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TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS DEL SIGLO XIX: LAS

DESAMORTIZACIONES
INTRODUCCIÓN
La desamortización fue un largo proceso de transformación de las formas de
propiedad del Antiguo Régimen que tendrá sus dos principales expresiones en la
desamortización eclesiástica de Mendizábal (1837) y la general de Madoz (1855).
Consistió en expropiar por parte del Estado tierras y bienes amortizados en poder de
las llamadas «manos muertas» (la Iglesia y los municipios), para ponerlas a la venta
mediante subasta pública. Su objetivo principal fue económico: acrecentar la riqueza
nacional liberalizando tierras y propiedades. Además, el Estado obtenía ingresos para
sufragar la deuda pública.
Existen algunos precedentes a este proceso durante el reinado de Carlos III (los
ilustrados consideraban los bienes amortizados como la principal causa del
estancamiento agrario). Posteriormente las Cortes de Cádiz realizaron una legislación
que sentaba las bases para la venta de propiedades religiosas destinada a amortizar la
deuda del Estado, aunque esta legislación sufrirá luego los vaivenes del reinado de
Fernando VII (anulada en 1814 y puesta de nuevo en vigor en 1820 para restituir en
1823 otra vez los bienes vendidos provocando la indignación de los compradores)
DESARROLLO
1. LA DESAMORTIZACIÓN DE MENDIZÁBAL
A partir de 1833 los gobiernos liberales fueran poco a poco avanzando hacia la
desamortización con dos medidas previas: la devolución de sus bienes a los
compradores del Trienio Liberal y la declaración de las fincas de las órdenes religiosas
que no se dedicaran a la enseñanza o cuidado de enfermos, como bienes nacionales.
En esta situación y con un gobierno progresista, se publicó la primera de las dos
grandes leyes desamortizadoras, la de Mendizábal o desamortización de bienes del
clero: en febrero de 1837 se declaraban en venta todos los bienes pertenecientes al
clero regular. Sus objetivos principales eran:
- sanear la Hacienda con la amortización de la deuda pública
- financiar los enormes gastos de la primera Guerra Carlista
- convertir a los nuevos propietarios en defensores del liberalismo y del trono
de Isabel II (en la difícil transición del absolutismo al Estado liberal)
El distinto tamaño de los lotes en teoría, los hacía asequibles para las clases
populares, pero en la práctica los propietarios y los inversores burgueses acapararon
las compras. Los pequeños campesinos no pudieron entrar en las pujas y las tierras
fueron compradas por nobles y burgueses adinerados, sin crearse una verdadera clase
media en España.
Desde agosto de 1841, bajo la regencia de Espartero, se desamortizaron
también los bienes del clero secular. Finalmente, a partir de 1844 durante la Década
Moderada de Isabel II, se suspendieron las subastas para restablecer las dañadas
relaciones con la Iglesia (perjudicada con esta desamortización eclesiástica). En total,
en esta primera fase fue desamortizado el 62% de las propiedades del clero.
Es cierto que podría haberse aprovechado para repartir la tierra entre los
campesinos, iniciándose así un proceso de reforma agraria, pero los gobiernos
(políticos burgueses) prefirieron beneficiar a la elite económica burguesa consolidando
su prosperidad.
Las consecuencias de la desamortización de Mendizábal fueron, entren otras:
- El desmantelamiento de gran parte de las propiedades de la Iglesia y de sus
fuentes de riqueza.
- Esta desamortización no resolvió el problema de la deuda pública, aunque
contribuyó a reducirlo
- En el campo, no se produjo un aumento de la producción agraria ya que los
nuevos propietarios se limitaron a alquilar las tierras y cobrar las rentas.
- En las ciudades, la desamortización contribuyó a un urbanismo discriminador:
la alta burguesía invirtió en los mejores edificios del centro dejando a las clases
medias peores viviendas y relegando a los obreros los arrabales de la periferia.

2. LA DESAMORTIZACION DE MADOZ
Era uno de los puntos del programa político del Bienio Progresista. Establecía la venta
en subasta pública de toda clase de propiedades rústicas y urbanas pertenecientes al
Estado, a la Iglesia que quedaron sin desamortizar en la fase anterior y a los
municipios.,en definitiva, de todos los bienes que permanecieran aún amortizados, por
lo que recibe el nombre de Desamortización General.
La ley desamortizadora de Madoz (1855) se desarrolló a gran velocidad. Durante el
bienio se subastaron fincas rústicas y urbanas por un valor cercano a los 8.000
millones de reales, mediante el pago de un 10% de entrada y el resto aplazado. El
Estado ingresó casi el doble de lo obtenido con la desamortización de Mendizábal. El
dinero se destinó a amortizar la deuda y a cubrir las necesidades de la Hacienda, así
como a financiar la construcción de la red de ferrocarriles.
Las consecuencias de esta segunda desamortización fueron:
- La eliminación de lo que quedaba de la propiedad eclesiástica provocó una
ruptura de las relaciones con la Iglesia, ante la evidente violación del Concordato con la
Santa Sede de 1851.
- La eliminación de la propiedad comunal provocó un agravamiento de la
situación económica del campesinado, que se vio afectado al ser privado de recursos
necesarios que contribuían a su subsistencia (leña, pastos comunales, etc.).
- Los municipios también perdieron una parte importante de sus ingresos
que destinaban a fines importantes como la beneficencia o la enseñanza.
CONCLUSIÓN
Las desamortizaciones cambiaron el régimen de propiedad, pero no propiciaron
la revolución agrícola que mejorase rendimientos y liberase mano de obra para hacer
posible la revolución industrial. Valorando en conjunto las desamortizaciones podemos
decir que:
1. Supuso un saneamiento de la Hacienda pública que ingresó más de 14.000 millones
de reales procedentes de las subastas.
2. No modificaron sustancialmente la estructura de la propiedad en España;
simplemente hubo un cambio de propietarios.
3. Aumentó la superficie cultivada pero no fue acompañado de un aumento de la
productividad agraria, debido a la falta de modernización e inversiones de los nuevos
propietarios y en ocasiones, el desinterés de los mismos.
4. Quedaron abandonados numerosos edificios de interés artístico (iglesias,
monasterios) con la subsecuente ruina de los mismos. Sin embargo, otros se
transformaron en edificios públicos y fueron conservados para museos u otras
instituciones.

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