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RECTIFICACIÓN O ENMIENDA.
Introducción. -
Para estudiar el denominado recurso de aclaración, rectificación o
enmienda es necesario referirse, en forma previa, por su estrecha vinculación,
al principio del desasimiento o, por mejor decir, al de la invariabilidad de las
resoluciones judiciales como uno de los efectos de las resoluciones
judiciales.
No se ha de olvidar, asimismo, que todas las resoluciones judiciales
están llamadas a adquirir firmeza o ejecutoriedad, lo cual permite y garantiza
la continuidad de los actos jurídicos procesales y su dirección hacia la
obtención final de una sentencia definitiva invariable y firme o ejecutoriada,
así como a su posterior ejecución en el caso de las sentencias declarativas de
condena que imponen una prestación de dar, hacer o de no hacer (arts. 1°, 10
y 11 del COT y arts. 174, 175, 182 y 231 y ss. del CPC), a diferencia de las
sentencias meramente declarativas o constitutivas que no requieren, en
puridad de conceptos, de ejecución posterior"
Pues bien, el denominado recurso de aclaración referido constituye,
como se verá, una excepción al principio del desasimiento del tribunal o de
invariabilidad de las resoluciones judiciales, regulado en el artículo 182 del
CPC que se produce mediante la notificación de la respectiva resolución a
alguna de las partes del proceso.
No se produce el desasimiento del tribunal respecto de los autos y de los
decretos, los cuales podrán ser modificados por el superior jerárquico del
tribunal que los dictó, a petición de partes, mediante el recurso de reposición,
según lo señala el Art. 182 inciso 1°.
DESASIMIENTO
La voz "desasimiento", en su sentido natural y obvio, según el
Diccionario de la lengua española, de la Real Academia Española, es la
"acción y efecto de desasir o desasirse", y el verbo en infinitivo "desasir"
significa: "soltar, desprender lo asido.
Por su parte, el inciso 1° del artículo 182 del CPC se refiere al
principio del "desasimiento" en cuanto expresa: "Notificada una sentencia
definitiva o interlocutoria a alguna de las partes, no podrá el tribunal que la
dictó alterarla o modificarla en manera alguna".
Debe desasir y por ello no puede corregir su sentencia, en cuanto al objeto de
la litis, y debe mantenerse completamente desprendido, al margen.
En otras palabras, el desasimiento no es sino un efecto jurídico que se
traduce en la invariabilidad de las resoluciones por parte del mismo tribunal
que las dictó; en ese sentido, el órgano jurisdiccional se desprende
figuradamente de lo "asido", una vez notificada, ya que después de ella le
queda prohibido alterarla o modificarla en manera alguna.
Del mismo modo, todas las sentencias definitivas e interlocutorias
están llamadas a adquirir firmeza o ejecutoriedad para que proceso pueda
seguir desarrollándose de manera normal y, en su caso, para llegar a la etapa
de cumplimiento o ejecución.
En efecto, como se dijo precedentemente, se pone de manifiesto que el
desasimiento del tribunal es uno de los efectos de las sentencias definitivas e
interlocutorias en cuya virtud no pueden ser alteradas o modificadas en modo
alguno por el juez que las dictó. El juez queda desvinculado o separado de su
sentencia y no puede corregirlo o enmendarlo al haber concluido su actividad
jurisdiccional.
El "desasimiento" es denominado, de modo equivalente, por el artículo
214 de la Ley de Enjuiciamiento Civil 1/2000 como principio o regla de la
"invariabilidad de las resoluciones" y en cuya virtud "los tribunales no
podrán variar las resoluciones que pronuncien después de firmadas", lo cual
se considera parte del contenido del derecho a la tutela judicial efectiva,
desde la perspectiva de las garantías de los justiciables, al impedir variar o
modificar una sentencia al margen de los supuestos expresamente previstos
por el legislador.
Entre nosotros, si se infringe dicho principio o regla y se actúa al margen de
los objetivos procesales que delimitan el ámbito de competencia de la
aclaración, rectificación o enmienda, se puede incurrir, como lo ha resuelto la
Corte Suprema, en un vicio de casación en la forma; en concreto, la del
numeral 1° del artículo 768 del CPC, es decir, la incompetencia del tribunal,
si se rebasan los límites de una rectificación o enmienda y se altera el fondo
de la decisión contenida en el fallo modificado.
Cuestión diferente al desasimiento o a la invariabilidad de las
resoluciones judiciales, y no opuestas a ella, es la aclaración o rectificación o
enmienda en los supuestos previstos por el legislador.
Se ha dicho, de manera autorizada, al respecto:
"El desasimiento implica que el tribunal libera la resolución y ésta empieza a
tener vida propia, lo que se traduce en una prohibición para el tribunal en el
sentido que no puede modificar en manera alguna la sentencia definitiva o
interlocutoria, salvo las excepciones legales.”
Como se dijo antes, es la denominada regla de la "invariabilidad o
inmodificabilidad" de las resoluciones judiciales firmes como garantía
contenida de la tutela judicial efectiva o del debido proceso, lo cual implica
que los órganos jurisdiccionales no pueden revisar sus decisiones al margen
de los supuestos previstos expresamente por la ley.
También puede decirse que es una forma de preclusión en cuanto se
clausura o extingue la posibilidad de actuación del juez una vez dictada y
notificada la resolución, al menos, a una de las partes. No es necesario que
estén notificadas las dos partes. Así, pues, según el principio del
desasimiento, desde la fecha de la notificación de la sentencia precluye la
facultad del órgano jurisdiccional de enmendar, alterar o modificar lo
resuelto en una sentencia definitiva o interlocutoria dictada; es decir, le está
vedado al juez alterarla de alguna forma.
REQUISITOS
De lo dicho anteriormente se desprende que los requisitos que, según
la ley, son necesarios para que opere el desasimiento del tribunal que dictó la
resolución son los siguientes:
1. Dictación de una sentencia definitiva o interlocutoria, dado que
únicamente ellas producen el desasimiento del tribunal. No los autos, ni los
decretos. Así, por ejemplo, no serían susceptibles de la aclaración,
rectificación o enmienda la resolución que rechaza un abandono de
procedimiento, así como la que concede o mantiene una medida precautoria,
en atención a que tienen la naturaleza jurídica de "auto", ya que no
establecen derechos permanentes a favor de las partes ni resuelven sobre un
trámite que debe servir de base a la dictación de una sentencia definitiva o
interlocutoria, y, en el caso de la cautelar, se trata, además, de medidas
provisionales (arts. 158, inc. 3° y 301 del CPC). Atendida la naturaleza de
estas resoluciones, le está vedado al tribunal modificarlas.
2. Notificación de la resolución judicial a alguna de las partes. Para
declarar de oficio la rectificación de la sentencia definitiva o interlocutoria se
requiere la notificación, al menos, a una de las partes (art. 184 del CPC), no
obstante la interposición de recursos. Igual derecho a pedir la rectificación lo
podrá hacer la parte, en la práctica, desde el momento que le sea notificada
de la resolución judicial, pues allí podrá darse cuenta de los errores formales
o defectos de que pueda adolecer la sentencia, aun cuando la ley no les fija
un plazo para ello.
Conforme al principio del desasimiento del tribunal desde el momento
en que es notificada la sentencia a cualquiera de las partes, principales o
directas, sean demandante o demandado o, en su caso, a los terceros que
tienen interés en el juicio y que se hayan apersonado como coadyuvantes,
excluyentes o independientes, no podrá alterar o modificar la sentencia
definitiva o interlocutoria que haya dictado anteriormente (art. 182 del CPC).
El desasimiento sería un caso de aplicación del principio general de
“irrevocabilidad de los actos procesales", sin perjuicio, claro está, de que
dichas resoluciones judiciales puedan ser revocadas posteriormente producto
de que sean acogidos los recursos procesales interpuestos y ejecutoriadas que
sean las referidas sentencias impugnadas. En otras palabras, puede decirse
que precluye, se extingue o consuma la facultad procesal del tribunal de
modificar o alterar el contenido de la sentencia que dictó cuando ha sido
notificada a alguna de las partes.
Se extingue así, por tanto, la competencia del tribunal para conocer de
la cuestión controvertida sometida a su conocimiento y resolución.
EXCEPCIONES AL PRINCIPIO DEL DESASIMIENTO DEL
TRIBUNAL
Sin embargo, la pérdida, extinción o consumación de la facultad de
modificar o alterar lo resuelto, conforme al principio del desasimiento, no es
absoluta.
En efecto, el juez puede emitir pronunciamientos a pesar de haberse
notificado a alguna de las partes respecto de los asuntos que por expresa
disposición de la ley conserva competencia y en los cuales no regiría el
desasimiento.
Tales casos, entre otros, son los siguientes:
1) La primera excepción al desasimiento la constituye el incidente de
nulidad de todo lo obrado, por falta de emplazamiento, planteado por el
litigante rebelde al cual no se le hayan hecho saber en persona ninguna de las
providencias libradas en el juicio, que se ha de plantear ante el mismo
tribunal que dictó la resolución (arts. 80 y 182 del CPC)", y se admite, por
consiguiente, aun después de dictada la sentencia; inclusive, aun cuando se
haya dictado sentencia por el tribunal superior.
Pues bien, con ello se autoriza al mismo tribunal a dejar sin efecto su
propia sentencia si ello es consecuencia directa e inmediata de una nulidad de
todo lo obrado por falta de emplazamiento.
Se ha dicho en forma autorizada que puede solicitarse dicha nulidad
estando la sentencia ya notificada, y no sería obstáculo el que la sentencia
esté "aun aparentemente ejecutoriada, toda vez que la ejecución de los fallos
(artículo 231) procede precisamente cuando queden ejecutoriados o causen
ejecutoria en conformidad a la ley, y el incidente a que da lugar el
cumplimiento se sustanciará, sin perjuicio de lo prevenido en el artículo 80,
(artículo 234 inciso último)". Ello también se aplicaría al caso de un litigante
mal emplazado".
2) La segunda, en lo que aquí interesa, el recurso de aclaración o
interpretación, rectificación o enmienda es también una excepción al
principio del desasimiento del tribunal.
En efecto, el recurso de aclaración o interpretación, rectificación o
enmienda se establece en el inciso segundo del párrafo primero del artículo
182 del CPC como excepción al principio del desasimiento, conforme al cual
el tribunal que dictó la sentencia no pierde su competencia una vez notificada
a alguna de las partes. Y, en consecuencia, el tribunal señala:
«Podrá, sin embargo, a solicitud de parte, aclarar los puntos obscuros o
dudosos, salvar las omisiones y rectificar los errores de copia, de referencia o
de cálculos numéricos que aparezcan de manifiesto en la misma sentencia".
Como se advierte, con ello no se afecta el fondo o mérito del asunto
decidido por el tribunal, sino que se apunta a la corrección de los defectos
formales en que se haya incurrido en la dictación de la sentencia.
Se fundamenta en razones de economía y celeridad procesal, pues se
evita que haya que recurrir al tribunal superior para que se solucione un
problema que, en general, será de fácil solución, por el mismo tribunal
inferior (a quo) que dictó la resolución que se pretende corregir, aclarar o
enmendar, incluso de oficio, y no necesariamente a petición de parte.
Concepto
Desde la perspectiva de su consideración como un recurso procesal,
puede definirse en los siguientes términos:
Es el medio de impugnación que la ley concede a las partes para que
el mismo tribunal que dictó la sentencia definitiva o interlocutoria aclare los
puntos obscuros o dudosos de la misma o salve las omisiones o rectifique los
errores de copia, de referencia o de cálculos numéricos que aparezcan de
manifiesto en ella.
Como ha señalado la Corte Suprema, no cabe duda, que el denominado
recurso de aclaración, rectificación o enmienda es "un concepto comprensivo
que abarca tanto errores de hecho y de referencia y que, en caso alguno,
puede alterar o modificar el fondo [...], desde que ello sólo puede conseguirse
a través del sistema de revisión que consagra la ley.”
Si el tribunal accede a corregir una sentencia, a petición de parte, y con
ello se excede de las facultades previstas en inciso 2° del artículo 182 y, en
definitiva, emite un pronunciamiento de fondo, se incurrirá en el vicio de
ultra petita previsto en el numeral cuarto del artículo 768 del CPC, como
causal del recurso de casación en la forma, al otorgar más de lo pedido por
las partes, actuando fuera del ámbito de su competencia o extenderse a
puntos no sometidos a su decisión, al apartarse de los términos en que las
partes situaron la controversia por medio de las respectivas acciones y
excepciones, con alteración del contenido de estas, cambiando de objeto o
modificando su causa de pedir, afectando el principio de congruencia en
concordancia con el principio dispositivo y de pasividad de los tribunales,
con influencia en lo dispositivo del fallo, dado que la corrección pedida y
decretada excedió con creces la facultad correctora contemplada en el
artículo 182 del CPC.
Algunos autores nacionales consideran que el párrafo segundo del
artículo 182 del CPC contempla dos recursos, a saber: a) el recurso de
aclaración o interpretación, por una parte, y b) el de aclaración o enmienda,
por otra.
Así, el primero tendría por objeto aclarar los puntos oscuros o dudosos
que aparezcan de manifiesto en la sentencia, a fin de darles la interpretación
que corresponda; el segundo, por su parte, tendría por finalidad obtener del
tribunal que dictó la sentencia definitiva o interlocutoria salve las omisiones
y rectifique los errores de copia, de referencia o de cálculos numéricos que
aparezcan de manifiesto en la sentencia.
Se ha entendido que carece de sentido dicha clasificación, atendido a
que se está en presencia, en realidad, de una acción de declaración de certeza
y no de un recurso procesal.
Regulación
Concepto y fundamentación
Una explicación posible sería pensar que es una decisión de política legislativa
y que constituyen casos de excepción al principio o regla de invariabilidad de
las resoluciones judiciales, lo cual permite que se prosiga con el impulso
procesal de la causa.
Características
Como todo recurso procesal debe ser fundado, interponerse por escrito, por
vía electrónica, el cual debe subirse al sistema de tramitación electrónica del
Poder Judicial e indicarse las peticiones concretas en orden a que se deje sin
efecto o se modifique la resolución recurrida y en caso de que se interponga
un recurso de apelación subsidiario del recurso de reposición cuando se altera
la sustanciación regular del juicio o bien porque recae sobre un trámite que no
esté expresamente ordenado por la ley (art. 188 del CPC), o cuando se
interponga contra la interlocutoria que recibe la causa a prueba (art. 319 del
CPC).
5) Procede, por regla general, contra autos y decretos: Si bien la regla general
es que el recurso de reposición procede contra autos y decretos, ello no obsta a
que, de manera excepcional, se pueda interponer contra sentencias
interlocutorias en los casos que lo establezca la ley (numerus clausus).
En la práctica, es el recurso que más se utiliza por los abogados de las partes,
ya que presenta la facilitad de no tener que aportar nuevos antecedentes para
que la resolución impugnada sea revisada por el mismo tribunal que la dictó, a
fin de que se la modifique o se la deje sin efecto.
Pues bien, como toda resolución judicial, un primer límite para recurrir estaría
dado por la firmeza o ejecutoriedad del auto o decreto, según se infiere del
mismo inciso 1° del artículo 181 del CPC, en cuanto dispone:
Así las cosas, de acuerdo con dicha jurisprudencia, si los nuevos antecedentes
dicen relación con trámites o diligencias esenciales del procedimiento,
entonces, podrá efectuarse en cualquier tiempo; en caso contrario, cuando se
esté en presencia de trámites no esenciales, los nuevos antecedentes deben
hacerse valer tan pronto lleguen a conocimiento de la parte que los quiera
hacer valer, en tanto esté pendiente la ejecución de lo resuelto, conforme al
inciso 1° del artículo 85 del Código de Procedimiento Civil, pues, en otro
caso, será rechazado por extemporáneo.
En suma, con arreglo a lo establecido por dicha sentencia del máximo tribunal,
se ha de entender por nuevos antecedentes, ya que la ley no lo precisa, todo
hecho jurídico nuevo que no estaba en conocimiento del tribunal al momento
de dictarse el auto o decreto que se impugna; es decir, corresponde a hechos
preexistentes a la dictación de la resolución de que se trata, pero desconocidos
por el tribunal.
Así las cosas, las alegaciones sobre puntos de derecho, sobre leyes o
disposiciones legales, no podrán considerarse como nuevos antecedentes, ya
que, como se dijo anteriormente, solo los hechos jurídicos nuevos pueden ser
considerados nuevos antecedentes para los efectos de la interposición del
recurso de reposición, conforme lo ha precisado la jurisprudencia.
De acuerdo con lo establecido en el artículo 181 del CPC, procede, por regla
general, en contra de autos y decretos.
2) La resolución que cita a las partes a oír sentencia (art. 432 inc. 2° del CPC),
luego de vencido el plazo que las partes tienen para formular observaciones a
la prueba, el recurso de reposición deberá fundarse en un error de hecho y
deducirse dentro de tercero día.
Legitimación
Todo ello, sin perjuicio de los derechos de recurrir que corresponde a los
terceristas de dominio, posesión, prelación o de pago, como intervención
principal, en el contexto del juicio ejecutivo, en atención a que ingresan al
proceso pendiente como parte demandante con una pretensión incompatible
frente a la del ejecutante y ejecutado, y, como tales, pueden recurrir de las
resoluciones que les causen agravio a sus intereses.
Oportunidad
Tramitación
En efecto, el artículo 33 del CPC autoriza a que los secretarios de los juzgados
civiles puedan dictar por sí solos las sentencias interlocutorias, a excepción de
las que ponen término al juicio o que hagan imposible su continuación, autos y
decretos, providencias o proveídos.
Pues bien, como se ha dicho antes, si se ha hecho uso de esa facultad en orden
a que el secretario actúe como juez tramitador, las reposiciones que sean
procedentes en contra de las referidas resoluciones dictadas por el secretario
letrado serán resueltas por el juez titular y no por el secretario.
Efectos
La ley nada dice al respecto, pero se puede inducir tal conclusión del mismo
tenor del artículo 181 del CPC, es decir, a contrario sensu, desde que los autos
y decretos no se encontrarán firmes en tanto se encuentre pendiente un recurso
de reposición y que permitirá potencialmente modificarlos o dejarlos sin
efecto.
Por lo demás, dicha suspensión viene avalada por la misma práctica judicial
en orden a que estando pendiente de resolver una reposición se mantiene el
statu quo del procedimiento mientras no se resuelva la reconsideración; por
eso se dice que los efectos del recurso quedan "de hecho" suspendidos toda
vez que el iter de la causa queda supeditada a la resolución de la reposición. Y
el auto o decreto quedará firme o ejecutoriado una vez que se agoten los
recursos que procedan en contra de la resolución impugnada y se notifique por
el estado diario el cúmplase correspondiente.
"De los arts. 320 y 327 del Código de Procedimiento Civil se colige que la
interposición del recurso de reposición en contra de la resolución que recibe la
causa a prueba suspende el procedimiento mientras no se resuelva dicho
recurso.”
Por otra parte, debe tenerse presente que el término para apelar no se suspende
por la interposición del recurso de reposición, de manera tal que si la
resolución impugnada es también susceptible de ser recurrida por el recurso de
apelación, entonces dicho recurso debe interponerse conjuntamente con el
recurso de reposición, pero de manera subsidiaria (art. 190 inc. 1° del CPC),
para evitar que precluya el término para apelar.
Pues bien, la Corte Suprema resolvió que la resolución que se pronuncia sobre
un recurso de reposición no es de aquellas que permitan la interposición de un
recurso de queja, puesto que no participa de la naturaleza de las resoluciones
indicadas, "toda vez que lo realmente discutido es la resolución anterior sobre
la que se pronuncia la decisión que formalmente es impugnada por esta vía,
circunstancias en las que es claro que respecto de aquélla existe recurso,
precisamente el de reposición que fuera desechado"
"Que el artículo 766 del Código de Procedimiento Civil establece: 'El recurso
de casación en la forma se concede contra las sentencias definitivas, contra las
sentencias interlocutorias cuando poner término al juicio o hacen imposible su
continuación y, excepcionalmente, contra las sentencias interlocutorias
dictadas en segunda instancia sin previo emplazamiento de la parte agra-viada,
o sin señalar día y hora para la vista de la causa'".
"La resolución que declara la nulidad procesal del procedimiento y del remate
efectuado en la causa por falta de emplazamiento, es una sentencia
interlocutoria, que no se encuentra entre aquellas que conforme a los artículos
188 y 189 del Código de Procedimiento Civil son susceptibles de apelación y
reposición subsidiaria, sino sólo es posible el recurso de apelación interpuesto
conforme al inciso 1° del artículo 189 del citado Código. Debiendo acogerse
el recurso de hecho".
Con todo, parece existir una antinomia con el artículo 125, como se dirá, pues
el artículo 124 regula la reposición por escrito dentro de tercero día; en
cambio, el artículo 125, reflejando de mejor manera el espíritu general de la
legislación concursal, permite deducir verbalmente por las partes el recurso de
reposición en contra de las resoluciones que se pronuncien en la audiencia
inicial acerca de la admisibilidad o procedencia de las pruebas ofrecidas, los
puntos de prueba fijados, la forma de hacer valer los medios probatorios o
cualquier otra circunstancia que incida en estos. Se trata de motivos tasados,
de un numerus clausus. Como se dijo anteriormente, se pretende limitar la vía
recursiva a las partes del proceso, pues solo proceden en los casos
expresamente establecidos por la ley.
Sin embargo, si dentro de dicho plazo tiene lugar una audiencia, entonces se
interpondrá y resolverá durante la misma.
Por su parte, los incisos 1° y 2° del artículo 139 del mismo Código establecen:
El artículo 148 del CT hace aplicable "en todas aquellas materias no sujetas a
disposiciones especiales, en cuanto fueren compatibles con la naturaleza de las
reclamaciones, las normas establecidas en el libro Primero del Código de
Procedimiento Civil".