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Tras la catástrofe en la ciudad de Chernóbil, en

el año de 1991 un grupo de investigadores se


percataron de que en las paredes del reactor
nuclear crecían hongos negros. Este suceso
desconcertó mucho a los investigadores debido
al ambiente extremo y a la alta radiación a los
que estos hongos estaban expuestos. Poco
después los investigadores se dieron cuenta de
que estos hongos no solo eran impermeables a
la radiación sino también se sentían atraídos por ella.
Denominado Cladosporium sphaerospermum , este particular hongo
extremófilo logran procesar la radiación del entorno gracias a las grandes cantidades
de pigmento de melanina que le permiten absorber la radiación y la transforma en
energía química, de forma análoga a la fotosíntesis. Su comportamiento llamó la
atención de los investigadores especializados en biotecnología de la NASA, que
elaboraron diversas investigaciones desde la Estación Espacial Internacional para
evaluar el desempeño del hongo de Chernobyl.
Denominado Cladosporium sphaerospermum , este particular hongo
extremófilo logran procesar la radiación del entorno gracias a las grandes cantidades
de pigmento de melanina que le permiten alimentarse de los rayos gamma y la
transforma en energía química, de forma análoga a la fotosíntesis. Su comportamiento
llamó la atención de los investigadores especializados en biotecnología de la NASA,
que elaboraron diversas investigaciones desde la Estación Espacial Internacional para
evaluar el desempeño del hongo de Chernobyl.
En las pruebas de laboratorio que se llevaron a cabo en el espacio, las placas de petri
con el hongo Cladosporium sphaerospermum lograron sobrevivir al entorno de
microgravedad y redujeron el nivel de radiación en un dos por ciento. De esta forma,
los investigadores destacaron la vital importancia de este hongo para el desarrollo de
un material protector para las futuras misiones tripuladas, en especial para proteger a
los astronautas durante el largo viaje interplanetario a Marte de la exposición
permanente a la radiación.
"En una estimación línea, una capa de 21 centímetros creada en base a este hongo
podría atenuar los efectos de la radiación en la superficie de Marte", dijeron los
investigadores Graham Shunk, XavierGomez y Nils Averesch sobre el Cladosporium
sphaerospermum, una especie que incluso sobrevive en la parte externa de las naves
espaciales que se ubican en la órbita baja terrestre.
Uno de los principales beneficios del uso de este recurso biotecnológico está en el
cultivo del hongo Cladosporium sphaerospermum, ya que solo se requiere de una
pequeña cantidad para poder desarrollar las cantidades necesarias para que se
convierta en un potencial insumo protector para las bases marcianas. Dada la
capacidad de transformar la radiación en energía, el hongo negro de Chernobyl podría
aplicarse para el funcionamiento de diversos dispositivos, además de ser una
respuesta biológica a los paneles solares.

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