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rango de Ley”
INTRODUCCIÓN:
Ruptura del monopolio teórico del Parlamento en la producción de normas escritas (que fue
una de las novedades de la Revolución liberal).
Se trata en todo caso de una importante quiebra de los principios básicos del
constitucionalismo. Tal posibilidad se halla radicalmente excluida y prohibida en muchos
Estados democráticos. En España estas formas paralegislativas son algo usual y cotidiano y
fueron incorporadas pacíficamente en la CE.
- Presupuesto Habilitante: cuál es la base que agiliza la aprobación del Decreto – ley
(extraordinaria y urgencia necesidad = como por ejemplo el COVID, guerras, atentados,
catástrofes naturales, es decir, son cosas que no podemos prever).
- Límite material (a cuanto excluido): materias excluidas por Constitución, no pueden
tocar materias que el artículo 86 CE dice que no son materia del Decreto – ley.
- Control parlamentario: el problema sigue existiendo, porque si miramos lo que nos
dice el art. 86.2 CE, 30 días después, en estos 30 días, el decreto -ley entra en vigor el
decreto – ley provisional, hasta que el Parlmamento diga si sí o si no, mientras que el
Decreto – ley es efectivo.
Aproximación:
No tiene nada que ver con las otras situaciones de crisis previstas en la CE (alarma, excepción y
sitio).
El presupuesto histórico debe entenderse como cualquier hipótesis en que se haga patente
una necesidad perentoria de normación que un puede ser satisfecha a través del cauce
parlamentario.
Exigencia constitucional implícita: deben expresarse los motivos que llevaron a la adopción del
Decreto-Ley.
El Tribunal Constitucional ha sido muy “respetuoso” con los Gobiernos: corresponde a un juicio
puramente político del Gobierno apreciar la concurrencia de estas circunstancias.
Son numerosas las sentencias del Alto Tribunal dictadas al respecto (numerosas porque cabe
hablar de una impugnación cuasi sistemática de los decretos-leyes), la mayoría de ellas
desestimatorias de los recursos o cuestiones de inconstitucionalidad planteados. La doctrina
habla de una cierta flexibilización en el control de las circunstancias que justifican el uso del
decreto-ley por parte del Tribunal Constitucional, lo cual se denuncia también en diversos
Votos particulares a sentencias de los últimos años.
Otro aspecto debatido en doctrina es el criterio del Tribunal Constitucional sobre la admisión o
inadmisión a trámite de las cuestiones de inconstitucionalidad en materia de decreto-ley. En
efecto, la doctrina ha señalado que, en virtud del artículo 37.1 de la LOTC, el TC ha calificado
de “notoriamente infundadas” acusaciones de inadecuación del decreto-ley en supuestos
discutibles, inadmitiéndolas a trámite. De esta forma, se descarta de entrada la viabilidad del
recurso o cuestión de inconstitucionalidad planteado. La doctrina ha remarcado la importancia
de que el control del TC sobre el ejercicio de la potestad del Gobierno de dictar decretos-leyes
no puede rebajarse a exámenes preliminares.
¿Cuáles son esas instituciones básicas? Todas aquellas cuya regulación inicial se encuentre
en la CE. Imprecisión permite su adaptación en el tiempo / interpretación del concepto de
“básico” adecuada a las circunstancias políticas de la época.
La atribución de la competencia para su aprobación se hace a favor del Gobierno como órgano
constitucional.
CE atribuye esta potestad al Gobierno estatal. No obstante, los nuevos estatutos aprobados
desde 2006 atribuyen esta potestad también a los gobiernos de las Comunidades Autónomas.
- No se regula iniciativa.
- Lo lógico sería que, sin perjuicio de su publicación en el BOE, pesase sobre el Gobierno
la carga de notificar al Congreso la aprobación del Decreto-ley y de solicitar su
convalidación.
- En la práctica: el Congreso, de motu proprio, inicia el procedimiento de control.
- La convalidación no convierte al Derecho – Ley en ley de las Cortes => continúa siendo
un Decreto – Ley. La convalidación, por tanto, no sana los excesos materiales (invasión
de materias excluidas) en que la norma haya podido incurrir; simplemente, le confiere
vigencia indefinida.
- El resultado negativo de la votación: efectos de derogación del Decreto-ley → efectos
ex nunc (no se trata de una pérdida de eficacia retroactiva), siendo válidos los actos
dictados en su ejecución durante este periodo intermedio. El mismo efecto
derogatorio se produce en caso de que no se apruebe ningún acuerdo.
4. ÁMBITO AUTONÓMICO:
Hasta la reforma del Estatuto de Autonomía de la Comunidad Valenciana operada por la Ley
Orgánica 1/2006, de 10 de abril, ninguno de los diecisiete Estatutos de Autonomía
contemplaba la figura del Decreto-ley. En consecuencia, ninguna Comunidad Autónoma podía
dictarlos, al menos teóricamente.
Para la doctrina mayoritaria, los textos estatutarios eran el instrumento idóneo para
incorporar el Decreto-ley al sistema de fuentes autonómico. Ello, a pesar de que algunos
autores mostraron su preocupación por la posibilidad de un uso abusivo de esta categoría de
normas por parte de los gobiernos autonómicos (actitud que no se mostró infundada a la vista
de la numerosa decretación de urgencia llevada a cabo en los últimos años en algunas CCAA).
El decreto legislativo es una norma de idéntico rango y eficacia que las leyes de producción
parlamentaria, dictada por el Gobierno en virtud de una delegación legislativa del Parlamento,
sujeta a reglas constitucionales y a límites más estrictos, por lo tanto, que los que condicionan
la potestad legislativa de las Cámaras.
Art. 82 CE “La delegación legislativa habrá de otorgarse al Gobierno de forma expresa para
materia concreta y con fijación del plazo para su ejercicio. La delegación se agota por el uso
que de ella haga el Gobierno mediante la publicación de la norma correspondiente”.
Art. 85 CE “Las disposiciones del Gobierno que contengan legislación delegada recibirán el
título de Decretos Legislativos”.
Art. 84 CE “Cuando una proposición de ley o una enmienda fuere contraria a una delegación
legislativa en vigor, el Gobierno está facultado para oponerse a su tramitación. En tal supuesto,
podrá presentarse una proposición de ley para la derogación total o parcial de la ley de
delegación”.
2. DELEGACIÓN LEGISLATIVA:
- Mediante una Ley de Bases cuando la delegación tenga por objeto la formación de
Textos Articulados.
- Mediante una Ley Ordinaria cuando la delegación tenga por objeto la formación de
Textos Refundidos.
Dichas modalidades presentan características específicas propias de cada uno de los dos tipos
de delegación legislativa y características comunes.
A) CARACTERÍSTICAS ESPECÍFICAS:
a) Ley de Bases / Textos Articulados:
Artículo 82.4 CE: las leyes de bases delimitarán con precisión el objeto y alcance de la
delegación legislativa y los principios y criterios que han de seguirse en su ejercicio.
Este específico modo de legislar descarga a las Cortes de la tarea normativa de detalle, siendo
operativo cuando la regulación a adoptar es de carácter técnico.
Artículo 83.1.a) CE: las leyes de bases no podrán autorizar la modificación de la propia ley de
bases → Redundancia: si las leyes de bases autorizaran al Gobierno a modificar su propio
contenido, ya no estaríamos ante una delegación normativa, sino ante un auténtico traslado
de la potestad legislativa al poder ejecutivo (contrario al principio de división de poderes).
Artículo 83.1.b) CE: las leyes de bases no podrán facultar para dictar normas con carácter
retroactivo → La determinación del grado de retroactividad no está a disposición del Gobierno.
Mediante la delegación para la refundición, se delega la potestad de dictar una norma con
rango de ley que refunde varios textos legales en uno solo (Texto Refundido).
Artículo 82.5 CE: La autorización para refundir textos legales determinará el ámbito normativo
a que se refiere el contenido de la delegación, especificando si se circunscribe a la mera
formulación de un texto único o si se incluye la de regularizar, aclarar y armonizar los textos
legales que han de ser refundidos.
La refundición puede implicar operaciones de ajuste y acomodación que vayan más allá de la
pura y simple compilación de normas. Pero el margen de innovación del Gobierno es menor
respecto de lo que sucede con los Textos Articulados. El Texto Refundido no innova la
normativa sobre una materia.
La delegación puede realizarse mediante ley, o mediante un precepto aislado en una ley.
El Texto Refundido supone la derogación de las normas contenidas en los textos legales que
han sido objeto de refundición.
El Tribunal Constitucional y sus funciones se encuentran desarrolladas en los arts. 159 a 165 de
la CE, así como en la Ley Orgánica 2/1979, del Tribunal Constitucional (LOTC).
El TC ha sido considerado tradicionalmente por la doctrina como un «legislador negativo»:
anula las normas con rango de ley que no se adecúan a la CE.
No obstante, hay doctrina que señala que el TC ha venido mostrando libertad de integración
de la LOTC y realizando la delimitación abstracta de sus facultades, mostrando con ello una
concepción de sí mismo muy alejada de la simple idea de «legislador negativo».
En cuanto a la previsión, composición y regulación del TC, hemos de acudir a los artículos 159,
160 y 165 de la CE:
Art. 159 CE “El Tribunal Constitucional se compone de 12 miembros nombrados por el Rey; de
ellos, cuatro a propuesta del Congreso por mayoría de tres quintos de sus miembros; cuatro a
propuesta del Senado, con idéntica mayoría; dos a propuesta del Gobierno, y dos a propuesta
del Consejo General del Poder Judicial”.
Art. 160 CE “El Presidente del Tribunal Constitucional será nombrado entre sus miembros por el
Rey, a propuesta del mismo Tribunal en pleno y por un período de tres años”.
Art. 161 CE “La declaración de inconstitucionalidad de una norma jurídica con rango de ley,
interpretada por la jurisprudencia, afectará a ésta, si bien la sentencia o sentencias recaídas no
perderán el valor de cosa juzgada”.
Art. 163 CE este artículo hace referencia a plantear la cuestión ante el Tribunal Constitucional
cuando se considere que una norma con rango de ley pueda ser contraria a la Constitución.
Los vicios de inconstitucionalidad de una norma con rango de ley pueden ser relativos al
procedimiento de elaboración, de competencia y de contenido material.
En concreto, el parámetro o norma aplicable en el juicio que realiza el TC (“Bloque de la
Constitucionalidad”) es:
El plazo para la interposición del recurso de inconstitucionalidad es, con carácter general, de
tres meses desde la publicación de la norma.
Acción incidental de otro proceso: si cualquier Juez o Tribunal de cualquier jurisdicción y grado
entiende que una norma de rango legal que se tenga que aplicar para decidir un caso
determinado pueda no ser adecuada a la CE, deberá plantear la cuestión de
inconstitucionalidad.
A iniciativa propia, o a instancia de parte. Por tanto: los Jueces y Tribunales, aunque no pueden
declarar la inconstitucionalidad de una norma con rango de ley, son los primeros obligados a
realizar un juicio de constitucionalidad.
Art. 5 LOPJ “Cuando un órgano judicial considere, en algún proceso, que una norma con rango
de ley, aplicable al caso, de cuya validez dependa el fallo, pueda ser contraria a la Constitución,
planteará la cuestión ante el Tribunal Constitucional, con arreglo a lo que establece su Ley
Orgánica”.
Al plantear la cuestión, debe justificarse por qué esa norma es relevante para el veredicto
(fallo) del caso concreto.
Puede suceder que por vía interpretativa se llegue a la conclusión de que la ley se adecua a la
CE. Sólo en el caso de que aún cuando realizada esta interpretación se mantengan dudas sobre
la constitucionalidad de la norma, se planteará la cuestión de inconstitucionalidad.
En cuanto al procedimiento, los artículos 35 a 37 de la LOTC prevén, entre otros aspectos, que
una vez publicada en el BOE la admisión a trámite de la cuestión de inconstitucionalidad,
quienes sean parte en el procedimiento judicial podrán personarse ante el TC para formular
alegaciones. El TC dará traslado de la cuestión al Congreso de los Diputados y al Senado por
conducto de sus Presidentes, al Fiscal General del Estado, al Gobierno, por conducto del
Ministerio de Justicia, y, en caso de afectar a una Ley o a otra disposición normativa con fuerza
de Ley dictadas por una Comunidad autónoma, a los órganos legislativo y ejecutivo de la
misma, todos los cuales podrán personarse y formular alegaciones sobre la cuestión planteada
en plazo común improrrogable de quince días. Concluido éste, el Tribunal dictará sentencia.
5. VÍAS INDIRECTAS QUE PUEDEN LLEVAR A UNA DECLARACIÓN DE
INCONSTITUCIONALIDAD:
Este recurso se puede interponer ante la eventual violación de los derechos y libertades
contenidas en el artículo 53.2 CE (artículo 14 y la Sección primera del Capítulo segundo y
artículo 30).
Se puede interponer por cualquier persona natural o jurídica que invoque interés legítimo, por
el Defensor del Pueblo y por el Ministerio Fiscal.
Este recurso no está previsto en la CE, sino que se introdujo mediante una modificación en la
LOTC.
El conflicto planteado ante el TC es entre normas del Estado con rango de ley o las
disposiciones con rango de ley de las CCAA y la autonomía local constitucionalmente
garantizada.
El conflicto planteado ante el TC es de competencia entre el Estado y las CCAA o entre varias
CCAA.
Si la competencia controvertida hubiera sido atribuida por una ley o norma con rango de ley, el
conflicto de competencias se tramitará en la forma prevista para el recurso de
inconstitucionalidad (art. 67 LOTC).
Las sentencias tienen efectos de cosa juzgada, vinculan a todos los poderes públicos, y produce
efectos generales desde su publicación en el BOE.
Además, las que derivan de cuestiones de inconstitucionalidad se han de notificar al juez o
tribunal que las planteó.
3 tipos de sentencias:
- Estimatorias: cuando la sentencia declare la inconstitucionalidad, declarará
igualmente la nulidad de los preceptos impugnados, así como la de aquellos otros de la
misma Ley o disposición con fuerza de Ley a los que deba extenderse por conexión o
consecuencia. El TC podrá fundar la declaración de inconstitucionalidad en la
infracción de cualquier precepto constitucional, haya o no sido invocado en el curso
del proceso (art. 39 LOTC).
- Desestimatorias.
- Interpretativas: la sentencia excluye una determinada interpretación, o impone una
determinada interpretación entre las múltiples posibles.
La sentencia del TC que declare la inconstitucionalidad de las normas recurridas no dará lugar
a la revisión de las sentencias dictadas anteriormente por parte de los tribunales ordinarios
(principio de seguridad jurídica), salvo en el caso de los procesos penales o contencioso-
administrativos referentes a un procedimiento sancionador en que, como consecuencia de la
nulidad de la norma aplicada, resulte una reducción de la pena o de la sanción o una exclusión,
exención o limitación de la responsabilidad.
Se trata de una figura de enorme trascendencia en nuestro ordenamiento (es la norma escrita
más importante desde el punto de vista cuantitativo y presenta varias tipologías), que se
encuentra, sin embargo, poco regulada normativamente y respecto de la cual no hay consenso
doctrinal.
Como toda actuación de la Administración, el reglamento es una norma que debe justificarse
caso por caso, está sujeta a unos determinados condicionantes y tiene un alcance limitado,
siendo además controlable por parte del poder judicial.
A menudo el reglamento como norma se define a partir de sus principales diferencias con la
Ley:
- El reglamento no puede considerarse como el producto de la voluntad de la
comunidad, pues la Administración no la representa.
- El reglamento es una norma secundaria, subalterna, inferior y complementaria de la
ley (distinto rango). El reglamento se encuentra absolutamente sometido a la ley en
distintos sentidos: no puede dejar sin efecto un ley o contradecirla, ni tampoco puede
suplir a la ley cuando la Constitución haya decidido que esta es necesaria para regular
una determinada materia (ver TEMA 5).
Nos referimos a la potestad reglamentaria, que es el poder jurídico que permite al Gobierno y
Administración aprobar reglamentos.
Los reglamentos son auténticas normas jurídicas, que requieren al igual que la ley su
publicación y tienen vigencia indefinida hasta que no se modifiquen o deroguen por normas de
rango igual o superior. El carácter de norma jurídica del reglamento sirve como factor de:
Asimismo, la doctrina considera que el reglamento forma parte del ordenamiento jurídico y lo
innova, mientras que el acto administrativo se limita a aplicarlo a un caso concreto.
SANTAMARIA: depende del tipo de norma al que nos estemos refiriendo, de su contenido y si
tiene eficacia frente a terceros. De este modo, habrá que estar al caso concreto para conocer
la naturaleza jurídica de norma (ej. instrucciones o circulares interpretativas de normas) o de
acto (ej. instrucción o circular informativa) de estas figuras.
Cuidado con las circulares normativas (ej. reglamentos de la Administración General del Estado
o de las CCAA que no son decretos u órdenes):
Requisitos de validez:
Requisitos de eficacia:
3. VINCULACIÓN Y EFECTOS:
Como regla general, la vigencia del reglamento es indefinida y se impone con fuerza
obligatoria a los ciudadanos, funcionarios, a la propia Administración, y a los Jueces y
Tribunales. En este sentido los efectos de una norma reglamentaria son los propios de toda
norma y, desde esta perspectiva, son equiparables a los de una ley.
Existe debate doctrinal acerca de si los reglamentos pueden tener efectos retroactivos. La
jurisprudencia parece decantarse por admitir la retroactividad de los reglamentos que
comporten efectos positivos para el ciudadano.
Los reglamentos como normas integrantes del ordenamiento obligan a los ciudadanos y a los
poderes públicos (*) (art. 9.1 CE: “Los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la
Constitución y al resto del ordenamiento jurídico”).
Existió discusión doctrinal acerca de si era posible que otras autoridades ostentasen potestad
reglamentaria. La discusión está superada actualmente. Con carácter general, una ley puede
atribuir potestad reglamentaria a otros órganos de la Administración, o incluso a otros entes
públicos.
Titularidad por atribución a nivel estatal y autonómico (de las Islas Baleares):
- Una ley otorga a un órgano concreto distinto del Gobierno (estatal o autonómico)
competencias reglamentarias singulares y para una materia en concreto.
• Competencias del Presidente del Gobierno de España y del Presidente del
Gobierno de las Islas Baleares. Se limitan a las de creación y alteración de la
estructura organizativa departamental (art. 2.2.j) Ley 50/1997, del Gobierno; art.
57.3 Ley 40/2015 de Régimen Jurídico del Sector Público; art. 46.3 Ley 1/2019, de
Gobierno de las Islas Baleares). Nótese que la Ley 1/2019 añade competencias
nuevas (ej. “cualquier otro previsto en una norma con rango de ley”).
• Potestad reglamentaria de los Ministros y Consejeros.
➢ Situación confusa.
➢ De acuerdo con el art. 4.1 b) Ley 50/1997, del Gobierno, corresponde a los
ministros “Ejercer la potestad reglamentaria en las materias propias de su
Departamento”.
➢ Por su parte, la Ley 40/2015 establece que el ámbito de esa potestad
reglamentaria será la de organización interna de su respectivo ministerio.
➢ Asimismo, el apartado 4 del art. 129 de la LPAC:
➢ En el ámbito de las Islas Baleares, la Ley 1/2019 de Gobierno de las Islas Baleares
atribuye en su art. 41 a los consejeros la potestad de “dictar ordenes en materias
propias de su propia consejería”.
➢ Algunas precisiones (Santamaria Pastor):
+ La titularidad genérica de la potestad reglamentaria la mantiene el Gobierno.
+ La potestad de dictar reglamentos generales corresponde al Gobierno; no cabe
que se atribuya a un ministro (STS de 30.12.04).
+ La habilitación a favor de los ministros hecha por una ley debe tener carácter
concreto y específico (STC 185/95).
+ Si esa habilitación se hiciera por decreto, esta tendrá que contener “los
elementos esenciales de la regulación ad extra” (STS de 14.05.01).
+ El supuesto de habilitación por simple decreto se ha de interpretar como una
ejecución de normas materiales preexistentes. De lo contrario, se estaría
permitiendo una delegación de potestad reglamentaria que está prohibida por el
art. 9.2.b) de la Ley 40/2015, de Régimen Jurídico del Sector Público.
+ En ausencia de habilitación específica, los ministros (u otras autoridades)
ostentan solo potestad reglamentaria (autónoma) en «las materias propias de su
Departamento», que son las referentes a su organización y a las relaciones de
sujeción especial.
• Tienen también atribuida la potestad reglamentaria las Comisiones delegadas del
Gobierno (estatal o autonómico), aunque en el ámbito estatal el artículo 24.e) LG
impone que los Acuerdos de este órgano revestirán la forma de Orden del Ministro
competente o del Ministro de la Presidencia cuando la competencia corresponda a
distintos Ministros.
• Por debajo del nivel ministerial o de consejerías, la autoridades sólo ejercen la
potestad reglamentaria en materias sectoriales que expresamente les atribuya la
legislación. Con carácter general los Secretarios de Estado, los Subsecretarios y
Directores Generales sólo tienen competencia para dictar instrucciones y órdenes
de servicio, que, en principio, no tienen naturaleza normativa (simple poder de
instrucción). Sí pueden dictar circulares normativas, que en materias sectoriales
pueden atribuir las leyes (COSCULLUELA).
Titularidad por atribución a nivel local: Podemos encontrar determinadas entidades que no
tienen carácter territorial (diferentes de los municipios, provincias e islas) y que sin embargo,
se les otorga potestad reglamentaria por la correspondiente legislación autonómica. En el caso
de las Islas Baleares, la Ley 20/2006, municipal y de régimen local de las Illes Balears otorga
potestad reglamentaria a las mancomunidades (art. 32), a los consorcios locales (art. 45) y a las
entidades locales menores (art. 53).
La potestad reglamentaria de otros órganos y entidades públicas: las leyes atribuyen poderes
normativos de rango reglamentario a otras organizaciones:
1. REGLAMENTOS ESTATALES:
A) Denominación: 2 dificultades:
En ocasiones las denominaciones utilizadas son las mismas aunque provengan de distintas
autoridades.
Los Reglamentos dictados por el Presidente del Gobierno son también designados y publicados
oficialmente con el nombre de Reales Decretos; la denominación oficial es la de “Reales
Decretos del Presidente”; pero la denominación en cursiva no aparece en el rótulo del BOE.
Los Reglamentos dictados por los Ministros se publican con la denominación de Orden. Se
aplica esta denominación también a los actos singulares.
Los Reglamentos de las Comisiones Delegadas del Gobierno se publican “bajo la forma de
Orden del Ministro competente o de Ministro de la Presidencia cuando la competencia
corresponda a varios Ministros”.
Las normas dictadas por otras autoridades (a las que el art. 25 Ley 50/1997, del Gobierno no
alude) poseen denominaciones variadas (Instrucciones, Resoluciones, Circulares, etc.).
En el supuesto de que los reglamentos se dicten en cada caso por órganos competentes, la
relaciones se regirán por el principio de jerarquía, que vendrá determinada por el rango del
órgano que lo haya dictado.
2. REGLAMENTOS AUTONÓMICOS:
A) Denominación:
3. REGLAMENTOS LOCALES:
A) Denominación:
Reglamento orgánico de la entidad, los que regulan los órganos internos y el régimen de
funcionamiento.
B) Relaciones:
Con carácter general, las relaciones entre reglamentos y ordenanzas locales se rigen por el
principio de competencia, pues al provenir todas estas normas de un mismo órgano (el Pleno u
órgano competente de las entidades que no tienen carácter territorial –en caso de delegación
normativa-), no puede existir ordenación jerárquica entre ellas.
Existe un mandato constitucional, establecido en el Artículo 105 CE: “La ley regulará: La
audiencia de los ciudadanos, directamente o a través de las organizaciones y asociaciones
reconocidas por la ley, en el procedimiento de elaboración de las disposiciones administrativas
que les afecten”.
Problemática: STC 55/2018 sobre el art. 133 Ley 39/2015 “Participación de los ciudadanos en
el procedimiento de elaboración de normas con rango de ley y reglamentos”.
Se sustanciará una consulta pública, a través del portal web del departamento competente,
con carácter previo a la elaboración del texto, en la que se recabará opinión de los sujetos
potencialmente afectados por la futura norma y de las organizaciones más representativas
acerca de:
Sin perjuicio de la consulta previa a la redacción del texto de la iniciativa, cuando la norma
afecte a los derechos e intereses legítimos de las personas, el centro directivo competente
publicará el texto en el portal web correspondiente, con el objeto de dar audiencia a los
ciudadanos afectados y obtener cuantas aportaciones adicionales puedan hacerse por otras
personas o entidades. Asimismo, podrá recabarse directamente la opinión de las
organizaciones o asociaciones reconocidas por ley que agrupen o representen a las personas
cuyos derechos o intereses legítimos se vieren afectados por la norma y cuyos fines guarden
relación directa con su objeto. El plazo mínimo de esta audiencia e información públicas será
de 15 días hábiles, y podrá ser reducido hasta un mínimo de siete días hábiles cuando razones
debidamente motivadas así lo justifiquen.
Se recabará el dictamen del Consejo de Estado u órgano consultivo equivalente cuando fuera
preceptivo o se considere conveniente (Reglamentos o disposiciones de carácter general que
se dicten en ejecución de las leyes, así como sus modificaciones).
En relación con las Islas Baleares, el procedimiento se encuentra regulado en los artículos 53 y
siguientes de la Ley 1/2019 del Gobierno de las Islas Baleares (VER).
En cuanto al tema de la consulta pública previa, ver art. 55 de la Ley 1/2019. Por su parte, el
art. 58 de la Ley 1/2019 regula, entre otros aspectos, el trámite de audiencia e información
pública.
En las Islas Baleares, regulado en los arts. 102 y 103 LMRLIB (Ley 20/2006, de 15 de diciembre).
Artículo 102 LMRLIB:
Este último inciso del art. 103 CE: sometimiento también a otros principios no recogidos
expresamente en la CE.
Lo anterior debe completarse con lo establecido en el art. 9.3 CE: “3. La Constitución garantiza
el principio de legalidad, la jerarquía normativa, la publicidad de las normas, la irretroactividad
de las disposiciones sancionadoras no favorables o restrictivas de derechos individuales, la
seguridad jurídica, la responsabilidad y la interdicción de la arbitrariedad de los poderes
públicos”.
Por tanto, son invalidas las normas reglamentarias que infringen los principios generales del
Derecho, que exigen una actuación no arbitraria y por tanto, motivada y razonada a los
poderes públicos. Son inválidos los reglamentos que se dictan a partir de una apreciación
incorrecta de los hechos que lo motivó y que por tanto no tienen fundamento y justificación;
los que establezcan regulaciones que resulten desproporcionadas o incoherentes con los
objetivos que persiguen (proporcionalidad); los que lleven a resultados injustos o absurdos; o
los que contradigan los principios de buena fe y confianza legítima.
Problemática: STC 55/2018 sobre el art. 129 Ley 39/2015: “Principios de buena regulación”.
Todo el resto se considera contrario a las competencias de las Comunidades Autónomas, por lo
que no se aplicará a ellas.
- Ley 1/2019 Baleares: art. 49 “los poderes públicos garantizarán, mediante pensiones
adecuadas y periódicamente actualizadas, la suficiencia económica a los ciudadanos
durante la tercera edad. Asimismo, y con independencia de las obligaciones familiares,
promoverán su bienestar mediante un sistema de servicios sociales que atenderán sus
problemas específicos de salud, vivienda, cultura y ocio”, que regulan los principios de
buena regulación.
Reglamentos secundum legem o ejecutivos, esto es, los dictados en desarrollo y para la
aplicación de una ley.
- Con la pérdida de contenido de las leyes, aparecieron reglamentos que se dictaban sin
amparo en una ley previa, esto es, en materias que ninguna ley previa había regulado.
- Esta práctica, sorprendentemente, no levantó apenas protestas. Se justificó la
existencia de un poder normativo general en el poder ejecutivo, y se habló del carácter
excepcional o selectivo de ley. De modo que estos reglamentos fueron proliferando.
En España, existen especialmente en el ámbito organizativo y económico.
- Posible fundamento: Art. 97 CE indica que las disposiciones reglamentarias serán
siempre acordes a la Ley, pero no exige una habilitación expresa de una norma con
rango legal para que la Administración dicte un reglamento.
- SANTAMARIA PASTOR: por habitual e invariable que parezca hoy este fenómeno, no
deja de ser una de las mayores, más escandalosas e incalificables quiebras históricas
del Estado constitucional.
- Con esta noción, se trata de justificar otra práctica normativa anómala: en este caso, la
emisión, sin apoyo constitucional alguno, de reglamentos en materias reservadas a la
ley o con infracción de alguna ley parlamentaria.
- En definitiva, reglamentos ilegales que se justificaron por razones múltiples: situación
de guerra o de grave alteración del orden público, provisionalidad política, o de
urgencia económica o de catástrofes.
- No hay regulación sobre la forma y efectos de estos reglamentos en nuestro
ordenamiento, pero si hay un acuerdo teórico sobre los siguientes extremos:
• Vigencia temporal.
• Carecen de eficacia derogatoria: únicamente suspenden las normas
ordinariamente aplicables.
• Podrían ser adoptados por órganos distintos a los que poseen la potestad
reglamentaria y se dictarían sin seguir el procedimiento.
Las transformaciones que ha sufrido la práctica normativa ha incidido fuertemente sobre esta
clasificación, obligando a una reelaboración de conceptos.
Art. 47.2 LPAC: “2. También serán nulas de pleno derecho las disposiciones administrativas que
vulneren la Constitución, las leyes u otras disposiciones administrativas de rango superior, las
que regulen materias reservadas a la Ley, y las que establezcan la retroactividad de
disposiciones sancionadoras no favorables o restrictivas de derechos individuales”.
Art. 6 LOPJ “Los Jueces y Tribunales no aplicarán los reglamentos o cualquier otra disposición
contrarios a la Constitución, a la ley o al principio de jerarquía normativa”.
No se trata de una facultad del juez, sino de un verdadero deber a realizar de oficio, y sin
necesidad de que se le solicite por las partes del proceso judicial.
Este deber de no aplicar un reglamento que vulnera la ley se impone igualmente a los
funcionarios de las administraciones públicas.
Problema: con este remedio, el reglamento sigue formando parte del OJ.
Art. 106.2 LPAC: “2. Asimismo, en cualquier momento, las Administraciones Públicas de oficio, y
previo dictamen favorable del Consejo de Estado u órgano consultivo equivalente de la
Comunidad Autónoma si lo hubiere, podrán declarar la nulidad de las disposiciones
administrativas en los supuestos previstos en el art. 47.2”.
- Indirecta:
• Art. 26 LJCA.
• Art. 27 LJCA.
• Así, el recurso indirecto se basa en la impugnación de actos administrativos
dictados en aplicación del reglamento, y se pide su anulación con fundamento en
la nulidad de la norma reglamentaria. Por tanto, en el recurso indirecto no se ataca
formalmente el reglamento sino el acto administrativo dictado en aplicación de
este cuya nulidad vendría determinada por la nulidad de la norma reglamentaria.
• En la sentencia se decidirá si el acto administrativo es conforme a Derecho, y en
caso de que el Juez o Tribunal sea competente para revisar el reglamento,
dictaminará también acerca de su validez. Si no es competente para ello,
presentará cuestión de ilegalidad ante el tribunal competente para ello.
Por la impugnación por parte del Gobierno de las disposiciones de los órganos de las
Comunidades Autónomas.
Ahora bien, este reparto de campos materiales no se deja, sin embargo, al libre arbitrio del
legislador, sobre el que pesan dos tipos de prohibiciones constitucionales:
- La ley no puede decidir con entera discrecionalidad qué materias quiere regular (y con
qué intensidad o grado de detalle) y de cuáles de desentiende.
- El reglamento tampoco puede operar en todos aquellos espacios que, de hecho, no
hayan sido ocupados por el legislador. Antes bien, dicho reparto responde a un
esquema de reglas cuya pieza fundamental es el denominado principio de reserva de
ley: la norma constitucional exige que la regulación de determinadas materias se lleve
a cabo precisamente por la ley (aunque, con posterioridad a ella, el reglamento pueda
también intervenir con determinados límites).
LA RESERVA DE LEY:
1. RESERVA MATERIAL DE LEY:
¿Qué función tiene la ley en las materias reservadas? La reserva de ley NO supone la
prohibición total de acceso a la misma de la potestad reglamentaria.
SANTAMARIA: La reserva significa, por el contrario, tres cosas:
- De una parte, si la “llamada” al reglamento debe ser expresa o no. Durante mucho
tiempo, se entendía que la habilitación no debía ser expresa. SANTAMARIA entiende
que es inadmisible. En materia reservada, debe haber una habilitación expresa. (OJO
esto es distinto del supuesto en que no exista reserva de ley, pues el reglamento
puede desarrollar la norma con rango de ley sin que haya habilitación expresa por
parte de ésta).
- ¿Cuál es el quantum admisible de la remisión al reglamento? (lo veremos después, en
el apartado relativo a la remisión normativa).
¿Qué tipo de normas pueden establecer una reserva de ley? En principio, la reserva material
de ley sólo puede establecerse constitucionalmente, pues la CE es la única que puede vincular
tanto a la ley como al reglamento. Veremos más adelante la reserva formal de ley.
¿Mediante qué tipo de normas con rango de ley pueden regularse las materias reservadas? La
norma con rango de ley puede ser estatal o autonómica (dependiendo de cómo estén
distribuidas las competencias), salvo que la constitución haya establecido que su regulación
haya de realizarse por un determinado tipo de norma estatal (ley orgánica, ley de
presupuestos estatal, ley marco, etc.).
Cualquier tipo de norma con rango de ley: se incluyen Decreto-ley y Decretos legislativos; salvo
aquellos supuestos en los que la CE exige una ley parlamentaria (como ocurre con las leyes
orgánicas, las leyes marco, los Estatutos de Autonomía y con la Ley de Presupuestos).
- Las reservas se realizan en casi todos los títulos de la CE. No existe ningún artículo en
el que se enumeren las materias reservadas a la ley
- La CE utiliza expresiones diferentes al realizar las reservas de ley. Ejemplos. arts. 8.2,
11.1, 13.1, 17.1, 35.2, 70.1, 87.3, 92.3, 106.2, 119, 121, 122.2, 132.2, 133, 142, 156.
- En algunos casos, es incierto si las remisiones contenidas en la CE expresan sólo un
punto en que la CE decidió interrumpir su regulación (refiriendo el resto a lo que
normas posteriores determinaran), o si estaba exigiendo que esa regulación se hiciera
por norma con rango de ley. “Es probable que los constituyentes tuvieran en sus
cabezas alguna idea sobre este extremo: pero es notorio que no pudieron tener peor
fortuna al expresarla”.
Reservas expresas:
- Hay casos en que, dado el sentido natural de las expresiones utilizadas, se manifiesta
inequívocamente la voluntad de los constituyentes de establecer una reserva de ley.
Son los casos en que (i) la CE se remite a la ley orgánica, a los Estatutos, o a las Cortes;
(ii) aquellos otros en que se utilizan fórmulas como “por ley” (ej. arts. 13.2 y 17.4 CE),
“mediante ley” (ej. arts. 30.4 y 128.2), “en virtud de ley” (ej. art. 133.3 CE), o “sólo por
ley”.
- En los demás casos, el lenguaje es equívoco. La respuesta caso por caso en base a los
siguientes criterios:
• Interpretación institucional del precepto en relación a los principios y valores de la
CE y de la pauta seguida históricamente en la regulación (ej. 32.2 CE, parece claro
que la ley que ha de regular el matrimonio ha de ser una ley en sentido formal,
pues el matrimonio siempre ha sido regulado entre nosotros por ley.
• Presunción de reserva: toda remisión de la CE a la ley ha de presumirse que
constituye una reserva de ley, salvo que una interpretación en profundidad
permita concluir lo contrario.
Reservas implícitas:
Nos referimos por reserva formal de ley a aquella reserva impuesta por una norma con rango
de ley en materias no reservadas a ella por la CE.
- De forma explícita: es la propia ley la que ordena que la futura regulación de una
materia se haya por ley.
- De forma implícita: una ley regula una materia no reservada a una norma de este
rango por la CE, hecho que implícitamente excluye que se pueda regular a través de un
reglamento.
Mediante esta técnica, el legislador puede invocar el contenido de normas futuras para
completar los mandatos directamente establecidos en la ley.
Límites aplicables a la LEY DE REMISIÓN en materias con reserva de ley: la reserva de ley no
supone la prohibición total de acceso a la misma de la potestad reglamentaria, pues la ley que
cumple el requisito de la reserva puede apelar a la normativa reglamentaria para completar,
desarrollar y establecer los mecanismos necesarios para hacer operativa dicha regulación
(SANTAMARIA).
Para ello, se establece que el reglamento ejecutivo debe ser siempre y solamente el
complemento indispensable de la ley que desarrolla. Ello en un doble sentido:
- Por un lado, el Reglamento ejecutivo debe incluir todo lo indispensable para asegurar
la correcta aplicación y la plena efectividad de la Ley misma que desarrolla.
- Por otro lado, no puede incluir más que lo que sea estrictamente indispensable para
garantizar esos fines (sólo lo indispensable).
2. LA DESLEGALIZACIÓN:
Llamamos deslegalización a la operación que efectúa una Ley que, sin entrar en la regulación
material de un tema, hasta entonces regulado por Ley anterior, abre dicho tema a la
disponibilidad de la potestad reglamentaria de la Administración.
Cuando una materia está regulada por una Ley se produce una «congelación del rango
normativo» que regula dicha materia, de modo que sólo por otra Ley contraria podrá ser
innovada dicha regulación → una Ley de deslegalización opera como contrarius actus de la Ley
anterior de regulación material, pero no para innovar directamente esta regulación, sino para
degradar formalmente el rango de la misma de modo que pueda ser modificada en adelante
por simples Reglamentos.
Límites a la deslegalización: