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Jesús el Mesías el Rey davídico prometido en el Antiguo Testamento


(MATEO 21:1-22)

E estos versículos que leemos Jesús entra en Jerusalén por última vez de una manera que
demostraba que era nada menos que el Mesías, el Hijo de David, que venía a Sion a reclamar
de una manera excepcional la posesión de la ciudad.

Jesús Venía a Jerusalén para hacer lo que Dios había querido que fuese, pero que nunca lo
había sido todavía: “El gozo de toda la tierra”, de donde manantiales de misericordia y
salvación fluirían para toda la humanidad…!! Esta llegada Era en realidad una insólita venida,
pero su verdadera singularidad estaba en el cumplimiento de la profecía antigua. Jesús
deliberadamente planeó que su entrada en la ciudad no fuese revestida de la pompa externa de
la realeza, ni montado como un rey-guerrero en carro y caballo, sino como el profeta lo había
predicho, manso, sentado sobre un asno.

Atravez del estudio de los Evangelios y todo el antiguo testamento ,vemos como la vida de jesus
se va desarrollando ,vemos su gloriosa persona y la manifestación de su realeza. Lo vemos
desde el génesis como la simiente que aplastaría a la simiente de satanas , y alo largo como el
Hijo de David e Hijo de Abraham. También consideramos y hemos leído sus principales
acontecimientos relacionados con su persona: su encarnación, su bautismo, su tentación, sus
enseñanzas, sus señales mesiánicas y su magnífica transfiguración en presencia de tres de sus
discípulos. Y Hubo muchos y otros acontecimientos en la vida de nuestro Señor en su
recorrido hacia el monte Calvario.
Uno de esos acontecimientos fue su entrada en Jerusalén, generalmente llamada LA ENTRADA
TRIUNFAL, acontecimiento que tuvo lugar curiosamente después de la curación de dos ciegos
en Jericó.
Jesús comienza su trayecto hacia Jerusalén en el capítulo 16 de Mateo, cuando por primera
vez anunció a sus discípulos a lo que venia a morir por cada uno de nosotros pero también a
resucitar.
“Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era nece- sario ir a
Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales y de los escribas; y ser
muerto y resucitar al día” (Mt. 16:21).

En aquel día, quizá de mañana, Jesús entró en Jerusalén en medio de los gritos de la multitud
que clamaba: “¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!
¡Hosanna en las alturas!” (Mt. 21:9).en el salmo (Sal. 118:25). Aparece esta expresión que
significa "Salvanos, te rogamos", "Salva, ahora" o "Ayuda, te pedimos". La multitud en la entrada triunfal de
Jesús a Jerusalén gritaba "Hosanna", probablemente como una oración para que la salvación viniera a Israel mediante el Mesías.

Pero muy pocos, comprendieron la importancia que tenia la hora que estaban viviendo.
Para muchos la “entrada triunfal” fue una “entrada sin triunfo”.pero fue un suceso memorable
en el ámbito del espíritual.
Mire hno. Muchos seguían a Jesús porque deseaban tener un rey político que fuese capaz de
destruir a todos los que los oprimían pero en su ceguera espiritual no entendieron que el
Rey-Mesías había venido dice la palabra en otra versión “.. .justo y victorioso pero humilde,
montado en un burrito ….” (Zac. 9:9).
Los reyes, generales y cualquiera que tenga alhun rango es esta sociedad hacen estradas de
lujo ….antes pues cabalgaban con toda pompa en caballos adornados con corazas y carros
bien adornados.
El Mesías, el rey del mundo y de todo lo creados en este cielo y lo que hay detras de este
demuestra su humildad como Rey-Siervo, cabalgando sobre un asno.

El profeta Isaías expresó la actitud de Israel con estas tristes palabras:


“El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; Israel no entiende, mi pueblo no
tiene conocimiento” (Is. 1:3).
Los dirigentes, los que debían enseñar a Israel acerca del mesías y de su profética llegada
estaban ciegos y faltos de conocimiento espiritual (Am. 4:6). A pesar de todo lo que vieron y
oyeron de Jesús el Mesías, rechazaron su persona y su mensaje.

La llamada “entrada triunfal” no era en absoluto un intento de Jesús de conseguir popularidad


y la aprobación del pueblo de Israel. La entrada triunfal , era un cuadro completo de la
profecía de su venida como el mesias.
Detrás de este conmovedor acontecimiento estaba las palabras del profeta Zacarías que decían;

»¡Alégrate, bella ciudad de Jerusalén!


¡Ya tu rey viene hacia ti,
montado sobre un burrito!
Es humilde pero justo,
y viene a darte la victoria.
“Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén, he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un
pollino hijo de asna” (Zac. 9:9).TLA

La entrada triunfal era hno., por lo tanto, la presentación formal de Jesús como el Rey-Mesías
prometido en las Escrituras del Antiguo Testamento,
Era la declaración pública hecha por la mismísima persona de Jesús .
El secreto de su misión como mesias y de su dignidad real fueron puestos de manifiesto en
este día.
La antigua profecía se cumplía ante los ojos del pueblo…….y lo sabían……..
El trono de David ya no estaba vacante. Todos los detalles se unían al mismo punto …
proclamar a voces y sin temor a la “hija de Sion” [Jerusalén]: ¡He aquí tu Rey!

La preparación para la entrada triunfal (21:1-5)

“Cuando se acercaron a Jerusalén, y vinieron a Betfagé, al monte de los Olivos,


Jesús envió dos discípulos, diciéndoles:
Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego hallaréis una asna atada, y un pollino con ella;
desatadla, y traédmelos.
Y si alguien os dijere algo, decid:
El Señor los necesita; y luego los enviará” (21:1-3).

Desde Jericó, el Señor se dirigio al monte de los Olivos y llegan una noche antes de la entrada
en Jerusalén, el Señor posó en Betania, seguramente con sus amigos en aquella aldea. Fue
desde allí de donde la procesión se encaminó hacia Jerusalén. La distancia era relativamente
corta. El Señor reunió a sus seguidores galileos y se encaminó a Betfagé (“casa de higos”), la
aldea situada en el lado opuesto de Betania junto al monte de los Olivos.
Era propio que el Mesías entrase en la ciudad a través del monte de los Olivos, debido a la
connotación mesiánica de dicho monte (ver 2 S. 15:32; Ez. 11:23; Zac. 14:4-11).

El profeta Zacarías anuncia que, en su Segunda Venida, el Mesías aparecerá sobre el monte de
los Olivos:
“Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de
Jerusalén al oriente; y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el
occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la
otra mitad hacia el sur” (Zac. 14:4).

JESUCRISTO , por lo tanto, hará su aparición gloriosa cuando venga por segunda vez sobre el
monte de los Olivos. Desde allí establecerá su Reino de paz, justicia y santidad. Desde allí
también libertará al remanente de su pueblo que le habrá reconocido como el Rey-Mesías.

Desde el monte de los Olivos, Jesús envía dos discípulos a una aldea cercana en busca de dos
animales para la procesión.
Tanto Marcos como Lucas dicen que los discípulos hallarían “un pollino atado, en el cual
ningún hombre ha montado” (ver Mr. 11:2; Le. 18:30).

El pastor inglés Henry Barclay Swete escribió hace casi un siglo lo siguiente:

El pollino estaba sin domar, nunca había sido montado, como era propio de un animal
apartado para fines sagrados (Nm. 19:2; Dt. 21:3)...

…la elección de un animal que no había sido montado por hombre alguno antes que Él es otro
de esos reclamos de singularidad que contrasta enfáticamente con su usual condescendencia a
las circunstancias de una vida humana ordinaria.
“al cual ningún hombre ha montado jamás”:

Eso nos dice que el trabajo que tenían que desempeñar los discípulos no era nada ordinario
era algo digno para El,. Su concepción virginal y su sepultura en una tumba nueva son hechos
de la misma naturaleza.

Es evidente que el mismo Señor hizo los preparativos para su entrada en Jerusalén.
Está claro que la intención del Mesías era que aquella fuese su entrada real, es decir,
su ofrecimiento personal a Israel como el Rey-Mesías prometido en las Escrituras.
Aquella entrada era una declaración de su dignidad mesiánica.

Pero…Si Israel lo hubiese reconocido como su Mesías y se hubiese arrepentido de sus pecados,
el Reino hubiese sido establecido tal como dice la profecía.

Pero los dirigentes de Israel, rechazaron todo de El …tanto a la persona, como el mensaje de
Jesús el Mesías.
y En su ceguera espiritual decidieron dar la espalda al Unico que podía darles perdón y
salvación.

El gran día de la recepción del Mesías esta aún en el futuro. Habrá un remanente de la nación
que alzará sus ojos al cielo y exclamará como lo dijo el mismo Jesús: “Bendito el que viene en el
nombre del Señor” (Mt. 23:39; también Sal. 118:25-26).

En aquella ocasión de la entrada de Jesús, la aclamación los gritos la obacion procedía de los
seguidores de Jesús procedentes de Galilea.

Los galileos eran considerados gentiles por los judíos que habitaban en Jerusalén. Aunque
todos los judíos se sienten atraídos hacia Jerusalén, galilea era una de las ciudades de poca
importancia del reinado de salomón.(2 Reyes 15:29 , 1 r. 9:11) después de la división del reino
y a raíz de la muerte de Salomón, comenzó una división cultural entre los habitantes de Judea
y los de Galilea lo cierto es que este lugar fue la región inicial y de mayor parte de su ministerio
además que decían que de galilea no salian profetas oero la mayoría de los apostoles eran de
esta región…. Entonces Evidentemente, fueron los galileos seguidores de Jesús quienes lo
aclamaron diciendo:

“Hosanna al Hijo de David”, “Bendito el que vienen en el nombre del Señor”, “Hosanna en las
alturas” (Mt. 21:9).

VERSICULO. 4…
“Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo:
Decid a la hija de Sion: He aquí, tu Rey viene a ti,
Manso, y sentado sobre una asna, sobre un pollino, hijo de animal de carga” (21:4-5).

En este punto de su narrativa, el evangelista Mateo comenta específicamente la importancia


espiritual de los arreglos hechos por el Señor. El propósito de la selección de los animales era
para cumplir la profecía (ver Jn. 12:14). Y eso, a su vez, era una petición del reconocimiento
nacional de su mesianidad.

La crítica destructiva dice que Jesús buscaba popularidad y por eso organizó la entrada que le
condujo a Jerusalén.
Otros dicen que el Señor estaba físicamente cansado y la subida a Jerusalén era agotadora y,
por eso, cabalgó en el pollino.
Aun otros creen que Jesús estaba usando el “método de los profetas” para despertar la
conciencia del pueblo. “Los profetas tenían la costumbre de expresar su mensaje de forma
dramática cuando presentían que las palabras no eran suficientes. Y eso fue lo que hizo Jesús
cuando entró en Jerusalén”. Pero Barclay se equivoca rotundamente.

En aquel día, el Señor deliberadamente estaba cumpliendo la profecía. El acto de cabalgar


sobre el pollino en su entrada en Jerusalén no solo cumplió la profecía, sino que además era
una gran lección a ojos de todos los espectadores y diseñada para grabar en sus mentes ese
momento, como lo habían hecho en la antigüedad Jeremías (19:1-13) y Ezequiel (4:1-3).

De la misma manera, los discipulos se percatarían del verdadero significado de aquel suceso.
Mientras tanto tendrían la ayuda inicial sobre la cual podrían meditar (ver Jn. 12:16).

Mientras los discípulos salieron para contemplar los arreglos para conseguir el asna y el
pollino, el Señor y sus seguidores se encaminaron poco a poco por la bien conocida ruta de las
caravanas que conducía de Jericó a la ciudad del Gran Rey. Seguramente los pensamientos del
tiempo de la visitación de Jerusalén conmovieron al Señor mientras se acercaba a Jerusalén.

El Señor se conmovió hasta el punto de que pronto, con corazón quebrantado, rompería en
sollozos al contemplar la ciudad (Le. 18:41), porque sabía cuál sería la reacción de los dirigentes
religiosos de Israel frente a su persona.

La entrada triunfal (21:6-9)

“Y los discípulos fueron, e hicieron como Jesús les mandó;


y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos;
y él se sentó encima.

Y la multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas
de los árboles , y las tendían en el camino” (21:6-8).
En un punto indeterminado del camino, los discípulos se encontran con el Señor, llevando los
animales. Y Al parecer, iban acompañados de muchos que habían oído las nuevas acerca de
las planes que tenia Jesús de entrar en la ciudad de manera tranquila, sin algarabia ni
esplendor.
El entusiasmo que empezó a crecer, generado a medida que los dos grupos de seguidores se
encontraron parece haberse producido espontáneamente.
Y Los discípulos, estaban sorprendidos por aquella reacción. Quizá el ver a la multitud de
Jerusalén con sus ramas de palmeras, encendió su interés y fervor. De todos modos, pusieron
sus mantos sobre el burrito y el pollino,
según Lucas “subieron a Jesús encima” del pollino (Le. 19:35).
Y A medida que Jesús se acercaban a la ciudad, los discípulos, también, cortaban ramas de
los árboles a lo largo del camino y las esparcían, formando una alfombra delante del
Rey-Mesías.
David Hill, profesor en el Departamento de Estudios Bíblicos de la Universidad de Sheffield, comenta lo siguiente:
El homenaje sugerido por la colocación de los mantos en el camino es ilustrado en 2 Reyes 9:13. El corte de las ramas de los árboles armoniza con la fiesta de los
tabernáculos, ver 1 Macabeos 13:51 y 2 Macabeos 10:7 con relación al relato de la entrada de Simón Macabeo en Jerusalén, y la fiesta de la Dedicación, en la que
se mencionan ramas, palmas y alabanzas.
Uno se de repente se sorprende al pensar en la ignorancia de los discípulos al no darse cuenta
de lo que estaban haciendo, particularmente si se recuerda que eran los principales
participantes en aquel gran acontecimiento.y hasa severos jueces somos Sin embargo, uno no .
Debe recordarse que han pasado veinte siglos desde que tuvo lugar este acontecimiento.

Pero que tal hoy los cristianos como vemos este acto tenemos una mejor comprensión de la
importancia y del significado de la “entrada triunfal”?

Los apóstoles caminaron junto al Señor en aquella procesión casi como en un sueño y un
conocimiento parcial de que hacían pero hoy tenemos toda la claridad, caminamos con el
señor a su lado, o somos del otro grupo ?

Es importante recordar que la gran mayoría de los peregrinos que aclamaban al Señor era, de
Galilea y de otras aldeas fuera de Jerusalén. No eran de la misma multitud formada por el
pueblo en jerusalen que poco después gritaría: “¡Crucifícale! ¡Crucifícale!”.

La multitud compuesta por personas que le creían a Jesus que lo consideraba su amigo y su
héroe,su salvador….. aun cuando sus ideas sobre Él no llegaron a alcanzar la altura de su
aquellos que decían conocer a Dios….
En el camino a Jerusalén el número de seguidores iba creciendo tal como lo indica la palabra

Ver…8.-
Y la multitud , que era muy numerosa….
ho pleístos óchlos es decir, “la numerosa multitud”.

(el aoristo constativo éstrósan y los imperfectos descriptivos ékopton kai estrónoun, estas
expresiones en el original muestran el entusiasmo de la multitud).
Cuando el pollino pasaba sobre los mantos, los tomaban y los tendían nuevamente delante de
éste. La escena debió ser sorprendentemente maravillosa. Aquella ruta, generalmente usada
por las caravanas y los mercaderes que vendian en Jerusalén, aquel día se vio desbordada por
una multitud que seguía a un hombre y aclamaba y le gritaban y le alababan al que había
venido a traerles salvación y perdón de pecados.

Él dijo: “yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que
tendrá la luz de la vida” (Jn. 8:12).
La larga procesión se acercaba poco a poco, escalando primero y prosiguiendo por la ladera del
monte de los Olivos y descendiendo luego hacia la ciudad. La multitud, tanto la que precedía
como la que seguía, estaba ya a plena vista del lado sur oriental de la ciudad donde se
encontraba el lugar conocido como el monte Sion. Fue entonces, según el registro de Lucas,
cuando

“.. .toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzó a alabar a Dios a grandes voces por
todas las maravillas que habían visto” (Le. 19:37).

Mateo, por su parte, relata que la multitud expresó su gozo mediante un salmo del rey David
(Sal. 118:25-26):
“¡Hosanna al Hijo de David!
¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!
¡Hosanna en las alturas!” (21:9).

(El Salmo 118 tiene connotaciones mesiánicas. Era cantado durante las fiestas de los tabernáculos y de
la Pascua. La fiesta de los tabernáculos vislumbraba tipológicamente el establecimiento del Reino del
Mesías, en el que la nación de Israel experimentaría el gozo de las bendiciones provistas por el Mesías y
el descanso prometido. De ser así, el uso del Salmo 118 es totalmente apropiado, porque Jesús viene
como Rey en el nombre del Señor. Hay otras consideraciones que sugieren que ese es el sentido con el
que se usa aquí. En primer lugar, las ramas de las palmeras podrían haber sugerido las lulabim, es
decir, el conjunto de ramas de palmas, mirtos y ramas de sauces entremezciadas, que eran llevadas
para la fiesta de los tabernáculos y que eran mecidas cuando se entonaba el hosanna del Salmo 118
durante la liturgia de la fiesta. En segundo lugar, la frase “el que viene” (ho erchómenos) era un bien
conocido título mesiánico. Como lo expresa el expositor luterano, Richard C. H. Lenski:
Ho erchómenos aquí, también, tiene su significado mesiánico, “el que viene”, por la frase “en el nombre
del Señor”.* )

Lucas es más enfático. Lucas dice que la multitud proclamó:


“¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor; paz en el cielo y gloria en las alturas!” (Le. 19:38).

En conclusión: el uso del Salmo 118, las ramas de palmeras y el título mesiánico ponen de
manifiesto que la “entrada triunfal” era la presentación oficial a Israel de su tan esperado Rey.
Aquel acontecimiento era, además, una demostración de la fidelidad de Dios, quien fielmente
cumplía su promesa hecha en las Escrituras del Antiguo Testamento.

La consternación de una ciudad..


a causa DE LA ENTRADA DEL MESÍAS (21:10-11)

Es evidente que había dos grupos de personas que componían la multitud.


Un grupo lo formaban los que habían seguido al Señor desde Galilea. Esos aclamaron los
“hosannas”, reconociendo al Señor como el “hijo de David” y como “el que viene en el nombre
del Señor”.

El clamor de alabanza provenía principalmente de la gente que visitaba Jerusalén a causa de


la fiesta cual..?

Éxodo 12.3, 6:

El día que ahora llamamos “Domingo de ramos” era el día de la selección del cordero para
todos los judíos piadosos. Jesús llegó a Jerusalén el mismo día en que cada familia judía se
encontraba buscando su cordero pascual. La implicación obvia es: “He aquí Jesús, él ha
venido como el cordero pascual perfecto”. Luego Jesús se retira a Betania por la noche. En esa
semana, Jesús no se pasa ninguna noche en Jerusalén hasta la noche de su arresto.

Aquí es importante reflexionar que Solo una vez anteriormente la ciudad se había visto
conmocionada de la misma manera. Eso ocurrió cuando nació el Mesías (Mt. 2:3).

Cuando la multitud entusiasta entró por las puertas de la ciudad, el ruido de sus pisadas y las
fuertes aclamaciones llamaron la atención de todos los habitantes de la ciudad, hombres,
mujeres y niños.

“Cuando entró él en Jerusalén,


toda la ciudad se conmovió, diciendo:
¿Quién es éste?” (21:10).

El verbo “se conmovió” (eseísthei) es el aoristo indicativo, voz pasiva de seíó, que significa
“temblar”. Dicho vocablo procede de la raíz que significa un seísmo o un terremoto es decir. La
multitud estaba, sin duda, conmovida y temblorosa. La ansiedad sacudia sus mentes.
Y este estado emocional lleva a la gente a preguntar:
“¿Quién es éste?” (Tis estín hoütos).
La pregunta que hacen denota una mezcla de sentimientos. Por un lado demuestra sorpresa y
expectación, pero, por otro, también deja ver rasgos de indignación y desprecio hacia la
persona del Mesías.
Los habitantes de Jerusalén esperaban a un rey que fuese capaz de eliminar a todos los reyes
de la tierra, particularmente a los del imperio romano.
Mas En su insensatez, entregaron a la muerte al único Rey que tiene poder para sojuzgar a
todos los demás reyes.
Después de formular la gran pregunta: “¿Quién es éste?”, Mateo registra la respuesta dada por
la gente:

“Y la gente decía: Este es Jesús el profeta, de Nazaret de Galilea” (21:11).

La explicación ofrecida era tan sorprendente como contraria a la realidad.


No dijeron: “¡Este es el Gran Rey Mesías de Israel!”. Tampoco dijeron: “¡Este es el Señor,
adoradle!”.
La respuesta fue: “Este es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea” (ver Jn. 12:16).

Y El Señor permaneció en silencio. Su rostro estaba mojado por las lágrimas. Su tristeza era
evidente. Después de visitar el templo regresó a Betania.
La suerte estaba echada. La “entrada triunfal” fue, en realidad “una entrada sin triunfo”.

conclusión
La evidencia es sumamente clara. En aquel día de gran conmoción en Jerusalén, Jesús formal y oficialmente se ofreció a sí mismo a la nación de Israel como el Soberano Mesías prometido en las Escrituras del Antiguo Testamento.
En primer lugar, el cumplimiento del tiempo había llegado (Gá. 4:4).
El profeta Daniel, a finales del siglo VI a.C., anunció la entrada del Mesías en Jerusalén diciendo:
“Sabe, pues y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos”(Dn. 9:25).
La semana sesenta y nueve de Daniel 9:25 se agotó precisamente el día en que el Mesías hizo su entrada en Jerusalén. En aquel día preciso, el Mesías se ofreció a la nación de Israel como el Rey prometido en las Escrituras, el Hijo de David, que había venido a ocupar el trono como el Gran Libertador de la nación de Israel . Es importante destacar que las sesenta y nueve primeras semanas de años (483 años) se agotaron cuando el Mesías se ofreció a Sí mismo a Israel como el Rey prometido. Israel rechazó a su Rey y lo entregó a los gentiles para que fuese
crucificado.
En segundo lugar, tal como se ha señalado anteriormente, las acciones del Señor apuntan al hecho de que Él intencionalmente cumplió la profecía de Zacarías 9:9 de- bido a sus implicaciones mesiánicas. Lo ocurrido aquel día fue el ejemplo más claro de simbolismo profético. Todos los detalles de la profecía de Zacarías se evidenciaron en la llamada “entrada triunfal”.
En tercer lugar, el evangelista Mateo da testimonio de que la profecía de Zacarías 9:9 se había cumplido. Debe observarse de manera particular el uso del tiempo perfecto gégonen traducido en la Reina-Valera 1960 como “aconteció”, literalmente “llegó a ser”. El uso de dicha forma verbal señala que Mateo creía que Jesús era el cumplidor de aquella profecía.
En cuarto lugar, la enseñanza parabólica que sigue a este acontecimiento da por sentado que el reino ha sido ofrecido a la nación de Israel y que ha sido rechazado (ver Mt. 21:33-46).

En quinto lugar, la acción de la gente indica que celebraban la epifanía o manifesta- ción de su Rey mesiánico, aun cuando su comprensión del acontecimiento era en gran manera limitada (ver Le. 19:40).

A pesar del gran testimonio totalmente visible, el Mesías no fue reconocido como tal por su
pueblo. “A lo suyo vino, y los suyos no lo recibieron” (Jn. 1:11).
La nación, representada por sus dirigentes, había decidido rechazarlo. El clamor de los
seguidores que venían desde Galilea no fue capaz de producir un cambio en los habitantes de
Jerusalén.
Los dirigentes judíos habían tropezado en la Piedra de Tropiezo (Mt. 21:44).
Ellos esperaban a un rey con un ejército bien armado, rodeado de jinetes y carros de guerra.
Pero no fueron capaces de reconocer a Aquel que vino cabalgando sobre un pollino de asno, el
símbolo de la paz.
No reconocieron al Mesías, ni tampoco reconocieron su gran necesidad de salvación.
No entendieron que el Rey Mesías es un rey que conquista mediante la humildad y bondad, no
mediante la fuerza del poder.
Israel esperaba a un Mesías que “matase a todos sus enemigos y exaltase a la nación”, pero el
Mesías vino a humillarse y a morir por su pueblo (Mt. 1:21).
La nación de Israel no comprendió que Cristo tenía que hacer la obra del Siervo de Jehová,
sufriendo y derramando su sangre antes de rodearse de su esplendor real y sentarse en su
trono de gloria. Como posteriormente recordó a sus discípulos camino a Emaús: “¿no era
necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria?” (Le. 24:26; ver
también 1 P. 1:11).
Por lo tanto, debido a que la nación no quiso recibirlo cuando vino la primera vez en paz, la
paz se alejaría de ella. Al vislumbrar la disciplina futura y el castigo de la nación, Jesús lloró
(Le. 19:41). Marchando directamente a la ruina, el pueblo de Israel tendría que aprender la
triste lección de que la llamada “entrada triunfal” no solamente fue la historia del rechazo por
parte de la nación de su Rey, sino también el rechazo del Rey de aquel pueblo incrédulo y duro
de cerviz.
Pero, afortunadamente para Israel, no todo está perdido. El futuro aguarda una gloriosa esperanza para la simiente de Abraham. Las promesas hechas por Dios en el pacto abrahámico son incondicionales en su cumplimiento final. La fidelidad de Dios hará posible la realización de dichas promesas (Ro. 11:29). Israel pudo negar al Mesías, crucificándole e intentar olvidarlo del
todo, pero la Palabra de Dios es inviolable. La desobediencia puede dilatar el disfrute de las promesas, pero no puede cancelar la posesión de ellas ni su pleno cumplimiento. Vendrá el día, como el mismo Señor ex- presó pocos días después, cuando Israel en plena certidumbre gritará de nuevo aquella aclamación, cuando vean al Mesías venir por segunda vez para liberar a sus
escogidos:
“Porque os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor!” (Mt. 23:39).
Entonces tendrá lugar la verdadera entrada triunfal (ver Zac. 14:1-11). Mientras llega ese día, las palabras del Señor: “He aquí vuestra casa os es dejada desierta” (Mt. 23:38), se cumplen hasta el día de hoy, tal como la historia lo demuestra. La nación de Israel padece hoy una ceguera judicial. Así continuará hasta el día cuando el remanente fiel alce sus ojos al Mesías. Entonces:
“Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad” (Ro. 11:26). En ese día “todo Israel será salvo” (Ro. 11:26), y los preceptos del Nuevo Pacto se harán vigentes en la simiente de Abraham.

Como estamos hasta hoy nosotros los cristianos verdaderamente aceptamos que Jesús como Rey, el que nos
salvo, aquel que cordero escogido, la reflexión es para todos nosotros la época actual es mala cada día la gente se
hará mas depravada más salvaje mas violenta, la sociedad influenciada por Satanás intentaran cambiar tus
convicciones tus pensamientos tu fe , y falsos maestros ya están dentro de tu pueblo guardanos.

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