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CAPITULO 9

SOBRE LOS OBSTÁCULOS A LA DILIGENCIA

EL FACTOR PRINCIPAL: LA MOLICIE

§1. Los factores que llevan a la pérdida de la diligencia son los mismos que provocan que la
pereza aumente. (SON LOS MISMOS QUE PROVOCAN QUE LA PEREZA AUMENTE- Puesto
que la diligencia no es sino el reverso de la pereza e indolencia, todo lo que contribuya a aumentar
estas actitudes negativas automáticamente perjudica el desarrollo de la diligencia ) Y el mayor de
todos es el anhelo de reposo físico y la repugnancia al esfuerzo, así como el gusto
desmedido por los lujos. (EL GUSTO DESMEDIDO POR LOS LUJOS - Literalmente, «el gusto por
los lujos y la satisfacción completa de todos sus aspectos». En español, a esta actitud se le llama
«molicie», palabra que etimológicamente significa «blando» )

Al individuo con estas inclinaciones sin duda le será muy pesado servir a su Creador.
Pues el que desea ingerir sus alimentos con toda tranquilidad y reposo, dormir sin sufrir
molestias, que se niega a caminar más que a su paso [lento] y otras cosas similares, le será
muy difícil levantarse en la mañana para acudir a la sinagoga o acortar su comida con el fin
de rezar Minjá al atardecer, o salir para cumplir un precepto si el clima no es propicio. ¡Y con
mayor razón que no actuará con prontitud en cumplir un precepto (N0 ACTUARÁ CON
PRONTITUD EN CUMPLIR UN PRECEPTO - Es decir, no sólo que será renuente en salir de su casa
para llevar a cabo una buena obra, sino que incluso si finalmente decide salir para cumplirla,
ciertamente que no se apresurará en hacerlo ni actuará con diligencia. Aquí Ramjal habla de la forma
de cumplir el precepto) ni en estudiar Toráh!

El individuo que se acostumbre a esta forma de vida, no será dueño de sí mismo para poder
actuar en forma contraria a eso cuando lo desee. Pues su voluntad ya estará prisionera en
la cárcel de sus hábitos, que se habrán convertido para él en una segunda naturaleza. (SE
HABRÁN CONVERTIDO... EN UNA SEGUNDA NATURALEZA - Aunque inicialmente el
comportamiento es producto de la voluntad de la persona y, por lo tanto, puede ser modificado
cuando sea necesario, incluso yendo hasta el otro extremo, cuando ese comportamiento se ha
convertido en un hábito de vida es casi imposible dejarlo o actuar en forma contraria. La fuerza de los
hábitos es tan grande como la que tienen las funciones naturales con las que nacemos. Y su efecto
es progresivo, como comentó el escritor Samuel Johnson: «Las cadenas de la costumbre son, por lo
general, inicialmente poco sólidas como para ser sentidas, hasta que llegan a ser demasiado fuertes
para romperlas»)
LA MISIÓN DEL HOMBRE EN EL MUNDO: EL ESFUERZO ESPIRITUAL

§2. Sin embargo, el hombre debe saber que no está en este mundo para el reposo, sino
para luchar y esforzarse. Debe acostumbrarse a actuar como los obreros que realizan un
trabajo para sus patrones, como aquel que solía decir: «Todos somos jornaleros». (TODOS
SOMOS JORNALEROS - Ramjal parafrasea aquí una frase del tratado talmúdico Erubín 65a. Su
sentido es que el ser humano en este mundo es como un jornalero (trabajador contratado por día),
que sólo obtiene su paga cuando trabaja, pero si un día no trabaja o flojea, no recibe su salario ) Y
también debe comportarse como los soldados en sus puestos de batalla, que comen con
prisa y duermen a intervalos, siempre listos para presentar batalla. Es respecto a esto que
se declara: «Pues el ser humano nació para el esfuerzo... » (PUES EL SER HUMANO NACIÓ
PARA EL ESFUERZO - Iyob 5:7. El versículo completo es: «Pues el ser humano nació para el
esfuerzo, mientras que los seres espirituales se elevan volando». Ahí la Escritura contrasta al hombre
—compuesto de materia y espíritu— con los seres espirituales (ángeles), que justamente por no
tener una naturaleza material, con extrema facilidad cumplen su cometido y se elevan por encima de
la materia. El ser humano, en cambio, tiene que luchar, sufrir y esforzarse para elevarse a las alturas
espirituales, venciendo su naturaleza y sus hábitos materiales ).

Y si se acostumbra a esta forma [de vida], descubrirá que le será fácil realizar el
servicio espiritual, ya que contará con la disposición y preparación necesarias para él. (LA
DISPOSICIÓN Y PREPARACIÓN NECESARIAS PARA ÉL - La disposición [hazmaná] parece
referirse a la actitud psicológica de la persona (qué tanto se habrá preparado mentalmente para vivir
una vida frugal); la preparación [hajaná], a su comportamiento externo (qué tanto se preparó en su
vida práctica para llevar este tipo de vida)).

En este mismo sentido los Sabios afirmaron: «Este es el camino de la Torá: Pan con sal
comerás, agua con mesura beberás, sobre el suelo dormirás... » (ESTE ES EL CAMINO DE
LA TORÁH: PAN CON SAL COMERÁS, ETC. - Abot 6:4. La Mishná completa es: «Este es el
camino de la Toráh: Pan con sal comerás, agua con mesura beberás, sobre el suelo dormirás, vida
de privación vivirás y en la Toráh te esforzarás. Y si así haces, “venturoso serás y te irá bien” (Tehilim
128:2); venturoso serás en este mundo y te irá bien en el mundo venidero» ) Esa [fórmula de vida]
sintetiza toda la actitud [recomendada] de alejamiento total del descanso y los deleites
materiales. (ALEJAMIENTO... DESCANSO Y LOS DELEITES MATERIALES - Aquí Ramjal implica
que la única forma de estudiar Toráh y acercarse a Dios es mediante la privación absoluta de los
placeres materiales. Sin embargo, en su comentario a esa Mishná del tratado Abot, R. Obadiá de
Bertinoro comenta: «Eso no es dicho respecto al rico, en el sentido de que deba vivir una vida de
privaciones para estudiar Toráh, sino que quiere decir que incluso si el hombre no tiene más que pan
y sal, etc., y no tiene sino una almohada y una colcha para dormir sobre el suelo, aun así no debe
arredrarse de estudiar Toráh. Pues terminará por estudiarla en la riqueza». Según Bertinoro, no es la
privación en sí lo deseable, sino la actitud con la cual se encaran las privaciones en la vida, ya que
éstas también pueden servir de vehículo para realizar el servicio a Dios. Pero a diferencia de
Bertinoro, aquí Ramjal sí implica que, para todo aquel que en realidad desee servir al Creador, la
forma deseable de vivir es la frugalidad y la abstinencia, vale decir, una actitud consciente de
minimizar en la medida de lo posible la comodidad y los lujos. Véase también supra, capítulo 5 §1,
donde Ramjal también implica que hay que minimizar el involucramiento en el mundo ).

LA ANGUSTIA Y EL MIEDO ILUSORIOS

§3. Otro de los factores que impiden la diligencia es la angustia y el miedo (LA ANGUSTIA Y
EL MIEDO - En su comentario a Yeshayahu 51:13, Malbim [R. Meir Lebush, 1809 - 18791] explica
que pajad, «angustia», es un sentimiento que se origina en el temperamento de la persona, al
margen de la situación externa, mientras que moró y yir'á, «miedo», es el sentimiento de aprehensión
originado por un factor externo. Por ello, R. Shlanger comenta que aquí Ramjal posiblemente se
refiere a dos tipos de personas: a los que por naturaleza viven siempre con miedos y angustias
(melindrosos, cobardes) y a aquellos que exageran las amenazas externas ) excesivos al tiempo y
sus consecuencias. Pues en algunas ocasiones la persona puede tener miedo del frío y a
veces del calor, a veces de posibles percances y en otras de enfermedades, y a veces de
ventarrones o de otros factores similares. A esto se refirió [el rey] Shelomó, cuando dijo:
«Dice el flojo: Hay un felino en el camino, un león [acecha] en las plazas». (DICE EL FLOJO:
HAY UN FELINO EN EL CAMINO, ETC. - Mishlé 26:13. El versículo habla de dos tipos de miedo, el
segundo peor que el primero. Es poco probable, pero sí posible, que haya un león acechando en el
camino; pero lo que sí no es ni remotamente probable, a tal punto que es casi imposible, es que un
león aceche en las plazas y calles de la ciudad. Aquí el rey Shelomó criticó acerbamente a aquellos
que se dejan llevar por sus miedos imaginarios como excusa para no desarrollar su potencial
espiritual).

Los Sabios criticaron duramente esta actitud [melindrosa] y la asociaron con los que pecan.
(Y LA ASOCIARON CON LOS QUE PECAN - Esto puede significar dos cosas: que el miedo es
síntoma del pecado o que conduce a él. En el versículo de Mishlé 26:13 citado antes, el miedo
irracional de la persona puede llevarla al pecado impidiéndole cumplir con sus obligaciones
espirituales. En el caso que será citado a continuación, el miedo es entendido como expresión y
síntoma de un estado de pecado previo ) Y, de hecho, la Escritura los apoya, como está escrito:
«Se aterraron los pecadores en Tzión; los malvados fueron presa de temblor». (SE
ATERRARON LOS PECADORES EN TZIÓN, ETC. - Yeshayahu 33:13) E incluso, en cierta
ocasión uno de los grandes Sabios talmúdicos dijo a uno de sus discípulos, cuando vio que
éste tenía miedo: «Eres un pecador». (ERES UN PECADOR - Véase Berajot 60a. Esto es similar
al proverbio: «El que nada debe, nada teme». Véase supra, nota 12 ) Es por eso que se declara:
«Confía en el Eterno y haz el bien; reside en la tierra y susténtate con fidelidad». (CONFÍA
EN EL ETERNO Y HAZ EL BIEN, ETC. - Tehilim 37:3. En otras palabras, en vez de tener miedo, el
hombre debe confiar en Dios y dirigir su vida cotidiana con confianza y fe en Él, y de ahí obtendrá el
sustento espiritual que le permitirá vivir bien).

En síntesis, el ser humano debe asumir un rol transitorio respecto a este mundo,
pero un rol permanente respecto a la labor espiritual. En todo lo que tiene que ver con cosas
de este mundo, debe contentarse y satisfacerse con cualquier cosa que se le presente.
Debe también alejarse de la búsqueda de reposo y adoptar el trabajo y el esfuerzo [como
guías en su vida]. De este modo su corazón estará sólido con confianza en el Eterno, y no
temerá a las consecuencias del tiempo ni los percances que pueda provocar.

EL CUIDADO DE LA VIDA PROPIA

§4. Podrías objetar que vemos que los Sabios talmúdicos en todo lugar afirmaron que era
una obligación que el hombre cuidara mucho su vida y no se expusiera al peligro, incluso si
se trata de un hombre justo que tiene [los méritos de] buenas obras. (INCLUSO SI SE TRATA
DE UN HOMBRE JUSTO, ETC. - Lo cual parece contradecir lo que Ramjal ha sostenido hasta ahora,
en el sentido de que, para desarrollarse espiritualmente, la persona debe arriesgarse a todo en este
mundo y no tener miedo de las consecuencias ) Y por ello dijeron: «Todo está en poder del Cielo,
excepto [las enfermedades derivadas del] frío y el calor». (TODO ESTÁ EN PODER DEL
CIELO, ETC. - Ketubot 30a. Esto quiere decir que Dios determina todo lo que ocurre a la persona,
pero permite que ella misma determine su suerte cuando se trata de enfermedades menores tales
como la gripe. Esto implicaría que si a una persona le da gripe, eso no necesariamente indica un
problema espiritual, sino meramente una falta de cuidado ) Y también está escrito: «Deben cuidar
mucho sus personas». (DEBEN CUIDAR MUCHO SUS PERSONAS - Debarim 4:15. Literalmente,
«almas» [nafshotejem]. Pero en ese contexto, «alma» [néfesh, vpn] se refiere a toda la parte vital del
ser humano, incluyendo su salud. En Berajot 32b, los Sabios interpretaron ese versículo en el sentido
de que es obligatorio que la persona cuide su bienestar y su salud, y no se exponga al peligro ) Eso
parece implicar que no se debe decidir «tener confianza» en todas las circunstancias. Y, de
hecho, ahí mismo los Sabios dijeron [que eso aplicaba] «incluso tratándose del
cumplimiento de un precepto». (INCLUSO TRATÁNDOSE DEL CUMPLIMIENTO DE UN
PRECEPTO - Véase Pesajim 8b. Ahí el Talmud señala que el conocido principio de que «los
enviados para realizar un precepto no sufren daño» [shelujé mitzvá enan nizokim] no es absoluto, ya
que no aplica en situaciones en las que suele haber peligro. Ese principio sólo aplica cuando no hay
un peligro ya presente o usual. Por consiguiente, Ramjal enfatiza que si incluso cuando se trata del
cumplimiento de un precepto los Sabios talmúdicos exhortaron a la persona a cuidarse y no
arriesgarse, es evidente entonces que no se le debe exigir que «confíe en Dios» y no tome en cuenta
las consecuencias).
No obstante, debes saber que hay dos tipos de temor [yir'á]. Hay un temor real y otro
irracional; hay un sentimiento [legítimo] de seguridad, pero también hay una [errónea]
actitud de irresponsabilidad. El Señor creó al ser humano con inteligencia y capacidad para
razonar (CON INTELIGENCIA Y CAPACIDAD PARA RAZONAR - La inteligencia [séjel] le sirve
para analizar objetivamente la realidad; la capacidad para razonar [raciocinio, sebará] le sirve para
pensar y llegar correctamente a las conclusiones adecuadas ) a fin de que pueda dirigir su vida
por un camino apropiado y se cuide de los factores dañinos que fueron creados para
castigar a los malvados.

El individuo que se niega a dirigir su vida por el camino de la sabiduría y, en cambio,


se expone imprudentemente al peligro, no está actuando con un [legítimo] sentimiento de
seguridad [en Dios], sino con irresponsabilidad. Y en realidad comete un pecado, ya que
está actuando contra la voluntad del Creador, que desea que el ser humano se cuide a sí
mismo. Resulta entonces que, aparte del peligro al que el individuo se expone debido a su
falta de cuidado, también se hace culpable activamente de su propia vida a causa del
pecado que comete. Y será ese pecado mismo que lo llevará al castigo. (Y SERÁ ESE
PECADO MISMO QUE LO LLEVARÁ AL CASTIGO - Actuar con irresponsabilidad implica dos cosas
distintas: Por un lado está la situación misma de peligro en la que el individuo se mete, peligro que
podría costarle la vida. Pero además de eso está el problema moral en que la persona se mete
justamente por haberse expuesto a ese peligro. Al ingresar a una situación de peligro contra la
voluntad de Dios, el individuo se está condenando moralmente a sí mismo [mitjayeb benafshó], de tal
modo que no puede imputarle a Dios o a otro factor externo el daño o la muerte que sufra. Éste en
realidad es un castigo que él mismo se provocó justamente porque pecó al no cuidarse; por lo tanto,
él mismo es moralmente responsable de su daño o muerte ).

Pero en realidad, el temor prudente correcto [que los Sabios elogiaron] es aquel que
se fundamenta en la sabiduría y la inteligencia. (LA SABIDURÍA Y LA INTELIGENCIA - La
sabiduría [jojmá] se refiere al conjunto de conocimientos sobre la realidad; la inteligencia [séjel], a la
capacidad para analizar e interpretar la realidad, tanto en función de cómo ésta se presenta ante
nuestros ojos como a la luz del conocimiento adquirido sobre ella. Son estos dos factores los que
deben determinar qué tanta prudencia y precaución debe tenerse en la vida ) Es respecto a ese
temor que el versículo declara: «El inteligente observa el mal y se oculta, pero los tontos lo
traspasan y son castigados». (EL INTELIGENTE OBSERVA EL MAL Y SE OCULTA, ETC. -
Mishlé 22:13).
EL TEMOR IRRACIONAL

§5. En cambio, el temor irracional es que la persona desee cuidarse en exceso y tenga
temor [de las circunstancias] más allá de lo necesario, (DESEE CUIDARSE EN EXCESO Y
TENGA TEMOR, ETC. - Literalmente, «agregar más cuidado al cuidado [normal] y más temor al
temor [normal]») imponiéndose barreras protectoras tan excesivas (IMPONIÉNDOSE
BARRERAS PROTECTORAS TAN EXCESIVAS - Literalmente, «se impone una protección adicional
a su protección [normal]») que le provocan el descuido del estudio de la Toráh y del servicio
espiritual. (EL DESCUIDO DEL ESTUDIO DE LA TORÁH, ETC. - Ramjal concluye aquí que si la
prudencia y la negativa a asumir riesgos en la vida no están ancladas en la sabiduría y la inteligencia
[véase supra, nota 22], lo que en realidad manifiestan es una actitud melindrosa y timorata que
inevitablemente conducirá al descuido del estudio de la Torá y a la falta de desarrollo espiritual. Una
vida espiritual necesariamente implica asumir riesgos calculados).

La regla que permite distinguir entre estos dos tipos de temor es la precisión que los
Sabios hicieron al decir: «Es distinto cuando el daño suele suceder». (ES DISTINTO
CUANDO EL DAÑO SUELE SUCEDER - Pesajim 8b. En hebreo, heja de shejíaj shani ) En
circunstancias donde suele haber peligro sí hay que cuidarse, pero no hay que hacerlo en
circunstancias donde no se sepa de antemano que hay riesgos.

En ese mismo sentido se declara: «No sospechamos la existencia de un defecto que


no vemos». (N0 SOSPECHAMOS LA EXISTENCIA DE UN DEFECTO QUE NO VEMOS - Julín
56b. En hebreo, reuta de lo jazinan lo majzekinan. Ahí el Talmud habla de trefot, animales que tienen
un defecto físico mortal que haría que los animales estuvieran prohibidos para la ingestión. Ese
principio establece que mientras no hayamos visto que un animal tiene físicamente ese tipo de
defecto, no tenemos que asumir que existe y, por lo tanto, el animal está permitido para la ingestión.
Ramjal emplea ese conocido principio talmúdico de Kashrut [leyes sobre alimentos) para enfatizar
que no hay que sospechar la existencia de peligros de los cuales no se tiene conocimiento previo ) Y
también: «El inteligente no tiene más que aquello que sus ojos observan». (EL INTELIGENTE
NO TIENE MÁS QUE AQUELLO QUE SUS OJOS OBSERVAN — Babá Batrá 131a. Ahí la versión
textual dice: «El juez [dayán] no tiene más que lo que sus ojos observan». Ahí el Talmud dice que,
para decidir un caso, el juez no tiene más recurso que apoyarse en su propia evaluación de la
evidencia que tiene delante suyo Ramjal extiende ese principio jurídico del Talmud a la vida
cotidiana).

Eso es justamente lo que afirma el versículo que citamos antes: «El inteligente
observa el mal y se oculta...» (EL INTELIGENTE VE EL MAL Y SE OCULTA - Mishlé 22:13. El
versículo completo está en el texto de Ramjal a la nota 23 ) Claramente habla de un caso en que
la persona se oculta de un mal que percibe, no de algo que quizá podría ocurrir. Esto último
es precisamente el tema del otro versículo que había citado: «Dice el flojo: Hay un felino en
el camino... » (DICE EL FLOJO: HAY UN FELINO EN EL CAMINO - Ibid. 26:13. El versículo
completo aparece en el texto de Ramjal a la nota 11 ).

Los Sabios explicaron la gravedad de eso para demostrar hasta qué grado el temor
infundado logra evitar que el ser humano realice actos buenos. Y dijeron: (Y DIJERON -
Debarim Rabá 8:6) «[El rey] Shelomó dijo siete cosas sobre el perezoso. (SHELOMÓ DIJO
SIETE COSAS SOBRE EL PEREZOSO - Y cada una de ellas describe una actitud particular del flojo
que le impide desarrollarse espiritualmente ) ¿Cuáles? Cuando la gente dice al perezoso: `Tu
maestro está en la ciudad; ve y aprende Toráh de él', él responde: 'Tengo miedo de que
haya un león en el camino'. [Y cuando le dicen:] 'Tu maestro está dentro del barrio', él
responde: 'Tengo miedo de que haya un león en las calles'. Y cuando le dicen: 'Se
encuentra dentro de tu casa', él responde: 'Si voy a él, quizá halle la puerta cerrada'. (SI
VOY A ÉL, QUIZÁ HALLE LA PUERTA CERRADA - En la edición de Malón Ofek, basada en el
manuscrito original, aquí se interrumpe la cita de este Midrash. En la edición de R. Shlanger se cita el
texto completo) Y si le dicen: '¡Está abierta!', entonces él, no teniendo ya nada que replicar,
les dirá: 'Ya sea que la puerta esté abierta o cerrada, todavía quiero dormir un poco'».

De ahí aprendes que no es el temor que provoca la pereza, sino la pereza la que provoca el
temor. (N0 ES EL TEMOR QUE PROVOCA LA PEREZA, ETC. - En otras palabras, el supuesto
«temor» no es más que una excusa psicológica de la persona para evitar el esfuerzo ) Y sobre esto,
la experiencia cotidiana [también (TAMBIÉN — Es decir, no sólo los versículos de la Escritura y
las enseñanzas de los Sabios talmúdicos prueban que es así, sino también la experiencia concreta
de la vida)] demuestra que es así, pues para la mayoría de la gente es obvio que «este es su
camino: su insensatez está con ellos». (ESTE ES SU CAMINO: SU INSENSATEZ ESTÁ CON
ELLOS - Tehilim 49:14. Es decir, que se aferran a su insensatez ).

El que piense sobre esto se dará cuenta de que es verdad, puesto que «la sabiduría
llega fácil al que razona». (LA SABIDURÍA LLEGA FÁCIL AL QUE RAZONA - Mishlé 14:6. El
versículo completo es: «El cínico busca sabiduría, pero no la haya; pero la sabiduría llega fácil al que
razona»).

Hasta aquí he explicado la virtud de la diligencia de una forma que considero


suficiente para incitar al corazón. No obstante, si la persona inteligente ahonda más en este
tema, descubrirá aún más sabiduría. (DESCUBRIRÁ AÚN MÁS SABIDURÍA - Literalmente, «el
sabio se hará más sabio y aprenderá la lección»).

EL PROCESO DE LA VIGILANCIA A LA DILIGENCIA


§6. Ahora te habrás dado cuenta de por qué es correcto que la diligencia sea una etapa que
sigue a la vigilancia. Pues por regla general el ser humano no actúa con diligencia a menos
que primero haya tenido una actitud de vigilancia. (POR REGLA GENERAL EL SER HUMANO
NO ACTÚA CON DILIGENCIA, ETC. - Es por esta razón que la baraitá de Rabí Pinejás ben Yair,
citada por Ramjal en la Introducción enfatiza que la virtud de la vigilancia [zehirut] conduce a la
diligencia [zerizut], implicando así que esta virtud no puede ser desarrollada por sí misma, sino que
necesariamente forma parte de un proceso con etapas bien definidas: primero el estudio de la Toráh,
luego la vigilancia y después la diligencia).

A la persona que no haya puesto atención en cuidar sus actos y reflexionar acerca
del servido espiritual y las normas que implica —pues, como ya indiqué, en esto consiste la
virtud de la vigilancia— le será muy difícil sentirse atraído por él y actuar con presteza y
fervor delante de su Creador. Todavía se hallará inmerso en los deseos materiales y correrá
tras de sus hábitos de vida, que lo alejan de todo ese servicio.

Pero si ya ha abierto sus ojos para examinar sus actos y ser cuidadoso con ellos, y
ha evaluado el valor respectivo de los preceptos y de las transgresiones, como hemos
explicado, le será relativamente fácil apartarse del mal y anhelar el bien, actuando con
diligencia [para acercarse a él]. Esto es evidente.

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