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Definición
Las vasculitis son un grupo heterogéneo de entidades clínico-
patológicas, caracterizadas por cambios inflamatorios en los vasos
sanguíneos, con una amplia diversidad de órganos involucrados,
múltiples clasificaciones y esquemas terapéuticos, lo cual ha dificultado
categorizar a los síndromes vasculitis.
Las causas de las vasculitis son múltiples, con pocos patrones
histológicos de inflamación vascular, su expresión clínica depende del
sitio, tipo y tamaño de los vasos involucrados, condicionando una
amplia variedad de signos y síntomas, que van desde procesos
localizados benignos o sistémicos con daño en múltiples órganos y/o
sistemas que ponen en riesgo la vida.
EPIDEMIOLOGIA
La incidencia y prevalecia de vasculitis en la población se desconoce,
sin embargo, se considera a la enfermedad de Kawasaki y a la púrpura
de Henoch-Schönlein como las vasculitis más comúnes en la población
pediátrica en Norteamérica y Europa; así como en Asia la Arteritis de
Takayasu.
La poliarteritis nodosa y poliarteritis cutánea parece ser más frecuente
en Japón y Turquía. En el registro nacional de diagnóstico del grupo de
Reumatología Pediátrica Británico, la prevalencia de vasculitis fue del
1% en niños con enfermedades reumáticas; en el registro de
enfermedades de Reumatología Pediátrica Canadiense fue del 6.1% y en
EUA, el diagnóstico de vasculitis en niños fue del 3.4%.
En niños lo más frecuentemente encontrado en Colombia es la púrpura
de Henoch-Schönlein y la enfermedad de Kawasaki.
Clasificación
Un sistema de nomenclatura desarrollado en la International Chapel
Hill Consensus Conference de 2012 ha propuesto utilizar el diagnóstico
anatomopatológico en lugar de los epónimos de la nomenclatura de
vasculitis. Por ejemplo, la púrpura de Henoch-Schönlein se
denominaría vasculitis por IgA. Además, los criterios de clasificación
aprobados por la European League Against Rheumatism, Pediatric
Rheumatology International Trial Organization, y la Pediatric
Rheumatology European Society (EULAR/PRINTO/PRES) se han
validado en la vasculitis infantil.
VASCULITIS DE GRANDES VASOS
ARTERITIS DE TAKAYASU
Se trata de una vasculitis inflamatoria segmentaria ocasionando
estenosis y aneurismas en arterias de grande calibre, especialmente
aorta, sus ramas principales y la arteria pulmonar. Esta enfermedad ha
sido denominada como "enfermedad sin pulsos" debido a la ausencia
de pulsos radiales o coartación de la aorta. Se considera como la tercera
vasculitis más común en los niños después de la púrpura de Henoch-
Schönlein y enfermedad de Kawasaki. La arteritis de lakayasu es más
común en asiáticos, latinos, judíos y negros; Ocasionalmente ocurre en
familiares de niños con otras enfermedades del tejido conectivo o en
asociación con otras enfermedades reumáticas y ha sido reportada en
hermanas de gemelos monozigotos. La proporción mujer/hombre es
2:1. Su etiologia es desconocida, pero factores genéticos e infecciosos
como la tuberculosis se han visto implicado. Los criterios para su
diagnóstico fueron desarrollados por el ACR. La arteritis de Takayasu
se categoriza de acuerdo a la distribución de los vasos afectados en los
siguientes tipos:
I: arco aórtico
II:aorta torácica y abdominal
Ill: combinación de I y ll
IV:aorta y arteria pulmonar.
Las manifestaciones clínicas iniciales son fiebre, sudoración nocturna,
anorexia, pérdida de peso y artritis, posteriormente hipertensión en
parte relacionada a Estenosis de la arteria renal, falla cardiaca y déficit
de pulsos.
Los hallazgos por laboratorio son anemia, leucocitosis, velocidad de
sedimentación globular elevada, hipergamaglobulinemia, anticuerpos
anticélula endotelial positivos.
A nivel radiológico se puede detectar cardiomegalia, irregularidades en
el contorno del arco aórtico, aorta descendente, ensanchamientos o
calcificaciones relacionadas a dilatación preestenótica; sin embargo,
para establecer el diagnóstico se requiere ultrasonido doppler,
resonancia magnética, angiografía ó angiografia por resonancia
magnética. El curso de la enfermedad puede ser corto de 3 a 6 meses o
prolongado por varios años. El tratamiento a base de corticosteroides
es efectivo si se usan tempranamente antes de que ocurra estenosis y
trombosis. Otros tratamientos son la ciclofosfamida y metotrexato. Los
anticoagulantes y agentes antiplaquetarios se indican en caso de
oclusión crónica difusa de los vasos. La angioplastía transluminal y los
injertos vasculares han sido exitosos en la fase tardía de la enfermedad.
Tratamiento
Se administran esteroides por vía oral a dosis de 1 a 2 mg/kg/día de
prednisona en dosis divididas. En el caso de enfermedad orgánica o con
riesgo vital el tratamiento es con pulsos de metilprednisolona (30
mg/kg hasta l g por dósis diariamente durante tres días); si no existe
respuesta a los esteroides vía oral y/o pulsos de metilprednisolona,
además de la presencia de manifestaciones graves como afección del
sistema nervioso central o periférico, vasculitis gastrointestinal,
glomerulonefritis progresiva, hemorragia pulmonar, afección cardiaca,
se inicia el tratamiento con ciclofosfamida en combinación con
corticosteroides. Aunque muchos reportes han utilizado ciclotosfamida
oral diaria (l a 2 mg/kg/día), la terapia con pulsos de ciclofosfamida IV
intermientes son preferibles en este tipo de involucro. En caso de no
responder al tratamiento con citotóxicos se puede utilizar la
plasmaféresis, prostaciclinas IV, la gamaglobulinas IV y para mantener
la remisión otras alternativas son la azatioprina y la ciclosporina A.
Kawasaki
ARTERITIS GRANULOMATOSA.
Granulomatosis de wegener.
ARTERITIS NO GRANULOMATOSA
Polivasculitis microscópica
La poliangeítis microscópica (PAM) es una vasculitis sistémica,
inflamatoria y necrotizante, que afecta predominantemente a los vasos
pequeños en múltiples órganos, dando lugar a una amplia variedad de
síntomas inespecíficos.
La PAM es una enfermedad autoinmune asociada a autoanticuerpos
citoplásmicos antineutrófilos (ANCA), sin apenas depósito de
inmunocomplejos. Hay evidencias que indican que los ANCA pueden
activar neutrófilos y monocitos, lo que origina la lesión de la pared
vascular. Los agentes infecciosos pueden desencadenar la enfermedad.
Se desconoce su prevalencia exacta. La incidencia anual es
aproximadamente de 1/100.000 y la edad media de aparición de 50-60
años. Es poco frecuente su aparición en la infancia, antes de los 10
años.
Las manifestaciones clínicas tempranas se deben a la inflamación
sistémica: fiebre, artralgias, mialgias, fatiga o pérdida del apetito.
Conforme progresa la enfermedad, el 90% de los pacientes muestra
afectación renal, con una glomerulonefritis con semilunas y
necrotizante, con escaso depósito de inmunocomplejos, que puede
tener un curso rápidamente progresivo si no es tratada
adecuadamente. La afectación pulmonar es frecuente y se manifiesta
con disnea, tos o hemoptisis. La forma más grave es una combinación
de enfermedad pulmonar y renal. La afectación gastrointestinal puede
presentarse con dolor abdominal, nauseas o vómitos y puede suponer
una amenaza vital en caso de peritonitis, isquemia o perforación.
También se han observado síntomas neurológicos (mononeuritis
múltiple), dermatológicos (vasculitis leucocitoclástica), afectaciones
musculoesqueléticas (artralgias, mialgias) y signos oculares
(epiescleritis, vasculitis retinal, uveítis). La afectación cardiovascular es
rara.
Diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial incluye la granulomatosis de Wegener y el
síndrome de Churg-Strauss (que se distinguen de la PAM por la
presencia de una inflamación granulomatosa necrotizante en ausencia
o presencia de asma, respectivamente), y la púrpura de Henoch-
Schoenlein y la vasculitis crioglobulinémica (que se distinguen de la
PAM por los depósitos predominantes de IgA y crioglobulinas,
respectivamente).
Manejo y tratamiento
El tratamiento tiene tres aspectos: inducción de la remisión,
mantenimiento de la remisión y tratamiento de la recaída. La terapia
de inducción de primera línea consiste en la administración oral o
intravenosa de altas dosis de corticosteroides con tratamiento
inmunosupresor (p.e. ciclofosfamida o rituximab). En caso de
enfermedad renal grave o hemorragia alveolar importante puede ser
útil la plasmaféresis. El tratamiento de mantenimiento consiste en
continuar con la ciclofosfamida o el rituximab, o sustituirlo por
azatioprina. Las recaídas son tratadas incrementando o restituyendo
inmunosupresores. En caso de fallo renal puede ser necesaria la diálisis
o, incluso, el trasplante renal.
https://www.orpha.net/consor/cgi-bin/OC_Exp.php?
Lng=ES&Expert=727
bin/OC_Exp.php?Lng=ES&Expert=727
DEFINICION
La Enfermedad de Kawasaki (EK) es una enfermedad febril aguda de la infancia
caracterizada por vasculitis sistémica de las arterias de mediano y pequeño calibre, arterias
extraparenquimatosas, con una predilección por las arterias coronarias. Esta afecta
principalmente a niños menores de 5 años.
Epidemiologia
la enfermedad de Kawasaki presenta una distribución mundial la cual ocurre
esporádicamente y en miniepidemias. la incidencia es mayor en Japón de
aproximadamente 100 de 100000 niños menores de 5 años de edad, siendo menor en
otros países como en el Reino Unido donde 5 de 100000 niños la presenta, En Estados
Unidos 10.3 de cada 100000 y en Alemania: 9 de cada 100000 y se presentan en el mismo
grupo de edad. En Estados Unidos se ha detectado una variación estacional con un mayor
número de casos en primavera e invierno.
la promedio de inicio es de 1.5 años y la proporción niños/ niñas es de 1.5 en 1.
Los niños de origen asiático y de las islas del Pacífico han presentado la mayor tasa de la
enfermedad lo que demuestra el papel probable de la genetica en la patogenesis de esta
enfermedad. tasas de recurrencia familiar y de recurrencia de la enfermedad están
documentadas en la literatura japonesa esos datos suelen ser menores de nuestras razas y
etnias. la proporción de los casos con una historia familiar positiva es de aproximadamente
el 1% con un riesgo mayor de 10 veces entre hermanos gemelos con un porcentaje de
ocurrencia aproximadamente el 13% y un riesgo mayor de 2 veces en niños de padres que
han presentado la enfermedad en su infancia lo que sugiere una predisposición genética
que se puede manifestar al interactuar con un agente etiológico o varios agentes presentes
en el medio ambiente y la recurrencia de la enfermedad se encuentra cerca del 3%
Se han estudiado los factores de riesgo asociados a afectación de las arterias coronarias en
varias poblaciones. Los factores demográficos tales como la edad:
menor de 6 meses y mayor de 9 años, género masculino, , raza asiática y o del Pacífico,
origen hispano se han asociado con resultados clínicos pobres.
ETILOGIA
El etiología de la enfermedad de Kawasaki continúa siendo desconocida que es
considerada como una enfermedad multifactorial compleja
No está claro si la causa de la EK es un agente único, viral o bacteriano, agentes múltiples
con una patogenia común o un superantígeno asociado a un agente; lo que sí está claro es
que el resultado final es una marcada activación del sistema inmune
La hipótesis sobre la patogenia de la EK postula que el agente ingresa por la vía respiratoria
y penetra a través del epitelio bronquial, donde es captado por los macrófagos tisulares lo
que inicia la respuesta inmune innata. Posteriormente el antígeno se transporta hacia los
nódulos linfáticos locales, donde desencadenan la respuesta inmune adaptativa. Además
estos macrófagos pasan al sistema circulatorio y se dirigen a través de los vasos sanguíneos
hacia distintos órganos como páncreas, glándulas salivales, próstata y otros. En el epitelio
bronquial el agente desencadena la producción de proteínas virales que se engloban dentro
de cuerpos de inclusión citoplasmática que no son reconocidos por el sistema inmune, por
lo que pueden permanecer en forma persistent
La patología de la EK se caracteriza por un compromiso de las arterias medianas, con
inflamación de la túnica íntima y de la zona perivascular que cursa en seis etapas, cuyas
características se describen a continuación.
Manifestaciones cardíacas
Las manifestaciones cardíacas son uno de los hechos más importantes en la EK.
La fase aguda dura entre una a dos semanas, se caracteriza por fiebre y las
manifestaciones clásicas de la enfermedad. Es en esta etapa que se presenta la
miocarditis y la pericarditis. La arteritis está presente, pero rara vez se
detectan la presencia de aneurismas por ecocardiografía.
"Kawasaki atípico"
Desde la perspectiva clínica, la necesidad de reconocer tempranamente la EK
ha permitido definir, cada vez más, que un número importante de casos de la
enfermedad no reúne las características clásicas y cerca de un 40% de los
pacientes que desarrollan alteraciones coronarias tienen presentaciones
atípicas (20).
Estos niños presentan fiebre y menos de los cuatro síntomas requeridos para
diagnosticar EK. A estos casos se les denomina "Kawasaki atípico" o "Kawasaki
incompleto".
Se estima que al menos 10% de los casos de EK son incompletos (24). Estos
casos son más frecuentes en niños pequeños, sobre todo lactantes, en donde
la probabilidad de desarrollar aneurismas coronarios es mayor. El diagnóstico
en estas situaciones puede ser difícil y se debe tener un alto índice de
sospecha ante niños de corta edad que presentan fiebre prolongada sin una
causa evidente, o con algunas de las manifestaciones clásicas de la
enfermedad.
DIAGNOSTICO DIFERENCIAL
La infección viral por adenovirus puede tener presentación clínica similar a EK.
La detección de antígenos virales por medio de tests rápidos
(inmunofluorescencia) en aspirado nasofaríngeo de secreciones puede ayudar
al diagnóstico (48).
Cuando se plantea diagnóstico diferencial con escarlatina, el aislamiento de
estreptococo beta hemolítico de grupo A (EBHGA) en el exudado faríngeo
puede ayudar al diagnóstico. Se debe tener en cuenta que 20-25% de los
niños pueden ser portadores de EBHGA, por lo que algunos niños con EK
pueden tener cultivos positivos por este organismo. Como los pacientes con
escarlatina tienen una rápida mejoría cuando se tratan con antibióticos, se
puede diferenciar estas entidades en función de la respuesta clínica rápida,
luego de 24 a 48 horas de tratamiento
DIAGNOSTICO
LABORATORIO
(51)
Puede presentarse eosinofilia, hasta en un tercio de los casos .
TTO
En los pacientes en los que se demoró el inicio del tratamiento más allá del
décimo día de la enfermedad, está indicado el tratamiento con IGIV si
persisten febriles o presentan signos de actividad de la enfermedad, ya que
hay mayor posibilidad de desarrollar aneurismas coronarios. Si el paciente se
presenta con más de 10 días de evolución, con varios días de apirexia y
descamación, no está indicada la administración de IGIV, ya que no hay datos
que sugieran la eficacia en esta situación, ya que la IGIV no previene la
enfermedad coronaria después de la fase aguda de la enfermedad cuando la
respuesta inflamatoria ha disminuido.
En los pacientes que no cumplen con los criterios clásicos, "Kawasaki atípico" o
"Kawasaki incompleto", no debe retrasarse el tratamiento (14). El médico
actuante debe ejercer su mejor juicio clínico para identificar y tratar a los
pacientes con EK que no cumplen con los requisitos clásicos de caso definitivo,
para reducir la incidencia de complicaciones cardíacas y no ceñirse
estrictamente a los plazos establecidos. El requisito de fiebre de cinco días o
más no debe entenderse literalmente. La mención de T. Kawasaki de 5 días o
más fue hecha en otro contexto, en el que el sarampión era un problema
diagnóstico diferencial
Falla de tratamiento
Corticoides
Púrpura de Schönlein-Henoch
La púrpura de Schönlein-Henoch (PSH), o vasculitis por IgA
(VIgA), que es como se denomina actualmente1 , es una vasculitis
de pequeño vaso (predominantemente capilares, vénulas y arteriolas)
caracterizada por el fenómeno de leucocitoclasia y el depósito de
complejos inmunes de IgA1 en la pared vascular
Epidemiologia
Es la vasculitis sistémica más frecuente en niños. Se trata de una
enfermedad predominantemente pediátrica (90% de los casos
ocurren en la edad pediátrica), aunque se han descrito casos en
adultos. Es más frecuente entre las edades de 3 a 15 años, con un
discreto predominio en el varón (entre 1,2:1 hasta 1,8:1 según
series). El 50% de todos los casos ocurre en niños de 5 años o
menores y el 75-90% en menores de 10 años, siendo rara por debajo
de os 2 años. Los hallazgos clínicos son, con frecuencia, atípicos en
las edades extremas y de mayor gravedad en el adulto. Afecta con
menor frecuencia a la raza negra en comparación con los niños
caucásicos o asiáticos. La incidencia general en niños se ha estimado
entre 10 y 20 casos/100 000 niños menores de 17 años, con un pico
de incidencia en torno a 70 casos/100 000 en el grupo de edad
comprendido entre los 4 y 7 años. La verdadera incidencia
probablemente esté subestimada porque los casos a menudo no se
comunican. Se han observado importantes variaciones estacionales,
con predominio de casos en los meses de invierno (de enero a
marzo), siendo rara en verano. Entre el 30% a 50% de los casos van
precedidos por una infección del tracto respiratorio superior,
especialmente las causadas por Streptococcus (estreptococo del
grupo A beta hemolítico). También han sido implicados como
posibles desencadenantes para VIgA/ PSH otros agentes infecciosos
(parvovirus, virus de la hepatitis B [VHB], virus de la hepatitis C
[VHC], adenovirus, Staphylococcus aureus, Mycoplasma), vacunas
y picaduras de insectos.
ETIOPATOGENIA
La VIgA/PSH es una vasculitis leucocitoclástica de pequeño vaso
que se caracteriza por depósitos de inmunocomplejos mediados por
IgA en los órganos afectados. Su patogenia no se conoce
completamente, aunque se ha relacionado con la disfunción de los
linfocitos T y ciertos polimorfismos genéticos. De esta manera, se le
supone una predisposición genética individual sobre la que actúan
factores ambientales, desencadenando así la formación y depósito de
inmunocomplejos2 . La IgA juega un papel fundamental en su
patogénesis, ya que se forman inmunocomplejos de IgA que se
depositan en la piel, el intestino y el glomérulo renal. Estos
depósitos desencadenan una respuesta inflamatoria local que
conduce a una vasculitis leucocitoclástica con necrosis de pequeños
vasos sanguíneos2,3. Respecto a la predisposición genética, se ha
comunicado que algunos polimorfismos de genes del complejo
mayor de histocompatibilidad (HLA), incluyendo HLA-DRB1 y
HLA-B*41:02, se relacionan tanto con una mayor susceptibilidad de
presentar VIgA/PSH como con su gravedad. Asimismo, la presencia
de HLA-B35 y DQA1 se ha relacionado con el riesgo de nefritis en
pacientes con VIgA/PSH. También se han asociado mutaciones en el
gen MEFV y en genes del sistema renina-angiotensina, entre otros
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
La VIgA/PSH es una vasculitis sistémica de pequeño vaso por lo
que su afectación es multiorgánica, con una presentación que
incluye la tétrada: púrpura palpable en ausencia de trombocitopenia
y coagulopatía, dolor en las articulaciones, dolor abdominal y
afectación renal2 . Estas manifestaciones clínicas pueden
desarrollarse en el curso de días a semanas y el orden de aparición
puede variar. La presentación inicial suele ser con púrpura y dolor
articular, pero no siempre es así. En ausencia del clásico rash
purpúrico, el diagnóstico no es tan obvio, y si se presenta con
síntomas articulares o abdominales intensos en ausencia de
manifestaciones cutáneas puede confundirse con procesos
infecciosos o quirúrgicos. 4.1. Manifestaciones cutáneas Las
lesiones cutáneas son el signo de presentación en aproximadamente
el 75% de los pacientes. La erupción a menudo comienza con
petequias y púrpura palpable, aunque en ocasiones, también pueden
aparecer en forma de exantema maculopapular o urticarial (habones)
que preceden a la púrpura (Figura 1). La erupción puede ser
pruriginosa pero rara vez es dolorosa. Las lesiones pueden
fusionarse y evolucionar hacia equimosis coalescentes, pudiendo
convertirse en lesiones ampollosas o necróticas; estas últimas son
raras en niños (2%) aunque están presentes hasta en el 60% de
adultos afectos (Figura 2). Las áreas declives y los puntos de presión
pueden favorecer la localización de las lesiones, que son
especialmente frecuentes en las extremidades inferiores y glúteos,
generalmente de forma simétrica. La razón de este fenómeno no está
clara, pero algunos investigadores han sugerido que la gravedad
hace que los complejos inmunes se depositen e induzcan la
inflamación en dichas áreas. Hasta un tercio de los pacientes
experimentan afectación del tronco y las extremidades superiores.
Cuando desaparecen las lesiones hemorrágicas los depósitos de
hemosiderina decolorarán la piel durante semanas. Al inicio del
cuadro, sobre todo en niños pequeños (menores de 3 años), puede
acompañarse de edema subcutáneo localizado que no suele dejar
fóvea en cuero cabelludo, cara, dorso de manos y pies, espalda,
periné y escroto. La recurrencia de la púrpura, que podría estar
relacionada con una afectación renal más grave, se observa en un
25% de los pacientes
Manifestaciones articulares
Aparecen en el 50-80% de los niños afectos. Consiste en artritis o
artralgias que afecta a pocas articulaciones, predominantemente a
grandes articulaciones de extremidades inferiores (rodillas y
tobillos). Se pueden afectar articulaciones de los miembros
superiores, incluyendo muñecas, codos y pequeñas articulaciones de
los dedos. Rara vez es el único síntoma inicial, aunque puede ser el
primer síntoma de la enfermedad en el 15-25% de los pacientes. La
afectación articular puede preceder a la aparición del exantema
típico en no más de 1 o 2 días. Clínicamente se caracteriza por
inflamación periarticular que generalmente no asocia eritema, calor
ni derrame, pero sí un considerable dolor y limitación de la
movilidad. Las artralgias son transitorias y no migratorias,
resolviéndose en pocos días o semanas sin dejar secuelas
Manifestaciones gastrointestinales
Se observan en el 50-75% de los niños afectos, generalmente en la
primera semana tras el inicio de las lesiones cutáneas y casi siempre
dentro de los 30 días posteriores a las mismas. En el 14-36% de los
pacientes, sin embargo, representa el primer síntoma de la
enfermedad. Se producen por el edema y hemorragia submucosa e
intramural secundaria a la vasculitis de la pared intestinal que afecta
fundamentalmente al intestino delgado proximal. El síntoma más
frecuente es el dolor abdominal, generalmente un dolor cólico leve-
moderado que puede acompañarse de vómitos. En algunos casos, el
dolor puede ser muy intenso y limitante. La invaginación es la
complicación gastrointestinal más frecuente, limitándose al intestino
delgado (ileo-ileal) en el 60% de los casos, a diferencia de la
invaginación idiopática que es típicamente ileocólica. La incidencia
de esta complicación es muy variable, desde 0,4-3,5% dependiendo
de las series. Los niños que tienen dolor abdominal grave o que
requieren hospitalización son los que tienen un mayor riesgo de
presentar complicaciones. Otras manifestaciones gastrointestinales
más raras incluyen pancreatitis, hidrops vesicular, enteropatía
pierde-proteínas y perforación intestinal. La hemorragia intestinal
masiva es rara (2%), no siendo infrecuente la presencia de sangre
oculta en heces (56%). La afectación gastrointestinal y la lesión de
la mucosa digestiva pueden estar presentes incluso en pacientes sin
síntomas gastrointestinales. Muestra de ello es el hallazgo frecuente
de sangre oculta en heces, el aumento de alfa 1-antitripsina en heces
y la hipoalbuminemia sin proteinuria
Manifestaciones renales
Las presentan un 20-55% de los pacientes y son el factor pronóstico
a largo plazo más importante de la enfermedad. Son más frecuentes
en niños mayores y adultos. Los síntomas renales generalmente
aparecen en los primeros 2 meses tras la erupción cutánea. La
afectación consiste en una glomerulonefritis (nefritis asociada a
púrpura de Schönlein-Henoch [NPSH]). La mayoría de los casos de
NPSH son leves y autolimitados. Los niños sin síntomas renales
durante los primeros 6 meses presentan baja probabilidad de daño
renal a largo plazo. El espectro clínico abarca desde hematuria
microscópica y proteinuria leve hasta hematuria macroscópica,
hipertensión arterial (HTA), síndrome nefrótico y nefrítico e
insuficiencia renal. La HTA puede desarrollarse al inicio o durante
la recuperación de VIgA/PSH. El hallazgo más común es la
hematuria microscópica aislada que generalmente se desarrolla
dentro de las 4 semanas posteriores al inicio de la enfermedad. La
intensidad de los síntomas renales al inicio determina la gravedad de
las lesiones glomerulares. El 20% de los pacientes con NPSH (7%
de todos los casos de VIgA/PSH) desarrollarán un síndrome
nefrítico o nefrótico2,4,5,7. En un pequeño número de niños, las
alteraciones renales aparecen aisladas, sin el resto de síntomas de la
VIgA/PSH y tanto clínicamente como inmunopatogénicamente son
muy similares a la nefropatía IgA del adulto8 . 4.5. Otras
manifestaciones2,4,5
. DIAGNÓSTICO
El diagnóstico es clínico y se basa en las manifestaciones clínicas
cardinales. Los estudios complementarios se encaminan a establecer
el diagnóstico diferencial con otras patologías y a determinar el
grado y extensión de la afectación orgánica de la enfermedad2 .
En 2005, el grupo de trabajo de vasculitis de la Sociedad Europea
de Reumatología Pediátrica (PReS), bajo el respaldo de la European
League Against Rheumatism (EULAR), propuso unos nuevos
criterios de clasificación para las vasculitis en Pediatría, que fueron
validados en 2008 con el trabajo conjunto de Paediatric
Rheumatology International Trials Organisation (PRINTO) (Tabla
1)
. A principios de 2019 se han publicado las recomendaciones de
diagnóstico y tratamiento para la IgAV/PSH de la iniciativa europea
Single Hub and Access point for paediatric Rheumatology in Europe
(SHARE)11, aceptándose un total de 26 recomendaciones: 7 para el
diagnóstico y 19 para el tratamiento. Esta iniciativa tiene como
objetivo desarrollar recomendaciones internacionales, basadas en la
evidencia y el consenso, para el diagnóstico y tratamiento de las
diferentes enfermedades reumatológicas pediátricas
No existen estudios de laboratorio específicos para el diagnóstico de
VIgA/PSH. Cuando las características clínicas no permiten la
distinción con otras patologías que cursan con púrpura se debe
obtener un hemograma con recuentos y un estudio de coagulación,
que serán normales en pacientes con VIgA/PSH. Todo niño con
sospecha de VIgA/PSH debe ser estudiado de forma proactiva para
detectar compromiso renal en el momento del diagnóstico: medida
de tensión arterial (TA), análisis de la primera orina de la mañana
(detección hematuria, albuminuria o proteinuria mediante tira
reactiva de orina, sedimento urinario e índices proteína:creatinina en
orina (Proto/Cro) o albúmina:creatinina (Albo/Cro) en orina) y
evaluación de la función renal mediante la tasa estimada de filtrado
glomerular (TEFG)11.
tto
TRATAMIENTO
La gran mayoría de pacientes con VIgA/PSH se recuperan
espontáneamente en el curso de pocas semanas, por lo que el
tratamiento se basa fundamentalmente en medidas de soporte
(hidratación adecuada, dieta blanda, reposo y elevación de
extremidades inferiores si hay edema) y tratamiento sintomático de
las principales manifestaciones.
La mayoría de los pacientes pueden ser tratados
ambulatoriamente11-13. El tratamiento sintomático se basa en el
control del dolor:
- Antinflamatorios no esteroideos (AINE): no existe evidencia
científica de que aumenten el riesgo de hemorragia digestiva
con su uso en esta entidad. Están contraindicados en caso de
hemorragia digestiva activa o NPSH con afectación de la
función renal, pero pueden indicarse en presencia de hematuria
microscópica como único hallazgo en la NPSH ya que esta es
benigna.
- Corticoides (CS): su uso es controvertido. Disminuyen la
duración e intensidad del dolor articular, dolor abdominal, el
riesgo de invaginación y el riesgo de intervención quirúrgica,
por su efecto antiinflamatorio, pero no previenen la afectación
renal ni las recurrencias, ni tampoco alteran la fisiopatología
de la enfermedad. En las recientes recomendaciones SHARE
se propone el uso de corticoides en orquitis, vasculitis cerebral,
hemorragia pulmonar y afectación gastrointestinal grave.
También estarían recomendados junto a otros
inmunosupresores en otras manifestaciones graves o con
compromiso vital.
La dosis de CS oral (prednisolona/prednisona) debe ser de 1 a
2 mg/kg/día. En casos graves se pueden considerar pulsos
endovenosos de metilprednisolona (10-30 mg/kg con un
máximo de 1 g/día en tres días consecutivos)
DIAGNOSTICO DIFERNCIAL