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09 –
4º GRADO- CICLO VII
Querido estudiante, gracias por tu atención y ser parte de Aprendo en casa de Educación Religiosa. Iniciamos nuestra
experiencia de aprendizaje, poniéndonos en presencia de Dios Padre
ORAMOS
Oración de la Solidaridad
Enciende y mueve tu poder, Oh, Señor, y ven para que gracias a tu protección podamos ser
rescatados de los peligros que nos acechan por el pecado; y para que seas el Redentor que nos salve:
él que vive y reina con Dios Padre en unidad con el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de
los siglos. Amén.
INICIO:
Saberes previos
https://www.youtube.com/watch?v=o5IluDGVPaY
PRÓPOSITO
Fundamenta la presencia de Dios, dando razones para construir una familia y comunidad más unida a partir de
los valores y virtudes cristianas en este tiempo de espera a través de un afiche creativo.
JUZGAR: Es momento de contrastar nuestra realidad con la palabra de Dios, en ella debemos encontrar luces
para mejorar o cambiar las situaciones que acabamos de ver.
Reflexiono:
¿Cuál es tu tesoro?
Esta pregunta nos la deberíamos hacer todos, y seguramente la respuesta sería en diferentes cosas, ninguna de ellas
espiritual sino material: dinero, familia, bienes, casas etc. Sin embargo, nuestro tesoro debe ser nuestra fe en Cristo,
teniendo de tesoro cosas materiales, estamos caminando en tinieblas; pero ahora nos advierten de que una gran luz
está a punto de nacer, por lo que esta luz debe iluminarnos a seguir el camino correcto, así que estimado estudiante,
prepara tu corazón para recibir la LUZ DEL MUNDO.
CELEBRAR: Este momento, estará dedicado a reflexionar y orar a Dios agradeciendo por todo lo aprendido
en esta actividad.
ORAMOS
“¡Señor, Dios nuestro, ¡que admirable es tu nombre en toda la tierra! Tu majestad se levanta
por encima de los cielos… al ver el cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has
creado, ¿qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser humano para cuides de él? Lo
hiciste a penas inferior a un Dios, coronándolo de gloria y esplendor; le diste poder sobre la
obra de tus manos, ¿todo lo pusiste bajo sus pies…?”. Amén. (Salmo 8,1-10)