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MI PRIMER DÍA EN LA ESCUELA PRIMARIA


Y... ¿YA SÉ LEER?

CELESTE RODRÍGUEZ MARTÍN


Universidad de Granada

Tradicionalmente se ha creído que los niños requerían poseer una serie de habilidades
perceptivas que han constituido el eje central del trabajo en la escuela durante largos
años, dejando de lado las habilidades metalingüísticas, fundamentales según recientes
investigaciones. Para iniciar el aprendizaje de la lectura y la escritura es necesario desa-
rrollar previamente el lenguaje oral, de modo que posibles deficiencias en éste no inter-
fieran en el lenguaje escrito, así como realizar un entrenamiento en conciencia fonoló-
gica. Para enseñar al alumnado esta habilidad instrumental se han empleado diferentes
métodos que han marcado la edad en la que iniciar dichos aprendizajes, siempre dentro
de un marco educativo repleto de opiniones encontradas.
La entrada en la escuela trae consigo un enriquecimiento importante —cualitativo y
cuantitativo— del léxico que, a su vez, facilitará el aprendizaje lectoescritor. Pero, por
otra parte, el ingreso en la escuela puede acentuar las diferencias lingüísticas entre el
alumnado de ambientes socioculturales altos y bajos. Esto hace aún más patente la nece-
sidad de llevar a cabo una intervención temprana que evite o mitigue estas diferencias
sociales, de forma que los alumnos desaventajados tengan las mismas oportunidades
académicas que otros compañeros mediante la adquisición del código elaborado que se
emplea en la escuela.

Palabras clave: Métodos aprendizaje lectoescritura, Conciencia fonológica, Intervención temprana.

Introducción El interés por desentrañar el funcionamiento


del cerebro humano y más específicamente, de
«Las razones que justifican la importancia del la capacidad lingüística, concentra desde hace
lenguaje en el ámbito escolar son diversas, ya siglos, el trabajo de numerosos investigadores
que de él depende la adquisición de los aprendi- en todo el mundo y en todas las culturas. El
zajes escolares. La incorporación cada vez más estudio científico moderno del lenguaje y su
temprana de los niños al centro escolar (3 años) relación con la psicología, así como el surgi-
hace que el periodo infantil se convierta en una miento nítido de la lingüística como ciencia,
etapa clave para el desarrollo comunicativo y lin- desvincularon al lenguaje del estudio del resto
güístico de los niños» (Gallego, 1999: 31). de los procesos psíquicos.

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La comunicación, principal función del lengua- entre 5 y 7 años —o incluso posterior—, edades
je, se puede llevar a cabo de diferentes formas. en las que Doman manifiesta que la capacidad
Una de las más importantes es a través de la lec- para leer fácilmente está por acabar. Recientes
tura y la escritura, en la que encuentra su razón investigaciones apuntan que el niño puede ini-
de ser este artículo. Las investigaciones realiza- ciarse en el aprendizaje de la lectura y la escri-
das respecto a las capacidades específicamente tura mucho antes de estas últimas edades
humanas que constituyen la lectura y la escri- citadas. Y a través de una adecuada atención
tura han hecho que los métodos de enseñanza temprana llevada a cabo por el logopeda y los
y aprendizaje de ambas se hayan ido modifi- tutores del alumnado de Educación Infantil,
cando a lo largo del tiempo, siempre bañados mediante programas de entrenamiento y esti-
por un cúmulo de opiniones contrarias en mulación del lenguaje que vayan guiando al
cuanto a la edad en la que iniciar este aprendi- alumno en el proceso que va desde la comuni-
zaje, la edad en la que iniciar la escolaridad cación al lenguaje propiamente dicho, y del len-
obligatoria o qué tipo de habilidades son nece- guaje oral al lectoescrito, pueden solventarse
sarias para iniciar aprendizajes instrumentales muchos de los problemas que suelen surgir a lo
de tan evidente importancia. largo de este proceso. Ya Cohen (1980) defen-
dió que «el aprendizaje precoz de la lectura es
uno de los modos de compensar las desigualda-
¿Cuándo enseñar a leer? des iniciales en materia de lenguaje, al tiempo
que favorece el desarrollo intelectual escolar y
Son numerosos los estudios realizados acerca social». Para ello, es necesario (o al menos, lo
de qué método y/o momento son los apropia- más apropiado) tener en cuenta qué método es
dos para iniciar este aprendizaje. Podemos el idóneo para cada alumno, intentando favore-
hablar, según diferentes especialistas, de varios cer a todos y cada uno de ellos, adaptándose a
factores influyentes en un niño para que éste las necesidades educativas especiales que exis-
pueda aprender a leer con ciertas expectativas tan en el aula. La dificultad está en averiguar en
de éxito: factores fisiológicos, intelectuales, el momento oportuno cuál es este método ideal;
ambientales y emocionales. Tradicionalmente, no obstante, existen ya pruebas predictivas para
se ha considerado que la lectura requería una la lectura adaptadas al castellano, como el test
madurez cognitiva, perceptivo-visual, psicomo- ABC de Filho. Lo normal es que no posean
triz... determinada, que ha llevado a mantener todos los niños al mismo tiempo el mismo nivel
un entrenamiento muy arraigado en tales habi- madurativo básico, por lo tanto, el uso indiscri-
lidades en la escuela infantil. Algunos autores minado de un determinado método puede ser
como Liberman (1982) demostraron la escasa perjudicial para niños inmaduros, ya que pue-
influencia de estos aspectos en el aprendizaje den creársele —a éstos y a sus familias— unas
de la lectura en pro de una importante relación preocupaciones y tensiones innecesarias y
entre las habilidades metalingüísticas y el ren- potencialmente negativas para su aprendizaje.
dimiento lector en los primeros años.
Para Coltheart (1979), una idea errónea de la
Doman (1970) afirma que el mejor momento «madurez» ha centrado la enseñanza lectoes-
para enseñar a leer es a los dos años y añade en critora en una serie de prerrequisitos (laterali-
su obra: «cuanto más pequeño es un niño cuan- dad, esquema corporal, orientación espacial y
do aprende a leer, más fácil le resultará leer y temporal...) considerados determinantes en
mejor leerá», aunque la mayoría de los autores este proceso, hasta el punto de pretender expli-
(entre ellos: Fernández, Llopis y Pablo, 1974, car todos los trastornos de escritura en función
2002: 38; Huey, 1908; Ingram, 1983) se oponen de las mismas, cuando estos aspectos no son
señalando como edad óptima la comprendida más que variables que correlacionan con la

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escritura, pero no la determinan (Fischer, Liber- representación interna a nivel cerebral), y la fono-
man y Shankweiler, 1977; González, 1984; Jimé- lógica o indirecta (que permite acceder al signifi-
nez y Artiles, 1990; Mann y Liberman, 1984; cado traduciendo los grafemas en fonemas).
Mann, Liberman y Shankweiler, 1980; Vellutino, Ambas rutas son complementarias y simultáneas
1979). Según algunos datos, cada vez se observa durante la lectura. Para ello se requiere haber vis-
con mayor claridad que los fracasos en lectura to la palabra las ocasiones suficientes como para
raramente se deben a procesos perceptivos, sino tener almacenada su representación ortográfica
a una mala consolidación de la asociación de en el cerebro —por parte de la ruta visual—, y
determinados fonemas a sus grafemas correspon- aprender a utilizar las reglas de conversión fone-
dientes (Cuetos, 1990)1. No obstante, ciertas ma grafema (en adelante RCFG) —en el caso de
capacidades cognitivas y lingüísticas que proba- la fonológica—. La ruta es seleccionada en fun-
blemente sí influyan en el aprendizaje lectoescri- ción de diversos factores: características del lec-
tor son: conciencia fonológica, memoria a corto tor, método... y, de manera muy importante, en
plazo (MCP), memoria a largo plazo (MLP), léxi- función de la edad, ya que, en castellano, durante
co fonológico y coordinación viso-motora. Así, los primeros momentos del aprendizaje lector se
Coltheart se opone al concepto de «madurez», usa principalmente la ruta fonológica, mientras
aduciendo que fue desarrollado «por analogía que en edades más avanzadas, cuando ya se posee
con la adquisición de otras destrezas como hablar una cantidad suficiente de representaciones orto-
o caminar». Para él, gráficas internas, se utiliza la ruta visual (Domín-
guez y Cuetos, 1993; Valle, 1989)2. En palabras
«la lectura no es una destreza natural que se desa- de Frith (1985)3, «la nueva estrategia no sustitu-
rrolle espontáneamente, sino que es artificial y nece- ye a la adquirida en la etapa anterior, sino que se
sita de una enseñanza sistemática, por lo que no tie- añade a ésta». Esta fase se alcanza y perfecciona
ne sentido hablar de madurez para la lectura». con la lectura repetida de las palabras a través de
la ruta fonológica, ya que así —y en «tan sólo
«No obstante, aunque para empezar a leer no sea unas pocas exposiciones» (Barron y Baron,
necesario tener adquiridas las habilidades psico- 1977)4—, se llega a formar su representación léxi-
motrices, el hecho de tener desarrollados ciertos ca, que será usada en la ruta visual5.
aspectos fonológicos, lingüísticos y cognitivos
favorecerá su aprendizaje lector [...]; si dispone de
ciertas capacidades esa tarea le puede resultar más Los métodos de enseñanza-
sencilla» (Cuetos, 1996: 104). aprendizaje de la lectoescritura

Entre ellas: el reconocimiento de palabras y El conocimiento de estas rutas es una de las


dentro de éste, el mecanismo de conversión bases fundamentales que ha llevado a elaborar
fonema-grafema, así como poseer cierto desa- los distintos métodos de enseñanza de la lecto-
rrollo del lenguaje oral y del sistema cognitivo. escritura. Se puede hablar de dos métodos
puros: el sintético (consistente en sintetizar
Coltheart (1978) propone un modelo de doble varios grafemas para obtener sílabas, palabras y
ruta para la lectura —consensuado además por la frases) —del que surgieron los métodos alfabéti-
mayoría de los autores, entre ellos: Ellis, 1984; co, del deletreo, silábico, fonético, onomatopéyi-
Liberman, 1982; Morton, 1980; Morton y Patter- co, nuevo deletreo (intermedio entre el deletreo y
son, 1980; Patterson y Shewell, 1987—, que pos- el fonético), gestual, fotosilábico (persistente
tula que para acceder al significado de las en nuestros días)...— y el analítico o global
palabras existen dos rutas: la visual (también lla- —impulsado por Decroly (1907)6—, consistente
mada ortográfica, léxica o directa, a través de la en partir de un texto significativo, extraer de él una
que la ortografía conecta directamente con su frase, reconocer sus palabras (progresivamente

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más familiares) y, finalmente, realizar ejercicios de estimulante para la lectura por Chall, Jacobs y
análisis y síntesis de sus grafemas. De éste surgió Baldwin, 19908), frente al sintético, demasiado
el método natural (expandido por Célestin Freinet abstracto para la mente infantil. No en vano, éste
en 1925) divulgado a partir de la década de los 70. ofrece mayores dificultades para los alumnos
con necesidades educativas especiales (especial-
En palabras de S. Fernández (1987: 89): mente, con retraso mental o dislexia).

«en general, se acusa a los métodos globales de «Para el castellano —idioma transparente— parece
estar en el origen de numerosas dislexias y disor- que el método más aconsejable es el fonético porque
tografías, ya que los niños no llegan a reconocer sólo consta de tres reglas especiales dependientes
suficientemente las particularidades de las letras del contexto, por el reducido número de sílabas y la
ni de las sílabas, ni se hacen íntegramente con las simplicidad a la hora de formarlas [...] y por el con-
estructuras de la palabra». secuente bajo número de correspondencias letra-
sonido, que reduce el aprendizaje de la lectura a un
Según los estudios de Alegría (1985), el alum- periodo muy breve» (Cuetos, 1996: 108).
nado que aprende a leer por el método global
(así como también las personas adultas analfa- En cualquier caso, tiene mayor importancia la
betas) carece de habilidades para conocer la manera de emplear el método, más que el méto-
estructura fonética de la lengua, frente al alum- do en sí.
nado que aprende por el método fonético, que
sí desarrolla esta habilidad. «Es posible que no exista el método ideal9 y el
mejor método sea el mejor profesor; el profesor
Siguiendo a Cuetos (1996: 107), «debemos hacer atento al desarrollo e interés de sus alumnos,
uso de ambos métodos con objeto de desarrollar conocedor de la lengua y abierto críticamente a
ambas rutas de lectura». Esta idea es la que hizo las aportaciones de nuevas experiencias y de
surgir los llamados métodos mixtos en los que nuevas investigaciones» (Fernández, 1987: 91).
normalmente se parte del método global (tenien-
do en cuenta los centros de interés del alumna- No obstante, Cuetos (1996: 108) expone:
do) y se finaliza con el aprendizaje sistemático de «cualquiera que sea el método por el que el
las sílabas y las letras (método sintético). Son niño aprende a leer, antes o después, tendrá
numerosos los estudios (Perfetti, 1985 y otros que aprender las RCFG». Venezky (1978) afir-
autores7) que resaltan que el aprendizaje explíci- ma que la diferencia entre los métodos de ense-
to de las reglas de decodificación fonética, la ñanza de la lectoescritura radica en el momen-
automatización del reconocimiento de las pala- to en que se dedican al aprendizaje de estas
bras... (llamadas actividades de bajo nivel) facili- reglas, ya que los métodos sintéticos inician
tan los procesos de alto nivel (adivinación, esta tarea desde el principio, mientras que los
inferencias...) y, por lo tanto, la comprensión, globales la posponen a etapas posteriores.
necesaria para una lectura eficaz.
Swoden y Stevenson (1994) compararon las
Todos los métodos de enseñanza-aprendizaje de estrategias lectoras de niños que aprendieron a
la lectoescritura presentan ventajas e inconve- leer por el método global con niños que apren-
nientes. Aquellos que defienden el método glo- dieron por un método mixto. Los que apren-
bal o analítico lo hacen alegando que éste es más dieron por el método global utilizan casi exclu-
rápido, interesante y motivador (inadecuado sivamente una estrategia logográfica, mientras
para niños en situación de desventaja sociocul- que los otros usan, además, estrategias fonoló-
tural, que improbablemente sean ayudados por gicas. La lectura logográfica («existente en los
sus familias, y que ha sido calificado de poco niños de cuatro o cinco años» —según Cuetos,

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1996: 98—) impide leer palabras desconocidas y palabra que corresponden a las letras, condición
puede fallar si cambia algún rasgo gráfico básica para desarrollar un sistema de normas que
(Gough, Juel y Griffith, 1992). Y ello, obviamen- le posibilite la adquisición de un código fonoló-
te, afecta a la comprensión lectora. Para Cuetos gico a partir de una representación ortográfica».
(1996: 18), es curiosa la paradoja que se produce
en el tránsito de educación infantil a primaria, en c) Conciencia fonológica.
la que los profesores de los primeros niveles se Ha adquirido una gran relevancia, tras
muestran orgullosos de que sus alumnos «saben numerosos estudios, como aspecto más
leer», mientras que los de los niveles siguientes influyente en el aprendizaje lector (en
se quejan de lo contrario. El error se halla en sen- detrimento de los tradicionales aspectos
dos conceptos acerca de lo que es «leer»: para perceptivo-motrices), concretamente, como
unos, interpretar signos, para otros, compren- aprendizaje previo a la decodificación. La
sión, entender la funcionalidad de la lectura. Esto conciencia fonológica (o metaconoci-
justifica la necesidad de aunar los esfuerzos del miento fonológico) se refiere a la habili-
claustro de ambos niveles educativos, centrando dad para reflexionar conscientemente
el trabajo en equipo en los receptores directos de sobre los segmentos fonológicos del len-
la enseñanza de la lectura y la escritura. guaje oral (Sinclair, Jarvella y Levelt,
1978; Tunmer, 198910). Ésta no constitu-
ye una entidad homogénea sino que se
La conciencia metalingüística compone de diferentes niveles (Jiménez y
Ortiz, 2001: 25-27):
Para automatizar la necesaria decodificación
lectora (siguiendo a Jiménez y Ortiz, 2001: 20) 1. Conciencia silábica: habilidad para seg-
y hacer más fluido este proceso se requiere: mentar, identificar o manipular cons-
cientemente las sílabas de una palabra.
a) Aprender las asociaciones entre los grafe- En diversos estudios se ha demostrado
mas y sus correspondientes fonemas. que este nivel precede a la conciencia
Según autores como U. Frith (1985), en el fonémica (Rosner y Simon, 1971;
aprendizaje lectoescritor se atraviesan Liberman et al., 1974, 1977).
varias etapas no necesariamente sucesivas 2. Conciencia intrasilábica (nivel interme-
ni acumulativas: entender la finalidad de la dio entre conciencia silábica y fonémi-
lectoescritura; reconocimiento de las pala- ca): habilidad para segmentar las síla-
bras (lo que conlleva mayor dificultad); bas en sus componentes intrasilábicos
aprender las reglas de conversión fone- de onset (grupo consonántico inicial) y
ma/grafema —RCFG— y viceversa — rima (Harris, 1983; Treiman, 1985).
RCGF—; y aprender a unir los fonemas 3. Conciencia fonémica: habilidad metalin-
para dar lugar a unidades mayores con sig- güística que implica la comprensión de
nificado (etapa de gran complejidad debido que las palabras habladas están cons-
a la arbitrariedad de la lengua y en la que, a tituidas por unidades sonoras discretas
partir de los 6 años aumenta considerable- —fonemas— (Ball, 1993). Este nivel es
mente la capacidad de segmentación, tal y más difícil para los niños, ya que los
como comprobó Liberman en sus trabajos). fonemas aparecen coarticulados en las
b) Combinar los segmentos fonológicos palabras (Cossu, Shankweiler, Liber-
para obtener la pronunciación de la pala- man, Katz y Tola, 1988; Jiménez, 1989).
bra. Siguiendo a Díez y Alonso (1993: 17)
«para que un niño llegue a ser un hábil lector, «Que el niño disponga de una conciencia fonoló-
tiene que haber identificado los segmentos de la gica antes de comenzar a leer es un prodigioso

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predictor del éxito lector» (Bradley y Bryant, fonémica también puede desarrollarse a partir
1983)11, aunque, por otra parte, las investigacio- de la instrucción en un silabario (requiriendo
nes indican que la lectura desarrolla, a su vez, la este método de más tiempo).
conciencia fonológica. González (1993: 103 y
104) manifiesta al respecto que Son tres las explicaciones acerca del proceso de
desarrollo de las habilidades metalingüísticas
«el desarrollo fonológico es anterior al aprendiza- (Jiménez y Ortiz, 2001: 27-28). Según una de
je de la lectura, pero existe un período de solapa- ellas, forma parte del proceso de adquisición del
miento entre la culminación del primero y el ini- lenguaje oral (Clark y Andersen, 1979; Marshal
cio del segundo, que hace que el conocimiento y Morton, 1978); para otros autores, éstas se
fonológico revele un papel especial e importante adquieren después del lenguaje oral como con-
tanto en uno como en otro, en ese período.» secuencia de la escolaridad formal (especial-
mente del aprendizaje de la lectura), lo que cho-
De lo que no hay duda es de que la conciencia ca con las investigaciones que han encontrado
fonológica está relacionada con la habilidad lec- que algunos niños prelectores y adultos analfa-
tora, tal y como lo demuestran diversos estudios betos poseen conciencia metalingüística (Brad-
(Arnqvist, 1990; Ball y Blackman, 1988; Bradley ley y Bryant, 1983; Kolinsky, Cary y Morais,
y Bryant, 1983; Carrillo, Sánchez, Romero y 1987; Liberman, Shankweiler, Fisher y Carter,
López, 1990; Defior y Tudela, 1994; Fox y 1974; Lundberg, Frost y Petersen, 1988;
Routh; 1984; Lencher, Gerber y Routh, 1990; Morais, Beertelson, Cary y Alegría, 1986).
Lundberg, Frost y Petersen, 1988a; Olofsson y
Lundberg, 1983; Ortiz, 1994; Sebastián y Maldo- Una tercera explicación considera que la concien-
nado, 1984; Share, Jorm, McLean y Mathews, cia metalingüística se desarrolla entre los 4 y los 8
1984; Tornéus, 1984; Treiman y Baron, 1983)12. años, una vez concluido el proceso de adquisición
del lenguaje oral (Flavell, 1981; Tunmer y Flet-
No obstante, existe una larga polémica entre cher, 1981; Tunmer y Herriman, 1984). Hay auto-
estos autores acerca de si la conciencia fonológi- res que señalan que la aparición de la conciencia
ca es prerrequisito necesario para la adquisición fonológica tiene lugar en torno a la edad de 4-5
lectora, si es consecuencia de ésta o si existe una años (Calfee, Chapman y Venezky, 1972; Liber-
relación recíproca entre ambas. Todo ello depen- man y Shankweiler, 1977; Liberman, Shankweiler,
de del nivel de conciencia fonológica analizado Fisher y Carter, 1974), mientras que otros la sitú-
en los diferentes estudios de estos autores. an en 6-7 años (Bruce, 1964). Estas diferencias
obedecen, de nuevo, a los niveles de conciencia
En cualquier caso, cabe destacar por su consis- fonológica que los autores hayan considerado
tencia, un estudio realizado por Read, Zhang, (Jiménez y Ortiz, 2001: 42). En cualquier caso,
Nie y Ding (1986) en el que demostraron que Treiman y Zukowsky (1991)13 compararon el
los alumnos entrenados en un sistema de lectu- conocimiento de los tres niveles lingüísticos: los
ra logográfica demuestran carecer de concien- hallazgos sugieren la existencia de una progresión
cia fonémica. Esto llevó a los autores a concluir evolutiva que va desde el conocimiento de las síla-
que no es la habilidad lectora en sí misma la bas al conocimiento de unidades intrasilábicas
que facilita el desarrollo de la conciencia foné- (onset-rima), y, finalmente, al conocimiento foné-
mica, sino que es la lectura de un sistema alfa- mico. Liberman, Shankweiler, Fisher y Carter
bético la que produce tal efecto y, por lo tanto, (1974) comprobaron que pocos niños conseguían
la adquisición de la conciencia fonémica segmentar en fonemas antes de los seis años. Esta
requiere la instrucción en el código alfabético. capacidad, sin embargo, aumenta bruscamente
Paralelamente, Mann (1986) concluyó en sus con el aprendizaje de la lectura, especialmente si
estudios que la adquisición de la conciencia se les enseña a leer con métodos fonéticos.

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«Alegría, Pignot y Morais (1982) comprobaron infantil, se mantiene 2 y 3 años después de finali-
que los niños de seis años enseñados a leer con zada la intervención» (Jiménez y Ortiz, 2001: 86).
métodos fonéticos tenían una mayor capacidad
para segmentar en fonemas que los niños de Otros estudios revelan que las habilidades
similar edad enseñados con el método global» metalingüísticas surgen en la etapa de educación
(Cuetos, 1996: 105). infantil, justo el momento en el que se viene ini-
ciando el aprendizaje de la lectura y la escritura
«Todo esto no quiere decir que los niños tengan desde la Ley de 1970 y que la frustrada Ley de
que ser plenamente conscientes de la estructura Calidad (LOCE) ha pretendido iniciar con
fonológica del lenguaje antes de aprender el len- carácter obligatorio.
guaje escrito. Más bien, se sugiere que algún
nivel mínimo de conciencia fonológica sea alcan- Hasta ahora, son pocos los programas en los que
zado para aprender las correspondencias letras- se enseña al niño a segmentar la palabra en fone-
sonido y, por consiguiente, sea más fácil des- mas previamente a su conversión en grafemas, o
componer el código ortográfico» (Jiménez y en los que se enseñen explícitamente estrategias
Ortiz, 2001: 33-34) de procesamiento sintáctico o a realizar inferen-
cias. Igualmente, según Cuetos, Rodríguez y Rua-
Estos autores creen muy oportuno estimular a no (2002: 5 y 7) «la evaluación de la lectura sigue
los niños de educación infantil, lo que les ha lle- centrándose en los factores de velocidad, precisión
vado a elaborar y aplicar un programa de entre- en el descifrado y memoria de texto». De hecho,
namiento en conciencia fonológica (PECONFO) añaden «los programas que tratan de mejorar la
de cuyos resultados se extrae que el entrena- lectura enseñando a leer más deprisa, lo consiguen
miento sistemático puede estimular el desarrollo a fuerza de perder en comprensión». Es cierto que
de la conciencia fonológica entre no lectores y una lectura lenta dificulta la comprensión y la
facilitar el acceso al código alfabético14. retención de frases complejas, pero es preferible
dejar pasar un tiempo para aumentar la velocidad,
Con el desarrollo de la conciencia fonológica única forma de alcanzar dicha comprensión.

«se trata de que los niños, de una manera natural,


realicen una reflexión metalingüística encaminada a El lenguaje oral antes que el escrito
descubrir que el habla que utilizan no es algo conti-
nuo, sino que está formada por una serie de ele- Es importante llevar a cabo por parte del logo-
mentos sobre los que es preciso que tomen concien- peda (contando con la colaboración de los
cia, para posteriormente, proceder a los procesos de maestros-tutores de infantil) programas de esti-
codificación y decodificación necesarios para la lec- mulación temprana del lenguaje oral, ya que
toescritura» (Díez y Alonso, 1993: 51). para que el niño hable correctamente (haciendo
referencia al acto físico del habla) es necesario
Las conclusiones generales a las que se llega desarrollar unas habilidades previas (praxias
con estos, no pocos, estudios bucofaciales, respiración y soplo, discrimina-
ción auditiva, articulación...) imprescindibles
«revelan que este tipo de entrenamiento tiene para evitar que algunos alumnos lleguen a la
mayores repercusiones en la habilidad lectora educación primaria con dificultades para afron-
cuando se implementa conjuntamente con un tar el aprendizaje de la lectura y la escritura. Las
programa de entrenamiento en las RCGF y cuan- dificultades fonológicas llevan implícito un
do se aumenta el grado de sistematicidad del déficit de conciencia fonológica —necesaria
entrenamiento. Además, el efecto del mismo para aprender a leer (según diversos autores)—,
cuando los niños están en período de educación que lleva a los niños a no hacer un buen uso de

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los fonemas de su lengua, apareciendo procesos de cada texto que le rodea. Al entrar en la educa-
de simplificación del habla, que más adelante se ción primaria, el niño amplía su contexto social
reflejarán en la escritura. y lingüístico, y conforme utiliza el lenguaje enri-
quece su vocabulario y amplía la semántica, lo
Cuetos (1996: 110) propone unas fases en el hace más preciso, desarrolla la sintaxis...
proceso de enseñanza / aprendizaje de la lecto-
escritura en castellano (no necesariamente La entrada en la escuela trae consigo un enrique-
alternativas ni sucesivas) que se exponen a con- cimiento importante —cualitativo y cuantitati-
tinuación resumidamente: vo— del léxico y por ende, de la cultura (enten-
diendo que el léxico es inherente a cada contexto
1. Enseñanza, mediante el método global, de sociocultural y a cada situación), adaptándose el
las palabras de uso frecuente por parte de alumnado a los mismos de forma intuitiva, pre-
los pequeños, para hacerles conscientes parándose para la adquisición de los distintos
de la finalidad de la lectura. códigos lingüísticos, entre ellos la lectura y la
2. Enseñanza de las RCFG, partiendo de lo escritura. Éste conseguirá enriquecer el léxico
simple (vocales) a lo complejo (grupos infantil y viceversa, la consecución de un léxico
consonánticos), utilizando métodos foné- rico facilitará el aprendizaje lectoescritor.
ticos y/o silábicos.
3. Ejercitación de la ruta visual, para incre- No obstante, a la escuela llegan niños de todos
mentar la velocidad lectora. los medios socioeconómicos y culturales, cada
4. Entrenamiento del procesamiento sintác- uno con un bagaje lingüístico afín a sus caracte-
tico, que facilite la extracción semántica. rísticas (edad, ambiente sociocultural y afectivo,
5. Automatización y perfeccionamiento de capacidad intelectual...). Estas diferencias lin-
la lectura. güísticas plantean un serio problema a la hora de
integrarse adecuadamente en la escuela, especial-
En la escuela se le da mayor importancia a la len- mente a aquellos alumnos con pobreza lingüísti-
gua escrita en detrimento de la oral, sin ser cons- ca. Ayudar a los niños de las clases sociocultu-
cientes de que sobre un lenguaje oral pobre no se ralmente desfavorecidas a adquirir el código
puede estructurar el lenguaje escrito (o leído) elaborado es ayudarles a no estar condenados al
—de código elaborado— que pretende la escue- fracaso desde antes de entrar en los años escola-
la. Para Peñafiel y Fernández (2000: 146)15, «la res (Bernstein, 1988; Peñafiel y Fernández, 2000:
clave del éxito en el lenguaje escrito está en el 141)16. Por ello, es muy importante aprovechar la
oral». No obstante, ¿por qué no entender tam- plasticidad del alumnado de la educación infantil
bién el lenguaje escrito como lanzadera para y primer ciclo de primaria para estimular y facili-
desarrollar y enriquecer el lenguaje oral (aumen- tar la adquisición y el desarrollo del lenguaje con
to del vocabulario, mejora de la sintaxis...)? labores de prevención y compensación. Ayudar
al niño a adquirir el código elaborado significa
Antes de que el niño, en el colegio, empiece a tra- ofrecerle la oportunidad de aprender a manejar el
bajar las letras, las palabras... ya ha sido bombar- lenguaje, siendo éste la principal herramienta de
deado con el lenguaje escrito a través de distintos trabajo en la escuela (Palacios, 1979).
medios: anuncios urbanos, letreros, etiquetas,
publicidad de televisión..., con lo que, inintencio- Entre las propuestas de intervención en este
nadamente en el sentido didáctico (aunque sí con sentido, destacan el programa de «Filosofía
bastante intención por parte de determinados para niños» de Lipman (1975)17, utilizando la
productos que ven al niño como un consumidor discusión como método para desarrollar las
en potencia —pero éste es otro tema—), se está habilidades para pensar, o el de «Juegos de
motivando al niño a la búsqueda del significado Lenguaje» de Pardal (Cádiz, 1991), consistente

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Mi primer día en la escuela primaria y... ¿ya sé leer?

en una adaptación del programa de Bernstein otras habilidades relacionadas. Con ello pretende-
a la realidad española. Bereiter-Engelmann (1977) mos eliminar diferencias y facilitar el proceso de
parten de varias premisas a la hora de llevar a aprendizaje de la lectoescritura, pero sólo actua-
cabo programas específicos de intervención mos sobre un sector concreto de la población
con niños desaventajados culturalmente, entre infantil (que asiste a la escuela), ya que, por otro
ellas, que el déficit no se subsana con la esco- lado, involuntariamente estamos resaltando las
laridad, sino que, conforme ésta avanza, se diferencias entre alumnos de distinto nivel socio-
encuentran más retrasados con respecto a los cultural (asistencia vs. absentismo)18. ¿Cómo
demás. mitigar estas diferencias que se hacen más paten-
tes con la entrada en la etapa primaria, ya de
carácter obligatorio? La solución más viable es la
Conclusiones atención individualizada y específica de aquellos
alumnos de primaria, que posiblemente serán
Por ello, insisto, es necesaria la atención tempra- catalogados por muchos como alumnos con nece-
na por parte de logopedas, maestros, psicólogos sidades educativas especiales, que no asistieron a
(en un trabajo realmente interdisciplinario, con- educación infantil y no recibieron, por lo tanto,
sensuado y centrado en el referente primordial: el un entrenamiento prelector. Con la entrada en la
alumnado), que permita un óptimo desarrollo educación primaria, se producirá un choque
del lenguaje oral y su proyección en el aprendi- importante entre los alumnos de nueva escolari-
zaje de la lectoescritura, y el consecuente desa- zación y los escolarizados con anterioridad, al que
rrollo, enriquecimiento y explosión del mismo la escuela debe enfrentarse aportando los recursos
lenguaje (oral y escrito), de la cognición, la cul- personales necesarios (tanto en calidad como en
tura y de la capacidad creativa. cantidad) que se encarguen de proporcionar la
solución más adecuada en cada caso.
Partiendo inicialmente de la estimulación del
desarrollo del lenguaje oral (aprovechando la Se ha de añadir a todo esto el deseo —frustra-
plasticidad cerebral de la infancia), se puede do— de la Ley de Calidad (que, por otro lado,
evitar que sus posibles alteraciones deriven en podría plantearse con posterioridad por cual-
otros problemas propios del lenguaje escrito. quier otra ley educativa que surja en nuestro
Para ello, es fundamental la detección precoz país) de incluir la iniciación al aprendizaje lec-
de las mismas «tan pronto como se aprecie la toescritor con carácter obligatorio entre los 3
dificultad o se atisbe la posibilidad de su apari- y los 6 años. Bajo mi punto de vista, esto es una
ción» (Gallego, 1999: 45). Sería muy conve- incongruencia que perjudica al alumnado más
niente, en este último ciclo, realizar programas desfavorecido por sus circunstancias psicológi-
de entrenamiento prelector, teniendo en cuen- cas, sociales, familiares... ¿Lectoescritura obli-
ta el nivel madurativo de cada niño. gatoria en una etapa voluntaria? Me parece una
imprudencia que acentúa las diferencias socia-
El problema surge cuando, con frecuencia, se les, en lugar de atenuarlas.
observa que ciertos alumnos no asisten periódica-
mente a clase en la etapa infantil —de carácter
voluntario— o ni siquiera están escolarizados; si Agradecimientos
este alumnado, además procede de ambientes
deprivados socioculturalmente, cuyo código lin- Mi más sincero agradecimiento a Sylvie Ferrón
güístico restringido choca con el código elabora- Petitjean (Psicólogo) y Antonio Hernández
do de la escuela, los problemas serán aún mayo- Fernández (doctor en Ciencias de la Educación
res (sobre todo en la educación primaria). Lo y Logopeda), que me han prestado su ayuda en
ideal es desarrollar la conciencia fonológica y todo momento.

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Celeste Rodríguez Martín

8
Citado por Defior Citoler, S. (1996) Las dificul-
Notas tades de aprendizaje: Un enfoque cognitivo. Málaga:
1 Aljibe, 60.
Citado por Cuetos, F.; Rodríguez, B. y Ruano, E. 9
Véase encuesta de Saltiel, M. (1979) Apprendre
(2000) PROLEC: Batería de evaluación de los procesos lec-
á lire á l’école. Le Monde de l’éducation, enero.
tores de los niños de Educación Primaria. Madrid: TEA, 7. 10
Citado por Jiménez González, J. E. y Ortiz
2
Citado por Cuetos, F.; Rodríguez, B. y Ruano, E. González, M.ª R. (2001) op. cit., 23.
(2000) op. cit., 9. 11
Citado por Cuetos Vega, F. (1996) op. cit., 105.
3
Citado por Jiménez González, J. E. y Ortiz Gonzá- 12
Para más información: Jiménez González, J. E.
lez, M.ª R. (2001) Conciencia fonológica y aprendizaje de la y Ortiz González, M.ª R. (2001) op. cit., 35-42 y 81-
lectura. Teoría, intervención y evaluación. Madrid: Síntesis, 91.
18. 13
Citado por Jiménez González, J. E. y Ortiz
4
Citado por Cuetos Vega, F. (1996) op. cit., 100. González, M.ª R. (2001) op. cit., 29.
5
Véase Cuetos, F.; Rodríguez, B. y Ruano, E. 14
Para más información Jiménez y Ortiz (2001)
(2000), op. cit. op. cit.
6
Citado por Jiménez, J. M. (1986) La prevención de 15
Peñafiel, F. y Fernández, J. D. (2000) Códigos
dificultades en el aprendizaje de la lectoescritura (El método lingüísticos y éxito escolar. En F. Peñafiel y J. D. Fer-
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Conquista del lenguaje en preescolar y ciclo preparatorio. Resolución de casos prácticos. Madrid: CCS, 133-147.
Madrid: Narcea, 89. 16
Ibídem.
7 17
Citado por Rodríguez Jorrín, D. (2001) Dificulta- Véase Cuadernos de Pedagogía, 205.
des en lectura y escritura. Intervención desde la logope- 18
Para más información Sánchez Miguel, E.
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Abstract

Traditionally it has been believed that children were required to possess several perceptive abili-
ties which have constituted the central axle for work at school during long years, leaving aside
methalinguistic abilities, essential according to fresh investigations.
To begin reading and writing learning is necessary to develop, previously, oral language, so that
deficiencies will not interfere in written language. It would be, as well, necessary the training in
phonological conscience. To teach children this instrumental ability, different methods have
been used, that have marked the age to begin this learning, always inside a replete quantity of
opposing opinions.
The beginning of school brings about an important lexical enrichment that, in turn, will facilita-
te reading and writing learning. But, on the other hand, the beginning of school can stress lin-
guistic differences between children from high and low socio-cultural environments. This makes
too much patent the necessity to carry out an early intervention that avoid or mitigate these
social differences, so that disadvantageous students will have the same academic opportunities
as their other partners.

Key words: Reading and writing learning methods; Phonological conscience; Early inter-
vention.

700 • Bordón 57 (5), 2005

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