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RECONOCER AL PADRE Y A LA MADRE ES RECONOCERSE COMO HIJO

Busca un lugar donde puedas sentarte cómodamente

Arraiga tus pies en el suelo, siente tu espalda recta, toma algunas respiraciones
profundas… Imagina / visualiza / siente a tu madre frente a ti, no importa si está
viva o no, ni siquiera importa si la conociste.

Tómate unos segundos para observarla y sentir cómo reacciona tu cuerpo cuando
la tienes enfrente. Recuerda que la atención a tu cuerpo te trae siempre al
momento presente...

Observa las sensaciones físicas: ¿Son expansivas y de agrado? O, por el contrario,


¿sientes emociones contractivas y de rechazo?… Simplemente observa, sin juzgar
tus sensaciones, sentimientos o pensamientos… Sin pensar si eso está bien o está
mal... Si eso es lo que sientes o piensas, tiene un sentido… Solo permite que se
exprese lo que sientes, honestamente, ante la figura de tu madre…

Permanece en el silencio que todo lo contiene durante unos segundos. Ahora,


mira a tu madre a los ojos y dile:

“Tú eres mi madre y yo soy tu hija/o, más allá de lo que sucedió y d como sucedió.
Tú eres quien me dio la vida y por eso te doy gracias”

Y aún más, dile:

“Si reconozco a papá, si tomo agradecida/o aquello que él me ha dado, me abriré


a la fuerza de la vida, a la fuerza para avanzar y para salir al mundo.

Habitualmente es la madre la que facilita que el hijo o la hija puedan iniciar un


movimiento de acercamiento hacia el padre y tomarlo en su corazón. La lealtad
del niño pequeño está, inicialmente, junto a su madre. De esta manera, si mamá
ha tenido enfrentamientos con papá, o se siente “más grande” (mejor persona o
más poderosa que él), puede suceder que el niño, por lealtad a mamá, rechace a
su padre. Sin embargo, la persona adulta puede elegir, conscientemente, mirar a
papá y reconocerlo.

Imagina / visualiza / siente a tu padre frente a ti, no importa si está vivo o no, ni
siquiera importa si le conociste. Tómate unos segundos para observarlo y sentir
cómo reacciona tu cuerpo cuando lo tienes enfrente.

Recuerda que la atención a tu cuerpo te trae siempre al momento presente...


Observa las sensaciones físicas: ¿Son expansivas y de agrado? O, por el contrario,
¿sientes emociones contractivas y de rechazo?… Simplemente observa, sin juzgar
tus sensaciones, sentimientos o pensamientos… Sin pensar si eso está bien o está
mal... Si eso es lo que sientes o piensas, tiene un sentido… Solo permite que se
exprese lo que sientes, honestamente, ante la figura de tu padre…

Ahora, mira a tu padre a los ojos y dile:

“Tú eres mi padre y yo soy tu hija/o, más allá de lo que sucedió y de como sucedió.
Sin ti yo no estaría en este mundo y por eso te doy gracias”

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