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Derogación de la facultad de control preventivo del Tribunal Constitucional:


Normativa y efectos

A petición del usuario se describe la normativa y someramente la doctrina sobre el control


preventivo de constitucionalidad del Tribunal Constitucional (o TC), entendido por tal
aquel que dice relación con el artículo 93 números 1 y 3 de la Constitución Política.

El control preventivo puede ser de forma (procesal) o de fondo (material). El primero


corresponde a las reglas constitucionales que delimitan los poderes normativos del
Presidente de la República y del Congreso Nacional. En concreto, ellos son: reserva de ley,
hay materias que sólo pueden ser reguladas por una ley; hay ciertos proyectos de ley que
deben ingresar a tramitación por una determinada cámara legislativa; hay ciertas materias
de ley, respecto de las cuales solamente el Presidente de la República puede presentar
proyectos de ley (iniciativa exclusiva); si un proyecto de ley respecto del cual el Presidente
tiene iniciativa exclusiva es presentado en el Congreso Nacional, éste sólo puede introducir
modificaciones (indicaciones) al proyecto que estén conectadas con la materia específica
que regula (idea matriz de un proyecto de ley) y, finalmente, hay determinadas materias de
ley que requieren un quórum determinado para su aprobación.

En el control de fondo el Tribunal Constitucional se pronuncia sobre la estructura básica de


los órganos del Estado (parte orgánica) y el catálogo de derechos y finalidades de la
comunidad política (parte dogmática).

El Presidente de la República, mediante la observación a un Proyecto de Ley, podría


repararlo constitucionalmente. Los Presidentes de las cámaras legislativas y de las
comisiones, mediante la admisibilidad de los proyectos de ley e indicaciones, también
podrían cuestionar la constitucionalidad de una iniciativa legislativa.

En cuanto a los efectos, se puede señalar que eventualmente, la función contralora de la


Presidencia de la República, y de las presidencias de las cámaras legislativas y comisiones
aumente, debiendo considerarse que pese sobre ellos el deber de sujetarse a la Constitución
Política, y en el caso del primero de ser guardián de la misma.

Otro eventual efecto sería el aumento de requerimientos de inconstitucionalidad ex post


ante el Tribunal Constitucional, y una posible recarga sobre Recursos de Protección, por la
amenaza, perturbación o privación de derechos y garantías.

Por último, se podría plantear el efecto que generaría la derogación de la facultad, no sólo
en el dominio legal, sino también en los restantes actos de la Administración del Estado, en
particular en cuanto a la constitucionalidad de reglamentos y decisiones individuales.

Tabla de contenido
2

I. Doctrina sobre el control preventivo de constitucionalidad del Tribunal Constitucional..............2


II. Atribuciones para declarar inconstitucionalidad de normas de un proyecto de ley......................4
III.Efectos de la eliminación de la facultad de control preventivo......................................................7

Introducción

A petición del usuario se describe la normativa y someramente la doctrina sobre el control


preventivo de constitucionalidad del Tribunal Constitucional (o TC), entendido por tal
aquel que dice relación con el artículo 93 números 1 y 3 de la Constitución Política (o
CPR).

Asimismo, se analiza la existencia de otras instancias, durante el proceso legislativo, que


puedan realizar dicho control preventivo.

Por último, se proponen eventuales consecuencias de la eliminación del control en cuestión.

I. Doctrina sobre el control preventivo de constitucionalidad del Tribunal


Constitucional

De acuerdo a la Constitución Política, artículo 93, dos atribuciones del Tribunal


Constitucional son:

a. Ejercer el control de leyes interpretativas, orgánicas constitucionales y tratados

“1º.- Ejercer el control de constitucionalidad de las leyes que interpreten algún precepto de
la Constitución, de las leyes orgánicas constitucionales y de las normas de un tratado que
versen sobre materias propias de estas últimas, antes de su promulgación”.

En este caso la Cámara de origen debe enviar al Tribunal Constitucional el proyecto de ley
respectivo dentro de los cinco días siguientes a aquél en que quede totalmente tramitado por
el Congreso Nacional.

b. Resolver controversias de constitucionalidad durante la tramitación de un


proyecto de ley

“3º.- Resolver las cuestiones sobre constitucionalidad que se susciten durante la tramitación
de los proyectos de ley o de reforma constitucional y de los tratados sometidos a la
aprobación del Congreso;”

En esta atribución, el Tribunal Constitucional sólo podrá conocer de la materia a


requerimiento del Presidente de la República, de cualquiera de las Cámaras o de una cuarta
parte de sus miembros en ejercicio. Para lo anterior, se deberá formular la petición antes de
la promulgación de la ley o de la remisión de la comunicación que informa la aprobación
3

del tratado por el Congreso Nacional y, en caso alguno, después de quinto día del despacho
del proyecto o de la señalada comunicación.

De acuerdo a la CPR, el Tribunal Constitucional deberá resolver dentro del plazo de diez
días contado desde que reciba el requerimiento, a menos que decida prorrogarlo hasta por
otros diez días por motivos graves y calificados.

Cabe hacer presente que el requerimiento no suspenderá la tramitación del proyecto, pero la
parte impugnada de éste no podrá ser promulgada hasta la expiración del plazo referido,
salvo que se trate del proyecto de Ley de Presupuestos o del proyecto relativo a la
declaración de guerra propuesta por el Presidente de la República.

El efecto de la sentencia de acuerdo al artículo 94, es que las disposiciones que el Tribunal
Constitucional declare inconstitucionales no podrán convertirse en ley en el proyecto de
ley.

Ahora bien, el control preventivo mencionado puede ser clasificado como de forma
(procesal) o de fondo (material). El primero corresponde a las reglas constitucionales que
delimitan los poderes normativos del Presidente de la República y del Congreso Nacional 1.
En concreto, ellos son: reserva de ley, hay materias que sólo pueden ser reguladas por una
ley; hay ciertos proyectos de ley que deben ingresar a tramitación por una determinada
cámara legislativa; hay ciertas materias de ley respecto de las cuales solamente el
Presidente de la República puede presentar proyectos de ley (iniciativa exclusiva); si un
proyecto de ley respecto del cual el Presidente tiene iniciativa exclusiva es presentado en el
Congreso Nacional, éste sólo puede introducir modificaciones (indicaciones) al proyecto
que estén conectadas con la materia específica que regula (idea matriz de un proyecto de
ley) y, finalmente, hay determinadas materias de ley que requieren un quórum determinado
para su aprobación.

En cuanto a los controles de fondo, el Tribunal Constitucional puede pronunciarse sobre


dos ámbitos de vulneración de la constitución: estructura básica de los órganos del Estado
(parte orgánica) y el catálogo de derechos y finalidades de la comunidad política (parte
dogmática)2.

El control preventivo se debería realizar, siguiendo a Nogueira 3, desde lo que se llama el


“Bloque de Constitucionalidad”, entendido éste como un conjunto de principios, derechos
esenciales o humanos y disposiciones que excede los contornos del documento
constitucional, y que se encuentran en tratados internacionales reconocidos por Chile.

1
McClure, Lucas. El Tribunal Constitucional y los derechos: la discusión pendiente. En: Frente a la mayoría:
leyes supramayoritarias y Tribunal Constitucional en Chile. CEP., CIEPLAN, ProyectAmerica y Libertad y
Desarrollo. (2011). P. 184 y 185.
2
Ibídem.
3
Nogueira, Humberto. Informe en Derecho sobre Moción para restablecer la pena de muerte para
determinados delitos. En: Ius et Praxis, año 9. N° 2, 2003. P. 220.
4

Por otra parte, algunas opiniones de la doctrina nacional sobre el control preventivo del
Tribunal Constitucional son4:

A favor:

 La tarea del Tribunal Constitucional sería evitar que se haga el mal, entendido éste
como la actuación de los demás poderes al margen de lo previsto en la CPR. Así, sería
un órgano defensivo del Estado Democrático frente a su posible desnaturalización
(Veto presidencial, Oficio de 16 de agosto de 2005).
 En línea parecida, el TC sería una pieza fundamental en la concepción de una
democracia más amplia que la tradicional, y que busca el resguardo del Estado de
derecho y la defensa de los derechos humanos.
 La declaración de inconstitucionalidad de un precepto legal “en nada vulnera sino que,
por el contrario, refleja y garantiza el necesario respeto hacia la labor de los órganos
colegisladores y la plena eficacia de la presunción de constitucionalidad de la ley
generada por los órganos legitimados para ello dentro de un Estado democrático”. Este
principio constituiría una expresión que concreta la separación de funciones del Estado
y su asignación a los órganos competentes, que se encuentra expresamente establecida
en el artículo 7°, inciso segundo, de la Carta Fundamental” (sentencia del TC, rol N°
681-2006, considerando 7°).
 El control evitar el llamado efecto traumático de la anulación de una norma
inconstitucional por control represivo.
 Fortalece el principio de igualdad ante la ley, por cuanto evita un futuro control
represivo concreto de efectos relativos. Este último suele generar diferencias en casos
particulares, por cuanto hay situaciones similares que no son llevadas al TC y, por lo
tanto, hacen eficaz el precepto legal que en casos análogos es declarado inaplicable.

En contra:

 No resultaría legítimo que el Tribunal Constitucional, tal como lo ha señalado el


mismo, sustituya la voluntad de los parlamentario o del Presidente de la República
(TC, rol N° 591-2007).
 El Tribunal Constitucional sería un “órgano contramayoritario” (citando a Francisco
Zúñiga), por cuanto en uso de sus poderes impide o limita que el gobierno electo puede
influenciar o controlar cuestiones importantes para los ciudadanos. Asimismo, el
Congreso Nacional debe someterse a la voluntad del TC al ejercer la potestad
legislativa en caso que éste considere violada la Constitución Política5.
 No existe consenso interpretativo, entre los juristas, respecto de las disposiciones
constitucionales que interpreta el TC en el ejercicio del control preventivo, por ello éste
no generaría certeza jurídica con su accionar, pudiendo primar en la interpretación
concepciones morales, religiosas, culturales, etc.
 El control preventivo es ineficaz adelantando los eventuales vicios de
constitucionalidad. Así, este control no puede constituir una garantía de conformidad a
4
En general obtenidas de McClure, Lucas. Op. Cit. y de Verdugo, Sergio. Control Preventivo obligatorio:
auge y caída de la toma de razón al legislador. En: Revista de Estudios Constitucionales, N° 1/2010. Santiago .
5
McClure, Lucas. El Tribunal Constitucional y los derechos: la discusión pendiente. P. 183.
5

la Constitución Política y, en consecuencia, no otorgaría la certeza jurídica que se


pretende. Ello porque no puede anticipar exitosamente todo el potencial daño que se
encuentra latente en leyes que todavía no han sido implementadas. Lo anterior se debe
a que no se sabe con certeza cuáles son los efectos de las leyes en gestación, sino hasta
que éstas efectivamente se aplican.

II. Atribuciones para declarar inconstitucionalidad de normas de un proyecto de


ley

Además del Tribunal Constitucional, el Presidente de la República (por mandato


constitucional), los presidentes de ambas corporaciones legislativas, y los presidentes de
comisiones legislativas del Congreso Nacional (todos por mandato de la ley), pueden
pronunciarse acerca la constitucionalidad (de forma o fondo) de un proyecto de ley.

Estos controles de constitucionalidad deberían ser previos a la atribución del control


preventivo del TC, por cuanto éste es de última ratio para asegurar la supremacía
constitucional, dado que implica dejar sin efecto un acto de la soberanía popular, lo que
conlleva un grado de inseguridad jurídica. Así, lo reconoce el mismo Tribunal en sentencias
Roles números 558-06 y 590-06 (acumuladas) de junio de 2007, considerando 8°.

El análisis de los siguientes casos permite sostener que, al menos teóricamente, los
presidentes y el Ejecutivo tienen atribuciones para efectuar un control preventivo de la
constitucionalidad formal, y en algunos casos incluso de fondo, sin perjuicio de la práctica
en estas materias que pueda existir en cada corporación y en la Presidencia.

1. Presidente de la República

De acuerdo, a la CPR (artículo 73) el Presidente de la República puede desaprobar o


rechazar, total o parcialmente, un proyecto de ley. Si es total, se conoce la acción
presidencial como Veto. Como consecuencia, devolverá a la Cámara de origen la iniciativa,
con las observaciones dentro del término de treinta días. Las observaciones deben
relacionarse con las ideas matrices o fundamentales del proyecto o las indicaciones de los
parlamentarios. Por ello, la Constitución Política establece que, en ningún caso se
admitirán las observaciones del Presidente de la República que no tengan relación directa
con dichas ideas matrices o fundamentales del proyecto, a menos que hubieran sido
consideradas en el mensaje respectivo. Estas observaciones pueden ser declaradas
inadmisibles por el Presidente de la Cámara de Origen antes de ser votadas (artículo 32 de
la Ley N° 18.918, orgánica constitucional del Congreso Nacional).
    
Ante las observaciones del Presidente de la República, las dos Cámaras podrán aprobar las
observaciones, y en dicho caso el proyecto tendrá fuerza de ley y se devolverá al Presidente
para su promulgación.
6

Por el contrario, si las “dos Cámaras desecharen todas o algunas de las observaciones e
insistieren por los dos tercios de sus miembros presentes en la totalidad o parte del proyecto
aprobado por ellas, se devolverá al Presidente para su promulgación6”.

Los reglamentos de Senado y Cámara se pronuncian, también, sobre la atribución del


Presidente de la República de observar. En efecto, el artículo 168 del Reglamento de la
Cámara señala que las observaciones o vetos de la Presidencia, sólo serán admitidos cuando
tengan relación directa con sus ideas matrices o fundamentales. Corresponderá al
Presidente de la corporación de origen declarar inadmisible las observaciones, pudiendo la
Sala reconsiderar la calificación. En el Senado, el artículo 187 del Reglamento replica la
disposición del artículo 168 citado.

2. Presidentes de las Cámaras

De acuerdo a la Ley N° 18.918 (artículo 15), corresponde a los Presidentes de las cámaras
de origen declarar inadmisible un proyecto de ley o un proyecto de reforma constitucional,
cuando éstos vulneren la norma del artículo 65 de la CPR, específicamente sobre:
 La regla de la cámara de origen (de ingreso) de determinados proyectos de ley.
 Las materias de ley que son de iniciativa exclusiva del Presidente de la República.
 Las que no sean materias de leyes, conforme el artículo 63 de la Constitución Política.

Cabe señalar que la Sala de la Cámara donde se declaró la inadmisibilidad podrá


reconsiderar esa declaración. Es más, incluso en segundo trámite la Sala de la Cámara
revisora, también podrá pronunciarse acerca de la admisibilidad del proyecto de ley o del
proyecto de reforma constitucional. En este punto la Ley N° 18.918 establece un
procedimiento para subsanar las diferencias entre las corporaciones.

Asimismo, de acuerdo al artículo 25 de la Ley N° 18.918, el Presidente de la cámara


respectiva podrá resolver (de oficio o a petición) sobre la admisibilidad o inadmisibilidad
de las indicaciones que se presenten en la Sala. Éstas deberán:
 Tener relación con las ideas matrices o fundamentales del proyecto de ley (artículo 69
de la CPR).  
 No ser contrarias a la Constitución Política (constitucionalidad de fondo).
 No implicar nuevos gastos con cargo a los fondos del Estado o de sus organismos, o de
empresas de que sea dueño o en que tenga participación, sin crear o indicar, al mismo
tiempo, las fuentes de recursos necesarios para atender a tales gastos.
 En general, materias que sean de iniciativa exclusiva del Presidente de la República.

Cabe considerar que las Salas de Senado y Cámara de Diputados, siempre podrán
reconsiderar la admisibilidad o inadmisibilidad de los Presidentes de las corporaciones
(artículo 25 de la Ley N° 18.918).

Estas atribuciones de los Presidentes de ambas cámaras tienen su corolario en los


reglamentos de las corporaciones.

6
Artículo 73 de la Constitución Política.
7

Así, por ejemplo el artículo 55 (en relación al artículo 14) del Reglamento de la Cámara de
Diputados, señala que corresponde al Presidente de esa cámara declarar la inadmisibilidad,
y en concreto no se podrá dar cuenta en la Sala, de mociones sobre materias que, de
acuerdo con la CPR, deban tener su origen en el Senado o iniciarse exclusivamente por
mensaje del Presidente de la República. Asimismo, tampoco se dará cuenta ni se admitirá a
tramitación proyecto alguno que proponga conjuntamente normas de ley y de reforma
constitucional.

En el Senado, por su parte, el artículo 80 del Reglamento, dispone que no se admitirán, en


ningún caso, mensajes o mociones que inicien proyectos de ley que se refieran a materias
que deban tener origen en la Cámara de Diputados, mociones que recaigan en materias que
sean de iniciativa exclusiva del Presidente de la República o proyectos de ley que
propongan conjuntamente normas de ley y de reforma constitucional. Le corresponderá,
señala el artículo, al Presidente del Senado declarar la inadmisibilidad de dichos proyectos
o de las indicaciones presentadas a la Sala.

3. Presidentes de las Comisiones

De acuerdo a la Ley N° 18.918 (artículo 25 en relación al artículo 24), corresponderá al


Presidente de la Comisión legislativa respectiva, declarar admisible o inadmisibles las
indicaciones presentadas en dicha instancia que: no digan relación con las ideas matrices o
fundamentales del proyecto; sean contrarias a la CPR (constitucionalidad de fondo);
importen nuevos gastos con cargos a los fondos del Estado o de sus organismos: o afecten
en cualquier forma materias cuya iniciativa corresponda exclusivamente al Presidente de la
República.

Si la Sala se ha pronunciado sobre la admisibilidad de una indicación, ella no podrá ser


revisada por la Comisión.

Al igual que en el caso de los Presidentes de las Cámaras, las disposiciones de la ley, tienen
un correlato en los reglamentos de ambas corporaciones. Así, por ejemplo el artículo 244
del Reglamento de la Cámara de Diputados señala que será función del Presidente, declarar
la inadmisibilidad de las indicaciones. Complementa esta disposición las normas del
artículo 274. En el Senado, por su parte, cada Presidente de Comisión, tiene igual
atribución de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 118 del Reglamento dicha cámara.

La calificación de los presidentes de Senado y Cámara de Diputados, y de las comisiones,


resultan de gran importancia, respecto de aquellos proyectos de ley que no serán remitidos
al Tribunal Constitucional para control preventivo.

III. Efectos de la eliminación de la facultad de control preventivo

Los efectos de la eliminación del control preventivo supondría ciertos efectos directos (1) e
indirectos (2). Particularmente, los indirectos se relacionan con la subsistencia de un cierto
grado de control preventivo en materia de normas legales (a), así como también infralegales
(b).
8

1. Efectos directos

En cuanto a la Ley N° 17.997, orgánica constitucional del Tribunal Constitucional,


contenida en el Decreto con Fuerza de Ley N° 5 de 2010 de Ministerio Secretaria General
de la Presidencia:

a. Procedería derogar los números 1 y 3 del artículo 31, sobre la competencia del Tribunal
señala que señalan lo siguiente:

 “1° Ejercer el control de constitucionalidad de las leyes que interpreten algún precepto de
la Constitución, de las leyes orgánicas constitucionales y de las normas de un tratado que
versen sobre materias propias de estas últimas, antes de su promulgación.”
     (…)
“3° Resolver las cuestiones sobre constitucionalidad que se susciten durante la tramitación
de los proyectos de ley o de reforma constitucional y de los tratados sometidos a la
aprobación del Congreso.”

b. Procedería derogar, los párrafos 1 y 3 del Título II, referidos a control obligatorio de
constitucionalidad (artículos 48 a 51) y cuestiones de constitucionalidad sobre proyectos de
ley de reforma constitucional y tratados en tramitación legislativa (artículos 61 a 71),
respectivamente.

En caso que la derogación del control preventivo no se relacione sólo con disposiciones
legales, sino también dictadas por otros Poderes del Estado, la derogación debiera
comprender también otras normas competenciales y procedimentales. En materia
competencial, a modo de ejemplo sería el caso de los N° 2 (autoacordados), 4 (decretos con
fuerza de ley), 10 (representación por inconstitucionalidad en materia de toma de razón) y
11 (decretos supremos).

2. Efectos indirectos

Los efectos indirectos de la derogación del control preventivo se relacionan tanto con la
permanencia de un grado de control en materia legal (a), como con los problemas de
aplicación de normas infralegales (b).

a. Permanencia de un grado de control en materia legal

Considerando las disposiciones aplicables al procedimiento que rige la formación de


voluntad legislativa, es posible afirmar que la eliminación del control preventivo otorogado
al TC dejaría subsistente un cierto grado de control ex ante (i). Ello, sin perjuicio de la
posibilidad de controlar la constitucionalidad a posteriori (ii)

i. Efectos sobre control ex ante de colegisladores

Es posible que la ausencia de un control de constitucionalidad ex ante valorice la función


controlara del colegislador en materia de constitucionalidad. En este sentido, es probable
que los presidentes de cámara y de comisión adopten un rol más activo en la materia, al
igual que el Presidente de la República. Respecto de éste último, cabe recordar que de
9

acuerdo al artículo 27 de la CPR, el Presidente se yergue como “guardián” de la


Constitución, lo que sumado a su poder de veto y a la eliminación del control preventivo
del TC, podría implicar un cambio significativo en su rol en esta materia. Este control de
constitucionalidad de fondo debería comprender no sólo el texto constitucional, sino que
además las otras normas del llamando “bloque constitucional”.

Cabe tener en cuenta que el Presidente de la República y los parlamentarios, por la promesa
o juramento que han efectuado, deben sujetarse a la Constitución Política; el primero
conforme lo requiere el artículo 27 inciso 4°, los diputados de acuerdo al artículo 31 del
Reglamento de la Cámara de Diputados y los senadores por el artículo 4 del Reglamento
del Senado7. Al respecto, Zapata8 aventura que a todos ellos se les puede hacer valer su
responsabilidad por el incumplimiento del deber. En particular, en el caso del Presidente de
la República, la Constitución establece un estándar superior, desde el momento que le
impone el “deber de guardar y hacer guardar la Constitución”.

ii. Efectos sobre el requerimientos de inaplicabilidad por inconstitucionalidad ex


post

También es previsible un aumento de los requerimientos de inaplicabilidad por


inconstitucionalidad ante el propio TC. Esto, en el entendido que los organismos
colegisladores son institucionalmente menos adecuados para realizar el control de
constitucionalidad de la ley9, por lo que consecuentemente, el filtro será menos riguroso, y
más leyes inconstitucionales podrían formalmente ingresar al sistema jurídico y afectar los
derechos e intereses de las personas.

El mecanismo de represión concreta (inaplicabilidad por inconstitucionalidad), es


procedente siempre y cuando exista una gestión pendiente, la reclame el juez que conoce de
dicha gestión o las partes del mismo, y cuya aplicación resulte contraria a la Constitución.
Se trata de un control represivo concreto, por cuanto la inconstitucionalidad debe
producirse en la aplicación de una norma específica a un caso concreto (“cuya aplicación
sea contraria....”), sin que sea relevante la constitucionalidad (o inconstitucionalidad) en
abstracto de dicha norma. Es posible que este recurso se combine con la acción
constitucional de protección (o de amparo), de manera de hacerlo más accesible.

Ahora bien, cabe preguntarse si esta vía de control ex post puede alcanzar o no vicios
formales de constitucionalidad, pues como señala Verdugo Ramírez, lo que importa en un
control concreto “es el contenido del precepto y no las etapas de generación de la ley que
tuvieron lugar”10, por lo que aquel “no es un instrumento adecuado para controlar vicios de
7
Desarrollando lo establecido en el artículo 5 de la Ley Orgánica del Congreso Nacional.
8
Zapata, Patricio. Justicia Constitucional. Teoría y práctica en el derecho chileno y comparado. Editorial
Jurídica de Chile, 2008. P. 244.
9
Kumm explica que los jueces están en mejor posición para proteger los derechos, precisamente porque son
independientes de la legislatura. Kumm, M.,. Institutionalising Socratic Contestation: The Rationalist Human
Rights Paradigm, Legitimate Authority and the Point of Judicial Review. En: European Journal of Legal
Studies. 2007. Disponible en: http://bcn.cl/1nwv3 (octubre, 2014).
10
El autor constata las contradicciones que en esta materia ha incurrido el Tribunal Constitucional y el hecho
de que nunca se ha declarado inaplicable por inconstitucionalidad una norma por vicios formales. Verdugo, S.
2010. Inaplicabilidad y vicios de forma: ¿un problema no resuelto? En: Revista de Derecho, 23 (2). Pp. 83-
112.
10

forma”11. En este punto, autores como Silva Bascuñan han indicado que todos los jueces
están facultados para desaplicar los preceptos contenidos en normas que adolecen de vicios
de forma, pues éstas no serían propiamente leyes, aunque no ha tenido eco en la práctica12.

Otro efecto asociado, sería el posible aumento de declaratorias de la inconstitucionalidad de


un precepto legal declarado inaplicable por el propio TC (artículo 93 N° 7), suponiendo que
los colegisladores aplicarán un control de constitucionalidad más laxo. Esto, puede acarrear
efectos indeseados si se aplicara respecto de instituciones públicas relevantes, generando
vacíos en áreas cuya continuidad es indispensable para el Estado de Derecho 13. Ahora bien,
hay que tener presente que este problema es intrínseco a la figura del control de
constitucionalidad abstracto y general ex post, y  la remoción del control preventivo sólo
podría afectarlo (no generarlo).

Finalmente, el recurso de protección podría ser considerado otro instrumento para


salvaguardar la constitucionalidad ex post la dictacion de leyes. Así, ante la ausencia de un
procedimiento jurisdiccional se podría recurrir de protección ante las Cortes de
Apelaciones, por una amenaza14, privación o perturbación en el legítimo ejercicio de un
derecho por el accionar del legislador (el contenido inconstitucional del proyecto de ley)
que vulnere dichos derechos y garantías protegidos por el artículo 20 de la Constitución
Política.

b. Problemas relacionados con la aplicación de normas infralegales

Si la eliminación del control preventivo es únicamente aplicable al dominio legal seguirán


existiendo competencias para controlar la constitucionalidad de reglamentos y decisiones
individuales administrativas. La conservación de la facultad del TC para controlar la
constitucionalidad de los Decretos Supremo podría llevar a que el reglamento sea conforme
a la CPR, pero disconforme a la ley que aplican, en tanto la inconstitucionalidad de esta ley
no hubiere sido declarada. Ello generaría una incoherencia en relación al principio de
presunción de legalidad de los actos administrativos (art. 3 inc. final Ley N. 19.880) y un
quiebre del principio de jerarquía y de concreción de normas15.

Cabe concisderar que lo mismo sucedería respecto del control de autoacordados, en


relación al Poder Judicial. Por consiguiente, la aplicación de la CPR sería desigual en
relación a los distintos Poderes del Estado.

Si la eliminación del control se extiende también a los actos de la Administración del


Estado, se conservaría la toma de razón de los actos administrativos, puesto que la
Contraloría no sería afectada por la derogación del control preventivo, en principio
11
Ibídem. p. 108.
12
Citado en Verdugo, S. 2010. Op. cit.
13
Por ejemplo, imagínese que se declarasen inconstitucionales por esta vía, normas orgánicas del Código
Procesal Penal.
14
Siempre que la amenaza sea cierta, actual, precisa y concreta en sus resultados y efectos.
15
Conforme al principio de concreción de normas, cada fuente formal inferior concreta las disposiciones de
aquella superior. El quiebre se produciría ya que la fuente de ley podría no concretar las disposiciones
constitucionales y, a su vez, la norma administrativa podría no concretar las disposiciones de la ley, si ésta
fuere controlada constitucionalmente.
11

únicamente aplicable al Tribunal Constitucional. Ello generaría un problema de contrataste


de normas, pues la Contraloría considera en su interpretación a las disposiciones de
jerarquía legal y constitucional.

Cabe considerar en este punto que el TC posee un rol para decidir sobre la
constitucionalidad de los actos administrativos representados por parte de la Contraloría. La
derogación de esta facultad llevaría a que, o bien la Administración pudiera “insistir” en la
dictación de un acto administrativo inconstitucional, o bien ella se vea paralizada frente a
una representación de la Contraloría en este sentido, vulnerando el principio de la
continuidad del servicio.

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