácter u origen eslavo, ocuparse de los
problemas internos, que no eran pocos y no malgastar esfuerzo en expandirse en otros territorios,
entre esas voces, por ejemplo, estaba Dostoievski.
En extremo oriente, Rusia ofrece un cambio a Japón, las islas Curiles por la mitad meridional de la
Isla de Sakhalín (la mitad septentrional y pertenecía a Rusia), ese cambio se reafirmó con el
Tratado de San Petersburgo (1875).
Alejandro II, que había sufrido varios atentados durante su vida, finalmente muere en San
Petersburgo después de que lanzaran a su carruaje un artefacto explosivo en el año 1881, años
después, en ese lugar exacto se construye la Catedral de la Sangre Derramada en su honor.
Alejandro III sube al trono después del asesinato de su padre, algo que no llegó a entender, para
él, su padre había sido un gran reformador y en cambio el pueblo había devuelto su
agradecimiento en forma de asesinato. Por ello, vuelve a la tendencia de su abuelo, quiso poner
mano dura a la forma de su gobierno, sin entender que esa era una forma contraproducente de
comportarse y que no obtendría los resultados esperados. De hecho la radicalización de la
sociedad rusa fue a más. Las grandes ciudades rusas estaban sufriendo un gran desarrollo y
después de la libertad concedida a los campesinos, muchos de estos emigraron a las ciudades en
busca de nuevos trabajos en las nuevas fábricas que estaban surgiendo, originando la aparición de
una clase obrera, que estaría más radicalizada y que exigiría una mejora de condiciones laborales
y una mejora en las ínfimas condiciones que se estaban dando en las ciudades.
En 1882, se publica un edicto donde se deja a los judíos sin acceso a la educación y los aleja de las
zonas urbanas, ubicándolos en zonas rurales, principalmente de Ucrania y Polonia.
En 1888, Alejandro III sufrió un atentado junto a su familia, en el tren que le trasladaba a la actual
ciudad ucraniana de Járkov.
Merece la pena resaltar a un colaborador cercano a Alejandro III, un noble que tenía una visión
diferente al resto del círculo más cercano del Zar, se trataba del Conde Sergei Yulyevich Witte,
ministro de Hacienda del Imperio Ruso, que fue el propulsor en 1891 de la construcción del
Transiberiano, una de las obras civiles más importantes que se han realizado en el mundo. Sin
embargo fue un proyecto que no contó con el agrado de todo el mundo, de hecho la población
autóctona estuvo en contra de la realización de este proyecto. Sin duda, la importancia que ha
tenido la construcción de este ferrocarril para Rusia fue enorme, pero también significó una gran
prueba del colonialismo que ejercían sobre ciertas zonas las grandes potencias mundiales.
Witte, aparte de ocupar el cargo de Ministro de Hacienda, era uno de los consejeros más cercano
al Zar, fue partidario de explotar económicamente Siberia, donde veía muchísimas posibilidades.
Se convirtió en un gran experto de Extremo Oriente y casi toda su política la centró en esta zona
del territorio ruso. Witte, que por parte de su padre era de origen alemán, se mostró partidario de
entablar negocios con otras naciones, especialmente con China. Fruto de estas conversaciones
con China, surgió la idea de construir otro ferrocarril desde Kharbin hasta el protectorado de
Amur. Kharbin es una ciudad fronteriza entre Rusia y China, y el Protectorado de Amur es una
provincia encima de la península donde se encuentra Vladivostok. Aparte de los conflictos
internos que ya hemos comentado que levantó el inicio de la Construcción del Transiberiano,
pronto se iban a unir algunos conflictos con Japón.
Alejandro III muestra menos interés en la política exterior, centrándose más en los territorios de
Asia Central y de Extremo Oriente y se hace más patente una posible invasión de Manchuria, que
no satisfacía a todo su gobierno, como hemos visto con Witte.
En política europea, el cambio de gobierno que tuvo lugar en Alemania no le vino a Rusia, ya que
Guillermo II que sucede en el poder a Von Bismarck, inicia una política antirusa, o por lo menos no
tan amistosa como la que había ejercido su predecesor. El interés en común del Imperio
Austrohúngaro y Rusia en los Balcanes se hace evidente y visible.
Todos estos hechos, hacen que Alejandro III vire en su política europea y busque en Francia un
nuevo aliado y se rompa la triple entente que existía en esos momentos (Rusia, Prusia y Austria).