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Una de las pruebas realizadas por el equipo de Sandeep M. Eswarappa, autor principal
del estudio publicado recientemente en la revista Biology Letters de la Royal Society
bajo el título Naturally occurring fluorescence protects the eutardigrade
Paramacrobiotus sp. from ultraviolet radiation, fue someter a estas criaturas calificadas
en numerosas ocasiones de indestructibles, a la acción de una lámpara germicida de
rayos ultravioleta como las que se usan para esterilizar o eliminar patógenos de ciertas
superficies e incluso purificar el aire de ciertos espacios públicos.
Como era de esperar, una dosis aplicada de 1 kilojulio por metro cuadrado de luz
ultravioleta, acabó con las bacterias y lombrices intestinales de la muestra estudiada tras
tan solo 5 minutos de exposición. La misma dosis de radiación UV, esta vez aplicada
durante un periodo de 5 minutos, también fue letal para los tardígrados de la especie
Hypsibius exelaris, la mayoría de los cuales murió 24 después del experimento.
OTO: HARIKUMAR R. SUMA & SANDEEP M. ESWARAPPA / BIOLOGY LETTERS
Sin embargo, la sorpresa se produjo cuando Eswarappa y su equipo se toparon con una
especie de tardígrado de la cual, todos los ejemplares analizados habían conseguido
sobrevivir. Es más, cuando los investigadores aumentaron la dosis hasta cuatro veces,
comprobaron que aproximadamente el 60% de la muestra de esta nueva especie pardo
rojiza de osos de agua consiguieron mantenerse vivos durante más de 30 días. Fue así
que los investigadores descubrieron que se encontraban ante una nueva cepa del género
Paramacrobiotus, la cual había sido recolectada del musgo de las paredes de la
universidad de Bangalore.
Para averiguar cómo esta nueva cepa , denominada Paramacrobiotus BLR, había
conseguido sobrevivir a la radiación UV, los científicos la examinaron a la luz de un
microscopio de fluorescencia invertida. Para su sorpresa, bajo la luz ultravioleta estos
tardígrados pardo-rojizos se tornaron de un intenso azul fluorescente. Los pigmentos
fluorescentes, probablemente ubicados debajo de la piel de los tardígrados,
transformaron la luz ultravioleta en una luz azul inofensiva, informa el equipo.
UN ESCUDO DE LUZ
“Hay otras especies que muestran tolerancia a los rayos UV, pero esta nueva especie es
la única que emplea fluorescencia como mecanismo para resistir a dosis letales de
radiación UV” declara el autor, quien también en un experimento adicional, mostró
como la cepa Paramicrobiotus BLR sobrevivió en un estado anhidrobiótico -vivo en
ausencia de agua- al eliminar el esta su medio. La posterior rehidratación lenta "revivió"
a tardígrados a un estado activo con una eficiencia del 90%, lo que demuestra que estos
tardígrados poseen también tolerancia a la desecación además de a los rayos UV.
Autor:
Héctor Rodríguez