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Patologías congénitas del oído externo: patologías mal formativas.

Anotia: ausencia del pabellón auricular, generalmente unilateral. Suele


asociarse a imperforación del conducto y a malformación del oído medio. Las
lesiones dan sordera cuando el conducto está mal formado; se suman
lesiones de caja timpánica.
Se observa ausencia del pabellón auricular y el conducto auditivo no es
visible.

Atresia: desarrollo insuficiente del PA, mostrándose deforme. Muy a


menudo se encuentra también afectada la parte cartilaginosa del CAE que,
a su vez, afecta a la parte ósea del mismo. Este tipo de malformación
produce una hipoacusia de transmisión moderada que suele ser unilateral.
Existe parte cartilaginosa del pabellón auditivo, pero insuficiente para
constituirlo como tal. No se aprecia el conducto auditivo.

Estenosis: es una malformación o alteración del conducto auditivo externo


que produce el estrechamiento del mismo. Es el resultado de un trauma
producido en la piel del canal auditivo que en ocasiones puede producir
hipoacusia. El estrechamiento de las paredes del conducto es tal que
impide la correcta visibilidad del tímpano.

Orejas en asa o separadas: lo normal es tener una


separación de 25º con el plano del cráneo, pero en
estos casos la separación de los pabellones puede
llegar hasta 90º.

Antes y después de una cirugía de


orejas en asa. En la primera foto,
antes de la operación, se aprecia
una separación mayor de 25º con
respecto al cráneo
Tubérculo de Darwin: es un engrosamiento cartilaginoso del borde de la
oreja (hélix) presente en muchos seres humanos, en general, las
malformaciones más simples, como el tubérculo de Darwin o la
fístula auris, no van a provocar ningún tipo de pérdida auditiva en
los pacientes. Pero, si el paciente tuviese una hipoacusia asociada,
estas malformaciones no dificultarían la utilización de prótesis por
vía aérea (intracanales o retroauriculares) u ósea.

Niño con atresia del oído


derecho y dispositivo de
conducción ósea

Oclusión o taponamiento del CAE: en estos casos, el grado de hipoacusia


conductiva dependerá de la obstrucción total o parcial del CAE. Esta
puede deberse a un tapón de cerumen (el más habitual), un cuerpo
extraño, un coágulo tras la hemorragia por erosión o herida de la
piel del conducto, etc. Al eliminar la causa, se recupera la audición.
Cuerpos extraños en el CAE
Su sintomatología puede pasar desde desapercibida hasta producir
grandes molestias o, incluso, dolor. Cuando el cuerpo extraño son
larvas de insectos, se dice que hay miasis.
Lo más habitual será encontrar obstructores o filtros dentro de los
oídos. En estos casos, lo más recomendable es, primero, extraer el
objeto tranquilizando al paciente y posteriormente, repasar la
correcta manipulación y mantenimiento de los audífonos. En
ocasiones, tendremos que considerar utilizar otro tipo de Cuerpos extraños en el
obstructores o fabricar micromoldes para poder volver al uso CAE: oído derecho e
normal de los audífonos. izquierdo de un paciente
con arena en los
conductos auditivos. En
este caso el cuerpo
extraño es muy pequeño
y el paciente no refiere
sintomatología.
Traumatismos: normalmente estos afectan al PA debido a su posición
El CAE suele lesionarse menos, pero es muy frecuente encontrar
heridas en personas con dermatitis o en aquellas que suelen usar
bastoncillos u otros objetos para limpiar la cera.
En portadores de audífonos, esto aumenta el riesgo de padecer
otitis externas por alteración de los mecanismos naturales de
autodesinfección y autolimpieza del conducto. Paciente con dermatitis en el
CAE del oído derecho. Se
observa irritación y herida en
pared medial debido a rascado.

Tumores de PA y del CAE: según su localización y tamaño puede ocluir el


conducto (dificultando ligeramente la audición) o suponer una molestia
(por roce, compresión, etc.) al adaptar un audífono.
Dos de los tumores que más frecuentes son las exostosis (son
neoformaciones de hueso en la porción medial del CAE. Son múltiples y
bilaterales y surgen como resultado de una estimulación del periostio
inducida por agua fría). Y los osteomas (constituyen una sola
formación. Suelen ser pedunculados y, a menudo, con núcleo vascular). Exostosis del conducto
Aunque tanto la exostosis como los osteomas suelen ser asintomáticas auditivo en un oído
y de crecimiento lento, a veces se recomienda la extracción de los izquierdo. Se aprecian
mismos, pues una lesión agrandada puede llegar a ocluir el CAE múltiples prominencias
provocando así una pérdida de audición conductiva y la posibilidad de que disminuyen el
infecciones. calibre normal del
conducto.

Apéndices auriculares son consecuencia del desarrollo de los montículos


auriculares accesorios. Son más comunes en las niñas. Suelen aparecer por
delante del pabellón y suelen ser con frecuencia unilaterales. Están
formados por piel y cartílago.
Tapones: afecta por igual a hombres y a mujeres, pero hay más casos de tapones en aquellas
personas con conductos auditivos estrechos y en usuarios de audífonos (por el propio tapón que
supone el audífono para la expulsión de la cera del CAE de manera natural).
Cuando un paciente usuario de audífonos presenta un tapón, su queja principal suele ser de
pitidos del audífono. Efectivamente, el audífono, en presencia del tapón, pierde las referencias
con las que trabaja su antifeedback.
Enfermedades inflamatorias del PA y del CAE: dentro de este grupo podemos encontrar: heridas del
pabellón auricular, otohematomas, pericondritis, congelaciones, quemaduras y otitis. Aquí
hablaremos de las más comunes en nuestra práctica.
Otohematoma: acúmulo de sangre entre el esqueleto cartilaginoso de la oreja y su pericondrio. Es
típico que aparezcan tras golpes romos discretos pero repetidos con frecuencia (por ejemplo en
boxeadores). Se observa tumefacción blanda del PA o de parte de él. Suele ser poco doloroso y
de color rojizo.
Si el otohematoma es muy agudo, puede ser que la inflamación reduzca considerablemente el
calibre del CAE, teniendo que retirar los audífonos momentáneamente hasta su recuperación.
Otitis externa: son enfermedades inflamatorias del CAE normalmente ocasionadas por bacterias
Gramnegativas (otitis externa difusa, otitis externa bullosa, etc.). Otro tipo de otitis de mayor
gravedad (como la otitis externa maligna) puede incorporar síntomas como afectación de pares
craneales o complicaciones endocraneanas.
Las otitis externas serán un impedimento para el uso de los audífonos, especialmente aquellos
que sean intracanales, durante el proceso de la enfermedad.
Otomicosis: se desarrollan especialmente en verano gracias a la humedad que se produce en el
CAE. En una revisión con otoscopio se observan masas de hongos que pueden tomar diferentes
formas, pero especialmente de formaciones algodonosas. El paciente refiere principalmente
picor y otorrea, aunque esta no suele ser muy intensa.
Para su tratamiento es muy importante la limpieza del CAE, usar un antifúngico y evitar a toda
costa el contacto de la zona afectada con agua. Igual que con las otitis externas, el paciente
deberá retirar los audífonos mientras dura el tratamiento para facilitar la recuperación del oído.
BIBLIOGRAFÍA

Angulo, Antonia et al. (1997).


Audioprótesis: teoría y práctica: Masson.
Bajo, Sonia. (2018).
Soluciones auditivas en hipoacusias conductivas: Gaceta Audio, 21 (37-41).
Gil-Carcedo, Luis María et al. (2011).
Otología: Panamericana.Katz, Jack et al. (2015).
Handbook of Clinical Audiology: Wolters Kluwer.Lalwani, Anil K (2005).
Current Diagnosis & Treatment. Otolaryngology – Head & Neck Surgery: Mc Graw
Hill.
Roland, Peter S. et al. (1997). Disorders of the External Auditory Canal: Journal of
the American Academy of Audiology, 8 (367-378).

https://www.revistagacetaudio.es/a-fondo/patologias-del-oido-externo/

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