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8.

1
LA CRISIS DE LA RESTAURACIÓN: INTENTOS REGENERACIONISTAS Y OPOSICIÓN AL
RÉGIMEN
La primera etapa del reinado de Alfonso XIII estuvo marcada por el Regeneracionismo ideológico, que
realizaba propuestas para la modernización política, social y económica del país (Joaquín Costa, Gavinet y
Unamuno). También existió una corriente regeneracionista dentro del sistema político de la Restauración,
también denominado Revisionismo. Desde 1902 hasta 1914, los intentos y fracasos de regenerar el sistema
fueron continuos, promovidos por los partidos dinásticos del turno: el Partido Conservador y el Partido
Liberal dentro del sistema canovista.
Los intentos de regeneración fueron continuos. Francisco Silvela lideró el Partido Conservador tras el
asesinato de Cánovas, creando los ministerios de Instrucción Pública y de Agricultura; el presidente
Fernández Villaverde reformó la Hacienda, y Eduardo Dato retomó la legislación social iniciada en la I
República. Sin embargo, los dos periodos más importantes se concentran en los gobiernos de Maura y
Canalejas.
Antonio Maura sucedió a Dato en 1903 con un revisionismo conservador. Fue presidente durante el
Gobierno Corto (1903 – 1904) y el Gobierno Largo (1907 – 1909). Entre sus objetivos estaba realizar una
“revolución desde arriba”, reformando lo estrictamente necesario con el fin de mantener el sistema canovista
y sus bases fundamentales. Su política se fundamentó en el conservadurismo católico de masas, acercar la
monarquía a la realidad social, incorporar otras fuerzas políticas al sistema, y una política exterior basada en
la expansión por Marruecos. Proyectó la Ley de Bases de la Administración Local (para formar
mancomunidades); fundó el Instituto Nacional de Previsión (primera institución oficial encargada de la
Seguridad Social y de la asistencia sanitaria en España); y aprobó la Ley de Huelga y Reforma Electoral
(oficialmente para eliminar el fraude, pero su intención era frenar el voto socialista y republicano). La
política de reclutar reservistas para Marruecos provocó la movilización y huelga general de las
organizaciones obreras en Barcelona, con el apoyo del catalanismo político y los republicanos. Las protestas
desembocaron en motines durante una semana, quema de edificios religiosos e incluso la proclamación de la
República. La dura represión de la Semana Trágica, con la ejecución del pedagogo anarquista Ferrer i
Guardia, provocó una oleada de protestas internacionales y campañas de desprestigio del bloque liberal,
republicano y socialista que acabó con el gobierno de Maura.
El revisionismo liberal lo protagonizó José Canalejas (1910-1912). En su programa admitía la intervención
del Estado en la economía y la sociedad; la separación Iglesia – Estado (Ley del Candado de 1910); el
incremento de la protección legal a los trabajadores, o la Ley de Reclutamiento (1912) que establecía el
servicio militar obligatorio en guerra. En 1912 fue asesinado por el movimiento anarquista, provocando
nuevamente la llegada al poder de Eduardo Dato, caracterizado por su autoritarismo y el creciente
movimiento opositor. Fue asesinado por un grupo de anarquistas, dando paso a una crisis del régimen de la
restauración.
En cuanto a las fuerzas políticas de oposición, eran conformadas por:
• Republicanismo: principal fuerza de oposición. Defendían el progreso y la justicia social. Surgen dos
nuevos partidos: el Partido Radical fundado por Lerroux (anticatalanista, anticlerical y revolucionario); y
el Partido Reformista fundado por Melquiades Álvarez (más moderado, llegaba a admitir la monarquía
democrática y social).
• Nacionalismo: el más implantado era el catalán, y el partido más arraigado la Lliga Regionalista,
conservadora y que gobernó de 1914 a 1923. En 1906 nace Solidaritat Catalana, agrupación interclasista
para defender los derechos de Cataluña. El nacionalismo vasco seguía teniendo su principal expresión en
el PNV, apoyado en la burguesía bilbaína, ultraconservadora y recelosa del progreso e industrialización.
• Socialismo: en su rama política (PSOE) y sindical (UGT) continuaban su lento crecimiento,
principalmente en Madrid, País Vasco y Asturias. Sin renunciar a la revolución social, cada vez
participaban más en la vida parlamentaria. En 1910 Pablo Iglesias se convirtió en el primer socialista en
acceder a las Cortes.
• Anarcosindicalismo: En 1910 nace la Confederación Nacional de Trabajadores (CNT) que llegó a ser el
sindicato mayoritario de España. Se definía como revolucionario, y defendía la huelga y el boicot hasta
proceder a la huelga general revolucionaria.
8.2
EL IMPACTO DE LOS ACONTECIMIENTOS INTERNACIONALES: MARRUECOS, LA
PRIMERA GUERRA MUNDIAL Y LA REVOLUCIÓN RUSA
Las repercusiones de la Primera Guerra Mundial (1914 – 1918) constituyeron un punto de inflexión en el
régimen de la Restauración. Cuando estalló el conflicto, el gobierno de Eduardo Dato declaró la neutralidad.
La opinión pública se dividió entre aliadófilos y germanófilos. La neutralidad le supuso a España un
crecimiento espectacular de la demanda exterior de sus productos, pero el aumento de las exportaciones
provocó la escasez y subida de precios de algunos productos básicos. Además, los beneficios no
repercutieron en aumentos salariales. Ante esta situación, comenzaron protestas populares organizadas por
UGT y CNT.
La crisis de 1917 se sustentó en un descontento generalizado:
• La protesta militar se justificó en la oposición a los ascensos por méritos de guerra, solicitar subidas de
sueldos y exigir mayor respeto al Ejército. El Gobierno admitió sus peticiones, promulgándose la Ley del
Ejército (1918), por lo que el Ejército volvía a ser el pilar de la monarquía y del Gobierno frente al
problema social.
• La oposición política se centró en la solicitud de reapertura de Cortes por parte de la Lliga regionalista de
Cambó, ya que cerraron por miedo al planteamiento de nuevos problemas. Ante la negativa
gubernamental, Cambó solicitó convocatoria de Cortes Constituyentes y el reconocimiento de la
autonomía catalana. Se formó una Asamblea de Parlamentarios que ratificaron su petición, formada por
catalanistas, republicanos y socialistas. El gobierno declaró inconstitucional la asamblea y el movimiento
fue disuelto.
• El movimiento obrero organizó una huelga general indefinida en agosto de 1917 contra el régimen y el
deterioro del nivel de vida de los trabajadores, con el objetivo de iniciar la revolución y acabar con el
sistema. Tuvo gran acogida en Madrid, Barcelona, Asturias, Vizcaya y Zaragoza. El gobierno detuvo al
comité de huelga y sacó al ejército a las calles, disolviendo la huelga con un total de 70 muertos y 2.000
detenidos.
Desde 1917 hasta 1923, el régimen de la Restauración fue agonizando. La inestabilidad política provocó que
los gobiernos de concentración fuesen cada vez más incapaces. La conflictividad social desatada tras la
Primera Guerra Mundial provocó un fuerte crecimiento del sindicalismo, potenciado tras la Revolución
bolchevique en Rusia en 1917. En este contexto el gobierno concedió la jornada laboral de ocho horas en la
industria y creó el Ministerio de Trabajo. Sin embargo, entre 1918 y 1920, se vivió el denominado “trienio
bolchevique”, una fase de actividad revolucionaria, provocada por la situación de miseria de los jornaleros
agrícolas. Dirigidos por UGT y CNT hubo huelgas, ocupación de campos, reparto de tierras y toma de
ayuntamientos. Con la declaración del estado de guerra y una fuerte represión se finalizó la revuelta social
en 1920.
A la inestabilidad de la nación se sumó el Problema de Marruecos. La Conferencia Internacional de
Algeciras (1906), repartió la tutela de Marruecos entre Francia y España. Tras la pausa provocada por la
Primera Guerra Mundial, el gobierno decidió completar la ocupación efectiva del territorio ante la presión
francesa. En el verano de 1921 tuvo lugar el desastre de Annual: los soldados españoles dirigidos por el
general Fernández Silvestre fueron derrotados por las tropas marroquíes. El desastre ocasionó la muerte de
aproximadamente 11.500 miembros del ejército español, con una serie de consecuencias:
• El inicio del Expediente Picasso, en el que el general Juan Picasso fue designado para investigar el
desastre. Tras el golpe de Estado de Primo de Rivera, el expediente fue archivado con un único acusado:
el general Berenguer, que fue amnistiado en 1924 por el rey Alfonso XIII.
• El descrédito del Ejército y la impopularidad de la guerra acrecentó un sentimiento de odio hacia el rey y
al sistema.
Días antes de que el Expediente Picasso se publicase en las Cortes, y ante el clima de inestabilidad política,
económica y social, el militar Miguel Primo de Rivera realizó un golpe de Estado apoyado por Alfonso XIII,
iniciándose un Directorio Militar y suspendiendo las libertades de la Constitución de 1876.
8.3
LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA Y EL FINAL DEL REINADO DE ALFONSO XIII
Durante el reinado de Alfonso XIII (1902 – 1931), concretamente desde 1917, el régimen de la Restauración
entró en crisis. En los años siguientes era difícil formar mayorías en el Parlamento, ocasionando crisis de
gobierno. Aumentó la conflictividad social (huelgas, violencia patronal y reacción armada de los
anarcosindicalistas). A ello se unió en 1921 el desastre de Annual y el Informe Picasso.
El 13 de septiembre de 1923 Primo de Rivera dio un golpe de Estado, que fue reconocido por Alfonso XIII,
mandándole formar gobierno sin contar con el Parlamento. El nuevo régimen recibió el apoyo de la
burguesía, del Partido Socialista y la UGT. Primo de Rivera, afirmaba no pretender establecer un régimen
definitivo.
De septiembre 1923 a diciembre 1925, se desarrolló la etapa del Directorio Militar. Se proclamó el Estado
de Guerra: disolvió las Cortes, suspendió la Constitución, sustituyó los gobernadores civiles por militares,
publicó el Decreto de Incompatibilidades, archivó el expediente Picasso, disolvió la Mancomunidad de
Cataluña, persiguió el radicalismo vasco (PNV) y a los anarquistas que quedaron en la clandestinidad y su
organización desarticulada.
La dictadura se institucionalizó con la promulgación del Estatuto Municipal (1924), nombramiento de
delegados gubernamentales en los ayuntamientos (militares), y creación de la Unión Patriótica (UP) (1924)
partido político propio.
Su mayor victoria vino de Marruecos (desembarcó en la bahía de Alhucemas de 1925). El éxito conseguido
le reconcilió con el Ejército, con los ciudadanos cansados de guerra, con los empresarios inversores en
Marruecos y con Hacienda que podía reducir el déficit.
En diciembre de 1925 se constituyó el Directorio Civil. Tras los éxitos económicos y políticos, Primo de
Rivera intentó consolidar el régimen a imitación del fascismo italiano. En política social, se puso en marcha
la Organización Corporativa del Trabajo, especie de sindicato oficial, y se creó el Consejo Nacional del
Trabajo.
En esta etapa de bonanza económica, siguió en suspenso la Constitución y se legisló por decreto.
Colaboraron representantes de la oligarquía tradicional, nuevos políticos civiles y militares. Se acometió la
ejecución de obras públicas, una reforma fiscal que introducía la declaración sobre la renta, y creación de
monopolios estatales (Telefónica o CAMPSA).
La dictadura no solucionó la cuestión catalana, ni frenó a un movimiento obrero que se fortalecía. Desde
1928 el PSOE empezó a pensar en una solución republicana, y lo mismo proponían CNT y PCE. También
contribuyeron a la caída de la dictadura los intelectuales y el ejército peninsular. Los primeros, se vieron
atacados por la destitución de Unamuno como rector de la Universidad de Salamanca y por la clausura del
Ateneo, desembocando en revueltas universitarias y en el cierre de la Universidad. El ejército peninsular,
descontento por el favoritismo hacia los militares africanistas. A ello se unía la fundación de la Federación
Anarquista Ibérica (1927) y la crisis de 1929. Cada vez más aislado políticamente, el 28 enero 1930 Primo
de Rivera presentó la dimisión al Rey.
En el final del reinado de Alfonso XIII (1930-1931), el rey decidió restablecer el viejo sistema
parlamentario, pero los dos gobiernos que se sucedieron ni restablecieron la Constitución de 1876 ni
convocaron elecciones generales.
El rey encargó formar gobierno al general Dámaso Berenguer; pero la complicidad del Rey con la dictadura
alentó el crecimiento republicano, y las fuerzas políticas republicanas firmaron el Pacto de San Sebastián,
con un comité revolucionario al que se unieron PSOE y UGT. Éstas fueron apoyadas por intelectuales y
respaldadas por acciones del ejército (sublevación de Jaca de 1930).
Tras la dimisión de Berenguer, el nuevo gobierno del almirante Aznar convocó elecciones municipales el 12
de abril. Acudieron en coalición los firmantes del Pacto de San Sebastián, con un resultado favorable que
desencadenó la abdicación del rey y la proclamación de la II República.
9.1 LA PROCLAMACIÓN DE LA SEGUNDA REPÚBLICA, EL GOBIERNO PROVISIONAL Y LA
CONSTITUCIÓN DE 1931. EL SUFRAGIO FEMENINO
Según Beevor (2011), la Segunda República es el periodo político comprendido entre 1931 y 1939,
incluidos los años donde tiene lugar la Guerra Civil Española. El auge del republicanismo se fue
incrementando a medida que la dictadura de Primo de Rivera se precipitaba hacia su final. Su dimisión en
enero de 1930, el Gobierno Berenguer intentó recuperar una normalidad constitucional que no convenció a
nadie, habida cuenta de que la Constitución de 1876 había sido vulnerada y el único camino posible era la
convocatoria de unas cortes constituyentes. 1930 sería un año crucial para el avance del republicanismo. El
gran paso se dio en el conocido como Pacto de San Sebastián, celebrado en dicha ciudad en el mes de agosto
y al que acudieron los miembros más destacados de los partidos integrantes de la Alianza. En octubre se
sumaron al Pacto el PSOE y la UGT, constituyéndose entonces el Comité Revolucionario, germen del
Gobierno Provisional que habría de formarse con la proclamación de la República. Tras el Gobierno
Berenguer el rey nombró al almirante Aznar, que integró en su gabinete a antiguos miembros de los partidos
liberal y conservador. Su estrategia consistió en convocar primero elecciones municipales, juzgándolas
menos comprometidas para la pervivencia de la monarquía, seguidas de provinciales y generales. Pero
ninguno de los gobiernos, frenar el sentimiento antimonárquico de la sociedad y de parte del ejército
(sublevación militar republicana de Jaca). Las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 auparon a la
corriente republicana. En las grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia o Sevilla triunfó el voto
republicano al igual que en grandes municipios, por lo que se consideró que el régimen de la monarquía
quedaba derrocado. Los resultados provocaron una grave crisis gubernamental y una profunda división en el
seno del gobierno, precipitando importantes manifestaciones en favor del cambio el 13 de abril, la
abdicación de Alfonso XIII ese mismo día para evitar más enfrentamientos civiles y la proclamación de la II
República el 14 de abril de 1931 en numerosos ayuntamientos (Madrid, Barcelona, Zaragoza, etc.).
Para evitar el vacío de poder, los miembros del Comité Revolucionario, formado en octubre de 1930, se
hicieron cargo inmediatamente del Gobierno Provisional de la República. Dicho gobierno fue presidido por
Niceto Alcalá Zamora. El mismo día de su creación el Gobierno Provisional firmó decretos significativos,
como el de Amnistía para los delitos políticos, sociales y de imprenta, la declaración del establecimiento de
la República como día de fiesta nacional, el de creación del Ministerio de Comunicaciones o el
nombramiento de Ortega y Gasset como Gobernador Civil de Madrid. También tuvo que solucionar, aunque
de una forma tibia, numerosos actos de vandalismo anticlerical por parte de sectores exaltados que
relacionaban Iglesia con oligarquía (quema de conventos, pillaje o el asalto a la sede del periódico
conservador ABC).
En junio de 1931 tuvieron lugar las elecciones a Cortes Constituyentes. Las urnas dieron una clara mayoría a
la coalición republicano – socialista. El Partido Republicano Radical de Lerroux quedó fuera del gobierno y
lideró la oposición parlamentaria. La nueva Constitución, aprobada en diciembre de 1931, reflejó las ideas
de esta mayoría: Soberanía popular; Sufragio universal masculino y femenino a mayores de 23 años;
Extensa declaración de derechos y libertades. Derechos civiles: divorcio, equiparación hijos legítimos e
ilegítimos. Derecho a la educación; El poder legislativo quedó en manos de unas Cortes unicamerales. El
ejecutivo en el presidente de la República con escasos poderes, y el judicial en los tribunales de justicia; Se
establece el derecho de las regiones a establecer Estatutos de Autonomía; la subordinación de la propiedad
privada a los intereses nacionales (posibles nacionalizaciones); y se establece un estado laico, por lo que
existió una separación Iglesia – Estado y la prohibición de ejercer la educación.
Uno de los avances más significativos de la Constitución de 1931 es la del sufragio femenino. En la
conformación de la Asamblea Constituyente las mujeres pudieron ser elegidas como diputadas por primera
vez en la historia, pero aún no tenían el derecho al voto. Tres lo fueron: Clara Campoamor (Partido
Republicano Radical), Victoria Kent y Margarita Nelken (ambas del Partido Republicano Radical
Socialista). Kent y Campoamor se embarcaron en un encendido debate en torno a la conveniencia de otorgar
el voto a la mujer que acabó ganando esta última. Clara Campoamor defendió que el derecho al voto de la
mujer debía ser aprobado e incluido en la nueva Constitución, mientras que Kent y Nelken defendían que, a
pesar de estar a favor del derecho, aquel no era el momento de otorgar el voto a la mujer española, al
considerar que las mujeres estaban muy influidas por la Iglesia, pudiendo poner en peligro la propia
supervivencia del nuevo régimen republicano. Finalmente, fue incluido en el artículo 36 de la nueva
Constitución, aunque no podrían ejercerlo hasta 1933. Durante la Dictadura de Primo de Rivera (1923 –
1930) hubo un primer intento de reconocer el derecho de sufragio a las mujeres, pero solo se llegó a aprobar
para las elecciones municipales, que nunca se celebraron. Las primeras elecciones con sufragio femenino
fueron en las de noviembre de 1933. Posteriormente, tras la Guerra civil española y la instauración del
régimen franquista, tanto mujeres como hombres perdieron su derecho al voto, que no recuperarían hasta las
elecciones generales de junio 1977, durante la transición democrática que se produjo tras la muerte de
Franco.
9.2 EL BIENIO REFORMISTA: REFORMAS ESTRUCTURALES Y REALIZACIONES SOCIALES,
CULTURALES Y TERRITORIALES. REACCIONES DESDE LOS DIVERSOS
POSICIONAMIENTOS

Tras aprobarse la Constitución, se inició un nuevo período con un gobierno presidido por Manuel Azaña y
formado por republicanos de izquierda y socialistas. En diciembre, Niceto Alcalá Zamora fue elegido
presidente de la República. El gobierno republicano-socialista emprendió un amplio programa de reformas
en un contexto económico desfavorable, marcado por el ascenso del paro.
En cuanto a las reformas laborales, fueron iniciadas desde el Ministerio del Trabajo por el socialista Largo
Caballero, favoreciendo la posición de los trabajadores y sindicatos y contando con la oposición de los
empresarios. Se promovió la creación de jurados mixtos para solucionar conflictos laborales (Ley de
Contratos de Trabajo y Ley de Jurados Mixtos).
La reforma educativa fue, sin duda, uno de los objetivos más importantes para los republicanos con el fin de
reducir el analfabetismo de la sociedad española. Marcada por la influencia de la Institución Libre de
Enseñanza, recuperar la educación pública se convirtió en uno de los objetivos fundamentales. Se creó un
amplio programa de construcción de escuelas y contratación de maestros con mejores salarios. La primera
medida educativa que se tomó fue la construcción, en cuatro años, de 27.000 escuelas de educación primaria
que atendieran a un millón y medio de niñas y niños que no estaban escolarizados. Además, sólo en los
primeros meses de gobierno republicano se contrataron 7.000 nuevos maestros, a los que se les subió el
sueldo un 15% entre 1931 y 1933. Se defendió la enseñanza mixta con la asignatura de Religión fuera de su
obligatoriedad. También el Bachillerato y los estudios universitarios recibieron un fuerte empujón. Se
construyeron numerosos institutos de enseñanza secundaria diseminados por todo el territorio nacional.
Desde el punto de vista cultural, se disolvió la Compañía de Jesús y se crearon las Misiones Pedagógicas
para divulgar la cultura en el ámbito rural. Su objetivo se centró en acercar la cultura a personas que por su
condición social y, sobre todo, por su situación geográfica, jamás habían tenido contacto con la cultura. En
la difusión cultural colaboraron sindicatos de profesores y de estudiantes que organizaron La Barraca, un
grupo de teatro universitario español de carácter ambulante y orientación popular, coordinado y dirigido por
Eduardo Ugarte y Federico García Lorca.
En referencia a la reforma militar, se redujo el número de oficiales. Se aprobaron decretos como el Decreto
de supresión de la Ley de Jurisdicciones, en el que se privaba a los tribunales militares de juzgar aspectos no
militares; y el Decreto de la supresión de la Academia de Zaragoza, vinculando la oficialidad a estudios
universitarios. Se creó la Guardia de Asalto.
La II República y la Constitución de 1931 abandonaron el centralismo del Estado liberal que imperó durante
todo el siglo XIX, permitiendo la posibilidad de la existencia de regiones autónomas a través de la
tramitación de estatutos. Debía ser propuesto por la mayoría de los ayuntamientos o de aquellos que
comprendiesen las dos terceras partes del censo electoral de la región, y ser aprobado en referéndum. Sin
embargo, durante el Bienio Reformista solamente se aprobó el Estatuto de Cataluña. Los vascos elaboraron
un proyecto tradicionalista y poco democrático de Estatuto, que fue rechazado por la mayoría de izquierdas
del parlamento. El País Vasco no tendría autonomía hasta la guerra civil.
En cuanto a la reforma agraria, se aprobó en 1932 la Ley de Bases de la Reforma Agraria. Con ella se
buscaba el reasentamiento de campesinos sin tierra en latifundios no explotados. Su aplicación fue un
fracaso y muy pocos campesinos se beneficiaron de la ley.
La oposición y reacción conservadora quedó restringida a las Asociaciones Patronales y el Partido Radical
de Lerroux. La izquierda revolucionaria se conformó como la corriente más reaccionaria a la república,
conformado por la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), la Federación Anarquistas Ibérica (FAI) y el
Partido Comunista de España (PCE), que fueron los principales opositores. En el plano militar, destaca
intento de golpe de estado militar del general Sanjurjo en Sevilla en 1932 denominado la "Sanjurjada", que
fracasó.
Tras el incidente de Casas Viejas, en los que la Guardia de Asalto sitió y mató a un grupo de campesinos
anarquistas, la crisis del Gobierno de Azaña quedó patente, convocando nuevas elecciones. La victoria
electoral de la CEDA y el Partido Radical de Lerroux, dio inicio al Bienio Radical - Cedista (1933-1936).

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