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Clasificación:
1. El documento en cuestión consiste en una gráfica de barras en la que se representan los
bienes civiles y eclesiásticos desamortizados por Mendizábal y Madoz cuando ocupaban el
ministerio en los años 1836 y 1855 respectivamente.
2. Es una fuente secundaria sin que sepamos quién o quienes son los autores, y la temática es
económica.
Análisis:
En esta gráfica se observan 4 etapas diferentes:
b) Un segundo período (1845-54) en el que con claridad se interrumpe ese proceso; las
fincas eclesiásticas expropiadas y vendidas apenas suponen 200 millones de reales de vellón
siendo las propiedades civiles irrelevantes (50 millones). Esta parálisis del proceso
desamortizador está relacionado con el cambio de gobierno tras el fin de la regencia de
Espartero y la subida al poder de los moderados. Una de las primeras medidas que tomaron
fue detener la expropiación y venta de los bienes eclesiásticos ya que esto perjudicaba los
intereses de la Iglesia y en su programa político el moderantismo defendió el poder y la
influencia de la institución eclesiástica en todas las esferas del país.
c) El tercer período (1855-56) se corresponde con un nuevo cambio de gobierno; en este
caso es el partido progresista el que sube al poder tras la Vicalvarada y en 1855 su ministro
de Hacienda, Pascual Madoz publica la Ley General de Desamortización por la cual se
ponen en subasta todos los bienes civiles de propios y comunales propiedad sobre todo de
los municipios. Por eso en esta 2ª desamortización serán las propiedades civiles las que
superen con creces a las eclesiásticas en su valor pecuniario. En esta etapa las
expropiaciones civiles llegan a 500 millones de reales y las eclesiásticas a 450 millones.
También la desamortización de Madoz afectó a bienes de la Iglesia que aún no habían sido
desvinculados. La finalidad de esta ley era favorecer el desarrollo industrial del país
subvencionando a las compañías que invirtieran en la construcción de la red ferroviaria.
En síntesis, la labor desamortizadora llevada a cabo por lo distintos gobiernos liberales durante los
años centrales del siglo XIX afectó más en conjunto a los bienes eclesiásticos que a los civiles. Esto
nos demuestra la enorme riqueza e importancia que la Iglesia tenía en la España del siglo XIX,
mucho mayor que la de los municipios.
El liberalismo español pensaba que con la desvinculación de las propiedades en “manos muertas”
y su salida al mercado los nuevos compradores invertirían y mejorarían los rendimientos de sus
fincas propiciando el desarrollo económico del país. Por otro lado también se quería que el pequeño
campesino accediera a la propiedad de esas tierras, produciéndose así una reforma agraria que
mejorase las condiciones de vida del campesinado en general. Pero nada de esto ocurrió. Los
nuevos propietarios fueron casi siempre burgueses que no explotaban directamente sus fincas y que
no invirtieron en su mejora. A lo sumo se generó un aumento de la superficie cultivada pero no de
los rendimientos, ya que gran parte de las propiedades de la Iglesia y ayuntamientos estaban
ocupadas por monte bajo y bosques que fueron roturados y puestos en cultivo. Además, los
campesinos no pudieron comprar unas fincas subastadas libremente en el mercado que fueron
adquiridas en muchos casos por especuladores o burgueses urbanos (funcionarios, militares,
profesionales liberales) ajenos al mundo rural y que lo que pretendían eran ganar dinero rápido y de
manera fácil. Por otro lado los campesinos vieron perjudicado su situación económica al no poder
aprovecharse del uso de las propiedades comunales de los ayuntamientos que tras la
desamortización de Madoz fueron privatizadas. Muchos de ellos sufrieron un proceso de
proletarización que los convirtió en jornaleros trabajando por un salario en las fincas de los nuevos
compradores. Esto provocará en años posteriores numerosas revueltas campesinas con ocupaciones
de fincas, quema de cosechas, matanzas de ganado, robos, destrucciones de los registros de
propiedad, etc. que demuestran el enorme descontento que la reforma agraria liberal generó entre el
campesinado español.