Está en la página 1de 3

PROCEDIMIENTO Y RECURSO DE EJECUCION PROVISIONAL

La ejecución provisional de una sentencia es aquella que se produce cuando la sentencia


definitiva de condena todavía no es firme por haber sido recurrida.
En los casos a los que se refiere el apartado anterior la ejecución provisional podrá
solicitarse en cualquier momento desde la notificación de la resolución que tenga por
interpuesto el recurso extraordinario por infracción procesal o el recurso de casación y
siempre antes de que haya recaído sentencia en estos recursos.
En los casos a los que se refiere el apartado anterior la ejecución provisional podrá
solicitarse en cualquier momento desde la notificación de la resolución que tenga por
interpuesto el recurso extraordinario por infracción procesal o el recurso de casación y
siempre antes de que haya recaído sentencia en estos recursos.

 La ejecución provisional permite la posibilidad de que quien ha obtenido una sentencia a


su favor pueda ejecutarla frente al condenado, pese al recurso de este.
La principal diferencia entre las medidas cautelares y la ejecución provisional es que en
estas segundas hay una sentencia en la que se le reconoce a un particular un derecho frente
a otro.
Además de las causas citadas en los apartados que preceden, la oposición podrá estar
fundada en el pago o cumplimiento de lo ordenado en la sentencia, que habrá de justificarse
documentalmente, así como en la existencia de pactos o transacciones que se hubieran
convenido y documentado en el proceso para evitar la ejecución provisional.
Procedimiento y recurso: La demanda teniente a obtener la ejecución provisional puede
ser formada en todo estado de causa.   Según lo establece el art. 129 de la Ley 834, la
ejecución provisional debe ser ordenada por la decisión que estatuye sobre la contestación,
salvo los casos previstos en los art. 138 y 139, esto es, cuando la ejecución provisional es
ordenada por el Presidente en grado de apelación estatuyendo en referimiento.

LOS PODERES DEL PRESIDENTE DE LA CORTE DE APELACION

El artículo 140 de la Ley 834, del 15 de julio de 1978, permite al presidente


de la corte de apelación actuar en dicha instancia como juez de los
referimientos, cuando dice: “En todos los casos de urgencia, el presidente
podrá ordenar en referimiento, en el curso de la instancia de apelación,
todas las medidas que no colidan con ninguna contestación seria o que
justifiquen la existencia de un diferendo”.
Como se podrá notar, el texto legal antes descrito asigna al presidente de
la corte de apelación, en presencia de un recurso que apodera al pleno de
la alzada, los mismos poderes y limitaciones que corresponden al juez de
los referimientos consignados en el artículo 109 de la indicada Ley 834.

Tambien cabe destacar, que el presidente de la corte adquiere los


poderes conferidos al juez de los referimientos siempre que esté en
curso una apelación.

Puede ser apoderado siguiendo idéntico procedimiento establecido para


este tipo de acción ante el juez de primera instancia.

Otra cosa es, esto a partir de la propia exigencia que hace el legislador
sobre la existencia del recurso, que las medidas sobre las que debe
responder el presidente de la corte a propósito de su apoderamiento,
están necesariamente vinculadas a la contestación afectada por el
recurso.

Es bueno precisar para que no quede la duda, que no resulta suficiente


con la existencia de una sentencia dictada por el primer grado para acudir
ante el presidente de la corte, sino que necesariamente dicha decisión
debe haber sido atacada con el recurso de apelación para que el indicado
juzgador pueda ejercer los poderes atribuidos al juez de los referimientos
en la forma que ha sido indicada precedentemente.

Lo expuesto en el párrafo anterior nos permite entonces afirmar, que la


ausencia de sentencia recurrida limita los poderes del presidente de la
corte para actuar en función de juez de los referimientos. Lo propio
ocurre cuando se trata de una decisión que resulta manifiestamente
inapelable.

También podría gustarte