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El trabajo social en América Latina. La reconceptualización.

En América latina surgieron primero las


instituciones benéficas, generalmente vinculadas a la iglesia católica, denominación que
corresponde a las primeras décadas de su historia. La primera Escuela de servicio Social surgió en
Santiago de Chile, creada por el médico Dr. Alejandro del Rio en 1925con el apoyo del Dr. Rene
Sand, director entonces de la Escuela Católica de Bruselas. Todo nos lleva, pues, a la creación de
una escuela para formar funcionarios del Servicio Social. El 27 de mayo de 1924 se aprobó el
proyecto y el 4 de abril inició sus actividades, dependiendo de la Junta Central de Beneficencia,
con la dirección de la educadora belga Jenny Bernier.

En Argentina, el Servicio Social se instaló formalmente en plena crisis del treintaicuatro partir del
23 de junio de ese año, una institución privada, Museo Social Argentino, creó la primera Escuela
de Servicio Social, y a iniciativa del médico Dr. Germinal Rodríguez y de Alberto Zwank, quien fue
su primer director. Este último definió el Servicio Social “como el conjunto de métodos destinados
a desarrollar la personalidad del individuo o de la familia asistida, reajustándolo con el medio
ambiente en que vive”. Años más tarde, 1946, la Universidad Nacional de Buenos Aires creó la
Escuela de Asistentes Sociales, en la entonces Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, sobre la
base de una escuela similar, dependiente del Patronato de Recluidos y Liberadores, creada en
1941.

En 1954, se produjo la revolución cubana. Dos años después, la Alianza por el Progreso apuntó a
contrarrestar sus efectos en el “desarrollo de la comunidad”. El desarrollismo, nueva cara del
funcionalismo, nos “vendió” la idea que el subdesarrollo era una etapa de transición, de la que se
podía salir con el aporte de capital y tecnologías. Copiamos modelos, sin tener en cuanta, como
bien lo señaló Gertude Wilson, que “el Trabajo Social norteamericano es parte y producto de un
gran ámbito en el cual él vive, y no puede ser comprendido aparte de su contexto social”.

La práctica nos hizo asumir una actitud crítica, y así, desde la inconformidad contra el modelo
dominante del cual el Servicio Social era parte, asumimos en 1965, lo que quienes fuimos sus
protagonistas llamamos el movimiento de la reconceptualización. La reconceptualización, como
brote de rebeldía (y todo acto creador es transgresor), surgió casi simultáneamente en Santiago,
Concepción, Valparaíso, Antofagasta, Montevideo, Porto Alegre, Belo Horizonte, Rio de Janeiro, La
Paz, Manizales y Cali, Caracas, General Roca, Buenos Aires. Dos revistas de ésta última cuidad:
Selecciones del Servicio Social y Hoy en el Trabajo Social permitieron la interconexión entre
quienes empezamos el proceso, así como los encuentros del Primer Congreso Latinoamericano en
Porto Alegre en 1965, a los que siguieron en 1966 en Montevideo, en 1967 en General Roca,
Concepción en Chile en 1969, Cochabamba, en Bolivia, en 1970, Porto Alegre en 1972 y Lima en
1974.

Surgió como un proceso de cuestionamiento, revisión y búsqueda. El cuestionamiento llevó a un


profundo estudio de la realidad latinoamericana, su subdesarrollo y creciente dependencia
económica. La revisión partió de las fuentes mismas de la profesión, esencialmente de Mary E.
Richmond, analizo científicamente métodos, técnicas y procedimientos operativos, y búsqueda en
el sentido de lograr alternativas científicas de intervención que contribuyan a transformar
básicamente las situaciones problemas en las que los trabajadores sociales actuamos.
Como proceso, pasó por tres etapas. La primera etapa, 1965-2969 se gestó en Escuelas del Trabajo
Social, por ser estas instituciones donde convergen mayores posibilidades de quipos
interdisciplinarios de relativa autonomía política y de cambios.

Algunas críticas que se le hizo fueron las siguientes:

• De una fe reformista paso a una función sostenedora de la realidad social existente.

• Se centró en la atención de la patología humana.

• Su conocimiento fue empírico.

Algunas consecuencias fueron las siguientes:

• Análisis crítico de “las fuentes” de la profesión.

• Análisis crítico de las realidades latinoamericanas desde una perspectiva histórica.

• Restructuración interna de las escuelas de Trabajo social.

El segundo momento, a partir de 1969, se elaboraron distintas alternativas metodológicas. Como


lo señalo teresa Porzecanski, respondieron a tres corrientes:

• Tecnicismo, neopositivista.

• Concientizadora.

• Dialéctica.

Al cercenarse su avance por las dictaduras en casi todos nuestros países, la tercera etapa nos
permitió a algunos madurar y decantar el proceso, y a otros volver al conservadurismo tradicional,
el que no implica compromisos ni riesgos. Sin lugar a duda, la reconceptualización fue un hecho
significativo en la construcción del Trabajo social.

Referencias

kisnerman, N. (s.f.). Pensar el Trabjo Social. En N. Kisnerman, Pensar el Trabajo Social: Una
introducción desde el construccionismo (págs. 50-55). Buenos Aires-Mexico: Lumen.

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