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Modernidad:

Durante el medievo, existían ciertos principios y valores que regían a la escuela, los
cuales eran dictados por la Iglesia. Así, esta institución fundamento las diferencias que
había entre la población. Había los que mandaban y los que obedecían. Las diferencias
estaban dadas principalmente en el uso de la razón. Follari cita a Tomas Aquino, quien
distinguía entre los animales y los humanos el uso de la razón, y continua agregando que
si bien todos los humanos tienen la capacidad de razonar, no todos lo tienen en igual
medida, de aquí se deducen las diferencias. Quienes habían sido dotados de “mayor
razón" eran quienes dirigían la sociedad.
“Al iniciarse por vía comercial la apertura lenta del mercado… la instauración del
capitalismo y la urbanización… la justificación del orden social se modifico”. De esa forma
se paso a justificar la diferencias, a justificar el libre arbitrio, la decisión individual y la
igualdad inicial de los derechos. Allí comenzamos a tener una escuela un poco más
parecida a lo que conocemos hoy. Si cada ciudadano debía tener la posibilidad de elegir
por sí mismo, de tomar sus propias decisiones de forma correcta, primero debía
proveerse de los recursos de habilidades y de conocimientos que le permitan obrar como
sujeto racional y libre.

La escuela en la Modernidad:
Gracias a lo antes mencionado, se comienza a tener una escuela donde la principal
actividad que allí se realiza es la socialización y culturalización. Una persona “culta" era
considerada un ciudadano. Pero claro, a pesar de la evolución que está había tenido
hasta entonces, la escuela no era para todos, por lo tanto, no todos los habitantes de una
población se ganaban el derecho de ser considerados ciudadanos. Por ejemplo, en ese
tiempo las mujeres no tenían acceso a la educación, al menos no en su totalidad.
Mediante esa escuela, se decidía que personas obtenían la calidad de ciudadanos y
dejaban de ser ignorantes. Allí los positivistas encontraron un lugar para dispersar su idea
de que la ciencia todo lo podría, idea que, hasta el día de hoy perdura. De esa forma,
comenzamos a tener una escuela que ya no sólo se dedica a la “culturalización”, sino
también a la “cientifizacion” de la población. Que la ciencia superaría las guerras, la
pobreza, las enfermedades, fueron algunas de las ideas transmitidas. Y llegamos a la
escuela universal y obligatoria. Sin embargo, así como hubo un gran avance en lo que
respecta a la universalidad obligatoriedad de la escuela, todo aquel que no logrará
acceder a ella, era excluido de la sociedad.

La posmodernidad:
Hasta este punto se había visto como la escuela se había convertido en un punto
estratégico para que los científicos positivistas promulgaran su idea de ciencia como
curadora de todos los males que afectan al planeta. Sin embargo, en lo que Follari trabaja
como posmodernidad, la ciencia a perdido su valor. La ciencia, la técnica, la razón, han
sido puestas en crisis. Ello en cuanto las ideas de progreso y de dominio han dejado
como tales de tener consenso y validez. Esta idea viene atada a la concepción de que la
ciencia que reina, hoy en día la educación no puede ser apoyada en una ciencia que
cambia constantemente. Relacionado a la ciencia también, otro posible punto importante
para el declive de esta, a nivel educativo fue el haber llegado “al futuro", y ver que, todo lo
que la ciencia prometía en el pasado (solución a guerras, pobreza, enfermedades, etc.) no
fue cumplido. También, un punto importante es que la imagen se a convertido en el centro
de atención, los avances tecnológicos han conducido a las sociedades, a verse atraídas
por el movimiento, por el color por el sonido, características que precisamente no tienen
las letras. Es por esto que el estímulo sin duda a empezado a ser fundamental en la
escuela.

La escuela en la posmodernidad:
A pesar de todo lo que posmodernidad traía, también esto conllevaba consecuencias
específicas respecto de lo escolar; si no se requiere fundación intelectual rigurosa, si la
hora de lo universal ha pasado, ya no se hace necesario aquello que la escuela
posibilitaba: el acceso a conocimientos y posiciones "objetivas", el acercamiento a una
disciplina rigurosa que permita superar la afición a los
particularismos, los procedimientos de probanza propios de la metodología filosófica más
específica, o de la ciencia empírica. La escuela deja de perfilarse como espacio social
privilegiado, se convierte apenas en un lugar más. La cultura letrada, propia del la
Modernidad, ya no es valorada. Ya no importa algo como la verdad, que se pudiera
expresar con coherencia, sino más bien la opinión que se construye sobre la diversidad
experiencial, a partir de lo más impactante, lo más actual, lo más atractivo. Por lo que los
métodos y prácticas de enseñanza antiguos ya no eran útiles para esta nueva generación.
Así que la escuela había quedado muy descolocada, ya que su función formal y exclusiva
de ella, era la transmitir conocimientos, y según varios autores, esta no lo estaba logrando
por se estaba quedando “atrás”.
Pero Follari, así como dice que no todo lo de la Modernidad fue bueno, no todo la
Posmodernidad es malo, y centra su afirmación en esta afirmación: “El discutir la
centralidad del docente a permitido poner el acento en el aprendizaje de los alumnos, más
que en el sujeto del acto de enseñanza y a evitado abusos que algunos maestros
cometían en otras épocas, en nombre de la disciplina y el saber”.

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