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Una respuesta bíblica a la pregunta Cristiana "¿Eres salvo?

"
¿Qué dice realmente Di-s en las Escrituras Hebreas?
Cada vez que tengo un encuentro con un Cristiano, ya sea en un mercado o en un lugar equis,
en cuanto detectan que soy Judio, inmediatamente me hacen la clasica pregunta del
Cristianismo: "¿Eres Salvo?" Y la respuesta mía siempre es la misma: ¿"Salvo" de qué? ¿De
qué tenemos que ser "salvos"? La última vez que un Cristiano me hizo semejante pregunta, le
prometi escribir un articulo explicando, biblicamente, por qué para los Judios semejante
pregunta NO significa NADA.
En la doctrina Cristiana de la salvación se cree que debemos "ser salvos de la ira de Dios”, es
decir, del juicio de Dios sobre el pecado (Romanos 5:9; 1 de Tesalonicenses 5:9). Nuestro
pecado, dice el Cristianismo, nos ha separado de Dios, y por tanto la consecuencia del pecado
es la muerte (Romanos 6:23). Ante el dogma de la Iglesia, "el hombre solo es salvo por la fe en
Jesus". Pero primero debemos escuchar el evangelio: las buenas nuevas de la muerte y
"resurrección" de Jesús (Efesios 1:13). Entonces debemos creer, confiar plenamente en el Señor
Jesús (Romanos 1:16). Esto implica arrepentimiento, un cambio de opinión acerca del pecado y
de Cristo (Hechos 3:19) e invocar el nombre del Señor (Romanos 10:9-10, 13). Pablo escribe
con respecto al dogma del "pecado original", el concepto que está detrás del mantra Cristiano
"¿Eres Salvo?"
"Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la
muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron", (Romanos 5:12)
"Asi que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la
misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida. Porque
así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así
también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos", (Romanos 5:18,19)
La doctrina Cristiana sobre "ser salvos" alega que, por causa del pecado de Adán, toda la
humanidad tiene una naturaleza pecaminosa. Por razón de que Adán desobedeció a Dios al
"comer" del Arbol del Conocimiento", trajo un "pecado hereditario" a todo el mundo,
"manchando a todos sus descendientes" con lo que, entre los diferentes dogmas de la Iglesia, es
llamado "el pecado original". Es decir, según el dogma de la Iglesia, el hombre nace pecador,
separado espiritualmente de Dios. Como consecuencia, el hombre tiene que "ser salvo" del
pecado para reconciliarse con Dios. El hombre no puede hacer nada por sí mismo para dominar
el pecado, y la expiación solo se logra por medio de un "sacrificio perfecto", dice el dogma
Cristiano. Esta doctrina además afirma que la muerte de Jesús (ejecución) es el unico
"sacrificio" permanente ofrecido a Dios.
Sabemos que, eventualmente, todos cometemos transgresiones en algun punto de nuestras
vidas. La pregunta sería entonces, ¿cómo obtener el perdón de Dios para reconciliarnos con El?
En la Torah hay varios sistemas de expiación de pecados, pero hay dos muy importantes: los
sacrificios de animales (¡NO de seres humanos!), y la Teshuvah (arrepentimiento sincero). El
arrepentimiento sincero, la Teshuvah, es el sistema de expiación de pecados por excelencia
disponible para TODOS en TODO momento y donde quiera que estemos, llevandonos a vivir
una vida justa y santa, una vez que declaramos y rectificamos nuestras transgresiones ante Dios
y los hombres. NO se necesita Templo, "mediador", "intermediario" o "sacrificio" alguno para
reconciliarnos con Dios por medio de la Teshuvah. No obstante, en completa oposición al
proceso biblico de expiación de pecados, la doctrina del "pecado proginal" (y la pregunta
Cristiana ¿Eres Salvo?) plantea que "el hombre no puede hacer nada para ganarse su propia
salvación, por cuanto nadie es completamente justo para ser justificado ante Dios". La
humanidad, dice el Cristianismo, solo puede recibir salvación por medio de la gracia, de una
acto de misericordia de Dios que no merecemos. Este acto de misericordia no merecido solo
puede ser recibido por "aquellos que aceptan a Jesús como su Señor y Salvador", (Efesios 2:8-
9)
Para "demostrar" esta doctrina de que "no hay hombre justo" y por ende "ningún hombre puede
por sí mismo justificarse ante Dios", los Cristianos, como de costumbre, corrompen, sacan de
contexto y alteran las Escrituras Hebreas, citando varios versículos del "Antiguo Testamento".
La interpretación Cristiana a estos versículos del "Antiguo Testamento" necesita ser examinada.
Entre esos versículos está el Salmo 51:7 (versículo 5 en algunas versiones): "He aquí, en
iniquidad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre". Los Cristianos afirman que
este versículo "demuestra" que el hombre nace en un estado de pecado, no obstante, esta
afirmación NO tiene fundamento. NO hay razón para asumir que David se consideraba a sí
mismo "pecador de nacimiento". Más bien, este comentario de David es una expresión
hiperbólica del profundo sentimiento de culpa que sintió él como resultado de su pecado carnal
con BatSheva, por eso el Salmo comienza diciendo: "cuando Natán, el profeta, vino a él,
después que él se hubo llegado a BatSheva. Con respecto a este versiculo, los Sabios dicen:
"Los impulsos que causan al hombre pecar están presentes en él desde su misma incepsion. Es
un deber del hombre controlar y canalizar esos impulsos apropiadamente", (Ibn Ezra)
Pero incluso si alguien insiste de que David dijo esto porque se consideraba un "pecador de
nacimiento", aún así el concepto importante en este Salmo 51 es que David y todo Israel nos
podemos acercar directamente a Dios por medio de la teshuvah y recibir perdón por sus
pecados. El pecador puede demostrar arrepentimiento a través de diferentes sacrificios,
confesiones y oraciones, o a través de la confesión y la oración solamente. Ese es el concepto
clave en este Salmo 51. Mientras que los sacrificios, acompañados de confesiones y oraciones,
eran un medio válido de teshuvah cuando el Templo estaba en pie, subsecuentemente cuando el
Templo fue destruido la expiación por los pecados se podía obtener acercandose a Dios con un
corazón contrito, con oraciones de arrepentimiento, y recibir perdón por los pecados cometidos.
Por otro lado, refiriendose al Salmo 53:3-5, los Cristianos afirman que "nadie es justo".
Veamos qué dice el salmista:
"Dios desde los cielos miró sobre los hombres, para ver si hay algún entendido que busque a
Dios. Cada uno se había vuelto atrás; todos se habían corrompido; no hay quien haga bien, no
hay ni aun uno. ¿No tienen conocimiento todos esos que obran iniquidad, que comen a Mi
pueblo como si comiesen pan? ¡A Dios no invocan!"
Para entender el mensaje de este Salmo es necesario primero referirse al Salmo 14, que es otra
versión del Salmo 53. En ambos Salmos el salmista habla de dos grupos. El primer grupo son
"los hacedores de iniquidad", que son los que atacan al otro grupo, el pueblo de Dios. Este
segundo grupo, designado por Dios como "Mi pueblo", es identificado en Salmos 53:7 como
Israel. Es decir, el salmista NO está indicando, en ninguno de estos dos Salmos, que la
humanidad completa no es justa, o que hay una injusticia universal. Este hecho se ilustra en
Salmos 14:5, cuando dice: "Allí temblarán, pues, de espanto, porque Dios está con la
generación de los justos". Lo que estos dos Salmos describen es cómo se ha expandido la
iniquidad por el mundo, y las dificultades que enfrenta Israel ante un mundo que rechaza a Dios
y Su Torah. Pero no obstante, Dios mira desde los cielos a la humanidad y espera por aquellos
que en verdad quieren acercarse a El. Dios nunca rechaza a los que quieren acercarse a El con
sinceridad: "El sacrificio de los inicuos es abominación para HaShem; mas la oración de los
rectos es Su deleite", (Proverbios 15:8)
Pero los Cristianos continúan "apoyando biblicamente" su dogma de que "ningun hombre es
justo", y citan también Eclesiastes 7:20, donde dice: "Pues hombre no hay justo en la tierra, que
haga el bien y no haya de errar". Curiosamente, este versículo encierra la “esencia del
judaísmo”, al definir la “esencia” del ser humano. Rabbi Itshak Arama en su comentario al libro
de Génesis, dice que el ser humano, creado por Dios, al estar situado en la tierra, se encuentra
ante la posibilidad del acto incontrolado, gestado en su voluntad. Pero Dios lo ha dotado de
raciocinio que controlará a su voluntad. Resultará de ello la buena elección, la elección del
bien. Pero, a veces, el ser humano se equivoca en su elección y de ello resultará un “het” -
error-, que no es la elección del mal, sino más bien el resultado negativo de una elección
errónea. En otras palabras, agrega Rabbi Itshak, el ser humano nunca elige el mal, ya que esto
sería ilógico e irracional. Sólo el reino animal carece de la posibilidad de elección. Por lo tanto,
dice Kohelet, no hay hombre justo en la tierra que haga el bien todo el tiempo y que no cometa
error jamás. A lo que comenta Rashbám, que el justo-sabio debe cuidarse sobremanera para no
caer en el acto del mal. La sabiduría reduce esa “probabilidad”, pero no puede eliminar la
“posibilidad”.
Además, una lectura atenta de este versículo en Eclesiastes 7:20 muestra que NO se afirma en
absoluto que el hombre sea esencialmente injusto, como dicta el dogma del Cristianismo. Por el
contrario, implica que hay muchos tzadikim ("justos"), pero que incluso los tzadikim pueden en
un momento u otro caer en pecado. En cualquier caso, la persona NO pierde su condición de
tzadik, ya que los medios para el arrepentimiento están siempre disponibles para el verdadero
penitente, sin tener necesidad de recurrir a nadie más que a Dios mismo! Otro versículo que
usan los Cristianos para "demostrar" su dogma de que "ningun hombre es justo" lo encontramos
en el profeta Isaias, donde dice: "sino que vuestras iniquidades separan entre vosotros y vuestro
Dios, y vuestros pecados han ocultado de vosotros (Su) rostro, de modo que Él no (os) oiga",
(Isaias 59:2). Los Cristianos afirman que esto es una indicación clara de que nuestros pecados
nos han separado de Dios, pero lo cierto es que esta declaración en el profeta Isaias, cuando se
lee en CONTEXTO, (¡algo que los Critianos nunca hacen!) podemos ver que el profeta se
dirige aquí a un grupo específico y particular de personas en su tiempo. Si esta fuera una
declaración general aplicable a todos y cada uno de los pecadores, ¿quién estaría exento?
Inclsuo los Patriarcas de Israel y Moisés pecaron! Si Dios no escuchara al pecador, la confesión
de David habría sido en vano, y Ezequías (el verdadero "Príncipe de Paz" de Isaías 9:5) habría
muerto quince años antes del tiempo en que realmente murió. NO hay justificación para asumir,
basandonos en este versículo en Isaias 59:2, que cuando uno comete una transgresion queda
separado completamente y para siempre de Dios. Ciertamente Dios escucha y acepta la oración
del pecador que desea hacer teshuvah sincera.
Los Cristianos utilizan varias citas más de las Escrituras Hebreas, TODAS sacadas de contexto,
TODAS interpretadas "cristoligicamente", es decir forzadamente, para "apoyar profeticamente"
el dogma de que "ningún hombre puede por sí mismo justificarse ante Dios". Vamos a analizar
por último Ezekiel 18:4, donde Dios dice: "He aquí que todas las almas son Mías: como el alma
del padre, así también el alma del hijo, Mías son; el alma que pecare, ésa es la que morirá". Los
Cristianos afirman que este versículo es una "prueba" de que el hombre está en un estado de
pecado sin esperanza a menos que acepte a Jesús como su salvador. No obstante, el
CONTEXTO de este versículo, y de hecho toda la esencia misma de este mensaje de Dios en
Ezekiel 18 nos enseña algo muy DIFERENTE a lo que interpretan los Cristianos. Dios NO dice
simplemente que "el alma que pecare morirá", sino que Dios continua diciendo: "el hijo no
cargará con la iniquidad del padre, ni el padre cargará con la iniquidad del hijo; la justicia del
justo estará sobre él, y la maldad del malo sobre él estará", (Ezekiel 18:20). De manera muy
clara, el remedio para el pecado lo expresa Dios Mismo (¡Sagrado sea Su Nombre!), en el
versículo siguiente:
"Y si el malo (el pecador) se volviere (teshuvah) de todos sus pecados que ha cometido, y
guardare todos Mis estatutos, (las mitvot que le corresponde cumplir) y obrare según el derecho
y la justicia, ciertamente vivirá (en esta vida); no morirá (en la Vida Venidera)", (Ezekiel
18:21)
Más aún, Dios continua diciendo:
"Y cuando el malo (el pecador) se arrepiente de su maldad que ha hecho, y obra según el
derecho y la justicia, él hará vivir su alma. Por lo mismo que considera y se vuelve de todas sus
transgresiones que ha cometido, ciertamente vivirá; no morirá", (Ezekiel 18:27-28).
Dado que las personas, a veces, pecan sin darse cuenta, la Torah ofrece sacrificios de animales
(NO de seres humanos!) y el corazón contrito como medio de expiación, con la estipulación de
que la persona decida vivir de acuerdo con todos los Estatutos de Dios. Pero guardar "todos
Mis estatutos" NO significa que la remisión del pecado dependa del cumplimiento de todos los
Mandamientos por parte del pecador arrepentido. Lo que este requisito quiere decir es que la
persona arrepentida debe comprometerse a guardar SOLO los Mandamientos que le
corresponde cumplir en el futuro. Mediante este compromiso, el arrepentido resuelve
sinceramente hacer todo lo posible para comportarse en lo sucesivo de acuerdo con la Torah de
Dios. "Todos Mis Estatutos" NO significa que uno nunca volverá a pecar, sino que cuando lo
haga aprovechará TODAS las opciones de expiación bíblicas disponibles en ese momento para
la redención del pecado.
Es interesante que en los libros o salmos proféticos nunca se alude a Adán ni a Eva como los
culpables del sufrimiento humano. El sufrimiento humano nunca se atribuye a nada de lo que
ocurrió en el Jardín del Edén. No se afirma que los errores humanos en vivir de acuerdo con las
Leyes de Dios sean el resultado de las acciones de la primera pareja. El mensaje bíblico es que
las personas sufren colectivamente sólo por los errores que cometieron voluntariamente y que
afectan tanto a los inocentes como a los culpables. El sufrimiento de la humanidad nunca se
atribuye a una condición inherente como descendientes de Adán y Eva.
De Jesús se dice: "Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a
los que son tentados", (Hebreos 2:18). En cambio, el Dios de Israel NO necesita ser tentado y
sufrir para poder comprender y perdonar los pecados del hombre, porque Él es el Creador
Omnisciente del hombre. Esto se expresa conmovedoramente en este versículo: "Y dijo
HaShem: He visto la aflicción de Mi pueblo, que está en Egipto, y su clamor he oído a causa de
sus opresores, porque conozco su dolor", (Éxodo 3:7). Dios perdona los pecados de la
humanidad ANTES de la existencia de Jesús y el invento posterior de la religión Cristiana, y
Dios continua perdonando los pecados de la humanidad SIN NECESIDAD de "mediadores",
"intermediarios", ídolos como Jesús u otros. No es casualidad que varios siglos antes de Jesús,
el profeta Isaias declarara: "Israel será salvado por HaShem con salvación eterna; ¡no seréis
avergonzados ni confundidos por los siglos de la eternidad!", (Isaías 45:7)
Conclusión:
Contrario al dogma Cristiano de que "ningún hombre puede por sí mismo justificarse ante
Dios", las Escrituras Hebreas proveen amplio testimonio de que, aunque el hombre tiene una
inclinación al mal, (Génesis 8:21), NO obstante el medio personal para ser perdonado y
retornar a Dios está en sus manos, disponible en cualquier momento, en cualquier lugar, bajo
cualquier circunstancia. Dios le dice a la humanidad, "Ciertamente, si has de hacer el bien, te
erguirás (serás perdonado). Mas si no hicieres el bien, el pecado yace a la puerta, hacia ti dirige
su deseo, pero tú puedes dominarlo", (Génesis 4:7)
La pregunta Cristiana "¿Ere Salvo"? por lo tanto es una pregunta absurda, risible, que NO tiene
base en las Escrituras Hebreas. Es una pregunta falsa, un fuego fatuo en todas sus dimensiones,
cuyo unico fundamento está los evangelios, y por ende NO significa absolutamente nada para
un Judio, NO tiene ninguna influencia espiritual en la vida de un Judio, como tampoco lo debe
tener en la vida de cualquier persona que conozca realmente lo que dice Dios en las Escrituras
Hebreas.
¡No dejes que en la Iglesia te engañen!

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